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Escritos

ciclo de sus estudios superiores en 1747. El período que transcurre entre sentido de un idealismo espiritualista, por obra de Fichte especialmente, a
1747 y 1754 fue muy duro. Kant tuvo que trabajar como preceptor para quien Kant había ayudado mucho al comienzo de su carrera. Esta evoluì
ganarse la vida, oficio para el cual no estaba muy dotado. Sus biógrafos ción, que debía conmocionar el criticismo y transformarlo radicalmente,
señalan que debió tratarse de una época de auténtica miseria, dado que era algo fatal: la ilustración había agotado su dinamismo, nacía un nuevo
los funerales de sus padres fueron sufragados a expensas del erario públiì clima espiritual, y en dicho clima el criticismo trascendental tenía necesaì
co. No obstante, a pesar de lo difícil de su situación, Kant estudió muchísiì riamente que desarrollarse en un sentido idealista. Kant luchó durante un
mo, poniéndose al corriente y leyendo todo lo que se escribía en aquel cierto período de tiempo, pero después, comprendiendo probablemente
tiempo, sobre todo en los campos de las ciencias y la filosofía que más le que aquella interpretación de su pensamiento era imposible de detener, se
interesaban. encerró en un hermético silencio. Los años de la vejez fueron los más
En 1755 obtuvo el doctorado y la habilitación como profesor encargaì desdichados. Kant se vio afectado por el peor de los males que puede caer
do de curso en la universidad de Königsberg. En aquella época, al enì sobre un estudioso: quedó casi ciego, perdió la memoria y la lucidez inteì
cargado de curso se le retribuía en función del número de horas de clase lectual. Su vida se extinguió en 1804, reducido a un espectro de sí mismo.
que impartía y al número de alumnos que asistían a sus cursos. Es comì El frondoso anecdotario a que dio lugar su figura nos muestra sus
prensible, por lo tanto, que no fuese nada fácil la tarea de Kant. Como rasgos más característicos. Nunca se alejó de los alrededores de Königsì
encargado de curso enseñó en la universidad hasta 1770, año en que consiì berg; fue prusianamente metódico, muy escrupuloso y fiel a sus costumì
guió la cátedra universitaria con su tesis De mundi sensibilis atque intelligi- bres hasta el extremo. Se levantaba todas las mañanas a la misma hora (a
bilis forma et principiis. Antes, en 1758, ya se había presentado a un las cinco) y siempre a la misma hora de la tarde efectuaba su paseo, con
concurso, en el que no logró vencer. Fue elegido otro profesor, que estaba exactitud cronométrica. Fue siempre extremadamente puntual en sus claì
destinado a convertirse en una perfecta nulidad. Recordamos este hecho ses y cumplió siempre todos sus deberes.
únicamente para ilustrar uno de los rasgos destacados del carácter moral Herder, en una famosa carta, lo describió muy bien: frente ancha
de Kant. Se mostró completamente adverso a cualquier forma de arribisì -como si su cabeza hubiese sido construida adrede para pensar-, siempre
mo, ajeno a todos los manejos académicos, y jamás cayó en ninguna clase sereno, agudo y erudito, abierto a todos los elementos de la cultura conì
de adulación ante protectores poderosos. Pagó en su integridad el precio temporánea, Kant sabía valorarlo todo y relacionarlo «con un conociì
que cuesta confiar la propia carrera exclusivamente a las propias fuerzas, miento sin prejuicios de la naturaleza y con el valor moral de los
con una extremada dignidad, desapego y determinación. hombres».
A Kant le interesaban el saber y la investigación, no la carrera, la fama Esta última afirmación es la que mejor resume la personalidad de
o las riquezas, como lo demuestran otras vicisitudes de interés. El barón Kant, quien nos dice lo mismo acerca de él, con palabras muy parecidas,
von Zedlitz, en su calidad de ministro, le ofreció en 1778 una cátedrá en en el final de la Crítica de la Razón pura: «Hay dos cosas que llenan el
Halle, donde el salario era triple y los alumnos mucho más numerosos que ánimo de una admiración y una reverencia siempre nuevas y crecientes,
en Königsberg. Kant se negó y ni siquiera desistió de su rechazo cuando el cuanto más a menudo y más prolongadamente el pensamiento se detiene
ministro, para convencerlo, le ofreció además otro cargo. en ellas: el cielo estrellado por encima de mí y la ley moral que hay en mí.»
Los años que transcurren entre 1770 y 1781 constituyen el momento Esta frase, «el cielo estrellado por encima de mí y la ley moral que hay
decisivo para la formación del sistema kantiano. Después de una larga en mí», fue escrita sobre su tumba. Constituye el símbolo más auténtico
meditación surgió la primera Crítica (Crítica de la Razón pura, 1781), a la tanto del hombre como del filósofo Immanuel Kant.
que siguieron las otras grandes obras en las que figura el pensamiento
maduro de nuestro filósofo, en particular, las otras dos Críticas: la Crítica
de la Razón práctica, en 1788, y la Crítica del Juicio, en 1790. 1.2. Los escritos de Kant
Los últimos años de la vida del filósofo se vieron perturbados por dos
acontecimientos. En 1794 a Kant se le intimó a que no insistiera sobre las La fértil producción de Kant se divide en dos grandes grupos de escriì
ideas que había expresado acerca de la religión en su obra La religión tos: los precríticos y los críticos, es decir, aquellos en los que Kant expone
dentro de los límites de la mera razón. Al morir el rey Federico n en 1786, su filosofía crítica, perfectamente estructurada y madura. La serie de los
le había sucedido Federico Guillermo n, quien -después de destituir a von escritos precríticos acaba con la Disertación de 1770, la cual señala la
Zedlitz, gran admirador de Kant- se había atrincherado en posiciones parcial adquisición de aquella perspectiva que -al ser profundizada en los
reaccionarias. Kant obedeció. No se retractó de sus ideas, pero se calló, años siguientes- llevará en 1781 a una formulación definitiva del criticismo
afirmando que tal era su deber de súbdito y argumentando que -si bien es trascendental, que más tarde se despliega en todas sus facetas a través de
cierto que nunca hay que decir una mentira- no menos cierto es que no las obras posteriores.
siempre hay que proclamar abiertamente la verdad. Este episodio no gusì Ésta es la lista de las principales obras kantianas, cuyo título está
ta a muchos de sus biógrafos, pero es coherente con el personaje. precedido del año de publicación.
El otro acontecimiento posee un alcance histórico mucho más vasto.
El criticismo trascendental estaba siendo interpretado y desarrollado en el

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