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TEORÍA GENERAL DEL CONTRATO

Generalidades:

El artículo 1437 señala cuáles son las fuentes de las obligaciones: “Las obligaciones nacen,
ya del concurso real de voluntades de dos o más personas, como en los CONTRATOS o
convenciones; ya de un hecho voluntario de la persona que se obliga, como en la aceptación
de una herencia o legado y en todos los cuasicontratos; ya a consecuencia de un hecho que
ha inferido injuria o daño a otra persona, como en los delitos y cuasidelitos; ya por
disposición de la ley, como entre los padres y los hijos sujetos a patria potestad.”

Los contratos tienen la particularidad de ser la fuente más abundante para generar
obligaciones, no existe otra fuente de obligaciones para los particulares que no sea más
fecunda que los contratos o negocios jurídicos.

Los contratos tanto en general como en particular están normados, existen normas dentro
del código que establecen sus requisitos, sus elementos, estructura, efectos etc… Hay que
tener en consideración que toda esta normativa legal tanto del Código Civil como de
algunas leyes especiales, por ejemplo el arrendamiento, que regula los contratos, son
supletorias en cuanto que rigen en silencio de la voluntad de las partes, se aplican sólo para
el caso en que las partes no hayan acordado algo distinto. En consecuencia los particulares
pueden modificar, alterar, transformar con ciertas limitaciones toda esta regulación legal
que rige a los contratos.

Lo anterior no obstante no se aplica en el ámbito de los contratos propios del derecho de


familia, donde el principio de autonomía de la voluntad está restringido, existe sólo para
que se obste por contratar o no, pero celebrado que sea aquel contrato las consecuencias,
los efectos, los requisitos etc… están fijados por la ley y no pueden los particulares
alterarlo. Ejemplo: contrato de matrimonio. Esto debido a estar comprometido el interés
general de la sociedad en ellos.

Concepto de contrato:
El código civil define el contrato en el artículo 1438 “Contrato o convención es un acto
por el cual una parte se obliga para con otra a dar, hacer o no hacer alguna cosa.
Cada parte puede ser una o muchas personas.”

El concepto que da nuestro código civil ha sido tradicionalmente criticado por dos aspectos:

1.- Por un error o indeterminación en la terminología: Se identifican o dan como sinónimos


los términos contrato y convención, en circunstancias que la convención sería el género y el
contrato sería la especie. Todo contrato es una convención, pero no a la inversa. Así. la
resciliación, el pago y la tradición son actos jurídicos bilaterales o convenciones. pero no
son contratos.

2.- La segunda crítica al artículo 1438 del Código Civil, es que se entiende por esta norma
que el objeto del contrato serían una o más cosas que el deudor debe dar, hacer o no hacer:
En circunstancias que el objeto del contrato son las obligaciones que genera y el objeto de
las obligaciones son las prestaciones a que el deudor queda obligado en orden a dar, hacer o
no hacer alguna cosa.

De modo que cuando el artículo 1438 establece que en el contrato una parte se obliga para
con otra a dar, hacer o no hacer, se salta una etapa, pues alude a la prestación como objeto
del contrato, siendo que ella es el objeto de la obligación y no el objeto del contrato.

Mejor habría sido que el legislador hubiese dicho que el contrato engendra obligaciones y
que éstas tienen por objeto dar, hacer o no hacer alguna cosa.

Requisitos del contrato:

Según el artículo 1445, para que una persona se obligue a otra por un acto o declaración de
voluntad, es menester:

 Que sea legalmente capaz.


 Que consienta en el acto o declaración y que el consentimiento no adolezca de
vicios.
 Que recaiga sobre un objeto lícito.
 Que tenga una causa lícita.
En los contratos otra condición o requisito es aún indispensable; la observancia de las
formas prescritas por la ley.

En otros términos, los requisitos del contrato son los mismos de todo acto jurídico.

a) Requisitos de existencia:

 Consentimiento
 Objeto
Causa
 Solemnidades en los casos que la ley lo exige

a) Requisitos de Validez:

 Consentimiento exento de vicios


 Objeto lícito
 Causa lícita
 Capacidad

Elementos de los Contratos

De acuerdo con el artículo 1444, en cada contrato se distinguen las cosas que son de su
esencia, las que son de su naturaleza y las puramente accidentales.

Elementos esenciales:

Son de la esencia de un contrato aquellas cosas sin las cuales o no produce efecto alguno, o
degenera en otro contrato diferente.

Estos elementos esenciales del contrato pueden ser elementos comunes a todo contrato
(genéricos), como son el consentimiento, el objeto y la causa.

Pero pueden ser también específicos o particulares de cada contrato.

Por ejemplo, en el comodato, elemento de la esencia es la gratuidad. Si desaparece este


elemento, degenera en un contrato de arrendamiento.
Elementos de la naturaleza

Son de la naturaleza de un contrato las que, no siendo esenciales en él, se entienden


pertenecerle sin necesidad de una cláusula especial.

Las partes pueden convenir en eliminarlos.

Elementos accidentales

Son accidentales a un contrato aquellos elementos que ni esencial ni naturalmente le


pertenecen y que se le agregan por medio de cláusulas especiales.

Función económica y social de los contratos:

El contrato desde otro punto de vista tiene una función económica y social, existen
muchísimos contratos que se celebran a diario por la gran mayoría de las personas capaces
y que son contratos que pasan desapercibidos, debido a que son cotidianos. Ejemplo:
Cuando me subo a una micro, cuando compro un chocolate.

Todos estos contratos que se celebran a diario y pasan inadvertidos son el medio por el cual
el hombre en una sociedad moderna satisface sus necesidades y desde ese punto de vista el
contrato tiene una función económica que cumplir.

Junto a estos contratos sencillos hay por cierto contratos más complejos, de mucha mayor
importancia que no se pueden celebrar sin siquiera darse cuenta que se ha celebrado el
contrato, ya que estos otros contratos son complejos, requieren de un proceso de formación
del consentimiento y se deben aplicar todas esas reglas del código de comercio que regula
la formación del consentimiento.

Sean en consecuencia contratos simples o contratos de mayor complejidad, ambos cumplen


una función de tipo económico, porque es la forma que tiene el hombre para prestar
servicios, satisfacer necesidades etc…

El intercambio de bienes en las personas, la circulación de las riquezas, la prestación de


servicio se efectúa especialmente a través de contratos. El mundo de los negocios sería
imposible de concebir si no es con los contratos.
Ejemplo: Contratos que se celebran en una oficina bancaria, contratos de mutuo o
préstamo, de depósito, de prenda, de hipoteca, de fianza boleta bancaria etc.

También se señala que el contrato cumple una función social, en el sentido de que el
contrato es un medio de cooperación y de colaboración entre las personas. El trabajo, el
acceso a la vivienda, el estudio, el trasporte urbano etc… son realizados por medio de
múltiples contratos.

En los tiempos modernos ya no existe esa concepción individualista del contrato que
concibe en teoría a las partes en un pie de igualdad donde el contrato fluye por el libre
juego de las voluntades de manera que el contrato pasa a ser el resultado del querer
libremente convenido de ambas partes. Pero esa hipótesis se ha demostrado que es muchas
veces errónea porque no siempre las partes están en igualdad de negociar y así nace
entonces toda esta teoría del contrato dirigido, nace la noción del contrato de trabajo que
busca proteger a una parte del contrato que es más débil, donde el contrato no sería el fruto
de las negociaciones entre las partes (no confundir con situaciones distintas).

También se vincula esta función social con el principio de la buena fe que le impone a
todos los contratantes antes, durante y después del contrato, el deber de actuar de buena fe.

Principio de la autonomía de la voluntad.

Este principio consiste en que las partes son libres de establecer en el contrato su duración y
efectos, etc. Esta libertad de contratación no tiene mayores limitaciones que aquellas que
imponga la ley en defensa de las buenas costumbres o del orden público.

En virtud de este principio las disposiciones legales que regulan los contratos son
supletorios de la voluntad de las partes y pretenden interpretar esta voluntad que no ha
llegado a manifestarse.

Limitaciones al principio:

- Cuando no existe igualdad entre los contratantes: Por ejemplo, en el contrato de


trabajo.
- Teoría de la imprevisión: La cual permite que los tribunales puedan con
posterioridad a la celebración de un contrato alterar o modificar cuando surgen
circunstancias imprevistas e imprevisibles que hacen variar las circunstancias al
momento de celebración del contrato lo que genera un grave desequilibrio en las
prestaciones de las partes.

Clasificación de los contratos:

Los contratos admiten múltiples clasificaciones. Los artículos 1439 a 1443 del Código
Civil, establecen ciertas clasificaciones de los contratos y además existen otras
clasificaciones que agrega la doctrina.

1.-Contratos unilaterales y bilaterales. En atención a la circunstancia de que se


obligue una parte o ambas mutuamente. Artículo 1439 CC.

Art 1439 CC. “El contrato es unilateral cuando una de las partes se obliga para con otra que
no contrae obligación alguna; y bilateral, cuando las partes contratantes se obligan
recíprocamente.”

En esta parte de la materia hay que recordar la clasificación de los actos jurídicos en
unilaterales o bilaterales, dicha clasificación se hacía dependiendo del mínimo de
voluntades necesarias para que el acto jurídico nazca. Los actos jurídicos bilaterales
requieren de la concurrencia de dos o más partes, de manera que los contratos son siempre
actos jurídicos bilaterales y jamás un contrato va a ser un acto jurídico unilateral. De
manera, que el contrato unilateral o bilateral será siempre un acto jurídico bilateral porque
el criterio para calificar de unilateral o bilateral a un contrato está en las obligaciones que
engendra el contrato y así será unilateral el contrato que engendra obligaciones solo para
una parte y será bilateral el contrato que engendra obligaciones para ambas partes.

Esta clasificación no es de orden público, de manera que las partes pueden alterar la
calificación de un contrato bilateral o unilateral en la medida que no se afecten los efectos
esenciales del contrato.

La compraventa sin duda es un contrato bilateral que genera obligaciones para el


comprador de pagar el precio y para el vendedor de entregar la cosa vendida.
Hay contratos en que sí se podría alterar su calificación como ocurre por ejemplo con el
mandato que puede ser unilateral y bilateral, será unilateral cuando el único obligado es el
mandatario (obligado a realizar encargo y dar cuenta) y el mandante no tener obligación
alguna. Pero si el mandato es remunerado, es decir el mandatario va a recibir un pago por la
ejecución del mandato, el contrato del mandato es bilateral, porque el mandante asume
obligación de remunerar al mandatario.

También hay casos de contratos que en su origen nacen como contratos unilaterales, pero
que durante su desarrollo se pueden transformar en contratos bilaterales. Por ejemplo: El
contrato de comodato que engendra sólo obligaciones para el comodatario y en principio el
comodante no asume obligación, pero si durante la vigencia del comodato se hace necesario
que el comodante haga reparaciones o indemnizar un daño que produzca al comodatario,
ese comodato o préstamo de uso se transforma en un contrato bilateral.

Otro dato importante dice relación con que en los contratos bilaterales la causa de la
obligación de una de las partes es la obligación correlativa de la otra. Así la causa de la
obligación del comprador de pagar el precio de la compraventa estaría en la obligación del
vendedor de entregarle la cosa vendida.

Lo anterior no acontece en los contratos unilaterales, lo que significa que a la luz de esta
noción de la causa se desprenden importantes consecuencias y diferencias entre los
contratos unilaterales y bilaterales:

1.- La regla del artículo 1552 del Código Civil, se aplica sólo a los contratos bilaterales, la
excepción del contrato no cumplido, el principio de que la mora purga la mora sólo tendrá
aplicación en contratos bilaterales.

2.- La condición resolutoria tácita del artículo 1489 CC se subentiende sólo en los contratos
bilaterales.

3.- Solamente en los contratos bilaterales se plantea el problema de los riesgos, que consiste
en determinar si la extinción por caso fortuito de la obligación de una de las partes extingue
igualmente o deja subsistente la obligación de la otra.

4.- La Teoría de la Imprevisión también es propia de los contratos bilaterales.


Como se señaló esta clasificación se hace en atención al número de partes que resultan
obligadas por el contrato y los contratos bilaterales, esto es, aquellos contratos que generan
obligaciones para ambas partes se subdividen en contratos sinalagmáticos perfectos o
sinalagmáticos imperfectos. (Contrato bilaterales o sinalagmáticos)

Contratos sinalagmáticos perfectos: Son aquellos contratos que en su origen producen


obligaciones para ambas partes.

Contratos sinalagmáticos imperfectos: Son aquellos en que las obligaciones de las otras
partes no se originan con el nacimiento del contrato si no que se derivan, nacen o generan
durante la vida del contrato.

En consecuencia el contrato sinalagmático imperfecto nace en el fondo como un contrato


unilateral y por circunstancias posteriores se transforma en un contrato bilateral, que la
doctrina denomina sinalagmático imperfecto.

La gran diferencia entre uno y otro es que en los sinalagmáticos perfectos, las obligaciones
recíprocas entre las partes son interdependientes, están vinculadas o relacionadas y no es
una simple unión de obligaciones, sino que existe una interdependencia recíproca de las
obligaciones que las partes asumen y ésta interdependencia explica instituciones como la
excepción de contrato no cumplido / la condición resolutoria tácita/ teoría de los riesgos.

Ejemplo de sinalagmático imperfecto: Lo mismo ocurre tratándose del contrato de


depósito; en el momento de perfeccionarse el contrato se obliga únicamente el depositario,
a restituir la cosa que le ha sido entregada, pero a posteriori el depositante puede resultar
obligado a indemnizar al depositario las expensas de conservación de la cosa, como
también los perjuicios que sin culpa suyo le haya ocasionado el depósito (artículo 2235).

En estas tres instituciones (excepción de contrato no cumplido / la condición resolutoria


tácita/ teoría de los riesgos) se evidencia esta interdependencia y por eso es que si una parte
no cumple con lo pactado no tiene legitimación para exigir el cumplimiento de la otra, por
lo mismo si una parte no cumple la otra tiene derecho a demandar la resolución lo que
demuestra que en éstos contratos sinalagmáticos perfectos o bilaterales propiamente tales,
como también se les denomina, las obligaciones de las partes dependen unas de otras y no
es una simple unión de obligaciones.
En el caso de los contratos sinalagmáticos imperfectos se producen cuando habiendo nacido
como contratos unilaterales durante el tiempo de ejecución del contrato, nacen obligaciones
para una parte, que en su origen no estaba obligada y las obligaciones de las partes no son
interdependientes como en los contratos bilaterales propiamente tales, aquí simplemente
son una unión de obligaciones, desvinculadas entre sí y en consecuencia aquí no hay
excepción de contrato no cumplido, ni condición resolutoria tácita. Se dice en consecuencia
que estos contratos más bien son contratos unilaterales y que por razones posteriores a la
génesis del contrato una parte que no estaba obligada asume obligaciones para con la otra.
Aquí no hay obligaciones correlativas en la esfera de los efectos del contrato y es la gran
diferencia con los contratos sinalagmáticos perfectos.

El interés que tiene calificar un contrato de sinalagmático perfecto o sinalagmático


imperfecto está en estas tres instituciones que no tienen aplicación en los imperfectos y sí
en los perfectos en razón de esta interdependencia de las obligaciones.

2.- Contratos gratuitos u onerosos. En atención al provecho económico, utilidad o


provecho que las partes obtienen del contrato.

Artículo 1440: “El contrato es gratuito o de beneficencia cuando sólo tiene por objeto la
utilidad de una de las partes, sufriendo la otra el gravamen; y oneroso cuando tiene por
objeto la utilidad de ambos contratantes, gravándose cada uno a beneficio del otro.”

De acuerdo con esto para calificar un contrato de gratuito u oneroso se atiende a la utilidad
que el acto reporta a los contratantes.

Si sólo reporta utilidad a uno de ellos, quién nada da en cambio, el contrato es gratuito o de
beneficencia.

Si ambos contratantes se benefician o reportan utilidad del contrato, éste es oneroso.

Son contratos onerosos: la compraventa, la permuta, el arrendamiento, la sociedad, el


mandato remunerado, el mutuo con interés, etc.

Son contratos gratuitos: la donación, el comodato, el depósito, el mandato gratuito, el


mutuo sin interés.
Como se aprecia aquí la clasificación se hace en atención al provecho económico, utilidad o
provecho que las partes obtienen del contrato, a diferencia de la clasificación anterior que
se hace desde el punto de vista técnico jurídico cual es el número de partes que resulta
obligada por el contrato.

Por esta razón no hay que confundir ambas clasificaciones, porque son muy distintas y
utilizan un criterio diferente, no obstante en razón de que la mayoría de los contratos
bilaterales son onerosos y la gran mayoría de los contratos unilaterales son gratuitos, suele
existir una confusión o se suele confundir ambas clasificaciones, pero no es verdad que
sean similares o que los contratos bilaterales sean siempre onerosos.

• Por ejemplo el contrato de mutuo es un contrato unilateral, el que solo obliga al


deudor, al mutuario o prestatario a devolver la suma prestada. El acreedor, el mutuante no
tiene obligación alguna. Y el mutuo es claramente un contrato bilateral. Ahora bien es
naturalmente en el mutuo el cobro de intereses nadie presta dinero si no es por un interés,
incluso la ley 18.010 que regula y reglamenta las operaciones de crédito de dinero, lo
establece como un elemento de la naturaleza del contrato y en consecuencia el mutuo es un
contrato unilateral y oneroso porque ambas partes se benefician.

• En el caso del contrato de depósito, que es un contrato unilateral, pero si se faculta


al depositario para usar la cosa depositada, el contrato es oneroso.

• En el caso del contrato de comodato que es un contrato unilateral, normalmente


gratuito, pero por ejemplo si se da en préstamo un perro de casa con la obligación de
amaestrarlo por el comodatario sería oneroso.

• Un ejemplo más aterrizado son los casos de garantes de obligaciones de terceros, el


que otorga por ejemplo una hipoteca, prenda o una fianza para caucionar obligaciones de
terceros. Pedro da en hipoteca su casa para garantizar obligaciones de Juan para con el
banco X, son contratos bilaterales y normalmente gratuitos, porque el garante no tiene
ningún beneficio con hipotecar, prendar o afianzar. Pero si se pactare que Pedro por
hipotecar, prendar o avalar a Juan va a recibir una remuneración va a transformarse a
oneroso.
De otro lado también, si bien normalmente los contratos bilaterales son onerosos hay casos
de contratos bilaterales que son gratuitos, por ejemplo el contrato de donación entre vivos
que le imponen una carga al donatario, ese es un contrato bilateral gratuito, igual cosa el
contrato de mandato cuando no es remunerado.

Determinar si un contrato es gratuito u oneroso es una cuestión de hecho que corresponde


calificar a los jueces de fondo.

La clasificación de los contratos en gratuito y onerosos presenta interés práctico, pues en


muchos aspectos están sometidos a reglas diferentes:

1) Normalmente los contratos gratuitos son intuito persona lo cual es fundamental para
determinar los efectos del error en las personas: éste, en los contratos intuito persona, vicia
el consentimiento, artículo 1455.

2) Para el efecto de determinar el grado de culpa de que responde el deudor. En los


contratos onerosos, puesto que ambas partes obtienen mutuo beneficio, el deudor responde
de la culpa leve; en cambio, en los contratos gratuitos responderá de la culpa grave o
levísima, según si la gratuidad cede en provecho del acreedor o del deudor.

3) Para los efectos de saber si incumbe o no responsabilidad por la evicción de la cosa


objeto del contrato: por regla general el deudor responde del saneamiento de la evicción en
los contratos onerosos, pero en los contratos gratuitos, en principio no responde de ella,
artículos 1422, 1423 y 1435.

4) En materia de acción pauliana, para que sean revocables los actos gratuitos
ejecutados por el deudor en perjuicios de los acreedores, basta la mala fe del deudor; los
contratos onerosos son revocables a condición de que estén de mala fe el otorgante y el
adquirente.

5) Es importante respecto del contrato de arrendamiento. Cuando se adquiere a título


gratuito una propiedad arrendada, el adquirente tiene la obligación de respetar el contrato
de arrendamiento. En cambio, el que adquiere a título oneroso únicamente está obligado a
respetar el arrendamiento si aquél constaba por escritura pública.
6) Es fundamental a la hora de determinar el haber de la sociedad conyugal. Los bienes
que cualquiera de los cónyuges adquiera durante la vigencia del régimen ingresan al haber
absoluto de la sociedad conyugal; en cambio, respecto de los que adquieran a título
gratuito, si son muebles, ingresan al haber relativo y los inmuebles no ingresan a la
sociedad conyugal sino que constituyen bienes propios de cada cónyuge.

3.- Contratos conmutativos o aleatorios. Artículo 1441 CC. Subclasificación de los


contratos onerosos, no puede haber éste criterio clasificatorio en los contratos
gratuitos.

Art.1441 CC: “El contrato oneroso es conmutativo, cuando cada una de las partes se obliga
a dar o hacer una cosa que se mira como equivalente de lo que la otra debe dar o hacer a su
vez; y si el equivalente consiste en una contingencia incierta de ganancia o pérdida, se
llama aleatorio.”

Esta definición del artículo 1441 es objeto de algunas críticas:

- Está partiendo del supuesto de que los contratos conmutativos son siempre
bilaterales; lo que no siempre es así.
- La definición habla de lo que cada parte debe dar o hacer, de manera que
pareciera que la clasificación opera únicamente respecto de los contratos en que las
obligaciones son de dar o hacer, y la doctrina estima que también puede hacerse
respecto de los contratos con obligaciones de no hacer.

Lo que caracteriza al contrato conmutativo es que las partes miren como equivalente las
prestaciones, aunque en realidad no lo sean, lo importante es que las partes las miren como
equivalentes.

En los contratos aleatorios la contingencia incierta de ganancia o pérdida debe existir para
ambos contratantes. Es imposible que sea solamente aleatorio para una sola de las partes.
La regla general es que los contratos onerosos sean conmutativos. Los aleatorios
constituyen la excepción. Son tales los que enumera el artículo 2258 del Código Civil:

 El contrato de seguros

 El préstamo a la gruesa ventura

 El juego

 La apuesta

 La constitución de renta vitalicia

 La constitución de censo vitalicio.

Pero dicha enumeración no es taxativa, existiendo otros que no figuran en ella.

Por otra parte nada obsta a que los contratantes puedan transformar en aleatorios contratos
que no lo son, en virtud del principio de la autonomía de la voluntad, por ejemplo, como
ocurre en el caso de venta de cosa futura (artículo 1813)

Presenta interés esta subclasificación para los efectos de determinar la procedencia o


improcedencia de la acción rescisoria por lesión enorme.

La rescisión por lesión enorme sólo tiene cabida en los contratos conmutativos, como que
consiste en una grave desproporción de las prestaciones que las partes miran como
equivalentes.

A lo anterior puede agregarse que la teoría de la imprevisión sólo es posible concebirla en


los contratos conmutativos y no en los aleatorios.

4.- Contrato principal y accesorio. Artículo 1442 CC.

El criterio para clasificar éstos contratos es si tienen o no por objeto asegurar el


cumplimiento de una obligación principal.

Art 1442: “El contrato es principal cuando subsiste por sí mismo sin necesidad de otra
convención y accesorio cuando tiene por objeto asegurar el cumplimiento de una obligación
principal, de manera que no pueda subsistir sin ella.”
La regla general es que los contratos sean principales.

Los contratos principales son aquellos que se bastan a sí mismo y que no requieren de la
existencia de ningún otro contrato. En consecuencia son autónomos, independientes.

El contrato accesorio es aquel que tiene por finalidad u objeto asegurar el cumplimiento de
otra obligación principal cualquiera que sea su fuente.

Cuando decimos “cualquiera que sea su fuente” significa que la obligación garantizada con
el contrato accesorio puede ser de origen contractual, cuasicontractual, delictual,
cuasidelictual o legal. Habiendo una obligación principal nacida de un contrato destinado a
garantizar el estricto cumplimiento de una obligación cualquiera que sea su origen o fuente
estamos frente a un contrato accesorio. Y esto significa que el contrato accesorio no
depende siempre de la existencia de otro contrato, de manera que no es correcto decir que
el contrato accesorio es aquel que depende de otro contrato principal. Porque eso va a
ocurrir cuando la obligación principal sea de origen contractual, ya que puede ocurrir por
ejemplo, que la obligación garantizada esté en la ley, sea por ejemplo obligación de dar
alimentos el marido a la mujer.

La mayoría de los contratos accesorios se da con vinculación con otros contratos


principales, pero eso no es óbice para que existan contratos accesorios que no dependan del
contrato principal.

Los contratos accesorios son los que el artículo 46 CC denomina cauciones, la hipoteca, la
prenda y la fianza. La cláusula penal desde un punto de vista también es caución.

La gran importancia de esta clasificación es que aquí se aplica cabalmente el principio de lo


accesorio, con todas las consecuencias que eso conlleva y en consecuencia extinguida la
obligación principal también se extinguirá la obligación accesoria.

No obstante este carácter accesorio que tienen los contratos accesorios es posible que el
contrato accesorio exista antes del nacimiento de la obligación principal, pude existir el
contrato accesorio antes que exista la obligación principal.

Por ejemplo: Lo que se denomina cláusula de garantía general, cuando se constituye por
ejemplo una hipoteca para garantizar las obligaciones derivadas de esta pensión alimenticia,
del delito, de un saldo de precio en todos esos casos la obligación existe antes o a lo menos
en forma coetánea.

Pero también es posible que el contrato accesorio nazca antes como lo es en el sistema
bancario, cuando el deudor para garantizar no obligaciones existentes, sino para garantizar
obligaciones futuras derivadas de cualquier clase de acto o contrato, el deudor constituye
hipoteca.

No hay que confundir el contrato accesorio, con los contratos dependientes, por ejemplo las
capitulaciones matrimoniales.

El contrato dependiente es aquel que nace, existe sin la necesidad de la existencia de un


contrato principal, sólo que para que el contrato dependiente produzca sus efectos requiere
del contrato principal.

Las capitulaciones matrimoniales que son los pactos que los cónyuges pueden hacer en el
campo matrimonial antes de celebrar el matrimonio, es un contrato dependiente de que se
celebre el contrato matrimonial.

Lo que caracteriza al contrato dependiente es que su existencia jurídica no está


condicionada a la existencia de ningún otro contrato, ya que son sólo los efectos (derechos
y obligaciones que le contrato engendra para las partes) los que están supeditados a la
existencia del contrato principal.

5.- Contratos reales, solemnes y consensuales. Art 1443 CC. En atención a los
requisitos que se deben cumplir al momento en que nace el contrato.

Art 1443 CC: ““El contrato es real cuando, para que sea perfecto, es necesaria la tradición
de la cosa a que se refiere; es solemne, cuando está sujeto a la observancia de ciertas
formalidades especiales, de manera que sin ellas no produce ningún efecto civil; y es
consensual, cuando se perfecciona por el solo consentimiento.”

La regla general en los contratos es que sean consensuales. No son reales o solemnes sino
en los casos expresamente señalados por la ley.
El contrato es consensual cuando se perfecciona por el sólo consentimiento de las partes,
los contratos consensuales son la regla general y ésta regla general es coherente con el
principio de autonomía de la voluntad, porque desde que se estima que la voluntad por sí
sola es suficiente para generar un contrato, con mayor razón las partes deben tener libertad
para exteriorizar su consentimiento, decidir de qué manera, forma y bajo que exigencias va
a nacer el contrato.

Por qué imponerles a las partes que tienen esta plena libertad formas especiales para
exteriorizar su voluntad, no hay razón para imponerles ritos ni solemnidades de cómo debe
exteriorizar su voluntad y por ésta razón es que la regla general es que los contratos sean
consensuales.

En consecuencia se puede afirmar que los contratos consensuales son aquellos que se
perfeccionan por el sólo consentimiento de las partes y sin necesidad de respetar o de
cumplir solemnidades especiales o de hacer entrega de la cosa.

Cuando se dice que el contrato consensual es aquel que requiere el sólo consentimiento de
las partes, lo que se quiere destacar es que no se precisa de otro elemento porque todos los
contratos necesitan de consentimiento, también los solemnes y reales, de manera que decir
que son aquellos que se perfecciona por el solo consentimiento, lo que se quiere significar
es que no es necesario ni cumplir solemnidades y ni tampoco es necesaria la entrega de la
cosa material objeto del contrato.

Los contratos solemnes son aquellos que sin perjuicio del consentimiento que requiere
todo contrato, las voluntades se deben exteriorizar cumpliendo las solemnidades que la ley
establece. Por ejemplo la compraventa de los bienes raíces.

Si la voluntad no se exterioriza cumpliendo esas solemnidades es como si no hubiera


consentimiento, porque las únicas formas idóneas que la ley acepta para que se exteriorice
el consentimiento es cumpliendo esas solemnidades.

El contrato real. La redacción del artículo 1443 contiene una impropiedad, al emplear la
expresión "tradición" porque el contrato real se perfecciona por la entrega, pues el término
"entrega" es genérico y la tradición una especie de entrega que sirve para transferir el
dominio.
En los contratos reales el consentimiento no se manifiesta sino mediante la entrega de la
cosa.

La mayoría de los contratos reales se perfecciona por la entrega de la cosa, a excepción del
mutuo, en que hay tradición y transferencia del dominio, artículo 2197.

El comodato, la prenda y el depósito se perfeccionan por la entrega, si no hay entrega la ley


estima que no ha habido consentimiento y que no hay contrato.

El concepto de contrato real, descansa en la naturaleza de las cosas; teniendo el deudor la


obligación de restituir la cosa materia del contrato. El contrato nace cuando el deudor
recibe la cosa materia de éste.

No se concibe que el deudor esté obligado a restituir el objeto materia del contrato si,
previamente, no se le ha entregado el mismo. Hoy en día se critica el concepto de contrato
real, por considerársele artificioso y cuyo desaparecimiento del derecho no causaría
problema alguno.

Se señala que no es efectivo que la principal obligación del deudor en un contrato real sea
la de restituir la cosa objeto de él.

Sería absurdo celebrar un contrato para el único efecto de que la otra parte que recibe la
cosa tenga que restituirla posteriormente. No es este el objeto primordial de tales contratos.

La razón determinante en cada uno de estos contratos, en virtud de la cual se entrega la cosa
al mutuario o comodatario es la de proporcionarle el uso y goce la cosa prestada.

Para eso se contrata: para que el comodatario y el mutuario gocen del objeto materia del
contrato.

Quien entrega la cosa al depositario no lo hace con el fin de que éste se la restituya; la
razón determinante es confiarle el cuidado de la cosa que el depositante no puede conservar
en su poder.

El deudor prendario que entrega la cosa dada en prenda al acreedor es el de suministrar una
garantía especial de la obligación preexistente entre las partes.
No es lógico sostener que la restitución de la cosa es consecuencia de la entrega de la
misma y que la restitución no puede tener lugar sino una vez que la cosa ha sido entregada
por el deudor.

No se ve qué inconveniente pueda haber para que el contrato se forme aún sin esa entrega.

Por ejemplo, el arrendatario no tiene como principal obligación la de restituir la cosa


arrendada al término del arrendamiento. Este devolverá la cosa una vez que le haya sido
entregada, porque si el arrendador no cumple sus obligaciones no puede exigirle al
arrendatario que cumpla las suyas. El cumplimiento de las obligaciones por parte del
arrendatario supone la entrega de la cosa por parte del arrendador, y el arrendamiento en
toda época ha sido un contrato consensual y no real.

Es, pues, posible que desaparezca el concepto de contrato real y los actuales contratos
reales puedan ser contratos consensuales, donde la entrega no representa más que el
cumplimiento de la principal obligación que el contrato impone.

Importancia de la clasificación

La importancia que tiene es para determinar cómo y cuándo nacen jurídicamente los
diversos contratos.

6.- Contratos nominados y contratos innominados

Esta es una clasificación que hace la doctrina.

El criterio que se usa para dividir entre contratos nominados e innominados es la


circunstancia de que el contrato de que se trata tiene o no una reglamentación legal.
Contrato nominado será aquel que está reglamentado por la ley. Contrato innominado o
atípico, es aquel carente de reglamentación a nivel legal.

El nombre de nominados e innominados no parece muy correcto ya que nominado o


innominado es con o sin nombre, ya que en ambos casos tiene nombre, a lo que se refiere es
que si el contrato tiene o no reglamentación en la ley.
Para saber si es nominado o innominado es revisando la ley, si está regulado por la ley el
contrato será típico o nominado, y si por el contrario, no está regulado es un contrato
innominado.

La ley, y en particular el código, reglamenta los contratos más importantes, como la


compraventa, arrendamiento, mutuo, comodato, depósito, prenda, hipoteca, mandato, etc.

Hay otras leyes que también reglamentan contratos importantes, por ejemplo el código de
comercio, que reglamenta el contrato de seguro, el contrato de cuenta corriente, de
transporte, etc.

No obstante, muchas veces el hombre celebra contratos en satisfacción de sus necesidades


que son atípicas, que son contratos que no tienen reglamentación en la ley y esos contratos
innominados son infinitos, no tienen ninguna limitación en virtud del principio de
autonomía, sin más limites que no ir contra la ley, moral o buenas costumbres y orden
público.

No hay que confundir los contratos innominados o atípicos con aquellos contratos
complejos con lo que la ley denomina, contratos mixtos o complejos, que son aquellos
negocios jurídicos en los cuales hay una unión de varios contratos, como por ejemplo
cuando se celebra un contrato de compraventa, mutuo y de hipoteca, o cuando se celebra un
contrato de arrendamiento y promesa de compraventa. En este escenario no hay un contrato
innominado sino es un contrato complejo o mixto, en donde cada uno de los contratos que
se reúnen en un instrumento no pierden su identidad, mantienen su individualidad y no
forman en consecuencia un solo todo que pueda ser visto como un contrato innominado.

Esta clasificación es importante para determinar las reglas por las que se regulan los
contratos.

Claramente, los contratos nominados se regirán por la reglamentación especial que a su


respecto a establecido la ley, sin perjuicio de lo que hayan estipulado las partes.

Los contratos innominados se rigen:

a. Por las reglas aplicables a acto jurídico. Requisitos de existencia y validez.


b. Por las reglas que todo contrato contenga, es decir por las reglas que las propias
partes se impongan en el contrato.

c. Se rigen también, en silencio de la libertad de las partes, por las reglas de otros
contratos semejantes que pueden ser aplicadas por analogía en la medida que la naturaleza
de ese contrato lo permita.

7.- Contratos de libre discusión y de adhesión

Esta clasificación se hace atendiendo a la manera de cómo se forma el consentimiento para


la celebración del contrato.

Contrato de libre discusión es aquel en que las partes estipulan libremente sus diversas
cláusulas.

Constituyen el tipo normal de contratos, y son la resultante de una discusión entre las
partes.

Contrapuestos a los contratos de libre discusión están los contratos de adhesión, aquellos
en los cuales no hay discusión posible entre las partes y que se forman mediante la
aceptación lisa y llana, por una de ellas de las condiciones señaladas por la otra.

Mientras en los primeros cada parte propone algo, produciéndose una discusión hasta llegar
a un acuerdo, en los contratos de adhesión una de las partes impone a la otra las
condiciones del contrato, pudiendo esta última sólo aceptarlo o rechazarlo.

La consecuencia del contrato de adhesión es la nula posibilidad de negociar y lo que los


caracteriza es el desequilibrio del poder negociador de las partes.

8.- Contratos individuales y colectivos

Contratos individuales son aquellos en que para su formación se requiere del


consentimiento unánime de las partes que lo celebran, lo que significa que el contrato
individual debe contar con el consentimiento de todas las partes que resulten obligadas.

El contrato colectivo, en cambio, afecta a todos los miembros de un grupo o colectividad


aun cuando no hayan consentido en él, por el solo hecho de formar parte del grupo o
colectividad.
En consecuencia el contrato colectivo afecta a personas que no han consentido en él, lo que
significa por cierto que el contrato colectivo es la excepción y el contrato individual es la
regla general.

9.- Contratos de Ejecución Instantánea, de Ejecución Diferida y de Tracto Sucesivo

Contratos de ejecución instantánea son aquellos en que las obligaciones se cumplen en


un solo momento, una vez celebrado el contrato.

Contrato de ejecución diferida son aquellos en que una o más de las obligaciones pueden
cumplirse dentro de un plazo, a veces tácito.

Contratos de tracto sucesivo son aquellos en que las obligaciones de las partes, o de una
de ellas a lo menos, consisten en prestaciones periódicas o continuas, es decir, las
obligaciones tienen que ir cumpliéndose en el tiempo.

Se caracterizan porque una de las obligaciones de las partes, a lo menos, se desarrolla


continuamente en el tiempo. Las prestaciones que ella envuelve se van desarrollando a
medida que el tiempo transcurre.

Ejemplo típico de contrato de tracto sucesivo es el de arrendamiento.

No deben confundirse los contratos de tracto sucesivo con los contratos de ejecución
escalonada o a plazo, que son aquellos en que las obligaciones de las partes se cumplen por
parcialidades en diferentes oportunidades. Es el caso de la compraventa cuyo precio de
paga a plazo, en cuotas. Este no es un contrato de tracto sucesivo donde las obligaciones de
las partes se van desarrollando minuto a minuto, sino un contrato en que las obligaciones se
dividen en diversas cuotas, cada una de las cuales se cumple en un momento dado.

Esta clasificación de los contratos tiene importancia en diversos aspectos:

1) El efecto retroactivo de la resolución sólo opera en los contratos de ejecución


instantánea.

2) También se diferencian los contratos de ejecución instantánea y los de tracto


sucesivo en los efectos que en el contrato produce la pérdida fortuita del objeto debido o la
imposibilidad de ejecución por el deudor.
Si el objeto perece, la obligación del deudor se extingue, y si el contrato es bilateral, el
deudor queda relevado de su obligación, no ocurriendo lo mismo con la otra parte.

Estos principios tienen plena aplicación en los contratos de ejecución instantánea. En los
contratos de tracto sucesivo ocurre lo contrario. Como las obligaciones se desarrollan en el
transcurso del tiempo y la obligación de una de las partes, supone la de la otra, la extinción
de una de las obligaciones de las partes, la imposibilidad de ejecución de una de ellas, tiene
por efecto la extinción total del contrato o su modificación mientras dure el impedimento.

3) Por último, la teoría de la imprevisión sólo se admite por la doctrina y la


jurisprudencia en los contratos de tracto sucesivo. Sólo en estos contratos, llamados a
cumplirse en un tiempo lejano, es posible que las transformaciones económicas hagan
oneroso cumplirlos. En los contratos de ejecución instantánea no se admite la teoría de la
imprevisión.

10.- Contratos preparatorios y contratos definitivos

Es contrato preparatorio o preliminar aquel contrato en que las partes acuerdan que van
a celebrar a futuro un contrato que por ahora no pueden o no quieren celebrar. Es posible
que por distintos impedimentos jurídicos, materiales, económicos, etc. un contrato no se
pueda celebrar en tiempo presente, pero las partes desean celebrarlo una vez que
desaparezcan los obstáculos jurídicos, materiales, financieros, económicos, etc. que
impiden la celebración del contrato definitivo. Para lograr aquello celebran lo que se
denomina un contrato preparatorio o contrato de promesa, como lo es el contrato de
promesa de compraventa, y ese contrato genera una obligación de hacer consistente en
suscribir el contrato prometido.

Contrato definitivo es aquel que se suscribe por las partes en cumplimiento de la


obligación de hacer derivada de un contrato de promesa.

Además de estas clasificaciones que hemos visto de los contratos, del código civil y las
establecidas por la doctrina, hay también otras categorías de contratos que se podrían
insertar en estas clasificaciones, la doctrina ha establecido distinciones entre distintas
categorías de contratos.
EFECTO DE LOS CONTRATOS:

El código trata en el Título XII del Libro Cuarto, artículos 1545 y siguientes, pese a que el
nombre del título es "Efectos de las obligaciones", indistintamente los efectos de los
contratos y los efectos de las obligaciones, que son cosas diferentes, defecto éste que viene
del código francés.

Los artículos 1545, 1546, 1547, 1552, 1554 y 1558 tratan de los efectos del contrato.

Las demás normas del título XII, se refieren propiamente a los efectos de las obligaciones.

Se entiende por efectos de los contratos los derechos y obligaciones que dé el emanan para
las partes, de manera que los derechos y obligaciones que se derivan de todo contrato son
los que se denominan efectos de los contratos.

Para estudiar los efectos de los contratos hay que distinguir las siguientes clases de
personas:

 Las partes

 Los terceros y, dentro de éstos, los terceros relativos y los terceros absolutos.

En cuanto a cada una de ellas los efectos son distintos.

I. Efectos entre las Partes

Por regla general el contrato sólo produce efectos respecto de las partes.

Nuestro legislador no dijo expresamente que el contrato sólo produce efectos entre las
partes, a diferencia del Código Francés, en el cual hay una disposición expresa que
consagra este principio.

Pero, el hecho que no exista tal disposición en nuestro Código no puede llevar a la
conclusión contraria; Bello no lo dijo expresamente porque lo consideró obvio, e
innecesario consignarlo.

Esto es una aplicación del principio de que nadie puede quedar obligado sino en virtud de
una declaración de voluntad, y esta declaración sólo la hacen las partes y no terceros.
Partes del contrato:

Son partes en un contrato las personas que intervinieron en su celebración prestando el


consentimiento que le dio vida.

Debe considerarse que es parte no sólo aquél que actúa por si mismo, sino también el que
actúa por medio de representante.

El representado es parte del contrato concluido por su representante, porque lo que una
persona ejecuta a nombre de otra, estando facultada por ella o por la ley para representarla,
produce respecto del representado iguales efectos que si hubiese contratado él mismo
(artículo 1448)

Pero también son partes de un contrato, cuando fallece una de las partes contratantes, sus
herederos, porque representan a la persona del causante en virtud del artículo 1097 del
Código Civil. Existen sí algunas excepciones, como es el caso de los contratos intuito
persona.

EFECTO OBLIGATORIO DEL CONTRATO

Los efectos que produce el contrato entre las partes están señalados en el artículo 1545:
“Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los contratantes, y no puede ser
invalidado sino por su consentimiento mutuo o por causas legales.”

Esta disposición contempla en forma clara y precisa el principio de la autonomía de la


voluntad y la fuerza obligatoria de los contratos.

LA LEY DEL CONTRATO

Se discute sobre el alcance de la palabra ley que el legislador emplea en el artículo 1545
CC.

Algunos sostienen que la obligatoriedad de los contratos constituye una verdadera


asimilación a la ley, otros la niegan totalmente.

Se dice que el contrato es una ley en el sentido que no puede ser invalidado por la sola
voluntad de una de las partes, así como la ley no puede ser derogada por ninguno de los
individuos a que se refiere; pero no es en su esencia una ley.
De manera que, celebrado un contrato se genera este efecto obligatorio y las partes no
pueden alterar lo pactado unilateralmente, sino que se precisa:

 Que las partes acuerden dejarlo sin efecto (mutuo acuerdo)

 Que la ley autorice expresamente dejarlo sin efecto por determinadas causas.

El principio de la fuerza obligatoria de los contratos se expresa en el aforismo Pacta Sun


Servanda.

Pero este efecto obligatorio va mucha más allá, por cuanto el contrato legalmente celebrado
no puede tampoco ser modificado por el juez, y las estipulaciones del contrato se imponen
también a él, quien debe respetarlo.

Así las cosas, los jueces no pueden desconocer los efectos legales del contrato cuya
existencia han constatado.

Del mismo modo, no es lícito a los tribunales, con el pretexto de interpretarlo,


desnaturalizar las estipulaciones del contrato, desconocer lo pactado por los contratantes y
hacerle producir efectos no queridos por las partes.

EJECUCIÓN DE BUENA FE

El artículo 1546 establece otra regla fundamental relativa a los efectos del contrato entre las
partes contratantes: “Los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente obligan
no sólo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan de la precisamente
de la naturaleza de la obligación, o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella.”

La ejecución de buena fe del contrato significa que debe cumplirse conforme a la intención
de las partes y a las finalidades que se han propuesto al contratar.

La buena fe contractual tiene como natural corolario que el contrato no sólo obliga a
aquello que fue materia de una estipulación expresa.

II.- Efectos Respecto de Terceros


En principio, los contratos sólo generan derechos y obligaciones para las partes que
concurren a su celebración, sin que pueda beneficiar o perjudicar a los terceros. Esto es lo
que se conoce como efecto relativo de los contratos.

Pero este efecto relativo de los contratos sólo quiere decir que los contratos pueden generar
derechos y obligaciones únicamente respecto de las partes, pero no que ellos sean
inexistentes respecto de los terceros.

Los contratos constituyen una realidad social, un hecho, y los hechos existen para todos.

Esto es lo que se denomina efecto absoluto o expansivo del contrato, esto es, que los
contratos existen respecto de todos.

Ello no es una excepción al efecto relativo de los contratos porque de ninguna manera
significa crear obligaciones para los terceros que no concurrieron a su celebración, pero el
contrato existe y no puede ser desconocido; nadie puede discutir o privar a las partes de los
derechos y obligaciones que emanan del contrato.

Por ejemplo, cuando el deudor es declarado en quiebra los distintos acreedores deben
respetar el derecho de los demás acreedores que verifican en la quiebra.

En términos generales, son terceros aquellas personas extrañas al contrato, los que no han
concurrido materialmente a su celebración. Todo aquel que no es parte, es tercero.

Dentro de estos terceros hay que hacer una subclasificación:

Terceros Absolutos, que son aquellos que no han concurrido a la celebración del contrato ni
están ligados a las partes por vínculo alguno.

Terceros Relativos son aquellos que no concurrieron a la celebración del contrato, pero que
con posterioridad a la celebración de éste entran en relaciones jurídicas con las partes.

Respecto estos últimos no rige completamente el principio del efecto relativo de los
contratos, a ellos también puede llegar a afectarles el contrato.

a) Terceros Relativos

Entre estos terceros relativos que pueden verse de alguna manera afectados por el contrato
son:
 Los sucesores a título universal

 Los sucesores a título singular

 Los acreedores de las partes

1° Los sucesores a título universal

Se está en presencia del sucesor a título universal en caso del heredero, aquel que sucede en
todos los bienes o en una cuota de ellos.

Los herederos de las partes, los cuales no pueden considerarse terceros extraños al contrato,
pese a que no intervinieron en su celebración.

Los herederos representan al causante y le suceden en todos sus derechos y obligaciones


transmisibles.

Jurídicamente cuando el causante fallece, los herederos entran a ocupar el lugar que él
ocupaba.

Por lo tanto, los herederos se convertirán en acreedores o deudores, en los mismos términos
que lo era su causante, de cuya personalidad son la continuación.

Para expresar esta idea se señala que quien contrata lo hace para sí y para sus herederos.

Los contratos, pues, aprovechan y perjudican a los herederos de manera que sus efectos
pueden invocarse a por ellos y contra ellos. Pero esta regla tiene algunas excepciones:

a) Aquellos contratos intuito persona.

b) Los contratos de que derivan derechos personalísimos.

c) Los contratos en que las partes han convenido expresamente que sus consecuencias
no ligarán a sus herederos.

2° Sucesores a título singular

Además, entran en la categoría de los terceros relativos aquellos que hubieren sucedido a
alguno de los contratantes a título particular.
A éstos también le afectan los contratos celebrados por su causante.

Algunos sucesores a título singular son:

1) El legatario de especie o cuerpo cierto.

2) El comprador que es sucesor a título singular respecto del vendedor en lo que se


refiere al bien vendido.

3) El donatario que también es sucesor a título singular del donante respecto del bien
donado.

4) El cesionario sucede a titulo singular al cedente.

El derecho del causahabiente a título singular se mide exactamente por el de su causante, de


acuerdo con la regla de que nadie puede transferir más derechos que los que tiene.

En otros términos, el sucesor a título singular adquiere el bien tal como se encontraba en
virtud de los contratos que, respecto de dichos bien, había celebrado el causante.

Por consiguiente, los contratos por los que el autor había consolidado, transformado,
aumentado o disminuido su derecho, aprovecharán o perjudicarán al causahabiente a título
singular.

Dos condiciones deben reunir los contratos que han de afectar a los sucesores a título
singular:

 Deben ser anteriores a la adquisición.

 Deben referirse al bien mismo adquirido.

3° Los acreedores de las partes

El deudor conserva la facultad de gestionar libremente su patrimonio sobre que recae el


derecho de prenda general de los acreedores, y así el derecho de los acreedores se verá
mejorado con las adquisiciones que haga el deudor o perjudicado con las obligaciones que
contraiga.
En este sentido, los contratos celebrados por el deudor afectan a los acreedores y les son
oponibles.

Los acreedores no son partes, pero tampoco se les puede considerar por completo como
terceros, deben respetar los contratos celebrados por el deudor.

Pero este principio sufre importantes excepciones:

 Los acreedores pueden impugnar los actos ejecutados por el deudor ejecutados en
fraude de sus derechos a través de la acción pauliana.

 Los acreedores pueden desconocer los actos simulados del deudor, demostrando la
simulación.

b) Terceros Absolutos

Los otros terceros son los terceros absolutos, aquellos totalmente extraños al contrato,
aquellos que no han sido parte ni que, con posterioridad, entran en relaciones jurídicas con
los contratantes.

A estos terceros absolutos no pueden afectarlos los contratos; respectos de ellos no son
obligatorios los derechos y obligaciones que emanan del contrato.

Para estos terceros rige plenamente el principio del efecto relativo de los contratos.

Sin embargo la regla señalada, de los efectos relativos de los contratos, tiene algunas
excepciones:

a) Lo dicho respecto de los efectos de los contratos tienen relación solamente con los
contratos patrimoniales, pero no con los contratos de familia. Estos no producen efectos
relativos, sino absolutos.

b) Otra excepción a la relatividad de los contratos se encuentra en los contratos


colectivos.

c) Una tercera excepción la ofrece, en principio, la estipulación a favor de otro.

d) Finalmente se menciona también, la promesa de hecho ajeno.

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