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Llamamos energía eléctrica al fenómeno en el cual la diferencia de potencial eléctrico entre dos o
más puntos ―es decir, la diferencia en sus cargas eléctricas― conectados por un medio
transmisor (conductor eléctrico), produce una transferencia de partículas cargadas negativamente
(electrones) de uno hacia el otro. Dicha carga, denominada corriente eléctrica, puede ser entonces
transformada en otras formas de energía, como la calórica, la cinética, la mecánica o la lumínica.
Por ejemplo: iluminación urbana, relámpagos, baterías recargables.
Los materiales más adecuados para facilitar esta transmisión son, hasta ahora, los metales, dado
que poseen la mayor carga de electrones libres en su estructura atómica. Es por ello que la energía
eléctrica es conducida desde sus fuentes de generación hasta sus lugares de consumo mediante
una red de distribución de cables metálicos (cobre) recubiertos de goma aislante.
La energía eléctrica es tenida hoy en día como una de las necesidades elementales del hombre
contemporáneo, por lo que su generación y comercialización se llevan a cabo de distintas formas
en el mundo entero.
La energía hidroeléctrica: es aquella generada por la acción del movimiento del agua, por lo
general en caídas (saltos geodésicos) y desniveles o en represas especializadas, en donde se
instalan centrales eléctricas para aprovechar la energía mecánica del líquido en movimiento y
activar las turbinas del generador que produce la electricidad. Por ejemplo: las cataratas del
Niágara, represa de Xilodu, embalse de Salime.
Este método de aprovechamiento del agua provee un quinto de la energía eléctrica a nivel
mundial, y no es precisamente nuevo en la historia humana: los antiguos griegos, siguiendo el
mismo y exacto principio, molían trigo para hacer harina aprovechando la fuerza del agua o del
viento con una serie de molinos. Sin embargo, la primera central hidroeléctrica como tal se
construyó en 1879 en los Estados Unidos.
Este tipo de centrales eléctricas son populares en las geografías accidentadas cuyas aguas
producto del deshielo en la cumbre de las montañas o de la interrupción del cauce de algún río
caudaloso acumulan una cantidad de fuerza considerable. Otras veces se hace necesaria la
construcción de una represa para controlar la liberación y almacenaje del agua y así propiciar
artificialmente una caída de las magnitudes deseadas.
La potencia de este tipo de centrales puede variar, desde las grandes y poderosas centrales que
generan decenas de miles de megavatios, hasta las llamadas centrales minihidráulicas que
generan apenas unos pocos megavatios.
Centrales de agua fluyente. Operan de forma continua, aprovechando el agua de un río o una
caída, pues no tienen capacidad para almacenamiento de aguas como en los embalses.
Centrales de embalse. Retienen el agua mediante un dique y la permiten fluir a través de las
turbinas, manteniendo un flujo constante y controlable. Son mucho más costosas que las de agua
fluyente.
Centrales con regulación. Instaladas en ríos, pero con capacidad para almacenar agua.
Centrales de bombeo. Combinan la generación de electricidad por el flujo del agua con la
capacidad de envío a presión del líquido de nuevo hacia arriba, perpetuando el ciclo y funcionando
como gigantescas baterías.
La energía hidroeléctrica estuvo muy en boga durante la segunda mitad del siglo XX, dadas sus
incuestionables virtudes que son:
Limpieza. En comparación con la quema de combustibles fósiles, se trata de una energía poco
contaminante.
Seguridad. Comparada con los posibles desastres que entraña la energía nuclear o con otras
formas riesgosas de generación de electricidad, sus riesgos son manejables.
Constancia. Los suministros de agua de los ríos y las grandes caídas suelen ser bastante constantes
a lo largo del año, garantizando el funcionamiento regular de la planta generadora.
Autonomía. Al no requerir de materia prima ni insumos (más allá de las refacciones eventuales),
supone un modelo bastante independiente de las fluctuaciones del mercado y de los tratados
internacionales o las disposiciones políticas.
Riesgo eventual. Si bien es poco frecuente y evitable con una buena rutina de mantenimiento, es
posible que una rotura en un dique ocasione la liberación descontrolada de un volumen de agua
superior al manejable y eso acarree inundaciones y catástrofes locales.
Impacto paisajístico. La mayoría de estas instalaciones alteran radicalmente los paisajes naturales
y tienen una incidencia en la paisajística local, si bien puede volverse asimismo puntos de
referencia turística.
Deterioro de los cauces. La continua intervención sobre el flujo del agua erosiona los cauces de los
ríos y altera la naturaleza del agua, restándole sedimentos. Esto todo tiene un impacto fluvial a
considerar.
Posibles sequías. En casos de sequía extrema, estos modelos de generación ven limitada su
producción, ya que el volumen de agua es menor al idóneo. Esto puede significar recortes
energéticos o aumentos de tarifas, dependiendo de la magnitud de la sequía.
Ubicación geográfica
Ubicación administrativa
País:Colombia
Localidad:Bucaramanga
Datos generales
Presa
Altura:190 m
Cuerpo de agua
Bibliografía: https://www.ejemplos.co/10-ejemplos-de-energia-hidroelectrica/
https://es.m.wikipedia.org/wiki/Hidroel%C3%A9ctrica_de_Sogamoso
https://www.ejemplos.co/10-ejemplos-de-energia-electrica/