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Manto de la reina Mab: El manto que cubre los artistas es un manto de sueño que los lleva a

mantener su tranquilidad en un entorno que les es difícil, y que los mantiene en un ensueño
permanente. Mab, según Shakespeare, es un hada de los sueños, y por tanto el manto es un
sueño faérico puesto para que se mantengan en felicidad. El cuento expone tanto una crítica
a una sociedad que no valora lo artístico, como una construcción poética que alaba con
palabras bellas y sutiles las artes en sí mismas, en boca de los poetas. Es fundamental la
dimensión fantástica del cuento, que es un rasgo eminentemente modernista, que decora
todo el cuento de un aire de preciosismo.
Rubí: El cuento con su preciosismo y con su crudeza sanguinaria recuerda a Óscar Wilde y
su esteticismo (movimiento que tiene en común con el modernismo la afirmación de que el
poeta no debe ser ejemplo de moral ni la obra ser ejemplo de nada más allá de la belleza).
Aún con ello, tanto en el esteticismo como en el cuento no existe una creación banal o
vulgar que evite todo tema moral, sino, más bien, un usar las cuestiones morales para crear
arte. Aunque sea de forma soterrada vuelve a un tema recurrente de Azul, y es que el arte
ha caído en desfiguración por una búsqueda sin alma de la belleza, como mera artesanía o
como arte kitsch, esta vez en la dualidad de la naturaleza/creación de alfarería, donde los
gnomos preocupados porque el hombre recree sus obras discuten hasta que el más sabio les
dice que le falta lo fundamental: La sangre, que en este caso es la sangre de la mujer
amante que se sacrifica por un mínimo de posibilidad de encontrar a su amado, y que es
imagen de la sangre que debe empapar toda real obra bella.

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