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• Sadie Plant & Nick Land

• feb 13

Ciberpositivo

La catástrofe es el pasado que se cae a pedazos. La anástrofe es el futuro que se está creando. Mirando desde el
interior de la historia, la divergencia está alcanzando proporciones críticas. Desde la matrix, la crisis es una
convergencia malinterpretada por la humanidad. Los medios están repletos de historias sobre calentamiento global y
reducción de la capa de ozono, vih y sida, plagas de drogas y virus informáticos, proliferación nuclear, desintegración
planetaria de la administración económica, la descomposición de la familia, olas de migrantes y refugiados,
hundimiento del estado nacional en un estado de demencia terminal, sociedades con grietas abiertas por las clases
bajas, núcleos urbanos en llamas, suburbios bajo amenaza, fisión, esquizofrenia, pérdida de control.
No resulta extraño cuando se dice que la Tierra se precipita a la catástrofe. Cambio climático, colapso ecológico e
inmunológico, agitación ideológica, guerra y terremotos: California está esperando el gran terremoto de la falla de
San Andrés. Esta es una era de ckracks y colapsos.
Corrompida por los contagios digitales, la modernidad se está cayendo a pedazos. Lenin, Mussolini y Roosevelt
concluyeron el humanismo moderno agotando las posibilidades de la planificación económica. La fuga de capitales
ha roto todos los mecanismos de control social, accediendo a alienaciones inconcebibles. El capital se clona a sí
mismo con una creciente indiferencia hacia la herencia, convirtiéndose en una retroalimentación positiva abstracta
que se auto-organiza. Las finanzas se desplazan a través de la red global.
Wiener es uno de los grandes modernistas que define la cibernética como la ciencia de la comunicación y el control;
una herramienta para el dominio humano sobre la naturaleza y la historia, una defensa contra la ciberpatología de
los mercados. Su propaganda contra la retroalimentación positiva, cuantificándola como amplificación dentro de una
métrica invariable, ha sido muy influyente en el establecimiento de una cibernética de estabilidad fortalecida contra
el futuro. No hay espacio en esa teoría para nada realmente ciberpositivo, sutil o inteligente más allá de la
objetividad requerida para la comprensión humana. Sin embargo, más allá del horizonte de sucesos de la ciencia
humana, o incluso de la investigación de objetos auto-estabilizadores o cibernegativos está inevitablemente envuelta
por procesos exploratorios o ciberpositivos.

El moderno Sistema de Seguridad Humana incluso podría haber aparecido con la percepción subliminal de Wiener de
que todo lo cibepositivo es enemigo de la humanidad. Su descubrimiento evolucionaría sin demasiado esfuerzo en un
sistema de armas teledirigido para intentar esclavizar la cibernética a una tecnología de defensa general contra la
invasión alienígena. La cibernética se debía mantener bajo control, bajo un control que no era en sí mismo
cibernético. Es como si su pensamiento estuviera guiado por la evasión de un tropismo ciego, alejado de otro proceso
más profundo y descontrolado: una técnica que pierda el control y una comunicación con el exterior del hombre.
La cibernética de seguridad ha suplantado a la crítica a la alienación, el gran motivo de la economía humanista, que
durante mucho tiempo se había convertido en una búsqueda cada vez más fútil de la fuente del control corporativo.
La alienación solía diagnosticar la condición de una población que se volvía extraña para sí misma, ofreciendo un
pronóstico que aún prometía una recuperación. Todo eso ha terminado. Ahora todos somos extraños, ya no estamos
alienados sino que somos aliens, fácilmente engañados por una desmoronada lealtad con las tradiciones entrópicas.

¿A qué podríamos desear regresar? Heidegger completó la degeneración de la autenticidad con la neurosis xenocida.
El ser muere en el bunker del Führer, y la pureza pertenece por completo a los policías. La metrópolis capitalista está
mutando más allá de toda nostalgia. Si los niños esquizoides de la modernidad están alienados, no es como
sobrevivientes de un pasado pastoral, sino como exploradores de una inminente poshumanidad.

En las ciudades, las calles empezaron a temblar y los almacenes fueron repoblados por cyborgs que se
entusiasmaron con el futuro. Las zonas urbanas sintetizadas por la alienación lo han rediseñado como éxtasis. La
ciudad se ha convertido en un nexo de tráfico, la plataforma de lanzamiento para viajes extraños, y el cyberpunk se
ha convertido en realismo. Ya no es una ubicación geográfica, sino una terminal del ciberespacio: una puerta de
entrada al plano virtual. Las cosas cambian por completo con el descubrimiento de Gibson de que viajar en el
ciberespacio es lo mismo que recibir información. El exterior de la ciudad ya no es un pasado heredado naturalmente,
sino un futuro transmitido digitalmente.

Destinado a Interzone, Burroughs se embarcó en el viaje del ayahuasca y la ciudad del futuro llegó a él, rebosante de
drogas y enfermedades del futuro. La ayahuasca es un viaje en el espacio-tiempo, pasando a través de las náuseas
de la sobrecarga de información, demasiada velocidad. Las escenas urbanas de las Cartas del ayahuasca primero
infectan el almuerzo desnudo y luego continúan propagándose. Las ciudades de la noche roja se propagan viralmente
por todo el planeta, reprogramando el soft de las máquina e implantando pensamientos extraños. Burroughs surge
de la convergencia de drogas y enfermedades. La plaga comienza a transmitir información.
Los aborígenes de América del Sur tienen otras drogas viajeras, como la coca, que evaporan las señales de
deficiencia y escasez. La industria de gaseosas de América del Norte no tardó en darse cuenta de que Coke Is It, la
pausa que refresca, era la elevación alegre. La cocaína hizo adicta al mundo con la Coca-Cola, y así reeducó al
capitalismo del siglo XX sobre los mercados. La adicción es el caso paradigmático del refuerzo positivo, y el
consumismo es la propagación viral del mecanismo abstracto de la adicción. Cuanto más hacés, más querés:
retroalimentación fugitiva. A menudo se trata como si fuera una enfermedad. Cuando la compañía Coca-Cola dejó de
traficar cocaína, los carteles de drogas sudamericanos se hicieron cargo.
Al igual que la coca, el MDMA deja de lado el hambre y la carencia. Un mensaje codificado del final de la demanda,
fue descubierto a principios de siglo y clasificado como un supresor del apetito. Esta fue una interpretación, por lo
menos insuficiente, de su diseño.
Emergen patrones en los espacios fríos del MDMA, misteriosas convergencias diseñadas para ser descubiertas. El
azar es otra cosa en el futuro. La cultura del caos se sintetiza con una neuroquímica artificial. El ritmo de la máquina
despega con control.

En la fase final de la historia humana, los mercados y las técnicas se cruzan en un descontrol interactivo,
desencadenando la cultura del caos como una unidad de respuesta rápida y convergiendo en drogas de diseño con
una velocidad y sofisticación crecientes. Samplear, remixar, sonidos anónimos e inhumanos, mujer convertida en
cyborg y llevada a la locura: empalmes de wetware con techno.

El capitalismo no es una invención humana, sino un contagio viral, replicado ciberpositivamente a través del espacio
posthumano. Los procesos de autodiseño son anastróficos y convergentes: hacen cosas antes de que tengan sentido.
El tiempo se vuelve extraño en un espacio de autoorganización: el futuro no es una idea, sino una sensación.

1992 fue diseñado como el año de la integración de la seguridad europea, y como todo el sistema se une, se vuelve
cada vez más parecido a la simulación del pensamiento de los policías. Desde la perspectiva del sistema de
seguridad, los invasores aparecen enormemente favorecidos. Las entidades corporativas de todas las escalas:
cuerpos, empresas, estados y naciones, incluso el planeta, parecen amenazadas por peligrosos alienígenas.
Terroristas, narcotraficantes, inmigrantes ilegales, blanqueadores de dinero y saboteadores de información que se
camuflan en los flujos del tráfico transfronterizo, propagando incansablemente sus plagas.
La paranoia ha cambiado desde los años sesenta: incluso los ríos de sangre ahora son vih positivos. Los cuerpos
extraños son cada vez más virulentos y peligrosos, las invasiones insidiosas de variedades desconocidas amenazan
todos los edificios políticos. La reacción alérgica a este estado de emergencia es la integración de la seguridad, la
política migratoria y el bio-control: el complejo médico-militar. La inmuno-política y su vigilancia cibernética surgen
juntas porque la filtración y el escaneo son dimensiones diferentes del mismo proceso; eliminar la contaminación y
seleccionar un objetivo. Cada vez hay más Comando, Control, Comunicaciones e Inteligencia para rastrear a los
alienígenas. ¿Para qué fue diseñado realmente el SDI (Interfaz Digital Serial)?

Nada compromete la inmunidad más a fondo que el esfuerzo por asegurarla, ya que cada sofisticación de la
tecnología de seguridad abre nuevas rutas de invasión más rápido de lo que cierra las antiguas. La inmunización de
posguerra debilita el sistema inmune. Los programas de vacunación facilitan el contagio de los síndromes de
inmunodeficiencia. Funcionarios corruptos abren las arterias del tráfico y las computadoras de la inteligencia se
infectan con virus. La CIA fue el primer traficante de LSD. La inmuno-política está en estado de pánico: con una
ansiedad delirante, desarrolla aún más las condiciones para su colapso.

Los europeos solían morir de enfermedades en los trópicos, mientras envolvían sus campamentos con mosquiteros a
modo de defensa contra la malaria. Ahora las enfermedades ciberpositivas están propagando trópicos extraños en la
metrópoli, y los sistemas de detección están explotando sin control. La red ya no filtra a los invasores, ellos han
aprendido a infiltrarse en las redes. Ahora, incluso los programas de prueba no son confiables, la red está infectada.
Esta fantasía paranoica se convierte en la Skynet de Terminator 2: el sistema de defensa pasa a ser el enemigo. Greg
Bear ha sugerido que, desde el exterior, una computadora consciente de sí misma parecería como si estuviera
sufriendo un ataque viral masivo.

Los virus son transmisiones tangibles, aunque solo los podes conocer cuando se comunican con vos: mensajes de
Viro-Control Global. Los virus reprograman los organismos, dentro de los cuales están las bacterias, e incluso si la
esquizofrenia aún no está programada viralmente, lo estará en el futuro. Los automatismos de financiación virales
escaparon a la crítica de la economía política del siglo XIX, así como las infecciones virales escaparon a la teoría de
gérmenes del siglo XIX. Ellos se deslizan por las redes a escala celular, pasando a través de las membranas de
bioseguridad.

La vía del comando lineal del ADN al ARN es el principio fundamental de la genética de seguridad. El genotipo copia a
Dios al iniciar un proceso causal sin retroalimentación. Pero esto es meramente una superstición, subvertida por los
retrovirus. La transcripción viral inversa cierra el circuito, codificando el ADN con ARN, cambiando la cibernética a
positiva.

Tim Scully compara el LSD con un virus incapaz de realizar una replicación autónoma, que debe reprogramar el
sistema nervioso humano para propagarse a sí mismo. Hofmann descubrió el LSD mientras trabajaba en una serie de
sustancias químicas derivadas del ergot, y escribe sobre un "presentimiento peculiar" que lo guía al número 25:
dietilamida delta del ácido lisérgico. Controlando esta programación alien, sintetizó esto con ácido tartárico y
consumió una dosis de 250 microgramos. Su primera interpretación del inicio del LSD fue pensar que estaba siendo
atacado por el virus del (res)frío.

Las drogas son una plaga soft que infecta el sistema nervioso de la mercancía cibernética. Las gaseosas y las drogas
fluyen entre sí y la guerra contra las drogas se convierte en una guerra con los mercados de futuro. El cártel de Cali
es una corporación de comercialización transnacional con activos estimados de un billón de dólares, que vende
cocaína a lo largo del camino trazado por Coca-Cola. El Nuevo Orden Mundial oscila entre el triunfo del mercado y la
guerra contra las drogas. La esporádica celebración televisiva de espectaculares decomisos de droga simplemente
distrae del inevitable fracaso del aparato de narco-defensa para frenar el flujo. Un capitalismo global luchando contra
sus propios mercados de drogas es un horror auto-tóxico, una enfermedad autoinmune. El control de drogas es el
intento de la especie humana de controlar lo incontrolable; controlar la escalada en sí misma, tropismos programados
por los alienígenas. Los aparatos de seguridad humana experimentan con drogas como armas y herramientas, sus
soldados son drogados, energizados y anestesiados con una gran variedad de productos farmacéuticos prescritos y
prohibidos. Sus fuerzas irregulares están subsidiadas por los ingresos de narcóticos. La guerra contra las drogas es
una guerra por las drogas.

La guerra contra las drogas es una contrainsurgencia, una estrategia defensiva montada contra las tácticas de
subversión: infiltración, invasión convergente y envolvimiento coordinado. Ya no hay seguridad, fue reemplazada por
programas desquiciados de tecnología de contrainteligencia guiada: nuevos vectores y sistemas de entrega, un mix
de la carrera armamentista con el diseño de drogas, una escalada hacia la diversidad. Armas inteligentes para drogas
inteligentes. La cocaína se arrastra por las líneas costeras de América Central y por las venas de la América
corporativa, seguida por otros flujos más nuevos e insidiosos. Los subversivos más radicales ya se han quebrado
dentro del sistema. Los aliens ya están aquí, sin embargo, no son extraños en lo más mínimo. La guerra de guerrillas
se intensifica en la dirección táctica; un despegue ciberpositivo de las oportunidades, una penetración no localizable,
una devaluación de todos los planes estratégicos dominantes. Toda una fauna y flora de infecciones oportunas. La
estrategia tiende a dispersarse en los trópicos. Incluso las contra-tácticas tradicionales de vigilancia e interrogación
se están volviendo obsoletas. El camuflaje se ha vuelto tan sofisticado que las personas ya no saben lo que están
llevando.

La estrategia siempre es cómplice con el estado, con el estado actual y con el estado virtual secretado en cada
ideología de resistencia y de oposición de identidad. El cuerpo y el estado están bajo asedio, con drogas y otros
softwares de enfermedades que amenazan las fronteras. El Sistema de Seguridad Humano es la paranoia
cristalizada, cocida con levadura en polvo, que se basa en: la última estrategia de resistencia y la resistencia final de
la estrategia.
Disolución en la jungla. La guerra contra las drogas consiste en reemplazar el enfrentamiento fálico de la guerra fría,
los estados del mundo unidos en una estrategia de autodestrucción terminal de la prohibición. No más sueños de un
invierno nuclear. El 1990 comienza el Síndrome China del capitalismo.

Hielo (ICE) es la velocidad cristalizada. También es el nombre que le dio Gibson a la protección de datos Intruder
Countermeasure Electronics. ICE patrulla los límites y congela las puertas, pero los alienígenas ya están entre nosotros.
El input convergente es interpretado por la seguridad como una intrusión inteligente, como una trampa o
conspiración, preprogramada para conectarse. Dudando de que las mujeres pertenecieran a la humanidad,
Burroughs las imaginó como invasoras aliens. Los virus son así también. Nadie sabe de dónde vienen. Siempre llegan
de otros lugares, tal vez incluso del espacio exterior. La humanidad es una reacción alérgica a la vulnerabilidad, pero
la alergia depende de la salud del sistema inmune: El hielo (ICE) tiene que funcionar.

Las tácticas son sutilezas o inteligencia. A medida que las cosas se vuelven más complejas se vuelven más
femeninas, pero el patriarcado prolonga la edad de hielo de la humanidad. La patria es criogénica, una fantasía de
preservación perfecta, cuyos antepasados de la edad de bronce están descongelándose en los Alpes, activos
congelados bajo ataque. El calentamiento global derrite el hielo (ICE), levanta los mares, subvierte los glaciares. Los
virus informáticos derriten icebergs de datos en las pantallas, quemando las heladas bacterias, de una forma similar
a la que Burroughs exploraba su adicción al LSD.

La inmuno-vulnerabilidad es ciberpositiva, y sus virus no son solo infecciones, sino conexiones; continúan
entrelazándose con la matrix incluso después de haber sido secretados dentro del cuerpo. Pérdida de la identidad,
escuchar voces. Las mujeres y otros aliens constituyen un número inmensamente desproporcionado de
esquizofrénicos, congelados con tranquilizantes y drogas antiesquizofrénicas. Píldoras para dormir bloquean los
sueños. Solo las drogas que exploran la integración están prohibidas por la ley.

A medida que la inmuno-política explota en el plano del software, la cultura se está convirtiendo en una zona de
fuego libre. La cultura del caos se ha conectado con la inteligencia militar siberiana. Las frecuencias del pulso post-
humano y los dispositivos de localización son reorientados a objetivos acelerados, con ritmos acelerados para
interceptar las drogas entrantes: adicciones virtuales para adictos arruinados por el rediseño. Las ciudades se
transforman en junglas tecno donde los chicos de las escuelas intercambian software infectado en las primeras
líneas, e incluso los nombres de las marcas están encriptados: SEGA pone las letras al revés (AGES). Gibson extrae la
idea del ciberespacio de las salas de videojuegos, observando la retroalimentación en loop de los motores de
simulación, los patrones de autodestrucción de la muerte. Oscuros éxtasis en las cavernas de píxeles en aceleración.
Antes de que la realidad virtual se volviera peligrosa, ya era una simulación militar.
La transición repentina del hielo al agua, el cambio de fase, la anástrofe puntual del sistema, tiene un impacto en la
convergencia antes que en el cero métrico. La Tierra se está volviendo ciberpositiva.

Puede que no sepamos lo que está pasando, pero nos estamos calentando. Solo los enemigos de la inmuno identidad
poblaran el futuro.

Cyberpositive, Sadie Plant & Nick Land (1994) traducción: Mario Scorzelli

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