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Piedras de mar negra, también conocidas como 

guijarros negros, son piedras


redondas y planas, como aquellos que puede encontrar en las orillas de ríos,
lagos o playas. El aspecto de los guijarros le darán un aspecto único y especial a
su jardín. La piedra de mar negra tienen un color gris muy oscuro en su estado
natural y son casi completamente negras cuando se mojan, con unos acentos de
color arena. Aquí alguna de las ventajas del uso de guijarros negros:

 Hermoso color en estado natural o mojado


 Agradable para caminar
 Apariencia elegante

La forma redonda de los guijarros negros hace que sean muy versátiles y por lo
tanto, muy adecuados para diversas aplicaciones como caminos, terrazas, áreas
decorativas, etc. Piense, por ejemplo, en la combinación de esta piedra con el
verde del césped o simplemente con una bordura blanca para crear contraste y
mantener el terreno estable! La Piedra de mar negra es lo suficientemente dura
como para poder utilizarse en caminos con tránsito de vehículos o
estacionamientos. Para este fin recomendamos el uso de estabilizadores de
grava. 

Todo el que haya ido alguna vez a la playa se habrá sentido


tentado por estas piedras preciosas. Las botellas de vidrio,
por ejemplo, son las que generan una clase de tesoros que,
lamentablemente, están desapareciendo.
Unas gemas verdes, traslúcidas, que parecían proceder del
cofre de algún pirata.
Estas piedras se están agotando debido al éxito del
reciclaje y a la extensión del uso del plástico en la
industria, pues las esmeraldas no dejan de ser fragmentos
de vidrio de una botella rota de color verde que, a causa de
la erosión del mar, la arena y la sal, ofrecen un pulimento y
unos cantos rodados propios de las piedras preciosas.

Tal y como explica National Geographic, los buscadores de


cristales marinos tienen una especie de código de conducta,
según el cual si encuentras un trozo de vidrio que todavía
presenta aristas debes volver a dejarlo donde estaba para
que el mar acabe su trabajo. Algo así como sucede (o
debería suceder) con los pescadores cuando se topan con un
pez pequeño: pezqueñines, no, gracias, tal y como rezaba
aquel anuncio de la televisión.
Y es que Richard LaMotte, autor del libro Pure Sea
Glass y poseedor de una colección de más 3.000 piezas,
asegura que el mar tarda alrededor de diez años en pulir y
redondear las aristas de un cristal vidrio y entre 20 y 30
años en dejarlo completamente liso.

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