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Art Anosmia
Art Anosmia
H
ospital clínico de la Universi- Se percató de su falta mientras pa-
dad de Dresde.”Debe decir- Una batería de frascos, pipetas y pulve- seaba por el bosque. Acostumbrada a
me cuál de las tres varillas rizador, con las tres partes del “Sniffin’ distinguir entre los olores que despiden
es la que huele”, le explica Stick Set”: tal es todo el armamentario la hierba, las flores o las resinas se dio
la estudiante de medicina a Magdalena necesario para saber si una nariz desem- cuenta de que no podía oler ninguno.
Flügge. La paciente, sentada, se cubre peña bien sus funciones. Con las varillas Inquieta, aplastó musgo y hierba sobre
los ojos con una venda. De una paleta mencionadas el servicio universitario de la palma de la mano y se lo llevó a la
extrae la joven tres varillas de un dedo otorrinolaringología viene diagnostican- nariz; no sintió nada. Para corroborarlo
de grosor. “¿Uno, dos o tres?”, pregunta do con éxito desde hace años los tras- se reunió con gente fumando; no perci-
mientras pasa dos varillas neutras prime- tornos olfativos. Las primeras pruebas bió tampoco el olor a tabaco.
ro y luego otra aromatizada con olor a se centran en el grado de intensidad Así recaló en el hospital clínico, en
rosas ante la nariz de Flügge. “No está aromática que debe poseer una sustan- cuyo departamento de otorrinolaringo-
muy claro”, responde ésta. “Pues debe cia para ser percibida. Se aborda luego logía acometieron en el año 2004 un
decidirse”, insta la alumna. la capacidad olfativa del paciente, su estudio que podría conducirles a la de-
“Dos”, repone Flügge, dubitante. Inco- merma o su ausencia total. terminación final de si las personas con
rrecto. La estudiante introduce el número “Uno, dos o tres. Unos dos o tres”, trastornos olfatorios recuperan, a través
en el ordenador. Toma la siguiente varilla sigue contando la joven incansablemen- de ciertos ejercicios, el sentido perdido.
de la paleta y pregunta de nuevo: “¿uno, te. Incorrecto, correcto. Así, hasta que En el caso de nuestra paciente, los apa-
dos o tres?”. La paciente levanta la na- las 45 varillas del test han pasado ante ratos de entrenamiento constan de cuatro
riz como si así pudiera olfatear mejor la nariz de Flügge. No es la primera frasquitos en cuyo interior hay trozos de
y reconocer las especies volátiles que vez que se somete al test. Desde hace gasa empapados con distintos aromas.
pasan frente a ella. “Tres”. Incorrecto. ya meses, esta paciente de 53 años Dos veces al día, por la mañana y por
Nueva entrada en el ordenador. Otra vez acude con regularidad al laboratorio la tarde, Flügge debe dejar libre el genio
la alumna: “¿Uno, dos o tres?”. “Dos”, hospitalario para las pruebas. Perdió el de la botella e identificar su presencia
asevera sin convicción la paciente. Pero sentido del olfato en un accidente de con la sola ayuda de su nariz. Sigue,
esta vez ha acertado. ¿Casualidad? No es bicicleta. Se golpeó en la nuca y sufrió además, un protocolo para ejercicios
fenómeno infrecuente en la realización una conmoción cerebral. La conmoción complementarios. Cada seis semanas,
del “Sniffin’ Stick Test”, que venimos remitió, pero las sensaciones olfativas Thomas Hummel, jefe del servicio, con
exponiendo. desaparecieron. su equipo de adjuntos y alumnos, exa-
mina si la nariz de Flügge ha aprendido
o no algo con los ejercicios. La ciencia
1. EN EL DIAGNOSTICO DE LOS TRASTORNOS olfativos se utilizan distintas varillas reconoce que no existe todavía ningún
de fieltro aromáticas, cuyo olor tienen que reconocer los pacientes con los ojos vendados.
DANIEL FLASCHAR
DANIEL FLASCHAR
Sobre esos datos, trabaja el equipo de
Dresde. Los ejercicios continuados se
proponen que las células olfativas de los
pacientes se renueven, adquieran sensibi-
lidad y mejore la elaboración cerebral de
la información olfativa. No se subestima
siquiera la posibilidad de una curación
espontánea. Entre un 10 y un 20 por
ciento de los afectados recuperan antes
o después el sentido del olfato.
Se atribuye a Coco Chanel la frase
“Lo más misterioso, lo más específi-
camente humano es el olfato”. Más
críptico se mostró Friedrich Nietzsche
cuando afirmó que su genio se asentaba,
por entero, sobre sus fosas nasales. Lo
que sí aparece manifiesto es que, con
el olfato, nos hallamos ante un sentido
social. De él depende que dos personas
congenien o no en el primer encuentro.
Es también el sentido que guía al lac-
tante hacia el pecho materno.