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LA TÓRTOLA Y LA LECHUZA

Cuenta una vieja fá bula que una lechuza y una tó rtola eran vecinas en el bosque. La
primera estaba siempre disgustada porque nadie apreciaba su canto, así que, un día, le
contó a su amiga que había decidido marcharse bien lejos.

—Pero... ¿adonde te irá s? —preguntó la tó rtola preocupada.

El mundo era muy grande y peligroso. Su amiga no entendía por qué quería irse si en
su bosque vivían en paz y tenían comida y un hogar confortable.
—Voy a trasladarme al norte —contestó la lechuza segura.
—¿Qué hay en el norte que no tengamos aquí? —quiso saber la tó rtola.
—Me han dicho que allí la gente es muy culta e inteligente.

—replicó la lechuza—. Aquí nadie aprecia mi graznido. Yo me esfuerzo, tú lo sabes, y


solo recibo burlas. Allí seguro que todo me irá mejor.

La tó rtola se quedó pensativa durante un buen rato antes de afirmar:


—Yo creo que dará igual si te vas al norte o al sur.
La lechuza abrió mucho sus ojos grandes, redondos como naranjas. Estaba
sorprendida. No entendía a qué se refería.
—¿Tú eres capaz de cambiar tu voz? —le preguntó la tó rtola.
La lechuza negó con la cabeza. ¡Su amiga a veces hacía preguntas muy tontas!
—Entonces da igual dó nde vayas. Si tu voz es la misma, si tú eres la misma, las cosas
será n parecidas allá donde vayas. A la gente del norte tampoco les gustará s. —Y tras una
pausa para reflexionar, añ adió —: Si te gustas a ti misma, en todas partes estará s bien, sin
importar lo que piensen los otros. Y si no te gustas, entonces tienes un trabajo contigo
misma. ♦

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