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Tarea 2
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Grupo: 7
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Introducción
El consumo de energía eléctrica, de agua y la disposición de residuos son los primeros temas que se
abordan en el presente informe, con la idea de evidenciar las tendencias en los patrones de
consumo de la última década, a nivel nacional e internacional, a partir de la comparación entre
países de la OCDE en desarrollo y en vías de desarrollo.
Patrones de consumo
Durante el último tiempo, ha existido una creciente preocupación por el cambio climático y los
efectos antropogénicos involucrados en este. Ha aumentado la concientización de la población,
llevando en muchos casos a buscar alternativas para ser menos dañinos hacia el planeta. Dentro de
las soluciones más comunes están el comenzar a reciclar, no desechar todo lo que se compra,
teniendo como ejemplo más básico y común el no comprar y botar una botella de agua cada vez que
tenemos sed, o también el utilizar bolsas reutilizables para realizar las compras. Y a pesar de que
cada unas de estas acciones sin duda ayudan y promueven un estilo de vida más consciente, hay
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otras aún más cotidianas, en que no se pone tanta atención y que sin duda podrían generar en
conjunto una gran ayuda ante las emisiones contaminantes. Específicamente, al revisar los patrones
de consumo dentro del hogar, se puede cuantificar el uso de recursos, pudiendo observar cifras
alarmantes, de la que no se está consciente. Bajo un análisis de estos datos es importante ser capaz
de distinguir conductas que ayudan a un alto consumo, que no son indispensables, y encontrar
soluciones a estas.
Figura 1: Consumos
per cápita promedio
En el país, el consumo anual per cápita de electricidad corresponde a 3.879,68 kWh (Banco Mundial,
2014), siendo esto calculado como la capacidad de producción eléctrica que tiene el país. Pero al ver
un informe del gobierno, este indica que el consumo de energía eléctrica por vivienda corresponde a
2.074kWh/año. Si pensamos en un hogar promedio, en donde según el Censo 2017 conviven 3,1
personas, se tiene un consumo per cápita mensual de 57kWh. Esta diferencia se debe a como está
calculado cada uno de estos valores, ya que el Banco Mundial considera la producción total, y no
hace distinción de que sector consume la energía, siendo el industrial y minero el que más se lleva
de esta energía, correspondiente a un 39% de la producción en 2017 (cne, 2018).
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Para poder compararse con otros países, es necesario establecer parámetros y saber qué resultados
se quieren obtener. Chile es miembro de la OCDE, organismo de cooperación internacional, que vela
por el desarrollo económico de los países. Chile es miembro desde el 2010. La comparación que se
muestra a continuación se estableció con 5 países desarrollados (Australia, España, Hungría,
Noruega y Países Bajos) pertenecientes a la OCDE y 4 en vías de desarrollo (Chile, Colombia, México
y Turquía) de la misma organización. En la Figura 2, se muestran los consumos per cápita de estos
países, y luego en la figura 3 se presentan datos acerca de la producción de electricidad en base a
carbón.
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La producción eléctrica de Chile tiene varios implicados, siendo principal el sector de fuentes
térmicas (un 51,7% a noviembre de 2019) (generadoras, 2020). El combustible de estas plantas
proviene de fuentes no renovables, siendo el proceso de combustión de estos contaminante con el
medio. Es importante que el país continúe promoviendo la generación de electricidad en base a
fuentes renovables, Pero hay que poner atención en el foco de esto, ya que no es usar fuentes
renovables porque los combustibles fósiles se puedan acabar, sino que es porque la combustión de
los combustibles fósiles contaminan en gran medida, debido a la liberación de gases de efecto
invernadero en el proceso de combustión. En la figura 4 se muestra como han ido evolucionando las
fuentes energéticas del país. Es de esperar que las fuentes renovables vayan en aumento, para así
combatir el cambio climático desde una disminución de contaminantes liberados al ambiente.
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Figura B: Capacidad de Producción de las fuentes de
agua
Fuente: Gobierno de Chile
De acuerdo a la información entregada por el Ministerio del Medio Ambiente en su Cuarto Reporte
del Estado del Medio Ambiente, se declararon 21,2 millones de toneladas de residuos (MMA, 2018),
los cuales se desglosan de acuerdo a lo que se presenta en la Figura 6. De dicho desglose, se obtiene
que los residuos municipales alcanzan un valor de 7,49 millones de toneladas aproximadamente.
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Figura 6: Generación de residuos a nivel nacional, 2015-
2016
Fuente: MMA, 2018
En el reporte What a Waste 2.0 (Kaza et. al., 2018) se presentan una serie de gráficas con
información sobre la tasa de generación de residuos por personas por día de un gran listado de
países, a continuación se presenta una tabla resumen con la información referente a Chile, el
promedio mundial, algunos países de la OCDE y países en vías de desarrollo (en el anexo se
presentan las gráficas con la información correspondiente a los países que se mencionan en la Tabla
1). De la información se concluye que de los países desarrollados, Australia, es el más alejado al
promedio global de la tasa de generación de residuos, mientras que Colombia, un país en vías de
desarrollo y miembro reciente de la OCDE es el más cercano al valor promedio global. Por su parte,
Chile tiene una variación aproximada del 55% con respecto al valor promedio global.
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Países Bajos 1.44 525.6
El reporte What a Waste 2.0 también presenta una proyección sobre la generación de residuos para
los años 2030 y 2050, de acuerdo a un análisis socioeconómico de la población, como se observa en
la Figura 7, con la cual se puede concluir claramente que las sociedades con mayores ingresos
continúan, por décadas, siendo las que mayor cantidad de residuos generan, pero serán las que
menos crecimiento en su tasa experimenten, ya que tienen un desarrollo económico estable, en
comparación a los países con menos ingresos económicos y que tienen mayor cantidad de
habitantes, en los que todavía no se alcanza una economía estable. En la Figura 8, se hace la
proyección por regiones, lo que permite relacionar de forma más directa tanto las costumbres como
las economías regionales con la generación de residuos a largo plazo. Se observa que las economías
de Latino América y el Caribe aumentan su tasa de generación de residuos de manera constante,
mientras que la tasa de generación de residuos en América del Norte también aumenta, pero con
una variación menor.
Figu
ra 7: Proyección de residuos por ingreso económico del país. Fuente: Kaza et. al, 2018.
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Fi
gura 8: Proyección de residuos por región del mundo. Fuente: Kaza et. al, 2018.
Dado los distintos patrones de consumo analizados en esta sección, es fundamental notar la alta
incidencia que cada uno de nosotros tiene. Si se quiere generar un cambio a nivel global, es de suma
importancia tener en consideración que con pequeños cambios de cada uno, se puede disminuir la
demanda de electricidad, lo que genera disminuir los GEI debido a que en Chile aún se depende de
estas energías para abastecer a la población. Además, a pesar de que en comparación a otros países
no haya un alto consumo per cápita, no significa que el país esté bien. Principalmente estas
diferencias se deben al nivel de ingresos del país (lo que aún sitúa a Chile como un país en vías de
desarrollo).
En la Figura 11 se observa la presencia global de la organización PEFC, se presentan todos los países
miembros, pero se hace la diferencia entre aquellos que tienen sistemas de certificación forestal
avalados por PEFC y aquellos que no. También se indican aquellos países, miembros o no, en los que
se han emitido certificaciones de Cadena de Custodia (CoC, Chain of Custody). Actualmente hay 53
países miembros de la organización y 20.000 empresas con certificados CoC. Este tipo de certificado
es el que mantiene la empresa EDIPAC SpA en Chile y es el cual entrega la garantía de que el material
forestal contenido en el producto proviene de bosques gestionados sosteniblemente. Además de los
certificados CoC que se otorgan a productos forestales, PEFC otorga certificación a empresas
forestales en base al cumplimiento de una serie de requerimientos para garantizar la gestión
sustentable de los bosques, con la consideración que estos requerimientos deben adecuarse al tipo
de bosque en evaluación. Además de los requerimientos establecidos para el manejo forestal, la
organización PEFC establece estándares y guías específicas para los distintos tipos de certificaciones
que entrega, sea a empresas forestales, sistemas de certificación nacional o empresas de productos
forestales, entre otros. Estos estándares permiten reconocer la utilidad del sello a nivel
internacional, junto con la transparencia y objetividad con la que se entrega esta clase de
certificación.
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Figura 11: Presencia global
de PEFC
Uno de los materiales de construcción más utilizados es el hormigón, sea para carreteras,
edificaciones, fundaciones, etc. Si bien su versatilidad es muy amplia, en ocasiones son necesarios
ciertos aditivos para realzar o mejorar ciertas características, que permitirán un mejor desempeño
del hormigón dentro de los límites definidos por las condiciones de construcción. Un ejemplo de
esto es el uso de aditivos para acelerar el proceso de hidratación, como es el caso del aditivo Master
X-Seed. Si bien la utilización de aditivos en la fabricación del hormigón presenta muchos beneficios,
no hay que despreciar cuál es el costo ambiental de utilizar estos. Es por esto que se ha promovido la
certificación de desempeño, para evaluar a productos, proyectos y organizaciones en temas de
sustentabilidad. El objetivo es que se instalen patrones de consumo y producción sustentables en la
industria. A raíz de esto es que se han creado declaraciones ambientales de producto (DAP), en las
que se describe el producto y su uso, y como ha sido el proceso de este. Además se presenta un
análisis del ciclo de vida esperado, desde la obtención y evaluación de materias primas para su
fabricación, hasta la evaluación de su próximo uso o desecho, poniendo énfasis en los impactos
ambientales.
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A continuación, en la Figura 12 se observa el ciclo de vida del producto que se seleccionó, que ha
sido declarado por el fabricante.
Para quienes se encargan de desarrollar productos con esta clase de declaraciones ambientales, las
DAP de sus productos incrementan su entrada a mercados internacionales, marcandolos como
pioneros del desarrollo sostenible (IBU, 2017). El proceso de estudio y análisis que llevan a cabo los
manufactureros, permite que los productos que desarrollan sean sostenibles en el tiempo, lo que les
permite mantenerse activos en el mercado de la construcción.
En comparación con la información que entrega la certificación PEFC, la declaración de impacto EPD
que verifica el instituto IBU, presenta un análisis muy completo del impacto que un producto en
específico puede generar durante su ciclo de vida, con la idea de aportar a la evaluación
medioambiental de la construcción en la que se utilizará dicho producto. En contraparte, lo que
busca la certificación PEFC es asegurar que los productos que están certificando, por ejemplo
productos con certificación CoC, obtienen sus recursos primarios de servicios forestales que
mantienen un cierto estándar de manejo sustentable en sus plantaciones.
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Referencias
1. B. (2014, 22 octubre). ¿Cuáles son los diez países más desarrollados del mundo?
BOLSAMANIA.https://www.bolsamania.com/noticias/pulsos/cuales-son-los-diez-paises-mas-
desarrollados-del-mundo--611785.html
Anexos
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A.1.2: Países de Europa y Asia Central.
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Anexo 2: EDP Master X-Sedd
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A.2.1: EPD Master X-Seed. Fuente: IBU
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A.2.1: EPD Master X-Seed. Fuente: IBU (Continuación)
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A.2.1: EPD Master X-Seed. Fuente: IBU (Continuación)
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A.2.1: EPD Master X-Seed. Fuente: IBU (Continuación)
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