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BLOQUE 4.

ESPAÑA EN LA ÓRBITA FRANCESA: EL REFORMISMO DE LOS


PRIMEROS BORBONES (1700-1788)
4.1. LA GUERRA DE SUCESIÓN ESPAÑOLA Y EL SISTEMA DE UTRECHT. LOS
PACTOS DE FAMILIA.
En 1700, murió sin descendencia Carlos II. Los candidatos al trono eran Carlos de Austria y Felipe
de Anjou, un Borbón, el cual fue nombrado heredero. En 1701, sube al trono Felipe V, con la
oposición de Austria, Inglaterra, Holanda y Portugal, ante la posible unión hispano-francesa. La
Guerra de Sucesión (1701-14) fue una guerra europea, enfrentándose el bando francoespañol con
el antiborbónico; y una guerra civil, enfrentándose la Corona de Aragón con la de Castilla. Al ser
Carlos de Austria nombrado emperador de Alemania (1711), Inglaterra presionó para firmar La
paz de Utrecht (1713), que puso fin a la guerra y dio comienzo a un nuevo orden internacional,
con tres potencias: Francia, Austria e Inglaterra, la gran potencia, saliendo vencedora con ventajas
mercantiles y concesiones territoriales (Gibraltar, Menorca y Terranova). España fue la gran
perdedora, perdiendo territorios europeos y siendo potencia de segundo rango. El objetivo de
Felipe V (1700-46) era recuperar los territorios italianos, por ello, España se alió con Francia
mediante los Pactos de Familia. El primer pacto (1733) consiguió Nápoles y Sicilia para el primer
hijo del rey, y el segundo pacto (1743) recuperó el Ducado de Parma para otro hijo. Fernando VI
(1746-59) tuvo una política exterior neutral, aunque velaba por la economía y reforzó la potencia
naval española. Carlos III (1759-1788) tuvo como objetivo frenar la expansión inglesa por
América. Con el tercer pacto (1761), España entró en la Guerra de los Siete Años, teniendo que
ceder Florida a Inglaterra, obteniendo La Luisiana de Francia, pero recuperando Menorca y
Florida en la Guerra de Independencia de los EE.UU. (1776-83).

4.2. LA NUEVA MONARQUÍA BORBÓNICA. LOS DECRETOS DE NUEVA PLANTA.


MODELO DE ESTADO Y ALCANCE DE LAS REFORMAS.
A principios del s.XVIII, los Borbones llegaron al trono español imponiendo el modelo absolutista
francés. En esta fórmula política, el monarca era la encarnación del Estado, a él pertenecían los
territorios y de él nacían las instituciones, siendo así fuente de ley, autoridad máxima de gobierno
y cabeza de justicia. Felipe V (1700-46) empleo válidos extranjeros, pero los sustituyó por una
burocracia española absolutista y reformista (destacan Melchor Macanaz y José Patiño). Su
sucesor, Fernando VI (1746-59), dejó actuar a los burócratas José de Carvajal y Zenón de
Somodevilla, cuyas reformas de carácter ilustrado buscaban consolidar el poder absoluto a través
de la centralización, el control de la Iglesia y la intervención en la economía. Hubo Reformas en
la administración del Estado, con Decretos de Nueva Planta, que suprimían las autonomías de
Aragón, implantaban un modelo de administración que establecía como máxima autoridad a un
Capitán General, dividían el territorio en intendencias y centralizaban el poder político; Reformas
en la Hacienda Real, obligando a los territorios de Aragón a pagar la misma cantidad que Castilla,
donde se intentó una reforma fiscal para establecer una única contribución, pero fracasó; y
Reformas Económicas que se centraban en la cuestión agraria (al ser reformas técnicas no
resolvieron los problemas), la libertad de comercio (ampliando capitales, aumentando la
recaudación, desarrollando el comercio exterior pero el interior siguió estancado) y la producción
artesanal (basada en el pequeño taller y en los métodos rutinarios de los gremios).

4.3. LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII. EXPANSIÓN Y TRANSFORMACIONES


ECONÓMICAS: AGRICULTURA, INDUSTRIA Y COMERCIO CON AMÉRICA. CAUSAS
DEL DESPEGUE ECONÓMICO DE CATALUÑA.
El intento de mejorar la economía a lo largo del siglo, implicaba mejorar la agricultura ya que
ocupaba al 75% de la población. Destacó el Informe sobre la Ley Agraria de Jovellanos (1794),
que analizaba las medidas necesarias para aumentar la producción y la extensión, proponiendo
reformas. La producción agraria mejoró a lo largo del siglo mediante la extensión, pero se
mantuvo modesta debido al atraso técnico. Se pusieron en cultivo nuevas tierras por desecación,
construcciones hidráulicas y acequias. En cuanto a la industria, destaca Campomanes. Era
necesaria crear una industria nacional potente, comparable con la extranjera y capaz de abastecer
a los dominios españoles. La industria hispana era poco atractiva ya que, a pesar de las ideas
reformistas, el sector secundario se basaba en la industria artesanal (producción escasa, margen
de beneficios pobre y reinversión precaria). Se trató de hacer de los dominios americanos el centro
comercial. Para ello, necesitaban eliminar la competencia, acabar con la industria colonial y con
el monopolio de Sevilla y Cádiz, trasladando así la Casa de Contratación de Cádiz (1717), dando
permiso a 9 puertos más, combatiendo el contrabando y las intromisiones comerciales, sobre todo
las inglesas, y utilizando el navío de registro. Cabe destacar el despegue económico catalán. A
pesar del obstáculo que suponían los Decretos de Nueva Planta, Cataluña logra a lo largo del siglo
XVIII una recuperación económica basada en el crecimiento demográfico, el aumento de la
producción agrícola y la reactivación comercial. Estas transformaciones marcarían la crisis del
Antiguo Régimen y posibilitarían la industrialización del siglo XVIII.

4.4. IDEAS FUNDAMENTALES DE LA ILUSTRACIÓN. EL DESPOTISMO ILUSTRADO:


CARLOS III.
La Ilustración es el fenómeno cultural que define las ideas del siglo XVIII. Partía de la revolución
científica, que concluyó que la naturaleza, la sociedad y el hombre se regían por leyes científicas.
Se basaba en el culto a la razón, el progreso y la felicidad; en cambio, sólo caló en círculos
intelectuales de la nobleza, burguesía y clero. Pretendía reformar algunos aspectos de la sociedad,
socavando así las bases socioeconómicas y políticas del Antiguo Régimen. La Ilustración llegó a
España en la segunda mitad del siglo XVIII, durante el reinado de Carlos III, el gran déspota
ilustrado español. El despotismo ilustrado fue la teoría política europea del siglo. Se basaba en
dos principios, el absolutismo y el ideal del rey filósofo, el cual sabía lo que convenía a sus
súbditos y podía reformar todos los aspectos sociales. En este planteamiento, el pueblo era el
objeto, pero nunca el sujeto (todo para el pueblo, pero sin el pueblo). Carlos III introdujo reformas
en España que había introducido en Nápoles y se rodeó de consejeros ilustrados como Olavide,
Jovellanos, Esquilache, los condes de Aranda, Floridablanca y Campomanes. Empezó por la
reforma de Madrid, renovando la capital por completo; potenció la política económica que inició
la modernización y la mejora de estructuras comerciales; expulsó a los jesuitas (1767); emprendió
reformas de la Administración de Justicia y en el Ejército; modernizando la sociedad, de ahí la
importancia de los vehículos de propagación ideológica.

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