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RESEÑA A TEOLOGÍA POLÍTICA I, de Carl SCHMITT

Daniel Sevillano Rodríguez

Importante jurista, filósofo político y jurídico, Carl Schmitt (11 de Julio 1888-
Plettenberg (Westfalia), 7 de abril de 1985) fue uno de los principales ideólogos del
Movimiento Revolucionario Conservador creado en Alemania tras la Primera Guerra
Mundial. Ya entonces, la teoría de este movimiento, tratando de frenar la marea del
comunismo, giraba en torno a la idea de que la lucha de clases se acabaría con la
instauración de un poder de decisión adecuado. Durante la República de Weimar se
cuece esta idea central en el pensamiento de Schmitt, y en marzo de 1922 queda
expuesta con la edición de la obra aquí reseñada, Teología Política - Politische
Theologie. Vier Kapitel zur Lehre von der Souveränität. "Soberano es quien decide
sobre el estado de excepción", define Schmitt, para entender la soberanía como un
concepto límite, cuya definición no refiere al caso normal, sino al caso límite de una
decisión, que, al tratarse de un acto creador, teológicamente será análoga al acto
creador del dios cristiano.

En esta definición, la soberanía implica una facultad política previa a la ley, que
señala la excepción como su campo de acción. Pero, sobre todo ya se deja ver cómo el
jurista alemán liga su concepto de soberanía a la teología. De momento, el “Estado de
excepción”, para Schmitt, es un concepto general de la doctrina del Estado, según el
cual, en un estado excepcional “hace falta que la facultad (de decisión) sea ilimitada en
principio; se requiere la suspensión total del orden jurídico vigente. Cuando esto
ocurre, es evidente que mientras el Estado subsiste, el derecho pasa a segundo
término.” (17) Anteponiendo el Estado al Derecho, solo la facultad de Dios es ilimitada,
capaz de suprimir con el milagro la causalidad de los fenómenos naturales, pero solo si
es para mantener el orden de su creación. Entonces, de forma similar ha de ser el
poder ilimitado del soberano, capaz de anular o crear con su decisión la legalidad
jurídica en el caso de excepción. (Pero, como se verá más adelante, no crea ex nihilo,
como Dios, sino a partir de una comunidad)
El derecho no puede pronunciarse sobre un caso que él mismo no recoge. En esta
excepcionalidad radica la insuficiencia del derecho liberal, que no sabe qué hacer en
este caso límite. Es el soberano, recalca Schmitt, quien con carácter definitivo decide si
la situación es normal. Luego, el derecho, es siempre “derecho de una situación”
creada por el soberano, quien, a su vez, “la garantiza en su totalidad.” Para Schmitt, el
soberano “asume el monopolio de la última decisión”, y la esencia de la soberanía del
Estado es definida jurídicamente como el monopolio de la decisión. Schmitt encuentra
en Bodino a aquel que “inserta la decisión en el concepto de la soberanía” (15):
aunque “las promesas obligan porque la fuerza obligatoria de una promesa descansa
en el derecho natural,” el príncipe, afirma Bodino, “solo está obligado frente al pueblo
y los estamentos cuando el interés del pueblo exige el cumplimiento de la promesa,
pero no lo está si la necesidad es urgente.”

También de Bodino saca Schmitt la pregunta fundamental del caso de excepción:


“¿Hasta qué punto está el soberano sujeto a las leyes y obligado frente a los
estamentos sociales?”. Este es el punto de partida de la reconstrucción histórico-
genealógica ejecutada por Schmitt en Teología Política, para mostrar la herencia
cristiana en la Modernidad del concepto de soberanía ante la imposibilidad de una
política secularizada. (Solo que, para Bodino, la soberanía no es ilimitada, sino limitada
por las leyes de Dios y de la ley natural. De hecho, lejos del absolutismo de Hobbes, las
ideas de Bodino serán precursoras de lo que será la modernidad.) Con el caso
excepcional visualiza Schmitt “la esencia de la autoridad del Estado. Vemos que en tal
caso la decisión se separa de la norma jurídica y, si se nos permite la paradoja, la
autoridad demuestra que para crear derecho no necesita tener derecho.” (18)

Aún falta por decir quién es el soberano, y sobre qué decide. Es personalista y
decide sobre quien es el amigo y quien el enemigo. Primero, quien decide es el Fuhrer.
Segundo, parece ser que, una vez eliminados los enemigos internos en la Alemania a
partir de 1933, el enemigo sería el judío. La trayectoria de Schmitt suele estigmatizarse
por su adhesión al partido nazi desde 1932 hasta 1937, y, en lo que a esta reseña
concierne, por su elaboración de la teoría del Derecho como orden concreto, según la
cual “el Derecho no se agota en las normas, sino que implica un orden concreto.”
( Enrique Serrano G.) Este orden nace de la voluntad del soberano, como será el caso
del Führer, fuente suprema creadora del Derecho. Y con ello, de establecer quien es el
amigo y quien el enemigo.

En Teología política, no en tanto, en la definición de la soberanía, lo importante es


responder a quién decide en caso de conflicto, en qué estriba el interés público o
estatal, la seguridad y el orden público, etc. (13-14)Para ello, Schmitt cita a Hobbes:
Quis indicabit? Quis interpretabur? ¿Quién juzgará? ¿Quién interpretará? (85) No
obstante, el concepto de soberanía, con vistas a moldear estos conceptos, irá
sufriendo transformaciones a lo largo de la década de los veinte, y sobre todo, en los
años treinta en que Schmitt se aproxima al nacionalsocialismo, quizá adaptando sus
planteamientos filosóficos a las circunstancias

Para Schmitt, en El concepto de lo político, es imposible eliminar la distinción


existencial entre amigo y enemigo, ya que el enemigo amenaza la estabilidad
ontológica de la unidad de cualquier comunidad o estado, y pone en peligro su propia
existencia. En eso consistirá, en sentido ontológico-político, la diferencia
amigo/enemigo, dirimida únicamente por el soberano. Lo que el soberano decide en el
caso de excepción es quien es el amigo y quien el enemigo y esta distinción afecta a la
identidad de grupo en sentido. Como dice María Marta García Alonso, 1 La decisión
soberana es política y, al tiempo, constituyente de derecho puesto que es constitutiva
de un orden nuevo. … el orden nuevo que instaura esa división no remite ningún orden
moral previo, a ningún orden jurídico que deba respetar o mantener. Es el soberano el
que distingue entre amigo/enemigo; el que define quien está dentro de la comunidad
política (porque define sus leyes) y quien cae fuera del derecho (debe ser expulsado o
arrinconado de esa comunidad política). Este acto es puramente político, pero se hace
desde la voluntad de hacer de ello ley común. De ahí ese elemento positivista en
Schmitt: lo que el soberano decide es ley (constituyente de política y, posteriormente,
articuladora de lo jurídico). Ahora bien, no crea de la nada.

Schmitt, en 1934, escribió “El Fuhrer protege el derecho”, para, entre otras ideas,
afirmar que “el derecho del Führer surge de la misma fuente jurídica de la que mana
todo el derecho de todo pueblo. Todo derecho procede del derecho vital del pueblo.”
Esto es, el poder del Führer mismo emana de la existencia de una comunidad concreta,
1
En el curso 2020-2021 de su asignatura Teología Política de Master de Filosofía Práctica de la UNED
histórica y realmente existente, que se encuentra permanentemente amenazada por
enemigos de igual manera concretos, históricos y realmente existentes. Así, para
Schmitt, la idea del Fuhrer que no implica la unidad de ley y soberano es absurdo.

Teología política tendría una segunda edición en 1933 donde Schmitt advierte en
una nota introductoria el sentido de su obra inicial: “sin el concepto de secularización
no es posible en general comprender los últimos siglos de nuestra historia” (11).
Porque Schmitt echa mano del concepto de soberanía para volverse contra el proceso
de secularización, desenvuelto desde la modernidad y la Ilustración, ya que desde este
proceso se pretende, por un lado, eliminar todas las nociones teístas y trascendentes
y, por otro, formar un nuevo concepto de la legitimidad. Frente a la secularización,
Teología Política supone la siguiente tesis, no exenta de polémica, en el tercer capítulo:
“Todos los conceptos centrales de la teoría moderna del Estado son conceptos
teológicos secularizados.” (Marta García se opone a esta tesis)

Con tal tesis, Schmitt lleva a cabo una reconstrucción histórico-genealógica, según
la cual “la Modernidad estaría determinada tanto por el decisionismo de las primeras
doctrinas modernas de la soberanía como, sobre todo, por un devenir que conduce
desde el absolutismo hacia el liberalismo decimonónico y, ya en el siglo XX, hacia el
positivismo jurídico propio de la teoría pura del derecho de H. Kelsen”. ( Navarrete,
349) Y toda ella, la Modernidad, no deja de basarse en conceptos tomados del
cristianismo. De ahí que la teología política no esté finiquitada, como se opondrá,
entre otros, a Peterson, en la segunda parte de Teología Política.

Schmitt defiende en Teología Política I que “El estado de excepción tiene en la


jurisprudencia análoga significación que el milagro en la teología” (37), y traza en
aquella obra una historia del paralelo entre la teología y la jurisprudencia. Cita a
Leibniz, quien niega que se pueda comparar la jurisprudencia con la medicina y la
matemática, acentuando luego su afinidad sistemática con la teología. "Con justo título
hemos transferido el modelo de nuestra clasificación desde la teología a la
jurisprudencia, porque la similitud de una disciplina con la otra es admirable."
También, este parentesco entre la teología y la jurisprudencia está representada en
forma típica por J. Stuart Mill. En definitiva, Schmitt transfiere conceptos de la teología
a la teoría del Estado, y a través de otros autores, para poder asemejar la significación
del milagro con el estado de excepción (37) Y, en su repaso, hasta Kelsen tiene el
mérito de haber llamado la atención desde 1920 sobre la afinidad metódica entre la
teología y la jurisprudencia. Así, en la jurisprudencia, la omnipotencia del modernos
legislador tiene su origen en la teología. (39)

Cuando Schmitt dice que todos los conceptos centrales de la moderna teoría del
Estado son conceptos teológicos secularizados, está diciendo que aquellos conceptos
jurídicos modernos se enraízan en la estructura cristiana que relaciona a Dios con su
creación. Para Schmitt, existe una simetría estructural entre los conceptos teológicos y
los conceptos jurídicos, y ambos están fundamentados en una misma metafísica. 2 La
concepción metafísica desarrollada por la teología tendría, según Schmitt, la misma
estructura que posteriormente adoptaría el Estado moderno. Así como el orden
natural precisa de una potencia divina trascendente, que puede intervenir para
proteger la creación, el orden jurídico presupone un soberano. De ahí la famosa
sentencia, “el estado presupone lo político.

Schmitt, para quien la soberanía no es un poder jurídico, con su concepción


teológica secularizada opone su soberano indivisible e ilimitado al Estado de derecho
liberal, en concreto, al parlamentarismo y la división de poderes. Critica Schmitt que
las más varias teorías sobre el concepto de la soberanía - Krabbe, Preuss y Kelsen-
coinciden en que del concepto del Estado tiene que desaparecer todo elemento
personal. (30) El personalismo de Schmitt, que ya se verá reflejado con el Fuhrer, choca
frontalmente con la tradición del Estado de derecho que contrapone al mandato
personal la validez objetiva de una norma abstracta. Al fin y al cabo, lo que critica
Schmitt es un poder jurídico, como el del estado de Derecho, que pretende eliminar al
soberano y la categoría última política, amigo-enemigo.

2
Quizás Schmitt recuerda la sentencia Nietzscheana según la cual hemos matado a Dios, pero no hemos
encontrado aún la nueva luz que ilumine el camino que él iluminaba. Es por ello, que habremos de vivir
durante mucho tiempo bajo la sombra de Dios, esto es, bajo la misma moral, su misma escala de valores
y su misma gramática.
Desde un catolicismo muy personal, Schmitt siente nostalgia del soberano
trascendente y metafísico que no cabía en las representaciones de la inmanencia que
se imponía desde el siglo XIX. Estas eran la tesis democrática de la identidad de
gobernantes y gobernados, la teoría orgánica del Estado y su identidad de Estado y
soberanía, la doctrina del Estado de derecho de Krabbe y su identidad de soberanía y
orden jurídico y, por último, la teoría de Kelsen sobre la identidad del Estado y el orden
jurídico. (47) Schmitt se enfrenta en su obra no solo a estas teorías, sino también a la
izquierda hegeliana que proclama que la humanidad debe ocupar el puesto de Dios.

En la obra aquí reseñada, dice Schmitt que Donoso Cortés afirmaba que es
“consustancial al liberalismo burgués no decidirse por uno ni por otro en la contienda”.
(53) Schmitt rechazará, a lo largo de su vida, al constitucionalismo liberal, justo debido
a su incapacidad de decisión. En la la Primera Guerra Mundial, cuando Alemania
enfrentaba a las potencias extranjeras, la falta de decisión para controlar o acabar con
los enemigos internos condujo al Estado a la ruina. En la obra aquí reseñada, Schmitt
menciona, junto a Donoso Cortes, a De Maistre, pues “Suspender la decisión cuando
llega el momento decisivo, negando su necesidad, debía parecerles a los dos una
extraña confusión panteísta” (55). Hitler culparía, en su discurso reproducido por
Schmitt, a la incapacidad de acción, fatal en momentos decisivos, consustancial a la
metafísica liberal. Todos sus promotores deberían ser declarados enemigos de
Alemania, y Hitler, debiera adquirir “el derecho y la fuerza para fundar un nuevo
Estado y un nuevo orden”.

Para concluir esta reseña, basta recordar, con la tesis de la profesora Marta García,
según la cual niega la tesis de Schmitt de que cualquier asunto político (o moral) tenga
en el cristianismo y sus valores su razón de ser. Más bien, dice García, que la
modernidad y la Ilustración (ambas detestadas por Schmitt) se explican como una
batalla directa contra muchas de las ideas cristianas. Schmitt trato de coser un
esquema conceptual teológico a su concepto jurídico de soberanía, y el resultado
quedó para la historia.
BIBLIOGRAFÍA:

Navarrete, Roberto Carl Schmitt y el pensamiento del orden concreto: una crítica de la
interpretación decisionista de la teología política schmittiana. Isegoría, Revista de Filsosofía
moral y política. N: 52 pág. 349

Serrano G. Enrique Derecho y Orden Social. Los presupuestos teóricos de la teoría


jurídica de Carl Schmitt. Isegoría.
Schmitt, Carl Teología Política. Madrid: Trotta, 2009
--------- El concepto de lo político. Madrid: Alianza Editorial, 2009
-------- Le Führer protege le droit: À propôs du discours d`Adolf Hitler au Reichstag du
13 juillet 1934. Dans cités 2003/2 (número 14) Pág 165 a 171

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