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Presentado por: Neder Hernández

EL MENSAJE REAL DE LAS PARÁBOLAS

Para hablar de las parábolas es necesario reconocer que es una forma de expresión que
en muchos casos se concluye que son un mensaje sencillo para dar a entender una
situación o un tema específico, sin embargo es un tema en el cual no se debe tomar a la
ligera porque realmente contiene una saber y un mensaje contundente y fiel de la boca de
Jesús y no una simple forma para enseñar un grupo de personas en un determinado
tiempo en el cual no entendía su mensaje. Si dejamos de lado las parábolas,
prácticamente nos quedamos sin saber lo que decía Jesús. Y esto es muy importante,
porque de Jesús nos interesan tres cosas: quién es, qué hace y qué dice. Si nos
quedamos sin saber qué dice, gran parte de la Buena Noticia desaparece. Por lo tanto,
estudiar las parábolas es lo mismo que enterarse del mensaje de Jesús, y prescindir de
ellas es lo mismo que no conocer ese mensaje.

La tradición oral de ese momento muestra la capacidad para establecer relaciones con el
presente de manera que las enseñanzas de Jesús sus palabras se ven claramente
reflejadas en las parábolas, Jesús no las redacto y menos fueron grabadas pero si se
obtiene fidelidad a la hora de la escritura buscando en cierta manera hallar la mayor
veracidad en estos hechos.

Tratar de entender dichas parábolas de pues de cientos de años y con una cultura
diferente debemos tener presente debemos conocer no solo el texto si no también su
contexto entender bien lo que los textos dicen y comprender qué quiso decir Jesús, qué
significó cada parábola en su situación concreta. De aplicar las parábolas a la vida, de
sacar consecuencias y aplicaciones morales, nos lleva a buscar «la moraleja» de las
parábolas, de cada una de ellas e incluso de todas globalmente: queremos aplicar cada
una a nuestra vida, sacando consecuencias éticas, y formular al final una síntesis total del
mensaje. Ninguna de las dos cosas es propia del estilo de Jesús. Jesús dejaba sus
parábolas «abiertas». Lo más probable es que el final de cada parábola fue, en muchas
ocasiones: «el que tenga oídos que escuche», que viene a significar: «ahora, piénsatelo».
La parábola no es tanto una enseñanza como un tema de reflexión, no tanto un contenido
transmitido como un motivo de preocupación. Lo más característico es que al leerlas u
oírlas te sientes descubierto, obligado a responder. Y esto lo hace cada oyente y cada
lector desde su situación espiritual y vital. Más que un mensaje la parábola es una
llamada.

El que escucha una parábola no recibe una información, ni siquiera quizá aprende una
lección moral, sino que se va a su casa preocupado, porque ha escuchado algo que le
revuelve por dentro y le invita a reflexionar y a responder.

Grupos de parábolas para entender el reino que Jesús enseñaba:

• Las parábolas «vegetales» que dan una idea básica fundamental para entender «El
Reino» según Jesús.

• La mayoría de las parábolas, divididas en grupos temáticos: «cómo son los del Reino»,
en su actitud interior, en sus relaciones con los demás, en el uso del dinero.

• «cómo es Dios – qué es lo importante», y lo presentamos como resumen global, que es


a la vez el punto de partida de la religiosidad del que sigue a Jesús. Una clasificación así
es, necesariamente, subjetiva, y corre el riesgo de sistematizar lo que no fue pensado de
forma sistemática, con la consiguiente e inevitable deformación. Es una concesión a
nuestra estructura mental occidental, tan acostumbrada a síntesis y clasificaciones.
Esperemos que la fuerza y vitalidad del evangelio no quede enjaulada por nuestros
sistemas de pensamiento.

Cada una de estas parábolas tienen un significado rico en su texto, estudiando cada uno
de sus detalles, su situación vital, que quiso decir Jesús teniendo en cuenta que algunas
están explicadas, en la actualidad contiene un mensaje para nosotros partiendo de un
público, principal en contexto de costumbre distintas pero llevados a una enseñanza
global.

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