Vico construye la teoría de los géneros y universales fantásticos
no mediante la abstracción, sino mediante «retratos ideales»,
«caracteres ejemplares», es decir, mediante símbolos como las fábulas o las figuras míticas (por ejemplo, Aquiles o Hércules). Estas figuras poéticas, fantásticas, perteneces a una forma especial de pensamiento, y al mismo tiempo le dan la vuelta a la lógica tradicional, ya que no son en modo alguno un disfraz poético de conceptos racionales. El concepto fantástico (el «concebir» o «comprender» que conduce a la definición) capta y circunscribe dentro de sí mismo (en correspondencia con el término griego horos) una multiplicidad mediante una imagen, de tal modo que expresa la esencia en términos universales (por ejemplo, el león como la esencia de la fuerza, la cabeza como la esencia de la altura). Mientras que el pensamiento racional determina las diferencias entre los individuos para formar especies y géneros mediante la abstracción, en el «concepto fantástico» la esencia cristaliza mediante el acto ingenioso como una visión directa de un todo figurativo. Esta visión representa al mismo tiempo la figura ejemplar y la figura alegórica. Las imágenes de la lógica poética son la expresión del acto fantástico mediante el cual se manifiesta la relación entre «cosas que están lejos las unas de las otras» (de acuerdo con la formulación de Vico). Ésta es la realización de la lógica de la fantasía. Vico escribe: «Por tanto, la sabiduría poética, que fue la primera verdad del mundo gentil, debió comenzar por una metafísica, no razonada y abstracta como es hoy la de los instruidos, sino sentida e imaginada como debió ser la de los primeros hombres, ya que carecían de todo raciocinio y en cambio tenían muy robustos sentidos y muy vigorosas fantasías».
“Vico y el humanismo” en La prioridad del sentido común y la
fantasía Ernesto Grassi [los prácticos]… desde la tierna infancia maltratan al hombre y reprimen su tendencia hacia lo superior. Contemplo con gran devoción la añoranza de lo maravilloso y sobrenatural en el espíritu de los jóvenes. Ya al relacionarse con lo finito y lo determinado, buscan a la vez algo distinto que ellos pudieran oponerle; inquieren en todas las direcciones si existe algo que vaya más allá de los fenómenos visibles y de sus leyes y, por muy colmados que puedan encontrarse sus sentidos con los objetos terrenos, ocurre siempre como si, aparte de éstos, tuvieran también otros objetos condenados a perecer, si carecen de alimento. [...] Esto constituye el primer despertar de la religión. Un presentimiento secreto e incomprendido los impulsa más allá de la riqueza de este mundo; por ello les complace tanto toda huella de otro mundo; por ello se deleitan con poemas que versan acerca de seres supraterrenos.
Sobre la religión
Friedrich D. E. Schleiermacher
Pronto será, entre tos muchos pareceres, también éste mi parecer:
la rigurosa imitación de la naturaleza hasta la mínima particularidad debe ser la aspiración del arte. Pero entonces; rigurosa y también esclava imitación de la naturaleza y ejecución ultradimensional son propias del arte malogrado. El arte no debe en modo alguno proponerse el engaño, y ejecuciones de tal dimensión constriñen la imaginación del espectador; la imagen sólo debe insinuar, y. ante todo, excitar espiritualmente y entregar a la fantasía un espacio para su libre juego, pues el cuadro no debe pretender la representación de la naturaleza, sino sólo recordarla. La tarea del paisajista no es la fiel representación del aire, el agua, los peñascos y los árboles, sino que es su alma, su sentimiento, lo que ha de reflejarse. Descubrir el espíritu de la naturaleza y penetrarlo, acogerlo y transmitirlo con todo el corazón y el ánimo entregados, es tarea de la obra de arte. Pronto se enseñará que concentrar la luz en un punto es absolutamente imprescindible para conseguir un efecto, y que ha de reconocerse a Rembrandt en este asunto como el modelo por excelencia. Pero luego se enseñará a su vez que el verdadero artista debe despreciar tales medios comunes que producen un efecto fulminante. Tan pronto se aconseja utilizar mucha pasta de color, pues si no, la pintura apenas duraría; tan pronto lo contrario: ¡Oh, debe economizarse mucho al aplicar los colores, y también repintar de continuo, pues si no, no podría mantenerse la claridad! También se recomienda que, en la medida de lo posible, se lleve a cabo todo en una sola sesión, para conservar así la claridad, la ligereza y la libertad en el color y la pincelada, pues todo repinte posterior estaría ligado, y, con ello, atado, a un repinte anterior. Pero, ¿qué hay que hacer y qué hay que dejar de hacer ante tanto parecer y tantas doctrinas contradictorias? ¡Sigue la voz interior y acepta lo que te dice, y deja para los otros lo que a ellos les parezca justo, o no atiendas a nada de todo eso, pues no todo es para todos!