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Taller de Lectura, Escritura y Oralidad

SEGUNDO ENCUENTRO
El lenguaje y su complejidad.
“Podría usted precisar la relación que existe
entre la voz, el gesto y el instante de ver”

No sé si podré responder semejante pregunta, pero sí me doy cuenta de que


ustedes ya advirtieron el tema que nos plantea el lenguaje en cuanto a su complejidad,
problemas que aparecen en cuanto indagamos en su forma de constituirse cualquiera sea
el momento en que se lo haya hecho o se lo siga intentando.

Mirado desde lo externo observamos que el lenguaje está constituido por un


carácter material que muestra a la vez distintos aspectos y relaciones. De modo que
podríamos decir a simple vista que es una cadena de sonidos y también que es una red de
marcas escritas, una escritura, y una red de gestos. Por eso la pregunta aparece ¿Cuáles
son esas relaciones entre sonidos, marcas y gestos en el momento de ver o en el tiempo de
escucha? ¿Cuáles son las relaciones entre voz, escritura y lenguaje analógico? ¿Cómo se
relacionan esos distintos aspectos entre sí y a la vez, cómo se entraman entre ellos?

Y como también esa materialidad de la que anteriormente hablamos: expresa, es


decir dice algo, comunica lo que llamamos un pensamiento. De dónde surge
inmediatamente que podemos hablar en términos de Hjemslev de un plano del contenido y
de un plano de la expresión.

Ya nos habíamos planteado la pregunta de si existe un lenguaje sin pensamiento y


un pensamiento sin lenguaje. Pero al margen de que exista un discurso mudo este recurre a
la red del lenguaje y no podría existir sin él. La paradoja es hablar del discurso mudo.

Pese a que no se comparta la concepción instrumental del lenguaje es evidente que


es necesario apoyarse en la existencia de un pensamiento como materia, que también es el
elemento esencial para que se produzca la comunicación social. Es decir que no existe
sociedad sin lenguaje como tampoco existe sociedad sin comunicación. Lo que si resulta
ingenuo dada la opacidad del lenguaje creer que siempre es posible la comunicación, al
menos una “correcta comunicación” porque lo que la caracteriza es justamente el
malentendido. Aclarada esta posición, podemos por ahora decir que el lenguaje es un
proceso de comunicación entre dos sujetos hablantes uno de los cuales emite un mensaje;
uno es el destinador o emisor, y el otro el destinatario o receptor cuando este mensaje se
produce entre dos personas.

Cada sujeto hablante es tanto destinador como destinatario de su propio mensaje


puesto que es capaz de emitir un mensaje decodificándolo al mismo tiempo y no emitir
nada que en principio no pueda decodificar.
En consecuencia podríamos decir que hablar es hablarse porque el mensaje
destinado al otro está destinado en primer lugar al propio hablante.
Del mismo modo, el destinatario o decodificador decodifica sólo en la medida en
que pueda comprender, decir, lo que oye.
Por lo tanto el circuito de comunicación lingüística pensado de este modo nos
`posesiona en un concepto complejo de sujeto, de su constitución con respecto del otro, de
su modo de interiorizar a este otro e interesar a ese otro.
¿Y la lengua, el habla, el discurso?

Lo que llamamos lenguaje tiene un historia que se desarrolló hasta el siglo XIX por
los comparatistas que estudiaban las lenguas sobre todo las lenguas latinas y germánicas
en relación con el sánscrito tratando de hallar un origen común de donde derivasen. Desde
ese punto de vista se hacía un estudio evolutivo, diacrónico. De modo que se observaba la
transformación del lenguaje en diferentes épocas y a través de las diversas formas de los
distintos pueblos y se los estudiaba para poder llegar a un principio común de donde
precedían las primeras palabras.

Fue hacia 1916 cuando los discípulos del suizo Ferdinand de Saussure editaron las clases
de su maestro que luego se dio en llamar Curso de Lingüística General que se planteó el
lenguaje como algo más general, en principio como un semiología y se dio en considerar a
la lengua como un sistema. Es decir se pasó de un estudio diacrónico a un estudio sincrónico
y se entendió la lengua como un sistema con reglas concretas de funcionamiento, una
estructura dada y transformaciones estructurales regidas por leyes estrictas.

Dice Saussure “tomado en su conjunto, el lenguaje es multiforme y heteróclito, a caballo en


distintos dominios, a la vez físico, filosófico y psíquico, pertenece además al dominio
individual y al dominio social; no se deja clasificar en ninguna de las categorías de los
hechos humanos porque no se sabe como explicar su unidad”.

Por eso hablar de lengua significa en la actualidad hablar de ciencias del lenguaje, por
eso iniciamos la clase hablando de la complejidad y de la diversidad de problemas que
ofrece el lenguaje y que requiere el análisis del mismo aportes del campo de la filosofía,
de la antropología, del psicoanálisis, de la sociología, además de las distintas disciplinas
específicamente lingüísticas.

Para aislar de esa masa heteróclita que constituye el lenguaje según Saussure y delimitar
el concepto de lengua dentro del conjunto, Saussure la caracteriza como la parte social del
lenguaje, exterior al individuo, no modificable por un sujeto hablante y que parece
obedecer a las leyes de un contrato social que sería reconocido por todos los miembros
que pertenecen a esa comunidad.

Así arribamos a la definición de lengua como sistema convencional de signos


lingüísticos que utiliza una comunidad para comunicarse.
¿Qué ocurre entonces con la lengua con respecto al sujeto hablante? Ocurre que nos
precede, que es un sistema, una red de relaciones con leyes específicas que se autorregula,
a la que nos tenemos que adaptar, que nos es dada desde otro integrante de una
comunidad y que no puede realizarse en el habla de ningún sujeto. ¿Qué significa esto?
“Que sólo existe de modo completo en la masa”; mientras que el habla es individual y
según palabras de Saussure “es un acto individual de voluntad y de inteligencia”. Según la
definición abarcaría las combinaciones mediante las cuales el sujeto hablante utiliza el
código de la lengua y en segundo lugar necesita el mecanismo psicofísico que le permita
exteriorizar esas combinaciones. El habla es la suma de las combinaciones individuales
personales introducidas por cada hablante; con los actos de fonación necesarios para la
ejecución de dichas combinaciones. ¿Qué es en síntesis el habla? Es el uso individual que
cada hablante hace del sistema que es la lengua.
Pese a la discusión de algunos lingüistas modernos la distinción que hace Saussure
de lenguaje, lengua, habla, sirve para situar de manera general el objeto de la lingüística,
y además luego incorporaremos el concepto de valor al cual no se le dio la importancia de
relacionarlo con la situación de habla, en otros términos, el contexto. Existen pues dos
lingüísticas inseparables, el de la lengua y la del habla.

En síntesis la lengua es social, independiente del individuo y “únicamente psíquica” y


el habla remite a la parte individual del lenguaje y es psicofísica, es decir incluye la
fonación.

Es evidente que la separación es por cuestiones didácticas porque ambos conceptos


son inseparables uno del otro. Puesto que la lengua es indispensable para que se produzca
el habla. La lengua es previa, se da “in abstracto” pero se realiza en el acto del habla.

¿En qué consiste el discurso? Se refiere a la manifestación de la lengua en la


comunicación.. tal como lo puntualiza Emilio Benveniste, se opone al concepto de lengua,
pues el discurso implica la participación del sujeto en su lenguaje mediante el habla del
individuo. Recurre a la estructura de la lengua, pero el sujeto se forma y se transforma en
el discurso que comunica a otro. Se convierte en portador de un mensaje único, propio de la
estructura particular de un sujeto, dado que deja sobre la estructura de la lengua su sello
particular que va marcando el sujeto sin que por ello sea ese sujeto conciente de ello.

Según Benveniste para concretar el plano del discurso se opone el plano del habla
y el de la historia. Existe en todo discurso un yo de la enunciación y un yo del enunciado.
Pero para Benveniste “en la enunciación histórica el hablante está excluido del relato: pues
todo referencia autobiográfica, toda subjetividad, están vedadas de la enunciación
histórica que se constituye como un modo de enunciación de la verdad”.

El concepto de discurso se referiría de este modo a cualquier enunciación que


integrase en sus estructuras al hablante, locutor y al oyente, con el deseo por parte del
primero de influir en el otro. Es decir que quien tiene la palabra en ese momento tendría el
poder.
El discurso se convierte pues en el campo del psicoanálisis como eje principal.

En esta segunda clase hemos querido presentar la complejidad del lenguaje y en las
próximas seguiremos trabajando más ampliamente los conceptos hoy presentados; nos
ocuparemos del signo lingüístico según Saussure y del índice, ícono y símbolo según Pierce.

Estas clases escritas serán ampliables y modificables en el recorrido virtual según


las preguntas y que ustedes formulen. Pienso ampliables por la dinámica del intercambio
con los alumnos y modificables porque por el tiempo asignado considero que puedo
avanzar más en los contenidos. Para cualquier interrogante o aclaración acerca de lo
expresado por escrito en esta segunda clase estoy plenamente disponible.

Hasta la próxima clase.

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