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Juan Pablo Agudelo Muñoz

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Fundamentos de la Sociología
La presentación de la persona en la vida cotidiana de Erving Goffman
Reseña
Erwin Goffman ocupa un lugar destacado entre los grandes nombres de la sociología del
siglo XX, gracias a sus aportes sobre los procesos micro sociales de interacción. Hizo parte
de la escuela de Chicago donde desarrollo su interés teórico central en la microsociología y
específicamente en el interaccionismo simbólico. En su obra La presentación de la persona
en la vida cotidiana, utiliza la metáfora teatral para explicar el comportamiento de las
personas en una realidad determinada, sitúa entonces a las personas como actores que
deben transmitir una imagen convincente de si mismos. No importa lo que uno sea
realmente, sino lo que se logra parecer. Se expondrá entonces en esta breve reseña como
Goffman sienta un precedente en la sociología a partir de su capacidad observadora y su
robusto desarrollo teórico
El parte de la idea que los individuos al interrelacionarse siempre tratan de proyectar una
imagen de sí mismos acorde al medio en que se desenvuelven. Hemos de ubicarnos
entonces en un escenario amplio (realidad) en el cual varios actores (individuos) buscan
convencerse mutuamente de la impresión que les interesa reproducir a los demás. A esta
actividad podríamos denominarla “puesta en escena”, partiendo de esta generalidad
Goffman nos explica el porqué de esto y como se relaciona con el rol que adquiere el
individuo durante el proceso de socialización.
El individuo al momento de enfrentarse al mundo adquiere una máscara que le es natural,
ya que hace parte de nuestra personalidad y así mismo adquirimos validez con las otras
personas. Están quienes asumen y creen como propios sus actos, otros quienes son
escépticos frente a ellos debido a que son conscientes de la socialización y su
enmascaramiento, pero aun así se aprovechan cínicamente de esto. Pero para que el
individuo adquiera esta mascara y consigo su rol debe partir de un escenario especifico, un
claro ejemplo puede ser el obrero de construcción el cual desarrolla una jerga, unos
modismos y sigue unas normas de vestimenta para cumplirá adecuadamente su papel
mientras cumple con su horario laboral. A lo anteriormente expuesto se le denomina
actuación, debido a que consiste en la actividad de influenciar por parte de un individuo y
durante un periodo determinado de tiempo, a un conjunto de observadores.
De la actuación se desprende lo que podríamos denominar como fachada que hace
referencia a la dotación expresiva que se usa diariamente ya sea inconsciente o
intencionalmente durante su actuación. Esta también se divide en 2: el medio (setting), el
cual se puede entender como el micro escenario y la utilería donde se desarrolla la acción
humana, por lo regular es fijo salvo algunas excepciones; la fachada personal
(sing−equipments) hace referencia a aquellos elementos que hacen parte intima del
individuo y lo siguen a donde vaya, son fácilmente identificables. Retomando el ejemplo
del obrero, podría observarse como fachada personal que tiene cargo de ayudante de
construcción, es joven, posee buena masa muscular y como medio estarían las grúas, la
pala, los andamios, la mezcladora, la pulidora entre otros.
Goffman también puntualiza que la fachada personal llega a dividirse según la función que
desempeña a la hora de transmitir la información. Por un lado, está la apariencia que son
aquellos estímulos que funcionan al momento de informarnos acerca del status social
vigente, cabe resaltar que es un estado ritual temporal; por otro lado, están los modales que
funcionan en el momento de advertirnos acerca del rol de interacción que el actuante espera
desempeñar en la situación que se avecina. Un ejemplo de apariencia seria cuando el obrero
descanse, estaría en un estado de recreación, por otra parte, si el obrero es abierto a
escuchar indicaciones se podría decir que posee capacidad de escucha, refiriéndose al
modal.
Existe entonces una especie de normatividad abstracta que pretende coherencia entre
medio, apariencia y modales. Es un tipo ideal que muchas veces en el accionar del
individuo se desdibuja. En ese orden de ideas se pueden presentar entonces diferentes
rutinas tras una misma fachada, el carácter especifico de una actuación tal vez no se ajuste
perfectamente a la apariencia generalmente socializada con la cual se nos presenta.
En conclusión, la vida podrías definirse en un constante cambio de mascaras y escenarios
donde al interactuar con los demás adquirimos roles en los cuales nos conocemos
mutuamente e igualmente logramos conocernos a nosotros mismos. Hay quienes son
conscientes de estos y quienes no, pero aun así el objetivo como actuante es dar a los
observadores la mejor actuación posible para llegar a ser convincente.

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