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De Ángel Suárez
Personajes
Shuvani
El secreto de la luna
Amaris
Jovanka
Vadoma
Tshilaba
Zita
Jofranka
Léia
Estrella
Escena 1
El escenario se encuentra a oscuras, lo único que alumbra es un cenital blanco/ azul claro
que ilumina el centro. Se oyen los gritos de una mujer desesperada pidiendo ayuda. Entra
El secreto de la luna
una mujer vestida de blanco, a la cual no se le puede ver bien el rostro, Su ropa esta
manchada con sangre. Corre de un lado al otro del escenario como buscando ayuda,
hasta que se detiene en el centro. Lleva algo en los brazos. Un bebé. La mujer ya débil, lo
abraza fuertemente y lo abandona en el suelo.
Se va la luz poco a poco, hasta que queda el escenario a oscuras, la mujer sale de
escena
Escena 2
Jofranka: no entiendo como el calé pudo haber hecho algo así. No lo entiendo, madre.
Jovanka: habrá tenido sus razones, pero no se justifica que haya querido acabar con la
vida de su esposa e hija.
Zita: nada lo justifica… Supongo que nosotras debemos huir. ¿Cierto? Vinimos en ayuda
de la niña y su madre y no debimos haberlo hecho.
Jovanka: así es, tenemos que irnos del clan. No seremos bienvenidas en él.
Jofranka: sabes que siempre iré a donde tú vayas. Además, no podemos dejar a esta
hermosa criatura sola. Probablemente su madre ya haya muerto. Quién sabe si ya fue
devorada por los lobos.
Zita: ¡Jofranka!
Zita: ¡Jofranka!
Jovanka: ella tiene toda la razón. A partir de este momento no tenemos un lugar donde
vivir.
Jofranka: debo ir a donde está la tribu, no puedo dejar a mis hijas ahí. Madre, tengo una
familia.
El secreto de la luna
Jofranka: lo sé, y pienso estar contigo por mucho tiempo. Pero no pienso dejar a mis
hijas. (Desesperada) Pueden correr peligro también, son tan solo unas pequeñas
criaturas, y necesitan estar con su madre.
Jovanka: (bajando la guardia) si piensan irse, deben hacerlo ya. Aprovechen que la luna
se negó a salir hoy y que su luz no ilumina, así podrán ir sin ser vistas.
Jovanka: gracias a ti. Y perdónenme por arrastrarlas a esto. Pero no entiendo como mi
hijo puede ser una persona tan terrible.
Zita: creo que debemos olvidarnos ya de que él es nuestro hermano y tu hijo. Esto que
estamos haciendo nos desterrara de su vida. No vamos a importar para él. Es el calé y
las cosas tienen que ser así.
Jovanka: (tomando a la niña en brazos) todo estaré bien, pequeña. Te criare como si
fueras mi hija. Y te prometo que nada te faltara. Pequeña Amaris. (Sale de escena)
Escena 3
Todo el escenario se encuentra iluminado. Hay cuerdas de un lado a otro que simulan ser
tendederos de ropa. hay carpas improvisadas, hechas de tela.
(Entran Amaris corriendo tras de ella llegan Vadoma y Tshilaba un poco cansadas)
Vadoma: ¿Por qué? De seguro viste algo en lo profundo del bosque. Sabes que no
podemos entras más allá. Debemos mantenernos siempre de este lado. ¿Qué fue lo que
viste?
Amaris: no vi nada.
El secreto de la luna
Vadoma: si, dinos si no quieres que te saquemos las palabras de la boca. Y conoces la
manera en la que lo haremos (se empiezan a acercar a Amaris de forma juguetona para
hacerle cosquillas)
Amaris: está bien, se los diré. Ustedes sí que saben cómo atacarme. Siempre les he
dicho que las cosquillas son malas para la salud.
Amaris: está bien. Está bien. En la mayoría de mis sueños siempre oigo una canción, la
cual nunca he oído antes, pero hoy en el bosque la oí por primera vez. Era una mujer
quien la tarareaba, pero nunca pude saber de dónde provenía.
Vadoma: ¿y cómo era esa canción? A ver si nosotras la conocemos y así te ayudamos.
Tshilaba: eso ya lo dijiste. Lo que queremos saber es como es la canción. Eso es todo.
¿Por qué siempre das tantas vueltas para decir las cosas?
Amaris: yo no he dado ninguna vuelta, estoy parada en este sitio desde que llegamos y
no me he movido de aquí.
Amaris: ok. Ustedes sí que son agresivas. (Empieza a tararear la canción hijo de la luna
de mecano) bien, esa es la canción. ¿La han oído?
(Silencio)
Tshilaba: sinceramente…
Tshilaba: no. Jamás en nuestras cortas vidas habíamos oído esa canción.
El secreto de la luna
Vadoma: siempre divagas cuando hablas y cuesta entenderte.
Amaris: ustedes sí que son unas malas primas, ¿Por qué me dicen esa clase de cosas?
Yo nunca me he metido con ustedes. Siempre las trato con cariño y amor. Pero jamás en
mi corta existencia, que es más corta que la de ustedes…
Amaris: no lo hago.
Vadoma: si lo haces.
Tshilaba: pero es que nada. Deberías mandarte a revisar. Las malas lenguas dicen que
divagar es una enfermedad muy grave, puede incluso llevarte a la locura.
Amaris: ¿Qué? ¿Locura? Ay no, yo no me puedo volver loca. ¿Qué será de mí? Tengo
un poco de miedo.
Vadoma: ¿un poco? Deberías tener bastante. Tan chiquita y volviéndote loca. Eso es
muy grave.
Amaris: ¡me están mintiendo! Ustedes están buscando que les lance una maldición.
Tshilaba: ¿en dónde ves esas cosas? No pareces una gitana. Eso está mal.
Amaris: tampoco es que me sienta muy gitana. Y son ustedes las que van a hacer que
me vuelva loca. Necesito saber de dónde proviene esa canción.
Tshilaba: nosotras podemos ayudarte. Sabes que siempre puedes contar con nosotras.
Vadoma: eso es verdad. A pesar de que siempre estamos haciéndote bromas, sabes muy
bien que puedes contar con nosotras.
El secreto de la luna
Amaris: lo sé, son unas primas grandiosas.
Tshilaba: ¿y ahora que hacemos? ¿Cómo buscamos un sonido que solo has oído en tus
sueños?
Amaris: hoy por primera vez lo oí en lo profundo del bosque. Quizás si vamos ahí, lo
vuelva a oír.
Amaris: la verdad, no. Pero sé que voy a averiguar que melodía es y porque siempre la
tengo presente. Esto no puede ser una mera casualidad.
Amaris: ¡ya! Me van a ayudar a buscar esa melodía sea como sea. No hay marcha atrás.
Tshilaba: cuando dices eso, me da miedo. Tus “ideas grandiosas” no son tan grandiosas
como crees que son.
Amaris: es verdad.
Tshilaba: que grandiosa idea. Primera vez que dices una de tus ideas y me agrada. Estas
mejorando, hermanita. De algo te tenía que servir pasártela conmigo.
Vadoma: la hermana inteligente soy yo. Eso está demostrado hasta en las estrellas.
(Aullido de lobos)
Amaris: (asustada) ahhh, ¿que fue eso? eso es por estar hablando de la Shuvani. Ella
me da un poco de miedo. Siempre anda envuelta en ropa y no se le puede ver bien el
rostro. Ay no, esa mujer me da pánico.
El secreto de la luna
Vadoma: ¿y si no es una mujer y por eso siempre se cubre?
Tshilaba: no la asustes con eso, Vadoma. Si ella no quiere ir, pues que vaya.
Tshilaba: dijiste exacto, eso quiere decir que tienes que ir.
Vadoma: si, los oímos. Pero aquí no nos pasara nada. Creo.
Amaris: no tiene nada que ver, soy más pequeña que ustedes y punto.
Tshilaba: eso es lo que hacemos. Por eso vamos a ir a donde la Shuvani y que no se
hable más.
Amaris: ¿Por qué me hacen esto? No podemos. Además, si nuestras madres se enteran
de que salimos del campamento, nos van a castigar.
Vadoma: tú quieres descubrir esa melodía misteriosa, ¿no? (Amaris asiente) Pues
debemos ir a donde alguien misterioso que sepa de misterios.
El secreto de la luna
Vadoma: (mira hacia el cielo) ¿Qué decías de la luna?
Vadoma: esto si se está poniendo misterioso. Empezando porque los lobos eran un mito,
nunca los habíamos oído por aquí.
Escena 4
(Entran Jofranka, Zita y Jovanka. Amaris está escondida detrás de una de las carpas
oyendo la conversación)
Jovanka: completamente.
Jofranka: ¿por qué no le dejas así, madre? Déjala que siga creyendo eso.
Jovanka: ella está creciendo y merece saber la verdad. Además, yo ya estoy muy vieja y
pronto moriré. Quiero que ella pueda continuar con su vida después que yo muera. Al
igual que ustedes.
Zita: no entiendo.
Jofranka: ¿solo la parte de que ella no es tu hija o también que su padre mató a su
madre y quiso matarla a ella también?
Jovanka: no lo había pensado. Pero quizás solo debería saber que no es mi hija, solo por
ahora.
El secreto de la luna
Zita: eso te va a traer muchas preguntas. ¿Estas dispuesta a darle respuestas?
Zita: no es ponerlo difícil. Es ser realistas. Amaris es una niña muy inteligente y va a
querer saberlo todo. Mira en donde vivimos, y estamos aquí por culpa de su padre,
nuestro hermano. Tu hijo. Ella va a querer saber quién es su padre.
Jofranka: es cierto, al decirle que tú no eres su madre, es obvio que la figura que ella
tiene como padre, es decir, nuestro padre, la va perder. Creo que me enrede.
Jovanka: ¡basta! Si, entendí perfectamente. Pero quien manda aquí soy yo y se lo pienso
decir. (Silencio) ¿De dónde proviene esa luz?
Zita: es de la luna.
Jovanka: no, de la luna. Trae consigo una fuerza inimaginable. Trae miedo, tristeza y
llanto. ¿Dónde están las niñas?
Jovanka: búsquenlas y tráiganlas. Debemos entrar en las carpas. Díganles que es hora
de dormir.
Tshilaba: es cierto. Nos dio un poco de miedo. Además, oímos los aullidos de los lobos.
El secreto de la luna
Todas entran en las carpas.
Escena 5
La luz cambia un poco. Blanca, tenue. Como si el escenario estuviese iluminado solo por
luz de luna. Amaris va saliendo a gatas de la carpa.
Amaris: (estrujándose los ojos.) así que me mintieron siempre. No soy hija de Jovanka.
Estrella: así es. (Amaris intenta ver quien es, pero no ve nada)
Amaris: ¡muéstrate!
Estrella: eso intento, me encantaría que pudieras verme, pero no sé qué está pasando.
Amaris: (triste) lo siento. Es que lloraba y me ardían un poco. Por eso los cerré, pero ya
los tengo abierto. ¿Quién eres?
Estrella: eso es algo muy tonto de tu parte, pero bueno, los humanos son bien raros. Yo
soy una Estrella, y me llamo Estrella.
Estrella: no me culpes a mí. Dicen que todas las Estrellas tenemos un nombre, pero yo
aún no descubro el mío. Tampoco es que quiera saberlo. Demasiado trabajo para mí.
Amaris: ¡conformista!
Estrella: un poco. Igual de nada sirve saber mi nombre. Además, mi propósito no es ese.
Mi propósito es ayudar.
El secreto de la luna
Amaris: ¿estás aquí para ayudarme a encontrar mi propósito?
Estrella: algo así. Esto aquí para ayudarte a encontrar a tu verdadera madre, ella tu
ayudara a saber a qué viniste al mundo. Nadie existe solo por existir.
Amaris: es que quiero saber quién es. Me siento mal porque me ocultaron esa verdad tan
grande.
Estrella: no estoy muy segura. Pero debes esperas a que ellas hablen contigo y te
revelen toda la verdad. Me imagino que es algo dolorosa, pero el dolor pasa, ya verás.
Amaris: supongo. Esperare, lo hare. Pero igual no puedo quedarme de brazos cruzados.
Necesito saber quiénes son mis padres. Jovanka dijo que su esposo había muerto, pero
dudo que él sea mi padre.
Estrella: estas en lo cierto, pequeña. Desde el día en que la luna iluminó esta parte del
bosque, desde ese momento, la vida de las personas que estaban aquí, comenzaron a
cambiar.
Amaris: (curiosa) me di cuenta de eso. Una pregunta. Según tú, lo sabes todo. ¿Cierto?
Amaris: ok. Espero sepas la respuesta a mi pregunta. En mis sueños, oigo siempre una
melodía y no sé de donde proviene, y nunca la he oído despierta.
Estrella: la respuesta a eso si la sé. Esa melodía es la que te cantaba tu madre siempre
antes de dormir, tú aun estabas en su vientre. (Estrella ve hacia el cielo) está a punto de
amanecer. Es hora de marcharme.
Estrella: que las Estrellas solo salimos de noche y nos ocultamos de día. Al igual que
luna.
El secreto de la luna
Estrella: ya es hora de que me vaya y de que tú despiertes.
Escena 6
(Entra Jovanka)
Jovanka: ¿Cómo que alguien ha venido a vernos? Es imposible que hayan conseguido
nuestro campamento. Debemos recoger, nos vamos inmediatamente.
(Entra la Shuvani. Una mujer con ropa colorida y extravagante. Tiene el rostro y lo único
que se puede ver son sus ojos)
Jovanka: ¿Cómo diste con nosotros? Además, ¿Por qué vienes a decirnos eso sin saber
quiénes somos?
Shuvani: créame que lo sé, Jovanka. Las he observado desde hace mucho tiempo.
Siempre he intentado protegerlas, pero ya hay cosas que no se pueden ocultar más. La
muerte está cerca para alguien de este clan y a raíz de su muerte, todo el misterio y las
mentiras que la rodean, se descubrirán.
El secreto de la luna
Jovanka: compórtense. Está hablando de mí. ¿Cierto?
Shuvani: así es. Tu muerte está cada vez más cerca y no hay vuelta atrás.
Jovanka: lo sabía. Podía sentirlo muy dentro de mí. Bueno, mejor hablemos en otro lugar.
Las niñas aún están en las carpas y pueden escucharlo todo.
Jovanka: ¡compórtense!
Escena 7
Amaris: como oíste, no soy tía tuya, ni de nadie. Es más, ni siquiera sé si somos familia.
Amaris: que todo ha sido una farsa. Una gran mentira. Oí a Jovanka decirles a sus hijas
que me tenía que contar la verdad. Que me tenía que decir que yo no era hija de ella.
Vadoma: Joder… (Tshilaba y Amaris ven a Vadoma) Ay, todo el mundo dice palabras
feas, así que no me vean así. Pero que feo eso. ¿Cómo pueden ocultarle una verdad así
a alguien?
Amaris: lo sé, y no es tanto el hecho de que yo no sea hija de Jovanka, sino que me haya
ocultado la verdad todo este tiempo.
Tshilaba: no es justo para nadie. Tan emocionada que vivía yo pensando que tenía una
tía que era menor que yo.
El secreto de la luna
Vadoma: (a Tshilaba) no es momento para juegos.
Amaris: esperare a que ella me lo cuente y así poder saber por qué lo hizo... Ahora más
que nunca debo saber de dónde proviene la canción. Algo que me dice que tiene que ver
con todo esto.
Tshilaba: pues tía que no es mi tía, tus sobrinas que no somos tus sobrinas, te
ayudaremos.
Vadoma: ¡ya! Algo está sucediendo y debemos saber que es. ¿Por qué está pasando
todo tan de repente? Primero la luna aparece de este lado del bosque, ahora tú no eres
familia de nosotras y por último la aparición de la Shuvani, justo cuando nosotras
pensábamos ir a verla. Algo muy raro está pasando.
Amaris: creo que tienes que dejar de ir al pueblo a leer esos libros raros.
Amaris: la verdad, no. Pero ya que estamos en la búsqueda del conocimiento, pues
venga. Dime que significa mi nombre.
Vadoma: tu nombre tiene varios significados, pero hay uno que llama mucho la atención.
Amaris: eso es verdad. No puedo ser hija de la luna. A menos que ese significado se
traduzca a que soy hija de algo inalcanzable. No sé de quién soy hija y necesito saberlo.
El secreto de la luna
Vadoma: sabes que existe una leyenda gitana acerca del “hijo de la luna”
Tshilaba: yo si la conozco, en mi búsqueda del saber un día leí algo sobre esa leyenda.
Amaris: yo también la he oído. Pero ¿ustedes nunca se preguntaron por qué vivimos
aquí, aisladas de todo y de todos?
Vadoma: si, una vez. Después descubrí que podía escaparme al pueblo y nunca más me
lo volví a preguntar.
Tshilaba: la verdad es que yo nunca me hice esa pregunta. Si me parecía raro vivir aquí,
pero nunca me paso preguntarme eso.
Tshilaba: nuestra verdad. Porque a pesar de que no seas nada de nosotras, te vemos
como familia. Igual sigues siendo importante para nosotras. Somos como una. Siempre
juntas a donde sea.
Vadoma: ¡esa es mi hermana! Qué bueno que a veces dices cosas coherentes.
Escena 8
(Entra Léia)
Léia: (entra perdida, sin notar a Vadoma, Tshilaba ni Amaris) ¿hola? ¿Hay alguien por
acá? ¡Me dijeron que aquí podía hablar con alguien!
El secreto de la luna
Amaris: (a Vadoma y a Tshilaba) ahí tienen a su lobo. Es tan solo una paya.
Vadoma: ¿una simple mujer? Aquí no puede haber nadie más que nosotras.
Vadoma: ¿tú eres loca? Se supone que nadie debe saber que nosotras vivimos aquí.
Amaris: igual a estas alturas ya todo el mundo debe saberlo. Tenemos años viviendo
acá.
Vadoma: pero ella tiene poderes. A ella se lo podemos aceptar, además, ella es gitana,
como nosotras.
Amaris: bueno, para que no entres en crisis, mejor vámonos antes de que se dé cuenta
de que estamos aquí.
Tshilaba: tenemos tiempo aquí susurrando y hablando, dudo que no se haya dado
cuenta. A menos que ando un poco charláa del cerebro.
Vadoma: vámonos.
Léia: (dándose cuenta de que están ahí) disculpen, no las había visto.
Vadoma: ¿a alguien?
Léia: si
Amaris: ¿a quién?
El secreto de la luna
Léia: a mi hija.
(Silencio)
Tshilaba: ¡su hija! ¿Eres sorda? Que yo sepa, el ser charlao no se pega. Y si es así,
tengo ir a donde un candé para que me cure.
Vadoma: deja de decir tantas tonterías y ayudemos rápido antes de que vengan…
Léia: ¿vengan quiénes? ¿Vive gente aquí? Necesito la ayuda de alguien. Hace mucho
tiempo perdí a mi hija y mis vagos recuerdos y las pocas pistas que me han dado, me
trajeron a este lugar.
Amaris: nosotras tenemos años viviendo aquí y no hemos visto a ninguna niña perdida.
Léia: es que la perdí de pequeña. Ella debe tener como tu edad. ¿Cuántos años tienes?
Amaris: discúlpenos, pero nos prohibieron hablar con personas que no sean de aquí.
Léia: entonces puedes decirle a alguien mayor que venga. Niña, entiende que esto
desesperada. Tengo 14 años que no se de mi hija. La perdí recién nacida.
Amaris: lo siento mucha señora, pero aquí no hay nadie más que nosotras tres.
Léia: pero acabas de decir que les prohibieron hablar con alguien que no sea de aquí.
¿Quién se los prohibió?
Léia: ayúdenme niñas, se los pido. Mi hija debe tener la misma edad que ustedes. Hace
catorce años que no se de ella. No sé si está viva o muerta, pero merezco saber esa
verdad. Ayúdenme.
Vadoma: ¡ya le dijimos que no hay nadie más! Por favor váyase.
(Entra Jovanka)
Jovanka: ¿ayudarla? Primero dígame como dio usted con nosotras. ¿Qué es lo que está
haciendo aquí?
El secreto de la luna
Léia: he venido buscando a mi hija.
Jovanka: lamento que haya perdido su tiempo, pero puedo asegurarle que aquí no está
su hija.
Léia: pero si ni siquiera me ha dejado que le hable, que le cuente que sucedió.
Jovanka: mire, aquí no ha venido ninguna niña. Nosotras tenemos años viviendo en este
lugar y jamás ha aparecido una niña perdida.
Léia: por favor ayúdeme, de verdad se lo imploro. Es el último rastro que tengo de mi hija.
Puedo darle dinero si es lo que necesita. Las pistas que he logrado conseguir me han
traído a este lugar.
(Aullido de lobos)
Vadoma: lobos
Léia: ¿lobos?
Tshilaba: ¿Qué? Son cosas que pueden pasar. Además si su hija no está aquí, quizás
pudo haber pasado eso.
Jovanka: silencio, chavala. Que los lobos no se acercan aquí. Ellos solo anuncian la
llegada de la noche. Es mejor que entren en las tiendas y no salgan de ahí hasta mañana.
Jovanka: (sin prestar atención a la pregunta) es con ella con quien compartirá la tienda.
(Sale Jovanka)
El secreto de la luna
Escena 9
Amaris: (saliendo de la tienda) estuve pensando, y siento lastima por usted. Debe ser
muy difícil perder a alguien.
Léia: no tienes idea de lo que es vivir tanto tiempo sabiendo que tu hija puede estar en
algún lugar y tú no la puedas ni abrazar.
Amaris: claro que no lo sé, no soy madre. Pero puede pasar también a la inversa. Que
sea una hija quien extrañe a su madre.
Léia: es verdad. Pero yo a mi hija la perdí estando muy pequeña. Era tan solo una niña
recién nacida. Tuve un accidente y me desmaye. Cuando desperté, me encontraba ya en
el hospital y sin mi hija.
Léia: hace muchos años yo era una mujer que le encantaba recorrer el mundo. Explorar
bosques y selvas. Recuerdo este bosque y el pueblo. Viví en el por muchos años, quede
embarazada, y al nacer mi hija me vi obligada a escapar. Querían quitármela. Corrí al
bosque y no sé si tropecé con algo estaba tan mareada que termine desmayándome. Y lo
demás ya te lo he dicho, desperté en la cama de un hospital en la ciudad y desde ese
momento no supe más de mi hija. Llevo todos estos años buscándola.
Amaris: es algo triste y lamentable. Su historia me recuerda mucho a la leyenda del hijo
de la luna. Realmente no sé por qué, pero me recordó esa leyenda ¿Llegó a oírla
mientras vivió en el pueblo?
Amaris: claro. Cuenta la leyenda que una hembra gitana quería desposar a un calé.
Estuvo toda la noche conjurando a la luna, hasta que esta por fin apareció y le dijo que le
cumpliría su deseo. Pero a cambio de ese deseo, la mujer gitana tenía que darle el hijo
primogénito que ella tuviera con el calé, y la mujer gitana accedió.
Llego el día y finalmente El niño nació, pero era blanco como la luna llena, y no de color
canela como sus padres, sus ojos eran grises y no color aceituna, como tenían que ser.
El calé pensó que era un hijo de payo. Una persona no gitana. Debido a que el niño no se
parecía en nada el calé, este se sintió deshonrado y se abalanzo contra la mujer y la
lastimo. Le hizo mucho daño y esta decidió huir.
La mujer gitana tomo al niño en brazos y corrió hasta lo más profundo del bosque. Dicen
que la mujer lloro, vio a la luna y lo abandono.
El secreto de la luna
La luna no tenía idea del daño que había causado, ella solo quería ser madre. Cuentan
que cuando hay luna llena es porque el niño está de buena, pero si el niño llora,
menguara la luna para hacerle una cuna.
(Aullido de lobos)
Amaris: a mí también. Nunca los habíamos oído, hasta hace unos días que la luna
comenzó a salir de este lado del bosque. Desde que nosotras vivimos aquí, la luna nunca
nos había alumbrado.
Amaris: es posible. Necesito contarte algo, pero prométeme que no dirás nada.
Léia: lo prometo.
Amaris: 14 años
Amaris: supuestamente sí, pero la oí hablando de que tenían que contarme la verdad.
Tenían que decirme que ella no es mi madre. Entonces ya no se de quien soy hija.
Además, no me siento como una mujer gitana. Muchas veces me siento excluida, siento
que no encajo aquí, con todas ellas.
El secreto de la luna
Léia: pero es que lo que me dices tiene mucho sentido para mí. Es probable que seas tú
mi hija.
Amaris: quizás sí, quizás no. Todo esto es demasiado raro. Hablemos luego, creo que ya
vienen y se supone que yo debería estar en la tienda, durmiendo.
Léia: está bien, pequeña. Eres una niña muy linda. Espero haber encontrado a mi hija.
Amaris: por favor no se vaya a ilusionar. Entre usted a su tienda. Yo debo hablar con
Jovanka, que me explique todo y de esa manera sabremos de quien soy hija. Prometo
hablarle apenas lo sepa.
Jovanka: ¿Qué hacen afuera? Amaris, claramente te dije que entraras a tu tienda y que
no salieras.
Léia: disculpe, no quise importunar. Entrare a la tienda y de ahí no saldré hasta mañana.
Shuvani: ¿compartiré tienda? Sé que mi visita ha sido repentina, pero no creo que pueda
compartir tienda. Una Shuvani no…
Jovanka: no tengo más que ofrecerle. Ambas llegaron de improvisto y como podrán ver,
no me dio tiempo de arreglar nuestra casa para la estadía de ambas.
Jovanka: ¿Qué hice para merecer esto? Es el tercer aullido. Ya pronto saldrá la luna. Es
hora de dormir.
Escena 10
El secreto de la luna
(De la tienda sale la Shuvani, quien empieza a buscar a su alrededor si alguien se
encuentra observando. Eleva sus manos hacia el cielo y comienza a tararear la canción
de “hijo de la luna- mecano” dentro de la tienda se oye a Amaris hablar)
V.O Tshilaba: (Dentro de la tienda) yo no nací para esto. Déjame dormir, por favor.
Shuvani: (asustada. dándose cuenta de las chicas) ¿Qué hacen aquí? Debo irme.
Amaris: (la agarra del brazo) lo siento, pero no puedes ir a ningún lado. Tienes que
decirme de donde conoces esa canción.
Shuvani: exacto.
Vadoma: (en susurro a Amaris) vamos, dile que te lea las cartas o algo así. Dile que
quieres saber sobre tu futuro.
(La Shuvani sale corriendo de escena. Amaris va tras ella y no la consigue. Cambio de
luces. La luz se empieza a tornar roja. Aullido de lobos)
El secreto de la luna
Vadoma: (asustada) si y no sé porque paso. Y eso no es lo único malo que está pasando.
Algo pasa con la luna.
Tshilaba: sangre
Amaris: algo malo pasa y vamos a descubrirlo. Todo debe estar conectado. Los aullidos,
la luna, la canción. Todo.
Vadoma: razón.
Tshilaba: si lo sé, pero esperaba no saber nada. Todo esto que está sucediendo me está
poniendo los pelos de punta y me da miedo.
Amaris: siempre hemos vivido en un bosque, que más miedo puedes tener.
Tshilaba: bueno si, eso es verdad. Pero todo lo que sucede no se compara. Con la
llegada de la Shuvani, todo comenzó a cambiar. Ella debe saber algo.
Amaris: yo siento lo mismo. Creo que era ella quien cantaba la canción, pero no sé
porque huyó. Tenemos que hablar con ella.
Tshilaba: no, por lo menos no ahorita. Yo no voy a correr en medio del bosque, con esta
terrible luz de luna. ¡Ni loca! Además, ella desapareció sin dejar rastro.
Amaris: la luna
El secreto de la luna
Vadoma, Amaris: ¡salió!
Jofranka: ¿Qué hacen despierta a esta hora? Si ustedes quieren ser bella como yo,
deben dormir mucho.
Zita: dormir como que no te ha hecho efecto. Duermes mucho, sí. Pero bella no eres.
Créeme.
Jofranka: por lo menos me llueven los pretendientes. Ya tengo dos bellas niñas.
Zita: muy fuera de lugar tu comentario, Jofranka. Además, tenemos años viviendo en esta
soledad.
Jofranka: se lo que dijo, pero no podemos vivir siempre aquí. De una u otra manera tenía
que ser libre y aquí no lo estoy logrando. Pero tranquila, que nadie me vio. Bueno, nadie
que ustedes conozcan.
Zita: ojala que mamá no se entere. (Cambiando el tema) y a ustedes las mandamos fue a
dormir, no a hablar, y menos a que salieran de la tienda. ¿No oyeron a los lobos aullar?
El secreto de la luna
Jovanka: ¿Qué es este alboroto? ¿Cuándo planearon la reunión que no me entere?
Jovanka: hice una pregunta. Yo las mande a dormir. A todas. ¿Por qué están afuera? (se
observa las manos) ¿Qué es este color rojizo que…(elevando la mirada) la luna? (triste)
es tiempo.
(Entra Estrella)
Estrella: es el momento.
Amaris: ¿Qué haces aquí? Eso quiere decir que todo esto es un sueño. Ya va,
¿momento de qué?
Estrella: eres un poco lenta. No te voy a durar toda la vida. La respuesta a la pregunta
que siempre te has estado haciendo.
Amaris: silencio.
Jovanka: ¿disculpa?
Tshilaba: y yo.
El secreto de la luna
Amaris: pero lo pensaste muy tarde. Yo no merecía que me mintieran. Yo igual te iba a
querer.
Amaris: ¡entonces dímela! Merezco saber la verdad. Necesito saber quiénes son mis
verdaderos padres. ¿Es esa paya que está durmiendo? ¿Soy hija de una paya? ¿Es eso?
¡Dímelo!
Tshilaba: esa paya tiene el sueño bien profundo. Es la única que no se ha despertado.
Jovanka: calla. (Siente dolor en el brazo izquierdo y se soba) eres hija de mi hijo. El calé.
Algo malo sucedió con tu madre y él quiso matarla y al parecer lo logro. El tomo un
cuchillo y la apuñalo en el vientre (siente el dolor más fuerte) ahhh.
Jovanka: estoy bien. (Sintiéndose cada vez más débil) Tu padre lastimó a tu madre en el
vientre. Ella huyo contigo en brazos a este bosque. Cuando nosotras llegamos, el cuerpo
de tu madre había desaparecido y tú estabas en suelo, llorando. Nosotras te recogimos y
decidimos vivir aquí. No podíamos regresar al clan porque tu padre, mi hijo, nos
mataríamos por el simple hecho de que vinimos a buscarte. Eso es traición. Ahhh (cae al
suelo)
Jovanka: cállense todas de una vez. Ya mi hora de partir ha llegado. Lo único que les
pido es que se cuiden unas a las otras. A pesar de que sé que tomaran rumbos distintos.
Sé que este va a ser el momento de separación para todas. Lo único que pido es que se
cuiden.
El secreto de la luna
Amaris: así será. Téngalo por seguro. ¿El nombre de mi madre?
Jovanka: tu madre se llama (intenta pronuncia el nombre pero solo logra pronunciar la L.
Muere)
Amaris: (Intentando no llorar) no, no, no. Reacciona por favor. No puedes irte sin decirme
quien soy. Necito sentir que soy parte de ustedes. Me siento una extraña.
Amaris: se los dije, pero también quería ser parte de ustedes. Quería tener esa
sensación de ser gitana, pero jamás pude sentirla.
Amaris: no es eso, es que simplemente quiero sentir que soy parte de algo, de alguien.
Quiero saber mi verdad. Quiero saber quién soy, saber de dónde vengo.
Amaris: si, pero lo que deseo saber es quien era o es, mi madre. (a Estrella) ¿es un
sueño?
(Blackout)
Escena 11
Amaris: el nombre de mi madre empieza por L. ¿será que es Léia? La paya que vino.
Bueno, ella me agrada. No hemos compartido mucho, pero cuando hable con ella, me
El secreto de la luna
sentí bien. Si resulta ser ella, no me sentiría mal. Y así tendría sentido el hecho de que no
logro sentirme del todo gitana.
(Entra la Shuvani)
Shuvani: lo siento.
Amaris: ¿Qué?
Shuvani: lo siento
Amaris: no te disculpes. Es algo que pasaría. Vinieras o no. Mamá Jovanka sabía que
esto pasaría.
Shuvani: esas cosas no se las puedo decir a nadie. Pero si puedo decirte que todo lo que
ella hizo, lo hizo por tu bien.
Shuvani: para nada. Lo que hay en ti no es malo. en hay magia, luz. Pero hay una verdad
muy poderosa que da miedo.
El secreto de la luna
Shuvani: cierra tus ojos (toma la mano de Amaris) en tu vida hay mucho dolor. En este
momento sientes tanto rencor hacia Jofranka por haberse ido sin darte la respuesta que
tanto necesitas. (Un poco asustada) Pero me atrevo a decir que esa respuesta se
encuentra en esto que ustedes decidieron llamar hogar.
Amaris: ¿quieres decir que mi mamá se encuentra aquí? Mi mamá no está muerta. Es
leía, ¿verdad?
Shuvani: hay cosas que no se me están permitidas revelar. Tiene que ser el individuo
que las descubra por sí mismo. falta poco para que tú y tus amigas descubran la verdad.
Amaris: espero descubrirlo pronto. Siento que estoy cada vez más lejos de la verdad.
Shuvani: no, la verdad está ahí afuera. Solo tienes que creer.
Shuvani: si, quieres hacerlo. Pero tu miedo te frena. No temas. Pronto sabrás la verdad.
Pero algo si debo advertirte.
Amaris: no me asustes.
Shuvani: no es la idea. Pero tienes que saber que esa verdad te traerá dolor. Deberás
tomar una fuerte decisión. Y lo que escojas, te cambiara por completo la vida.
Amaris: (abriendo los ojos y soltándose de la mano de la Shuvani) creo que ya fue
suficiente.
Shuvani: lo lamento.
Amaris: no tienes por qué. Yo quería saberlo todo, pero siento que ahora estoy más
enredada. Yo no quería esto. A veces llegue a preguntarme ¿Por qué a mí? Yo no pedí
ser gitana. Yo no pedí que las reglas de ellos rigiera toda mi vida. Yo no pedí huir por
culpa de mi padre.
Shuvani: (un poco alterada) ¡ya basta, niña! Entiendo todo lo que quieres decir, pero a
veces nosotros no escogemos que queremos ser. Pero hay que aprender a llevar la vida
con gracia y siempre con felicidad. Debes sentirte orgullosa de lo que eres.
Amaris: y lo hago, créeme. Pero a veces siento que es difícil ser lo que soy.
Shuvani: no tienes idea de cuánto te entiendo. pero hay que aprender a vivir con eso.
Amaris: en un principio mis amigas me dijeron que fuera a verte, y no lo hice por miedo.
Pero te veo y no sé porque te temía.
El secreto de la luna
Shuvani: eso suele pasar mucho. Nunca vez a alguien como yo. Toda cubierta. La gente
solo me habla cuando necesitan que yo les diga algo, o les revela la verdad.
Amaris: (confundida) ¡espera! ¿Qué habrá querido decir? ¿Por qué me dijo hija de la
luna?
Escena 12
Amaris: un poco.
Estrella: realmente funciono como tú “conciencia” esa parte de ti que esta despierta, pero
que tú no sabes. Yo no soy una estrella, pero esa era la manera en la que tú deseabas
verme. Soy como una extensión de tu mente, de lo que sabes pero no te atreves a decir.
Amaris: no entiendo.
Estrella: la gente suele olvidar cosas, yo soy esa parte que la recuerda. Soy esa que oye
las cosas que a nadie le interesa, pero las mantengo en tu mente, porque sé que las vas a
necesitar. Un ejemplo de eso es la canción. Toda tu vida la has oído. Y no recuerdas de
dónde.
Amaris: lo soy, pero es que últimamente no lo he sido. Con todo esto que ha estado
pasando, no me he sentido bien.
El secreto de la luna
Estrella: ¿es por la muerte de tu abuela?
Amaris: es por todo. Por eso, por querer saber quién soy. Quiero saber quién es mi
verdadera madre. Quiero saber la verdad.
Estrella: la verdad saldrá a la luz. Créeme. Así como el sol, ya está empezando a salir.
Amaris: lo estaba esperando. Ya hace un buen rato que la luna dejo de ser roja, pero
quería que saliera el sol. Quería tener un nuevo día y dejar el ayer atrás.
Estrella: no es fácil.
Vadoma: cuéntanos.
Amaris: hable con la Shuvani. Me dijo cosas sobre mí, y sobre mi madre. Dice que está
en el campamento. Y que se llama lúa. Por un momento pensé que era Léia.
Vadoma: (pensando). Lúa… lúa significa luna. (Emocionada) ¡Y tu nombre quiere decir
hija de la luna!
Estrella: Espera. Recuerda cuando fue la última vez que oíste la canción. ¿Quién la
cantaba?
Amaris: la Shuvani.
Estrella: exacto. Tu oíste esa canción por primera vez, cuando niña. Justo antes de que
tu madre desapareciera. Tu madre te la cantó.
El secreto de la luna
Amaris: ¿Qué quieres decir con eso?
Tshilaba: ¿Qué quieres decir con qué? Ahora si es verdad que no entiendo.
Vadoma: tú nunca has entendido, pero esta vez yo tampoco. ¿Con quién hablas?
Amaris: ¿Qué?
(Entra la Shuvani)
Amaris: Lúa
Amaris: la canción. Antes de irse, ella la cantaba, ¿recuerdan? La única que la conocía
tenía que ser mi madre. Tú eres mi madre.
Shuvani: no digas eso. Yo no te deje. Siempre estuve contigo. Todas las noches te veía,
pero no podía acercarme a ti. Siempre estuve cuidándote, desde arriba (mira al cielo)
Tshilaba: ¿qué quieres decir? Que Amaris si le hace honor a su nombre. Eso es absurdo.
Ella no puede ser hija de la luna porque... Tú no eres la luna.
Shuvani: es así.
Vadoma: (a Tshilaba) por lo visto la única que no le hace honor a su nombre eres tú.
El secreto de la luna
Shuvani: Es por eso que anoche me desaparecí, la luna tenía que aparecer, fue la
aparición más dolorosa de mi vida. Perdón por traer la muerte a ustedes, pero así tenía
que ser.
Shuvani: puedes hacerlo. Pero tendrás que olvidarte de todas. Porque si vienes, tendrás
que vivir conmigo allá arriba.
Amaris: acepto.
Vadoma: seguro.
Tshilaba: una pregunta antes de irme. Cuando brilles allá, ¿me podrás conceder deseos?
Escena 13
Estrella: que tus primas no estarán, tus tías tampoco. No las veras más. Todas las tardes
de aventuras desaparecerán para siempre.
Amaris: pero por fin tengo lo que siempre quise. A mi mamá y no pienso dejarla ir. Ya
tome mi decisión y me iré con ella. Hablare con mis tías, supongo que ellas entenderán.
El secreto de la luna
Zita: ¿entender qué?
Estrella: diles la verdad. Diles que te vas y no volverás. Merecen saberlo, ¿no?
Amaris: la verdad. (A Estrella) pase lo que pase tú siempre estarás conmigo. ¿Cierto?
Estrella: las Estrellas no tienen conciencia. Supongo que aquí tú y yo nos decimos adiós.
Fue agradable ayudarte en esta búsqueda y me hace feliz que tú por fin logres ser feliz,
junto a tu madre. Por fin tienes lo que deseaste. Adiós, hija de la luna. (Sale)
Jofranka: ahora sí que se volvió loca la niña. Habla sola y ahora dice que su mamá es la
luna.
Zita: mi mamá ya nos había hablado que algo así iba a suceder después que ella muriera
y tú supieras la verdad. Que tú ibas a querer irte, y que teníamos que dejarte ir.
Amaris: pero quiero que entiendan que me estoy yendo con mi mamá. No quiero que
piensen que estoy loca o algo así.
Zita: iremos al pueblo y ahí veremos qué hacer. Quizás ya no nos vuelvan a aceptar en el
clan, pero estamos seguras de que en el pueblo estaremos mejor que aquí. Después de
todo, el mundo es grande y tenemos a donde ir. Esperamos verte por allá.
Amaris: ese es un pequeño problema, yo no volveré. Les dije que mi mamá es la luna. Lo
digo de manera literal, si me voy no puedo regresar.
El secreto de la luna
Amaris: no, puedes preguntarles a tus hijas. Ellas me ayudaron a descubrir la verdad. a
descubrir quién es mi verdadera madre y así poder saber quién soy.
Zita: entonces si es así, espero que tengas un gran viaje y que seas feliz.
Jofranka: eso, que seas feliz. Es lo único que queremos para ti.
Amaris: gracias.
Amaris: jamás. No podría irme sin despedirme de aquellas que me ayudaron a saber
quién soy realmente.
Amaris: adiós.
Escena 14
Léia: siempre lo estuve, solo que no tenía que meterme en la conversación. No soy quien
para hacerlo. A fin de cuentas, aquí nadie es nada mío. Ni tú. Tenía la esperanza de que
fueras mi hija, pero ya la he perdió. Finalmente lograste conseguir a tu verdadera madre.
Al parecer tú eres como el niño de esa leyenda que me contaste.
Amaris: sentí una muy fuerte conexión contigo desde el primero momento en que te vi.
Llegue a pensar que tú eras mi mamá. Que por fin la había conseguido. Cuando te vi, me
sentí feliz. Pensé en que iba a descubrir la verdad y que tu serias mi madre. Que nos
iríamos juntas a donde sea que tú me llevaras. También quería ser tu hija porque ya no
quería que te sintieras sola.
El secreto de la luna
Léia: no, nada de eso. No me tengas lastima. Eso si no lo voy a permitir.
Amaris: no, no es lastima. Es que no me gusta ver a la gente sufrir y si yo puedo hacer
algo para que se sientan bien, lo hare.
Léia: pero esta vez no puedes hacer nada y yo tampoco lo permitiré. Creo que ya es hora
de aceptar que mi hija no aparecerá. Debo seguir con mi vida, como toda aquí lo están
haciendo. Debo aprender a ser feliz con lo que tengo, así como ustedes. Ahora es mi
turno de decir adiós.
(Entra la Shuvani)
Amaris: (a Léia) supongo que aquí ya nos despedimos. Lamento tanto que no hayas
logrado conseguir a tu hija.
Léia: no lo lamentes. Las cosas suceden por algo. Y hay que aprender a vivir con ello.
Amaris: (a la Shuvani) lo siento, recuerdas que me dijiste que debía tomar una decisión
que cambiaría mi vida.
Shuvani: claro.
Amaris: es esta. Sí, quiero que seas madre. Pero también quiero ir a una escuela, por
ejemplo. Quiero tener amigas. Reunirme con mis primas y tías de vez en cuando. Quiero
ser feliz y poder disfrutar de esa felicidad. Siento que allá arriba (eleva la mirada) siento
que no podré hacer eso. Dudo que realmente pueda llegar a hacer algo.
Shuvani: (cabizbaja) entiendo. Si, Léia puede hacer un mejor trabajo que yo. Ella si
puede ser una verdadera madre. Tú conmigo no serás feliz. Solo serás una Estrella más
en el firmamento. Yo quiero que vivas y disfrutes de la vida.
El secreto de la luna
Léia: no puedo aceptar esto.
Shuvani: puedes y lo harás. Todo este tiempo buscaste a tu hija. Ambas sintieron esa
conexión al verse y es momento de que estén juntas. No quiero volver a cometer más
errores en mi vida.
Shuvani: ¡jamás vuelvas a decir eso! yo pude haber cometido miles de errores en mi vida
humana, pero tú no eres uno de ellos. Tú eres mi más grande creación. De la que estoy
orgullosa.
Amaris: gracias. (A Léia) ¿Me aceptas como tu hija? Entiendo si no lo deseas. A fin de
cuentas soy una completa extraña para ti, al igual que tú para. No nos conocemos lo
suficientemente bien para confiar la una en la otra. Pero podemos empezar a hacerlo.
Léia: (conmovida) si, tienes razón en eso. Esperemos que sea algo maravilloso. Quiero
poder ser la madre que siempre quise ser, y gracias por darme esa oportunidad.
(Señalando a la Shuvani) pero ella es tu verdadera madre. No quiero quitarte eso. (A la
Shuvani) cuando quería hablar con mi hija, siempre miraba a la luna y preguntaba por
ella. Supongo que te hablaba a ti. Y de una u otra manera podía sentir que me la
mostrabas. Yo te veía como un espejo que me enseñaba a la persona con la que yo
quería hablar.
Shuvani: (a Amaris) ¡eso! puedes hacer eso cuando quieras hablar. Yo siempre estaré
para ti.
Amaris: me gusta mucho esa idea. Solo que me cuesta un poco aceptar que no te voy a
tener para abrazarte y besarte.
Shuvani: es cierto. Y lo lamento mucho. Lamento el no haber estado nunca para ti.
Shuvani: ven acá. Quiero que te quedes con este recuerdo. Con este abrazo y este beso.
Y que lo atesores por siempre. (La abraza y la besa) ahora ya no hay excusa. Bien, es
hora de irse que mi momento de regresar arriba y aparecer ha llegado.
Fin
El secreto de la luna
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El secreto de la luna