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Dificultades de La Lecto Escritura Doc 1
Dificultades de La Lecto Escritura Doc 1
Procesos,
evaluación e intervención.
INTRODUCCIÓN.
1. Procesos de lectura
a) Descripción
Lo que se viene demostrando cada vez más es que los fracasos en lectura
raramente se deben a los procesos perceptivos (Rodríguez Jorrín, 1987).
Cuando un alumno confunde la letra “b” con la “d” no es porque no perciba bien
la orientación de la curva o la situación de las letras, sino porque no ha
consolidado aún la asociación de ciertos grafemas con sus fonemas. Otro de los
errores que se han atribuido a dificultades perceptivas han sido las inversiones;
es decir, cuando los alumnos confunden “pal” con “pla”. La mayoría de las
actividades dedicadas a la recuperación de estas dificultades se han basado en
entrenar al alumnado en tareas de orientación espacial y esquema corporal, en
la idea de madurar estos prerrequisitos para la adquisición de la lectura. Lo
cierto es que ninguna investigación experimental ha demostrado que este
entrenamiento haga superar las dificultades de inversión. La explicación más
plausible a las dificultades de inversión no son achacables a dificultades
perceptivas sino a dificultades en la toma de conciencia de la secuencia fonética
de los sonidos que constituyen las sílabas y las palabras.
b) Evaluación
- Rodear el grupo silábico igual a uno dado. bar/ bra bor dra dar
c) Intervención
- Buscar una letra o grupo silábico en un fondo dado: p/ ppbbpbbpdd , pra/ par
pra par pra qra
a) Descripción
Por otro lado, la ruta fonológica nos sirve para leer las palabras desconocidas y
las pseudopalabras. Esta ruta nos permite llegar al reconocimiento de las
palabras a través de transformar cada grafema en su sonido y, mediante la
integración de los mismos, acceder a su significado. Por tanto, el principal
requisito para leer utilizando esta ruta es aprender a utilizar las reglas de
conversión grafema-fonema. Cuando comienza la enseñanza sistemática de la
lectura lo que se está desarrollando es la ruta fonológica (al menos cuando se
utilizan métodos fonéticos). Es la etapa más difícil puesto que exige un triple
proceso. En primer lugar, el alumno debe tomar conciencia que el lenguaje oral
se divide en partes más pequeñas (sílabas y fonemas). En segundo lugar debe
asociar unos signos abstractos con unos sonidos con los que no tienen ninguna
relación, ya que no hay nada en el signo gráfico que indique cómo debe
pronunciarse. Por esta razón, al comienzo de esta etapa, se producen muchos
errores de sustituciones de unos fonemas por otros, especialmente en aquellos
grafemas que comparten muchos rasgos tanto visuales como acústicos (“b” y
“d”, “p” y “q”, “m” y “n”). Y por último, el alumno asocia o ensambla los
distintos sonidos que va obteniendo del descifrado y forma las palabras.
b) Evaluación
Para poder leer es imprescindible conocer las letras. Por tanto, lo primero que
tenemos que saber es si el alumno conoce el sonido de todas las letras. Lo
importante es que conozca el sonido, por tanto el alumno ante la letra “f” puede
decir “efe”, “fffff” o “fe”. En los tres casos se demuestra conocimiento de la regla
de conversión grafema-fonema. También es especialmente relevante, sobre
todo para las dificultades detectadas en el primer ciclo de educación primaria,
comprobar si las dificultades de adquirir las reglas de conversión grafema-
fonema se deben a la especial capacidad del alumno para tomar conciencia de
los fonemas que componen las palabras. Para evaluar el conocimiento fonético
se pueden proponer actividades de deletreo de los fonemas de las palabras,
contar el fonemas, tareas de rimas, omisión, adición, etc. Más adelante se
proponen algunos trabajos para la intervención que pueden servir también para
la evaluación.
Por el contrario, para evaluar la ruta fonológica la mejor tarea será la lectura de
pseudopalabras, puesto que al no tener una representación interna de la misma,
la única forma de ser leídas es mediante la conversión grafema-fonema. En este
caso, serán importantes tanto la longitud de las palabras como la complejidad
de las estructuras silábicas. Cuanto más largas sean las pseudopalabras mayor
posibilidades tendrán para equivocarse. Del mismo modo, cuanto más complejas
sean las estructuras, mayor dificultad en el desciframiento. Por ejemplo, nos
encontramos mayores dificultades ante las estructuras complejas CCVC y CCV
de las palabras “granse” y “claje” que ante las estructuras menos complejas
CVVC y VC de las palabras “vienfo” y “esbe” (Cuetos, Rodríguez y Ruano, 1996).
Un buen lector tiene que tener plenamente desarrolladas ambas rutas si quiere
leer todas las palabras: la fonológica para poder leer palabras desconocidas o
poco familiares y la léxica para leer con mayor rapidez las palabras familiares y
para distinguir los homófonos.
c) Intervención
Texto inicial
Texto intermedio
Texto final
Por este triple proceso, la intervención ante las dificultades podría implicar dos
tipos de actividades distintas.
a) Descripción
b) Evaluación
c) Intervención
- Presentarle sencillos textos bien puntuados para que los lea en voz alta y
grabarle la lectura para que luego escuche y observe sus errores.
1.4. Procesos semánticos
a) Descripción
b) Evaluación
c) Intervención
Pero sin duda, el proceso más complejo que los alumnos tienen que realizar
para una completa comprensión del texto, es hacer deducciones y comprender
lo que está implícito en el mismo. Muchos alumnos consiguen realizar estas
inferencias puesto que van a depender, básicamente, de los conocimientos
previos que tienen sobre el tema. Por el contrario, otros alumnos necesitarán
estrategias concretas que le ayuden a obtener una información que, en
principio, no aparece en el texto pero que, implícitamente, forma parte del
mismo y facilita su comprensión. Algunas de las actividades que se pueden
realizar son las siguientes (Cuetos, 1996):
· Localizar en el texto las acciones sobre las que es necesario hacer inferencias,
explicándoles que deben completar la información que no está en el texto y que
deben deducir. La lectura de poesías es una buena suele ser una buena
actividad para realizar inferencias. Se puede comenzar la actividad leyendo un
párrafo en voz alta para que el alumno escuche atento la información que falta.
Una vez leído se le formulan diversas preguntas de inferencias y se le pide que
nos diga qué ha tenido que adivinar o deducir para contestarlas.
Desde el comienzo, la intervención del profesor ocupa gran parte del proceso de
enseñanza sobre todo en el caso de esos alumnos que tienen dificultades en el
reconocimiento automático de las palabras y en la comprensión. Estos alumnos
no están motivados para enfrentarse con una tarea, sobre la que tienen
conciencia, que no hacen bien y a la que no encuentran sentido. Su lectura es
vacilante, repleta de errores y carente de significado. No es extraño que, ante
esta situación, un alumno opte por no disponerse ante una experiencia que le
resulta frustrante. Sin embargo, para ser un buen lector es necesario leer
mucho y bien. Ahora bien, ¿Cómo conseguir que lea mucho y bien quien le mal
y apenas puede disfrutar de la lectura?. Una de las mejores propuestas consiste
en entender la lectura como lectura conjunta o compartida, en la que un lector
más capaz presta la ayuda que un alumno precisa para que pueda interpretar el
texto, sirva de modelo, verbalice las operaciones que mentalmente realiza,
identifique las dificultades conjuntamente con el alumno, aclare dudas e insista
en los aspectos más complejos. De esta manera, ante una lectura vacilante y
lenta, en la que el alumno pierde rápidamente el hilo de lo que va leyendo, el
instructor puede hacerse cargo de todas las actividades descritas que el alumno
no puede hacer: contextualizar, identificar el esquema, autopreguntarse, ayudar
a extraer la idea principal,... En definitiva, todo aquello que facilita la
comprensión del texto. Una vez que el alumno se acostumbra a esta relación de
ayuda y colaboración es importante que se revisen conjuntamente las
dificultades y se realicen las actividades que se han descrito.
LA ESCRITURA
a) Descripción
Antes de ponerse a escribir, el escritor tiene que decidir qué va a escribir y con
qué finalidad. Esto es, tiene que seleccionar de su memoria lo que va a
transmitir y la forma en cómo lo va a hacer de acuerdo con el objetivo
propuesto. La principal dificultad que surge es que algunos alumnos no pueden
generar o no disponen de la información. Suelen ser alumnos con un CI bajo o
provenir de ambientes socioculturales desfavorecidos que no están
acostumbrados a contar cuentos o describir sucesos. Otra de las dificultades con
la que nos encontramos es que los alumnos no saben organizar la información
que poseen. En este caso el escrito se caracteriza por ser conjunto de ideas
aisladas y desarticuladas que dificultan la comprensión global de quien lo lee.
b) Evaluación
c) Intervención
a) Descripción
Una vez que sabemos lo que vamos a escribir, debemos atender a los procesos
sintácticos en los que se deben tener en cuenta dos subprocesos. Por un lado,
debemos seleccionar el tipo de oración (pasiva, interrogativa, de relativo, etc.).
Por otro, tenemos que colocar adecuadamente los signos de puntuación para
favorecer la comprensión del texto. Parte de las dificultades pueden ser
identificadas con las pruebas descritas en los procesos de planificación, y
fundamentalmente surgen porque los alumnos escriben como hablan. Los
alumnos que hablan en argot, o simplemente utilizan una gramática de frases
simples, tendrán mayores dificultades a la hora de escribir. Los hijos de las
familias de clase media presentan un lenguaje oral mucho más similar al
lenguaje escrito que los de clase baja, de tal forma que estos alumnos parten
con una desventaja, porque tienen que emplear tiempo y energías en aprender
una serie de reglas sintácticas que gran parte de los niños ya poseen.
b) Evaluación
Por otro lado, para evaluar la utilización adecuada de los signos de puntuación
se pueden utilizar diversos procedimientos. Destacamos los dos siguientes:
· Escribir un texto al dictado en el que el profesor marca muy bien las pausas y
la entonación.
c) Intervención
Las actividades de recuperación con alumnos que tienen dificultades en estos
procesos deben ser similares a las utilizadas en la evaluación. La diferencia
estriba en que, en este caso, el profesor proporciona la ayuda que se necesite.
Cuando un alumno tiene dificultades en la escritura de oraciones con una
estructura gramaticalmente correcta, se puede partir de formar oralmente
oraciones simples (Sujeto+Verbo+Complemento) y pedirle que la escriba
separando adecuadamente las palabras, para lo cual es bastante eficaz que
tome conciencia del número de palabras que compone la oración. También es
recomendable completar oraciones con palabras funcionales (al, a, quien, el, …),
puesto que una alteración en estas palabras pueden cambiar el significado del
mensaje. Por ejemplo, ante el dibujo de un ratón persiguiendo a un gato, se le
puede pedir que complete las siguientes oraciones:
a) Descripción
Cuando algunos de estos dos subprocesos fallan, se pueden dar dos tipos de
errores. En el primer caso, cuando el alumno no ha afianzado la conversión
fonema-grafema, suelen cometerse errores de sustitución y de omisión. Es
posible que ante el sonido-palabra /zarpa/ un alumno sustituya “z” por “c” y
pueda escribir “carpa”, o simplemente omita el grafema desconocido y
escriba“arpa”. Por otro lado, el error puede devenir porque no se hace coincidir
la secuencia fonética con la grafémica. En este caso los dos errores más
característicos son las inversiones y las omisiones. Un ejemplo del primer tipo es
cuando algunos alumnos escriben “zrapa” cuando deberían escribir “zarpa”.
Comprobamos que uno de los fonemas consonánticos de la primera estructura
silábica ha sido invertido. Este error suele ser muy frecuente en los momentos
iniciales del aprendizaje de la escritura, más en el dictado que en la copia, y se
da en mayor medida en las sílabas complejas CCVC y CCV que en las sílabas
simples (Cuetos, Sánchez y Ramos, 1996).
b) Evaluación
Como hemos dichos, los errores ortográficos se deben, básicamente, a que los
alumnos carecen de la representación visual de las palabras. Por tanto, la base
de la intervención es la prevención de dificultades, disponiendo al alumno, el
mayor número de veces posibles, frente a las palabras de dificultad ortográfica.
Esto es, reforzar la memoria visual de las palabras susceptibles de incorrección
ortográfica. Para realizar esta intervención preventiva es recomendable utilizar
un proceso de enseñanza de la ortografía que evite a los alumnos “adivinar” si la
palabra se escribe con “b”, con “v”, con “h” o sin ella, etc., puesto que una vez
que los alumnos ven la palabra mal escrita, queda una huella en su memoria
que resulta difícil de borrar. Entendemos que la mejor forma de enseñar la
ortografía en el aula, y de recuperar a los alumnos con estas dificultades, es
dedicar un tiempo determinado a esta tarea. A continuación se detalla una
propuesta metodológica que podemos utilizar tanto para la enseñanza
preventiva como para la recuperación dirigida especialmente a alumnos de
educación primaria. Proponemos que las sesiones tengan una duración de 20-30
minutos y se realicen 3 ó 4 sesiones a la semana, aunque esto dependerá del
nivel y dominio por parte de los alumnos. Del mismo modo, los pasos que se
detallan no tienen por qué cumplirse en cada sesión de trabajo. Lo fundamental
es asegurarse que el alumno no cometerá errores cuando el nivel de ayuda vaya
disminuyendo.
3. Una vez leídas las palabras, pedir a los alumnos que memoricen el mayor
número de palabras posibles. (Procurar "verlas mentalmente” para reforzar su
memoria ortográfica).
10. El maestro dicta palabras y frases con la regla, sin ayuda de carteles:
2º Palabras nuevas
a) Descripción
Los procesos motores son los más periféricos o de más bajo nivel cognitivo. Una
vez que sabemos la forma ortográfica de las palabras o conocemos los grafemas
y la secuencia de los mismos, debemos elegir el alógrafo correspondiente (letra
mayúscula, escript, a máquina, etc.), para ello debemos recuperar de la
memoria a largo plazo el patrón motor correspondiente. La realización de los
movimientos motores constituye una tarea perceptivo-motriz muy compleja, ya
que se trata de una serie de movimientos perfectamente coordinados, pero
suelen automatizarse una vez que el alumno ha adquirido cierta experiencia en
su realización.
b) Evaluación
c) Intervención