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Universidad El Bosque

Departamento de Bioética
Doctorado en Bioética IV Semestre
Primer Período de 2021
Seminario Fundamentos de la Investigación en Bioética
Dirigido a: Jaime Escobar Triana. PhD., Constanza Ovalle Gómez. PhD.
Relator: Ángela Patricia Cuesta Caicedo
Fecha: Viernes 19 de marzo de 2021
Texto: Gracia, D1. (2019) Bioética Mínima. Madrid: Triacastela, pp. 39-61.

1. Introducción
Gracia (2019) argumenta que el ser humano para subsistir, necesita proyectar sus actos,
ponderando un conjunto de factores de la realidad valiéndose de su inteligencia. En ese orden de
ideas, solamente los actos que se proyectan implican una responsabilidad moral. El objeto de la
ética es tomar decisiones que puedan considerarse moralmente correctas. Sin embargo, el
proceso de proyectar es complicado. Este autor presenta el método de la deliberación como un
procedimiento de análisis de los conflictos morales que proporciona las pautas que permiten
aplicarlo de forma autónoma en diferentes situaciones.

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Diego Gracia. Nació en Madrid, 21 de mayo de 1941. Licenciado en Medicina en 1970 por la Universidad de
Salamanca con Premio Extraordinario. Alumno Interno por oposición de la Cátedra de Psiquiatría. Doctor en 1973
por la Universidad Complutense. Diplomado en Psicología Clínica por la Universidad Pontificia de Salamanca.
Especialista en Psiquiatría. Amplió estudios en Nassau, Heidelberg, París y en varios centros de Estados Unidos.
Colaborador científico del CSIC, por oposición, en 1974. Profesor agregado de Historia de la Medicina
(Antropología Médica) en 1978 y desde 1979 Catedrático de Historia de la Medicina de la Universidad
Complutense. Fue vicedecano de la misma Facultad desde 1981 hasta 1983. Ha sido director de la biblioteca de esta
Facultad hasta el año 2003. Director del Magíster en Bioética de la UCM. Director de la Fundación Xavier Zubiri.
Presidente del Patronato de la Fundación de Ciencias de la Salud y director de su Instituto de Bioética. Ha
publicado, entre otros, los libros: "Teología y medicina en la obra de Miguel Servet" (1981), "Ética de la calidad de
vida" (1984), "Voluntad de verdad. Para leer a Zubiri" (1986), "Historia del medicamento" (1987), “Fundamentos de
bioética” (1989), “Primum non nocere: El principio de no maleficencia como fundamento de la ética médica”
(1990), “Procedimientos de decisión en ética clínica” (1991), “Ética y vida: Estudios de bioética” (4 vols, 1998),
“Medice, cura te ipsum: Sobre la salud física y mental de los profesionales sanitarios” (2004), “Como arqueros al
blanco: Estudios de bioética” (2004). Fuente: https://www.ranm.es/academicos/academicos-de-numero/75-excmo-
sr-d-diego-m-gracia-guillen.html
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2. Hechos, valores, deberes
La ética es una disciplina práctica que tiene el propósito de alcanzar la toma de
decisiones prudentes y autónomas. Gracia (2019), expresa que al considerar el origen
etimológico de la palabra ética, en relación con la moral, señala que ambas palabras significan
hábito o costumbre. Así pues, todos los seres humanos tenemos ética, puesto que tenemos
hábitos o costumbres, se entendería entonces que nuestros actos obedecen a reglas moralmente
preestablecidas y no como el resultado de un proyecto de realizar o no alguna cosa. Aunque los
inicios de la vida moral se dan obedeciendo las normas dictadas por figuras de autoridad, es decir
que comenzamos siendo moralmente heterónomos. No obstante, el paso a la autonomía en la
toma de decisiones refleja madurez moral y es señal de verdadera responsabilidad. La ética trata
de actos morales, es decir actos autónomos. Los actos heterónomos son considerados inmorales,
es decir, aquellos cuya responsabilidad es asumida por otra persona o institución distinta a la que
realmente tomo la decisión (pp. 39-42). La mayoría de las personas asumen pasivamente la
identidad que les viene del medio, y muchas veces no son capaces de superar la
heteronomía y construir su vida autónomamente. Los grandes avances tecnológicos de las
últimas décadas, los medios de comunicación y las redes sociales, empeoran la situación,
porque se utilizan masivamente para heterodirigir a las personas, no para incentivar la
autonomía.

Los seres humanos proyectan sus actos con el fin de mejorar la realidad. Gracia (2019),
expresa que plantear un proyecto exige poner en actividad todas nuestras facultades mentales,
utilizando inicialmente las funciones cognitivas. Establecer los hechos requiere el uso de las
funciones cognitivas y es el punto de partida para la proyección humana, con la inteligencia se
valoran los hechos, como aquello que es resultado de la percepción objetiva, y aunque resulta
necesario, es insuficiente. Luego continuamos con el momento evaluativo donde los sentimientos
permiten construir estimaciones o juicios de valor con respecto a un hecho, dado que los hechos
soportan al menos un valor, y entendiendo que cada valor supone un contravalor. Finalmente el
momento practico, es donde se da la materialización del proyecto mediante la voluntad, el deber
se define como aquello que toda persona tiene que realizar fundamentado en valores. El
razonamiento moral es un proceso complejo que comienza estableciendo los hechos, seguido por
el análisis de los juicios de valor para luego plantear lo que se debe o no hacer. Las acciones

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humanas, son el resultado de añadir valor a los hechos, son un intento de transformar la realidad
haciéndola más valiosa, humanizándola (pp. 43-45). En este punto se puede reflexionar que ante
las distintas realidades que viven hoy las personas, donde a pesar de los avances técnicos,
científicos y biomédicos, la dignidad de la persona se deteriora, sus valores, sus principios, sus
derechos, y su calidad de vida. La propuesta de una humanización de la vida; es un proceso de
actualización de valores y virtudes que llevan a configurar una nueva alianza con el ser humano
que es vulnerado, ubicando a la bioética como base para fundamentar los procesos por la
dignificación de la persona humana y mejorar la realidad.

“Los valores son ineludibles en la vida humana y tienen carácter primario” (Gracia,
2019, p. 52); El deber consiste en realizar los valores implicados en el proyecto o evitar
lesionarlos. La realización plena y perfecta de los valores es el primer imperativo moral. Esto se
entiende, como el fin principal de la humanidad, en un mundo donde todos los valores estén
plenamente realizados. Pero además, los juicios de deber requieren considerar las circunstancias
del mundo real donde se pondrán en práctica las posibles consecuencias de las decisiones que se
toman (pp. 48-49). En cuanto a la estimación de los valores, inicialmente las sociedades
tradicionales fueron monistas y asumían la objetividad de los valores, en contraposición del
pluralismo axiológico, que considera los valores como totalmente subjetivos. No obstante, este
autor argumenta (Gracia, 2019) que los valores no son racionales, ni irracionales, sino
razonables. También vale considerar que los valores se dividen en dos grupos: valores
instrumentales, cuyo valor depende de otro valor distinto de el mismo, que ademas pueden
intercambiarse entre sí y su unidad de medida es económica, es decir el precio. De otro lado,
están los valores intrínsecos que son los que tienen valor pos sí mismos, no por referencia a nada
distinto a ellos, no son permutables y ademas no se miden por el precio, puesto que tienen valor
en sí mismos. De otro lado, y dado a que los valores tienen soporte en las cosas, este autor
afirma, que de acuerdo a como estas sean, los valores pueden ser materiales si las soportan cosas
que tienen materia, o pueden ser vitales si las soportan seres vivos, o son espirituales si el ser
humano es el único soporte adecuado. La realización plena de los valores es la finalidad de la
proyección humana. La estimación de valores que se realiza en el proceso de construcción de un
proyecto, se plasma en la realidad a través de las decisiones que se toman y las cosas que se
hacen. Cuando los valores se reflejan de manera social y objetiva se denomina cultura o

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civilización. Los valores intrínsecos de una sociedad se llaman cultura y los valores
instrumentales o técnicos se denominan civilización. Existen sociedades ricas en civilización y
pobres en cultura y viceversa. La obligación moral consiste en la realización de todos los valores
en juego o procurar su mínima lesión. (pp. 49-55). Desde este punto de vista, la estimación de
valores debe fomentar experiencias vinculadas con la realidad moral, social y cultural, en las
cuales el individuo afectivamente se identifique con el otro y participe en la toma de decisiones
éticas sobre lo que es justo o injusto, lo correcto e incorrecto en relación con los otros y de esta
manera contribuir a su desarrollo moral.

La deliberación, permite desarrollar la capacidad de evitar errores en la toma de


decisiones morales. Gracia (2019), estructura su método de toma de decisiones teniendo en
cuenta las mismas etapas del proyecto humano. La deliberación sobre los hechos: hace
referencia a la necesidad del conocimiento del caso de la manera más completa posible,
desde el punto de vista científico y humano, reduciendo la incertidumbre hasta límites
razonables, en caso de un alto nivel de incertidumbre es conveniente abrir la deliberación
haciéndola de manera colectiva. En cuanto a la estimación de los valores, este autor, que un
conflicto de valores ocurre cundo existen dos o más valores positivos implicados en una
situación concreta donde una persona debe tomar una decisión, se debe tener presente que cada
persona posee valores muy íntimos, por tanto es conveniente entrenar con aquellos que tienen
perspectivas diferentes a las nuestras para identificar nuestros puntos débiles, modificarlos y
perfeccionarlos, se debe escuchar y reconocer la razón en los argumentos de las personas que
piensan diferente. Finalmente, para resolver un conflicto se deben analizar los cursos de acción
posibles que busquen dar solución al problema y a los valores en conflicto. Los cursos de acción
extremos implican la lesión de uno de los valores en conflicto; los cursos de acción intermedios
permiten garantizar la realización de los dos valores en conflicto. La obligación moral es
encontrar el curso óptimo en el que se promuevan todos los valores en conflicto de acuerdo con
las circunstancias y las consecuencias previsibles del caso. La deliberación permite la
prudencia en la toma de decisiones, donde exista un espacio de encuentro incluso para posiciones
opuestas. La deliberación ofrece una alternativa a los tomadores de decisión para seleccionar
los cursos de acción que garanticen la mejor realización de los valores (pp. 58-61). La
deliberación ha sido reconocida como una habilidad innata del ser humano necesaria

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para su supervivencia y desarrollo, que le permite tomar decisiones
racionales y prudentes en condiciones de incertidumbre y contingencia. Es de reconocida
importancia y vigencia en campos especializados del saber cómo la medicina, el derecho,
la política y la ética. Específicamente, en las ciencias de la salud, es la base para el análisis de
los casos clínicos y la toma de decisiones; de ahí la importancia de desarrollar esta
habilidad en los profesionales de la salud, para su ejercicio profesional y la vida.

6. Conclusión
La superación de los conflictos de valores en nuestra realidad actual, requiere que cada
individuo asuma la responsabilidad de sus actos. Para Diego Gracia (2019), la deliberación es un
procedimiento cuya finalidad es la toma de decisiones prudentes, aclarando que la prudencia no
es semejante a la uniformidad, ni al consenso. Cada persona tiene la obligación de deliberar para
tomar decisiones correctas, aunque si bien puede considerar la opinión de otros, debe poner en
práctica su autonomía. No obstante, los discursos de la sociedad actual, que se trasmiten a través
de medios de comunicación y redes sociales, promueven la heteronomía, incorporando pautas de
comportamiento que se asumen como propias. La deliberación, permite entonces desarrollar la
capacidad de tomar decisiones autónomas, responsables y prudentes.

7. Referencias

Gracia, D. (2019) Bioética Mínima. Madrid: Triacastela, pp. 39-61.

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