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ESTRUCTURAS DISCURSIVAS
Conceptualización y discriminación
En mi indagatoria, aún en desarrollo, el primer problema al que
me enfrenté fue con la necesidad de distinguir las diferentes es-
tructuras discursivas posibles a aparecer en cualquier discurso, es
decir, en discriminar las diversas relaciones que establecen las
palabras en el orden lógico-semántico-sintáctico y pragmático. De
esta forma fui analizando en los textos directos (orales y/o escri-
tos) cuáles estructuras aparecían y cuál era su forma y función.
Evidentemente tuve que reconocer la diferencia entre los llama-
dos géneros discursivos, de las estructuras discursivas. Así, un
género está determinado por un propósito global (coherencia glo-
bal) y no sólo lineal: discurso religioso, discurso didáctico, etc.
En tanto que las estructuras corresponden a segmentos menores,
pero que pueden tener mayor presencia en algún género particu-
lar. Por ejemplo, el discurso jurídico es básicamente argumental,
mientras que el literario puede exigir más narraciones y descrip-
ciones, antes que argumentaciones y/o demostraciones.
El reconocimiento del género, no obstante, me permite com-
prender qué tipo de estructuras discursivas son más pertinentes al
elaborar el discurso, así como buscar la forma más adecuada de
organizarlas, ya que, como he dicho, de su pertinencia dependerán
los resultados de las interacciones y de las acciones no discursivas.
Este manejo discursivo ha sido estudiado desde la antigüedad
por los griegos, quienes percibieron este arte o habilidad para
manejar no sólo las palabras, sino las conductas de los sujetos. La
retórica ha sido la disciplina que tradicionalmente ha estudiado
esta habilidad, así como la forma y la función de las diversas es-
tructuras del lenguaje presentes en los textos.
Arte de elaborar discursos gramaticalmente correctos, elegantes y,
sobre todo, persuasivos (Beristáin, Op.cit. p. 421)
La retórica es el estudio de las propiedades de los discursos (tam-
bién se habla de ANÁLISIS DEL DISCURSO). La retórica conlleva en
particular el estudio de los tres componentes esenciales del discur-
so: la invention (temas y argumentos), la dispositio (disposición de
las partes), la elocutio (elección y disposición de las palabras)
(Dubois, op.cit., p. 537).
Explicaciones metalingüísticas a los niños preescolares 37
Estructuras discursivas
Cuando uno analiza un texto (sea oral o escrito) puede percatarse
que éste no es sólo el enlistado de palabras, como tampoco una
serie de oraciones bien construidas y cohesionadas. El discurso es
mucho más que eso, es una serie de relaciones lógico-semánticas,
pragmáticas y culturales (hechos semióticos). Lejos de decir que
las frases crean discursos, podemos decir que el discurso es un
todo constituido de frases y oraciones y, aunque pueda sonar a
redundancia, en realidad lo que quiero indicar es que no podemos
seguir creyendo, y mucho menos empleando, la práctica de anali-
zar sólo la porción, y no la totalidad del texto. La costumbre de
analizar la parte y no el todo de los discursos, nos hace perdernos
frecuentemente y, por tanto aceptar unas estructuras por otras.5
Nuestra tarea al producir o analizar discursos es abarcar el todo
para discriminar sus estructuras menores y las funciones de éstas.
De esta forma podremos garantizar no sólo la coherencia interna
del texto, sino la comprensión nuestra del discurso.
Analicemos este texto a modo de ejemplo:
Este libro es una breve introducción al arte de escribir y evaluar
argumentos. Trata sólo lo esencial. A menudo, estudiantes y escrito-
res no necesitan extensas explicaciones introductorias, sino tan sólo
una lista de recordatorios y de reglas. Por lo tanto, a diferencia de la
mayoría de los libros de texto acerca de cómo armar un argumento,
es decir, de “lógica informal”, este libro se estructura alrededor de
reglas específicas, ilustradas y explicativas de una manera correcta,
pero, sobre todo, breve.
Anthony Wetson ofrece reglas simples para construir buenos argu-
mentos. Muchos estudiantes salen de los cursos de “lógica infor-
mal” sabiendo tan sólo cómo rebatir (o al menos intentar rebatir) las
falacias seleccionadas. A menudo son incapaces de explicar qué es
lo que está realmente mal, o de presentar un argumento propio. Este
libro es un intento de sugerir cómo hacerlo.6
Explicación
Como en el caso anterior empezaremos introduciendo una lente
Objetivo y una lente Ocular. Pulsar a continuación sobre la Fuente
(verde) y girarla para comprobar el funcionamiento. Ayudarse de la
Fuente (roja) y comprobar que, en este caso no se cruzan los haces a
la saliza del intrumento no pudiendo localizarse el punto en el que
debe situarse la Pupila de salida y, por tanto el punto en el que debe-
rá situarse el ojo.
Al utilizarse este actúa como Pupila de Salida y Diafragma de Aper-
tura. Pulsar sobre él y comprobar que aparece ‘‘viñeteo’’, es decir,
todos los puntos del objeto no aparecerán igualmente iluminados
perdiendose la luz en los extremos de la imagen.
Si se pretende que el efecto anterior desaparezca es preciso dispo-
ner un Diafragma de Campo adecuado, en caso contrario es la lente
objetivo la que realiza esta función. Adecuar el tamaño y la posi-
ción del Diafragma de Campo para que el telescopio funcione co-
rrectamente.
Notar que el desplazamiento del ojo (Diafragma de Apertura) altera
el comportamiento.9
Instrucción
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11 En el techo del salón había muchos juguetes que los propios niños habían
lanzado.
46 Elizabeth Alcalá Esqueda
BIBLIOGRAFÍA