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La respuesta inmune en los humanos

La escasez de agua potable desencadena un alto riesgo de adquirir graves enfermedades


causadas principalmente por virus y bacterias. Sin embargo, ante la presencia de
patógenos o agentes infecciosos de cualquier tipo, el cuerpo produce una respuesta inmune
gracias a un complejo sistema de defensa denominado sistema linfático.

La organización del sistema linfático

El sistema linfático está compuesto por tejido conectivo en forma de red muy fina colmada
de linfocitos, que actúan como filtros para virus y bacterias, y dos órganos adicionales
conocidos como el timo y el bazo.
Aunque el sistema linfático, en su gran mayoría, no está integrado por órganos propios,
sino que incluye distintas células, tejidos y órganos que hacen parte de otros sistemas y de
las sustancias producidas por ellos, cumple una función clave en la respuesta inmune al
exponer los virus y las bacterias a los linfocitos. Se encuentra conformado por:
-Los nódulos o ganglios linfáticos: almacenan linfocitos y filtran la linfa. Son los primeros
en producir una respuesta inmune al inflamarse debido a que se llenan de linfocitos
cuando hay infección.
-La médula ósea roja: presente en el tejido esponjoso de los huesos planos y largos,
produce glóbulos rojos y toda la variedad de glóbulos blancos.
-El timo: es una glándula situada entre la tráquea y el esternón, donde maduran los
linfocitos T.
-El bazo: elimina componentes dañados de la sangre y almacena linfocitos y macrófagos
que ayudan a combatir infecciones.
Órganos secundarios
-Las amígdalas: se ubican en la entrada del esófago y del tracto respiratorio. Su función es
almacenar linfocitos que se activan en respuesta a la presencia de un agente extraño.
-Los adenoides: son dos glándulas ubicadas en la parte superior y posterior de la faringe.
Su función es atrapar y destruir agentes patógenos del aire que entran por la nasofaringe.
-Las placas de Peyer: son acumulaciones o nódulos de tejido linfático que recubren
internamente las mucosas de los tractos intestinal y respiratorio, principalmente a nivel
del íleon. Allí, un tipo especial de glóbulos blancos llamados linfocitos B producen
anticuerpos.
-Los vasos linfáticos: recorren el cuerpo en defensa del organismo; por ellos circula la linfa.
De esta manera los leucocitos “patrullan” por todo el cuerpo buscando agentes extraños.
Las barreras de defensa

No siempre que se consume agua contaminada con agentes infecciosos se producen


enfermedades, debido a que la acción de las barreras de defensa que se constituyen como
los mecanismos propios del ser humano evitan el paso de patógenos. Se consideran tres
tipos de barreras que protegen el cuerpo ante la llegada de cuerpos extraños.

Las barreras primarias

Formadas por la piel y las mucosas, son el primer mecanismo de protección contra el
ataque de un agente dañino. Cuando estamos en un ambiente perjudicial o simplemente en
contacto con agentes infecciosos, como aquellos que habitan en el agua residual o el agua
no potable, nuestra piel actúa como una barrera que evita la entrada de patógenos al
interior del organismo.
En orificios como la boca, la nariz y la zona genital la mucosa secreta moco cuya función es
inmovilizar los agentes patógenos e impedir su proliferación en el interior del organismo.
Por su parte, la saliva contiene sustancias que atacan a las bacterias que ingresan a la boca.

Las barreras secundarias

La segunda barrera de defensa la constituye el proceso inflamatorio que ocurre cuando


sufrimos alguna lesión (cortada o punción), que facilita la entrada de agentes extraños al
cuerpo. Cuando el agente ingresa a través de las barreras primarias, la respuesta inicial del
tejido es inespecífica frente a la agresión y está mediada por agentes inflamatorios como la
histamina, una sustancia liberada por las células dañadas.

Las barreras terciarias

La tercera barrera es la respuesta inmune mediada por los linfocitos. En esta respuesta, la
presencia de un antígeno produce la proliferación y diferenciación de linfocitos; algunos de
ellos atacan directamente al antígeno, mientras que otros permanecen como células de
memoria, almacenadas en ganglios u otros órganos linfáticos. Cuando hay una segunda
exposición al mismo antígeno, las células responden con gran eficacia. Gracias a las
vacunas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que el número de
enfermedades relacionadas con el consumo de agua ha disminuido radicalmente en
regiones tropicales del Asia y en algunas zonas de Suramérica.

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