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El documento discute las diferencias entre forma y género musical. La forma se refiere a las estructuras musicales como la melodía, armonía y textura, mientras que el género es un concepto más amplio que puede definirse por factores como el timbre, función, instrumentación o estructura. En el siglo XVIII, las líneas entre géneros como la sinfonía y la sonata no siempre estaban claras, ya que podían usarse tanto para funciones religiosas como seculares. El concepto moderno de géneros musicales
El documento discute las diferencias entre forma y género musical. La forma se refiere a las estructuras musicales como la melodía, armonía y textura, mientras que el género es un concepto más amplio que puede definirse por factores como el timbre, función, instrumentación o estructura. En el siglo XVIII, las líneas entre géneros como la sinfonía y la sonata no siempre estaban claras, ya que podían usarse tanto para funciones religiosas como seculares. El concepto moderno de géneros musicales
El documento discute las diferencias entre forma y género musical. La forma se refiere a las estructuras musicales como la melodía, armonía y textura, mientras que el género es un concepto más amplio que puede definirse por factores como el timbre, función, instrumentación o estructura. En el siglo XVIII, las líneas entre géneros como la sinfonía y la sonata no siempre estaban claras, ya que podían usarse tanto para funciones religiosas como seculares. El concepto moderno de géneros musicales
La forma consta de las estructuras musicales, maneras de organizar y
relaciones entre los distintos elementos de la obra (melodía, armonía, textura…). No se encuentra relacionada con el timbre o la funcionalidad. El género es un concepto más amplio, y concretamente en la época de 1730-60 es más ambiguo. Se puede definir por los timbres, aspectos funciones, por las características formales, por la instrumentación, estructuras o incluso por las dimensiones.
Las separaciones no siempre están claras. Normalmente solemos pensar
que las sinfonías son profanas, pero vamos a encontrarnos con muchas sinfonías sacras. En esta ocasión, y también en el caso de la sonata, la separación funcional está mezclada, donde la obra puede funcionar para ambos ámbitos. Además, hay algunos autores como el padre Soler que trabajan tanto para la Iglesia como para la Corte, y era usual que un cuarteto tocara una sinfonía en una festividad religiosa. La instrumentación a veces tampoco nos sirve, pues era variables, y muchas estructuras muchas veces son intercambiables o parecidas. Tenemos que destacar que diferenciar claramente a los géneros es un concepto moderno que no era de la época.
En el caso de la sonata, cuando en el siglo XVII y XVIII en los tratados
históricos se refieren a la sonata, se refieren a ella como género y no como estructura formal, puesto que estas son de finales del XVIII y principios del XIX. Cuando ellos ponen en una obra Sonata, no están pensando en la forma. Ellos definen la sonata como música para dos o tres instrumentos, generalmente relacionados con la familia del violín escrita en varios movimientos (pueden ser dos, tres, cuatro…) con tiempo y carácter contrastante para un ámbito generalmente privado (pequeño, tienes que formar parte de ese grupo). En Austria se fue imponiendo sobre todo la sonata en cuatro movimientos (allegro, andante, minué, pasaje rápido), modelo que ni si quiera lo utilizaron siempre Mozart o Haydn. Solamente en el caso de las sonatas para teclado había sonatas monotemáticas, como las de Scarlatti, que tenía siempre un carácter virtuosístico. En cualquier caso no son sonatas ligadas a formas fijas, sino que normalmente eran formas binarias.