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Al fin sale de su casa. Finalmente, se libera de ese tormento al que se ha sometido por
años, pero ¿Qué se supone que tendría que hacer? si cada vez que intenta dejarlo recuerda
que, si no fuera por él, su familia no estaría viva y de no ser por ella misma, él tampoco
podría vivir. Cuándo se casaron ella solo esperaba que estuvieran juntos un par de años,
dependencia que él manifiesta hacia ella, la mantiene ahí por más de 10 años. Ella no es feliz,
nunca lo ha sido realmente y desde los primeros 2 años de casados lo único que piensa día y
noche, antes de dormir y mientras él le hace el amor, es cómo podría dejarlo sin lastimarlo,
cómo encontrar ese sentimiento de felicidad, ese que con tanta dicha le solía describir su
abuela todas las noches antes de dormir, con una historia sobre su primer amor, así se
imaginaba ella que se sentiría el amor y el matrimonio, pero la vida y el destino le han
demostrado que no todo o realmente nada es como se imagina. Sin importar si ese sentimiento
de felicidad fuera efímero, ella ya sabía la respuesta, eso que podría o querría hacer, lo único
que se lo impedía era su moral, no se siente capaz de entrar en ese tipo de anonimato,
haciéndose pasar por alguien diferente todas las noches, complaciendo los deseos más oscuros
de otros hombres, que también buscan otro tipo de felicidad u otro sentimiento efímero que
Luego de pensarlo mucho, decide hacerlo, en todo caso no tiene mucho que perder,
solo su matrimonio, que es aún más falso que la falsa identidad que tendrá que utilizar en su
nuevo proyecto, porque así, “proyecto”, es como lo llama. Va nerviosa pero segura, con una
ambigüedad de sentimientos encontrados que tampoco entiende, solo los siente. Sigue
compadeciéndose por él, él, que confía ciegamente en ella y jura que se reencontrará con una
de sus amigas de la infancia cada noche para llevar a cabo el proyecto. Esa primera
experiencia con esos hombres no la llena ni un poco de esa felicidad, de adrenalina, o de algo
diferente, solo la hace sentir mal, sucia y traicionera de sus principios, la razón de su
felicidad y seguir dependiendo de él, aunque en realidad el destino tiene otros planes para
ella.
En la segunda noche decide plantar al hombre que tendría que complacer, pues ya no se
trataba de una satisfacción mutua, era algo vacío, casi tan vacío como los 10 años de su
matrimonio. Esa noche, decide irse a un bar, en todo caso no la esperaban en su casa y
de mirar por horas. Ella, tímida pero con ganas de hablarle, el muchacho entusado por un
amor fugaz que hace unas horas le confesó que lo cambió por otro y con unos tragos encima
le dice a un mesero que le sirva uno de esos tragos a ella, ella lo acepta y toma el gesto como
una oportunidad de acercarse a hablarle al muchacho. Hablan por horas, pero lo que no saben
es que no se presentaron con sus nombres reales, ambos tomaron la decisión de mentir, era lo
más fácil para olvidar sus vidas, olvidar esas horas en las que ninguno de los dos es capaz de
sentir la tan añorada felicidad. Ella, después de sentir una conexión con él, decide proponerle
salir del bar para ir a otro lado, con una intención escondida que hace evidente con su mirada,
el muchacho acepta y la lleva en carro al apartamento, al llegar, siguen hablando, sienten que
se conocen de toda la vida y el hecho de que no sepan sus nombres verdaderos les da aún más
tranquilidad, una cosa lleva a la otra, del sofá a la cocina y de la cocina al comedor hasta que
finalmente llegan a la cama. Ella, antes de caer dormida piensa que finalmente encontró la
felicidad, en circunstancias que nunca imaginó, solo piensa en su abuela y en el destino, ese
que le demuestra una vez más que la vida no es como se imagina.
Al siguiente día se levanta preocupada pensando en él , pues él sabía que ella se demoraba
pero no que amanecía con su “amiga”, decide dejarle una nota con su número de teléfono al
muchacho con la esperanza de que no pierdan contacto y se vuelvan a ver. Cuando ella llega
a casa, el esposo le comenta la preocupación que le estaba llenando el cuerpo, que estaba a
punto de llamar a la policía pensando que había desaparecido o le había pasado algo muy
grave, ella le dice que lo lamenta, que se quedó dormida con su amiga, pero que no descansó
bien, sube a la habitación y se recuesta en la cama, finge estar dormida, pero realmente no
vuelvan a ver, o si por lo menos el muchacho quiere que eso pase, por lo menos si ambos
sintieron lo mismo, pero el que más se queda en su cabeza, es uno acompañado de una
especie de culpa, que no la deja sentirse completamente bien con su decisión ni con lo que
pasó la noche anterior, no se siente de ella serle infiel a alguien, a veces cree que está
haciendo lo correcto, de alguna manera por primera vez está poniéndose a ella y a su felicidad
en primer lugar, siente que vale la pena, que aunque lo más racional sea no lastimarlo a él,
simplemente pedirle el divorcio o irse de la casa sin explicaciones, sus sentimientos o esa otra
parte, como sea que se llame, que se deja llevar más por el corazón que por la cabeza, siguen
diciéndole que siga viendo al muchacho a escondidas, que no importa, en el fondo a ella le
gusta esa sensación de misterio en la que el muchacho no sabe nada sobre ella, ¿Qué es lo
peor que puede pasar? no tienen intenciones de conocerse en serio, o por lo menos no por el
momento. Logra dormir un rato, pero despierta con una notificación en su celular, es el
lugares, a ella se le ve más feliz, más viva y no tan vacía, igual a el muchacho. En una de sus
salidas, mientras recuerdan el día que se encontraron, el muchacho le dice su nombre real y
que lamenta haberle mentido, pero su situación lo había llevado a tomar esa decisión, ella ríe
sentimiento de culpa que tenía ella sigue ahí presente, nunca se ha ido y cada vez es más
fuerte, pero no tanto como el sentimiento de que ambos se están enamorando, ella está
intranquila pero se siente feliz, aunque sea injusto con él y con el muchacho y por supuesto,
también egoísta, no cambiaría por nada cómo se siente ahora, feliz y enamorada, no solo del
muchacho, también de ella misma y de la vida, desde que se encuentra frecuentemente con el
muchacho, es capaz de ver todo diferente, ver la vida así como la veía cuando la abuela le
contaba sus historias, porque no eran solo de amor, tenía historias y consejos para contar por
siglos, ese sentimiento la llenaba cada día un poco más y ella seguía ahí esperando que algún
Pero se le apaga todo. Mientras ella duerme, él decide revisarle el celular y, nota unos
mensajes diarios con hora y lugar que se extienden a meses atrás, el primer mensaje coincide
justo con la noche en la que ella llega tarde, esa noche en la que él no durmió para buscarla a
ella. Al despertar, ella lo observa a él con el celular en la mano, se da cuenta del nombre del
contacto, es él, o el nuevo él, el muchacho, ella se altera, pues aunque él tiene razones para
sospechar, ella lo ve como una falta de respeto a su privacidad. Discuten por horas y él le
sigue preguntando con quién hablaba, quién es el dueño de ese número de teléfono y la culpa
a ella de todo, de su miseria, mientras ella estaba con el muchacho, él solo pensaba en qué
hacer para hacerla más feliz y para mejorar su relación, ella alterada, le confiesa todo, el
porqué lo ha hecho, que no es feliz con él, que nunca lo quiso y seguramente nunca lo va a
querer, que solo siguen juntos por el compromiso que ella cree que tiene con él. Él llora, le
pide perdón, sin embargo le sigue reprochando la infidelidad, le confiesa sus sentimientos y se
recuesta en la cama, ella se recuesta a su lado y se queda dormida, él se levanta en medio de la
noche, baja por un vaso de agua y le entra una sensación de rabia inevitable, rabia con ella y
con él mismo, en su camino a tomar el vaso de agua, en la cocina, se topa con un cuchillo,
todo en su cabeza se torna oscura y no tiene el control de sus acciones, su razón y conciencia
se nublan, es como un demonio que lo posee y le dice que suba las escaleras y haga que el
cuchillo se encuentre con su mujer, con ella, tan pacíficamente dormida, eso le generaba aún
más rabia, que ella podía dormir, como si nada, como si no hubieran discutido y ella no
hubiera hecho nada, el demonio toma el control y él sube las escaleras, entra al cuarto y da
vueltas desesperado, él no es así, él no quiere hacer lo que el demonio le dice, pero ¿por qué?
tiene todas las razones para hacerlo, es muy fácil, el demonio se calma, él sigue llorando en
silencio, se siente débil y ese, ese preciso sentimiento de debilidad hace que el demonio
con la petición del demonio y al hacerlo este se desaparece, queda él y ella, o lo que era ella.