Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Barrow R.H. Los Romanos
Barrow R.H. Los Romanos
R.H. BARROW
£ P BREVIARIOS
J e Fondo d e Cultura Económ ica
R.H. Barrow
LOS ROMANOS
R om a no ha m uerto. ¿Qué la hizo inm ortal? Por
la fuerza de su carácter conquistó un lugar en el
m undo m editerráneo; por este carácter dejó una
huella im perecedera en las nuevas naciones de
E uropa nacidas de su im perio. ¿Cómo fue el ca
rácter rom ano? ¿Cuál fue la esencia de la obra de
R om a y cuál fue la aportación de los rom anos al
establecim iento de la civilización europea?
A unque se incluya aquí algo de la historia, este
libro no es una historia de Rom a; ni un bosquejo
de la literatura latina; ni un tratad o sobre la a d
m inistración o la jurisprudencia rom anas; ni un
m an u al sobre la vida cotidiana. Sin em bargo,
dentro de sus m arcos netos, hay algo de todo esto.
No es sim plem ente un estudio erudito, porque
m uchos de los problem as del m undo rom ano son
los problem as de hoy día, y algunas de las solu
ciones que propusieron los rom anos son peculiar
m ente m odernas. Este libro está escrito teniendo
en cuenta que el estudio del pasado es de im por
tancia vital para com prendernos a nosotros m is
mos, y que en ese estudio el genio rom ano es fac
tor de gran im portancia.
os r o m a n o s
por R. H. B arrow
13
Bl
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
México
BREVIARIOS
del
F ondo de C u l t u r a E c o n ó m ic a
38
LOS ROMANOS
Traducción de
M a r g a r ita V ille g a s d e R o b le s
Primera edición en inglés, 1949
Primera edición en español (Breviarios), 1950
[Segunda edición (Tezontle), 1992]
Vigésima segunda reimpresión, 2000
Título original:
The Romans
© 1949, Penguin Books Ltd., Harmondsworth
D. R. © 1950, F o n d o d e C u l t u r a E c o n ó m ic a
D. R. © 1986, F o n d o d e C u l t u r a E c o n ó m ic a , S. A. d e C. V.
D. R. © 1995, F o n d o d e C u l t u r a E c o n ó m ic a
Carretera Picacho-Ajusco 22V; 14200 México, D. F.
www.fce.com.mx
ISBN 968-16-0004-5
Impreso en México
NOTA SOBRE EL LIBRO
El título, Los romanos, no se debe a un afán inocente
del autor por evitar el más trivial de Historia de
Roma, sino que pretende sugerir exactamente su in
tención.
No se trata, claro es, de una interpretación psi
cológica del carácter romano, de un capítulo más, y
menos o más arbitrario, de la en otros tiempos fa
mosa "psicología de los pueblos", sino de una pura
lección de historia; además de pura, magistral.
Sólo en los casos privilegiados en que la investiga
ción histórica dispone de un material abundantísimo
de hechos, de inscripciones y de documentos litera
rios puede el historiador castizo sentirse a sus anchas
para entregarse a la pasión objetiva que le ha llevado
quiméricamente a meterse en averiguaciones: las de
comprender a un pueblo por sus acciones y a éstas
por aquél, círculo vicioso en que se regodea esa pa
sión objetiva. Y cuando este pueblo es el romano,
claro que la viciosa y objetiva comprensión redunda,
más que en ningún otro caso, en la de nosotros mis
mos y en la de la historia universal. Su actualidad
no puede ser mayor.
Por eso nos dice el autor que su "libro no es pro
piamente una historia de Roma”, sino una invitación,
más bien, a que reflexionemos sobre la conveniencia
de dedicar mayor atención a la historia de ese pue
blo, para lo cual nos dibuja con precisión sus aspec
tos más llamativos. Si Roma es para los historiado
res un caso privilegiado, no lo es, aunque parezca
mentira, desde hace mucho; Niebuhr y Mommsen fi
guran entre tos exploradores de vanguardia. Pero a
la "imaginación histórica" de los alemanes, ya incor
porada a la "facultad" de Historia, y a su proeza es
cudriñadora, sosegadamente proseguida hasta ahora,
se juntan en el historiador inglés, con su propio peso,
las perspectivas de ordenadora comprensión que pont
a su disposición la historia todavía fresca de su pro
pio pueblo.
7
NOTA SOBRE EL LIBRO
Los árboles no dejan ver el bosque de dos mane
ras: desde fuera y desde dentro, aunque, claro está,
para poder hablar de bosques tiene primero que ha
ber muchos árboles a la vista. Desde dentro, que es
donde estamos nosotros —y también’ los ingleses—
tratándose de la historia de Roma, si se nos facilita
el recuento y la clasificación de tos árboles, se nos
dificulta otro tanto la distancia que permite la pers
pectiva, pues hay que remontarse hasta la vista de
pájaro y ser, además, un águila para ver cada cosa en
su sitio.
Si se tratara, digamos, de la Historia de China o,
sin ir tan lejos, de la Historia de los árabes, un libro
como este de R. H. Barrow sería, por to menos, ex
temporáneo, pues no tenemos todavía bastantes árbo
les a la vista para pensar en el bosque.
Por estas razones hemos escogido esta diminuta
exposición de algo tan ancho como la historia de
Roma: esperando que, con su lectura, salga el lector
enriquecido con una idea un poco más clara de nues
tra tan cacareada romanitas.
Son tantos los maestros y tantos los ejem
plos que nos ha proporcionado la Antigüedad,
que ninguna edad puede considerarse más
afortunada en el azar de su nacimiento que
la nuestra, para cuya enseñanza han traba
jado afanosamente hombres de generaciones
anteriores.
Q u in t il ia n o (35-95 d. c.)
En tos días a los que no alcanza nuestra memoria, las
costumbres tradicionales atraían a los más destacados y
los hombres moralmente superiores se apegaban firm e
m ente a las antiguas costumbres y a las instituciones de
sus antepasados.
C icerón
Las horas que otros pasan dedicados a aquello que les in
teresa, en festivales o diversiones públicas, en diversos pla
ceres o entregados mental y físicamente al descanso —que
otros dedican a banquetes que empiezan a primera hora
de la noche, a jugar a los dados o a la pelota—, estas
horas yo las he consagrado a la incesante práctica de es
tudios de esta clase. ¿Y quién podría criticarme por esto
o indignarse conmigo con justicia? c ic e r ó n
221
CRONOLOGÍA
ü. c.
753 Fundación de Roma
(tradicional)
510 Expulsión de los re
yes
451 Las Doce Tablas 427-348 Platón
390 Saqueo de Roma por
los galos 384-322 Aristóteles
367Praetor urbanus
356-323 Alejandro Magno
300 fl.
Zenón
300 fl.
Euclides, Aristar
co
272 Livio Andrónico es
traído a Roma
262-264 Primera Guerra Pú
nica 240 fl.
Nevio
242Praetor Peregrinus 239-169 Ennio
236-183 Escipión el Africano c. 250-184 Plauto
234-149 Catón el Viejo,
218-202 Segunda Guerra Pú
nica 160 fl.
Terencio
C. 202-c. 120 Polibio
185-129 Escipión Emiliano
133 m. Tiberio Graco
121 m. Cayo Graco