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metales pesados del agua, en un proceso que, según dicen, es mucho más eficiente
desde el punto de vista energético que cualquier otro sistema utilizado actualmente,
aunque hay otros en desarrollo que se le acercan. En última instancia, podría
utilizarse para tratar el agua de abastecimiento contaminada con plomo a nivel
doméstico, o para tratar el agua contaminada procedente de algunos procesos
químicos o industriales.
El proceso aún tiene sus limitaciones, ya que sólo se ha demostrado a pequeña escala
de laboratorio y con caudales bastante lentos
"Es notoriamente difícil eliminar los metales pesados tóxicos que son persistentes y
están presentes en muchas fuentes de agua diferentes", dice Alkhadra. "Obviamente,
hoy en día existen métodos que compiten entre sí y que realizan esta función, así que se
trata de ver qué método puede hacerlo a menor coste y de forma más fiable".
El mayor reto a la hora de intentar eliminar el plomo es que, por lo general, está
presente en concentraciones muy pequeñas, superadas ampliamente por otros
elementos o compuestos. Por ejemplo, el sodio suele estar presente en el agua potable
en una concentración de decenas de partes por millón, mientras que el plomo puede ser
muy tóxico con sólo unas pocas partes por billón. La mayoría de los procesos existentes,
como la ósmosis inversa o la destilación, eliminan todo a la vez, explica Alkhadra. Esto
no sólo requiere mucha más energía de la que se necesitaría para una eliminación
selectiva, sino que es contraproducente, ya que pequeñas cantidades de elementos como
el sodio y el magnesio son en realidad esenciales para un agua potable saludable.
En principio, "esto hace que el proceso sea mucho más barato", dice Bazant, "porque la
energía eléctrica que se emplea en la separación va realmente a por el objetivo de alto
valor, que es el plomo. No se desperdicia mucha energía para eliminar el sodio". Como
el plomo está presente en una concentración tan baja, "no hay mucha corriente
implicada en la eliminación de esos iones, por lo que puede ser una forma muy
rentable".
Por ejemplo, una casa que se abastece de una fuente de agua muy contaminada con
plomo podría tener un sistema en el sótano que procese lentamente un caudal de agua,
llenando un depósito con agua sin plomo que se utilizaría para beber y cocinar, mientras
se deja la mayor parte del agua sin tratar para otros usos, como la descarga del inodoro o
regar el césped. Esta aplicación podría ser adecuada como medida provisional para
lugares como Flint (Michigan), donde el agua, contaminada en su mayor parte por
las tuberías de distribución, tardará muchos años en remediarse mediante la
sustitución de las mismas.
El proceso también podría adaptarse a algunos usos industriales, como la limpieza del
agua producida en operaciones de minería o perforación, de modo que el agua tratada
pueda eliminarse o reutilizarse de forma segura. Y, en algunos casos, también podría
servir para recuperar los metales que contaminan el agua pero que podrían ser un
producto valioso si se separaran; por ejemplo, algunos de esos minerales podrían
utilizarse para procesar semiconductores o productos farmacéuticos u otros productos de
alta tecnología, dicen los investigadores.
Según Bazant, es difícil comparar directamente el coste de este sistema con el de los
métodos existentes, ya que en los sistemas de filtración, por ejemplo, los costes se
deben principalmente a la sustitución de los materiales de filtrado, que se obstruyen
rápidamente y quedan inutilizados, mientras que en este sistema los costes se deben
principalmente a la aportación continua de energía, que es muy pequeña. Por el
momento, el sistema de electrodiálisis de choque ha funcionado durante varias semanas,
pero es demasiado pronto para calcular la longevidad de este sistema en el mundo real,
afirma.