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D o m i n i q u e logna-Prat

LA I N V E N C I Ó N SOCIAL D E LA I G L E S I A

E N LA EDAD M E D I A

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LA INVENCIÓN SOCIAL DE LA IGLESIA

EN LA EDAD M E D I A

Dominique logna-Prat

Edición: Primer.l. febrero 2016

ISBN: 978-IH-16467-20--4

IBIC: AGR.AMN, HRCC2

C) 2016. Hiño y Divila srl I Hiño y Divila editare, si

Titulo original: l'invention sociale de r�glise au Hoyen Áge

Equipo de Inducción: Ángela Schikle, y Silvia Tenconi

Cuidado de la edición: julijn Gallego y Paola Hicell

Armado y composición: Eduardo Rosende

Disefto: Geninlo Hiño

Prohibid• su reproducción total o parcial. incluyendo fotocopia,

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(CI071ML), Suenos Aires.


CAPÍTULO l

El espacio sacramental de la Iglesia*

- J ul i á n !

Y esa voz sonora tenía la entonación de

una campana de iglesia.

(G. Flaubert, La leyenda de San Julián

el Hospitalario)

a cuestión del espacio sacramental ha ocupado much� a los

L
historiadores de la Edad Media durante una buena veintena

de años', En el siguiente estudio, me gustaría, dentro de la di­

námica de mis trabajos anteriores sobre la historia monumental de la

Iglesia entre los años 800 y 1200, volver al problema (¿simple imagen

o realidad tangible?) de la iglesia de piedra como fábrica sacramental

de la Iglesia-comunidad, sobre la confusión iglesia/Iglesia, continente/

contenido, emblemática del lento proceso de "petrificación", de "mo­

numentalización" de la institución eclesiástica en el Occidente latino

entre los comienzos del siglo IX y finales del siglo XIIF. Después de

breves pero necesarias reseñas, en materia de teología sacramental, me

centraré en los problemas topológicos planteados por dos sacramentos:

la penitencia y el matrimonio.

1. Lugar de culto y teología sacramental

Dos representaciones de la iglesia/Iglesia van a permitirnos entrar en

el meollo del tema. Una y otra representan la Ecclesia bajo la forma de

* Versión preliminar publicada bajo el título de "Léglise comme cspace sacramente!", en

J. Elfassi, C. Lanéry, A-M. Turcan-Verkerk, eds., Amicorum societas. Mélanges offirts a


Francois Dolbeau pour son 65e anniuersaire, Firenze, 2013, p. 379-401.

1 Para un� estimulante introducción al cerna: A. Rauwel "Les espaces de la licurgie au

Moyen Age latine", en ú Moyen Age tJU d'ailleurs, Bulletin du Centre d'Études Mtdiévales

d'Auxerre, Hors-série, nº 2 (2008): http://cem.revues.org/4392.

2
D. Iogna-Prac, La Maison Dieu. Une bistoire monumentale de l'Égiise au Moyen Áge
(v. 800-v. 1200), Par is, 2006. . . .

13
. tcgrados en el marco monumental de la ig\es·
. ��m �

los siete sac . caso del Tríntico de los Siete Sacramentos que
n el pnmer , r ' se
Se trata, e M eo de Amberes, que fue ejecutado entre los año
a en eI us s
conscrv R ger Van der Weyden, a petición de Jean Chevrot
O
1440/144 4-rpar al •
para la capilla de Tourna1• en la colegiata
· de San'

obispa de 1ourn ,

Hipólito de Poligny Qura).

í'

l
1

.
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fig. 1 - Roger van dcr Wcydcn, Tríptico tÚ los súu sacramentos, Ambercs, Musco de Bellas 1

-�1>·· j

Artes; c. 144011444. . .
!

El cuadro monumental, bajo la forma de tres Portales góticos muni­

dos mochetas con las armas del obispo de Tournai y de Jean Chevrot, se

inspira en la catedral de Santa Gúdula en Bruselas


3
• Desde la parte baja
. ·í[
. l

U
. ..

izquierda hasta la parte baja derecha, el espectador penetra en la fábrica


., .. "'-..:... J. J
sacramental de la Iglesia, desde el bautismo hasta el sacramento de los
' · ,-r.: -;. )1; • , '

enfermos (cxtrem aune,'6 n) , pasan do por la confirrnac1on,


. , 1
a peni·tencia,

Fig. La - Rogcr van dcr We den 7i , . .


y ' rtptu» de los nete sacramentos, detalle de panel izquierdo.

3 E. l'anonky, úrly Ntthtrlan,i' h P. · b ·d (Mass-l,


1953, p. 282-285; A. Cha \ IS �,�ting. lts Origin and Character, Cam . n g
1 riruvrt•
S11asboun>.·J'>99 te ct, Rogu:r van tÚr Weytkn. Prob/}mts rú la ou tt
"O' • p. 133 -135.

C APtnn.o I · E l ·
· es�'IO sacramental de la Iglesia 15

14 D. locsA-PRAT / u D i,1ED¡,\
. INVENCIÓN SOCIAL DE LA IGLESIA_!N LA EDA
d l d . .
el mammomo. La Eucaristía está ubicada en
y
Se ve aquí el panel central del Tríptico de la Redención que_se �ns:rva
el sacramento e orben " . , d se de la profundidad de la nave con
. . , eral enencian o . . en el Museo del Prado (Madrid). El portal central de una tgl�•a. sirve
la Pos1c1on cen ' d 1 ia entre la crucifixión, en pnmer
1
. , plena e e ocuenc de marco a una crucifixión que se abre sobre la nave del edificio. El
una articu acron al , s crificio tomado en el momento
I íflcio del tar arras, a " ,, arco del portal alberga las escenas de la Pasión acompasadas por_ todo
plano, y e sacr . , de las especies que es importante ver
1 de la ostensión
. , , 1 d un juego de doseles. A ambos lados del pórtico, un nuev�, conjunto
de la e evacion, . . d l bstanciación", Un discípu o e
• • 1 misterio e a transu de doseles superpuestos cierra el cuadro de la representacion Y le da
para creer en e k " d Stockt (c. 1420-1495) es el autor
d We den Vranc e van er profundidad. Seis escenas litúrgicas están inscriptas e� esta suerte de
Van er y ' a monumental de los sacramentos.
columnas; a la izquierda, de arriba hacia abajo: el bautismo, la confir­
de otra puesta en escen -'=====:'l!";II _ _
mación, la penitencia; a la derecha, siempre de arriba hacia abajo: el

matrimonio, el orden, la extremaunción. La Eucaristía está, como en


t
�' la primera representación, ubicada en posición central, en una puesta

en escena del misterio articulando, igualmente, la crucifixión y el sa­

crificio del altar.

El interés de estas dos representaciones tardías, y hablando fran­

camente, realmente excepcionales, es facilitar el acceso sintético a lo

que ha sido el dominio principal de la teología sacramental occidental

durante muchos siglos, por lo menos, a partir de la época carolingia: la

necesidad del concinence (la iglesia-monumento) para la realización, el

cumplimiento del contenido (la Iglesia-comunidad). Me conformo con

un breve relato de los grandes trazos de esta historia anees de llegar al

meollo de mis propósitos sobre la puesta en escena de dos sacramentos:

la penitencia y el matrimonio\

Comencemos con la "sacramencalización" del lugar de culto en sí.

La historia de la consagración (aún llamada "dedicación") del edificio

eclesiástico y de su entorno es larga y bastante compleja. En los primeros

siglos del cristianismo, no existe ninguna consagración específica del

lugar de asamblea de los fieles reunidos para conmemorar el sacrificio

de Cristo; es la primera celebración de la Eucaristía la que "consagra''

el edificio, así como la instalación en el altar de restos sancos como

los de Gervasio y Protasio en Milán, que Ambrosio identifica con las

almas de los mártires mencionados en el Apocalipsis (6, 1 4 - 1 5 ) . En el

siglo VI, en Roma, un primer ritual articula depósito de las reliquias

5 En lo que sigue, condenso el material presentado en D. logna-Prat, "I.:églisc, 'maison


Fig. 2 - Yrankc Van der Stockr, Tríptico dt la &dtnción, Madrid, Museo del Prado; c. 1450.
dc_la co�cration' et bacimcnt d'cxccption dans le paysagc social", en D. Méhu, dir.,

Mists en scen« et mbnoirts dt la consicration dt l'iglist dans l'Occidtnt midiiva( Turnhouc,


2007, p. 347-363 (p. 350-354).
• R. Rechr, Le rroirr rt /, voir. L'art dts cathidralts {Xllt-XVt süclt), París, 1999.

18

0, loGNA-PMT / LA INVENCIÓN SOCIAL DEI.A IGLF.qA F'l 1 � rmo ,,r·m, Cmnn_o 1: El espacio sacramental d� b 'º'A•'·
n el exorcismo para purificar el edificio de
de los santos en e1 al car co ,
. d" bóli Por su parte la liturgia galo-franca conocia,
coda presencia ta tea. ' .
. • • d iruales separados -por un lado, la consagración del
en pnnc1p10, os n . . . ,
· 1 ·a por el otro el depósito de las reliquias-, cuya umon,
al car y de 1a 1g es1 , • . . ,

alrededor de los años 600, está en el origen del ritual de consagrac1on

que, desde entonces, no deja de enriquec,ers� con n_�evos elementos,

en especial con la bendición de objetos litúrgicos (vajilla, orname�tos,

vestimentas) y la iluminación del edificio. En los siglos VIII-IX tiene

lugar un cambio mayor. En el contexto de la unificación !itúrgica

deseada por los soberanos carolingios, los ritos romanos y galicanos se

acercan y se combinan para desembocar en un ritual único, e_l ardo ad

benedicandam Ecclesiam de los años 840 que se integra a mediados del

siglo X al Pontifical romano-germánico tordo 40), que pas� a Roma

en el siglo XI, y luego experimenta algunos agregados e� el �1,glo �I�­

AI término de esta lenta maduración, el ritual de la dedicaci ón, or1g1-

nalrnente limitado al sacrificio eucarístico, se convirtió en uno de los


•• A A
momentos más fastuosos de la liturgia latina.

Desde los años 840, el ritual de consagración del lugar de culto Fig. 3 - Mater Ealaie: ms Vaticano, Barbcrini lar, 592, Exulret; Monrecassino, 1087 (?).

es, con el Quid significent duodecim candelae, objeto de un primer

comentario que permite establecer un vínculo entre liturgia y eclesio­ Después del siglo IX, la época de la reforma de la Iglesia en los siglos

logía. Fue entonces que "ecclaia" se impone como terminus technicus XI y XII, representa el segundo tiempo importante en la definición de

para designar el edificio eclesiástico. La elección de este té rmino está una doctrina del lugar de culto. Los clérigos gregorianos tienen como

cargada de consecuencias correctamente sugeridas por el autor anónimo proyecto de conjunto construir una sociedad cristiana. Para ser de la

del comentario, que explica que la Ecclesia (Iglesia-comunidad) y la Iglesia, es necesario estar en la iglesia: es atravesando la puerta del edi­

ecclesia (iglesia-monumento) mantienen una relación de tipo meto­ ficio de piedra que se puede acceder al templo espiritual. Pero estar en

nímico según la cual el continente significa lo contenido y viceversa. supone, también, que se puede estar fuera. Están los cristianos, piedras

Esta confusión es muy significativa en cuanto a la visibilidad de u na


vivas de la comunidad sacramental que es la Iglesia, y están los otros.

institución, la Iglesia, que se impone desde entonces en el paisaje social


Una prueba evidente de la brecha existente entre los miembros del

de forma monumental. Es en esta dinámica que el tipo iconográfico


cuerpo de Cristo y los que no lo son la dan, a partir de los años 1050,

de la Ecclesia, hasta entonces referida a u na alegoría femenina, viene a


los comentarios del canon de la misa, especialmente de la fórmula
identificarse, a lo largo del siglo XI, con un edificio propio para estruc­
"Ut nobis corpus sanguis fiat dilectissimi tui Domini nostri [esu Christi".
¡

turar al pueblo cristiano en dos grupos bien distintos (clérigos y laicos).


Refiriéndose al adagio agustiniano según el cual "no hay ningún lugar 1

de verdadero sacrificio fuera de la Iglesia católica", los exégetas pro­ \

1
porcionan una definición restrictiva de "nosotros" (nobis), incluida
1

la exclusión de los demás, los herejes, los judíos y los paganos (en su '

. 20
D. IOCNA·PRAT / LA r.;vn,,-,A .. s-
mayoría musulmanes). En respuesta, los movimientos heterodoxos c�al�uier otro con_tinent� ne�esario para la realización del contenido;........._

sigulendo esta lógica la íglesia-monurnento es considerada como un . �


-desde los años 1020 hasta los citaros que aparecen en la segunda mi­

gran vaso que "dispone" la efectuación de los sacramentos.


tad del siglo XII- se oponen a cualquier mediación eclesial, se niegan

Por último, la reflexión en lo referente a la causa sacramental está


a confundir continente (iglesia) y contenido (Iglesia) y sostienen que

acompañada por una clasificación de los sacramentos. Se distinguen


Dios es imposible de localizar en un edificio hecho de piedras y paredes.
siete sacramentos mayores (sacramenta): bautismo, confirmación, Euca­
Es sobre la base de estos debates que se elaboran las primeras Sumas
ristía, penitencia, extremaunción, orden, matrimonio. Pero la definición
escolásticas, \as que no se ocupan, simplemente, de describir el conjunto
de ese "septenario" sacramental no estuvo exenta de dificultades. Por
de la sociedad como una catedral, sino también y sobre todo de colo-
ejemplo, se ha planteado desde hace tiempo si la dedicación o con­
car el conjunto de la Creación en un marco organizado. La reflexión
sagración de la iglesia debía estar comprendida entre los sacramentos
doctrinal, llevada a cabo en los años 1 0 5 0 - 1 1 5 0 sobre la cuestión del
mayores. Después de muchas vacilaciones, se excluyó la dedicación de
lugar de culto, se organiza en torno a tres ejes de reflexión principales.
la lista, o, más bien, se la integró indirectamente al precio de un des­
El primero remite al debate provocado por Berengario de Tours, en la
doblamiento significativo del primero de ellos: el bautismo, concebido
segunda mitad del siglo XI, sobre la Eucaristía. Desde los comi.�nzos de
a la va. como el bautismo del edificio emblemático de la comunidad y
la controversia sobre este tema, que se remonta a la confrontación entre
el bautismo de los fieles. En un sermón de dedicación llamado a hacer
Pascasio Radberto y Rarramno de Corbie en el siglo IX, esquemática­
escuela, Yves de Chartres explica, de esta manera, que la consagración
mente, se pueden distinguir dos posiciones: por un lado, los defensores
de la iglesia representa la primera etapa de un proceso; es conveniente
del "realismo" eucarístico, según el cual las especies consagradas (el pan
que el edificio sea bautizado para que los fieles puedan serlo, a su vez,

y el vino) realmente se transforman en el cuerpo y la sa,ngre de Cristo,


y que los otros sacramentos se realicen dentro del espacio funcional

por otro lado, los "simbolistas" (entre los cuales esta� Ratra'.11no Y que es la Iglesia
6•
En otras palabras, el bautismo de la iglesia dispone

Berengario) argumentan que el cambio postulado es solo un sim_bo�, la efectuación de los otros sacramentos. Sin él, no hay espacio sacra­

no teniendo la Eucaristía, como objetivo sino conmemorar el sacnficio mental y, en consecuencia, no hay comunidad cristiana. Al término de

de Cristo en el fundamento de la Iglesia, sin que una reiteración real esca evolución litúrgica y teológica, a finales de los años 1300 más o

sea necesaria. La victoria de los realistas, indirectamente, influye so�re menos, no se concibe eficacia ritual fuera del lugar de efectuación que

la cuestión del lugar de culto. La transformación real de las_ espe�1es es la iglesia al punto -así como no dudan en hacerlo Roger Van der

tiene como consecuencia no sólo magnificar el tiempo (la misa); sm?, Weyden en el Tríptico de los siete sacramentos y Vrancke Van der Stockr

también el lugar del sacrificio (la iglesia), considerados como un fl�s en el Tríptico de la Redención- de colocar en la iglesia un sacramento

que depende, exclusivamente, de lo divino. El realismo euca�1st1�o que nunca había tenido lugar allí: la unción de los enfermos (extre­

también impone el marco de una puesta en escena en la que el m1steno maunción) que se lleva a cabo en los hogares de los fieles.

tiene lugar y en la que se muestra. . ,

Paralelamente a estas discusiones, se reflexiona sobre la nocion de Después de esta rápida vista de conjunto (los siete sacramentos

causa sacramental. Pedro Lombardo afirma en sus Sentencias, que los constitutivos de la Iglesia-comunidad simbólicamente inscriptos en la

sacramentos realizan aquello de lo que son la figura: "causan la gracia iglesia-edificio), habría que considerar la relación que cada uno de los

significándola". En su De sacramentis, Hugo de San Víctor adelanta la siete sacramentos tiene con el lugar de culto. Señalé antes, el rol central

noción de causalidad "dispositiva" (luego, Tomás de Aquino habla de

la causalidad "instrumentan según la cual el sacramento establece las


6 Yvcs de Chanrcs, Sermo N ,ú tacramentis tÚcitationis, PL \61, col. 527-53'1.

condiciones que disponen aceptar la gracia, a la manera de un vaso o

\
B
CAP!nn.o 1: 8 espacio sacramental de la Iglesia

22 0. IOG?(A-PRAT / LA INVENCIÓN SOCIAL DE V, IGLESIA EN LA EDAD MEDIA


-- - - -------------------

de la eucaristía, en la cual la "realidad" establece, verdaderamente, el • 10 • d


monasterio para expiar sus peca os. Es así como la penitencia públi............_
lugar, a partir de los años 1050. En cuanto al bautismo y a su desdo­
ca se desliza, poco a poco, de "la publicidad de la ciudad a la soledad ---........
blamiento {bautismo del edificio y bautismo de la gente), he insistido
del monasterio" y que la distinción entre "penitente", "convenido" y
en su rol "disposirivo", en los fundamentos, de alguna manera, del
"religioso" se vuelve cada vez más confusa 11. En la topografía de la pe-

ciclo sacramental. Quisiera referirme ahora a otros dos sacramentos sin


nitencia, hay un primer momento crucial importante que es el pasaje

importancia real o, al menos, de una importancia menor, en la defini­


de la segregación en el seno de la asamblea (al estar el lugar de culto

ción doctrinal del lugar de culto, pero que no contribuyen poco a su fragmentado en comulgantes y no comulgantes) hasta el rechazo hacia

puesta en escena en el espacio público: la penitencia y el matrimonio. los márgenes del renunciamiento al siglo establecido por los monjes,

penitentes de profesión. En los monasterios reales carolingios, de esta

u. Topografía de la penitencia manera, se llega por una penitencia "pública" a lavarse de un crimen

"público", es decir, de cualquier escándalo y cualquier cuesrionamíenro

11 . 1. Los lugares de la penitencia pública: catedral y monasterio grave al orden constitutivo de la sociedad cristiana. La aparición en los

siglos X y XI de monasterios patrimoniales bajo la protección de Roma

En el siglo V, la penitencia pública es un acto solemne realizado en permite, entonces, el advenimiento de los asilos penitenciales, donde

el pecador viene a expiar sus faltas en un movimiento que se asemeja


el corazón de la ciudad: en la iglesia catedral', Este acto, generalmente
más a la conversión personal que a la penitencia pública. Los modelos
llevado a cabo al comienzo de la Cuaresma, marca la entrada en un
de estos asilos son muy conocidos. Se trata de grandes monasterios de
ordo cuyos miembros se diferencian de los otros fieles por un estado
vocación universal que, corno los de Cluny y San Víctor de Marsella,
de vida específica que los excluye del matrimonio y de todo cargo
se afirman como clones de la Iglesia romana, adonde es bueno, como
público o militar. Usan vestimentas que los diferencian, tienen lugar
lo sostienen las bulas y las carras papales, llegar a refugiarse bajo la
en un sector reservado de la iglesia y están excluidos de la asamblea
protección de San Pedro, abogado eficaz en el cielo",
en el momento de la comu ni ón, la prohibición se hace a los penitentes

de participar en el sacramento del altar, evitándoles, según la fórmula de

Agustín, comer y beber "su propia condenación'". En el libro II de sus

Diálogos, Gregorio Magno pone en escena a dos monjas, aún en vida,


!O P. Brown, Thr 1/iJufWtstrm Christmdom. Triumph and Divmity. AD 200-1 {)(), Oxford,
invitadas por Benito de Nursia a corregir su vocabulario bajo pena de
1 9 96 , p . 1 5 7 .

ser privadas de la comunión'. De hecho, una vez muertas y enterradas


11 M. de Jong, "What was public about public penance! Pamamci« publica and justice in

en la iglesia, ellas son, divinamente, obligadas a salir de sus tumbas Y the Caroligian world", en Lagiusticia nt/J'a/to Mtdioevo (srco/i IX-XI), Spcleto, 1997,

11, p. 863-902 (p. 871).


a abandonar el lugar de la asamblea en la proclamación del diácono:
12 A título de ejemplo, he aquí los términos con los cuales d papa Juan XIX. en la segunda
"Si alguien no comulga, que se retire". bula de exención expedida al monasterio, en 1024, define a Cluny como una "casa de

reconciliación" (domus pittaris), Papsturkundm 896-1046, ed, H. Zimmerrnann, 3 vol.,


En el momento en que Gregorio se propone contar los hechos de
Wien, 1984-1989, 11 , 5 5 8 , p. 1053-1054: "Obtintat in t0 locum iwtus, n« "pt/lan,r
Benito, ya está claro para los fieles que no hay nada como entrar al
pomittrt uolens iniquus. Prtbtatur innocrntibus caritas mutw fraurnitatiJ nec ,ug.zl1'r

offinsi, spts sal,,ris ti indu/gmlÍ4 pittatis. Et ti a/iquis CUÍustN"'fllt ob/igatus •11,uhr1flllk

tundtm locum expetierit siu« pro corporis srpultu111 "" altmw"" uti/itatis et SAÚúis pro
7 Para un desarrollo mis amplio: D. logna-Prar, "Topogtaphy of Penan e, in the Latln Wcst gratia, minime a ueni« tt oblata misericordia txdudafllr, srd o/to =diramniti SAiutaris
(c. 80(k 1200)", en A. Fircy, dir., A New History o
fPmsmr; Leyden, 2008, p. 149-172- foutndus bmig,littr co//igafllr. Quia ti iusfllm sic nt, ut in domo pittaris tt iusto p,rb,al'JU'

g Agustín, Smn. 352, PL39, col. 1550-1558 (col. 1552). dilectio SAnctat.fr•ttrnit•ris ti a,/ utniam confogimti p,ccatori non "'Kf"" ,.,J;ca1"nlJMm

indu/gtntit ti sa/uris".
9 G�rio Magno, Dia/ogwn 11, 23, ed, y trad. A. de Vogué, P. Amín, París, 1979, P·
204-21 \ (p. 208-209).

25
CAPtrt!Lo 1: El espacio sacramental de la Iglesia
2�
D. IOGNA-PMT I LA INVENCIÓN SOCIAL DE U. IGLESIA EN U. EDAD MEDIA
u.2.. La iglesia: purificación y penitencia . 1

. . �

La monaquización de la penitencia pública en el curso de la alta

Edad Media no debe disfrazar el fenómeno más general de surgimien­ ." ··, ' ·
i

to de la iglesia como marco de exclusión y de reconciliación de los 4

pecadores.
,

11 . 2..I . PURIFICACIÓN DE LAS PERSONAS, PURIFICACIÓN DEL ESPACIO <

'
. t' r--; 1�.
Amalario de Metz (c.775-c. 850)-uno de los primeros exégetas de·
l✓
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la liturgia que se interroga sobre la función específica del edificio como 1 ,I .,.- ,, J'

. .
continente (iglesia} necesario para la realización del contenido que son

los fieles (Iglesia)- se basa en un pasaje de su Líber ojficialis, sobre la


':;,,

enseñanza del apóstol Pablo (1 Cor 1 1 , 28-32), para argumentar que la

iglesia es el lugar del conocimiento de Dios a través del examen de las

faltas de cada uno y que esa purificación preliminar es necesaria pará

acceder a la "Cena del Señor?". •

Cabe destacar que para Amalario y sus contemporáneos, la puri­

ficación en cuestión no concierne sólo a los fieles. Es también, y en

principio, el tema del edificio en sí, como lo demuestran, a la vez, el

ritual de consagración de la iglesia y los gestos litúrgicos de apertura

de la obra de construcción del edificio. A la manera de las primeras

ordines de consagración romanas y galicanas que surgen lentamente

entre los siglos VI y VIII, el ordo ad benedicandam ecclesiam da, desde

un principio, importancia a los exorcismos preliminares de la sal y del

agua aptos para hacer temer el lugar y los objetos benditos, y para hacer

huir a todos los espíritus malignos". Un punto culminante del ritual es

cuando el obispo consagrante aparece tres veces en la puerta delantera


15
del edificio y golpea tres veces con su báculo, exigiendo que le abran .'

Fig. 4 - Consagración de iglesia: ms Rouen, BM 368 (A 27), fol. 2 v.

Ames de admitir su derrota y abrir, el diácono, que está dentro y

13 L_b": officialiJ, III, 2, ed. l.M. Hanssens, Amalerii tpiscopi opera Üturgica complets, Il, representa al diablo, trata de saber quién se manifiesta de esa forma y
C,tu del Vaucano, 1948, p. 262.
escucha que le responden: "es el Rey de gloria, el Señor fuerce y pode­
14 Lt pontljical romano-gmnaniqi« du dixitm, sück, cds. R. Elze e y, ¡ 3 ¡ Ctta
del ½ucano, 1963 y 1972, 1, p. 129-131. • . ogc ' vo ., 1 roso en el combate, el Señor de las virtudes". El ritual puede entonces

15 /bid., p.131-133.

26 CAPtnu.o 1: El espacio sacramental de la Iglesia 27


D. IO<;NA-PRAT / LA INVENÓÓN soc .
IAL DE LA IGLESIA EN LA EDAD MEDIA
18•
comenzar en el interior mismo de la Iglesia, que pasó de las tinieblas asamblea cristiana El primero de estos sermones -cuyo acercamiento

a la luz. EJ Quid significmt duodecim candelae, el primer comentario escrirurario es ofrecido por un clásico de la edificación eclesial, Salmo

ale órico del ritual de consagración que he evocado anteriormente, 86 (87)-, en Fundamenta in montibus eius, se refiere directamente

po!e de relieve la dimensión penitencial del episodio 16• El báculo (uirga, a la liturgia de la apertura de las puertas del edificio a petición del

cambuta) con d que el consagrante llama a la puerta significa la potes­ consagranre. Geoffroy asimila las puertas de Jerusalén a la f
e y al bau­

tas Sacerdotalis de atar y desatar. Las palabras pronunciadas al entrar tismo, que se abren a la penitencia, la confesión y la satisfacción 19
, Los

(" Pax huic domui") tienen por objeto pacificar por la sangre de Cristo �el�, son comparados a piedras que los predicadores usan para pulir,

no sólo a los fieles, sino también a los herejes, a los cismáticos y, en el mvnandolos al renunciamiento ames de poder ajustarlas en el edificio

lejano ideal de la misión de la Iglesia, a los judíos y a los paganos. Es del Señor. El segundo sermón se basa en un pasaje de la epístola de

sólo después de esta "reconciliación" que es posible expresar la alegría Pablo a los Efesios (5, 25 Christus dilexit Eccksiam), y tiene una co­

en un Allelui«. El texto subraya el doble movimiento de conversión loración nupcial que gusraba mucho en el siglo XIPº. Geoffroy, que

que se está llevando a cabo. La apertura de la puerta significa, a la vez, compara las torres del edificio con la penitencia y la confesión, hace

la confesión de los fieles invitados a pasar por "la puerta de la salva­ de _la purificación de los fieles un requisito previo a los esponsales de

ción" y la purificación del espacio destinado a hacer de "una cueva de Cristo con su !glesia. Es en esta condición que el lugar de la asamblea

ladrones, una casa de oración". Según el Canon aedificanda ecclesia, puede converurse en un �spacio de realización sacramental en el que "el

conocido por el Pontifical romano-germánico (de los años 960), las cuerpo Y la sangre de Cristo nos santifican", "allí donde los niños so

formas penitenciales empleadas, para purificar el espacio destinado a baurizad�s, allí donde los pecadores se reconcilian". El tercer sermónn

acoger el lugar de cuico en el momento del inicio de la construcción, son ron�nci�do en ocasión de la fiesta del aniversario de la consagració�

igualmente evidenres". El obispo o su representante fija la cruz como e la iglesia de San Nicolás de Angers por el Papa Urbano II (1096)

e v o ca r J ' · de I '
signo de coma de posesión por parte de la Iglesia; coloca otra cruz en el , o ro c as1�0 e os monumentos escrirurarios, el Templo de Je-

lugar del futuro altar; por último, pronuncia un larga acción de gracias rusalen construido por Salomón (III Reg 8 1 2 36)21 El d' d
• · • - . pre 1ca or

pidiendo por la purificación del fundador ubicado en el glorioso linaje Juega con las correspondencias entre las respectivas dedicaciones del

de David y Salomón, para hacer huir los poderes demoníacos y lograr Tem�lo _Y d_e la Iglesia para distinguir a las personas. En el primer caso

la resurrección de la Iglesia en la "sencillez y el candor de la inocencia". ��drcatto eius}, se celebra la memoria de Salomón y el arrepentimiento

Los sermones de dedicación no dejan, generalmente, de señalar lae soberan� ! del pu�blo _de Israel; en el segundo (dedicatio nostra),

la coloración penitencial del rito efectuado. Me limito a un ejemplo consagrac1on de la 1gles1a/lglesia es el caso de cada fi 1 . . d
p ur e mvita o a

elegido arbitrariamente de una masa de textos, cada vez más impo­ del gar s�s pecados. �te comentario bastante banal se corona, al final

nente desde el primer tercio del siglo XI. Autor de tres sermones de sermon, con consideraciones más originales La c . , d
· onsagrac1on e

dedicación, uno de los grandes predicadores del siglo XII, el arzobispo

de Burdeos, Geoffroy Babion (1 1 3 6 - 1 1 7 8 ) pone toda la insistencia


18 J.-P. Bonnes, "Un des plus grands prédicare d XII .
de un viejo ermitaño para recordar la necesidad de una conversión

interior de los fieles en el momento de la consagración del lugar de la


:;:0 :!r�: �abifl(• &vue bénldittine, 56_(�/1946),'���4�7f� ��i;:�:i:
las ¡ . eo oy que figuran en d apendicc I permiten volver a auib · al
d p ezas prcv1ameme publicadas entre las obras de Hildcbc,no de uir autor

19 P.'Lcasl o de los tres S(:rmonc:s que nos interesan aquí(: nn. 47-50 p 7o7idm, como es

7I, col. 733 A-736 B. ' · ·

16 !bid., p. 93-95. 2
º u«, col. 736 C-739 B.
17 !bid.. p. 122-123. 21
/bid., col. 748 A-752 A.

28
En el vocabulario romano tardío indulgenti« designa la amnistía

una iglesia es un momento particularmente propicio para demostrar


otorgada por los emperadores cristianos". En su acepción clásica,

que los ricos realizados en esas circunstancias muestran el lugar propio


que no es anterior al comienzo del siglo XIII, se traca de la remisión

de Jo divino respecto del espacio común. Pero, subraya Geoffroy, entre


(absolutio, remissio, indulgmtia) o de la mitigación concedida por la
las muchas iglesias, algunas se distinguen de las otras por la importan­
Iglesia a las penas temporales adeudadas aquí en la tierra y en el Pur­
cia de los santos que honran al edificio con su presencia, como es el
gatorio por los pecados confesados y perdonados. Este uso tiene sus

caso de Nicolás en Angers. Además, el Papa Urbano II concedió para


raíces en la antigua práctica de la conmutación de penas constitutiva
la ocasión un privilegio especial (quaedam praerogatiua) según el cual
de la penitencia llamada "tarifada" de la alta Edad Media, relacionada

codo fiel presente en el aniversario de la dedicación tiene asegurada una


con el si stem a jurídico de Wergelt según el cual una falta cometida

remisión perpetua de su pena.


debe ser objeto de una compensación o su equivalente. Desde fines
El tópico penitencial de este tipo de sermón -rotalmente clásico des-
de la época carolingia surge la noción de la posible sustitución por las
de la creación durante los siglos IX a XI de una liturgia de consagración
buena� obras de reparación que se esperan del pecador: peregrinación,
cada vez más solemne- encuentra una salida inesperada en el último
donación a una institución pía, cuidado de una iglesia ... La práctica
tercio del siglo XII. En su obra clásica, El nacimiento delpurgatorio, Jac­
va a extenderse cada vez más durante los siglos XI y XII, ampliándose
ques Le Goffha demostrado cómo el Occidente latino, gradualmente,
su ca':°�º de aplicación tanto a las personas (remisiones particulares

ha pasado de un tiempo a un lugar propio para el cu m pli mi e n t o de las


/ remJS1�nes generales) como a las penas (indulgencias parciales / in­
22•
penas en el más allá: el Purgatorio Es en el marco de un sermón de
dulgencias plenarias). La lógica de sustitución empleada tiene el efecto

dedicación de la iglesia que Pedro Coméstor ( c . 1 1 0 0 - c. 1 1 7 9 ) ofrece el


de valorizar los tiempos y los lugares particulares. Con los traslados de
23•
primer uso conocido del Purgatorio como un sustancivo Con referen­
reliquias -pero muy alejado de las convocatorias a las cruzadas inau­

cia a la edificación de Jerusalén cantada en el Salmo 1 22 ( 1 2 1) , Pedro


gu�ad� por el Papa Urbano II en Clermom en 1095-, la consagración

habla de una construcción en tres etapas: la extracción de las piedras,


de iglesias se encuentra entre escas ocasiones solemnes en el curso de las

el pulido y la igualación, la colocación. Cada una de escas fases está en


cuales, �e�de � 030, los prelados otorgan generosas remisiones de penas.

correspondencia con un estado espiritual, incluso con un lugar, aun


La parricipacíón en la construcción de un lugar de cuico es incluso,

sí se trata, de hecho, de describir las etapas de un movimiento tunde,


en este punto, una buena obra, mencionada por Guillaume Durand

quo, qua trameunt). La extracción de las piedras significa la separación


(1�3.0� 1296), en su Pontifical, como una indulgencia concedida desde

violenta marcada por la muerte; el pulido y la igualación son equiva­


el m1c10 de la construcción del edificio a los pecadores presentes en el

lentes a una purificación realizada en un lugar limpio, el Purgatorio


m�menco de la ceremonia de colocación de la primera piedra". De

(in purgatorio poliuntur); finalmente, la colocación marca la entrada


alll, l_a val�ración de los actos de oblación en las obras de construcción
en un estado duradero, eterno, el Paraíso.
eclesial evidentes desde mediados del siglo XII. En una carta el arzobis­

El último sermón de Geoffroy Babion, citado anteriormente, se


po de Rouen, Hugo de Amiens ( 1 1 3 0 - 1 1 6 4 ) señala que en Chames y

refie�e expl�cicamente a la �indulgencia" vinculada a la consagración o

al amversano de la consagración de la iglesia.

24 �b� .1; historia de la indulgencia, son siempre ineludibles las obras de N Paul
tu te tt dn Ablasse: im Mittelaltr: im Urrprungt vom bis zur Mitu J 4 J h i, nder
us,
22 J.
¡
Le Goff, l.,, 11AÍJS11n« du Purear01"•
luoglú dcll'ald'"• E r_�·
· p ·
ans,
198 l J B
; · aschet, •1 mondi del Medioevo;
��ols . farmsradc, 2002 (Paderborn, 1922-1923) y B. Poschmann Der Ab� � , , hn,
11• , en . Castelnuovo G s, ¡ d" A . ¡ ., 1 1 <= Bupgt1ch1chu, Bonn, 1948. • tm uc t
(Tcmpi spui, istiruziooi) 1i . · rg • rrs., m t sllJria ne Medioa»,
' • orino, 2002•, p. 317-347.
25 �- tJr/�• L: pontifical romain au Mayen Ágt, (11 (Le pomifical de Guillaumc Durand)
23 El sermón, ratríbuido por B Hauréau p dro 1�
de los rrabajos editados cnrrc· w b ; �'Id Cornéstor (Petrus Comcstor), es uno /¡¡� . � ª\1�nfoo,_��40, 11, l. P· 451-455 u» btntdictiont et impositioMprimarii
1 ,., ts m tcnmt naationt),

C. 7 44 O . J . Lc Go ff. La "" ÍSkl odrasPue • cbcrrodclavarrlin,PL 1 7 1 , co l. 739


. ' nu
11
,xatotrt, p. 2 1 0- 2 1 1.

30 CAJ>!n.n.o I: El espacio sacramental de la Iglesia 31


0. kx.NA-PMT 1 1.A INVENCIÓN SOC' . . . . . �
IAL DE LA IGLESIA EN LA EDAD MEDIA . '
en su propia diócesis fieles anónimos, después de confesar sus faltas y
rr.a.z. LA PENITENCIA EN LA IGLESIA

obtenida la absolución, vienen a trabajar en silencio como animales de


26•
riro en las construcciones de la iglesia Un largo poema anónimo de
En el capítulo de las mitigaciones de penas, el acto de consagración

principios del siglo XIII, Los cuatro hijos de Aymon o Renaud de Montau:
de San Pedro de Porcella también menciona a los penitentes a los que

ban, arestigua que ese rema edificante migra rápidamente de la pastoral


se insta a ir al monasterio durante los cuarenta días de la Cuaresma

del clero a la esfera de los valores caballerescos". Después de una larga


y a lo� que s: libera del ayuno un día por semana. Lugar purificado

lucha en compañía de sus hermanos contra Cario magno, prototipo del


después del mua! de consagración, la iglesia es lógicamente el marco

soberano injusto, Renaud terminó su vida en penitencia y se santificó, de cumplimiento de la penitencia de los fieles. AJ comienzo de la

trabajando como obrero en la construcción de la Catedral de Colonia. Cuaresma, el Miércoles de Ceniza, se va allí para confesar sus faltas.

En lo referente a la valoración de determinados lugares, basca con El confiteor, cuya primera certificación se remonta al primer Pontifical

recordar la práctica bien conocida según la cual una peregrinación l!a�ado de Poi�i�rs (del último tercio del siglo IX), esrá en parre cons­

penirencial puede ser sustituida por otra. El acto de consagración de la tiruido por perjuicios a la santidad del lugar de culto, mancillado por

iglesia abacial de San Pedro de Porrella (Cataluña), del 2 1 de septiembre comportamientos profanos'", La falta es de este modo reconocida en el

de 1035 (este es uno de los testimonios más antiguos en la historia de mismo lugar de su realización. Pero la confesión ritual en la iglesia tiene

la indulgencia), prevé con respecto a la remisión de penas que los peni­ generalmente el valor de inscripción del fiel en el marco monumental

tentes que rengan que ir en peregrinación a Roma puedan, podríamos que tiene como significado su pertenencia a la comunidad. Es en este

28•
decir, pasar de un Pedro a otro llevando una vela siete veces a Portella sentido que el canon omnis Utriusque sexus del Concilio de Leerán IV

Por otra parre, el documento señala que el mantenimiento durante (1 2 1 5 ) , ubicado justo después de importantes llamados en materia

de p�reza de la iglesia (prohibición de colocar mobiliario profano;


cuarenta días de tres o cuatro maestros albañiles (¿para la construcción

necesidad de guardar bajo llave el sanco crisma y la Eucaristía), indica


de la abadía?) es equivalente a una peregrinación a Jerusalén. En ese

mismo frente pionero de la cristiandad frente al Islam, el Papa Urbano II


que cada fiel debe confesarse una vez al año con su "propio sacerdote"

proclamó en 1089 que la participación en la reconstrucción de la ciudad


(sa�erdo: P:�prius); esta adhesión al director de conciencia equivale a

la inscnpcrón en su lugar de ejercicio: la parroquia y su iglesía". Es


de Tarragona y de su iglesia catedral es también una cruzada; la bula

con esta lógica que Roger Van der Weyden en el Tríptico de los Siete
publicada para la ocasión hace de los cristianos "un muro y un glacis"

Sacramentos, representa al confesor y al penitente aislados en un rincón


(murus, antemurale) opuestos a los sarracenos29•

de la iglesia [véase Fig. 5 en página siguiente] --d espacio cerrado del

confesionario es un invento del siglo XVI, que sólo se impone en el

Ritual romano de Pablo V en 1614· 12-.

30
Pontiflcal llamado de Poiriers, ed, A. Martini, Roma, 1979 (Rn-um rrclr,iastican,m

documenta, Serie: maior; Fontes, 14), § 34, p. 1 3-15 (p. 15): • . . . in rcclaiam Dei ,uperlH
26 Hugo de Amicns, Ep. X (Dt hominibus qui uic« iummtorum rrahtbant carpmta ad

11,difiwuús ttelerias), PL 192, col. l 1 3 3 B - 11 3 4 A (1 13 3 B-D). m':ando_, stando, <rdtndo et egrtdirndo, tt otiosis fabulis ac turpibu: colloquiis in ta cum

27 aliis mmtrndo, uasa ,ancta et ministerium sanctum polluto rordt et manibus immundis
u Chanson le {};,4trrfils Aymon, ed, F. Casrers, Mompcllict, 1909, w. 1 8 00 6- 1 8 1 6 2 .
tangrndo. q,ationtm et psalmodiam atq1" officium diuinum ,ugkgtnter in trcltsia Dei
28
f(��¡
1'
t.:' 1UU1 duonstgr4Cions 1',,gk,_� dtl bisbat d'Urg,U (s,gks !X-XII), en Urgtllill /IIClnuio . . . ,
44
odif '." ' P · I IO-l l2. la¡ dispos1C1oncs del acto son confirmadas con algunas 31
m , 1cac10ncs por los prelados 'd ¡ d Concilium Úttra11tmt IV. c. 21, en La concila =mbiiqutS, ed, G. Albcrigo n alii 11
Paul Gachich 1-. _rcun, 05 en e s1no o de Narbona, en 1043; véase N. 1
( es décrets), 1, París, 1994, p. 524. '
us, k ""Ablann (c11. n. 24), p. 99.
32
29 PL 1 5 1 , col 303. Análisis de la I' . de Urb 111, l , n. 8; J. Guyader, "La pénirence prívée au XVe siede d'apres les statuts synodaux
Papst Urban JI (/088-J099, ¡� mea ano II en el frente hispánico en A. Becker,
:,e 8:r�a�d de Rosier, archevcquc de Toulouse (Páques 1 4 5 2 )", en C. Haroche, di ..r Le
,, ' tuttgarr, 1964, p. 227-254.
ormtmtur, Paris, 1 99 5 , p. 267-292 (p. 283).

32
D. WGNA-l'Mr / LA IN\'El'iÓó . . ' � C>u>tnu..o 1: El espacio sacramental
1 de la Iglesia 33
' N SOCIAL DE LA IGLESIA EN LA f.DÁD MEDIA ·
En el caso de ofensas graves que atenten contra la vida de la co­

munidad, la iglesia es el marco de realización de una puesta en escena

solemne de exclusión temporaria del seno de la asamblea cristiana. Este

ritual, acreditado antes del siglo VIII en el sacramentario gelasiano an­

tiguo, sigue creciendo en los siglos siguientes". El decreto de Bucardo

de Worms, que registra esta evolución en el primer tercio del siglo XI,

establece que el penitente debe presentarse al obispo delante de las

puertas de la iglesia catedral provisto de una bolsa, descalzo y proster­

nado. Son los sacerdotes de la parroquia los que recogen la penitencia

de sus rebaños y les infligen la pena correspondiente. A continuación,

todos juntos entran a la iglesia donde el obispo, prosternado y en lá­

grimas, canta los siete salmos penitenciales antes de poner las manos

sobre los penitentes, de rociarlos con agua bendita, marcarlos con

ceniza y cubrirles la cabeza con cilicio. Es entonces que él ordena a los

diáconos expulsar a los penitentes, mientras que los clérigos entonan

el responsorio In sudare uultus, recordatorio ritual de las palabras del

Señor a Adán en el momento de la expulsión del Paraíso'", A princi­

pios de 1 1 0 0 el Pontifical de Besancon-Tours dramatiza un poco más

la puesta en escena de la exclusión". Mientras se cierran las puertas

de la iglesia, el obisp? proclama que los penitentes sean expulsados del

seno de la Santa Madre Iglesia a causa de sus faltas, a semejanza de Adán

pecador expulsado del Paraíso. Luego de esperar un tiempo, las puertas

nuevamente se abren. El cierre y la apertura de las puertas tienen como

objeto "mostrar la distancia que separa a los buenos, que permanecen

con Dios y sus santos en la Iglesia, de los pecadores que, de no enmen­

darse, son arrojados al castigo eterno en compañía del diablo".

La reconciliación de los penitentes, el Jueves Santo, equivale a un

retorno al seno de la Iglesia, que supone un recorrido inverso de reinte­

gración en el marco monumental de la asamblea cristiana. La ceremonia

33 Sobre la evolución del rima! de penitencia pública, véase J.A. Jungmann, Die úzttinischm

Buj?ritm in ihrer gtJChichrlithtn Entwicltlung, lnnsbruck, 1932, p. 4 5 s. (penitencia) y

p. 74 s. (reconciliacióó). M.C. Mansfield, Tbe Humiliasion o


f Sinnm. Public Pmance

in Thirttmth-Cmtury France, lchaca/London, 1994, demostró que el rito de penitencia

pública estaba aún muy vivo más afü de los años 1200.

34 Burcardo de Worms, Corrector siut medicus, XIX, c. 26, PL 140, col. 984 B-D, que

remite al canon 9 del "concilio de Agdé" no fechado.

Fig. 5 - Rogcr van dcr Wcydcn, Tríptico dt lo, lit� sacramtntos (detalle). 35 E. Marcene, Dt antiquis aecclaia« ritibus, 1, 6, ordo XIII, Veneciis, 1788, p. 289.

34 CAPÍ11ll.o 1: 8 espacio sacramental de la Iglesia 35


O. lc,c!;A,PUT I LA INVENCIÓ · •
· N SOCW. DEL\ IGLESIA EN LA EDAD MEDV.
tiene por objeto subrayar que la iglesia, donde los penitentes son nue­ aunque la casuística penitencial favorece excepciones (comenzando

vamente acogidos, es el lugar por excelencia del cambio de condición por la confesión a cualquier persona, y en cualquier lugar, en casos de

y se realiza junto con otros gestos de gran alcance social, entre otros: urgencia vital). En cuanto a la penitencia pública, versión medieval, es

el rito de liberación de los esclavos (manumissio) que, desde los siglos decir, repetible, tiene por marco la "iglesia madre", la Catedral, la salida

N y V, es un acto solemne realizado en la iglesia". Los penitentes se y luego la reintegración del lugar marcando con una solemnidad insis­

quedan prosternados en d atrio, mientras que el obispo espera delante tente la pertenencia al o la exclusión del espacio público polarizado por

de las puertas de la iglesia. El arcediano le pide al prelado reintegrar a la Iglesia. En este sentido, la penitencia juega con el valor de umbral y

los culpables que hayan cumplido sus condenas. Entonces el obispo de pasaje revestido por la iglesia/edificio, verdadera puerta que da acceso

llama a los penitentes que acuden a sus pies. A continuación, la asam­ al cuerpo sacramental, que es la Iglesia-comunidad. De allí el énfasis en

blea, que simboliza la unidad de la comunidad cristiana reconstituida, el concepto de "purificación": purificación del lugar y purificación de

puede entrar a la iglesia. Este ritual, ya presente en el sacramentario las personas, purificación del lugar para permitir la purificación de las

gelasiano antiguo, es más o menos desarrollado a partir de entonces. personas, purificación de las personas como condición para el acceso a

El Pontifical llamado de Poitiers tiene una variante interesante". Los la sacralidad del lugar. En este sentido, se puede decir que la penitencia

penitentes a cargo del arcediano son mantenidos aparte. Una vez que en estas dos versiones (privada y pública) es indisociable del lugar de

el obispo se entera de sus penas regresa solo a la iglesia y se acerca al culto. A cambio, ella dramatiza y solemniza la función, especialmente

airar. Luego retorna en dirección a las puenas donde están los penitentes en el caso de los grandes rituales de penitencia pública.

marcándoles, desde la entrada de la iglesia hasta el lugar del sacrificio

m. El matrimonio o la tensión entre la casa y la iglesia


redentor, toda la distancia que aún les queda por recorrer antes de estar

plenamente reconciliados.

De la penitencia al matrimonio, la transición se observa en uno de

11.3. El umbral eclesial los vit:ales hagiográficos del coro de la catedral de Chames consagrado

38•
a la vida de San Julián el Hospitalario Este vitral fue colocado en

¿Qué podemos extraer de este breve recorrido por la topografía de la el centro de la capilla que cobija las reliquias del sanco en una época

penitencia en la Edad Media? En primer lugar, recordar que la Iglesia es (los años 1 2 1 5 - 1 2 2 5 ) en la que la leyenda del Hospitalario comienza

el lugar necesario para la penitencia pública. Sobre todo, esto es cierto � penetrar en el Occidente latino, representando Chames un eslabón

en la era de la penitencia pública antigua, irrepetible, realizada en la importante en su difusión·w. Fue ofrecido por carpinteros, carreteros

toneleros y eb · d '
catedral, traduciéndose la entrada en el ardo de los penitentes en una se­ arustas, representa os en las partes inferiores mientras

gregac'.ón_ de la comunidad materializada por un lugar propio en el seno �staban tra.�aj:ndo, como si ellos también hubieran contribuido a la

del edificio y en la exclusión del tiempo com . . l . 1 P':°nstruccion de la Iglesia. Con el Manuak tÚ mysteriis ecclesiae de
umtano por exce encía, a

Eucaristía. Mucho más tarde en los siglos XI XII d I I 1 . ierre de Roissy, canciller en Chames entre 1204 y 1 2 1 3 , tenemos
• , . ' Y , cuan o a g esta

'.mgl�ne la lplract1ca de la penitencia privada para las faltas privadas, la


1 esta es e ugar natural de cu 1· .
mp imiemo del acto de reconciliación, 38
Doy las gracias a Jean-Paul D bl h L . .

la iconografia de . ral erern e por aoerme permmdo un primer contacto con

Univcrsité de p, _estle Vil 1 • en_ ocas


d ión de un seminario de maestría/doctorado en la
ans , en e otono e 2009.
36 Sobre este punto. consuhar, enn, otros Rf . - . 39
Sobre d lugar de esta 'd ·
1
d
l. �3. Pl: 132, col. 271 A-B. • ginon d. Prum, De ,cck,iastici1 diJrip/iniJ,
de Chances: C M ; r;;:a en bl progrm,a de conjunto de los vitrales de la catedral
37 Pontifia] Daimdo de � . . ,
Ítu,k iconographiq::;, �ís, ;;; e, ús uttraux narratifi tÚ '4 cathtdrak tk Chartres.
omers, ed. cit. (n. 30), nn. 204-208, p. 139-140. 3_

D. k>CNA•PRAt / LA "" � -- - "- ,, . . . . ,.,


""""'-'IVN SOCl�l - . . ' C"-"tnn.o 1· El e ·
• DF. [A IGU':SIAEN l.A EDAD MEDL� ; · spaao sacramental d� la Iglesia
37
la suerte de tener un tratado de exégesis litúrgica que presta mucha Desde esta perspectiva, dos paneles de los vitrales merecen que se les

atención a fa construcción del edificio eclesiástico, al simbolismo de la preste atención. El primero representa la unión de las manos (junctio

arquitectura y al sentido de la decoración, especialmente a los vitrales manuum) del hombre y la mujer por el sacerdote, gesto que se puede

destinados a la elevación y a la plenitud espiritual", encontrar en otro panel del coro consagrado a la vida de la Virgen.

Julíán es un héroe rico en múltiples facetas que se desarrollan como

un guión en imágenes representadas en los vitrales: caballero, parricida,

penitente y hospitalario. Este es el resumen rápido de su historia po­

pularizada por los grandes legendarios del siglo XIII, comenzando por

La kymda dorada de Santiago de Voragine antes de alcanzar, mucho

más tarde, fama literaria gracias a Flaubert. El resumen sigue la versión

de Chames, cuyas variantes son importantes en relación con el relato

de La Leyenda dorada. El joven Julián, al que en un principio vemos

caminando con su familia, es confiado por sus padres a una pareja de

señores que le aseguran su educación. De esta manera, los años pasan

en la intimidad de esca nueva casa, hasta que se decide armar caballero

a Julián. Después de la muerte de su señor, Julián no demora en casarse

con su viuda. Luego, va a la guerra como todo buen caballero. A su

regreso, un malentendido le hace matar a sus propios padres acostados

en la cama matrimonial. Comienza entonces, acompañado de su espo­

sa, una vida de penitencia, que empieza con una peregrinación y que

se prolonga en la hospitalidad ofrecida a los viajeros, entre los cuales

un día se presenta Cristo mismo. La recepción del Salvador le abre el

camino de la salvación. El úlcimo panel del vitral representa a la pareja

unida incluso en la muerte.


6
Fig. - Chanrcs, vitral del coro, Lrytnda ,k san julidn ti hospitalario: junctio manuum
(unión de manos).

'
111.1. Gestos y lugares del matrimonio
1:

A �rincipios del siglo XIII , cal ritual está lejos de ser evidente". En
Destinado con el vitral d e I al .
. . • e ar omagno, a v onzar el sacramento materia matrimonial, el cristianismo antiguo se mantiene fiel a los usos

de pcni�cncia, en los mismos años en que el Concilio de Leerán IV


ro,m�nos, la publicidad dada a los acontecimientos en solemnidades
2
� � S)alimpone_ ª los fieles la práctica de la confesión auricular una vez
pub!•�as aspira a impedir las uniones clandestinas en detrimento de las
ano propnus sactrtÚJs el vit al d S J 1· 1 f:
am1has y los patri · La • • .
bié I al ' r e an u ián e Hospitalario tiene
. , . •momos. junctio manuum ¡unto con otros gestos
tarn • n e v o r d e u n a p u es d
ta en escena el matrimonio cristiano. s1lmbohcos (entrega del anillo y entrega de cartillas conteniendo las

c áusulas p · · 1 d ¡
atnmoma es e matrimonio) es una parte importante de
40 E� aus,ncta de la edición del M.,..,,¡, véase '
d aprts p-,.,,. de Roiosy' en Mil,, ' M.-Th. d Alvcmy, 'Les mysréres de l'q;lisc

Sobrc las ÍmJ>Ortant<J de�nde . "t � Crout, 11, Poiticn, 1966, p. 1 0 8 5 - 1 1 04 - ·


lnoccnc\o 111: A. Rauwrl • ,:_nC1� . ierre con respecto a D, missarum mvsuriis de 41
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··,�� ladRoncicrc, "Le mariage au Mayen Áge", en S. Melchior-Bonnct C Sall- dirs
- , ru tradition mon.sti uc et · � !"' commcnta_irc du Canon de la wlr, U marta p , 2009 • • -• ''
.,,¡,, d'lwrm,, 7 (2003): hnp·liccm seolasuquc • Bu/1,tin du Ctntrt d'F:tu,ks Mldii· siguen. gt, ans, • P· 209-429, al que le deben mucho los desarrollos que
· ·""11<s.org/3752.

la

0. ioGNA-l'M¡ ¡ LA IN '-
'
. VENCJÓN SOCIAL DE · · _; CAP!nJto I: El espacio sacramental de la Iglesia
· . LA IGLESIA EN LA EDAD MEDL-\ �q
estas solemnidades. Paulino de Nola describe bien, en los años 400, De allí la atención que se da al compromiso de ambos cónyuges, acto

una ceremonia que tiene lugar en la iglesia, durante la cual los esposos sacramental que el sacerdote en el mejor de los casos no hace más que

reciben la bendición del obispo que extiende un velo sobre sus cabezas. acompañar; la cuestión del "lugar" del consentimiento queda (si se

Sin embargo, la presencia pública de un clérigo no es, para los cristia­ puede decir así) abierta: aún a fines de la Edad Media los tribunales

nos, en absoluto indispensable y esca regla prevalece incluso durante eclesiásticos reconocen "que cualquier lugar es adecuado para el in­

siglos. Ciertamente, la Iglesia poco a poco se esfuerza por intervenir en tercambio del 'sí': posada, balcón (con una escalera), huerco, prado,

c:l dominio del matrimonio y la sexualidad, pero sólo en el campo del granero, tienda, fuente ... ", porque son las reglas (consentimiento de

derecho y la moral. y poco o nada en lo concerniente a los rituales. Las las personas, intercambio de regalos, contrato de matrimonio) las que

2•
codificaciones eclesiásticas, en principio, no hacen más que registrar las hacen del matrimonio un acto público y no el lugar� La representación

normas romanas antiguas que, además de la publicidad, relacionan el del vitral de San Julián el Hospitalario, que hace del sacerdote el actor

matrimonio con c:l consentimiento de los dos interesados y con la dote central de la junctio manuum, refleja por lo tanto más un ideal, una

(des), la transferencia de bienes que materializa la alianza, y es sobre la aspiración eclesial de santificar las uniones, que una realidad intangible

base del derecho romano que se define progresivamente un cuerpo de del "misterio" matrimonial cuya efectuación dependería del sacerdote

leyes canónicas que sirven para regular las prácticas: edad de los cón­ y el rico. De este modo, esta representación se inserta en la lógica del

yuges, consentimiento mutuo, definición de prohibiciones (grado de ritual matrimonial normando de los siglos XI y XII que valora por igual

parentesco que fija los límites del incesto, parentesco espiritual nacido
el lugar y el ego del celebrante en la fórmula, en la primera persona del

indicativo, referida al poder conferido por el sacramento del Orden:


del padrinazgo). En cuanto a la moral, se trata, por vías diversas (peni­
Ego coniugo uos":
tenciales de la alca Edad Media, Espejos de la época carolingia, Sumas

de confesores de la Edad Media central), de ganar a los laicos para el


De hecho, la historia del rito del matrimonio y su inscripción en la

topografía cristiana muestra que el rol de los clérigos y de su lugar fun­ !

misterio cristiano haciendo de la pareja casada una sola y misma carne

ci o n a l, la iglesia, fue secundario, al menos hasta los tiempos modernos.


a imagen de la Iglesia unida a Cristo. Pero el esfuerzo de regulación 1

Muy temprano, pero con variaciones considerables según las regiones, 1

eclesial del matrimonio y la sexualidad, así como la afirmación de su


1 "ó · 1 '

a um �. tiene ugar en dos tiempos, manejados exclusivamente por


"valor" como ideal cristiano, en realidad no se traduce en el rito. 1

las familias: la dcsponsatio, primera fase de un compromiso solemne


¿Cómo explicar esta falca de ostentación? En los años 1 1 8 0 el matri­ i l

de ambas parces, luego las nupcias propiamente dichas que marcan la ;¡


monio está oficialmente integrado en el septenario sacramental. Desde

transferencia simbólica (traditio) de la novia del domicilio de su padre . l


entonces se hicieron esfuerzos por explicar este "misterio". Para poder

al de su futuro marido con la celebración de un banquete y la entrega, ¡


distin�ir lo _que separa la carne (ya consagrada) del espíritu se opone
¡

el mammomo al sacramento del orden instaurador de la "parte" por el


ª _I� mañana siguiente, del Morgengabe, dote (dos), heredado de la tra­
!
.
Señor, especialmente el sace d · E I did . �ic�ó� germánica. La Iglesia, poco a poco, comienza a interferir en la
r ocio. n a me I a en que es importante
l�

en el matrimonio la "fecund"dad"
1 , Intimidad de las familias: un clérigo se asegura el anuncio de la unión
d A . • se argumenta, al igual que Tomas
0
e quino, que por el sacrame d 1 d "l t d . un oficiante bendice los objetos, los lugares y las personas (regalos:
u)
. . n e or en °
a Iglesia es goberna a
Y se m uphca espiritualme " ·
• . nte • mientras que por el del matrimonio
se mu 1up 1.tea corporalmente" 1 42
O
los fieles" p icó �• por tanto, asegura "la sucesión de · ��:- 380. S.. McSheffrcy, "Place, Space and Siruarion; Public and Priva te in the
· ero, e mo determinar ¡ d 0
g :Marnage m l.atc-Medievla London", Sp,culum, 7914 (2004), p. 960-990.
efectuación sacramental> El • . � ,,momento exacro y la forma e 43
J.-B. Molín P. Mutembc ú · ¡d ·
del consentimiento
·
a)·
m1stcno d
e
1 ·,
a umon conyugal, ¿resu ta
1 1974 284 i ' mr« u m,mag, m Franc« du XII,ª" Xv7, sieck, París,
O
sc r e 12 a e n l a ., · (ordo '!,¡ P -.:,6 (orJ.: del Misal de la abadía Saint-Melainc de Reunes), y p. 286-287
escuchado como Yves d Ch uruon carnal? Un canonista tan ¡ C rd onu leal segun d uso de la abadía normanda de Lyr,c). Agradcuo a M. Aurdl
e artres se in ¡· l ª ona por esta observación.
e ma por e consentimiento.

D � . .
. NA-�T / LA DiYE,";CJÓ" , .·�'

" SOCIAL bé • • . r
, CIJ>!nn.o I: El espacio sacramental .
<le la Iglesi;\
"' IGLESIA n¡ LA EDAD MEDIA +!
anillos, umbral, habitación, lecho ... ). Incluso logra a partir del siglo

XII ro con excepciones notables, como la Toscana de los siglos XIII

�scudiada por Christiane Klapisch-Zuber, donde el notario y c)


y 1 . 4 4 · 1
domicilio privado perduran durante argo tiempo - imponer e marco

de la iglesia a la par del de la casa. El Concilio de Leerán IV (1 2 1 5 )

impone la publicidad de las uniones en forma de bandos colocados en

la iglesia. El estudio de los rituales de los siglos XII y XIII muestra cómo

se pasa del matrimonio en la casa al rito realizado en dos tiempos en

la iglesia: primero, in facie ecclesie, con el interrogatorio de los futuros

esposos y la bendición del anillo, y luego en la iglesia con una misa

durante la cual se llevan a cabo dos ritos característicos del matrimonio:

el beso de la paz entre los cónyuges, la comunión y la bendición nupcial

en el altar, hecha en el momento del patero de la comunión. A conti­

nuación, el cortejo regresa a la casa para la bendición de la habitación,

del lecho y de los cónyuges, una práctica medieval que desaparece en

tiempos modernos.
Fig. 7 - Chames, vitral del coro, úy,1uia de san Ju/idn ,/ hospitalario: junctio manuum (unión

de manos) y comida de boda.

m.2. Las ceremonias profanas

Una inmersión rápida en el mundo de los ideales laicos plasmados en

Es de suponer que la presencia del sacerdote muy marcada en las la literatura cortés de la época permite comprender por qué los clérigos

dos escenas de la junctio manuum de los vitrales de la Virgen y de San de Charcres, patrocinados por donantes laicos, debieron, hacer lugar

Julián el Hospitalario corresponde a un esfuerzo de propaganda eclesial a las costumbres profanas. La obra de Chrétien de Troyes (c. 1 1 3 5 - c .

a favor del sacramento del matrimonio, desacreditado tanto por los 1 1 8 5 ) ofrece un panorama completo de los debates aristocráticos en

replanteamientos heréticos (especialmente el de los valdenses) como torno al amor y al matrimonio en círculos de la corte, poco antes de la

46•
por el comportamiento de algunos laicos importantes (en el espacio creación de los vitrales de Ch artres En el mundo ideal de la caballe­

de los Caperos en el cual se encuentra Chartres, pensemos en la onda. ría artúrica las aventuras de amor son un resorte esencial de la intriga

de choque provocada por los asuntos matrimoniales del rey Felipe 11 novelesca, que compara tipos claramente diferenciados: Perceval, el
41•
Augusto) Sin embargo, el mundo ideal de las imágenes eclesiales de ingenuo, que no ha conocido el amor y aspira a una caballería celestial;

Chames no puede ignorar la importancia de la vertiente profana del Gawain, el caballero cortés, mundano y frívolo; Lancelot, dedicado a su

matrimonio. Este es el tema de la segunda representación de la boda pasión por la reina Ginebra. Según el modelo cortés, el amor no puede

propuesta en el vitral de San Julián el Hospitalario: el banquete que florecer sino en los márgenes, fuera del matri monio , en el adulterio.

pone en escena la pareja en la mesa, un criado a la derecha y un músico

tocando la viola a la izquierda.

46 D. Quéruel, dir., Amour et ch,vaÚrit dans la romans tÍL Chrititn tÚ Troy,,, París, 1995;

D. Quérud, "Amour et chcvalerie dans les romans anhuriens", en Úl lignuú du roi Ar­
44
�- Klapism-Zuber, L.. mailDII n Ir 114"'- Straugi,, tt rituds dans J'/tak dL la RmaiWZ""' thur, documenros que acompañan la exposición u légende du roi Arthur, Bibliotheque
··•t11, 1990, p. 151-183.
Nauonale de France, 21 de octubre de 2009-24 de enero de 2010: h1tp://expositions.
�5 C. Duby. L, chtw./in, l. fe,,,� tt Ir i ,. . .
bnf.fr/anhur/arreú06_l .hrrn.
1981, p. 215-218. P' tre, u managt dans la France ftodak, Pans.

42 CAftrut.o 1: El espacio sacramental ele la Iglesia H


D. loGJIA-hAT / LAINVENCK:ÍN .
' ' ' SOCIAL DE LA ICI.ESIA EN U. EDAD MEDIA
Razonablemente discante de este modelo, Chrétien de Troyes trata las representaciones analizadas anteriormente (ya sea de los vitrales de

sobre el espacio para el amor en el seno del matrimonio, lugar esencial Chames o de la junctio manuum integrada en las representaciones de

para la reproducción de las familias aristocráticas, La intriga de Erec y conjunto de los siete sacramentos en los trípticos de Van der Weyden

Enirk, por lo canto, está centrada en la pareja casada y en las pruebas y de Van der Scockr) se esfuercen en dar la ilusión de lo contrario. En

que debieron superar. Erec, hijo del rey Lac de las Galias, se enamora el estudio de las bodas en Toscana en la tardía Edad Media Chrisriane

de Enide, la hija de un simple vasallo, con la que quiere casarse. Los Klapisch-Zuber da de ese hecho una ilustración paradójica". Después

preliminares de la unión y las nupcias están minuciosamente relatados: de haber mostrado la resistencia durable que los toscanos tenían a re­

acuerdos de los padres de Enide, entrega de la dote, animación y es­ currir al sacerdote y a la iglesia, la historiadora de La maison et le nom

plendor de la fiesta en la corre del rey Arturo, que da su aprobación al hace hincapié en la frecuencia y la importancia del marco monumental

matrimonio y que hace "de la boda un asunto personal". La ceremonia, eclesial en las representaciones de los pintores toscanos, Gíocro y Fra

Angelico por ejemplo, del Matrimonio de la Virgen.


realizada en Pentecostés -una fecha plena del simbolismo cristiano de la

venida del Espírltu-, otorga un lugar ínfimo, y a decir verdad patético,

al rico religioso; tres versos son suficientes para mencionar el hecho de

que "l'arceuesoue: tÚ Quantorbi", /quia la cort uenuz estoit, / la benei,

sí com il doif ("El arzobispo de Canrerbury, que a la corte había llega­

do, los bendijo, como es debido"), mientras que el poema se extiende

largamente sobre la fiesta que continúa en presencia de roda la coree'

reunida", La tensión que luego surge en la pareja nace de los efectos

perversos del amor, de su desmesura y de la "recreantise" que recluye

al caballero en el mundo cerrado de su casa, lejos de las exigencias de

la caballería. Es así que el vitral de Chames coloca inmediatamente

después de la escena del banquete emblemático de la boda la escena

de la partida de Julián, junco a otros hombres armados, hacia la guerra

caballeresca por excelencia, la cruzada.

111.3. La iglesia y el espacio público

Las novelas y crónicas d la Edad M d' d' d ·


e e 1a tar 1a abundan en relatos e
bodas tanto más elocuentes I d . . , d
. en a cscnpc1on e escenas de banquetes Y
ce1eb raciones cuanto , 1 d I
. mas e eva a es a escala social· el fasto es la mejor
muestra de1 nivel de las familias . . ' . .
tir sobre este P que pamctpan en la alianza. Inútil ins1s-
punto. araconclu' .
al débil lugar de la ·g1 . rr, es unporrante por el contrario volver
1 Fig. 8 - Giotto, Desposorio de la Vi,xrn, Capilla de la Arena de Padua; 1303-1306.
esta en la topografí d I . d
ta e marnmonio, aun cuan o

47 y,. 1980-1982 U028.2030) ada .


48
le rnariagt au Moycn ¼,e• (cil :"; n alfrantá mod<rno de Ch. de la Rondcre,
C. Klapisch-Zuber, Le maison ,t k nam (cit. n. 44), p. 166-180.
. . ..1'6)' p. .. 2
1.

O. locN4-Puy / LA INVEN~A · . . . · .;
CAPtruto I: El espacio sacramental de la Iglesia
YVN SOCUt CE u,. · · ·
IGLESIA EN LA EDAD MEDIA .
el equívalente latino a la noción moderna de espacio, spatium, rara

vez es utilizado antes del siglo XIII y, aun así, lo es en d sentido muy

49•
limitado de una superficie pintada o figurada Si yo he aceptado este

equívoco (una distorsión de usos de las categorías analíticas que es el

pan cotidiano del historiador) es por no haber encontrado otra manera

de calificar el marco de la unificación sacramental realizada en y por

la iglesia/Iglesia.

Los trípticos de Van der Weyden y de Van der Srockr que nos han

servido como punto de partida ofrecen ejemplos (raros, recordémoslo)

tardíos e ideales de una iglesia de piedra "llena" de los sacramentos

constitutivos de la comunidad cristiana, La voluntad de petrificar y

de monumentalizar ese todo comunitario es evidente, puesto que es

allí que se incorpora un sacramento que, evidentemente, no tiene su

lugar en la Iglesia: el sacramento de los enfermos (extremaunción).

Esta "plenitud" de los años 1440/ l 480 contrasta, a nuestros ojos de

historiadores, con el vacío que llegaría, un poco más tarde, con los

templos protestantes.

1430
fig. 9 - fa Angdico, Desposorio tÚ '4 Virgrn, Musco Nacional San Marco, Florencia; .

Pero es que la íglesia (o d Templo, las dos referencias monum:ntales

. ) ¡ d r: milías de comerciantes,
que tienden a con fu nd irse es para as gran es ra
, "- 11· J mente sus alíanzas, el
que todavía preneren su casa para se ar so ernne
• al · rancias Por más
lugar de ostentación por exce 1encra en t es crrcuns · Fig. 10 - Predela del <ríprico dd alrar mayor dd templo de Winenbcrg; 1539.
· ·1· ( J dos domicílios) es
que la ceremonia tenga 1 ugar en e1 dormci 10 en os
· ¡ · es el cenero
indispensable pasar delante de la íg 1 esia, porque 1a 1g esia . , e Tal representación, que ya había alcanzado una madurez declinante

del espacio público, concebido como un espacio de reprc:sentacion d


en la segunda mitad del siglo XV, se fue construyendo lentamente a

los acontecimientos más destacados de la vida comunal.


lo largo del período de nuestro interés, entre 800 y 1300, durante el

cual, progresivamente, se fue realizando la unídad funcional del lugar


1v. El espacio del cuerpo sacramental de la Iglesia
de culto, calificada a parcir de entonces como universal (o casí) de la

No es seguro que el uso del término "espacio", que aún no he dis­


9
curldo en este estudio, no plantee un problema en la medida en que ➔ J. W'u,h, llm,,g, • lrpoquno"""", París, 1999, p. 183-186.

C<IP!rui.o I: El cspac;o sacramental de la lglesi.l +1


D. loGSA-!'Mr I L� INVENCIÓN SOCIAL DE LA IGI.ESL� F.N LA.EDAD MEDIA
"iglesia" por juego metonímico con la designación de la comunidad

(Iglesia). De hecho, se pasa a grandes rasgos, entre el 800 y el 1 1 0 0 , de

la pluralidad monumental y de la diversidad funcionaJ del cristianismo

antiguo (batisterio, martyrium, lugar de la Eucaristía) al espacio unifica­

do de la iglesia en cuyo seno las diversas funciones sacramentales están

reunidas, aun cuando ese espacio esté fragmentado por la división de

las funciones (clérigos/laicos) y de los sexos (hombres/mujeres).

En esta nueva topografía consagrada por la institución eclesial, la

iglesia funciona como un polo que a la vez irradia y atrae (no consi­

dero aquí la influencia radioconcéntrica de la iglesia que organiza el

territorio circundante, se trate del cementerio o de la parroquia). Esta

"atracción" eclesial nos detuvo en el estudio de la espaci alizaci ón de los

siete sacramentos. De hecho, la iglesia es el centro al cual se va para ser

bautizado, confesarse, comulgar con mayor o menor frecuencia, ser in­

humado (no dentro, por lo menos en teoría, pero cerca) y también pagar

el diezmo. Tal enumeración no explica, o lo hace mal, la jerarquización

de los sacramentos y su materialización en el interior del polo eclesial.

De la misma manera que se debe pasar por el bautismo (el "bautismo"

del edificio con la consagración, o el bautismo de las personas) para

acceder a los otros sacramentos, o que se deben purificar las faltas para

recibir digna y eficazmente la Eucaristía, asimismo, la fragmentación

de ese espacio unificado, que es la iglesia, supone atravesar un umbral,

pasar de un afuera a un adentro: el afuera de los que no pertenecen

al cuerpo de la Iglesia o de los que están temporalmente excluidos.

Estos movimientos de entrada están fuertemente simbolizados en el

caso del bautismo (las fuentes ubicadas a la entrada), de la penitencia

pública (que va de adentro hacia afuera y de afuera hacia adentro) Y del

matrimonio (con movimiento de domicilio a domicilio pasando por el

porche de la iglesia y, sobre todo, por el altar). Esta última referencia

es fundamental, ya que todo el espacio sacramental está polarizado por

el altar, hacia el cual o desde el cual toda la lógica litúrgica converge

o emerge. Hay, por lo tanto, una lógica evidente, siguiendo a Van der

Weyden, que lleva al espectador de su tríptico de una a otra de las naves

laterales pasando por el centro eucarístico, a menos que la mirada no

vaya directamente de la crucifixión ubicada en el umbral de la iglesia

hasta el coro y el sacrificio del altar [véase Fig. I ] .

48
0. IOGNA-PI\AT / LA INVENCIÓN SOCIAL DE LA IGLESIA EN LA EDAD MED�

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