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30 agosto, 2017
¿Nos acercamos a una economía de coste marginal cero? Esta es la tesis que
anticipaba Jeremy Rifkin hace unos años en su libro “The Zero Marginal Cost
Society”. ¿El avance de la tecnología nos lleva a un modelo económico donde
bienes y servicios se produzcan a coste cero? Parece que es así. La
economía digital tiene naturaleza de coste marginal cero. Desarrollar un
nuevo programa de software (por ejemplo, un nuevo sistema operativo) es una
inversión significativa. Pero la segunda unidad es una copia digital de la
primera, cuyo coste de producción es nulo. Esta característica se extiende a
medida que la economía se digitaliza: realizar una superproducción
cinematográfica, un nuevo single musical, o un best-seller significa una
inversión en tiempo y dinero. Pero los canales digitales las distribuyen a coste
cero. El coste marginal de un usuario más en Facebook es cero. El coste de
formar un alumno más en un curso on-line, o a través de un MOOC es nulo.
Una vez programado un sistema automático de inteligencia artificial (un “bot”
-robot de voz-) para atender al alumno en una universidad, para recibir quejas
del cliente en un call center, o para asesorar clientes on-line en una entidad
bancaria, el coste de un servicio adicional (una nueva consulta) es cero. Y, el
sistema puede atender miles, o cientos de miles de consultas simultáneas.
Cuando tengamos sistemas de asesoramiento personalizado basados en
inteligencia artificial (en medicina o derecho, por ejemplo) dispondremos de
médicos o abogados a coste cero.