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LOS PROBLEMAS SOCIALES NOS INTERPELAN

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.

LOS PROBLEMAS
SOCIALES
NOS INTERPELAN

Temas de Doctrina Social de la


Iglesia para Universitarios

LIBRO
Eta
Asunción, Paraguay
2015
6ta. Edición - SERVI LIBRO, 2014

7ma. Edición - SERVILIBRO, 2015

© Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


Los problemas sociales nos interpelan

© SERVILIBRO
Pabellón "Serafina Dávalos-
25 de Mayo v México - Plaza Uruguaya
LIBRO Telefax: (595-21) 444 770 - 451 105
Elkal E-mail: servilibro@gmail.com
Web: www.servilibro.cotn.py
Asunción, Paraguay

Dirección Editorial: Vidalia Sánchez

Septima Edición

Edición al cuidado del autor

Asunción, Paraguay, 2015

Hecho el depósito que marca la Ley N° 1328/98


ÍNDICE

Introducción 9

Capítulo I
Qué hacer ante los problemas sociales de nuestro tiempo 11

Capítulo II
La Palabra de Dios y de los Padres de la Iglesia ante los males
sociales el dolor de los oprimidos 37

Capítulo ni
La Doctrina Social: Un servicio y un compromiso de la Iglesia
con la realidad de nuestro tiempo. 63

Capítulo IV
Fuentes documentales de la Doctrina Social de la Iglesia y
propuesta de periodificación. 83

Capítulo V
Principios y valores permanentes de la Doctrina Social de la
Iglesia 117

Capítulo VI
La Iglesia de América Latina frente a la realidad social de
nuestro continente 163
Capítulo VII
La actividad política: espacio privilegiado del compromiso
cristiano 211

Capítulo VIII
Algunas cuestiones particulares de la realidad política: el
Estado y la democracia. 24I

Capítulo IX
La economía y los nuevos desafíos de la humanidad. 271

Capítulo X
El trabajo, clave de la cuestión social. 295

Capítulo XI
La globalización: un problema social de nuestra época 323

Capítulo XII
Hacia una nueva sociedad, objeto del compromiso creyente ...359

Siglas 379

Bibliografía 381
9

INTRODUCCIÓN

Acabamos de estrenar un nuevo milenio. Vivimos tiempos


de una aceleración y rapidez histórica nunca experimentados. En
menos de doscientos años se han sucedido tres grandes revoluciones:
la revolución industrial, la revolución tecnológica, la revolución
política. La población mundial se ha sextuplicado. Estamos
viviendo la revolución del conocimiento e informática. Nunca el
ser humano dispuso de tantos conocimientos, técnicas, capacidad
de comunicación y poder como ahora. En América Latina se ha
implantado la democracia y se conforman bloques regionales. En
cierta manera es un espectáculo emocionante, casi de fascinación.

Y por otra parte vemos como la pobreza se extiende por


la faz de la tierra, a innumerables niños explotados, a continentes
enteros condenados a la más absoluta marginación y miseria. La
naturaleza se deteriora a un ritmo cada vez más rápido, las guerras
y la carrera armamentista crecen y ocupan gran cantidad de nuestra
ciencia y de nuestras finanzas.

En Paraguay los problemas que nos agobian son enormes.


La pobreza campesina, la precariedad de nuestras infraestructuras,
la corrupción generalizada, la falta de trabajo, la desunión entre los
distintos sectores y grupos que conforman nuestra nación: entre la
industria y la agricultura, entre los profesionales y los pobres, entre
los campesinos, los indígenas y los habitantes urbanos, entre los
políticos y los ciudadanos a quienes dicen representar. Y a la vez
las posibilidades y la riqueza de nuestro país son inmensas. No son
nuestros problemas tan graves como para asustarnos o paralizarnos.
Y sin embargo parece que no encontramos los caminos para salir
de nuestras miserias, para soñar e inventar nuevos mundos, para
transformar el presente.

Los problemas sociales nos interpelan


. lo

Y mientras esto ocurre un grupo de privilegiados, los jóvenes


universitarios, se capacitan y luchan por un título para conservar el
poder y el privilegio que les viene de familia o para acumular las
destrezas y el prestigio suficientes para subirse al tren de las elites.
Puede ser que también haya universitarios que pretendan algo más:
hacerse cargo de la realidad que les toca vivir y utilizar los medios
de que disponen para contribuir a un Paraguay más solidario, justo y
humano. Indudablemente los tiempos parece que no son de héroes,
son del consumir, tener, gozar, conservar y trepar.

La Doctrina Social de la Iglesia apuesta por el hombre,


apuesta por la solidaridad, por la responsabilidad y el compromiso y
lo hace desde el respeto y la ternura hacia toda vida humana y desde
la fuerza y alegría que nacen de la fe en Jesucristo. Estas páginas
son un sencillo acercamiento a ese pensamiento social de la Iglesia
y espero que sirvan a algún universitario a encender la llama del
compromiso con su país y con su gente.

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


1

Capítulo I
QUE HACER ANTE LOS PROBLEMAS
SOCIALES DE NUESTRO TIEMPO

1. La realidad nos interpela )1)f IL\


2. Nuestra realidad paraguaya
3. Los problemas sociales igf-)\
3.1. A que llamamos "problemas sociales" '
3.2. Los problemas sociales no son novedad: siempre
han existido
3.3. Diferentes actitudes frente a los problemas sociales
Latinoamérica y el Caribe vistos por la Conferencia
Episcopal Latinoamericana 7\ r'(\ 1/
4. Latinoamérica y el Caribe vistos por la Conferencia
.5
Episcopal Latinoamericana --pc,r, 9
5. Texto para la reflexión rri ni -1
5.1. Dos historias, una opción
5.2. Los universitarios frente a la realidad mundial nrn

Los problemas sociales nos interpelan


1

13

1. LA REALIDAD NOS INTERPELA

Cada época plantea problemas y desafíos nuevos. Algunas


veces, problemas trágicos por las vidas humanas implicadas en
ellos. Baste recordar, en nuestro ámbito occidental, lo que fue la
colonización y conquista de América, o lo que supuso para Europa
a principios del siglo XIX la primera revolución industrial, o la
segunda guerra mundial. En Paraguay podemos referirnos también a
momentos especialmente difíciles y significativos como la época de
la Independencia, la Guerra de 1865, la revolución de 1947, la época
de la dictadura de Stroessner, por citar algunos. Cada Nación, cada
persona, la Iglesia dependen de los condicionantes del momento
pero, a la vez, ellos son protagonistas y responsables de lo que
acontece. La realidad en que vivimos inmersos además de señalar
nuestros límites y posibilidades (diríamos hoy nuestras debilidades
y fortalezas), nos muestra el camino ya hecho y los nuevos espacios
por explorar. Tan torpe es la actitud del "realista" que se conforma
ciegamente con lo que hay como la del "idealista" que sueña y
proyecta sin saber en donde está parado.

cQa la expresión: "la realidad nos interpela", queremos


indicar una forma de vivir y de actuar, una forma de percibirnos
en el tiempo, el espacio y la historia en que Dios nos ha colocado.
Queremos decir que nuestra realidad (la de nuestra familia, país,
región, mundo), la recibimos como heracia, con sus luces y
sombras. La vivirnos corno parte de nuestra historia y de nuestro ser,
como punto de partida de nuestra realización personal y comunitaria.
Querernos decir también que esa realidad la experimentamos como
- a transforniai.ra
algolLurnano, es decir, a construir, a conservar-o
realidad humana no nos viene impuesta como la realidad tísica sobre
la que no tenemos responsabilidad. No somos responsables de que
en Paraguay haga calor y esté atravesado por un río. Pero sí somos
responsables de que las costumbres, la economía, la política, el _
Estado paraguayos sean lo que son en este momento.

La vida, la realidad en que estamos inmersos, es el primero


libro que debemos leer, reflexionar y del que tenemos que sacar

Los problemas sociales nos interpelan


1

, 14

normas para vivir. Los antiguos decían que el primer manantial


de la sabiduría proviene de la vida. Aprender del libro de la vida
no cuesta plata pero exige esfuerzo, exige el ejercicio de lo más
humano que tenemos, la aplicación de la razón, de la conciencia y
de la creatividad a lo que realizamos y sobre lo que vivimos. A la
inversa decimos que "no hay peor ciego que aquél que no quiere
ver". Muchas personas no se sienten interpeladas por la realidad,
pero ello se debe a su "ceguera" intelectual y moral, no a la realidad
misma.

La realidad interpela al hombre porgye éste_ es un ser


consciente que tiene la capacidad de reflexionar y hacerse cargo
de la misma. Claro que hay personas que se mueren sin haber casi
estrenado esta capacidad humana. Hay personas terriblemente
inconscientes. ¿En que país vivo?, ¿Cuál es su historia?, ¿Cómo
funciona la sociedad, la economía, la política, la cultura de mi país?,
¿Quiénes son los actores fundamentales?. ¿Cuáles son los logros,
la riqueza, las posibilidades de este momento?. ¿Cuáles son los
principales problemas con los que me tropiezo'?-. ¿En que mundo,
a nivel regional, continental, global, está inserta nuestra realidad?.
Quien nunca se plantea estos interrogantes y otros por el estilo es un
ser irresponsable o, al menos, muy debilitado humanamente y, por
lo tanto, carne de cañón pronto para cualquier aventura.

La Iglesia, comunidad de creyentes en Jesús, sacramento


de Cristo, Servidora del Reino de Dios entre los hombres, se siente
profundamente interpelada por la realidad de cada momento, no
solamente por las razones ya indicadas sino, además, porque en
esa realidad percibe ya la presencia de Dios construyendo la ciudad
definitiva de los hombres: la Ciudad de Dios, el Reino de Dios.
Basten corno ejemplo, las palabras del Concilio Vaticano II: "Los
gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres
de nuestro tiempo, sobre todo de I6 pobres y de cuantos sufren, son
a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de
Cristo. Nada hay_verdaderamente humano que no encuentre eco en su
corazón" LGS y las del Episcopado latinoamericano en su Tercera
Conferencia General de Puebla: "Nos preocupan las angustias de
todos los miembros del pueblo cualquiera sea la condición social:

Pedro Velasco Rodríguez, 0,P


5

su soledad, sus problemas familiares, en no pocos, la carencia del


sentido de la vida... Más especialmente queremos compartir hoy las
que brotan de su pobreza" (27).

2. NUESTRA REALIDAD PARAGUAYA'

Lo que caracteriza hoy a Paraguay es la injusticia social,


articulada sobre una sociedad dual. Una nación donde el 40% más
pobre de fa pobTactóT-t recibe el 10% del total de ingresos generados
en el país, mientras que- er10%más rico de-ia_poblacíón recibe el
40%. Esta dura realidad se manifiesta sobre todo cuando se evalúa

L el cumplimiento de lo que las Naciones Unidas consideran como


Derecho al Desarrollo de todas las ciudadanas y ciudadanos de
cualquier nación del mundo.

Desde 1989, año de la caída de la dictadura de Stroessner, el


realizado im p ortantes .zos para dar el salto cualitativo
; ?
que se impone. Algunos de esos esfuerzos han producido importantes
3 I
logros stóricos, como la aprobación de la nueva Constitución,
el restablecimiento de la libertad de opinión y de expresión,
la transpal--.el
-Tc-iá de lbs procesos electorafes, etc. Ti logro
más
significativo de esta lista es sin duda, la defensa y m_ antenimiento
de la Democracia, 156111—crialétptietilo paraguayo y los partidos
políticox se -hall movilizado y luchado en varias oportunidades,
cuando ha sido amenazada por las armas.

Sin embargo, si hoy consideramos el nivel de Desarrollo


Humano Sostenible alcanzado por Paraguay, debemos reconocer
, que el país debe prepararse para enfrentar todavía grandes desafíos.
Aspectos tales como el aumento de la pobreza y del descontento de
la ciudadanía por la corrupción, el mal uso de los recursos públicos,
la impunidad y el caudillismo, contribuyen a crear una situación
cada vez más conflictiva e insostenible.

El contenido de este apartado es una síntesis de "Visión conjunta de la situación


de Paraguay", Agencias del Sistema de Naciones Unidas en Paraguay, Asunción
2001, p. 3-9.

Los problemas sociales nos interpelan


1

4, 16
czn, D 71\ YO
Entre todos los temas que a nuestro parecer requieren
cambios rápidos vamos a enfatizar los siguientes:

* Limitado alcance del Estado de Derecho. En Paraguay


se han producido avances importantes en la configuración de un
Estado de Derecho pero limitados al ámbito formal/legal. Dichas
limitaciones obedecen a que éste se desenvuelve en un entorno
marcado ppr el deficiente desarrollo institucional, junto a una serie
de restricciones estructurales que amplían la brecha entre lo previsto
por la norma y lo reflejado por la realidad

Dichas restricciones limitan el alcance de la función social


y económica del Estado y se traducen en la poca capacidad de
gestión en la implementación de políticas públicas, la persistencia
de elementos negativos del pasado que siguen subsistiendo en
forma de prácticas corruptivas y violaciones recurrentes de derechos
humanos por omisión o falta de protección de parte del Estado.
Todo ello favorecido por una débil función de control por parte de
una sociedad civil frágil y desarticulada, y por la incapacidad de la
sociedad política de traducir en resultados concretos las demandas
sociales.

* Aatamiento del Modelo Económico Productivo.


La exportación de materias primas y agrícolas y el comercio de
reexportación han sufrido una importantísima variación en términos
negativos lo que ha acarreado una agudización de la crisis económica,
más visible todavía en el área rural.

Paraguay concentra la mayor parte de su PEA en el


sector servicios (empleo informal) y continúa dependiendo de las
jexpotláciones agroinárstriales, sin ápostar ,por una diversificación
_dela producción primaria y desarrollo industrial.

Existe una marcada dualidad urbano/rural, así como


internamente en lo rural (minifundio/latifundio) y en lo urbano
(formal/informal). Estos sistemas duales desarticulados inciden en
una elevada concentración del ingreso, la tierra y la riqueza. La
inadecuación cualitativa y cuantitativa de los factores de producción

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


1

7 ,

(alto crecimiento demográfico, pobre calificación de la mano de


obra, limitada infraestructura) y del entorno nacional (debilidad
institucional, informalidad dominante) son factores limitantes para
que esta economía pueda integrarse en su entorno regional y global
de manera más equilibrada que en la actualidad.

Dado que la crisis económica presenta un carácter estructural,


las medidas para superarla deben ser reformas en piolundidad3araid-
del sector público, como de los sectores productivos.

* Política Ambiental. El agotamiento del modelo


económico productivo dominante en Paraguay durante la década de
los 80 e intensificado en los 90 está casualmente relacionado con
la destrucción de las zonas de captación de agua, el crecimiento
urbano desordenado, la contaminación industrial, la deforestación,
los inadecuados métodos de cultivo agrícola, el manejo inadecuado
de las substancias peligrosas, la contaminación atmosférica en la
Capital, y otros factores, ocasionando impactos negativos en los
recursos naturales y en la salud humana.

El control y deterioro de los recursos naturales no se debe a


la falta de una ley específica, sino aTa vulnerabilidad del control de
la aplicación de la misma y a Ta7falláde concienciación ciudadana.

* Lftequidad y Fragmentación de la Sociedad. La antigua


sociedad rural, enE- que las clases sociales principales estaban
constituidas por campesinos/as y terratenientes, está dando paso de
forma acelerada, a una sociedad urbana con identidad confusa, frágil
y sustentada en una economía terciaria, donde predomina el empleo
informal y se revelan los mayores niveles de inequidad y exclusión
social.

La_pobreza en Paraguay se encuentra más difundida y


con mayor intensidad en las zonas rurales y del norte del país. Un
33'7%-d-e-la población se encuentra bajo el nivel de pobreza, siendo
los pobres extremos un 15'5% de la población total del país. Esto
significa que un total de 874.000 personas no acceden a una canasta
básica de alimentos. También aparecen elementos graves como

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18

el hecho que el 26% de los hogares pobres en el área urbana son


encabezados por mujeres solas o jefes de hogar. Esta feminización
de la pobreza obedece, entre otras causas, a la ausencia de valores
que conduzcan a una paternidad responsable. La niñez también se
ve afectada de manera fundamental, encontrándose que 937.000
niños, un 42% de la población del país entre 0 y 14 años, está en
condiciones de pobreza, obligándoles a una inserción en el mercado
laboral a -edades tan tempranas como de 5 a 7 años. Un 38% de los
niños/ niñas económicamente activoxide 7 a 17 años) en 1995 no
asistían a la escuela, constituyendo esto una grave violación de uno
delos derechos humanos básicos, el del acceso a la educación.

La mujer paraguaya ocupa sólo un 8% de los cargos públicos


y un 97% de los cargos profesionales y técnicos.

La tasa de desempleo es alta, alcanzando un 14% de la PEA


y sumando el subempleo se llega a más del 19%.

El acceso a los servicios sociales básicos como la educación,


salud y agua potable es menor en las poblaciones más pobres,
agudizándose en ellas, la inequidad social y exclusión social. Si bien
el gasto social parece haber aumentado en los últimos años, esto
ha sido sobre todo en el número de recursos humanos contratados,
sobre todo en el sector de educación, y en el seguro social de los
empleados estatales. Escasa inversión se ha dado en infraestructura
y equipamiento en estos sectores. El 30% de la población no tiene
acceso a la salud pública, motivando que el 60% del gasto en salud
en el país provenga de sus ciudadanos. Sólo el 0'4% del PIB va a
salud basica. Sólo el T5% de los hogares en el área rural tiene acceso
a agua potable y menos del 4% de los que inician la educación media
se gradúan en el área rural. Apenas el 9% del PEA en Paraguay tiene
educación terciaria.

Los niveles de mortalidad materna infantil, la alta tasa de


fecundidad de las zonas rurales del país, el nivel de dsnutrición
crónica y aguda de la niñez, la cobertura insuficiente de
inmunizaciones y de parto institucional y la alta tasa de mortalidad
por cáncer ginecológico son indicadores de la precariedad del
-a-lance d& Tos serví-61os 6-11-c—os de salud.

Pedro Velasco Rodríguez, 0.P


19

Los más vulnerables entre los pobres son los indígenas,


que aunque en numeros absolutos son pocos, representan un sector
históricamente importante de la población de nuestro país.

Esta es una de las muchas radiografías actuales de nuestra


comunidad nacional. ¿Que pensamos, que sentimos, como
reaccionamos frente a ella?. ¿Tiene algo que ver con nuestros
valores, nuestras metas, nuestras ilusiones y preocupaciones?

3. LOS PROBLEMAS SOCIALES


3.1. A QUE LLAMAMOS PROBLEMA SOCIAL

Los problemas sociales son objeto constante de reflexión y de


actuación por parte de múltiples personas. Su solución o mitigación
es lo que proclaman casi todos los políticos cuando intentan llegar al
poder. ¿Qué es un problema social?
Ac\sa:Torol)cer7urn scs3Q
Suele 'idesignarse con este nombre a s fenómenos y
realidades sociales que implican tres características:

P a) Estar ante condiciones, circunstancias o acontecimientos que


•y afectan negativamente a grupos de personas o a sociedades
C --- enteras y que requieren un cambio de estructuras para su
superación. Es lo que también se denomina un "mal social". Que
1 un campesino no sepa leer en sí mismo no es un mal social, sino
individual. Cuando el 50% de los campesinos no saben leer nos
o encontramos con un mal que no es personal, sino social. Cuando
77 o un trabajador se queda sin trabajo no siempre es un problema

• .e- -} social. Cuando en un Estado durante un periodo de tiempo


7,2 -relativamente largo el 19% de la PEA está sin trabajo ya debemos
(1— haTEEZI- _._ e-U.iimal social. En ambos ejemplos nos encontramos
frente a una circunstancia (la falta de alfabetización, la falta de
trabajo) que afecta a las personas negativamente. Y además no
afecta sólo a una persona individual sino a un grupo.
')) \ -n i hil;, .
cu \- o s =11
\sia c \cs
s

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1

, 20

b) Toma de conciencia acerca del mismo. No basta la existencia de


una circunstancia o condición negativa. Es necesario también
que en la sociedad exista conciencia acerca de ello. La no
participacion del pue(Ten la elección de sus gobernantes nunca
ha sido positivo pero durante siglos muchos pueblos no tuvieron
conciencia acerca de este derecho, por lo tanto no constituía
un problema social. La discriminación de la mujer en muchos
r ámbitos del actuar humano durante mucho tiempo y en muchas
sociedades no ha sido un problema social pues, aunque fuese
\--3/4/1 algo negativo en si mismo, no existía conciencia acerca de la
igualdad de género.

c) Cierto grado de movilización, de esfuerzo de la sociedad, o al


menos alguna parte significativa de ella, en superar esa situación
sobre la que se ha tomado conciencia por considerarla injusta y
posible de suprimir.

Podríamos decir que existe y nos encontramos frente a un


problema socialcuando un grupo humano —clase social, un país,
región de una natrórCim sector organizado de la sociedad- toma
_conciencja.„.tle una situación objetiva e intolerablemente injusta, y
tr-nrH aügisisison los medios ordinarios o extraordinarios a su
alcance, porque o considera justo/posible.

Por su amplitud social y geográfica podemos distinguir:

a) problemas sociales mundiales, cuando afectan a toda la


población mundial. Hoy día los llamaríamos problemas sociales
"globales";

b) problemas sociales continentales cuando afectan a la población


de un continente o de una amplia región del mismo;

c) problemas sociales nacionales

d) problemas sociales regionales o sectoriales.

/Th

••. .
•,

"Th

) -Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


21 ,

3.2. Los PROBLEMAS SOCIALES NO SON NOVEDAD: SIEMPRE HAN


EXISTIDO

Tenemos como una tendencia innata a considerar que el


pasado siempre ha sido mejor. Ya lo decía el poeta: "Cualquier
tiempo pasado—fee mejor". También solemos pensar que en la
actualidad estamos peor que nunca. Ahora estamos llenos de
problemas sociales, nos agobian, parecen insuperables. Antes era
mejor. Pues bien, esa es una sensación e imagen absolutamente falsa.
Problemas socialeSThiempreTha ratidr– b
liap-asado por momentos mucho peores que los actuales y, también
seguramente, mejores que los de ahora. Lo cual quiere decir que los
problemas sociales forman parte de nuestra condición humana, de
nuestra realidad histórica.

Hay males sociales debidos a equivocaciones humanas, a


los choques de intereses, a la disparidad de criterios a la hora de
distribuir beneficios o enfrentar dificultades. Causas todas ellas
inherentes a nuestra condición de seres limitados e imperfectos.
También, y sobre todo, hay males sociales debido a la injusticia,
maldad y mezquindad de los seres humanos. Si no estamos de
acuerdo con el axioma de Hobbes de que "el hombre es un lobo para
el hombre", tampoco aceptemos la concepción roussoniana de la
bondad natural del ser humano. La bondad y la maldad se enfrentan
desde el interior de cada persona y en las obras e instituciones que
las mismas originan. Y porque muchas veces prevalece la maldad
es que los problemas sociales persisten y a veces se prolongan
obstinadamente.

Pero de lo que no cabe duda es que detrás de cada problema


social se esconde el rostro concreto y el corazón palpitante de
múltiples hermanos nuestros heridos, ultrajados y postergados por
la sociedad. Personas irrepetibles, iguales en dignidad a nosoti-os,
son dañadas y mutiladas por cada problema social.

La humanidad se supera a si misma o retrocede de acuerdo


a la capacidad que muestre en superar esos problemas.

Los problemas sociales nos interpelan


1

--e 22

3.3. DIFERENTES ACTITUDES FRENTE A LOS PROBLEMAS SOCIALES

Ante los problemas sociales son muy diferentes las actitudes


que las personas asumen. Es importante destacar algunas:

a. Miedo e impotencia

Muchas personas asumen esta actitud. Ante tantos


problemas, ante tanta complejidad implicada en los mismos, ante la
envergadura nacional e internacional que a veces poseen reaccionan
sintiéndose absolutamente impotentes. Mi contribución al cambio de
la realidad —dicen- es mínimo, no vale la pena que me moleste. Esta
actitud está muy unida al pesimismo. El mundo está mal. Paraguay
está mal. No hay forma de cambiarlo y lo mejor es tranquilizarse.

b. Indiferencia y huida

Es la actitud del inconsciente, del que no quiere pararse a


pensar sobre lo que está ocurriendo. No quiere o no puede. Ve pasar
la realidad, se queja cuando algo le afecta negativamente pero no
se implica en la misma. Está muy ligada esta actitud a la debilidad
moral de las personas. Los problemas sociales nos enfrentan a
situaciones difíciles y ante la dificultad se retrocede, se implementa
la estrategia del avestruz (meter la cabeza en la tierra para no ver).
La droga, el alcohol, el fanatismo deportivo y, en algunas ocasiones,
hasta el fanatismo político, son formas de huir, de no atreverse a
analizar la realidad y hacerse responsable de a ella.

c. Individualismo oportunista

La expresión que ilustra esta actitud sería: "sálvese quien


pueda". Ante esta realidad lo más aconsejable es aprovechar todas
las oportunidades, sea como sea, para sacar tajada. Si puedes, sin

Pedro Velasco Rodriguez, O.P.


23 ,

importar los medios, aprovéchate. No intentes mejorar, procura


salvarte tú. Es una actitud muy generalizada entre nosotros.
Cuando hay oportunidad de ganancias, de un buen vivir, de un buen
puesto se aprovecha y luego no se piensa más que en disfrutar sus
ventajas. Abundan entre nosotros las personas que se aprovechan
de la corrupción en la economía, la política, la cultura, el Estado
sin importarles, una vez conseguidos sus objetivos y solucionado
sus problemas, el mal o la injusticia que a través de esas instancias
pueden estar causando.

d. Optimismo ingenuo y activismo

Ante los problemas sociales, ante las carencias materiales


y el sufrimiento de mucha gente, ante la situación del Estado lo
que hay que hacer es trabajar. Porque la gente es pasiva, o porque
son cómodos, o por su incultura es que las cosas no cambian y se
resuelven. Las soluciones no son tan difíciles. Lo que hace falta
es hacer cosas, es ser emprendedor, es trabajar, tener proyectos.
Muchas personas e instituciones están motivadas por esta actitud.
No se piensa en las causas de los problemas, en los responsables
implicados, en las circunstancias dentro de las que se dan. No se
relacionan esos problemas con las instancias políticas, culturales,
sociales, económicas que las han producido o que impiden su
superación. Es una actitud muy peligrosa pues puede ser una manera
de huir de la realidad o, en el mejor de los casos, de conformarse,
ante los problemas sociales, con atender los síntomas sin llegar a las
causas. Puede en ocasiones llevar al desánimo al constatar que, a la
larga, no es mucho lo que se consigue.

e. Espiritualismo

El mundo es malo y Dios es el único que puede arreglarlo.


Basta con rezar, con cultivarse "espiritualmente", con practicar el
culto. Las soluciones son un milagro de Dios y sólo rezando se
obtienen. Este espiritualismo en los ricos significa muchas veces un

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24

conformismo y bienestar sumamente confortables; en los pobres no


es más que alienación, engaño o, en el mejor de los casos, debilidad

f. Compromiso crítico

Es la actitud de quienes no se resignan a ser observadores


de la historia, ni a ser tratados como objetos; de quienes se sienten
responsables, no importa en que medida, pero responsables, de lo
que acontece en su entorno. Están convencidos de que los problemas
sociales son responsabilidad de todos. Todos podemos y debemos
aportar lo que está a nuestro alcance para superarlos y no basta la
buena voluntad en esa empresa. Se necesita también una buena
orientación, un análisis lo más correcto posible de la situación
antes de proponer las acciones para mejorarla. Refiriéndonos al
Paraguay es la actitud de los que están convencidos de que de ellos
depende de que continúe siendo igual, de que empeore todavía más
o de que mejore y se humanice. Los jóvenes que se organizan para
trabajar por una sociedad mejor, los grupos y organizaciones que se
proponen luchar contra las carencias e injusticias, las personas que
desde sus puestos de trabajo o desde su profesión cada día intentan
mejorar y servir más a sus semejantes, numerosas ONG que trabajan
incansablemente por los derechos humanos y por los sectores
más desprotegidos de nuestra sociedad, las personas que integran
los movimientos y trabajos de voluntariado, algunos políticos,
desgraciadamente pocos, que sueñan y trabajan por una política
honesta y centrada en el bien común, expresan y trabajan movidos
por esta actitud de activo y crítico compromiso con su tiempo, con
su historia y con sus semejantes.

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


25 ,

4. LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE VISTOS POR LA


CONFERENCIA EPISCOPAL LATINOAMERICANA

4.1. Como VIO LA REALIDAD EL MAGISTERIO EN 1979: PUEBLA

En el documento de Puebla, (1979) los Obispos de América


Latina comienzan haciendo una descripción y análisis de la realidad
que contiene importantísimos elementos de actualidad. Vale la
pena leer con detenimiento los números 27 al 71. Nosotros, por
su actualidad vamos a fijarnos en la Conferencia del Episcopado
Latinoamericano realizada en Santo Domingo.

4.2. COMO VIO NUESTRA REALIDAD EL MAGISTERIO EN 1991: SANTO


DOMINGO

En el capítulo II de la Segunda parte, dedicado a la promoción


humana, Los Obispos ponen de manifiesto los principales problemas
de nuestro continente con respecto al desarrollo y proponen líneas
pastorales como aportes de la Iglesia en orden a contribuir a su
solución. Transcribimos, a continuación, solamente la parte en que
describen la situación.

Los derechos humanos (166-167)

La conciencia de los derechos humanos ha progresado


notablemente desde Puebla, junto con acciones significativas
de la Iglesia en este campo. Pero al mismo tiempo ha crecido
el problema de la violación de algunos derechos, se han
incrementado las condiciones sociales y políticas adversas.
Igualmente se ha oscurecido la concepción de los mismos
derechos por interpretaciones ideologizadas y manipulación de

Los problemas sociales nos interpelan


26

grupos, mientras aparece una mayor necesidad de mecanismos


jurídicos y de participación ciudadana.

Los derechos humanos se violan no sólo por el terrorismo,


la represión, los asesinatos, sino también por la existencia de
condiciones de extrema pobreza y de estructuras económicas
injustas que originan grandes desigualdades. La intolerancia
política y el indiferentismo frente a la situación del
empobrecimiento generalizado muestran un desprecio a la vida
humana concreta que no podemos callar.

Merecen una denuncia especial las violencias contra los


derechos de los niños, la mujer y los grupos más pobres de la
sociedad: campesinos, indígenas y afroamericanos. También
hay que denunciar el negocio del narcotráfico.

La ecología: (169)

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el medio ambiente


y el desarrollo, celebrada en Río de Janeiro, ha puesto en relieve
a nivel mundial la gravedad de la crisis ecológica.

En América Latina y el Caribe las grandes ciudades están


enfermas en sus zonas centrales deterioradas y sobre todo en
sus villas de miseria. En el campo, las poblaciones indígenas y
campesinas son despojadas de sus tierras o arrinconadas en las
menos productivas y se siguen talando y quemando los bosques
en la Amazonia y en otras partes del Continente. Ante esta
crisis, se viene proponiendo como salida el desarrollo sostenible
que pretende responder a las necesidades y aspiraciones del
presente, sin comprometer las posibilidades de atenderlas en el
futuro. Se quiere así conjugar el crecimiento económico con los
límites ecológicos. No puede ser un desarrollo que privilegia
minorías en detrimento de las grandes mayorías empobrecidas
del mundo.

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


27 ,

Las propuestas de desarrollo tienen que estar subordinadas a


criterios éticos. Una ética ecológica implica el abandono de
una moral utilitarista e individualista. Postula la aceptación
del principio del destino universal de los bienes de la creación
y promoción de la justicia y solidaridad como valores
indispensables.

La tierra (174-175)

Nos desafía la situación problemática de la tierra en América


Latina y el Caribe, ya que «cinco siglos de presencia del
Evangelio... no han logrado aún una equitativa distribución de los
bienes de la tierra», que «está todavía, por desgracia, en manos
de unas minorías» (Juan Pablo II, Mensaje para la Cuaresma de
1992). Los antiguos aborígenes fueron, en general, despojados
de sus tierras y los afroamericanos tuvieron dificultades por la
legislación al acceso a la propiedad de la tierra. Los actuales
campesinos sufren el peso del desorden institucional y las
consecuencias de las crisis económicas.

En los últimos años esta crisis se ha hecho sentir con más


fuerza allí donde la modernización de nuestras sociedades
ha traído expansión del comercio agrícola internacional, la
creciente integración de países, el mayor uso de la tecnología
y la presencia transnacional. Esto, no pocas veces, favorece a
los sectores económicos fuertes, pero a costa de los pequeños
productores y trabajadores.

La situación de la tenencia, administración y utilización de la


tierra en América Latina y el Caribe es uno de los reclamos más
urgentes a la Promoción Humana.

Los pobres y la pobreza (179)

El creciente empobrecimiento en el que están sumidos millones


de hermanos nuestros hasta llegar a intolerables extremos de

Los problemas sociales nos interpelan


, 28

miseria es el más devastador y humillante flagelo que vive


América Latinay el Caribe. Así lo denunciamos tanto en Medellín
como en Puebla y hoy volvemos a hacerlo con preocupación
y angustia. Las estadísticas muestran con elocuencia que en la
última década las situaciones de pobreza han crecido tanto en
números absolutos como en relativos. A nosotros los pastores nos
conmueve hasta las entrañas el ver continuamente la multitud
de hombres y mujeres, niños y jóvenes y ancianos que sufren
el insoportable peso de la miseria así como diversas formas
de exclusión social, étnica y cultural; son personas humanas
concretas e irrepetibles, que ven sus horizontes cada vez más
cerrados y su dignidad desconocida.

Miramos el empobrecimiento de nuestro pueblo no sólo como


un fenómeno económico y social, registrado y cuantificado por
las ciencias sociales. Lo miramos desde dentro de la experiencia
de mucha gente con la que compartimos, como pastores, su
lucha cotidiana por la vida.

La política de corte neoliberal que predomina hoy en América


Latinay el Caribe profundiza aún más las consecuencias negativas
de estos mecanismos. Al desregular indiscriminadamente el
mercado, eliminarse partes importantes de la legislación laboral
y despedirse trabajadores, al reducirse los gastos sociales que
protegían a las familias de trabajadores, se han ahondado aún
más las distancias en la sociedad.

El trabajo (183-184)

La realidad desafía una cultura del trabajo y de la


solidaridad, partiendo de la fe en Dios Padre, que nos hace hermanos
en Jesucristo. En lo que se refiere al mundo de los trabajadores, se
advierte un deterioro en sus condiciones de vida y en el respeto a sus
derechos; un escaso o nulo cumplimiento de normas establecidas
para los sectores más débiles (por ej. niños, jubilados...); una pérdida
de autonomía por parte de las organizaciones de trabajadores debida

Pedro Velasco Rodriguez, O.P.


29 ,

a dependencias o autodependencias de diverso género; abuso del


capital, que desconoce o niega la primacía del trabajo; pocas o nulas
oportunidades de trabajo para los jóvenes. Se advierte la alarmante
falta de trabajo, o desempleo, con toda la inseguridad económica
y social que ello comporta. El mundo del trabajo reclama el
crecimiento de la economía y el aumento de la productividad, de tal
modo que hagan posible mediante una justa y equitativa distribución
el mayor bienestar del hombre y su familia.

Los derechos del trabajador son un patrimonio moral de


la sociedad, que deben ser tutelados por una adecuada legislación
social y su necesaria instancia judicial, que asegure la continuidad
confiable en las relaciones laborales.

La movilidad humana (187)

Hay, en los últimos años, un fuerte incremento de la


migración hacia los dos grandes países en el Norte, y también
-aunque en menor grado- hacia otros países latinoamericanos más
ricos. Surgen también fenómenos como la repatriación voluntaria y
la deportación de indocumentados. El auge de los viajes y el turismo,
e incluso las peregrinaciones religiosas y de los que viven del mar,
interpelan la solicitud especial de la Iglesia.

En los países con especiales problemas de migración por


causas socio-económicas existe por lo general ausencia de medidas
sociales para detenerla; y en los países receptores, una tendencia a
impedir su ingreso. Esto trae graves consecuencias de desintegración
familiar y desangre de fuerzas productivas en nuestros pueblos,
junto con desarraigo, inseguridad, discriminación, explotación y
degradación moral y religiosa en los mismos migrantes. Sin embargo,
en algunos casos, logran insertarse en comunidades católicas y aun
las revitalizan.

Los problemas sociales nos interpelan


1
, 30

El orden democrático (192)

La convivencia democrática, que se afianzó después


de Puebla, en algunos países se ha venido deteriorando, entre
otros factores, por los siguientes: corrupción administrativa,
distanciamientos de los liderazgos partidistas con relación a los
intereses de las bases y las reales necesidades de la comunidad;
vacíos programáticos y desatención de lo social y ético-cultural
de parte de las organizaciones partidistas; gobiernos elegidos por
el pueblo, pero no orientados eficazmente al bien común; mucho
clientelismo político y populismo, pero poca participación.

Nuevo orden económico (198-199)

Los años ochenta se han caracterizado por el flagelo de la


inflación aumentado por el déficit fiscal, el peso de la deuda externa
y el desorden monetario, la destrucción de las economías estatales
por la pérdida de recursos fiscales, la inflación y la corrupción, la
caída de las inversiones tanto nacionales como extranjeras, entre
otros fenómenos.

- La relación de los precios a nivel internacional entre


las materias primas y los productos terminados fue cada vez más
desigual y discriminativa, afectando muy desfavorablemente a
la economía de nuestros países. Esta situación persiste y tiende a
agravarse.

-El empobrecimiento y la agudización de la brecha entre


ricos y pobres golpean de modo grave a las grandes mayorías de
nuestros pueblos debido a la inflación y reducción de los salarios
reales y a la falta de acceso a servicios básicos, al desempleo y al
aumento de la economía informal y de la dependencia científico-
tecnológica.

- Se difunde una mentalidad y un estilo de vida consumistas


y egoístas, ampliamente divulgados por los medios de comunicación
social. Esto dificulta o impide una organización social más justa y
digna.

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


E

31 „

- Ante la crisis de sistemas económicos que han conducido


a fracasos y frustraciones, suele plantearse como solución una
economía de libre mercado, asumida por no pocos bajo términos
de neoliberalismo y con un alcance que va más allá del puro campo
económico, y que parte de interpretaciones estrechas o reductivas de
la persona y de la sociedad.

Integración latinoamericana (207-208)

- Se experimenta un aislamiento y fraccionamiento de nuestras


naciones, al tiempo que se incrementa una globalización de la
economía planetaria junto a la formación y/o reformulación de
grandes bloques.

- La formación de grandes bloques que amenazan dejar aislados a


todo el continente en cuanto no responde a sus intereses económicos.

-Se da una desintegración en el interior de nuestros países como


efecto de discriminaciones raciales o grupales y del predominio
económico-político-cultural de intereses particulares, que dificultan
también una apertura a espacios más amplios.

- La misma falta de comunión entre las Iglesias particulares de una


nación a otra, o entre naciones vecinas del continente, debilita la
fuerza integradora de la misma Iglesia.

Los problemas sociales nos interpelan


4, 32

5. TEXTO PARA LA REFLEXIÓN:


5.1. No PARTIMOS DE CERO2
I. Dos historias, una opción.
a) Primera historia

Un día, llegando Jesús en la barca con los discípulos les


esperaba mucha gente que ponía en él gran esperanza. Los discípulos
dijeron:
- Esta gente tiene hambre. Despídelos para que busquen algo que
comer.
Parecía como si el hambre del pueblo nada tuviera que ver
con ellos. ¿Qué pasó?. Jesús desconcertó a sus amigos. En efecto, les
podía haber dicho: "Tenéis razón, hoy ya es tarde, hemos predicado
mucho, mañana tenemos que seguir predicando y rezando..." Pero
no. Les dijo: "Dadles vosotros de comer".
Los amigos de Jesús piensan inmediatamente en la solución
más rápida: reunir dinero y comprar pan. Pero son demasiados y no
resuelven el problema. En cambio, Jesús manda que se organicen y
que ellos mismos busquen la solución con los bienes que tienen. Al
final, Jesús hace que haya bienes para todos con lo que cada uno ha
puesto en común (Mc. 34-44).
Jesús enseña a ver que los problemas sociales tienen
causas estructurales, es decir, son fruto de una estructura social de
concentración de poder y de bienes en manos de algunos y de unos
estilos y hábitos de vida individualistas. Y así lo han descubierto
muchos hombres y mujeres a lo largo de la historia y se han
comprometido con servicios nuevos, caridad operante, con su propia
vida.
Ante todo, creyentes y no creyentes pueden coincidir en que
esta situación sólo cambiará con transformaciones profundas en las
personas, en los grupos y las organizaciones.
2
Coelho, Juan: "Iniciación a la doctrina social de la Iglesia" San Pablo,
Madrid 1995, pp. 17-20.

Pedro Velasco Rodriguez, 0.P.


33 ,

a) Segunda historia

En 1891, en el contexto de la revolución industrial y la


situación inhumana de los trabajadores, el papa León XIII observaba
"la acumulación de las riquezas en manos de unos pocos y la pobreza
de la inmensa mayoría". Y veía claramente que era "urgente proveer
de manera oportuna al bien de las gentes de condición humilde,
pues es mayoría la que se debate indecorosamente en una situación
miserable y calamitosa".

Además, "las relaciones comerciales de toda índole se


hallan sometidas al poder de unos pocos hasta el punto de que un
número sumamente reducido de opulentos y adinerados ha impuesto
poco menos que el yugo de la esclavitud a una muchedumbre de
proletarios" (RN 1).

En 1967, en el contexto de la euforia desarrollista de los


modelos capitalistas, el papa Pablo VI hacia resonar, una vez más,
la instrucción de los primeros cristianos: "Si un hermano o una
hermana están desnudos, si les falta el alimento cotidiano, y alguno
de vosotros les dice: Andad en paz, calentaos, saciaos", sin darles lo
necesario para su cuerpo, ¿para que les sirve eso? (Sant 2, 15-16)".

"Hoy día nadie puede ya ignorarlo: en continentes enteros


son innumerables los hombres y mujeres torturados por el hambre,
son innumerables los niños subalimenados, hasta tal punto que un
buen número de ellos mueren en tierna edad; y regiones enteras se
ven así condenadas al más triste desaliento".

Es necesario "construir un mundo donde todo hombre sin


excepción de raza, religión o nacionalidad, pueda vivir una vida
plenamente humana" (PP 45.47).

Los problenias sociales nos Interpelan


1

34

U. Toda realidad humana nos interesa

Toda la vida del pueblo, de cada hombre, es parte del reino


de Dios. La inmersión de la Iglesia y, por tanto, de los cristianos
en los problemas sociales y, preferentemente, en el mundo de los
pobres, viene exigida por el evangelio.

Creyentes y no creyentes que nieguen esta dimensión de la


fe cristiana no han logrado comprender que el seguidor de Jesús de
Nazaret, el Cristo, debe unir su destino a la búsqueda de soluciones
duraderas para los males que aflijen a los hombres y mujeres, sus
hermanos.
Por eso, el hombre y la mujer cristianos, viviendo su fe como
acontecimientos y como compromiso en un proyecto liberador, no
están "frente a", sino "en" la realidad; no están "en contra de", sino
"con los demás" hombres. Lo que implica ver y comprender la
realidad con unas actitudes singulares:

1) Ver con sensibilidad, con misericordia. Ver con el corazón, no


juzgar para negar o condenar. Lc 7, 11-15: "Jesús se compadeció
de ella".
2) Ver comprometidamente, asumiendo la realidad, con interés de
buscar soluciones. Mc 6, 34-44: "Dadles vosotros de comer".
Lc 7, 20-23: "Los ciegos ven, los cojos andan".
3) Ver críticamente, denunciando. Ser valientes en los juicios,
opiniones y opciones, sin medir los riesgos que se puedan
derivar. Mc 11, 15-19: "Vosotros habéis convertido la casa de
mi Padre en cueva de bandidos".
4) Ver con esperanza: la realidad personal y la historia como
manifestación y realización del reino de Dios. Pensar
positivamente, creer en el hombre, dar siempre una oportunidad,
Lc 19, 1-10: "Hoy ha venido el Reino a esta casa" (Zaqueo).
5) Ver desde la utopía un Jitturo deseable. Ver como hombres que
se dejan llenar la mirada del nuevo espíritu del reino de Dios.
Mt 5, 1-12: "Felices sereis cuando...".

Pedro Velasco Rodríguez, 0.P


-

35 .

5.2 Los UNIVERSITARIOS FRENTE A LA REALIDAD MUNDIAL3

El mundo en el que vivimos es un mundo fragmentado y


desigual. Si los seis mil millones de seres humanos que formamos
la población mundial se redujeran a un pueblo de mil habitantes
que nos representara de forma proporcional, se nos harian visibles
realidades en las que pensamos poco:

• Si dividimos a los 1.000 habitantes de ese pueblo por


continentes:
578 serían asiáticos; - 98 serían americanos del sur
133 serían africanos, 63 serían americanos del norte,
- 121 serían europeos, - 7 serían australianos

• Si los dividimos por el color de su piel:


- 888 serían de color (amarillos, negros...) y
- 112 serían blancos

• Los problemas de los habitantes de esa aldea serían (algunos


de ellos padecerían a la vez varios de estos problemas):
- 666 pasarían hambre o tendrían una alimentación insuficiente,
232 vivirían en pobreza absoluta, con menos de un dólar diario,
- 190 no sabría leer ni escribir,
- 178 no dispondrían de agua potable,
- 267 no tendrían atención médica.

Este es un retrato aproximado de nuestro mundo. Cualquier


universidad que prepara a sus estudiantes para ejercer una profesión
debe ayudarles a que se abran a la realidad en la que viven y en la
que van a desarrollar su actividad, si no quieren vivir de espaldas al

3 AA.VV.: "Una nueva voz para nuestra época- , U. Comillas, Madrid, 2000, p.
XXIV.

Los problemas sociales nos interpelan


36

mundo. Una Universidad que, como la nuestra, además se declara


católica, sabe que la vida y el mensaje de Jesús de Nazaret no nos
permite a sus seguidores desentendernos de la vida de la mayor parte
de las mujeres y hombres de nuestro planeta. Y que la tutela y el
desarrollo de la dignidad humana es objetivo para su tarea: así lo
expresa la "Carta Magna de las Universidades Católicas" (Bolonia,
18-9-1989).

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


37

Capítulo II

LA REVELACIÓN Y LOS PADRES DE LA IGLESIA


ANTE LOS PROBLEMAS SOCIALES Y EL DOLOR DE LOS
OPRIMIDOS

1. Iluminación de la realidad social desde la Sagrada Escritura

1.1. En el Antiguo Testamento

1.1.1. La liberación de Egipto: arquetipo del actuar de Yave

1.1.2. No hay vida religiosa sin vida ética

1.1.3. Los derechos del pobre en la predicación profética

1.1.4. La justicia humana en dimensión religiosa

1.2. En la vida y enseñanzas de Jesús

1.2.1. Jesús anuncia y realiza la salvación desde los pobres y la humildad

1.2.2. Valores resaltantes del proyecto de Jesús

- El amor, máxima aproximación a Dios

- Sacralidad y grandeza de la vida

- Fraternidad e igualdad

- Solidaridad y servicio

- Las riquezas como medio (para compartir) y la sencillez de vida

1.2.3. Vivir de otra manera: figuras del Evangelio

Los problemas sociales nos interpelan


38

- El "Buen" Samaritano (Lc. 10, 25-37)

- Parábola del pobre Lázaro (Le. 16, 19-31)

- El juicio final (Mt. 25, 31-46)

2. Los problemas sociales en los escritos de los Padres de la Iglesia

2.1. Propiedad y administración de los bienes

2.2. La comunicación de bienes: la limosna

2.3. Pecados en el uso y propiedad de los bienes

3. Textos para la reflexión

3.1. Los sacrificios gratos a Dios (Eclesiástico 34, 18-22)

3.2. Fray Bartolomé de las Casas, ejemplo de compromiso cristiano

3.3. Homilía en tiempo de hambre (San Basilio)

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


1

39

"No hay doctrina cristiana que no tenga su fuente en la


Sagrada Escritura y la Tradición. La doctrina social de la Iglesia no
escapa a esta regla. Muchos se la representan como una creación del
magisterio, a finales del siglo XIX, para no sentirse sobrepasado por
los acontecimientos. Es un punto de vista inaceptable. El magisterio
no tiene otra misión que la de anunciar la palabra de Dios. Y
cualquier enseñanza doctrinal que no tuviera un vínculo con la única
revelación debe rechazarse"'.
En este segundo capítulo vamos a acercarnos a grandes
temas, orientaciones, principios y propuestas que aparecen a lo largo
de la Revelación y de las enseñanzas de los Padres de la Iglesia y
que pueden y deben ser confrontadas, en un constante dialogo, con
los acontecimientos de nuestra vida actual y, especialmente con los
problemas sociales. Es ahí donde se encuentra la raíz y la fuente más
preciosa de la Doctrina social de la Iglesia.

1. ILUMINACIÓN DE LA REALIDAD SOCIAL DESDE


LA SAGRADA ESCRITURA
1.1 EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
1.1.1 La liberación de Egipto: arquetipo del actuar de Dios

Señor dijo: "Yo he visto la opresión de mi pueblo, que


está en Egipto, y he oído los gritos de dolor, provocados
por sus capataces. Si, conozco muy bien sus sufrimientos.
Por eso he bajado a librarlo del poder de los egipcios y
a hacerlo subir, desde aquel país a una tierra fértil y
espaciosa. El clamor de los israelitas ha llegado hasta mi y
he visto como son oprimidos por los egipcios. Ahora ve, yo
te envío al Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo,
a los israelitas" (Ex. 3, 7-10)

P. Bigo: "Doctrina social de la Iglesia", I.C.E.S., Barcelona, 1967. p. 17

Los problemas sociales nos interpelan


, 40

En la estructura narrativa de Éxodo 3 Dios es presentado


corno protector en el suceso libertador. A partir de esta revelación,
Israel se reunirá por la creencia en un Dios que no tiene historia
divina como los dioses de la mitología, porque Él es siempre y no
se manifiesta en los fenómenos naturales de un ciclo de estaciones -
como los dioses de la fecundidad - sino en los acontecimientos que se
suceden en el tiempo, a partir de un acontecimiento paradigmático:
la liberación de los oprimidos de la situación de esclavitud.
En el pequeño credo histórico del Deuteronomio el relato
del éxodo está resumido en algunas líneas; su estructura equivale, a
grandes rasgos, a la estructura del libro del Éxodo.
"Mi padre era un arameo errante que bajó a Egipto... Los
egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impusieron una dura
servidumbre. Entonces pedimos auxilio al Señor, el Dios de nuestros
padres, y él escuchó nuestra voz. El vio nuestra miseria, nuestro
cansancio y nuestra opresión, y nos hizo salir de Egipto con el poder
de su mano y la fuerza de su brazo... El nos trajo a este lugar y nos
dio esta tierra" (Dt. 26, 5b-9)
En otros pasajes, resumiendo en breves retrospectivas la
historia de Israel con su Dios, se parte también del encuentro con Dios
que salva (Jos. 24).
La acción salvadora de Dios al comienzo de la historia de
Israel es considerada como el nudo de la tradición y de la transmisión
a ser comunicada a las generaciones futuras (Dt. 6; Jue. 6,13). Los
mandamientos y las leyes están fundadas sobre este acontecimiento
inicial, sobre todo en la introducción al Decálogo (Éx. 20,2; Dt. 5,6).
Los profetas se refieren a este acontecimiento, principalmente al hacer
una mirada histórica retrospectiva (Am. 2; Jer. 2; Ez. 16; 20; 23).
El Dios que se revela ya desde el A. Testamento, no es un
Dios impasible o fatalista frente a la opresión, la esclavitud y el dolor
humano. Por el contrario, en el gesto divino que salva a los israelitas y
condena al faraón, se descubre la estructura constante de la acción de
YAVE, un Dios que libera, salva y castiga al opresor.

Pedro Velasco Rodríguez, O. P.


1

41

1.1.2 No hay vida religiosa sin vida ética

Los profetas acusan como vacía y vana la religión sin ética


(cf. Am. 5, 21-25; Is. 1, 10-16; Miq 6, 5-8; Salmo 50, 5-15; 51, 18-
19). "Quiero amor y no sacrificios, conocimiento de Dios más que
holocaustos" (Os 6,6).
Esta acusación la concretan los profetas de un modo
particular en el terreno de la justicia social. En este aspecto de la
vida es donde se pone a prueba la sinceridad de la religión. Nada
valen las prácticas de piedad si no van acompañadas de una vida
social justa.
La voz de Jeremias lo manifiesta de un modo tajante:
"No se fíen de estas palabras ilusorias: "Aquí está el Templo
del Señor, el Templo del Señor, el Templo del Señor". Pero si ustedes
enmiendan realmente su conducta y sus acciones, si de 'veras se
hacen justicia unos a otros, si no oprimen al extranjero, al huérfano
y a la viuda, si no derraman en este lugar sangre inocente, si no van
detrás de otros dioses para desgracia de ustedes mismos, entonces
yo haré que ustedes habiten en el país que he dado a sus padres
desde siempre" (Jer 7, 4-7).

Isaías interpreta el ayuno en términos de justicia social:


"¿Por qué ayunamos y tú no lo ves, nos afligimos y tú no
lo reconoces?". Porque ustedes, el mismo día que ayunan,
se ocupan de negocios y maltratan a su servidumbre.
Ayunan para entregarse a pleitos y querellas y para golpear
perversamente con el puño. No ayunen como en esos días,
si quieren hacer oír su voz en las alturas. ¿Es este acaso el
ayuno que yo amo, el día en queslluzpbre se aflige a si
mismo? Doblar la cabeza como un junco, tenderse sobre
el cilicio y la ceniza: ¿a eso llamas ayuno y día aceptable
al Señor?. Este es el ayuno que yo amo: soltar las cadenas
injustas, desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a
los oprimidos y romper todos los yugos; y compartir tu

Los problemas sociales nos interpelan


1

42

pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo;


cubrir al que veas desnudo y no despreocuparte de tu
propia carne. Entonces despuntará tu luz corno la aurora...
Entonces llamarás, y el Señor responderá; pedirás auxilio,
y él dirá: ¡Aquí estoy!. Si eliminas de ti todos los yugos, el
gesto amenazador y la palabra maligna: si ofreces tu pan al
hambriento y sacias al que vive en penuria, tu luz se alzará
en las tinieblas" Os 58, 3-10).

1.1.3 Los derechos del pobre en la predicación profética

"Lo que los profetas destacan a plena luz, no es primero


el derecho del poseedor, es ante todo el derecho del humilde, del
pobre, de la viuda, del huérfano, del extranjero, del asalariado; es
decir, de los que los poseedores tienden a excluir de la comunidad
de bienes y que deben ser reintegrados a ella"2.

La voz "profética" a favor del pobre se oye a lo largo de todo


el Antiguo Testamento. Recordemos algunos momentos y aspectos
más importantes.
Hay que moderar los instintos de avaricia y de crueldad que
pueden ligarse inconscientemente a la propiedad en contra de los
pobres:

"No oprimas al jornalero pobre e indigente, sea uno de tus


hermanos, sea uno de los extranjeros que moran en tus ciudades.
Dale cada día su salario, sin dejar pasar sobre esta deuda la puesta
de sol, porque es pobre y lo necesita. De otro modo, clamaría a Yavé
contra ti y tú cargarías con un pecado" (Dt 24, 14-15).
Amós tiene una palabra fuerte de recriminación contra los
ricos que hacen la vida imposible a los pobres:

"Escuchen esto, ustedes, los que pisotean al indigente para


hacer desaparecer a los pobres del país. Ustedes dicen: ¿Cuándo

2 Bigo, o.c., p. 19

Pedro Velasco Rodríguez, O.P


1

43

pasará el novilunio para que podamos vender el grano, y el sábado,


para dar salida al trigo? Disminuiremos la medida, aumentaremos
el precio, falsearemos las balanzas para defraudar; compraremos
a los débiles con dinero y al indigente por un par de sandalias, y
venderemos hasta los desechos del trigo" (Amos 8, 4-6). Parecidas
recriminaciones encontramos en Oseas (Os 4, 1-2).
Otro profeta, Miqueas, se alza en una época de grande
prosperidad material para los dos reinos de Judá e lsrrael, que
dominaban las rutas comerciales de Siria, Egipto y Arabia, pero de
no menor corrupción moral producida por la avaricia, la injusticia
y la ambición de las clases elevadas: príncipes, pseudoprofetas,
sacerdotes.

"¡Ay de los que proyectan iniquidades y traman el mal


durante la noche!. Al despuntar el día lo realizan, porque tienen
el poder en su mano. Codician campos y los arrebatan, casas, y se
apoderan de ellas; oprimen al dueño y a su casa, al propietario y a su
herencia" (Miq 2, 1-2).

La motivación que se da para defender al pobre es de


carácter histórico-salvífico.

"No conculcarás el derecho del extranjero o del huérfano,


ni tomarás en prenda el vestido de la viuda. Recuerda que fuiste
esclavo en Egipto y que el Señor, tu Dios, te rescató de allí. Por eso
te ordeno obrar de esta manera" (Det. 24, 17-18).

Los problemas sociales nos interpelan


1

, 44

1.1.4. La justicia humana en dimensión religiosa

En el antiguo Testamento se resalta la realidad de la justicia


en dos dimensiones: una de la justicia de Dios y ante Dios y otra de
la justicia interpersonal.
Para la predicación profética el derecho y la justicia tienen
una dimensión religiosa y hay que entenderlos en referencia al
Dios de la revelación; manifiestan la voluntad de un Dios personal.
Esta dimensión religiosa se concreta de un modo particular en la
legislación con respecto a los débiles.
En su dimensión interpersonal el Antiguo testamento
subraya siempre la dimensión comunitaria y social de la justicia.
La ley es una manera de ordenar la vida en la Alianza; sirve para
definir el derecho de cada uno a vivir en la seguridad y en la paz. En
resumen, la justicia humana, en los profetas preexilicos, no es tanto
una conducta según una norma, cuanto un comportamiento fraternal
en la Alianza. Es una situación: el hombre está en la justicia más que
la justicia está en el hombre'''.

1.2. EN LA VIDA Y ENSEÑANZA DE JESÚS

El Evangelio no tiene respuestas inmediatas a los problemas


sociales. Los tiempos de Cristo fueron absolutamente diferentes
de los actuales y tampoco en aquellos momentos se planteaban las
cuestiones políticas, culturales, económicas o sociales como se hace
ahora. ¿Quiere decir eso que la Predicación y la vida de Jesús no
tienen nada que ver con lo social? De ninguna manera. Quiere decir
que no podemos buscar respuestas inmediatas, fáciles y literales.
Requiere un mayor esfuerzo, el contemplar a Cristo y, desde su

3
E. Hamel:"L'usage de l'Escriture Sainte en theologie morale", Gregorianum 47,
1966, p. 80-81.

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


1

45

vida y sus palabras buscar el ejemplo, los valores, las orientaciones


para la vida en la sociedad. Si hacemos eso descubriremos unas
propuestas, y valores llenos de luz, de sabiduría, de amor y,
sobre todo, tremendamente comprometedores. Vamos a explorar
brevemente en esa línea.

1.2.1. Jesús anuncia y realiza la salvación desde los pobres y la


humildad.
Con su relato del nacimiento de Jesús Lucas subraya su
condición de pobre. Nace en un establo porque sus padres no
pudieron conseguir otro lugar y los primeros que celebran su venida
son pobres y despreciados pastores que cuidaban sus rebaños.

No carece de significación profunda el hecho de que la


condición social asumida por el Verbo de Dios haya sido la de un
pobre. «Esto os servirá de señal: encontrareis a un niño envuelto
en pañales y colocado en un pesebre» (Lc. 2,2). La señal más clara
del Mesías es, por consiguiente, la pobreza. la pobreza real. Dios
apareció entre los hombres como un pobre. Pablo interpreta esta
condición como una forma concreta que asumió la encarnación:
«Conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo, quien por ustedes
se hizo pobre, siendo rico, para que ustedes mediante esa pobreza
fueran enriquecidos» (2 Cor. 8,9).

No solamente su nacimiento, sino que toda su vida se


desarrolló con esa característica de la humildad, la pobreza y la
sencillez (Lc. 9,58).

Es también significativa la manera en que Jesús anuncia,


en Lucas, su misión en la sinagoga de Nazaret con la lectura de
un texto del libro de lsaias: «El Espíritu del Señor está sobre mi
por cuanto me ungió para anunciar la buena nueva a los pobres,
me envió a predicar libertad a los cautivos. restauración de vista
a los ciegos, libertad a los presos y a predicar el año agradable del
Señor» (Lc. 4, 18). En la misma línea, expresando la íntima relación
del mensaje de Jesús con los pobres, está la respuesta que le da a

Los problemas sociales 170.9 interpelan


46

Juan cuando éste le pregunta si es el Mesías: «Digan a Juan lo que


han visto: los ciegos ven, los leprosos quedan limpios, los muertos
resucitan, los pobres son evangelizados» (Lc. 7,22). Los pobres, los
pequeños, la muchedumbre, los enfermos, los niños, los leprosos,
son destinatarios privilegiados del amor y de la salvación de Cristo,
desde luego no exclusivamente. El Concilio Vaticano II en la Lumen
Gentium lo explícita: «Como Cristo realizó la obra de la Redención
en pobreza y persecución, de igual modo la Iglesia está destinada
a recorrer el mismo camino.... Así la Iglesia abraza con su amor a
todos los afligidos por la debilidad humana; más aún, reconoce en
los pobres y en los que sufren la imagen de su Fundador pobre y
paciente» (n° 8). Lo mismo harán los Obispos de nuestro continente
en Puebla (1145).

1.2.2. Valores resaltantes del proyecto de Jesús

En la vida, la predicación y las propuestas de Jesús hay


valores que destacan con una gran nitidez y que tienen una indudable
capacidad de iluminación y orientación para la manera como nos
situamos frente a nuestra realidad social. Destacaremos solamente
algunos de ellos.

El amor, máxima aproximación a Dios

"El que no ama no ha conocido a Dios, porque DIOS ES


AMOR... Así hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama.
Dios es amor, y el que vive en el amor vive en Dios y Dios en él"
(I Jun. 4,8.16).
San Agustín dirá que "la causa de no ver a Dios es el desamor
del prójimo'''. Y un maestro espiritual expresará así la misma idea:
4
Sobre la Trinidad. 8. 9. 13 [BAC V 534].

Pedro Velasco Rodriguez, O.P.


47

"Si falto al amor o a la justicia, me alejo fatalmente de vos,


Dios mío, y mi culto no es otra cosa que idolatría: para creer en Vos
es preciso que crea en el amor y en la justicia; hasta tal punto que
es mejor creer es estas cosas que no pronunciar vuestro nombre en
vano. Es imposible que os pueda encontrar fuera del amor y de la
justicia; en cambio, aquellos que viven bajo el salvoconducto del
amor y de la justicia avanzan por el camino derecho que conduce a
Vos'''.
«Este es mi precepto: que se amen unos a otros como yo les he
amado. Nadie tiene amor mayor que este de dar uno la vida por sus
amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que les mando... Esto
les mando: que se amen unos a otros» (Jn. 15, 12-14.17).
«Que todos sean uno, corno tú, Padre, estás en mi y yo en ti,
para que también ellos sean en nosotros y el mundo crea que tu me
has enviado» (Jn. 17, 21).
Todas las religiones apelan al amor y a la unidad pero ninguna
con la fuerza y energía como lo hace Cristo. Toda su vida fue una
enseñanza viva de este ideal, El amor, entonces, de fraternidad y
de filiación, es decir, el vivir como hermanos y como hijos será la
concreción práctica del misterio de Dios. Amor y confianza. Amor y
gratitud. Amor y alabanza. Amantes y amados. Palabras que resumen
muchas citas bíblicas. Amados, primero por el primer Amador y
viviendo el amor en todas las relaciones e instantes.

o Saeralidad y grandeza de la vida y de la humanidad

Los misterios de la encarnación del Verbo y de la resurrección


de Jesús por sí mismos son la expresión máxima del valor supremo,
sagrado, inconmensurable de la vida humana y del destino de los
hombres. «El Verbo se hizo carne» (Jn. 1,14), Dios, en Cristo,

Citado por B. Bennasar: "Moral evangélica, moral social", Sigueme, Salamanca,


1990, p. 51.

Los problemas sociales nos. interpelan


1

, 48

asumió la humanidad, se solidarizó del modo más radical con el


destino de los hombres, santificó con su presencia la «carne»,
la realidad integral y también débil del ser humano; santificó la
persona y la historia de los hombres. Con su resurrección, siendo el
«primero de muchos hermanos» eleva la condición humana a su más
alto destino. Todo lo humano, en Cristo, es sagrado, está lleno de su
presencia. Toda vida humana, toda realidad humana, están llamadas
a desarrollarse en plenitud y constituyen realidades innegociables ya
que por ellas pasa el plan de Dios, su proyecto salvador.
«He venido para que tengan vida y vida en abundancia» (Jn.
10,10), la vida que significa salud, alimentos, vestido, amistad,
comprensión, apertura a Dios.... Jesús no pasa impávido ante la vida
en peligro: resucita a muertos, da de comer a hambrientos, cura a
enfermos, defiende al niño y a la mujer, tiene compasión de toda
vida amenazada y el pobre, encarnación de esa vida amenazada, se
convierte en su primer objeto de amor y destinatario de su misión.

o La fraternidad y la igualdad

Con su muerte en la cruz vino a ser Jesús el «primogénito


de una multitud de hermanos» (Rom. 8,29) La igualdad radical que
propone el Evangelio se fundamenta en la universal filiación divina
(Rom. 8, 14-17). Cristo nos enseñó a llamar a Dios «Padre» y, por lo
tanto, a considerarnos y tratarnos como hermanos. Esta fraternidad
real y profunda es la que hace de Cristo resucitado un hermano de
sus discípulos (Mt. 28,10; Jn. 20,17). Las primeras comunidades
cristianas viven profundamente este sentido fraterno transmitido por
Jesús (Fil. 4,21; Col. 1,2; 1 Jn. 3,12-16). Y esta fraternidad es la base
y la impulsora de la unidad e igualdad fundamental de todos los
creyentes. «Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo... ya no hay
judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos
vosotros sois uno en Cristo Jesús» (Gal. 3, 26-28; Rom. 10,12; I Cor.
12,13; Col. 3,11).

Pedro Velasco Rodríguez, 0,P


1

49

Desde la fe en Jesús no cabe otro ideal que el de trabajar


incansablemente por una sociedad fraterna, más igualitaria, donde
sean imposibles e inaceptables cualquier tipo de discriminación.
Jesús denuncia la superioridad de los escribas y fariseos y ordena:
«no se dejen llamar Maestro, porque tienen un sólo Maestro y todos
ustedes son hermanos... ni deben hacerse llamar Jefe, porque para
ustedes Cristo es el único jefe (Mt. 23, 8-10).

Fraternidad e igualdad: dos valores fundamentales de


todo aquel que sinceramente quiera seguir a Cristo. Dos valores
proclamados por una revolución laica, aceptados en las formulaciones
políticas y todavía lejos de ser una realidad. Dos valores negados
de hecho por todos aquellos que aceptan la pobreza corno algo
insuperable. Nuestro mundo cada día es menos igual, cada día el
dinero, el poder, el status separan a naciones de naciones, a grupos de
grupos, a personas de personas. Parece que necesitamos afirmamos
a costa del más débil, siendo superiores de los demás, acentuando
las diferencias. Todo lo contrario a la dinámica de Dios que para
salvarnos «se anonadó, tornando la forma de siervo, haciéndose
semejante a los hombres» (Fil. 2,7).

n La solidaridad y el servicio

El seguimiento de Jesús exige la solidaridad con los pobres,


el servicio a las necesidades de los más pequeños y la disposición a
sufrir la represión que se sigue de estas actitudes.

La solidaridad con los pequeños, los oprimidos, los necesitados


es una constante de la vida de Jesús. Muchas veces los evangelios
dan testimonio de las multitudes que le siguen, multitudes en su
inmensa mayoría de gente pobre (Lc. 6,17-19; 12,1; Mt. 8,1; 13,2;
14,13; Jn. 12,9-11.18-19). Cristo siente compasión por este pueblo
pobre (Mt. 9,36; 14,14; 15,32) y se pone al nivel de sus aspiraciones
más sentidas: (Jn. 2,1-11; Lc. 18, 15-16; Mc. 12, 37).

Los problemas sociales nos interpelan


50

La solidaridad en Jesús implica atender las necesidades


materiales: hambre, salud, etc... (Mt. 15,32; le. 7,13). También
aceptar las consecuencias de ponerse del lado de la verdad y de la
justicia: (Lc. 6, 22-23; Mc. 8, 34).
Ser solidario y, a la vez, servicial. No imponer, no aspirar
a estar por encima del otro, no ayudar con aires de suficiencia y
esperando la recompensa. Servir a los demás, dar la vida al que la
tiene amenazada, buscar el bien de los demás y no el poder o el
prestigio, esos son los ideales del evangelio. El día de la última cena
Cristo quiso gravar en lo más hondo de sus discípulos ese mensaje
lavándoles los pies como lo hacían los siervos y empleados: «Si yo
el Señor y el Maestro les he lavado los pies, también ustedes deben
de hacer lo mismo unos con los otros. Les he dado ejemplo para
que también ustedes hagan lo mismo (Jn. 13,13-16). En el proyecto
de Jesús la grandeza no se adquiere con los puestos elevados, con
el poder o con el prestigio social, la grandeza viene dada por la
capacidad y sinceridad en el servicio a los demás (Mt. 20,24-28;
Mc. 10,41).
Esta solidaridad que tiende a la igualdad la entendió Pablo
cuando invitaba a los corintios a dar para que otros no tuvieran
necesidad, para restablecer la equidad (2 Cor. 8, 10-15).

o Las riquezas como medio (para compartir) y la


sencillez de vida

Para Jesús las riquezas tienen un valor puramente instrumental,


no pueden ser objeto de amor por ellas mismas porque entonces
se convierten en ídolos. De ahí que el discípulo de Cristo ha de
ser una persona sencilla, humilde, desprendida, que no busque la
ostentación sino más bien el compartir y el uso moderado de las
cosas materiales. No hay en ello un desprecio o minusvaloración de
lo material sino una jerarquía de valores. Antes que la riqueza y lo
material está lo humano, lo espiritual, lo moral. Antes que las cosas
están las personas.

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


1

51 ,

«No pueden servir a Dios y a las riquezas» (Mt. 6,24). En


este punto el mensaje es claro y rotundo pues el dinero es un amo
implacable: ahoga la palabra del Evangelio (Mt. 13,22), hace olvidar
lo esencial, la soberanía de Dios (Lc. 12,15-21), impide la entrega
total por el Reino (Mt. 19,21 s). Es una ley absoluta y que no parece
admitir excepción ni atenuantes: «Cualquiera de vosotros que no
renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo» (Le. 14,33).
El ideal cristiano es poner los bienes al servicio de los demás.
Zaqueo, que era rico, también se hizo discípulo de Jesús, pero
fue compartiendo su fortuna y haciendo justicia (Lc. 19,2-10). El
Evangelio no quiere que se deshaga uno del dinero como de un peso
molesto; lo que pide es que se le distribuya a los pobres (Mt. 19,21;
Le. 12,33; 19,8). El rico que tiene en este mundo «sus bienes» (Lc.
16,25) y «su consolación» (6,24) no puede entrar en el reino; sería
«más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja» (Mt. 19,23).

1.2.3 Vivir de otra manera figuras del Evangelio


- El "Buen" Samaritano (Le. 10, 25-37)

Ante una pregunta fundamental: "que he de hacer para


alcanzar la vida eterna", Jesús le hace ver que depende del amor a
Dios y al prójimo. Y ante la pregunta de quien es el prójimo Jesús
le responde que todo hombre necesitado que se encuentra a la vera
de su camino. Conseguir la vida es darse cuenta de ese necesitado,
acercarse a él, atenderle en sus necesidades, compartir los bienes
con él y no desentenderse de su suerte.

¿Quien es hoy, para nosotros, el hombre golpeado en el


camino y dejado mal herido? ¿No son esos niños que deambulan
por nuestras calles? ¿no son esos jóvenes sin trabajo? ¿no son esos
campesinos sin tierra?

Jesús en esta parábola viene a decir que es imposible aspirar a


la vida eterna sin atención, compasión, compartir y solidaridad real
con ellos.

Los problemas sociales nos interpelan


1

52

- Parábola del pobre Lázaro (Le. 16, 19-31)

Lo escandaloso no es que hay un rico y un pobre Lázaro, sino


que «Lázaro había querido alimentarse con las migajas que caían de
la mesa del rico» (16,21) y no se le daba nada. El rico es responsable
del pobre; el que sirve a Dios da su dinero a los pobres, el que sirve
a Mammón lo guarda para apoyarse en él.
En esta parábola Jesús destaca dos aspectos. Primero, que
Dios está con el pobre y con el desamparado. «Lázaro es un mendigo
(Jn. 13,29), lisiado, afectado por una enfermedad de la piel (21b),
que tiene su puesto de mendigo en la calle y desde allí pide limosna
a los que pasan... Para la idea que el judaísmo antiguo tenía sobre
la retribución está caracterizado Lázaro por su destino como un
pecador castigado por Dios... Jesús dice, contrariamente a la opinión
de sus oyentes, que tendrá a su muerte un lugar de honor, estará «en
el seno de Abraham» (22), a la cabeza de los justos. Experimenta un
cambio de situación: en la tierra vio al rico sentado a la mesa, ahora
puede él mismo sentarse a la mesa del banquete; en la tierra era
despreciado, ahora goza del honor supremo. Experimenta que Dios
es el Dios de los más pobres y abandonados»6
En segundo lugar se destaca la suerte irrevocable («abismo»
v. 26) del rico. «Jesús narra la parábola para advertir de la catástrofe
inminente a hombres que se parecen al rico y a sus hermanos...
hombres de este mundo que viven en un egoismo despiadado»?

- El juicio final (Mt. 25, 31-46)

S. Juan de la Cruz decía que al final de la vida seremos


examinados del amor. En sintonía con este gran santo y con el
relato del juicio final, podemos decir que al final de la vida seremos
6
Joachim Jeremias, "Interpretación de las parábolas" Verbo Divino, Estella, 1985,
p. 165-166
7
0.c. p. 167-168.

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


53 e_

examinados del amor, y especialmente del amor al pobre y al


oprimido. Lo extraordinario de esta parábola está en la conjunción
de dos elementos: el amor real y efectivo al pobre y, sobre todo, en
la identificación de Cristo con él. En el hambriento, el sediento, el
desnudo, el encarcelado está Cristo. Acercarse a ellos es acercarse a
Dios, apartarse de ellos y de su suerte es apartarse de Dios.
Lo que conduce a los justos a Dios «no son obras de caridad
que hayan mostrado personalmente a Cristo, sino a sus hermanos y
con ellos a él mismo. Con «hermanos» no se quiere designar a los
discípulos, sino a todos los oprimidos y a todos los que se encuentran
necesitados... Los justos de la parábola no son conscientes... de que
el Mesías oculto y desconocido sale al encuentro del hombre en los
pobres y miserables. Pero precisamente este rasgo de que Jesús se
equipara a sí mismo con los más pequeños queda demostrado por
las palabras como Mc. 9,37.41, como una tradición antigua y como
específico de la predicación de Jesús. Nuestra perícopa contiene
de hecho rasgos de una originalidad tan destacada que es dificil
atribuírselos a otro que al Maestro mismo»8.

2. LA REALIDAD SOCIAL EN LOS ESCRITOS DE LOS


PADRES DE LA IGLESIA.'

Los Padres de la Iglesia —tanto orientales como occidentales-


de los siglos II, III, IV y V, vivieron en un escenario social en
donde era norma la injusta distribución de la riqueza. Eran los años

8 0.c. p. 184-185

9
En la teología cristiana se llama "Padres de la Iglesia" a los escritores de los
primeros siglos cristianos. En Occidente hasta Gregorio Magna (604) o Isidoro
de Svilla (636) y en Oriente hasta Juan Damasceno (749); siempre que reunan
estas cuatro condiciones: ortodoxia de doctrina, santidad de vida y aprobación
eclesiástica. En sentido amplio se extendería hasta el comienzo de la edad media,
considerandose a San Bernardo de Claraval (1090-1153) como al último de los
Padres de la Iglesia.

Los problemas sociales nos interpelan


1

54

del esplendor, primero, y de la decadencia posterior del Imperio


Romano. Allí el lujo de unos pocos contrastaba con la miseria
bochornosa de millares de esclavos y esclavas, con las carencias de
numerosos "ciudadanos romanos" venidos a menos al oscurecerse
el esplendor imperial. Podría compararse esa situación con la de
muchos sectores sociales, piases y hasta continentes enteros de la
actualidad. Pocos tenían mucho; muchos debían repartirse la torta
amarga de la miseria. Las enseñanzas de estos Padres, muchos de
ellos santos y mártires, acerca del uso de los bienes materiales es
abundante y bastante clara.

2.1. PROPIEDAD Y ADMINISTRACIÓN DE LOS BIENES

La afirmación en que se condensó el pensamiento social de


los Padres es seguramente audaz: La riqueza pertenece a los pobres;
el que posee, sólo es su administrador. Así lo expresa desde el siglo
II, quizás desde el siglo 1, el célebre documento catequístico llamado
Doctrina de los doce Apostoles:
"No echarás al indigente, sino que tendrás todo en común
con tu hermano y no dirás que es tuyo —porque si comparten en lo
inmortal, cuanto más en los bienes pasajeros".

San Basilio, el más "economista" de los padres griegos dice,


refiriéndose a los ricos:
"Te pareces a un hombre quien —llegando al teatro- quisiera
impedir que los otros entraran y se imaginaría poder gozar
sólo de un espectáculo al cual todos tienen derecho. Así
son los ricos: se adueñan de los bienes comunes que han
acaparado, porque son los primeros que los ocuparon"'°.

io
Homilía 6 contra la riqueza, 6, P.G.. 31, 276.

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


55 .

Y en otro lugar:
"El que despoja a un hombre de su vestimenta es un
ladrón. El que no viste la desnudez del indigente, cuando
puede hacerlo, ¿merecerá otro nombre?. El pan que
guardas pertenece al hambriento. Al desnudo el abrigo que
escondes en tus cofres. Al descalzo el zapato que se pudre
en tu casa. Al mísero la plata que escondes""

Lo primero es la destinación por Dios de los bienes a toda la


humanidad, a la comunidad entera, al uso común:
"Dios —afirma San Juan Crisóstomo- nunca hizo a unos
ricos y a otros pobres. Dio la misma tierra para todos. La tierra es
toda del Señor y los frutos de la tierra deben ser comunes a todos.
Las palabras "mío" y "tuyo" son motivo y causa de discordia. La
comunidad de bienes es una forma de existencia más adecuada a
la naturaleza que la propiedad privada" ( Epistola 1 Romanos, a
Timoteo X11,4).

"No digas -proclama en otro lugar- yo gasto lo que es mío


y gozo de lo que es mío. No, no lo que es tuyo, sino lo
que es ajeno... estos bienes no te pertenecen: pertenecen
en común a ti y a tu prójimo, como son comunes el cielo y
la tierra y todo el resto"12.
"No le das al pobre lo que es tuyo, sino le devuelves lo
que es suyo, porque lo que es común y dado para el uso
de todos te lo apropias tu solo. La tierra es de todos, no
solamente de los ricos... devuelves, por tanto, una cosa
debida, no concedes algo no debido".

11 Ibid. 7. P.G., 31, 277


12
Casabe Seque, J.M.,: "El concepto de propiedad en los Padres de la Iglesia", en
Rey. CIAS, n° 163-164, 1967, p. 21-38.

13 Diezalegría: "Actitudes actuales ante los problemas sociales" , Estela. Barcelona,


1963, p. 26.

Los problemas sociales nos interpelan


, 56

La propiedad privada, el uso y disfrute de los bienes, no es


mala ni indebida. Lo que no es correcto es el uso exclusivo o contra
el prójimo de los mismos.
Para San Basilio los bienes son naturalmente buenos,
primero porque los ha creado Dios y, en segundo lugar, porque "el
mandato de Dios no nos enseña que hayamos de rechazar y huir de
los bienes como se fueran males, sino que los administremos....
Por tanto el que se condena, no se condena absolutamente porque
tuviera, sino porque sintió torcidamente de lo que tenía o no usó bien
de ello"'4.
Para San Agustín, usar bien de los bienes lleva implícito
el deber de auxiliar y compartirlos con los necesitados. Y no está
justificado el poseerlos si no se usan justamente: "No hay derecho
a poseer —afirma- lo que no se usa justamente". Y define la justicia
como: "Socorrer a los necesitados". Hay por, tanto, un derecho de
los pobres. De allí deduce que la sociedad a la que deben aspirar los
cristianos es aquella donde reina la justicia de tal modo que haga
innecesaria la misericordia. No por eso desaparecerá la caridad:
"Das pan al que tiene hambre; pero más valdría que nadie
tuviera hambre y que no dieras a nadie. Vistes al desnudo.
Pero ojalá la desnudez de todos los indigentes estuviera
cubierta y no tuvieras que proveer a esa necesidad. Todos
estos deberes están fundados sobre tristes necesidades.
Haz desaparecer a los desgraciados y no habrá ya obras
de misericordia. Pero el santo ardor de la caridad ¿dejará
por ello de existir?. Más auténtico es un amor que tienes
a un hombre feliz que no te puede quedar obligado, y
más puro será ese amor y más franco. Pues si ayudas a un
desgraciado, quizás desees elevarte frente a él y quieres
que esté debajo de ti el que te ha provocado a hacer el
bien... Desea que sea tu igual: juntos sean sumisos a Aquel
que no puede estar obligado a nadie"15.

14
San Basilio: Reglas breves. P.G. 31, 1145.

15 Cf. Casabo Saque, p. 28.

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


57 „

Sintetizando podemos decir que en los Padres se subraya,


por un lado, el derecho de los pobres en razón de la destinación
comunitaria de los bienes y, por otro, el derecho de propiedad. Ellos
no llegaron a abordar la organización de estos conceptos en una
síntesis coherente. Este trabajo será obra de la escolástica.

2.2. LA COMUNICACIÓN DE BIENES: LA LIMOSNAI6

Las motivaciones de la actitud de compartir son claras y


rotundas en la predicación de los Padres de la Iglesia. Por su sencillez
y trascendencia, también por reflejar el sentir de los Padres, vale la
pena ofrecer las líneas fundamentales de lo que podríamos llamar
"breve tratado sobre la limosna" de San Cipriano de Cartago escrito
con ocasión de la peste que se produjo en el año 252:

- Significado de la limosna: entre otras muchas ventajas, "ella nos


enseña como podemos llegar a ser semejantes a Dios, que es la
suma de todos los bienes;

Quienes están obligados a practicarla: nadie queda exento de


tal obligación, ni pobres, ni mujeres, ni esclavos, pues el Señor
manda dar según lo que se pueda;

- A quienes se debe dar limosna: hay que darla a todos los que
necesitan pero, sobre todo a los cristianos y a los santos;
- Cuando hay que distribuir limosnas: su fuente debe manar
continuamente; pero hay que honrar especialmente el domingo,
socorriendo con mano larga a los pobres:
- Eficacia en orden al perdón de los pecados: los padres insisten
de modo abrumador en presentar la limosna como una de las
formas de obtener el perdón de los pecados.

16 Ildefonso Camacho: "Praxis cristiana', t. 3, Edic. Paulinas, Madrid, [986,


p. 62-63.

Los problemas sociales nos interpelan


1

58

2.3. PECADOS EN EL USO Y PROPIEDAD DE LOS BIENES' ?

Vamos a centrarnos en dos vicios básicos: La avaricia y la


usura. Hacemos esta selección no sólo por la importancia que a los
mismos reconocieron los padres, sino también por el hecho de que
sus enseñanzas pueden prestarnos todavía un gran servicio.
En el tema de la avaricia puede sernos un guía destacado
san Jerónimo: "La raíz de todos los males —dice- es la avaricia; y
por eso la llama el apóstol servidumbre de los ídolos". Y añade:
"Se podrían aducir infinitos ejemplos de las sagradas escrituras que
enseñan se debe huir de la avaricia. Pero el aspecto idolátrico de este
vicio ha sido descrito con singular fuerza y colorido por san Juan
Crisóstomo.
La condena de los usureros no es menos dura y directa.
San Basilio, al comentar el Salmo XIV, le dedicó toda una homilía,
porque representa un comportamiento inhumano, injusto e inicuo
acumular riquezas a costa de la miseria del pobre. En ese sentido
abunda San Juan Crisostomo, cuyo testimonio es particularmente
significativo para captar la mentalidad de los padres sobre este
problema. Por ejemplo, dice al respecto:
"Nada hay, en efecto, más vergonzoso, nada más
cruel que los intereses que proceden de la usura.
El usurero trafica con las desgracias ajenas y de
la miseria de su prójimo hace él su granjería. Pide
paga de su caridad, presta como si temiera aparecer
despiadado y, con máscara de caridad, ahonda más
el hoyo de la miseria. Cuando nos ayuda agrava
nuestra pobreza; si alargamos la mano, nos empuja;
cuando parece socorrernos en el puerto, nos arroja al
naufragio, estrellándonos en un escollo, en un bajío,
en una roca"

17 0.c. p. 63.

II Sierra Bravo: "Doctrina social y económica de los Padres de la Iglesia", COM-


PI, Madrid, 1967, p. 412.

Pedro Velasco Rodríguez, 0.P


1

59

3. TEXTOS PARA LA REFLEXIÓN


3.1. Los SACRIFICIOS GRATOS A DIOS (ECLESIÁSTICO 34, 18-22)

"Dar a Dios una cosa mal adquirida es una ofrenda sucia;


los dones de los malvados no pueden agradar a Dios.

Al Altísimo no le agradan las ofrendas de los impíos; sus


pecados no serán perdonados a fuerza de sacrificios.

Ofrecer un sacrificio con lo que pertenecía a los indigentes


es condenar a muerte a un hijo en honor de su padre.

El pan que mendigan es la vida de los pobres; el que se lo


quita es un asesino. Mata a su prójimo el que le quita los medios
para sobrevivir; retener el salario de un trabajador es lo mismo que
derramar su sangre».

3.2. FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS, EJEMPLO DE COMPROMISO


CRISTIANO

Bartolomé de las Casas arribó a la isla llamada "La Española"


en 1502. Con los "indios" americanos, el joven sevillano Bartolomé
no se encontrará de veras hasta el año 1514.. Las Casas parece
que tenía entonces 17 o 18 años. La ciudad de Santo Domingo era
entonces una pequeña "villa". Entre los recuerdos que nos contará
él mismo, dice que los españoles asentados allí estaban alegres
porque se había descubierto recientemente mucho oro y porque
algunos indios se habían "alzado", pues así justificarán sus guerras
y consiguiente esclavitud y "repartimiento" de los indios. Esas son
las "buenas nuevas" que les dan los residentes a los recién llegados
y que entonces apenas entiende Las Casas; o que incluso aprueba en
algún grado, puesto que buscará también él mismo ese oro y recibirá
indios en encomienda bien pronto.

Los problemas sociales nos interpelan


1

60

El futuro defensor de los "opresos indios" que escribe


estas memorias por 1552 no deja de señalar la trágica calificación
de "buena nueva", de "evangelio- para los "cristianos" españoles,
el hecho de que puedan hacer guerra y cautivar a los indios, para
venderlos por esclavos a España. "Por manera que daban por buenas
nuevas y materia de alegría estar indios alzados para poderles hacer
guerra, y por consiguiente, cautivar indios para los enviar a vender a
Castilla por esclavos".
Algunos años después viaja a Roma, donde fue ordenado
sacerdote parece que hacia el año 1507; pero pronto retorna a la
Española, allá por 1510. Pronto pasará a la isla "recién poblada o
por mejor decir "despoblada" de Cuba, como capellán de Diego
Velasquez.
Las Casas sabe muy bien que el dios Dinero es un ídolo, y
por eso necesita alimentarse de víctimas humanas. Para extraer el
oro, la plata o lo que sea, los españoles no dudarán en explotar a
los indios. Se han vuelto mero instrumento al servicio de su culto
idolátrico. Ante todo desean ser ricos "y abundar en oro, que es
su fin, con trabajo y sudor de los afligidos y angustiados indios
usando de ellos como de medios e instrumentos muertos; a lo cual
se sigue, de necesidad, la muerte de todos ellos". Por eso el texto
que motivará finalmente su "conversión a los indios", allá por el
año 1514, es Eclesiástico 34, 21: "El que ofrece un sacrificio a costa
de la vida de los pobres, es como quien sacrifica a un hijo delante
de su padres". Este texto vendrá citado muchas veces en la amplia
obra lascasiana, lo cual indica el enorme peso que tuvo la reflexión
profética y sapiencial y toda la Palabra de Dios en la valoración y
práctica cristianas.
Desde esa fecha, y sobre todo desde su entrada en la vida
religiosa dominicana, la vida y obra entera de fray Bartolomé de Las
Casas estuvo dedicada a la causa indígena; a la defensa, primero de
la vida, luego de su libertad y dignidad, para desembocar en la lucha
por sus enteros derechos políticos de pueblos libres y capaces de
realizar una nueva sociedad y una nueva Iglesia.
Pero, sin duda, el primer paso hacia esa conversión tiene
bastante que ver con el famoso "grito de la Española", lanzado por

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


61 ,,

Antón Montesinos, en nombre de toda la comunidad de dominicos,


presidida por el venerable fray Pedro de Córdoba. Corría el año 1511
y estaban en el cuarto domingo de adviento, que fue 21 de diciembre.
A propósito del "yo soy la voz del que clama en el desierto" de Jn.
1,23 que se leía ese día, el predicador de la verdad pura y dura como
el amor a los pobres y a las víctimas, espeta estas a sus oyentes
españoles: "Todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís, por
la crueldad y tiranía que usais con estas inocentes gentes!. Decid,
¿con que derecho y con que justicia tenéis en tan cruel y horrible
servidumbre a estos indios?... ¿Estos no son hombres? ¿No tienen
ánimas racionales? ¿No estáis obligados a amarlos como a vosotros
mismos? ¿Esto no entendéis? ¿Esto no sentís? ¿Como estáis en tanta
profundidad de sueño tan telárgico dormidos?."
Ese grito debe de seguir sonando en América Latina y en el mundo
entero, pues existe ese tercer y cuarto mundo, esos submundos de
los explotados o, pero aún, de los excluidos de la vida.

3.3. HOMILÍA EN TIEMPO DE HAMBRE (SAN HASILIO)

... ¿Cual es la causa de todos estos desórdenes y confusiones?


Examinémoslo, que para eso tenemos la razón... Si somos racionales,
razonemos. ¿Es que no hay quien gobierne el universo? ¿Es que
Dios, el mejor de los creadores, se ha olvidado de la historia?...
No. La causa por la que no somos gobernados de la
manera ordinaria es clara y patente. Nosotros recibimos pero no
damos a nadie. Alabamos la beneficencia, pero no la practicamos
con los necesitados. De esclavos fuimos hechos libres, pero no
nos compadecemos de los que son esclavos junto con nosotros.
Comemos cuando tenemos hambre, pero pasamos de largo junto al
que la tiene. Tenemos a Dios como a nuestro provisor y despensero
infalible, pero nosotros somos tacaños y decepcionantes para con
los pobres. Nuestras ovejas abundan en crías, pero los que están
desnudos son aún más numerosos que nuestras ovejas. Nuestros

Los problemas sociales nos interpelan


1

62

graneros y depósitos son estrechos para tanto como queremos meter


en ellos, pero no nos importa la estrechez de los demás. Por eso
estamos tan justamente amenazados. Si Dios parece dejarnos de su
mano es porque nosotros hemos dejado al prójimo de la nuestra. La
tierra se seca porque el amor se ha marchado de ella...
Por consiguiente, ya que estamos dotados de razón, no nos
mostremos más brutos que los animales. Estos usan como bien
común lo que produce la tierra. Rebaños de ovejas pastan sobre
un monte único; caballos innumerables se apacientan también en
una sola y misma llanura, y todos se ceden unos a otros el goce del
sustento necesario. En cambio, nosotros escondemos en nuestros
bolsillos lo que es común, y poseemos solos lo que es de muchos"19.

19
J. 1. Gonzalez Faus: "Vicarios de Cristo", Trotta. Madrid, 1991, p. 24.

Pedro Velasco Rodríguez, 0.P


63 ,

Capítulo III

LA DOCTRINA SOCIAL: UN SERVICIO Y UN COMPROMISO


DE LA IGLESIA CON LA REALIDAD DE NUESTRO TIEMPO

oi/LiPii15
1. Claves para comprender la Doctrina Social de la Iglesia

1. 1. La DSI parte de una "lectura" de la realidad social a la luz de la


Lrevelación

--pa) Asume y parte de la realidad social

b) Utiliza el auxilio de las ciencias humanas, especialmente las ciencias


sociales

c) Supone una antropología teológica

1.2. Utiliza principalmente un método inductivo-deductivo

I i3.'En la perspectiva de los pobres

1.4. Realizada por la comunidad cristiana bajo la guía de sus pastores


y promulgada por el Magisterio de la Iglesia

a) Características del Magisterio y su función en la elaboración de


la DSI

b) Papel de las comunidades cristianas

1.5. Orientada a la acción y a la transformación de la sociedad

1.6. Forma parte de la misión evangelizadora de la iglesia

1.7. Se expresa en tres niveles: teórico, histórico y práctico

Los problemas sociales nos interpelan


64

1.8. A la vez tiene continuidad y se desarrolla

1.9. No es una tercera via: pertenece al ámbito de la teología moral


DTh
2. Una propuesta de definición \

3. Textos para la reflexión T jr9

Pedro Velasco Rodriguez, 0.P.


65

La realidad social no es mas que la plasmación de una


dimensión de la persona humana, de su dimensión comunitaria. El
hombre solo puede ser tal en la medida en que vive en la sociedad y
en la medida en que se realiza socialmente. Como todo lo humano,
esta realidad social no puede ser ajena a las preocupaciones, amor
y servicio de la Iglesia, llamada a ser sacramento de Cristo en el
mundo.
Hemos visto como en la Sagrada Escritura y en el
pensamiento de los Padres de la Iglesia la fidelidad a Dios y la
repuesta del hombre a su llamada implica a la vez una manera de
ver al ser humano, una forma de comportarse en la vida social y de
trabajar por el perfeccionamiento del hombre y del mundo. De esa
dimensión ética de la revelación, aplicada a la vida social, ha nacido
y se ha desarrollado la Doctrina social de la Iglesia.
Vamos a ver en este capítulo en que consiste y para ello
vamos a realizar diferentes aproximaciones a esa realidad ya que
tanto en su misma estructura interna como en su desarrollo histórico
es algo muy complejo, difícil de plasmar en una simple definición.
Vamos a partir de una aproximación descriptiva: "Claves para una
comprensión de la DSI", luego vamos a proponer dos definiciones ,
de la misma.
5-t1/411D\ SOCUVI Gen
- - \t°
XV i dt2 c\)S
(W\- \ 9q5z_
1. CLAVES PARA COMPRENDER LA DOCTRINA
3(39G SOCIAL DE LA IGLESIA

I.I. LA DSI PARTE DE UNA "LECTURA" DE LA REALIDAD SOCIAL A


LA LUZ DE LA REVELACIÓN

"La enseñanza social de la Iglesia nació del encuentro del


mensaje evangélico y de sus exigencias... con los problemas que
surgen en la vida de la sociedad" (L.C.L., 72).

Los problemas sociales nos interpelan


66

"Pero la solicitud pastoral me ha movido además a proponer


el análisis de algunos acontecimientos de la historia reciente.
Es superfluo subrayar que la Iconsideración atenta ¿el etitso de
lo facóntschinileintóssparáf,,disternif las nuevas exigencias de 1a4
elan ,e QW?MarabiLdáidtaleideg.:(CA21)i
Sk;`od5WcYs t'llecAd 50(9.L_
a) Asume y parte de la realidad social, especialmente
los problemas sociales

s o os,
»aparte de un pro ema
gravísimo de la ocial de su tiempo: de la situación de la
clase proletaria n v"ddbla a Irailaue había
comenzado unas deca as anteriores. Desde entonces, hasta la última
encíclica social, la Centesimus Annus (1991) de Juan Pablo II, la
Iglesia partirá de los grandes problemas sociales de nuestro tiempo.
Si nos ponemos en contacto con la misma veremos desfilar ante
nuestra vista los grandes temas políticos, económicos, sociales y
culturales que han preocupado a nuestros contemporáneos.

b) Utiliza el auxilio de las ciencias humanas, especialmente


las ciencias sociales

Partir de la realidad es comprenderla, es tener la capacidad


de analizarla y descubrir todos los mecanismos que la integran y
las causas que la originan. No basta para esto el sentido común
o la simple observación. Las ciencias sociales han elaborado
instrumentos y métodos para poder captarla y comprenderla mejor.
Estas ciencias, de todas formas, ni son infalibles, ni existe un único
método o teoría aceptado por todos. Además todas las ciencias por
su mismo alcance y significado son parciales y limitadas porque se
refieren a una única dimensión de la realidad.

Pedro Velasco Rodríguez. 0.P


1

67

La Iglesia valora y utiliza los aportes de estas ciencias en la


elaboración de la DSI pero de modo crítico y teniendo en cuenta sus
limitaciones.
"La Iglesia tiene confianza también en estas investigaciones
e invita a los cristianos a tomar parte activa en ellas. Animados por
la exigencia científica y por el deseo de conocer mejor al hombre,
pero al mismo tiempo iluminados por su fe, los cristianos entregados
a las ciencias humanas entablarán un diálogo, que ya se prevé
fructuoso, entre la Iglesia y este nuevo campo de descubrimientos.
En verdad, cada disciplina científica no podrá comprender, en su
particularidad, más que un aspecto parcial, aunque verdadero, del
hombre; la totalidad y el sentido se le escapan. Pero, dentro de estos
límites, las ciencias humanas aseguran una función positiva que
la Iglesia reconoce gustosamente. Pueden asimismo ensanchar las
perspectivas de la libertad humana más de lo que permiten prever
los condicionamientos conocidos. Podrán también ayudar a la moral
cristiana, la cual verá sin duda limitarse su campo cuando se trata de
proponer ciertos modelos sociales, mientras que su función crítica
y de superación se reforzará, mostrando el carácter relativo de los
comportamientos y de los valores que tal sociedad presentaba como
definitivos e inherentes a la naturaleza misma del hombre" (0A 40).

c) Supone una antropología teológica (A la luz de la


revelación)

"La doctrina social de la Iglesia tiene su fuente en la Sagrada


Escritura, comenzando por el libro del génesis y en particular en el
Evangelio y en los escritos apostólicos" (LE 3).

La DSI es una reflexión desde la fe. Esta es una característica


fundamental a resaltar. No se fundamenta en ideologías, técnicas,
sistemas de análisis u otros instrumentos racionales. Todos ellos son
de ineludible utilidad, pero la fuente de donde mana la luz específica
de la DSI es la Palabra de Dios, palabra reflexionada y vivida por

Los problemas sociales nos interpelan


1

68

los Padres de la Iglesia y los grandes teólogos y contrastada con el


acontecer social de cada época y lugar. El Evangelio, Cristo, Palabra
eterna y siempre actual del Padre, son la primera, la más radical
interpelación a la realidad en orden a su transformación.

1.2. UTILIZA PRINCIPALMENTE UN MÉTODO INDUCTIVO-DEDUCTIVO

Esta es "la metodología que, ya seguida en modo genérico


en los documentos antiguos, se precisa mejor en la encíclica Mater
et Magistra, y se acepta de modo decisivo en la constitución pastoral
Gaudium et Spes y en los documentos posteriores. Este método se
desarrolla en tres tiempos: ver, juzgar y actuar.

El ver es percepción y estudio de los problemas reales y


de sus causas, cuyo análisis corresponde a las ciencias humanas y
sociales.
El juzgar es la interpretación de la misma realidad a la luz
de las fuentes de la doctrina social, que determina el juicio que se
pronuncia sobre los fenómenos sociales y sus implicaciones éticas...

El actuar se refiere a la ejecución de la elección" (Or. EDSI


7). (MM, 236, Aparecida, 19)

1.3. EN LA PERSPECTIVA DE LOS POBRES

Este es un criterio muy importante pues impide que la


enseñanza social de la Iglesia sea usada para amparar intereses
contrarios a la justicia e identificados con el orden económico
vigente. También se impide con este criterio hermeneutico el que esta
enseñanza quede reducida a un conjunto de enunciados abstractos.

Los papas siempre han desautorizado una lectura de los


documentos de la Iglesia que vaya en contra de los pobres (QA 44;

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


1

69

MM 16). A este respecto, dice Pablo VI que "la doctrina social de la


Iglesia se desarrolla con la sensibilidad propia de la Iglesia, marcada
por la voluntad desinteresada de servicio y la atención a los más
pobres" (OA 42).

Ver también Or. EDSI 61.

1.4. REALIZADA POR LA COMUNIDAD CRISTIANA BAJO LA GUÍA DE


SUS PASTORES Y PROMULGADA POR EL MAGISTERIO DE LA
IGLESIA

"Esta enseñanza social tiene, pues, un carácter dinámico y


en su elaboración y aplicación los laicos han de ser, no positivos
ejecutores, sino activos colaboradores de los pastores, a quienes
aportan su experiencia cristiana, su competencia profesional y
científica" (Puebla 473).

Queda claro, pues, que toda la comunidad cristiana, en


comunión con sus legítimos pastores y guiada por ellos, se constituye
en sujeto responsable de la evangelización, de la liberación y
promoción humana" (Puebla 474).

"El sujeto es toda la comunidad cristiana, en unión y bajo la


guía de sus legítimos pastores, en la que también los laicos, con su
experiencia cristiana, son activos colaboradores" Or. EDSI 4).

a) Características del Magisterio y su función en la


elaboración de la DSI'

La Doctrina Social de la Iglesia es la doctrina promulgada


y asumida, a través de documentos oficiales, por la Jerarquía de la

Catecismo de la Iglesia Católica, rt. 891-892).

Los problemas sociales nos interpelan


1

, 70

Iglesia, por el Magisterio auténtico de la Iglesia. Esa es una diferencia


con el pensamiento social cristiano que es toda doctrina ética acerca
de la sociedad inspirada en el Evangelio y en los valores cristianos
y de la teología moral elaborada y propuesta por los teólogos. La
DSI es una doctrina propuesta a toda la comunidad cristiana por el
Magisterio.

Es importante tener en cuenta el alcance del Magisterio que


se manifiesta:
• En forma solemne (Magisterio solemne)
- el Papa hablando "ex cátedra" (definición doctrinaria con
la fuerza de afirmación dogmática que obliga de manera
indiscutible a la conciencia de los miembros de la Iglesia)
el Papa y los Obispos reunidos en el Concilio ecuménico.
En estos casos se emplea la infalibilidad de la Iglesia
cuando están en juego problemas de fe y moral y hay
intención de definir la doctrina de esos ámbitos"
• En forma Ordinaria (Magisterio Ordinaria)
El Papa no hablando "ex catedra"
Los obispos de toda una nación —o región- pronunciándose
sobre un problema determinado;
- El obispo en su sede
En estos casos no se pone en juego la infalibilidad, aún en
temas de fe y moral; así y todo el Magisterio goza de una
asistencia especial del Espiritu Santo. Es lo que se llama el
Magisterio Pastoral de la Jerarquía, y en primer lugar del
Romano Pontífice.

b) Papel de las comunidades cristianas

En O.A. Pablo VI se refiere a algo que consideramos de


suma importancia. Nos referimos al papel que atribuye a las mismas

Pedro Velasco Rodriguez. O.P.


r
71 ,

comunidades cristianas en el proceso de elaboración de la enseñanza


social de la Iglesia.
"Incumbe a las comunidades cristianas analizar con
objetividad la situación propia de su país, esclarecerla mediante
la luz de la palabra inalterable del Evangelio, deducir principios
de reflexión, normas de juicio y directrices de acción según las
enseñanzas sociales de la Iglesia tal como han sido elaboradas a lo
largo de la historia... A estas comunidades cristianas les toca discernir,
con la ayuda del Espíritu Santo, en comunión con los obispos
responsables, en diálogo con los demás hermanos cristianos y todos
los hombres de buena voluntad, las opciones y los compromisos que
conviene asumir para realizar las transformaciones sociales, políticas
y económicas que se considera de urgente necesidad en cada caso.
En este esfuerzo por promover tales transformaciones, los cristianos
deberán, en primer lugar, renovar su confianza en la fuerza y en
la originalidad de las exigencias evangélicas. El Evangelio no ha
quedado superado por el hecho de haber sido anunciado, escrito
y vivido en un contexto socio-cultural diferente. Su inspiración,
enriquecida por la experiencia viviente de la tradición cristiana
a lo largo de los siglos, permanece siempre nueva en orden a la
conversión de los hombres y al progreso en la vida en sociedad, sin
que por ello se le deba utilizar en provecho de opciones temporales
particulares, olvidando su mensaje universal y eterno" (OA 4).
En este documento destaca Pablo VI que toda la comunidad
cristiana —y no sólo ciertos miembros prominentes (teólogos,
sociólogos, economistas, expertos)- tienen la misión de analizar la
situación propia. Con ello no se aminora el rol magisterial de los
obispos pero se destaca el dinamismo y la responsabilidad de toda la
comunidad cristiana, en la que también actúa el Espíritu Santo (LG
9 y 12). Se ejercita así la vocación real, sacerdotal y profética del
pueblo fiel (LG. Cap. II y IV).

Los problemas sociales os interpelan


, 72

1.5. ORIENTADA A LA ACCIÓN Y A LA TRANSFORMACIÓN DE LA


SOCIEDAD

"Pero una doctrina social no debe ser materia de mera


exposición. Ha de ser, además, objeto de aplicación práctica. Esta
norma tiene validez sobre todo cuando se trata de la doctrina social
de la Iglesia, cuya luz es la verdad, cuyo fin es la justicia y cuyo
impulso primordial es el amor. Es, por tanto, de suma importancia
que nuestros hijos, además de instruirse en la doctrina social, se
eduquen sobre todo para practicarla" (MM 226-227).

"Esta enseñanza, orientada esencialmente a la acción, se


desarrolla en función de las circunstancias cambiantes de la historia"
(LCL 72).

"El fin directo de esta reflexión en profundidad es la


elaboración y la puesta en marcha de programas de acción audaces
con miras a la liberación socio-económica de millones de hombres
y mujeres cuya situación de opresión económica, social y política es
intolerable" (LCL 81).

"Tiene como consecuencia el compromiso por la justicia


según la función, vocación y circunstancias de cada uno" (SRS 41).

1.6. FORMA PARTE DE LA MISIÓN EVANGELIZADORA DE LA IGLESIA

"La evangelización no sería completa si no tuviera en cuenta


la interpelación recíproca que en el curso de los tiempos se establece
entre Evangelio y la vida concreta, personal y social, del hombre.
Precisamente por esto la evangelización lleva consigo un mensaje
explícito, adoptado a las diversas situaciones y constantemente
actualizado, sobre los derechos y deberes de toda persona humana,
sobre la vida familiar sin la cual apenas si es posible el progreso

Pedro Velasco Rodriguez, O.P.


73

personal, sobre la vida comunitaria de la sociedad, sobre la


vida internacional, la paz, la justicia, el desarrollo: un mensaje,
especialmente vigoroso en nuestros días, sobre la liberación" (EN
29).

"La enseñanza y la difusión de esta doctrina social forma


parte de la misión evangelizadora de la Iglesia... Al ejercicio de este
ministerio de evangelización en el campo social, que es un aspecto
de la función profética de la Iglesia, pertenece también la denuncia
de los males y de las injusticias" (SRS 41).

1.7. SE EXPRESA EN TRES NIVELES

"La doctrina social comporta una triple dimensión, a saber:


teórica, histórica y práctica. Estas dimensiones configuran su
estructura esencial, y están relacionadas entre sí y son inseparables.

Existe, en primer lugar, "una dimensión teórica", porque


el Magisterio de la Iglesia ha formTheexpfiritamente en sus
documentos sociales una reflexión orgánica y sistemática. El
Magisterio señala el camino seguro para construir las relaciones
de convivencia en un orden social según criterios universales que
puedan ser aceptados por todos. Se trata, por supuesto, de los
principios éticos permanentes...

Se da después en la DSI una "dimensión higt6ricC, dado


que en ella el uso de los principios será encuadrado en una visión
real de la sociedad, e inspirado en la toma de conciencia de sus
problemas.

Hay finalmente una "dimensión práctig", porque la doctrina


social no se queda en el enunciado de los principios permanentes
de reflexión ni en la interpretación de las condiciones históricas de
la sociedad, sino que se propone también la aplicación efectiva de
estos principios en la praxis, traduciéndolos concretamente en la
forma y en la medida que las circunstancias permiten y reclaman"
(Or. EDSI 6).

Los ~lemas sociales nos interpelan


74

Niveles de Amplitud y
Dimensiones obligatoriedad
actuación

Nivel doctrinal Estos principios se mantienen


Dimensión permanentes en la DSI son
teórica Principios el fundamento de los otros
permanentes: dos niveles. Su aceptción
"principios de es obligatoria para una
conciencia cristiana y muy
reflexión"
importante su conocimiento
y constante profundización.
(La dignidad de la persona
humana, la solidaridad, el
bien común, la igualdad.... ).

Dimensión Nivel ético moral Es la aplicación de


histórica estos principios a
acontecimientos
"Criterios de contingentes. Se trata de
juicio" enjuiciar, de acuerdo a esos
aprincipios, una realidad
social. A este nivel pueden
cambiar las circunstancias
y entonces los juicios sobre
la realidad puede variar.
No es igual, por ejemplo
hablar del comunismo en
la primera mitad del siglo
XX que de eurocomunismo
actual.

Dimensión Nivel En este nivel es opinable y


práctica sociopolítico contingente, ya que muchas
cosas pueden hacerse para
"Orientaciones superar un problema social
para la acción" y alguna de ellas hasta
puede ser muy discutible.
La comunidad cristiana
en este nivel tiene que
sentirse libre, tolerante pero
siempre, comprometida
y dispuesta a buscar
fraternalmente lo que es
mejor.

Pedro Velasco Rodriguez, O.P.


75

Es importante este aspecto de la DSI. Nos indica que, en


este esfuerzo constante de la comunidad cristiana por comprender
la realidad social a la luz de la revelación vamos descubriendo,
profundizando y esclareciendo tres dimensiones, todas ellas
necesarias e implicadas: Unos principios permanentes de carácter
ético, unos juicios y criterios que enjuician las situaciones
particulares y unos compromisos concretos en orden a responder a
la llamada de Dios por construir su Reino también en las realidades
sociales.
No todas estas dimensiones tienen la misma permanencia y
la misma obligatoriedad pero todas ellas son importantes y hay que
tomarlas en cuenta.
1.8. A LA VEZ TIENE CONTINUIDAD Y SE DESARROLLA

"Con esto me propongo... afirmar una vez más la continuidad


de la doctrina social junto con su constante renovación. En efecto,
continuidad y renovación son una prueba de la perenne validez de la
enseñanza de la Iglesia.

Esta doble connotación es característica de su enseñanza


en el ámbito social. Por un lado, es constante porque se mantiene
idéntica en su inspiración de fondo, en sus «principios de reflexión»,
en sus fundamentales «directrices de acción» (6) y, sobre todo, en
su unión vital con el evangelio del Señor. Por el otro, es a la vez
siempre nueva, dado que está sometida a las necesarias y oportunas
adaptaciones sugeridas por la variación de las condiciones históricas
así como por el constante flujo de los acontecimientos en que se
mueve la vida de los hombres y de las sociedades". (SRS 3).
Ver tambien: Or. EDSI 11 y 12.

Los problemas sociales nos interpelan


1

76

1.9. No ES UNA TERCERA VÍA: PERTENECE AL ÁMBITO DE LA


TEOLOGÍA MORAL

"La doctrina social de la Iglesia no es, pues, una «tercera vía»


entre el capitalismo liberal y el colectivismo marxista, y ni siquiera
una posible alternativa a otras soluciones menos contrapuestas
radicalmente, sino que tiene una categoría propia. No es tampoco
una ideología sino la cuidadosa formulación del resultado de
una atenta reflexión sobre las complejas realidades de la vida del
hombre en la sociedad y en el contexto internacional, a la luz de
la fe y de la tradición eclesial. Su objetivo principal es interpretar
esas realidades, examinando su conformidad o diferencia con lo
que el evangelio enseña acerca del hombre y su vocación terrena
y, a la vez, trascendente, para orientar en consecuencia la conducta
cristiana. Por tanto, no pertenece al ámbito de la ideología, sino al de
la teología y especialmente de la teología moral" (SRS 41).

2. UNA PROPUESTA DE DEFINICIÓN

Después de la anterior descripción de lo que es la DSI


ofrezco dos definiciones de la misma. La primera, viene a ser como
una síntesis de la descripción anterior y la sedgunda está tomada del
Catecismo de la Iglesia Católica.

2.1. UN INTENTO DE DEFINICIÓN DE LA DSI

Es un rico patrimonio de enseñanza social, fruto de la lectura


de la realidad social hecha a la luz de la revelación,

que la Iglesia ha adquirido progresivamente, sobre todo a partir de


1891, (a través del magisterio de los papas, el concilio, los obispos

Pedro Velasco Rodriguez, O.P.


77 .

en sus diócesis, las conferencias episcopales, las comunidades


cristianas), no corno una tercera vía, una ideología o conjunto de
recetas técnicas, sino como una parte de su teología moral, que
incluye tres dimensiones: teórica: "principios de reflexión", histórica:
"criterios de juicio" y práctica: "orientaciones para la acción", que
forma parte de la misión evangelizadora y profética de la Iglesia, y
cuyo fin es ayudar y contribuir, juntamente con todos los hombres
de buena voluntad, a la construcción de tina sociedad más justa y
humana conforme al designio de Dios.

2.2. SEGÚN EL CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA

"La DSI se desarrolló en el siglo XIX, cuando se produce


el encuentro entre el Evangelio y la sociedad industrial moderna,
sus nuevas estructuras para producción de bienes de consumo, su
nueva concepción de la sociedad, del Estado y de la autoridad, sus
nuevas formas de trabajo y de propiedad. El desarrollo de la doctrina
de la Iglesia en materia económica y social da testimonio del valor
permanente de la enseñanza de la Iglesia, al mismo tiempo que del
sentido verdadero de su Tradición siempre viva y activa.
La enseñanza social de la Iglesia contiene un cuerpo
de doctrina que se articula a medida que la Iglesia interpreta los
acontecimientos a lo largo de la historia, a la luz del conjunto de
la palabra revelada de Cristo Jesús y con la asistencia del Espíritu
Santo... Propone principios de reflexión, extrae criterios de juicio, da
orientaciones para la acción" (2421-2423).

Los problemas sociales nos interpelan


1

78

3. TEXTOS PARA LA REFLEXIÓN

3.1. PUEBLA (1979)

"El aporte de la Iglesia a la liberación y promoción


humana se ha venido concretando en un conjunto de orientaciones
doctrinales y criterios de acción que solemos llamar «enseñanza
social de la Iglesia». Tienen su fuente en la Sagrada Escritura, en
la enseñanza de los Padres y grandes teólogos de la Iglesia y en
el Magisterio, especialmente de los últimos Papas. Como aparece
desde su origen, hay en ellas elementos de validez permanente que
se fundan en una antropología nacida del mismo mensaje de Cristo
y en los valores perennes de la ética cristiana. Pero hay también
elementos cambiantes que responden a las condiciones propias de
cada país y de cada época" (472).

"Siguiendo a Pablo VI (OA 4) podemos formularla


así: Atenta a los signos de los tiempos, interpretados a la luz del
Evangelio y del Magisterio de la Iglesia, todo la comunidad cristiana
es llamada a hacerse responsable de las opciones concretas y de
su efectiva actuación para responder a las interpelaciones que las
cambiantes circunstancias le presentan. Esta enseñanza social tiene,
pues, un carácter dinámico y en su elaboración y aplicación los laicos
han de ser, no pasivos ejecutores, sino activos colaboradores de los
Pastores, a quienes aportan su experiencia cristiana, su competencia
profesional y científica (GS 42)" (473).

"Queda claro, pues, que toda la comunidad cristiana, en


comunión con sus legítimos pastores y guiada por ellos, se constituye
en sujeto responsable de la evangelización, de la liberación y
promoción humana" (474).

"El objeto primario de esta enseñanza social es la dignidad


personal del hombre, imagen de Dios y la tutela de sus derechos
inalienables (PP 14-21). La Iglesia ha sido explicitando sus

Pedro Velasco Rodríguez, OP


1

79

enseñanzas en los diversos campos de la existencia, lo social, lo


económico, lo político, lo cultural, según sus necesidades. Por tanto,
la finalidad de esta doctrina de la Iglesia -que aporta su visión propia
del hombre y de la humanidad (PP 13)- es siempre la promoción y
liberación integral de la persona humana, en su dimensión terrena
y trascendente, contribuyendo así a la construcción del Reino
último y definitivo, sin confundir sin embargo progreso terrestre y
crecimiento del Reino de Cristo" (475).
"Para que nuestra enseñanza social sea creíble y aceptada por
todos, debe responder de manera eficaz a los desafíos y problemas
graves que surgen de nuestra realidad latinoamericana. Hombres
disminuidos por carencias de toda índole reclaman acciones urgentes
en nuestro esfuerzo promocional que hacen siempre necesarias
las obras asistenciales. No podernos proponer eficazmente esta
enseñanza sin ser interpelados por ella nosotros mismos, en nuestro
comportamiento personal e institucional. Ella exige de nosotros
coherencia, creatividad, audacia y entrega total. Nuestra conducta
social es parte integrante de nuestro seguimiento de Cristo. Nuestra
reflexión sobre la proyección de la Iglesia en el mundo, como
sacramento de comunión y salvación, es parte de nuestra reflexión
teológica, porque «la evangelización no sería completa si no tuviera
en cuenta la interpelación recíproca que en el curso de los tiempos
se establece entre el Evangelio y la vida concreta, personal y social
del hombre» (EN 29) (476).

3.2. ENCÍCLICA SOLICITUDO REI SOCIALIS DE JUAN PABLO II


(1987)

"La Iglesia no tiene soluciones técnicas que ofrecer al


problema del subdesarrollo en cuanto tal, como ya afirmó el
papa Pablo VI, en su encíclica. En efecto, no propone sistemas
o programas económicos y políticos, ni manifiesta preferencias
por unos o por otros, con tal que la dignidad del hombre sea
debidamente respetada y promovida, y ella goce del espacio
necesario para ejercer su ministerio en el mundo. Pero la Iglesia es

Los problemas sociales nos interpelan


1

, 80

«experta en humanidad», y esto la mueve a extender necesariamente


su misión religiosa a los diversos campos en que los hombres
y mujeres desarrollan sus actividades, en busca de la felicidad,
aunque siempre relativa, que es posible en este mundo, de acuerdo
con su dignidad de personas. Siguiendo a mis predecesores, he de
repetir que el desarrollo para que sea auténtico, es decir, conforme
a la dignidad del hombre y de los pueblos, no puede ser reducido
solamente a un problema «técnico». Si se lo reduce a esto, se lo
despoja de su verdadero contenido y se traiciona al hombre y a los
pueblos, a cuyo servicio debe ponerse. Por esto la Iglesia tiene una
palabra que decir, tanto hoy como hace veinte años, así como en
el futuro, sobre la naturaleza, condiciones, exigencias y finalidades
del verdadero desarrollo y sobre los obstáculos que se oponen
a él. Al hacerlo así, cumple su misión evangelizadora, ya que da
su primera contribución a la solución del problema urgente del
desarrollo cuando proclama la verdad sobre Cristo, sobre sí misma
y sobre el hombre, aplicándola a una situación concreta . A este fin
la Iglesia utiliza como instrumento su doctrina social. En la difícil
coyuntura actual, para favorecer tanto el planteamiento correcto de
los problemas como sus soluciones mejores, podrá ayudar mucho un
conocimiento más exacto y una difusión más amplia del «conjunto
de principios de reflexión, de criterios de juicio y de directrices
de acción «propuestos por su enseñanza (72). Se observará así
inmediatamente que, las cuestiones que afrontamos, son ante todo
morales, y que ni el análisis del problema del desarrollo como
tal ni los medios para superar las presentes dificultades pueden
prescindir de esta dimensión esencial. La doctrina social de la
Iglesia no es, pues, una «tercera vía» entre el capitalismo liberal
y el colectivismo marxista, y ni siquiera una posible alternativa
a otras soluciones menos contrapuestas radicalmente, sino que
tiene una categoría propia. No es tampoco una ideología sino la
cuidadosa formulación del resultado de una atenta reflexión sobre
las complejas realidades de la vida del hombre en la sociedad y en
el contexto internacional, a la luz de la fe y de la tradición eclesial.
Su objetivo principal es interpretar esas realidades, examinando su
conformidad o diferencia con lo que el evangelio enseña acerca del
hombre y su vocación terrena y, a la vez, trascendente, para orientar

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


8l , -

en consecuencia la conducta cristiana. Por tanto, no pertenece al


ámbito de la ideología, sino al de la teología y especialmente de la
teología moral. La enseñanza y la difusión de esta doctrina social
forma parte de la misión evangelizadora de la Iglesia. Y como se
trata de una doctrina que debe orientar la conducta de las personas,
tiene como consecuencia el «compromiso por la justicia» según
la función, vocación y circunstancias de cada uno. Al ejercicio de
este ministerio de evangelización en el campo social, que es un
aspecto de la función profética de la Iglesia, pertenece también la
denuncia de los males y de las injusticias. Pero conviene aclarar que
el anuncio es siempre más importante que la denuncia, y que ésta no
puede prescindir de aquél, que le brinda su verdadera consistencia y
la fuerza de su motivación más alta" (SRS 41).

Los problemas sociales nos interpelan


83 „

Capítulo IV

FUENTES DOCUMENTALES DE LA DOCTRINA SOCIAL DE


LA IGLESIA Y PROPUESTA DE PERIODIFICACIÓN

1. Fuentes documentales del Magisterio social de la Iglesia

1.1. De los papas y del Concilio

1.2. Del episcopado latinoamericano

1.3. De Sínodos y organismos Vaticanos

1.4. De la conferencia Episcopal Paraguay

2. Periodificación de la Doctrina Social de la Iglesia

2.1. La "prehistoria" de la DSI (hasta 1891)

2.2. Primeros planteamientos (1891-1931)

2.3. Ante la crisis de los sistemas económicos (1931-1939)

2.4. Guerra mundial y guerra fría (1939-1958): Pontificado de Pio XII

2.5. La década de los 60: optimismo ambiental (1969-1989)

2.6. Crisis en la Iglesia y en la sociedad (1969-1989)

2.7. Desde 1989 ¿Ante un nuevo orden internacional?

2.8. El magisterio social de Benedicto XVI (2005-2012)

3. Pistas para un balance

Los problemas sociales nos interpelan


85

La Doctrina Social de la Iglesia se concreta y divulga a


través de documentos oficiales del Magisterio de la Iglesia, es decir,
de los Papas y Concilios para la Iglesia universal y de los Sínodos,
Conferencias episcopales y Obispos para sus diócesis.
En este capítulo vamos a indicar los principales documentos
de la DSI desde 1891 hasta la actualidad y vamos a ofrecer una
ordenación de los mismos de acuerdo a una periodización que,
aunque es una entre otras posibles, creemos que es interesante y
sugestiva.

Los problemas sociales nos interpelan


86

1. FUENTES DOCUMENTALES DEL MAGISTERIO


SOCIAL DE LA IGLESIA
1.1. DE LOS PAPAS Y DEL CONCILIO

Año Título y tipo de Autor Contenido


documento
1881 Diuturnumillud León XIII Sobre el origen del
Encíclica (E) poder

1885 Inmortale Dei León XIII Sobre la constitución


(E). cristiana de los Estados

1888 Libertas (E) León XIII Sobre la libertad


humana y el
liberalismo
1891 RerumNovarum. León XIII La condición de los
(E). obreros y sus derechos.
Efectos del capitalismo
y del socialismo.
Misión social de la
Iglesia

1931 Quadragesimoanno. Pio XI Necesidad de un


(E). nuevo orden social,
colaboración entre
trabajadores y
empresarios, crítica al
capitalismo y matices
sobre el socialismo.
Habla de la "Justicia
social".
1931 Non abbiamobisogno Pio XI Crítica del sistema
(E). fascista italiano
1937 MitbrennenderSorge Pio XI Clara loma de postura
(E). contra el nacismo y la
cultura absolutista del
estado totalitario
1937 Diviniredemptoris Pio XI Rechazo del
(E) comunismo como
sistema materialista
y ateo. y de la praxis
estalinista.

Pedro Velasco Rodríguez. O.P.


87

1941 La solennitá Pio XII El derecho de


Discurso de Pentecostés propiedad está
subordinado a otros:
derecho a la vida y al
uso solidario de los
bienes.
1944 "Benignitas et Pio XII Sobre el nuevo orden
humanitas" jurídico internacional.
Radiomensaje Navidad la democracia, la paz y
los derechos humanos
1961 Mater et magistra Juan XXIII La socialización.
(E) Fenómeno del
desequilibrio entre
tos campesinos y
otros trabajadores,
entre zonas ricas y
pobres, entre países
desarrollados y en vías
de desarrollo.
1963 Pacem in terris Juan XXIII Carta magna
(E) de los derechos
fundamentales de la
persona. Nuevos signos
de los tiempos: ascenso
de las clases obreras y
papel de las mujeres,
independencia de los
pueblos y conciencia
de igualdad. Constituye
un tratado de moral
politica.
1965 Gaudium et spes Concilio Vaticano Sobre la Iglesia y
II el mundo de hoy,
no como realidades
Constitución pastoral
antagónicas, sino
autónomas, en justa
relación guiada por
el diálogo. La familia
humana, criterio de
actividad política,
económica y cultural.

Los problemas sociales nos interpelan


88

1967 Populorumprogressio Pablo VI Mundialización de los


(E) problemas sociales y
económicos. Abismo
que separa los países
desarrollados de los
subdesarrollados. El
desarrollo integral del
hombre, de todos los
hombres y de todos los
pueblos, es "el nombre
de la paz"
1971 Octogesimaadveniens Pablo VI Nuevas formas de
Carta pobreza y marginación,
desarrollo y efectos del
urbanismo, los peligros
de la degradación
ecológica. La acción
política y participación
de los católicos en
la vida pública y el
discernimiento de las
ideologías.
1979 Redemptorhominis ' Juan Pablo II El proyecto de Dios
(E) para la historia
humana. Sobre los
derechos humanos.
1981 Laboremexercens Juan Pablo II La dignidad del trabajo
(E) y del trabajador.
C. xtjAcy1),‘ Derechos de los
trabajadores. Efectos
C3 P\-k°1\1; del economicismo
1 0 I'M 0 materialista, del
capitalismo y del
1∎ 51r 0 colectivismo. La no
- „," subordinación de las
--
persona humana a los
intereses productivos.
1987 Sollicitudoreisocialis Juan Pablo II La preocupación
(E) social de la Iglesia.
Estructuras de

S pecado, origen de las


injusticias. Creciente
abismo Norte-Sur. La
' interdependencia y la
solidaridad. Desarrollo
integral y solidario.
La deuda de los paises
pobres.

Pedro Velasco Rodríguez, 0.P.


acIlltQb Qk b yowl CP hl* \ 89

1991 Centesimus annus Juan Pablo II Permanencia de los


(E) valores de la DM en la
historia. Las "nuevas
cosas", la caida de los
(\ --- sistemas totalitarios, el
papel de los católicos,
la nueva evangelización
y la necesidad de la
DSI.
1999 Ecclesia in America Juan Pablo II Recoge muchos temas
Exhortación Apostólica y propuestas del Sínodo
P
f()
de los obispos para
América celebrado
en el Vaticano en
h, O r Noviembre de 1997.
Se propuso, entre
T.og
otras cosas, "unir
cg espiritualmente —a
las puertas del tercer
-71
milenio- aún más a
r'07" todos tos pueblos que
forman el Continente y
a la vez... impulsar un
espíritu solidario entre
todos ellos" (5).
2005 Deus caritas est Benedicto XVI Sobre todo la segunda
parte dedicada a la
práctica de la caridad

2007 Caritas in veritate Benedicto XVI Celebrando el 40


aniversario de la
PP trata sobre el
desarrollo en el nuevo
contexto internacional:
globalización, ecología.
tecnología...

1.
2_ 5 e FIQ\C\UV/3\.

Los problemas sociales nos interpelan


90

1.2. DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO

1968. Crecimiento
- demográfico. Éxodo
Documentos de Aplicación del Concilio de población del
Medellín. II Conferencia Vaticano II a América campo a las ciudades.
General del Episcopado Latina Crecimiento de
Latinoamericano la marginalidad.
(CELAM) Movimientos
guerrilleros en varios
paises de la región.
1979, Gobiernos militares
en Brasil, Uruguay,
Documento de Puebla Doctrina social de la Paraguay, Chile,
Iglesia. ideologías. Argentina, Bolivia,
III Conferencia General liberación cristiana, el etc. Subsistencia de
del CELAM poder politica, uso de los algunos movimientos
bienes guerrilleros.
Crecimiento de
la deuda externa.
Violación de los
derechos humanos.
1992, Nueva evangelización. Gobiernos
democráticos en
Conclusiones de Promoción humana. casi todos los piases
latinoamericanos.
Santo Domingo Cultura cristiana. Planes de ajuste
IV Conferencia General económico.
del CELAM Situaciones de extrema
pobreza. Narcotráfico.
Corrupción
administrativa.
2007 Proceso de
globalización a
Conclusiones de Análisis de la realidad de nivel mundial y de
A. Latina y el Caribe integración en América
Aparecida
y el Caribe. Gobiernos
El Cap. 8: Reino de democráticos y
V Conferencia General Dios y promoción de la
del CELAM algunos de tendencias
dignidad humana.
nacionalistas,
populistas y socialistas.
Crecimiento
económico y niveles
altos de pobreza y
desigualdad.

P 1WccoYVIkr,Byall
Pedro Velasco Rodríguez, O.P.
1

9I

1.3. DE SÍNODOS Y ORGANISMOS VATICANOS

a) Sínodos

1971, "La justicia en el mundo"

b) Comisión Pontifica "Justicia y paz".

1975: La Iglesia y los derechos del hombre

1983: Los cristianos de hoy ante la dignidad y los derechos de la


persona humana

1987: Consideración ética de la deuda internacional

1987: ¿Qué has hecho de tu hermano sin techo?. La Iglesia ante la


carencia de viviendas.

1992: El desafio de 1992 y los inmigrantes

1994: El comercio internacional de armas

1997: Para una mejor distribución de la tierra

2004: Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia

2006: La lucha contra la corrupción

2011: Para una reforma del sistema financiero y monetario


internacional en la perspectiva de una autoridad pública con
competencia universal.

e) Congregación para la educación católica

1989: Orientaciones para el estudio y la enseñanza de


la doctrina social de la Iglesia en la formación de los
sacerdotes.

Los problemas sociales nos interpelan


1

4, 92

d) Congregación para la doctrina de la fe

1986: Libertatisconscientia (Instrucción sobre libertad cristiana y


liberación)

1.4. DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL PARAGUAYA

1963 "Problema social paraguayo"


1963 "La familia paraguaya"
1966 "La reforma constitucional"
1967 "La Asamblea Nacional Constituyente"
1967 "A la Convención Nacional Constituyente"
1969 "La misión de nuestra Iglesia hoy"
1974 "Los problemas de población en Paraguay"
1976 "Entre las persecuciones del mundo y los consuelos de
Dios"
1979 "Saneamiento Moral de la Nación"
1983 "El campesino paraguayo y la tierra"
1985 "Misión de nuestra Universidad Católica en la
evangelización de la cultura"
1989 "Esperanzas y expectativas de un proceso hacia la
Democracia"
1991 "Una constitución para nuestro pueblo"
1992 "Ante la nueva Constitución"
1997 "Un camino de esperanza"
2000 "Por un Paraguay honesto, solidario y fraterno"
2001 "Urge reconstruir la moral de nuestro pueblo"
2002 "Orientaciones hacia una nueva sociedad"
2003 "La necesidad de un Proyecto País"
2004 "La esperanza es necesaria y posible"
2005 "La Patria es compromiso de todos"
2011 "Carta Pastoral sobre la familia"

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


93

2. PERIODIFICACIÓN DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA


IGLESIA

Se suele tomar el año 1991, año de la publicación de la


"RerumNovarum" de León XIII, como el del inicio de la Doctrina
social de la Iglesia. Hemos visto que la preocupación de la comunidad
cristiana por los problemas sociales es tan antigua corno la Iglesia
misma y también que León XIII, antes de 1891 ya había publicado
tres encíclicas sobre la realidad política de su tiempo. No obstante,
es útil y pertinente tomar desde 1991 los comienzos de la DSI como
formación de un saber e invitación a un compromiso cristiano en
los campos sociales, asumido oficialmente por el Magisterio de la
Iglesia y destinado a toda la comunidad de fieles católicos.
Cualquier intento de periodificar un siglo es subjetivo y
sujeto a revisión. Con todo, creo que es aceptable hablar de siete
periodos diversos que pueden ayudar a comprender mejor la historia
de la DSI, tan ensamblada con la historia de la Iglesia y de la
sociedad'.
I) Partiendo del hecho de que la DSI comienza antes de la aparición
de RN, los años anteriores a 1891 pueden considerarse como
prehistoria de la DSI.
2) Designo como primeros planteamientos a los años que se
inauguran con RN. La encíclica de León XIII estimuló nuevas
reflexiones y tuvo que abrirse a problemas nuevos dentro de la
Iglesia y también en la sociedad.
3) Alrededor de 1929 y en los años inmediatamente siguientes
surge una etapa nueva, que reacciona ante la crisis de los
sistemas económicos. La crisis de 1929 hace que se pongan en
cuestión algunos dogmas capitalistas. Ya antes había sufrido
otra crisis el marxismo: la escisión de la III Internacional (1919)
es un indicador claro. Ante el derrumbamiento de los modelos
existentes, surge uno nuevo: el totalitarismo.

Tomo esta periodización de Rafael Ma sanz de Diego en: "Manual de DSI", BAC,
Madrid, 1993 pp. 5-57.

Los problemas sociales nos interpelan


94

4) La II guerra Mundial y la guerra fría que la sigue marcan el


periodo siguiente, muy absorbido y coloreado por ambos
fenómenos mundiales.

5) La década de los 60 significó el final de la guerra fria. Kennedy


y Khrustchev simbolizan la posibilidad real de distensión. Por
los mismos años, Juan XXIII abre las ventanas de la Iglesia al
mundo: Concilio Vaticano II. Son años de optimismo ambiental.

6) Como tras el concilio vino el postconcilio, tras la sociedad


opulenta de los años anteriores viene la crisis del petróleo
(1973). Crisis en la Iglesia y en la sociedad: es la característica
de esta etapa.

7) Tras la caída del muro de Berlín —entendida corno un


acontecimiento simbólico- se abre un periodo distinto. ¿Podrá
alumbrar un nuevo orden internacional?.

8) Pontificado de Benedicto XVI y el fenómeno de la globalización

2.1. LA "PREHISTORIA" DE LA DSI (HASTA 1891)

a) Un proceso histórico complejo

Durante el siglo XIX ocurren y se consolidan cuatro


revoluciones: política, económica, social e industrial que van a dar
lugar a dos grandes ideologías. El liberalismo y el socialismo.

En el ámbito de la política, la Ilustración había ejercitado una


crítica demoledora del régimen absoluto. Sus ideas fueron llevadas
a la práctica en la Revolución Norteamericana primero y, más tarde,
en la Revolución francesa de 1789. Como reacción al absolutismo
surge el liberalismo como filosofía y como sistema político. Este
sistema se encarna en el "Nuevo Régimen" (como contraposición
al Antiguo Régimen absoluto). Su forma política será el Estado
democrático basado en los derechos del hombre, libertades, división
de poderes, constitución, soberanía nacional y partidos políticos.

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


95

Paralelo al liberalismo político se había desarrollado el


económico: En el campo de la economía, la libertad se traducía en
dos exigencias: el respeto a la iniciativa privada por parte del Estado
y la intangibilidad de la propiedad privada. Al calor de este talante
se desarrolló en este siglo la economía.
Pero no solamente cambió profundamente el sistema
político y el económico, a la vez y en parte fruto de ellos, surgió
también una nueva forma de sociedad. Surgen entonces dos clases
sociales nuevas, la burguesía y el proletariado, que se unen a las ya
existentes —aristocracia, clase media, campesinos y artesanos- para
irse convirtiendo gradualmente en antagonistas de la cuestión social.
A estas tres revoluciones se añade la industrial, que
aprovecha la libertad política, fomenta la ideología económica y
contribuye a crear la división entre las clases. La industrialización
permite aumentar como nunca la producción de bienes, satisfacer
las necesidades de la sociedad —aunque no en igual medida-, y
al posibilitar una mayor demanda permite un ritmo elevado de
crecimiento económico.

Ante este cúmulo de cambios surgen ideologías y sistemas


que justifican o critican el nuevo estado de cosas: el liberalismo y el
socialismo.

El liberalismo fue el creador del Nuevo Régimen


(liberalismo político) y de la doctrina económica que hizo avanzar
a la industrialización (liberalismo económico o capitalismo). En
definitiva hay un valor supremo —la libertad- al que se somete
todo. Este valor se plasma en unas estructuras políticas —el Estado
democrático- y económicas: el mercado y la empresa libres, bases de
la industria y el comercio capitalista. También aplica esta ideología
la libertad al mercado de trabajo y a la determinación del salario.
Este debía ser regulado libremente por la ley de la oferta-demanda.
El socialismo surge corno contestación a las teorías y, sobre
todo, a las consecuencias de las mismas en el campo social, en el
proletariado especialmente. El máximo exponente del mismo fue
indiscutiblemente Karl Marx (1818-1883). Su crítica al capitalismo

Los problemas sociales nos interpelan


_, 96

la realiza desde un doble punto de vista. Moralmente le acusa de


injusto e inhumano por haber producido una sociedad donde una
minoría —la clase dominante- posee el poder económico y político,
mientras que la mayoría — la clase dominada- no posee más que la
fuerza de su trabajo. Pronostica además la inviabilidad y ausencia
de futuro del capitalismo por tres razones: engendra necesariamente
crisis, es anacrónico y caerá arrastrado por la fuerza del proletariado.
Puesto que la clave del capitalismo es la propiedad de los bienes de
producción, el propósito de Marx es desprivatizarla. Desaparecida la
propiedad desaparecerán también las clases sociales, los trabajadores
percibirán el fruto íntegro de su trabajo y el Estado perderá buena
parte de su razón de ser. En torno a estas ideas se constituye en
Londres, en 1866, la Primera Internacional de Trabajadores.

b) La respuesta (le la Iglesia: la cuestión política

Los Papas Gregorio XVI (1831-1846) y Pio IX (1846-1878)


condenaron el liberalismo . No solamente por cuestiones teóricas sino
también por la forma anticlerical y laicista en que se implantó. La
forma de entender la libertad y de fundamentar la autoridad política,
la confiscación de bienes de la Iglesia, la supresión en 1870 de los
Estados Pontificios, fueron algunas de las muchas circunstancias
que provocaron un duro enfrentamiento entre la Iglesia y los estados
liberales de la época.
A León XIII (1878-1903) le corresponderá la tarea de hacer
posible la conciliación de la Iglesia con el liberalismo. Para ello
entendió como primera misión de su pontificado la creación de un
corpus de moral política, que fue elaborando paulatinamente con
una finalidad triple:
crear una doctrina positiva sólida sobre estos temas,
- reconciliar a la Iglesia con la sociedad moderna en este campo,
- responder a los problemas que iban surgiendo.

Pedro Velasco Rodriguez, O.P.


97

A través de su extenso magisterio político, la Iglesia adoptó


una postura más matizada ante el liberalismo. Aceptó alguno de sus
postulados, no transigió en otros y mantuvo una distinción clara en
su concepción de la libertad.

2.2. PRIMEROS PLANTEAMIENTOS (1891-1931)


a) La "RerumNovarum" (15-5-1891) y la cuestión social

La confrontación de la Iglesia con el liberalismo y el


socialismo caracteriza a todo el periodo que transcurre desde
los comienzos de la Doctrina Social hasta el final de la primera
guerra mundial. Este doble conflicto tiene una expresión muy
paradigmática en la RerumNovarum. Aunque una primera lectura
de ella podrá llevar a la conclusión de que su única finalidad es la
crítica del socialismo, un estudio más detallados nos mostrará lo
parcial de esa interpretación: en realidad la Iglesia busca en ella un
difícil equilibrio que la mantenga igualmente alejada del socialismo
y del liberalismo.

A la vez en esta encíclica se aborda un problema social


gravísimo: la situación de los proletarios en la nueva economía
industrial. "Un numero sumamente reducido —dirá el papa- de
opulentos y adinerados ha impuesto poco menos que el yugo de la
esclavitud a una muchedumbre infinita de proletarios" (RN 1).
En esta encíclica León XIII recoge mucho del pensamiento
social de la Iglesia anterior a él. Obispos, como el de Maguncia
Monseñor Ketteler (1811-1877) o el de Baltimore Cardenal Gibbons
(1834-1921) y laicos, especialmente en Francia, Italia, Suiza y
Alemania ya estaban planteándose y trabajando a favor de un orden
social más justo. En 1880 se creó en Roma un Comité para el estudio
de las cuestiones sociales que en 1885 se denominaba Unión de
Friburgo.

El eco que esta encíclica tuvo fue enorme en aquella época.


Puede afirmarse que desconcertó a buena parte de la opinión pública

Los problemas sociales nos interpelan


1

98

y estimuló muchas iniciativas. A algunos les resultó novedoso que


el Papa se ocupase de estos temas. Desde la burguesía se lamentaba
que el Papa dejase de hablar de temas espirituales y se enfangase
en estos problemas tan materiales. Pese a que en algunos aspectos
es todavía conservadora, a muchos les abrió los ojos de forma
llamativa. Es expresivo el texto de Bernanos en su "diario de un cura
rural": "La encíclica RerunNovarum, tú la lees tranquilamente como
si fuera una pastoral cualquiera de cuaresma. Entonces, pequeño
mío, sentimos como temblaba la tierra debajo de nuestros pies. ¡Que
entusiasmo! Una idea tan simple como la de que el trabajo no es
una mercancía sometida a la ley de la oferta y la demanda, que no
se puede especular con los salarios ni con la vida de los hombres
como con el trigo, el azúcar o el café, eran cosas que turbaban
las conciencias. Por explicarlas desde el púlpito me tomaron por
socialista".

c) La democracia cristiana y la confesionalidad de los sindicatos


Estas son dos cuestiones que ocuparán la atención del
magisterio de la Iglesia en estos años. El problema de la democracia
cristiana es el resultado obvio de una mayor presencia de los
católicos en la vida pública. El tema se concretaba sobre todo en
Italia y hacia necesario determinar el grado de autonomía de los
católicos en cuestiones políticas y sociales. Acerca de ello escribió
León XIII su encíclica Graves de communi (18-1-1901).
El segundo problema —la confesionalidad de los sindicatos-
trataba de responder a la pregunta de si un obrero católico debía
afiliarse a un sindicato católico o podía hacerlo a uno neutro. Ambos
problemas eran reflejo de una cierta mayoría de edad de la acción
social cristiana comprometida con los problemas candentes de la
época.

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


1

99

2.3. ANTE LA CRISIS DE LOS SISTEMAS ECONÓMICOS Y A LA IMPLANTACIÓN


DE LOS TOTALITARISMOS (1931-1939)
a) "Quadragesimoanno" (15-5-1931)

En nuestros días hemos vivido la crisis del marxismo en


Europa. La fecha simbólica de este suceso es la caída del muro de
Berlín el 9-11-1989. Con el muro de Berlín caía simbólicamente un
sistema que había dominado tiránicamente desde 1917 en Europa
Oriental y Central.
Pero este muro no era el primero que caía. Simbólicamente
podemos decir que el "Viernes negro", el 24-10-1929, se derrumbaba
otro muro. La caída de la Bolsa neoyorquina en Wall Street —la calle
del muro- inauguraba la crisis del capitalismo. Una crisis que venía
tras los "felices veinte" y después de haber experimentado antes
un crecimiento imparable que convertía a las grandes empresas
multinacionales en árbitros del mercado que, por encima incluso de
los gobiernos, imponían su criterio en las transacciones. Como dirá
gráficamente QA, la libre competencia se había destruido a si misma,
la concentración de capitales había convertido la antigua libertad en
una dictadura económica. Es claro que el modelo capitalista —el libre
mercado- se había desnaturalizado por obra de la libertad ilimitada
antes de la crisis de 1929.

Tampoco la crisis del 29 es la primera crisis que afecta a


los sistemas económicos en este siglo. Puestos a escoger otra fecha
simbólica, se puede elegir la de 1917 —escisión de Lenin- para
indicar la crisis anterior del socialismo.
- Marx había muerto el 14-3-1883 viendo desunido el movimiento
obrero y extinguida la Asociación Internacional de Trabajadores
por la contienda entre él y Bakun in.
Seis años después un grupo de seguidores de Marx había creado
la II Internacional, ya sin el lastre anarquista. El socialismo así
fue creciendo en número de afiliados al amparo de la libertad
de asociación. Pero los socialistas marxistas fueron asistiendo
también a un doble fenómeno: la creación de corrientes dentro

Los problemas sociales nos interpelan


100

del socialismo y un progresivo abandono de las tesis más


revolucionarias, que de hecho acercaron el socialismo a la
burguesía más avanzada.
La dirección tomada por Lenin a partir de 1917 —vuelta
radicalizada a las tesis de Marx, imposición de la dictadura del
proletariado, lucha contra la democracia burguesa, supresión
absoluta de la propiedad privada de los medios de producción-
le separaba de hecho de la II Internacional. Todos los socialistas
tuvieron que elegir. Se dividió el grupo de los seguidores de
Marx entre socialistas y comunistas.
Este ambiente de crisis es el que caracteriza a los años
treinta de este siglo. Los sistemas anteriores parecen inservibles.
Los capitalistas se preguntan si, en el fondo, Marx tenía razón y
el capitalismo ha acabado su historia por una crisis. En todo caso,
se apresuran a revisar antiguos "dogmas" sobre la no-intervención
estatal: así Keynes. Los socialistas se han visto escindidos,
desacreditados por su evolución y sus contradicciones. El comunismo
tampoco soluciona los problemas de Rusia. ¿Qué hacer?
En este tiempo ha surgido un movimiento nuevo: el
totalitarismo. No parece casualidad que nazca en las dos naciones
más jóvenes de Europa, las que se han constituido corno naciones en
el siglo XIX: Italia y Alemania. Son naciones que no se sienten atadas
a fórmulas que parezcan caducas y propias del XVIII (capitalismo) o
XIX (marxismo). Cuando hoy hablamos de totalitarismo, debemos
evitar el anacronismo de entenderlo —aunque sea inconscientemente-
desde la perspectiva actual. En los años 30, los total itarismos —Hitler
y Mussolini- no han perdido una guerra ni han manchado sus manos
con los campos de concentración o las cámaras de gas. Al contrario,
han logrado una notable adhesión de los ciudadanos de sus países
y además han superado la crisis económica anterior, en Alemania
sobre todo.

Pedro Velasco Rodriguez, O.P.


03 ,

2.4. GUERRA MUNDIAL Y GUERRA FRIA (1939-1958): PONTIFICADO DE


PIO XII

Es bien claro el comienzo de esta época. La II Guerra


mundial tiene un comienzo objetivo y universalmente admitido:
el 1-9-1939. No ocurre lo mismo con el final. Para la guerra fria
pueden asignarse varios finales:

La visita de Khrustchev a los EE.UU. o su participación en la


conferencia de París (1959-1960)

La condena oficial a Stalin en el XXIII Congreso del PCUS:


1961.

Sin duda despues de 1958 siguen existiendo tensiones: el


muro de Berlín (1961) o la crisis cubana (1962) entre otras. Pero
algo nuevo se está gestando en lo que entonces era la URSS que
hace que el ambiente cambie.

El magisterio social de Pio XII no se plasmó en encíclicas


sino en Discursos y Radiomensajes más breves. Eso obligó a una
mayor concisión. Aunque la temática abarcada fue inmensa vamos a
resaltar dos: el Magisterio político y el social.

a) El Magisterio político de Pio XII (La guerra y la


reconstrucción de Europa)

Durante la guerra, a través de radiomensajes de Navidad


en 1939, 1940, 1941, 1942 y 1944 en un estilo denso, conciso y
brillante persigue una triple finalidad:
difundir un contenido que crease cuerpo doctrinal para la
situación nueva;
dar base a las actuaciones de creyentes;
influir en decisiones concretas.

Los problemas sociales nos interpelan


104

El contenido básico de estos radiomensajes puede resumirse así:


un elenco de las causas de la guerra;
la denuncia enérgica de la guerra con todos sus excesos;
una visión futura de la comunidad internacional: propuestas
concretas de paz. necesidad de una autoridad supranacional que
pueda resolver los conflictos sin tener que recurrir a la guerra,
creación de tribunales internacionales de justicia al fin de la
guerra, respeto a los derechos de los hombres y de los pueblos,
etc.
Tras la guerra le preocupa a Pio XII la reconstrucción de
Europa y del mundo. En una época marcada por el ascenso del
totalitarismo comunista que se adueña del Este de Europa por los
tratados de Malta y Potsdam. En 1949 dos Decretos del Santo Oficio
condenan la colaboración con los partidos comunistas.
Son documentos importantes de este periodo los siguientes:
Consideraciones en torno a la unidad europea, (Discurso de
1948);
La verdadera noción de Estado (Discurso de 1950)
Comunidad Internacional y Tolerancia (discurso de 1953).
El último periodo de su pontificado lo dedica a esbozar las lineas
del compromiso cristiano en las tareas públicas, lo que él llama la
"consagración del mundo".

a) El Magisterio social de Pio XII

Tambien en este campo la enseñanza de Pio XII se plasmó


en escritos breves y no en encíclicas. Le tocó conmemorar el
50 aniversario de RN en plena guerra. Pese a que el interés y la
preocupación mundiales iban por otros derroteros, dedicó un
discurso —La Solennitá- a ello. Junto con el radiomensaje Oggi y con
algunos discursos a las ACLI (Asociación Católica de Trabajadores
Italianos) y Cartas a distintas Semanas Sociales constituye lo más
importante del Magisterio social de Pio XII.

Pedro Velasco Rodríguez, O. P.


105 4,

2.5. LA DÉCADA DE LOS 60: OPTIMISMO AMBIENTAL (1958-1969)

Varios factores se conjugaron para dar un talante nuevo a estos años:

1) Quizás el más llamativo es el cambio científico, técnico y


económico. Comienza a usarse la energía atómica para fines
pacíficos, el avance de la química, el auge de la cibernética que
origina una nueva revolución industrial, la modernización de
la agricultura, el mejoramiento de los medios de comunicación
que hacen desaparecer las distancias, la carrera espacial (en el
año 69 llega el hombre a la luna).

2) Los cambios sociales. En los países más ricos la seguridad social


asegura un futuro sin tensiones a toda la población, los sindicatos
tienen fuerza en los paises industrializados, en casi todos los
países se eleva el nivel de vida y de instrucción, aumenta la
conciencia a nivel mundial de los desequilibrios económicos
existentes pero se cree que pueden ser remediados. Se arbitran
los planes de desarrollo que alcanzan al Primero, Segundo y
Tercer Mundo. Se apunta al Estado de bienestar como modelo.
3) A nivel político el Estado tiene una intervención creciente en la
vida nacional, en Africa cambia el mapa político al producirse
la independencia de las colonias, el crecimiento en número y
prestigio de organizaciones internacionales. Quizás el más
importante haya sido el paso de la guerra fría a la distensión en
gran parte debido a las personalidades de Kennedy y Khrustchef.
4) A nivel eclesial el Papa Juan XXIII convoca el Concilio Vaticano
II que hará culminar el Papa Pablo VI. Este hecho supondrá
cambios importantes en la Iglesia y especialmente en la relación
de esta con el mundo.

Los problemas sociales nos interpelan


1

106

a) Juan XXIII (1958-1963)

El Papa Juan hizo época en la historia de la Iglesia y de la


DSI. Además de convocar el Concilio escribió dos grandes encíclicas
sociales: la Mater et Magistra y la Pacem in terris.

"Mater et Magistra" (15-5-1961)


Esta encíclica refleja muy bien la personalidad del Papa:
hijo de campesinos, piensa y escribe con los pies en la tierra;
hombre de Dios se enfrenta a los problemas desde una perspectiva
sobrenatural que produce en él un hondo optimismo. Por su realismo
plantea de forma nueva problemas viejos: la propiedad, el salario, la
socialización, las estructuras económicas.
Se abre a la mundialización de los problemas y se acerca
a otras ideologías con confianza y sin reservas. Invita a todos los
creyentes a participar en los problemas sociales basándose en la
DSI. Más que argüir desde el derecho natural y la razón se acude a
lo empírico y sociológico y a una visión de fe para fundamentar las
afirmaciones. Sin perder de vista a los no creyentes, la DSI aporta a
la humanidad lo más específico que tiene la Iglesia: la Revelación.

"Pacem in Terris" (14 4-1963)


Desde León XIII, la Iglesia no había puesto al día su
enseñanza política. Se habían condenado sistemas. Pio XII había
puesto el andamiaje básico de la cosmovisión política de la Iglesia
desde sus raíces. Juan XXIII, seis semanas antes de su muerte
emprendió la tarea pendiente. Ya antes le habían concedido el Premio
Balzán de la Paz. Tras su publicación, PT sería comentada por la
ONU, la UNESCO y muchos foros internacionales: encontraban en
ella una base fecunda común para todo el género humano.

Pedro Velasco Rodríguez, 0.P.


1

107

Hay varios conceptos claves en la PT. Son Dios (43 veces


mencionado), la dignidad humana, el Derecho natural y el Bien
común. Y hay también cuatro valores, repetidos insistentemente
como pilares de la convivencia a todos los niveles: verdad, justicia,
amor y libertad.

b) El Concilio Vaticano 11 (1961-1965)

Fueron tan importantes los cambios producidos por el


Vaticano II y su incidencia en la DSI que, sin duda, hay que hablar
de un antes y un después de este Concilio.

Las novedades que marcan la evolución en la DSI pueden sintetizarse:


- Cambia la misma concepción de la DSI que adopta otras
denominaciones más modestas: pensamiento, enseñanza,
reflexión...

- Modifica sus fuentes de inspiración: el lugar de la ley natural y


el magisterio precedente lo ocupa la Revelación —la Escritura- y
datos empíricos.

Esto lleva a un método distinto: no se trata de deducir verdades


de principios inmutables, sino de atender a las realidades —y,
entre todas, a la realidad del hombre- para desde ahí anunciar
criterios morales, que ayuden a un discernimiento orientado a
la acción.
- Varían también los destinatarios: no sólo los católicos, sino toda
la humanidad.
- Es, por esto, distinto su talante se evita la condena y se busca
el diálogo.

- Todo ello desembocará en una descentralización de la DSI, que


queda más en manos de las comunidades cristianas.

Los problemas sociales nos interpelan


„ 108

Para la DSI, aunque no es el único, el documento más


importante de este Concilio fue la Constitución Pastoral "Gaudium
et Spes” aprobada el 7 de diciembre de 1965. Trata de la relación de
la Iglesia con el mundo, tema que no era tradicional en los Concilios
anteriores. Podemos destacar dos novedades importantes. La primera
se refiere al hecho de que lo expuesto en él no se trata tanto de una
doctrina, sino mas bien de directrices y orientaciones que se abren a
todos los hombres y parten de una situación concreta que se invita a
renovar. El segundo es el optimismo con que se aborda la cuestión
social. Se es consciente de los desequilibrios que se padecen, pero se
piensa que pueden superarse.

a) Pablo VI: Primera parte de su pontificado (1963-1969) y


PopulorumProgresio (1968)

La PopulorumProgresio es una aplicación del Vaticano II,


una explicitación de los párrafos que GS dedicó al desarrollo. Por
primera vez en la historia de la DSI Juan Pablo II quiso conmemorar
los 20 años de esa carta como se venían conmemorando los
aniversarios de la RN. Por ello podemos pensar que este documento
de Pablo VI el "la carta magna" de la DSI del siglo XX, como RN lo
fue en el siglo XIX.
PP se mueve en torno a una idea central: el desarrollo, el
problema de estos años. En su primera parte afirma que debe ser
integral. En la segunda, insiste en su necesario carácter solidario. Y
en torno a estos dos adjetivos presenta una teología y filosofía del
desarrollo, de las que se derivan concreciones ilusionadas.

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


1

109

2.6. CRISIS EN LA IGLESIA Y EN LA SOCIEDAD (1969-1989)

Dentro de la Iglesia estos veinte años suponen grandes


transformaciones y grandes crisis. Se pone en cuestión el valor de
la DSI, se desarticula la Acción Católica especializada y aparecen
con fuerza en América Latina las comunidades de base, surge en
Sudamérica la corriente teológica de la Teología de la Liberación.
También la sociedad experimenta una crisis múltiple:
tras la sociedad opulenta de los años anteriores viene la crisis
del petróleo (1973) y, tras ella el paro, el desencanto, la caída de
valores tradicionales. Puesto que una carrera no va a desembocar
con seguridad en un puesto de trabajo y además éste se pierde
con asombrosa facilidad, los valores y las conductas de siempre
comienzan a ser cuestionadas por las nuevas generaciones. Por
todo esto podemos denominar a los años que finalizan con el
derrumbamiento del marxismo en Europa (1989) como los años de
la crisis en la Iglesia y en la sociedad.

a) Octogésima adveniens (15-5-1971)

Esta Carta Apostólica aborda tres puntos fundamentalmente:


• El cristiano ante los nuevos problemas. El Papa pasa revista a
la acción y compromiso del creyente ante la urbanización, los
jóvenes y el puesto de la mujer en la sociedad, las víctimas de
los cambios, la discriminación y la emigración, el paro, los
medios de comunicación social y el medio ambiente.
• La postura del cristiano ante las ideologias y los movimientos
históricos.
• La entidad de la DSI. El Papa declara los límites de la misma y
afianza el valor de la conciencia personal del creyente, iluminada
por la DSI y en comunión con la Iglesia.

Los problemas sociales o interpelan


110

a) Asambleas episcopales (1971-1979)

En 1971 se celebró en Roma la 11 Asamblea sinodal


dedicada a "La justicia en el mundo" El texto tiene tintes proféticos
y carismáticos y, en su estilo, se aparta algo de otros documentos. En
1975 Pablo VI promulga la encíclica Evangeliinutiandi que habla de
la relación entre evangelización y promoción del hombre.

Al comienzo del pontificado de Juan Pablo II se celebró en


Mexicola III Conferencia general del episcopado latinoamericano
en Puebla, continuación de la de Medellín. En este documento hay
aportes muy importantes a la DSI.

b) "Laboremexercens" (14-9-1981)

Fue la primera encíclica social de Juan Pablo II y la tercera


de su pontificado. Sorprendió a la Iglesia y al mundo por sus
novedades:

Que el tema de la encíclica fuese solamente uno: el trabajo


humano.

- Era tambien novedad la experiencia anterior del Papa Wojtyla,


que le hacía diferente de sus predecesores, y no sólo por su
nacionalidad, sino sobre todo por su experiencia anterior que
le permitía conocer directamente los dos mundos: capitalista y
colectivista.

- Un tono distinto: una mayor confianza en la DSI.


- Su estilo lejano de la claridad cartesiana de Pablo VI y de la
diafanidad popular de Juan XXIII.

La novedad con que son tratados ciertos temas: las relaciones


entre sindicato y política, el salario familiar, el trabajo de la
madre y la entidad y espiritualidad del trabajo.

Pedro Velasco Rodríguez. O. P


111

a) Tres Instrucciones de Dicasterios Vaticanos

Son importantes tres documentos que en estos años se


originan en dos Dicasterios romanos. En los de la Congregación
para la Doctrina de la Fe sobre la teología de la liberación: uno el
6 de agosto de 1984 y otro el 22 de marzo de 1986. En el segundo
se dedica un capítulo a la DSI, de la que se hace una síntesis y se
subraya su carácter teológico y comprometido. El tercer documento
es de la Congregación para la Enseñanza Católica que se publica
el 30 de diciembre de 1988 y en el que se organiza la forma en que
debe enseñarse la DS1.

b) "Sollicitudoreisocialis" (1987)

Escribe Juan Pablo II esta Encíclica para conmemorar los 20


años de la PP. En 20 años, no sólo se han incrementado las diferencias
sino que, además, se ha perdido la esperanza (14). El análisis de
esa realidad escandalosa que es el contraste entre hiperdesarrollo
y subdesarrollo, lleva a unir dos problemas que hasta ahora se
venían considerando independientes: la polarización Este-Oeste y el
enfrentamiento Norte-Sur (20). Esta oposición irreductible (que es, a
la vez, política, económica, ideológica y militar) lleva a cada uno de
los bloques a buscar en una ampliación del ámbito de sus influencias
la mejor estrategia para defenderse del otro y aumentar su poder
sobre él. Las víctimas de este expansionismo no pueden ser más que
los pueblos del Sur. Por otra parte, el mundo moderno ha instaurado
unos sistemas de valores y unas formas de comportamiento (basados
en la absolutización del afán de ganancia y la sed de poder) cuyos
frutos estamos todos padeciendo pero en especial las mayorias
pobres del planeta (37). Frente a ello la encíclica propone un nuevo
sistema de valores basado en la solidaridad (38-40).

Los problemas sociales nos interpelan


1

, 112

2.7. DESDE 1989: ¿ANTE UN NUEVO ORDEN INTERNACIONAL?

Hemos convenido en considerar el 9-11-1989 —el día de la


caída del muro de Berlín- como una fecha simbólica del hundimiento
del marxismo en Europa. Pero no solamente es importante ese
hecho. Están ocurriendo otros que nos hacen sospechar de que nos
encontramos en un tiempo nuevo, de profundas transformaciones.
Se comienza a hablar del "Cuarto Mundo", las bolsas de pobreza
dentro de los países ricos.

Dentro del Tercer Mundo se ha convertido en un indicador del


empeoramiento de su situación.

La crisis del petróleo (1973) conmovió la economía del Primer


Mundo. Paralelamente dos fenómenos más profundizan las
consecuencias de esta crisis: La aplicación de las nuevas
tecnologías que dejan sin trabajo a millones de trabajadores y
una crisis de valores muy unida a la crisis económica.

En América Latina se instauran de nuevo las democracias pero


a la vez se profundiza la pobreza que afecta cada día a un mayor
número de personas.

Tras la Guerra del Golfo —en la que ya no se han enfrentado


las dos superpotencias- se habla insistentemente de un Nuevo Orden
Internacional. Se está aún por concretar, pero es evidente que la
situación ya no es la de antes. Se trata de una nueva etapa. Para ella
ha escrito el Papa una nueva encíclica: CA.

"Centesimusannus" (1-5-1991)

CA es mucho más que una conmemoración obligada de RN.


A la encíclica de León XIII le dedica la introducción y el capítulo I.
Pero no se trata de un mero recuerdo del pasado sino de una apertura
al futuro: así lo dice al comienzo y al final de CA (3 y 62). Desde el
acontecimiento del fin en Europa de los regímenes marxistas vuelve

Pedro Velasco Rodriguez, O.P.


1

13 ,

a plantearse la postura de la Iglesia frente a estos dos sistemas: el


capitalismo y el marxismo. Aborda también en el Capitulo V temas
políticos que muestran la unión estrecha entre las dos vertientes de
la DSI, la política y la económica. CA apuesta decididamente por la
democracia y pide que sea real.
CA es la tercera encíclica social de Juan Pablo II. Ningún
Papa anterior había escrito tan ampliamente sobre la cuestión social.
Puede decirse que CA complementa a LE y SRS. Si la primera se
ocupaba de temas microeconómicos y la segunda se abría al problema
social mundial, el desarrollo, CA orienta al cristiano hacia el futuro.
Le invita a comprometerse con la causa del hombre, que en el fondo
es la causa de Dios, contribuyendo a crear una sociedad más justa y
más humana, basada en la participación en lo económico, político y
cultural.

2.8. EL MAGISTERIO SOCIAL DE BENEDICTO XVI (2005-2012)


Con el siglo XXI parece que nos adentramos en un cambio
de época de consecuencias imprevisibles pero muy importantes en
todos los ámbitos: cultural, económico, político, social, religioso.
Todos los fenómenos humanos y sociales deben de
ser abordados para su correcta comprensión en el marco de la
globalización. Las dos encíclicas sociales de Benedicto XVI y la
V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del
Caribe abordarán esta problemática de forma explícita y en algunos
aspectos nueva en la DSI.

Los problemas sociales nos interpelan


114

3. PISTAS PARA UN BALANCE

Si queremos caracterizar en unos brochazos rápidos la


dirección del cambio evolutivo en la DSI, creo que con rigor se
puede hablar de cinco aspectos hacia los que se ha ido orientando.
No son los únicas, pero pienso que son los principales.
La DSI se ha hecho cada vez más consciente de la miseria y
la injusticia del mundo. En un primer momento (RN) concibió
el problema social como enfrentamiento obrero-patrón. Ya
Pio XI se abrió a una perspectiva internacional: tras las crisis
del capitalismo (1929) y del marxismo (escindido entre la I y
la III Internacional) y ante la aparición de los totalitarismos
, era preciso encontrar un nuevo orden internacional. Juan
XXIII dedicó la tercera parte de MM a la mundialización del
problema social. El Vaticano II estaba abierto a una perspectiva
internacional. Tras Pablo VI, el desarrollo del mundo es el tema
recurrente en los documentos de la DSI. La injusticia tiene
causas estructurales, se apoya en mecanismos perversos y en
unas estructuras y reglas del comercio internacional que hacen
que el problema no esté en vías de solución.
La DSI se ha mostrado cada vez más abierta a la realidad. Y
la realidad más numerosas es la de millones de seres humanos
estancados en la miseria. Por eso, más que defender derechos y
formas sociales amenazadas, la DSI quiere confrontar la realidad
con el evangelio para modificarla. El recurso a las ciencias
humanas ha contribuido también a dotar de más realismo a la
DSI, cada vez más alejada de exhortaciones genéricas.
A la vez que se abría al mundo y a la realidad, la DSI se ha
fundamentado en la Revelación con firmeza creciente. Por
eso es Teología Moral, puede interpelar la conciencia de los
creyentes e iluminar la de todos los hombres de buena voluntad.
De todo lo anterior se deduce que la DSI —en buena parte por
influjo de la Teología de la Liberación- se ha ido haciendo cada

Pedro Velasco Rodriguez, O.P.


vez más comprometida y potenciadora. Si antes se la podía
acusar de tener poca garra, hoy es claro que se ha convertido en
"doctrina para la acción".

Finalmente, es claro que la DSI va siendo cada vez más


descentralizada y más cercana a las diferentes realidades del
mundo. Desde que tras el Vaticano 11 se crearon las Conferencias
Episcopales y desde que la OA 4 renunció a dar soluciones
universales, han sido numerosos los grupos de obispos que han
iluminado las conciencias y han orientado la actuación de los
cristianos que les están directamente encomendados.

¿Podemos barruntar por donde irá el futuro de la DSI? Sin


pretender ser profeta, creo que se pueden aventurar las líneas por las
que puede seguir evolucionando. Quizás son sólo deseos, pero hay
muchos que aspiramos a que sean realidades en el segundo siglo de
la DSI:

Un estilo menos difícil de entender por el pueblo cristiano, sin


que eso signifique renunciar al rigor y al equilibrio. Y un proceso
de elaboración de los documentos con mayor audiencia a otras
instancias y con mayor participación eclesial.

Se debe precisar más sobre el sujeto de la DSI, es decir,


sobre las posibilidades reales del seglar cristiano para actuar
corporativamente en los problemas sociales.

Tras el derrumbamiento del marxismo en Europa, toca a la DSI


emprender la corrección necesaria del capitalismo, señalando lo
que tiene de aceptable y denunciando lo que de él no puede ser
admitido por una conciencia cristiana.

Estas me parece que serian las asignaturas pendientes de una


DSI que ha evolucionado notablemente a lo largo de sus cien años
de historia al servicio de la Humanidad. Y que se sigue mostrando
viva y cambiante, como lo es la realidad social a la que se refiere y
pretende mejorar.

Los problemas sociales nos interpelan


1

117 ,

Capítulo V

PRINCIPIOS Y VALORES PERMANENTES DE LA DOCTRINA


SOCIAL DE LA IGLESIA

I. La dignidad de la persona humana

I.I.Textos del Magisterio

1.2. Fundamentación de la dignidad de la persona

1.3. Contenido ético de la dignidad humana

2. Los derechos humanos expresión social de la dignidad humana

2.1. Textos del Magisterio

2.2. Cuatro notas de los derechos humanos

2.3. Sobre la praxis de los derechos humanos.

3. El bien común

3.1. Textos del Magisterio

3.2. Importancia e invisibilidad práctica del bien común

3.3. Que es el bien común

3.4. El bien común, los derechos fundamentales y la función de la


autoridad

3.5. El bien común a nivel mundial

4. El destino universal de los bienes y el derecho de propiedad

4.1. Textos del Magisterio

Los problemas sociales nos interpelan


, II8

4.2. Desarrollo temático

4.2.1. Naturaleza y características de este principio

4.2.2. Propiedad privada y destino universal de los bienes

5. Los principios de solidaridad y de subsidiariedad

5.1. Textos del Magisterio

5.2. Principio y virtud de la solidaridad

5.3. Principio de subsidiariedad

6. La participación social

6.1. Textos del Magisterio

6.2. El ideal y ejercicio de la participación

7. La opción preferencial por los pobres

8. Textos para la reflexión

Pedro Velasco Rodríguez, 0.P


1

119

Cuando definíamos la DSI dijimos que ella comporta


"Principios de reflexión", "Criterios de juicio" y "Orientaciones
para la acción" que correspondían a los tres niveles en que se
desenvuelve: el teórico, el histórico y el práctico.

En este capítulo vamos a desarrollar lo relativo al nivel


teórico, a los "principios de reflexión" que van a ser el fundamento
de los otros dos niveles. Es un tema de suma importancia ya que se
refiere a los grandes paradigmas desde los que juzgar los problemas
sociales y guiar nuestro compromiso concreto.

"Estos principios no han sido formulados orgánicamente


por la Iglesia en un solo documento sino a lo largo de todo el
proceso de la evolución histórica de la doctrina social. Se entresacan
de los diversos documentos que el Magisterio de la Iglesia, con la
colaboración de los Obispos, sacerdotes y laicos especializados, ha
elaborado al afrontar los distintos problemas sociales que surgían
cada día". (Or. EDSI 30). "Constituyen los verdaderos y propios
puntos de apoyo de la enseñanza social católica" (CDSI, 160)

"Estos principios tienen un carácter general y fundamental,


ya que se refieren a la realidad social en su conjunto. Por su
permanencia en el tiempo y universalidad de significado, la Iglesia los
señala como el primer y fundamental parámetro de referencia para
la interpretación y valoración de los fenómenos sociales, necesario
porque de ellos se pueden deducir los criterios de discernimiento y
de guía para la acción social, en todos los ámbitos" (CDSI, 161). "En
su conjunto, constituyen la primera articulación de la verdad sobre
la sociedad, que interpela toda conciencia y la invita a interactuar
libremente con las demás, en plena corresponsabilidad con todos y
respecto de todos". (CDS1, 163)

Los problemas sociales nos interpelan


120

1. LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA

1.1. TEXTOS DEL MAGISTERIO

"La dignidad de la persona humana se basa en el hecho


de que es creada a imagen y semejanza de Dios y elevada a un fin
sobrenatural trascendente a la vida terrena. El hombre, pues, como
ser inteligente y libre, sujeto de derechos y deberes es el primer
principio y, se puede decir, el corazón y el alma de la enseñanza
social de la Iglesia. Creyentes y no creyentes están generalmente de
acuerdo en este punto: todos los bienes de la tierra deben ordenarse
en función del hombre, centro y cima de todos ellos. Es un principio
que en su alcance antropológico constituye la fuente de los otros
principios que forman parte del cuerpo de la doctrina social. El
hombre-persona es el sujeto y el centro de la sociedad, la que con
sus estructuras, organizaciones y funciones tiene por fin la creación
y la continua adecuación de las condiciones económicas y culturales
que permitan al mayor número posible de personas el desarrollo
de sus facultades y la satisfacción de sus legítimas aspiraciones de
perfección y felicidad Por esta razón la Iglesia no se cansará nunca
de insistir sobre la dignidad de la persona humana, contra todas
las esclavitudes, explotaciones y manipulaciones perpetradas en
perjuicio de los hombres no sólo en el campo político y económico,
sino también en el cultural, ideológico y médico" (Or. EDSI 31).
GS 12, 14, 15, 16, 17; Puebla 316-320, 1261-1262.

1.2. FUNDAMENTACIÓN DE LA DIGNIDAD DE LA PERSONA

Para el pensamiento social cristiano esta dignidad eminente


surge de una doble fuente: a) ontológica-natural; b) ontológica-
sobrenatural.

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


21

La "Pacem in Terris" recalca esta doble vertiente ontológica


de la dignidad de la persona humana cuando dice: "En toda
convivencia humana bien ordenada y provechosa hay que establecer
como fundamento el principio de que todo hombre es persona, esto
es, naturaleza dotada de inteligencia y de libre albedrío, y que, por
tanto, el hombre tiene por sí mismo derechos y deberes, que dimanan
inmediatamente y al mismo tiempo de su propia naturaleza... Si, por
otra parte, considerarnos la dignidad de la persona humana a la luz de
las verdades reveladas por Dios, hemos de valorar necesariamente
en mayor grado aún esta dignidad, ya que los hombres han sido
redimidos con la sangre de Jesucristo, hechos hijos y amigos de Dios
por la gracia sobrenatural y herederos de la gloria eterna" (PT 9-10).

Fundamentación filosófica
La excelencia, grandeza y respeto que corresponde a todo ser
humano (su dignidad) provienen de su misma realidad, de su mismo
ser. Al hombre y a la mujer el hecho de estar dotados de inteligencia,
voluntad, libertad, conciencia y ser capaces de proyectar su vida
y de apropiársela en cada momento les hacen poseedores de una
grandeza inconmensuble ante los demás seres del universo, ante sí
mismos y ante los demás.
La persona es un ser inteligente capaz de analizar el mundo,
comprenderlo y transformarlo. Tiene también la capacidad de amar, de
salir de sí mismo, crear comunidad y entregarse desinteresadamente
a los demás. Tiene conciencia por la que reflexiona sobre sí mismo
y sobre sus actos y se hace dueño de su realidad y de sus metas
y proyectos. El hombre es persona que consciente y libremente se
posee. Por lo tanto está objetivamente referido a sí mismo, y por
ello no tiene antológicamente carácter de medio, sino de fin; posee,
no obstante una orientación hacia personas. Por ello le compete un
valor absoluto y, por tanto, una dignidad absoluta.
Por todo ello, la persona humana tiene una característica muy
peculiar: entre todos los seres del universo, hay uno —el hombre- que
exige ante sí y ante los demás estima (amor). custodia (respeto) y

Los problemas sociales nos interpelan


122

realización (libertad para hacerse). "En general, dignidad significa,


dentro de la variedad y heterogeneidad del ser, la determinada
categoría objetiva de un ser que reclama —ante sí y ante los otros-
estima, custodia y realización... En último término se identifica
objetivamente con el ser de un ser" (K. Rahner).
Debemos concluir por lo tanto que el ser humano:
es fin para él mismo y nunca un medio;
reclama un respeto incondicional;
es origen y meta de todo empeño moral.

Fundamentación teológica

La dignidad natural del hombre, alcanza cimas


insospechables cuando la consideramos a la luz de la revelación y,
especialmente, en relación con Cristo. Los cristianos sabemos por la
Revelación y vivimos por la fe que:

Toda persona es imagen de Dios. Dios ha creado al hombre


y a la mujer a imagen y semejanza de sí mismo (Gil 1,27).
Para el lenguaje bíblico, que carece del término "persona", la
"imagen" no es simple figura, sino representación completa,
repetición. El texto de la creación hace alusión a la condición
señorial y dominadora de Dios sobre la naturaleza, que el
hombre recibe como don y tarea; también que todo ser humano
—independientemente de sus cualidades individuales- participa
de la inteligencia, de la voluntad y del poder que se encuentran
de modo eminente en Dios.

Por la gracia recibida en el bautismo nos ha hecho partícipes


de su misma vida, de su misma naturaleza (11 Pedro, 1,4). "La
razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del
hombre a la unión con Dios" (GS 19). Todos estamos llamados
a ser y a vivir como hijos de Dios, a construir una sociedad de
hermanos y a compartir eternamente la misma felicidad de Dios.

Por la encarnación, Cristo se hace prójimo, hermano de todo


ser humano. De múltiples formas, se identifica con cada uno

Pedro Velasco Rodríguez, 0.P


1

23

de los hombres y, de un modo especial, con los más pobres y


despreciados. (Mt. 25,40)
El templo y lugar donde Dios mora de una manera especial es
el hombre mismo, la humanidad. Por ello cada ser humano es
sagrado, porque Cristo ha muerto y resucitado por todos, se ha
querido identificar con los más pobres y mediante su Espíritu
nos hace templos vivos de Dios (I Cor. 6,19).

El humanismo cristiano, para el que la dignidad de la


persona es uno de sus aspectos nucleares, se asienta definitivamente
en Dios. Ante el ateísmo Pablo VI decía: "Un humanismo cerrado,
impenetrable a los valores del espíritu y a Dios, que es la fuente de
ellos, podría aparentemente triunfar. Ciertamente, el hombre puede
organizar la tierra sin Dios, pero «al fin y al cabo, sin Dios no puede
menos de organizarla contra el hombre». El humanismo exclusivo es
un humanismo inhumano.». No hay, pues, más que un humanismo
verdadero que se abre al Absoluto, en el reconocimiento de una
vocación, que da la idea verdadera de la vida humana. Lejos de ser
la norma última de los valores, el hombre no se realiza a sí mismo
si no es superándose. Según la tan acertada expresión de Pascal, «el
hombre supera infinitamente al hombre» (PP 42).

1.3. CONTENIDO ÉTICO DE LA DIGNIDAD HUMANA

Para que esta categoría y principio moral no quede aparcado


en el rincón de las grandes teorías y abstracciones propongo,
siguiendo a Marciano Vidal, explicitar algunos de los ámbitos en los
que tenemos que traducirlo y a los que hemos de referirlo para lograr
su concreción.
En cuanto al ámbito de referencia:
a. Hay que referirla a seres humanos concretos (ir más allá de
afirmaciones sobre la naturaleza abstracta)
b. No admite privilegios en su significación primaria; es un "a

Los problemas sociales nos interpelan


1

124

priori" ético común a todos los hombres que no admite el "más"


o el "menos";
c. En su aplicación práctica tiene una orientación preferencial hacia
todos aquellos hombres cuya dignidad humana se encuentra
desfigurada (pobres, oprimidos, marginados, etc..)

En cuanto a su significación ética incluye dialécticamente tres


realidades:

a. Afirmación del valor del individuo (el "yo"). Frente a


toda tentación de disolver la realidad en "estructuras" o
"mediaciones" sociales, la categoría de la dignidad humana
recuerda permanentemente la idea de que cada uno de nosotros
es único, insustituible, necesario; de que tiene valor por sí
mismo, es libre y puede elegir por si mismo su destino, tiene
que hacer su vida, existe para Dios, que lo conoce por su nombre
y lo llamará un día.

b. Afirmación axiológica de la alteridad (el "otro"). El hombre


no es el sujeto ni el valor fundamental de la ética en una
consideración cerrada de sí mismo. Únicamente merece respeto
ético el hombre en cuanto abierto a los demás.

c. Afirmación de las estructuras como "mediaciones" éticas del


individuo y de la alteridad. La dignidad humana ha de entenderse
políticamente mediada; solamente así tendrá la significación
ética que le corresponde.

Pedro Velasco Rodriguez, O.P.


1

25 ,

2. LOS DERECHOS HUMANOS, EXPRESIÓN SOCIAL DE


LA DIGNIDAD HUMANA

2.1. TEXTOS DEL MAGISTERIO


"Los derechos humanos derivan, por una lógica intrínseca,
de la misma dignidad de la persona humana. La Iglesia ha tomado
conciencia de la urgencia de tutelar y defender estos derechos,
considerando esto como parte de su misma misión salvífica, a
ejemplo de Jesús que se manifestó siempre atento a las necesidades
de los hombres, particularmente de los más pobres.

La afirmación de los derechos humanos nace en la Iglesia,


más que como un sistema histórico, orgánico y completo, como
un servicio concreto a la humanidad. Reflexionando sobre ellos
la Iglesia ha reconocido siempre sus fundamentos filosóficos y
teológicos, y las implicaciones jurídicas, sociales, políticas y éticas
como aparece en los documentos de su enseñanza social...

La insistencia con que ella, especialmente en nuestros


días, se hace promotora del respeto y de la defensa de los derechos
del hombre, sean personales o sociales, se explica no sólo por el
hecho de que su intervención, hoy como ayer, está dictada por el
Evangelio, sino porque de la reflexión sobre los mismos surge una
sabiduría teológica y moral para afrontar los problemas del mundo
contemporáneo" (Or. EDSI, 32)

PT 11-34; P. 1271-1273; SRS 33; CA 47.

2.2. CUATRO NOTAS DE LOS DERECHOS HUMANOS'

Llamamos "derechos humanos" a aquellos que se atribuyen


a todo ser humano por el hecho de serlo. Allá donde sea necesario

G'onzalez carvajal, José: "Entre la utopia y la realidad Sal Terraae, Santander,


1998, p. 44-46.

Los problemas sociales nos interpelan


1

126

para valorar a un hombre que ese hombre tenga algunas cosas más
—un buen traje, unas condecoraciones colgando, un saldo elevado en
la cuenta corriente, un carnet en el bolsillo, etc.- quiere decir que al
hombre no se le respeta realmente como hombre.
Los derechos humanos son:
Naturales, porque brotan de la misma naturaleza del hombre.
Esto es tanto como decir que son anteriores y superiores al
derecho positivo. "No puede aceptarse por tanto —decía Juan
XXIII-, la doctrina de quienes afirman que la voluntad de cada
individuo o de ciertos grupos es la fuente primaria y única de
donde brotan los derechos y deberes del ciudadano" PP 78).
Inviolables; es decir, que no es lícito privar a nadie de ellos.
No son, sin embargo, ilimitados, porque el ejercicio del propio
derecho termina donde comienza el derecho objetivo de los
demás. Una persona que atentara contra los derechos de otros
podrá ser temporalmente privada de los suyos; pero sólo en la
medida en que lo exija la protección de los demás. El penado,
por ejemplo pierde temporalmente los derechos expresamente
mencionados en la sentencia y los que jurídicamente se deriven
de la misma, pero conserva, ahora casi con más razón por
encontrarse más desvalido, los restantes derechos humanos.
Inalienables; es decir, no sólo los demás no pueden privar a un
individuo de sus derechos fundamentales, sino que él mismo
no puede enajenarlos, porque sería tanto como renunciar a la
condición humana. Es legítimo renunciar al ejercicio de un
determinado derecho, pero no a la titularidad (por ejemplo, yo
puedo renunciar a contraer matrimonio, pero no puedo renunciar
al derecho a contraer matrimonio).
Universales; es decir, son válidos para todos los seres humanos,
sin excepción alguna. Recuerdo ahora unas polémicas
declaraciones que hizo en 1991 Joaquín Ortega, embajador
español en Marruecos, sobre la situación de aquel país magrebí:
"Lo que los observadores europeos consideran una violación
grave de los derechos humanos no es sino la aplicación de

Pedro Velasco Rodríguez, 0.P


1 27

otra escala de valores'''. Esto es completamente inaceptable.


Admitirnos de buen grado que, aun cuando se intentó que
estuvieran representadas las más diversas mentalidades en la
Comisión que redactó la Declaración Universal, predominó
claramente lo que cabria llamar "humanismo occidental"; pero
eso no significa que en otras culturas sea legítimo, por ejemplo,
encarcelar a los opositores políticos".

2.3. SOBRE LA PRAXIS DE LOS DERECHOS HUMANOS

a. Los derechos humanos se hacen efectivos en la vida política y


ciudadana, pero son anteriores a ella. De ahí el acotamiento de
un orden privado frente al poder público.
b. Para que los derechos humanos alcancen plena realización se
requieren tanto el reconocimiento político como la protección
jurídica. Las declaraciones de los derechos humanos no pueden
caer en la ingenuidad de que la simple formulación engendra
inmediatamente su aceptación y su verificación. Para que
alcancen efectividad social hay de tenerse en cuenta unas
mínimas exigencias como:

"Que una norma jurídica positiva los reconozca (normalmente


con rango constitucional o de ley ordinaria).
Que de dicha norma derive la posibilidad para los sujetos de
derecho de atribuirse corno facultad, como derecho subjetivo,
ese derecho fundamental.

Que las infracciones de esas normas y, por tanto, el


desconocimiento de los derechos subjetivos que derivan de ellas
legitime a los titulares ofendidos para pretender de los tribunales
de justicia al restablecimiento de la situación y la protección
del derecho subjetivo, utilizando, si fuese necesario para ello, el

2 El Mundo, 6 de julio de 1991, p. I.

Los problemas sociales nos interpelan


1

128

aparato coactivo del Estado" (G. Peces-Barba).


c. Hay que urgir los presupuestos sociales que hacen posible el
paso de los derechos humanos del ámbito formal al ámbito
real. La realización de los derechos humanos está condicionada
a las estructuras sociales: económicas, culturales, políticas.
Una estructura social injusta no solamente es ineficaz para el
despliegue de los derechos humanos, sino que tiende a convertir
la declaración de libertades en instrumento de opresión para los
más débiles.

3. EL BIEN COMÚN
3.1. TEXTOS DEL MAGISTERIO

"De la dignidad, unidad e igualdad de todas las personas deriva,


en primer lugar, el principio del bien común, al que debe referirse
todo aspecto de la vida social para encontrar plenitud de sentido".
(CDSI, 164)

"Al hablar de los principios que rigen la vida social, es


preciso tener presente, en primer lugar, "el bien común". Este, si
bien en sus "aspectos esenciales y más profundos no puede ser
concebido en términos doctrinales, y menos aún determinado en
sus contenidos históricos", sin embargo puede ser definido como
"el conjunto de condiciones sociales que consienten y favorecen en
los seres humanos el desarrollo íntegro de su persona". El, pues,
aún siendo superior al interés privado, es inseparable del bien
de la persona humana, comprometiendo a los poderes públicos a
reconocer, respetar, acomodar, tutelar y promover los derechos
humanos, y aún hacer más fácil el cumplimiento de las respectivas
obligaciones. Por consiguiente, la realización del bien común
puede considerarse la razón misma de ser de los poderes públicos,
los que están obligados a llevarlo a cabo en provecho de todos los

Pedro Peloso() Rodríguez, O.P.


129

ciudadanos y de todo hombre —considerado en su dimensión terreno-


temporal y trascendente- respetando una justa jerarquía de valores
y los postulados de las circunstancias históricas" (Or. EDSI 37). GS
26.

3.2. IMPORTANCIA E INVISIBILIDAD PRÁCTICA DEL BIEN COMÚN

"En el Compendio de la DSI la voz bien común es una de


las más frecuentes y articuladas. Por el contrario, en ocasiones, se
tiene la impresión de que esta voz haya sido suprimida de la agenda
de la actual vida económica y política, y que haya desaparecido del
vocabulario de la gente, más propensa a hablar, por lo general, con
términos individualistas, de bienestar más que de bien o de bien
común" '

Un gran intelectual actual, integrante del grupo de Lisboa,


Riccardo Petrela se refiere al bien común como "un bien que debemos
(re)construir" y se pregunta "¿Por qué se ha vuelto tan difícil hablar
de interés general y de bien común y actuar en consecuencia?... ¿Por
qué tenemos la impresión de vivir en sociedades que ya no están
compuestas de individuos y de grupos que quieren vivir juntos,
sino en sociedades en las que cada cual se ve obligado a pensar
únicamente en sí mismo, en su propia supervivencia?.. ¿Por qué
nuestras economías siguen apuntando hacia la eficacia productiva
y la rentabilidad financiera a corto plazo y parecen incapaces de
pensar en el interés general de la especie humana a largo plazo? Se
ha vaciado a nuestras sociedades de lo que las hace vivir: el bien
común. ¿Qué es hoy el bien común? ¿No es muestra de utopismo
angelical el mencionarlo en las condiciones actuales? ¿Es posible
fundar el futuro de nuestras sociedades en él?

3 Mons. Gianpaolo Crepaldi. Secretario del pontifico Consejo "Justicia y Paz": "El
Compendio de la DSI al servicio del hombre de nuestro tiempo", UNIVERS1TAS,
revista del Instituto Tomás Moro de la UCA, u° 8, 2007. Asunción, pag. 54.

Riccardo Petrella, "El bien común, elogio de la solidaridad", Temas Debate,


Madrid 1997, pag. 9 y 17

Los problemas sociales nos interpelan


1

130

El bien común ocupa un lugar privilegiado en la DSI.


Sobre todo en la ética política la categoría de bien común ha
desempeñado el primer puesto en el proceso de moralización de
la actividad política. Se lo ha considerado como causa ejemplar, y
como principio integrador de la actividad política. "Si la Caridad es
el horizonte religioso motivacional y la Justicia la mediación ética
de la Caridad política, el Bien común constituye la configuración
ideal de la realidad social'''.

3.3. QUE ES EL BIEN COMÚN

a. De acuerdo a algunas definiciones del Magisterio


Pio XII: "Toda la actividad política y económica del Estado
sirve a la realización duradera del bien común, o sea, de
las condiciones externas que son necesarias al conjunto de
los ciudadanos para el despliegue de sus cualidades y de
sus funciones, de su vida material, intelectual y religiosa"
(Radiomensaje de Navidad 1942, 13).
Juan XXIII: "El concepto del bien común abarca todo
un conjunto de condiciones sociales que permitan a los
ciudadanos el desarrollo expedito y pleno de su propia
perfección (MM 65).
Concilio Vaticano II: "El bien común abarca el conjunto
de aquellas condiciones de vida social con las cuales los
hombres, las familias y las asociaciones pueden lograr con
mayor plenitud y facilidad su propia perfección (GS 74).
Podemos decir, por lo tanto que el Bien común es el
conjunto de aquellas condiciones sociales, económicas, políticas,
culturales, religiosas, etc. con las cuales los hombres, las familias
y las asociaciones pueden lograr con mayor plenitud y facilidad
su propia perfección.

5 Vida', Marciano: "Moral social" T. 111, Edit. PS, Madrid. 1995. p. 130.

Pedro Velasco Rodriguez, O.P


131

b. Explicación de la categoría moral del bien común

Hay bienes particulares que son necesarios a cada persona


para su realización como tal y para su perfeccionamiento y desarrollo:
bienes materiales, culturales, morales y religiosos. Cuando el
accionar humano tiene por objetivo el bien la persona y sus obras se
convierten en buenas, en adecuadas, en capaces de realizarla.

Pero la persona no vive sola, vive en sociedad, necesita la


sociedad, necesita del otro, de una convivencia adecuada. El ser
humano es un ser de convivencia. Necesita de espacios comunes,
de condiciones sociales adecuadas: necesita también de una buena
sociedad. Esa buena sociedad, esa convivencia y esos espacios
comunes constituyen el "bien social" de cada sociedad humana, el
bien común.

De ahí que "el Bien común es el bien de las personas en cuanto


que estas están abiertas entre sí en la realización de un proyecto
unificador que beneficia a todos. La noción de Bien común asume la
realidad del bien personal y la realización del proyecto social en la
medida en que las dos realidades forman una unidad de convergencia:
la Comunidad. El Bien común es el bien de la Comunidad"°

En primer lugar es "bien", es decir, algo que es conveniente


para el desarrollo humano de cada persona en la sociedad. Por ello
"solo puede ser definido en referencia a la persona humana". Pero
es también "común" porque de él pueden participar todos. El bien
común está, pues, relacionado con el desarrollo humano integral y
afecta a todos los miembros de una sociedad así como también a las
condiciones externas de vida social en la medida en que contribuyen
al desarrollo humano.

"El bien común no consiste en la simple suma de los bienes


particulares de cada sujeto del cuerpo social. Siendo de todos y de
6
0.c., p. 131.

Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1905.

Los problemas sociales nos interpelan


132

cada uno es y permanece común, porque es indivisible y porque sólo


juntos es posible alcanzarlo, acrecentarlo y custodiarlo, también en
vistas al futuro". (CDSI 157)

El bien común, la riqueza común puede definirse como "el


conjunto de principios, reglas, instituciones y medios que permiten
promover y garantizar la existencia de todos los miembros de una
comunidad humana" (Petrella)

El Compendio describe el contenido del bien común: "El


contenido (exigencias) del bien común... está vinculado al respeto y
la promoción integral de la persona y de sus derechos fundamentales.
Se refiere, ante todo, al compromiso por la paz, a la correcta
organización de los poderes del Estado, a un sólido ordenamiento
jurídico, a la salvaguardia del ambiente, a la prestación de los
servicios esenciales para las personas, algunos de los cuales son,
al mismo tiempo, derechos del hombre: alimentación, habitación,
trabajo, educación y acceso a la cultura, transporte, salud, libre
circulación de las informaciones y tutela de la libertad religiosa"
(166)

El bien común implica tres elementos:

Supone, en primer lugar, el respeto a la persona en cuanto tal.


En nombre del bien común, las autoridades están obligadas a
respetar los derechos fundamentales e inalienables de la persona
humana. La sociedad debe permitir a cada uno de sus miembros
realizar su vocación.
En segundo lugar, el bien común exige el bienestar social y el
desarrollo del grupo mismo. El desarrollo es el resumen de todos
los deberes sociales. Ciertamente corresponde a la autoridad
decidir, en nombre del bien común, entre los diversos intereses
particulares; pero debe facilitar a cada uno lo que necesita para
llevar una vida verdaderamente humana: alimento, vestido,
salud, trabajo, educación y cultura, información adecuada,
derecho de fundar una familia, etc.

Pedro Velasco Rodriguez, 0.P.


33

El bien común implica, finalmente, la paz, es decir, la estabilidad


y la seguridad de un orden justo. Supone, por tanto, que la
autoridad asegura, por medios honestos, la seguridad de la
sociedad y la de sus miembros"8.

3.4. EL BIEN COMÚN, LOS DERECHOS FUNDAMENTALES Y LA FUNCIÓN DE


LA AUTORIDAD

"En la época actual se considera que el bien común consiste


principalmente en la defensa de los derechos y deberes de la persona
humana. De aquí que la misión principal de los hombres de gobierno
debe tender a dos cosas: de un lado, reconocer, respetar, armonizar,
tutelar y promover tales derechos; de otro, facilitar a cada ciudadano
el cumplimiento de sus respectivos deberes. Tutelar el campo
intangible de los derechos de la persona humana y hacerle llevadero
el cumplimiento de sus deberes debe ser oficio esencial de todo
poder público" (PT 60).
Es importantísima esta indicación de la PT:

Una manera de hablar y referirnos concretamente al bien común


puede ser la de hablar y referirnos a los derechos fundamentales
de la persona.
La autoridad se justifica en la medida en que permite, favorece
y ayuda al ejercicio efectivo de los derechos fundamentales y de
los deberes que les corresponden.

"La razón de ser de cuantos gobiernan radica por completo en


el bien común. De donde se deduce claramente que todo gobernante
debe buscarlo, respetando la naturaleza del propio bien común y
ajustando al mismo tiempo sus normas jurídicas a la situación real
de las circunstancias" (PT, 54)..

"Todos los miembros de la comunidad deben participar


con el bien común por razón de su propia naturaleza, aunque en
8 Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1906-1909.

Los problemas sociales nos interpelan


1

134

grados diversos, según las categorías, méritos y condiciones de


cada ciudadano. Por este motivo, los gobernantes han de orientar
sus esfuerzos a que el bien común redunde en provecho de todos...
No se puede permitir en modo alguno que la autoridad civil sirva al
interés de unos pocos, porque está constituida para el bien común de
todos. Sin embargo, razones de justicia y de equidad pueden exigir,
a veces, que los hombres de gobierno tengan especial cuidado de
los ciudadanos más débiles, que pueden hallarse en condiciones
de inferioridad, para defender sus propios derechos y asegurar sus
legítimos intereses" (PT, 56). (PT, 57)

"La responsabilidad de edificar el bien común compete,


además de las personas particulares, también al Estado, porque el
bien común es la razón de ser de la autoridad política... El fin de la
vida social es el bien común históricamente realizable" (CDSI, 168).

3.5. El Bien común a nivel mundial

"Las interdependencias humanas se intensifican. Se


extienden poco a poco a toda la tierra. La unidad de la familia
humana que agrupa a seres que poseen una misma dignidad natural,
implica un bien común universal. Este requiere una organización
de la comunidad de naciones capaz de "proveer a las diferentes
necesidades de los hombres, tanto en los campos de la vida social, a
los que pertenecen la alimentación, la salud, la educación... como no
pocas situaciones particulares que pueden surgir en algunas partes,
como son... socorrer en sus sufrimientos a los refugiados dispersos
por todo el mundo o de ayudar a los emigrantes y a sus familias"
(GS 84)" (Catecismo de la 1. C. 1911). También GS, 26

Pedro Velasco Rodriguez, O.?


1

135 ,

3.6. EL BIEN COMÚN Y LA EDUCACIÓN CIUDADANA Y CRISTIANA

La promoción, respeto y compromiso con el bien común


se contrapone a nuestra cultura individualista y consumista, de la
competencia y la eficiencia en la que el principio fundamental es la
absoluta libertad del mercado.

En esta cultura lo que se propone es el interés particular,


el bien o propiedad privada e individual. Como dice Petrella:
"En nuestras sociedades llamadas "desarrolladas" ya no tenemos
gran cosa "en común". Estamos perdiendo el sentido del "estar y
hacer juntos", el sentido del "bien común". Se ha dado prioridad
a los itinerarios individuales (mi formación), a las estrategias
individuales de supervivencia (mi empleo, mi sueldo) y a los "bienes
individuales" (mi coche, mi computadora personal) considerados
como la expresión fundamental e irremplazable de la libertad.
Hemos sacralizado los campos de la competitividad como terrenos
prioritarios de la creatividad. Las lógicas de la confrontación han
sido elevadas al rango de lógicas "naturales" de la sociedad y de
la economía, o a ser la consecución "inevitable": es la victoria de
uno sobre el otro, la eliminación del otro. La única cosa común
que estamos dispuestos a compartir y a cultivar es precisamente el
campo de batalla por la sobrevivencia" 9

Frente a esta realidad y cultura de nuestro tiempo la Iglesia


insiste en que "el bien común es un deber de todos los miembros
de la sociedad: ninguno está exento de colaborar, según las propias
capacidades, en su consecución y desarrollo... El bien común
corresponde a las inclinaciones más elevadas del hombre, pero es
un bien arduo de alcanzar, porque exige la capacidad y la búsqueda
constante del bien de los demás como si fuese el bien propio" (CDSI,
167)

9
Ricardo Petrella: El bien común. Elogio de la solidaridad", Madrid 1997,
pag. 13-14

Los problemas sociales nos interpelan


, 136

La V Conferencia de Aparecida dice al respecto: "La Iglesia en


América Latina y el Caribe siente que tiene una responsabilidad en
formar a los cristianos y sensibilizarlos respecto a grandes cuestiones
de la justicia internacional... Por ello, propone lo siguiente:

- Formar en la ética cristiana que pone como desafío el logro


del bien común... Por ello hay que trabajar por una cultura de la
responsabilidad a todo nivel que involucre a personas, empresas,
gobiernos y al mismo sistema internacional.

- Trabajar por el bien común global es promover una justa regulación


de la economía, finanzas y comercio mundial.

- Llamar a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a poner


en práctica principios fundamentales corno el bien común (la casa es
de todos), la subsidiariedad, la solidaridad." (406)

4. EL DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES Y EL


DERECHO DE PROPIEDAD

4.1. TEXTOS DEL MAGISTERIO

Este principio está explicitado de forma muy clara en


documentos importantes del magisterio social de la Iglesia. Por citar
los más relevantes:

Concilio Vaticano II. Gaudium et Spes, n° 69 y 71

Pablo VI. Populorum progressio, n° 22 y 23

Juan Pablo II. Laborem exercens, n° 14 y Centesimus Annus


todo el Capítulo IV que se titula: La propiedad privada y el
destino universal de los bienes.

Compendio de la DSI. n° 171-184

Pedro Velasco Rodríguez, 0.P


1

137 ,

"Los bienes de la tierra están destinados a todos los


hombres. Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso
de todos los hombres y pueblos. En consecuencia, los bienes creados
deben llegar a todos en forma equitativa bajo la égida de la justicia
y con la compañía de la caridad. Sean las que sean las formas de
la propiedad, adaptadas a las instituciones legítimas de los pueblos
según las circunstancias diversas y variables, jamás debe perderse
de vista este destino universal de los bienes. Por tanto, el hombre,
al usarlos, no debe tener las cosas exteriores que legítimamente
posee como exclusivamente suyas, sino también como comunes, en
el sentido de que no le aprovechen a él solamente, sino también a
los demás. Por lo demás, el derecho a poseer una parte de bienes
suficiente para sí mismos y para sus familias es un derecho que a
todos corresponde. Es éste el sentir de los Padres y de los doctores
de la Iglesia, quienes enseñaron que los hombres están obligados a
ayudar a los pobres, y por cierto no sólo con los bienes superfluos.
Quien se halla en situación de necesidad extrema tiene derecho a
tomar de la riqueza ajena lo necesario para sí" (GS 69)
«Dios ha destinado la tierra y todo lo que en ella se contiene
para uso de todos los hombres y de todos los pueblos, de modo que
los bienes creados deben llegar a todos en forma justa, según la regla
de la justicia, inseparable de la caridad. Todos los demás derechos,
sean los que sean, comprendidos en ellos los de la propiedad y
comercio libre, a ello están subordinados: no deben estorbar, antes
al contrario, facilitar su realización, y es un deber social grave y
urgente hacerlos volver a su finalidad primera (PP,22).
"Entre las múltiples implicaciones del bien común, adquiere
inmediato relieve el principio del destino universal de los bienes.
En consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos en forma
equitativa bajo la égida de la justicia y con la compañía de la caridad
». Este principio se basa en el hecho que « el origen primigenio
de todo lo que es un bien es el acto mismo de Dios que ha creado
al mundo y al hombre, y que ha dado a éste la tierra para que la
domine con su trabajo y goce de sus frutos (cf. Gn 1,28-29). Dios
ha dado la tierra a todo el género humano para que ella sustente a
todos sus habitantes, sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno. He

Los problemas sociales nos interpelan


138

ahí, pues, la raíz primera del destino universal de los bienes de la


tierra. Ésta, por su misma fecundidad y capacidad de satisfacer las
necesidades del hombre, es el primer don de Dios para el sustento
de la vida humana ». La persona, en efecto, no puede prescindir de
los bienes materiales que responden a sus necesidades primarias y
constituyen las condiciones básicas para su existencia; estos bienes
le son absolutamente indispensables para alimentarse y crecer, para
comunicarse, para asociarse y para poder conseguir las más altas
finalidades a que está llamada" (CDSI, 171).

4.2. DESARROLLO TEMÁTICO

4.2.1. Naturaleza y características de este principio

a) Es un derecho natural, originario y prioritario

"El principio del destino universal de los bienes de la tierra


está en la base del derecho universal al uso de los bienes. Todo
hombre debe tener la posibilidad de gozar del bienestar necesario
para su pleno desarrollo: el principio del uso común de los bienes,
es el « primer principio de todo el ordenamiento ético-social » y «
principio peculiar de la doctrina social cristiana» (CDSI, 172).

Se trata de un derecho:

• Natural, inscrito en la naturaleza del hombre, y no sólo un


derecho positivo ligado a la contingencia histórica.

• Originario, inherente a la persona concreta, a toda la


persona.

"Todo hombre, como ser viviente dotado de


razón, recibió de la naturaleza el derecho

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


139 ,

fundamental de usar los bienes materiales de la


tierra, aunque se deje a la voluntad humana y
a las formas jurídicas de los pueblos el regular
más particularmente su actuación práctica. Este
derecho individual no puede ser de ningún
modo suprimido, ni siquiera por otros derechos
ciertos y pacíficos sobre los bienes materiales"
(Pio XII, Radiomensaje del 1 de Junio de 1941,
n. 8).

• Prioritario respecto a cualquier intervención humana sobre


los bienes, a cualquier ordenamiento jurídico de los mismos,
a cualquier sistema y método socioeconómico.

Este principio podemos sintetizarlo en tres enunciados:

a) Todos los bienes del mundo que los seres humanos


necesitan para vivir tienen por finalidad primera y natural la
de satisfacer las necesidades humanas.

b) A ninguna persona se le puede privar de acceder a esos


bienes necesarios ya que al constituir un derecho humano
el derecho a la vida también lo es el acceder a los bienes
esenciales para vivir.

c) Los demás derechos relativos al uso de estos bienes están


subordinados a este principio y no son, por lo tanto,
absolutos.

b) Concreción jurídica en los distintos contextos


socioculturales

La actuación concreta del principio del destino universal de


los bienes, según los diferentes contextos culturales y sociales,

Los problemas sociales nos interpelan


140

implica una precisa definición de los modos, de los límites, de


los objetos. Destino v uso universal no significan que todo esté
a disposición de cada uno o de todos, ni tampoco que la misma
cosa sirva o pertenezca a cada uno o a todos. Si bien es verdad que
todos los hombres nacen con el derecho al uso de los bienes, no
lo es menos que, para asegurar un ejercicio justo v ordenado, son
necesarias intervenciones normativas, fruto de acuerdos nacionales
e internacionales, v un ordenamiento jurídico que determine y
especifique tal ejercicio. (CDSI, 173)

4.2.2. Propiedad privada y destino universal de los bienes

La propiedad privada es un modo de hacer posible que los


bienes destinados a todos lleguen de hecho a las personas. Ella está
destinada a satisfacer las necesidades de la persona y a garantizar un
espacio de libertad y de independencia necesarias para su realización.

a. La propiedad privada no es un derecho absoluto sino


subordinado.
Se subordina al derecho absoluto que concede el uso de los
bienes a todos. Es válido en tanto en cuanto sirve a este fin
común. Por lo tanto el medio no ha de defenderse como si
fuera un fin.
"Sean las que sean las formas de la propiedad, adaptadas
a las instituciones legítimas de los pueblos según las
circunstancias diversas y variables, jamás debe perderse
de vista este destino universal de los bienes. Por tanto,
el hombre, al usarlos, no debe tener las cosas exteriores
que legítimamente posee como exclusivamente suyas,
sino también como comunes, en el sentido de que no le
aprovechen a él solamente, sino también a los demás" (GS
69).

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


141

"La tradición cristiana no ha sostenido nunca este derecho


como absoluto e intocable. Al contrario, siempre lo ha
entendido en el contexto más amplio del derecho común de
todos a usar los bienes de la entera creación: el derecho a
la propiedad privada como subordinado al derecho al uso
común, al destino universal de los bienes.
No hay ninguna razón para reservarse en uso exclusivo lo
que supera a la propia necesidad cuando a los demás les falta
lo necesario. En una palabra: «el derecho de propiedad no
debe jamás ejercitarse con detrimento de la utilidad común,
según la doctrina tradicional de los Padres de la Iglesia y de
los grandes teólogos». Si se llegase al conflicto» entre los
derechos privados adquiridos y las exigencias comunitarias
primordiales», toca a los poderes públicos «procurar una
solución con la activa participación de las personas y de los
grupos sociales». (PP 22)

b. La propiedad privada es un derecho legítimo al servicio


de la persona

"La propiedad, como las demás formas de dominio privado


sobre los bienes exteriores, contribuye a la expresión de la
persona y le ofrece ocasión de ejercer su función responsable
en la sociedad y en la economía. Es por ello muy importante
fomentar el acceso de todos, individuos y comunidades, a
algún dominio sobre los bienes externos.
La propiedad privada o un cierto dominio sobre los bienes
externos aseguran a cada cual una zona absolutamente
necesaria para la autonomía personal y familiar y deben
ser considerados como ampliación de la libertad humana.
Por último, al estimular el ejercicio de la tarea y de la
responsabilidad, constituyen una de las condiciones de las
libertades civiles...
La misma propiedad privada tiene también, por su misma
naturaleza, una índole social, cuyo fundamento reside en

Los problemas sociales nos interpelan


142

el destino común de los bienes. Cuando esta índole social


es descuidada, la propiedad muchas veces se convierte en
ocasión de ambiciones y graves desórdenes, hasta el punto
de que se da pretexto a sus impugnadores para negar el
derecho mismo" (GS 71).

c. La propiedad privada, derecho de todos


"No basta, sin embargo, afirmar que el hombre tiene un
derecho natural a la propiedad privada de los bienes,
incluidos los de producción, si, al mismo tiempo, no se
procura, con toda energía, que se extienda a todas las clases
sociales el ejercicio de este derecho" (MM 113).
"Por una parte, la dignidad de la persona humana exige
necesariamente, como fundamento natural para vivir, el
derecho al uso de los bienes de la tierra, al cual corresponde
la obligación fundamental de otorgar una propiedad privada,
en cuanto sea posible, a todos, y, por otra parte, la nobleza
intrínseca del trabajo exige, además de otras cosas, la
conservación y el perfeccionamiento de un orden social que
haga posible una propiedad segura, aunque sea modesta, a
todas las clases del pueblo" (114).

d. Función social de la propiedad


"La Iglesia defiende, si —dice Juan Pablo II- el legítimo
derecho a la propiedad privada, pero enseña con no menor
claridad que sobre toda propiedad privada grava siempre una
hipoteca social, para que los bienes sirvan al destino general
que Dios les ha dado y si el bien común lo exige, no hay
que dudar ante la misma expropiación hecha en la debida
forma" (1979 a los indígenas y campesinos de Oaxaca, 12).
"La propiedad privada no implica ipso facto la afectación
del bien poseído al uso del poseedor. El definir la propiedad
como la afectación automática de un bien al uso del que

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


43 ,

posee es simplemente inmoral, porque significa negar ese


destino común de los bienes terrenales enseñado por los
Papas, esa función social de la propiedad, "incluida" en el
derecho de propiedad. La propiedad es una administración.
Es un poder estable de administrar y de dispensar. El
poseedor tiene el poder de dispensar sus bienes, es decir, de
afectar su uso en primer lugar a sus propias necesidades, en
segundo lugar a las necesidades de los demás. Puede afectar
un bien a su uso personal sólo según el juicio distributivo
que evalúa esas necesidades, comparándolas con esas
carencias: la afectación de un bien a su uso personal no
es, por tanto, automática, no resulta nunca de la propiedad
misma. Afirmarlo sería confundir propiedad y uso.
Ha de reconocerse que esta noción de la propiedad es muy
diferente de la que corrientemente se tiene. Lo mío es para
mi: la ecuación parece lógica, sin embargo es falsa. Ajuicio
de la Iglesia la propiedad no se define por el destino, sino
por la responsabilidad: no es el derecho de usar o gozar, sino
el derecho estable de tomar decisiones respecto a bienes
encomendados, respetando su destino común, y las leyes y
decisiones públicas que garanticen este uso común"'°.

e. La propiedad está al servicio del trabajo.


Además, la propiedad según la enseñanza de la Iglesia
nunca se ha entendido de modo que pueda constituir un
motivo de contraste social en el trabajo. Como... "La
propiedad se adquiere ante todo mediante el trabajo, para
que ella sirva al trabajo. Esto se refiere de modo especial a
la propiedad de los medios de producción. El considerarlos
aisladamente como un conjunto de propiedades separadas
con el fin de contraponerlos en la forma del «capital» al
«trabajo», y más aún realizar la explotación del trabajo,
es contrario a la naturaleza misma de estos medios y de su

I° "Fe cristiana y compromiso social", CELAM, lima 1981, p. 242).

Los problemas sociales nos interpelan


1

144

posesión. Estos no pueden ser poseídos para poseer, porque


el único título legítimo para su posesión -y esto ya sea en la
forma de la propiedad privada, ya sea en la de la propiedad
pública o colectiva- es que sirvan al trabajo, hagan posible
la realización del primer principio de aquel orden, que es el
destino universal de los bienes y el derecho a su uso común
(LE 14).

f. La expropiación está justificada en muchas ocasiones.


"El bien común exige, pues, algunas veces la expropiación
si, por el hecho de su extensión, de su explotación deficiente
o nula, de la miseria que de ello resulta a la población, del
daño considerable producido a los intereses del país, algunas
posesiones sirven de obstáculo a la prosperidad colectiva"
(PP 24).
Muchas son las causas que pueden dar motivo a la
expropiación. Y en todos los casos el principio básico de
discernimiento es "el destino universal de los bienes"
Se trata de una realidad existente en muchas regiones del
mundo (GS 71) y que exige con urgencia las reformas
necesarias.

g. No se justifica una propiedad para la especulación .


Pio XII denuncia explícitamente el capitalismo agrario que
expulsa del campo a los agricultores humildes, forzados a
abandonar sus tierras a cambio de ilusiones y frustraciones
del medio urbano: "El capital se apresura a apoderarse de
la tierra así abandonada, que se torna así, no en objeto de
amor, sino de fría especulación. La tierra, fuente generosa
de alimentación de las poblaciones urbanas y campesinas,
pasa a producir solo para la especulación, y mientras el
pueblo sufre hambre, el agricultor oprimido por las deudas

Pedro Ve/asco Rodríguez, 0.P


145 ,

camina lentamente a la ruina, y la economía del país se


agota en comprar a precios elevados el abastecimiento
que se ve obligado a importar del exterior" (Al particolare
compiacimento. Alocución a los miembros del Congreso de
la Confederación Italiana de agricultores, 15-Nov-1946).
"La misma propiedad privada tiene también, por su misma
naturaleza, una índole social, cuyo fundamento reside en
el destino común de los bienes. Cuando esta índole social
es descuidada, la propiedad muchas veces se convierte en
ocasión de ambiciones y graves desórdenes, hasta el punto
de que se da pretexto a sus impugnadores para negar el
derecho mismo. En muchas regiones económicamente
menos desarrolladas existen posesiones rurales extensas y
aun extensísimas mediocremente cultivadas o reservadas
sin cultivo para especular con ellas, mientras la mayor
parte de la población carece de tierras o posee sólo parcelas
irrisorias" (GS 71).

h. Intervención estatal

Para que sea posible el acceso de todos los hombres a los


bienes de la tierra, no basta con formar a los hombres y
confiar en la buena voluntad de los propietarios. Patentes
son las situaciones de atropello y violencia que sufren los
trabajadores de la tierra en nuestros países. La propiedad
privada, por tanto, ha de regirse por leyes, los cual es una
doctrina consecuente de la Iglesia: "La autoridad pública
puede decretar puntualmente, examinada la verdadera
necesidad del bien común y teniendo siempre presente la
ley tanto natural como divina, qué es lícito y que no a los
poseedores en el uso de sus bienes" (GA 49).

Los problemas sociales nos interpelan


146

Conclusión

"En la Rerum Novarum León XIII afirmaba enérgicamente y


con varios argumentos el carácter natural del derecho a la propiedad
privada, en contra del socialismo de su tiempo.

A la vez que proclamaba con fuerza el derecho a la propiedad


privada, el Pontífice afirmaba con igual claridad que el «uso» de
los bienes, confiado a la propia libertad, está subordinado al destino
primigenio y común de los bienes creados y también a la voluntad
de Jesucristo, manifestada en el Evangelio.

Los sucesores de León XIII han repetido esta doble


afirmación: la necesidad y, por tanto, la licitud de la propiedad
privada, así como los límites que pesan sobre ella". (CA, n° 30)

5. SOLIDARIDAD Y SUBSIDIARIEDAD

5.1. TEXTOS DEL MAGISTERIO


"Al reconocimiento de la dignidad de todo hombre están
íntimamente ligados el principio de solidaridad y el principio de
subsidiariedad.
En virtud del primero, el hombre debe de contribuir con sus
semejantes al bien común de la sociedad, a todos los niveles. Con
ello, la Doctrina social de la Iglesia se opone a todas las formas de
individualismo social o político.
En virtud del segundo, ni el Estado ni sociedad alguna
deberán jamás sustituir la iniciativa y la responsabilidad de las
personas y de los grupos sociales intermedios en los niveles en los
que éstos pueden actuar, ni destruir el espacio necesario para su
libertad. De este modo la doctrina social de la Iglesia se opone a
todas las formas de colectivismo" (LCL 73)

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


1

147

"Para conseguir estos fines el Estado debe participar


directa o indirectamente. Indirectamente y según el principio de
subsidiariedad, creando las condiciones favorables al libre ejercicio
de la actividad económica, encauzada hacia una oferta abundante
de oportunidades de trabajo y de fuentes de riqueza. Directamente
y según el principio de solidaridad poniendo, en defensa de los más
débiles, algunos límites a la autonomía de las partes que deciden las
condiciones de trabajo, y asegurando en todo caso un mínimo vital
al trabajador en paro" (CA 15).

5.2. PRINCIPIO Y VIRTUD DE LA SOLIDARIDAD

La actual DSI ha destacado mucho este principio de


la solidaridad. Voy a proponer únicamente unos textos de la
"Sollicitudo Rey Socialis de Juan Pablo 11, como una aproximación
a su definición y comprensión.

Para Juan Pablo II en la base de la solidaridad está la


interdependencia de todos los seres humanos y de todas los pueblos.

"Un valor positivo y moral es la conciencia creciente de la


interdependencia entre los hombres y entre las naciones... Ante todo
se trata de la interdependencia, percibida como sistema determinante
de relaciones en el mundo actual, en sus aspectos económico, cultural,
político y religioso, y asumida como categoría moral. Cuando la
interdependencia es reconocida así, su correspondiente respuesta,
como actitud moral y social, y como «virtud», es la solidaridad(3 8).

o La solidaridad es una 1 • • ••IIIf .

una forma permanente de actuar

Los problemas sociales nos interpelan


1

148

"Esta no es, pues, un sentimiento superficial por los males de


tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario, es la determinación
firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por
el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente
responsables de todos"(38).

La solidaridad supone el reconocimiento de los otros


como personas

"El ejercicio de la solidaridad dentro de cada sociedad es


válido solo cuando sus miembros se reconocen unos a otros como
personas. Los que cuentan más, al disponer de una porción mayor
de bienes y servicios comunes, han de sentirse responsables de los
más débiles, dispuestos a compartir con ellos lo que poseen. Estos,
por su parte, en la misma línea de solidaridad, no deben adoptar una
actitud meramente pasiva o destructiva del tejido social y, aunque
reivindicando sus legítimos derechos, han de realizar lo que les
corresponde, para el bien de todos... La solidaridad nos ayuda a
ver al «otro» - persona, pueblo o nación -, no como un instrumento
cualquiera para explotar a poco costo su capacidad de trabajo y
resistencia física, abandonándolo cuando ya no sirve, sino como un
«semejante» nuestro, una «ayuda» (cfr. Gri, 2, 18-20), para hacerlo
partícipe, como nosotros, del banquete de la vida al que todos los
hombres son igualmente invitados por Dios (39).

u No solamente es una actitud moral sino también una


virtud cristiana

"La solidaridad es sin duda una virtud cristiana... A la luz


de la fe, la solidaridad tiende a superarse a sí misma, al revestirse
de las dimensiones específicamente cristianas de gratuidad total,
perdón y reconciliación. Entonces el prójimo no es solamente un

Pedro Velasco Rodriguez, 0.P


49

ser humano con sus derechos y su igualdad fundamental con todos,


sino que se convierte en la imagen viva de Dios Padre, rescatada
por la sangre de Jesucristo y puesta bajo la acción permanente del
Espíritu Santo... Por encima de los vínculos humanos y naturales,
tan fuertes y profundos, se percibe a la luz de la fe un nuevo modelo
de unidad del género humano, en el cual debe inspirarse en última
instancia la solidaridad. Este supremo modelo de unidad, reflejo de
la vida íntima de Dios, Uno en tres Personas, es lo que los cristianos
expresamos con la palabra «comunión»(40)

o La solidaridad es un camino para vencer los


obstáculos que impiden una sociedad justa

Los «mecanismos perversos» y las «estructuras de pecado» de que


hemos hablado, solo podrán ser vencidos mediante el ejercicio de
la solidaridad humana y cristiana, a la que la Iglesia invita y que
promueve incansablemente (40).

o Definición de la solidaridad

Siguiendo a Juan Pablo II podemos acercarnos a una


definición de la solidaridad negativa y positivamente:
Negativamente: "No es un sentimiento superficial por los
males de tantas personas, cercanas o lejanas" (SRS 38).
Positivamente: "Es la determinación firme y perseverante
de empeñarse por el bien común, por el bien de todos y cada uno,
para que todos seamos verdaderamente responsables de todos"
(SRS 38).

Los problemas sociales nos interpelan


150

Como resume brillantemente García Roca: "La solidaridad


es una construcción moral edificada sobre tres dinamismos: el
sentimiento compasivo, que nos lleva a ser unos para los otros: la
actitud de reconocimiento, que nos convoca a vivir unos con otros,
dando y recibiendo unos de otros: y el valor de la universalización,
que nos impele a hacer unos por otros. Y como todo ello debe ocurrir
en el interior de relaciones asimétricas y en un mundo desigual
y antagónico, de débiles y poderosos, de víctimas y verdugos, a
la solidaridad le es esencial un elemento de "abajamiento de los
unos a los otros, lo cual significa un cambio radical en el modo
de comportarnos los humanos"". Indudablemente también la
solidaridad implica el compartir como parte y verificación de la
misma.

ID Por lo tanto la solidaridad implica:


a. El sentimiento compasivo. La capacidad de sentir amor, estima,
cariño hacia la persona herida y golpeada. La compasión se abre
camino como ternura que es su medio ambiente interpersonal:
con una mirada, con una comida en común, con un pan repartido
hay seres que pueden ser salvados. Necesitamos una apelación
a la piedad como equivalente de humanidad para significar así
el carácter último e imprescindible de ese sentimiento; a quien
carece de él, le llamamos sin más, inhumano. Este sentimiento,
básico para la solidaridad, significa el nacimiento del prójimo
"¿dónde está tu hermano" (Gen. 4,8). Ser solidario implica tener
un corazón abierto a las necesidades, riquezas y limitaciones del
otro. Es poseer la capacidad para estremecerme, no solamente
ante mis miserias y fragilidades sino también ante la fragilidad
y el sufrimiento del otro. La figura del "Buen samaritano" es
ejemplar en este aspecto. Ante la visión de aquel hombre mal
herido y abandonado en medio del camino (¿No es acaso esa
la situación de millones de niños, emigrantes, campesinos
e indígenas sin tierra, desocupados, perseguidos?) "sintió
compasión" (Lc. 10, 33).

García Roca: "Exclusión social", Edic. HOAC, Madrid. 1998, p. 27.

Pedro Velasco Rodriguez, O.P.


151 ,

b. La actitud de reconocimiento, La actitud nutricia de la


solidaridad es el reconocimiento, que introduce en el ejercicio
de la solidaridad un elemento estrictamente racional. Es la
capacidad para percibir del otro en primerísimo lugar su grandeza,
su dignidad, su individualidad. El otro no es sólo un pobre,
un analfabeto, un perseguido, un drogadicto, un homosexual,
un anciano, un enfermo. No es eso lo primordial ni lo que le
determina. El otro, antes de cualquier otra consideración, es una
persona humana, tiene los mismos derechos y la misma grandeza
que yo, es mi semejante, es mi hermano. La "regla de oro" de
la moral: Lo que quieras que hagan por ti, hazlo también a los
demás" no es otra cosa que la expresión de este primer rasgo
de la solidaridad. Kant lo recoge en la segunda formulación
del imperativo categórico: "obra de tal modo que uses a la
humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier
otro , siempre como un fin, al mismo tiempo y nunca como un
medio'''. De este modo un arquetipo de la solidaridad es el bien
del otro, el reconocimiento de su particularidad, el hacerse cargo
de su individualidad, de su específico dolor y de su intransferible
invocación. Lo cual comporta unos elementos sustantivos:
la revalorización de las capacidades de los beneficiarios de la
solidaridad y la dignificación de la reciprocidad.

c. Compartir. N o es suficiente para que se despliegue la solidaridad


con el reconocimiento y la compasión hacia el otro. Tengo que
ser capaz y estar dispuesto, incluso que querer positivamente,
compartir lo que tengo con los demás. La solidaridad se realiza
haciendo que todos los seres humanos participen del conjunto
de los bienes disponibles. Estos han de ser divididos, repartidos
y distribuidos sin excluir a nadie para el reparto, sin acaparar
unos a costa de la privación de otros, y sin introducir en la
distribución medidas discriminatorias. El compartir humano
supone que los bienes son escasos frente a las necesidades
que hay que satisfacer. La forma justa de compartir los bienes
escasos se rige por la ley de la solidaridad: los bienes son "de"
todos y "para" todos.

M Kant: Fundamentación de la metafísica de las costumbres- Buenos Aires,


1962, p. 84.

Los problemas sociales nos interpelan


152

d. El valor de la universalidad. La solidaridad como sentimiento


y como actitud es también creadora de valores, ya que es una
llamada a la universalidad de la dignidad humana desde la
víctima. Junto a la compasión y al reconocimiento la solidaridad
recupera el imperativo de la universalidad: nace cuando se
descubre que los bienes y los beneficios sólo son humanos si son
universalizables. La fuerza universal de ciertos valores como los
derechos humanos, la vida, la dignidad se realiza en la defensa
de quienes se ven privados de ellos. Sólo serán humanos cuando
puedan disfrutar de ellos todos los hombres y todas las mujeres
de nuestro planeta. Mientras el sentimiento compasivo es
personal, la solidaridad ha de ser universal. La solidaridad como
principio rector del actuar correcto me proporciona una forma
de percibir a los demás que impregna todo mi actuar y, a la vez,
se extiende hasta los confines de la humanidad. Debe extenderse
a todas las personas por encima de la familia, la nación, el
color, la religión o la clase social. Se fundamenta esta nota de
la solidaridad humanamente en la interdependencia entre todos
los seres humanos y en el reconocimiento de la igual dignidad
de todos.
e. El principio-abajamiento. La solidaridad exige hoy que
los fuertes se abajen con los débiles en contra de sus propios
intereses. En el mundo único, desigual y antagónico, no es
posible ser solidarios sin quedar afectado radicalmente el propio
bienestar ya que es imposible que todos alcancen el modo de
vida propio del primer mundo. Es necesario estar dispuesto a
renunciar a parte de nuestros privilegios. El esquema cristológico
de la "Kenosis" , del que siendo rico se hizo pobre para que
todos pudiéramos gozar de su riqueza, es el paradigma de la
solidaridad.

❑ La solidaridad y la humanización del mundo

El principio de solidaridad exige un cambio de rumbo en


la organización de la vida social. Ninguna de las justificaciones

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


1

153 ,

actualmente vigentes de la sociedad (nacional e internacional) dan


cumplida respuesta a las aspiraciones de una humanidad solidaria.
El fracaso del socialismo real no deja en el campo ningún vencedor,
según ha señalado Juan Pablo II en la encíclica "Centesimus annus"
(35).
La solidaridad, apoyada en la justicia y regida por la
caridad, ha de regir la vida moral y la reflexión ética en la sociedad
convulsionada y expectante del momento actual.
Hay un pasaje del Nuevo Testamento que de forma
admirable expresa la función moral del principio de la solidaridad.
La catequesis cristiana, desde los Padres de la Iglesia hasta Juan
Pablo II ha encontrado en el texto de Mt 25, 31-40 el "lugar" de
fundamentación y de explanación para urgir la solidaridad entre los
hombres. En ese pasaje evangélico se establece como pauta de la
moralidad cristiana el criterio de la solidaridad. Cristo juzga a todos
los hombres ("todas las naciones"), y en particular a los cristianos, en
razón de la praxis solidaria ejercida con los necesitados (solidaridad/
insolidaridad ética), explicando el motivo de dicho juicio por la
identificación cristológica con los indigentes (solidaridad teológica).

5.3. PRINCIPIO DE SUBSIDIARIEDAD

5.3.1. Texto del Magisterio (Pio XI, Quadragesimo almo)

"Pues, aún siendo verdad, y la historia lo demuestra


claramente, que, por el cambio operado en las condiciones sociales,
muchas cosas que en otros tiempos podían realizar incluso las
asociaciones pequeñas, hoy son posibles sólo a las grandes
corporaciones, sigue, no obstante, en pie firme en la filosofía
social aquel gravísimo principio inamovible e inmutable: como no
se puede quitar a los individuos y dar a la comunidad lo que ellos
pueden realizar con su propio esfuerzo e industria, así tampoco es

Los problemas sociales nos interpelan


154

justo, constituyendo un grave perjuicio y perturbación del recto


orden, quitar a las comunidades menores e inferiores lo que ellas
pueden hacer y proporcionar y dárselo a una sociedad mayor y más
elevada, ya que toda acción de la sociedad, por su propia fuerza y
naturaleza, debe prestar ayuda a los miembros del cuerpo social,
pero no destruirlos y absorberlos" (79).
"Conviene, por tanto, que la suprema autoridad del Estado
permita resolver a las asociaciones inferiores aquellos asuntos y
cuidados de menor importancia, en los cuales, por lo demás, perdería
mucho tiempo, con lo cual lograría realizar más libre, más firme y
más eficazmente todo aquello que es de su exclusiva competencia,
en cuanto que sólo él puede realizar, dirigiendo, vigilando,
urgiendo y castigando, según el caso requiera y la necesidad exija.
Por lo tanto, tengan muy presente los gobernantes que, mientras
más vigorosamente reine, salvando este principio de función
«subsidiaria», el orden jerárquico entre las diversas asociaciones,
tanto más firme será no sólo la autoridad, sino también la eficiencia
social, y tanto más feliz y próspero el estado de la nación" (80).
Juan XXIII aplica este principio a la vida económica: MM 55.

5.3.2. Desarrollo temático

Este principio se refiere a la relación, que dentro de la


sociedad se da, entre el individuo y las organizaciones a que
pertenece, entre las asociaciones entre sí, entre las asociaciones
intermedias y las superiores y entre el Estado y las asociaciones y
personas que lo componen. Y no se refiere solamente a la relación
de la entidad superior con la inferior sino también a la inversa de la
inferior con la superior.
En la exposición de Pio XI (no superada hasta la fecha)
primero se sitúa al individuo ante cualquier asociación o comunidad
superior a él, aunque inferior al Estado. Y después relaciona a las
comunidades menores e inferiores con la comunidad más alta y
mayor. Este es el que se podrá denominar aspecto subjetivo del tema

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


155

—los sujetos de la subsidiariedad-. Por otra parte entre estos sujetos:


el individuo, las sociedades intermedias y el Estado se da una
delimitación de funciones, una complementación y una cooperación;
este es el aspecto objetivo de la subsidiariedad.

Por parte de las comunidades menores:

a) Deben de realizar su tarea propia y específica (Una empresa,


producir el bien o servicio correspondiente, una asociación
deportiva, desarrollar ese aspecto de la persona...)

b) Debe de tender, por sus propios medios, a la perfección en


eso que se especializa y en eso consistirá en primer lugar su
contribución al bien de la comunidad.

c) Aportará lo que sea necesario a la comunidad superior ya que


no existe aisladamente y la necesita para su propio desarrollo.

Por parte de las sociedades superiores. En el aspecto político


en caso del Estado:

a) No hará ni absorberá lo que las personas individuales pueden


hacer por si mismas. Positivamente debe de respetar el área de
tareas que corresponden al individuo en cuanto tal. A pesar de
la ampliación y complejidad de la vida social actual se afirma
vigorosamente la supremacía de la persona humana.;

b) El Estado como comunidad superior en el orden político debe


observar el máximo respeto posible al conjunto de tareas
que pueden llevar a cabo por sí mismas las asociaciones o
comunidades inferiores. No debe interferir innecesariamente en
lo específico de cada una de ellas;

c) Creará las condiciones y dará los apoyos necesarios para que


las sociedades inferiores puedan ejercitarse y desarrollarse de
acuerdo a su naturaleza y a sus fines. En este sentido el Estado
no es dueño de las personas o de las asociaciones sino su
servidor. No está para adueñarse de los grupos intermedios o
para disminuir a la persona sino, por el contrario, su razón de
ser es la de servir a las personas y a todo aquello que ellas crean
por propia iniciativa.

Los problemas sociales nos interpelan


1

156

d) En casos excepcionales el Estado suple lo que los individuos,


por razones especiales, no pueden hacer. Tienen una función de
suplencia.
e) El estado y la asociación superior crea las condiciones y aquellos
servicios que exceden las posibilidades de los individuos y de
las asociaciones intermedias y que son necesarias para el bien
común.
O El Estado coordina las relaciones que se dan en su interior
creando las mejores condiciones para que los individuos y las
asociaciones menores no se estorben y mutuamente se ayuden
y complementen.
Este principio parte de la base de que la sociedad es un
entramado de relacioneS en el que las partes deben de conservar su
independencia y autonomía pero articulándose y enriqueciéndose
mutuamente, por una parte, y contribuyendo al bien del todo por
otra. No supone una mera división de competencia, sino que es
un principio de cooperación en el sentido de que el Estado debe
favorecer, estimular y completar la acción individual. En principio
de subsidiariedad no es sólo un límite a la acción estatal, es también
un cauce para esa acción.
Hay que superar la idea de que la acción subsidiaria del Estado
puede tener un carácter eventual. En la sociedad de nuestros días,
esa acción ha de tener un carácter permanente, por la complejidad
creciente de los problemas a los que hay que hacer frente, pero sin
olvidar nunca los límites que le impone la subsidiariedad.
Como conclusión digamos dos cosas:
a) La subsidiariedad se refiere necesariamente a toda actividad
social y a toda unión social. Es un principio de valor universal
en el espacio y permanente en el tiempo.
b) La subsidiariedad tiene un valor significativo para toda labor de
dirección; por ejemplo en la estructura propia de la empresa o
de la actual administración pública. Las autoridades superiores,
si quieren lograr el éxito en su gestión, necesitan reconocer a los
agentes subordinados el área de tareas que ellos pueden realizar
por si mismos, bajo la dirección y vigilancia de tales autoridades.

Pedro Velasco Rodriguez, O.P.


I 57 ,,

Juan XXIII lo aplica este principio de la función subsidiaria


a la comunidad mundial en la PT:
"Así como en cada Estado es preciso que las relaciones que
median entre la autoridad pública y los ciudadanos, las familias y
los grupos intermedios, se regulen y gobiernen por el principio de
la acción subsidiaria, es justo que las relaciones entre la autoridad
pública mundial y las autoridades públicas de cada nación se regulen
y rijan por el mismo principio. Esto significa que la misión propia
de esta autoridad mundial es examinar y resolver los problemas
relacionados con el bien común universal en el orden económico,
social, político o cultural, ya que estos problemas, por su extrema
gravedad, amplitud extraordinaria y urgencia inmediata, presentan
dificultades superiores a las que pueden resolver satisfactoriamente
los gobernantes de cada nación" (140).
"Es decir, no corresponde a esta autoridad mundial limitar
la esfera de acción o invadir la competencia propia de la autoridad
pública de cada Estado. Por el contrario, la autoridad mundial debe
procurar que en todo el mundo se cree un ambiente dentro del
cual no sólo los poderes públicos de cada nación, sino también los
individuos y los grupos intermedios, puedan con mayor seguridad
realizar sus funciones, cumplir sus deberes y defender sus derechos"
(141).
Tres ámbitos en que se aplica este principio
> Dentro del Estado (por ejemplo, en la relación entre
estados provinciales o regionales y Estado central; o entre
reparticiones de éstos)
> En la relación entre el Estado y la sociedad civil, entendida
como el conjunto de relciones entre individuos y sociedades
intermedias:
> Dentro de la misma sociedad civil (en el seno de las
asociaciones intermedias)

Los problemas sociales nos 2rpelan


158

6. LA PARTICIPACIÓN SOCIAL

6.1. TEXTO DEL MAGISTERIO

"La participación ocupa un puesto predominante en el


desarrollo reciente de la enseñanza social de la Iglesia. Su fuerza
radica en el hecho de que asegura la realización de las exigencias
éticas de la justicia social. La participación justa, proporcionada y
responsable de todos los miembros y sectores de la sociedad en el
desarrollo de la vida socio-económica, política y cultural es el camino
seguro para conseguir una nueva convivencia humana. La Iglesia no
sólo no cesa de recordar este principio, sino que encuentra en él una
motivación permanente para favorecer la mejora de la calidad de
vida de los individuos y de la sociedad en cuanto tales. Se trata de
una aspiración profunda del hombre que manifiesta su dignidad y su
libertad en el progreso científico y técnico, en el mundo del trabajo
y en la vida pública" (Or. EDSI 40).

6.2. EL IDEAL Y EJERCICIO DE LA PARTICIPACIÓN

Participación es la forma de realizar una empresa que atañe


a varios individuos humanos libres. Los animales no "participan";
lo más que pueden alcanzar, en el nivel de sociabilidad, es "sumar"
esfuerzos.
Se fundamenta este principio en el de la dignidad de la
persona: Juan XXIII lo pone de relieve al afirmas que: "Con la
dignidad de la persona humana concuerda el derecho a tornar parte
activa en la vida pública y contribuir al bien común. Pues, como dice
nuestro predecesor, de feliz memoria, Pío XII, el hombre como tal,
lejos de ser objeto y elemento puramente pasivo de la vida social,
es, por el contrario, y debe ser y permanecer su sujeto, fundamento
y fin" (PT 26).

Pedro Velasco Rodríguez. 0.13.


159 ,

La significación de participar tiene una doble vertiente:

a) en sentido pasivo, participar es "tener una parte en una cosa o


tocarle algo de ella";

b) en sentido activo, participar es comprometer la libre actuación


dentro de un empello compartido con otros sujetos libres.

La libertad es el presupuesto de la participación activa por lo que


podemos afirmar que la participación remite a la libertad y ésta se
concreta en la participación.

La vida social es la gran empresa de los seres humanos. Si la


realizan y se realizan como seres libres han de conducirla mediante
la participación activa. Participar en la vida social es ejercitar la
libertad.

A nivel político no es suficiente, como ejercicio de la


participación y expresión de la libertad, la democratización liberal
en la que los ciudadanos eligen y poco más. La meta ideal de la
participación en este sentido es la democratización social. Esta
democratización: I) "es "social", en cuanto que no se limita al
ámbito del poder político sino que abarca todo el entramado de la
vida social; 2) es "integral", ya que no depende exclusivamente del
juego elitista de individuos y grupos profesionalizados sino que es
el ejercicio connatural de todo el cuerpo social.

Tanto la participación como la democratización han de


realizarse en todos los campos de la vida social.

7. LA OPCIÓN PREFERENCIAL POR LOS POBRES

Este principio, importantísimo y de gran significado en


la teología y en el magisterio latinoamericano vamos a exponerla
detenidamente en el capítulo Vl. Remitimos a él para evitar
repeticiones.

Los problemas sociales nos interpelan


1

, 160

8. TEXTO PARA COMENTAR

8.1. CONTENIDO DEL BIEN CONIÚNI3

"El bien común tiene a veces una apariencia más bien


abstracta. Sin embargo posee una concreción histórica y empírica
tan real como la misma sociedad concreta que hacia él tiende. Para
hacer más tangible esta concreción, puede ayudar una descripción
enumerativa —forzosamente incompleta- de los elementos que lo
componen. Ellos se encuentran diseminados en diversos documentos
del Magisterio: puede consultarse, sobre todo, la Pacem in terris,
53-66.

El bien común de una determinada sociedad actual


comprende los recursos materiales y el territorio; el ingreso global
y el salario justo: la difusión de la propiedad privada; la previsión
social; los servicios esenciales: caminos, transportes, comercio,
agua potable, electricidad, vivienda. salud, etc.; la preservación del
medio ambiente; la red de comunicaciones: el recto funcionamiento
de los medios de comunicación social; la tranquilidad pública y la
estabilidad social; la armonía de las clases y estamentos; los medios
de descanso y diversión; el idioma, la cultura y las propiedades
característicos de la nación; la educación laboral, social, moral y
religiosa; el desarrollo de las artes, letras y ciencias; la justicia de
la legislación; la correcta organización de los poderes del Estado;
la adecuada exigencia del cumplimiento de los deberes cívicos, y la
defensa de la libertad y de los derechos fundamentales de la persona
humana.

Esta enumeración, por una parte, no pretende ser exhaustiva;


por otra parte, la adecuada y justa integración de todos estos bienes
es un ideal moral que, dada la condición humana cons sus grandezas
y miserias, no se alcanzará nunca fácil ni plenamente. No por eso,

13
lbanez Langlois, José M.: -Doctrina Social de la lelesial Edic. U.C. Chile,
Santiago de Chile 1986. p. 86.

Pedro Velase() Rodriguez. 0.P.


1

161 ,

sin embargo, pierde esta integridad su carácter de auténtico deber-


ser de la sociedad civil".

8.2. BERTRAND RUSSELL, (AUTOBIOGRAFÍA)


"Tres pasiones, simples pero extremadamente poderosas,
han gobernado mi vida: el anhelo de amor; el deseo de saber y una
compasión abrumadora ante el sufrimiento de la humanidad.
Estas pasiones, como alas enormes, me han empujado de
acá para allá en un caminar errante sobre un profundo océano de
angustia hasta llegar al borde mismo de la desesperación.
He buscado el amor; en primer lugar porque trae consigo el
éxtasis...; en segundo lugar, lo he buscado porque nos libera de la
soledad... Finalmente, lo he buscado porque en la unión del amor he
creído ver, en una miniatura mística, la visión anticipada del paraíso
que santos y poetas han imaginado. Esto es lo que yo he buscado y
aun cuando parezca un bien excesivo para la vida humana, esto es lo
que he encontrado al fin.
Con igual pasión he buscado el saber. He deseado entender
el corazón de los hombres. He deseado saber por qué brillan las
estrellas. Y he tratado de captar la fuerza pitagórica en virtud de la
cual los números se alzan soberanos sobre el devenir. He conseguido
algo, aunque no mucho, de esto.
Amor y conocimiento, hasta donde pueden alcanzarse,
empujan hacia arriba, hacia el cielo. Pero siempre la compasión me
volvió de nuevo a la tierra. Ecos de grito de dolor reverberan en
mi corazón. Niños hambrientos, víctimas torturadas por opresores,
viejos sin esperanza que constituyen una carga odiosa para sus
hijos y un mundo entero de soledad, pobreza y dolor son una mofa
sarcástica de lo que la vida humana debería ser. Suspiro por aliviar
el mal, pero no me es posible y sufro por ello.
Esto ha sido mi vida. Encuentro que ha merecido la pena
vivirla y con gusto volvería a vivirla si se me ofreciera la posibilidad
de hacerlo"14
14
Luis de Sebastián: "La solidaridad", Ariel, Barcelona, 1996, p. 8-9.

Los problemas sociales nos Interpelan


163

Capítulo VI

LA IGLESIA DE AMÉRICA LATINA FRENTE A LA


REALIDAD SOCIAL DE NUESTRO CONTINENTE

Introducción
1. 1 Conferencia General de Río de Janeiro (1955)
2. 11 Conferencia General de Medellín (1968)
2.1. Contexto eclesial y sociopolítico
2.2. Metodología y documentos
2.3. Principales aportes
2.3.1. Lectura teológica pastoral de la realidad social
2.3.2. Liberación y desarrollo
2.3.3. La justicia, la paz y la violencia
3. 111 Conferencia General de Puebla (1979)
3.1. Contexto eclesial y sociopolítico
3.2. Lectura ética de la realidad
Motivación de esta lectura
Descripción y causas de la realidad
3.3. Cuestiones relevantes de ética social
3.3.1. La dignidad de la persona y los derechos humanos
3.3.2. Las ideologías
3.3.3. La política
3.3.4. La liberación y el desarrollo integral
4. IV Conferencia General de Santo Domingo (1992)

Los problemas sociales nos interpelan


1

164

4.1. Contexto eclesial y sociopolitico


4.2. Principales contenidos
4.2.1. Desarrollo humano y evangelización
4.2.2. Temas de D.S.1. en Santo Domingo
5. V Conferencia General Aparecida (2007)
5.1. Contexto eclesial y sociopolítico
5.2. Algunos temas sociales abordados por Aparecida
5.2.1. Promoción de la justicia y anuncio del evangelio
5.2.2. La globalización, característica de nuestro tiempo
5.2.3 El bien común global pasa por respetar y conservar la naturaleza
6. Opción por los pobres en Medellín, Puebla y Aparecida
6.1. Los pobres y la pobreza en Medellín
6.1.1. Relevancia del tema
6.1.2. Realidad de los pobres
6.1.3. Tipos de pobreza y su interrelación
6.1.4. Opción por los pobres
6.2.La opción por los pobres en Puebla
Continuidad con Medellín
Realidad de los pobres
Fundamentación de esta opción
Compromisos implicados en esta opción
6.3. La opción por los pobres en Aparecida
6.3.1. Continuidad y reafirmación de las anteriores Conferencias
6.3.2. Fundamento Cristológico de esta opción
6.3.3. Implicaciones de la opción por los pobres
6.4. Conclusión

Pedro Velasco Rodríguez. O. le


1

165 ,

Lo que abarca el estudio y profundización de la D.S.I. en


el Magisterio Latinoamericano es de una amplitud y riqueza tal que
desborda completamente las pretensiones de este libro.

Hasta 1965, fin del Concilio Vaticano II, por indicar una fecha
significativa, ya seria interesantísimo rastrear las orientaciones,
enseñanzas y emprendimientos de la Jerarquía en el orden de lo
social.

A partir de esa fecha el material documental sobre el tema es


impresionantemente extenso. Muchos obispos (a veces en unión con
los presbiterios), Conferencias Episcopales y Asambleas Generales
de A. Latina han reflexionado sobre la realidad social de nuestro
continente y nos han legado importantísimos aportes al respecto.
Solamente la Iglesia Paraguaya ha producido en este sentido
documentos valiosos no siempre suficientemente reflexionados y
llevados a la práctica.

Por eso en este capítulo vamos a limitarnos a resaltar algunos


de los aspectos más relevantes que pusieron sobre el tapete las cinco
Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano que se han
desarrollado desde 1955 hasta el 2007.

1. I CONFERENCIA GENERAL DE RÍO


DE JANEIRO (1955)

En el año 1955 se reúne en Río de Janeiro, convocado por


el Papa Pio XII, el Episcopado Latinoamericano en lo que fue la
Primera Conferencia General de dicho colectivo.

En la Carta convocatoria el Papa habla:


De la importancia numérica y cualitativa del catolicismo
latinoamericano.
Del problema grave de la escasez de Clero.
De la importancia de la emigración en A. L. y la atención que
dicho fenómeno social merece por parte de la Iglesia.
- La importancia de difundir la Doctrina Social de la Iglesia.

Los problemas sociales nos interpelan


1

166

En el Documento conclusivo de dicha conferencia los


Obispos señalan:
- La situación de pobreza y desigualdad de su situación
social que pone en peligro la paz de las naciones.
«El Panorama social presentado por el continente
latinoamericano nos permite advertir que, no obstante la acumulación
de bienes que depositó en él la Providencia para beneficio de sus
pobladores, no todos disfrutan igualmente de tan rico tesoro, ya que
muchos de sus habitantes, especialmente entre los trabajadores del
campo y de la ciudad, viven en situación angustiosa. Tan deplorable
condición de vida material, que evidentemente pone en peligro el
bienestar general de las naciones y su progreso, repercute forzosa e
inevitablemente en la vida espiritual de esta numerosa población»'

- Hablan también de la necesidad de difundir la Doctrina


Social de la Iglesia corno forma concreta de iluminar y formar a los
cristianos.
- Señalan la necesidad de comprometerse en favor de los
más pobres.
«El pensamiento cristiano, según las enseñanzas pontificias
considera como elemento importantísimo la elevación de las clases
necesitadas, empresa enérgica y generosa que aparece a todo
discípulo de Cristo no solo como un progreso temporal, sino como
cumplimiento de un deber moral. Para eso se requiere la acción»2

"Fe cristiana y compromiso social-. Departamento social del CELAM. Lima.


1981. Pag. 400.

2 0. e., p. 401

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


1

167

2. I I CONFERENCIA GENERAL
DE MEDELLÍN (1968)

2.1. CONTEXTO ECLESIAL Y SOCIOPOLITICO_

En la ciudad colombiana de Medellín se lleva a cabo una


reunión del Episcopado latinoamericano llamada a tener grandísmas
repercusiones en toda la Iglesia de nuestro continente. Hacía tres años
que había terminado en Roma el Concilio Vaticano II y toda la Iglesia
estaba realizando con entusiasmo y esperanza profundos cambios.
Esta Conferencia va a significar para la Iglesia latinoamericana como
un gran Concilio Continental. Durante los años posteriores en toda
la Iglesia latinoamericana se trabajará en base a sus documentos.
La Iglesia del Paraguay, como fruto de esta Conferencia durante los
años siguientes va experimentar una renovación, movilización y
esfuerzo mancomunado de toda la comunidad eclesial como nunca
se ha conocido. Y hemos de observar que nos encontramos en plena
y dura dictadura Strossnista.

Por estos años frente al avance de ciertas tendencias


populistas, emergen sistemas neofascistas, inspirados en las
experiencias europeas o en las ideas de la Seguridad Nacional que
configurarán la Doctrina del mismo nombre.

Por otro lado, en el campo económico, se extiende la


economía extractiva y depredatoria, en cuanto aparecen las primeras
tentativas de industrialización, que permitirán iniciar un modelo de
sustitución de importaciones. Aumenta la penetración del capital
extranjero por la actuación creciente de las grandes empresas
transnacionales.

Un hecho se impone a una observación panorámica de


nuestro continente: la sorprendente estabilidad de sus estructuras
sociales. Ninguna de aquellas transformaciones afectaron seriamente
la situación de injusticia estructural que marcaba la condición
social latinoamericana. La situación de muchos sectores del pueblo
latinoamericano era peor que la situación de los esclavos en épocas
anteriores.'

3
O. e., p. 402-403

Los problemas sociales nos interpelan


1

168

2.2. METODOLOGÍA Y DOCUMENTOS

Las conclusiones de Medellín están contenidas en 16


documentos, con una metodología de presentación común a todos:
descripción de la situación, una reflexión doctrinal y una proyección
pastoral (ver, juzgar, actuar). Los documentos están agrupados en
tres grandes áreas:
- Area de promoción del hombre y de los pueblos hacia
los valores de la justicia, la paz, la educación y la justicia (1. Justicia.
2. Paz. 3. Familia y demografía. 4. Educación. 5. Juventud.)
- Area correspondiente a la necesidad de una adaptada
evangelización y maduración en la fe de los pueblos y sus elites a
través de la catequesis y la liturgia (6. Pastoral popular. 7. Pastoral
de elites. 8. Catequesis. 9. Liturgia).
- Area que trata de los problemas relativos a los miembros
de la Iglesia, que requieren intensificar su unidad y acción pastoral
a través de estructuras visibles, también adaptadas a las nuevas
condiciones del continente. (10. Movimientos laicos. 11. sacerdotes.
12. Religiosos. 13. Formación del clero. 14. La pobreza de la Iglesia.
15. Pastoral de conjunto. 16. Medios de comunicación social).

2.3. PRINCIPALES APORTES


2.3.1. Lectura teológico pastoral de la realidad social

El Concilio Vaticano 11 exhorta que «el Pueblo de Dios,


movido por la fe, que le impulsa a creer que quien lo conduce es
el Espíritu del Señor, que llena el universo, procura discernir en
los acontecimientos, exigencias y deseos, de los cuales participa
juntamente con sus contemporáneos, los signos verdaderos de la
presencia o de los planes de Dios» (G.S. 11). La Segunda Conferencia
General del Episcopado Latinoamericano, celebrada en Medellín,

Pedro Velasco Rodriguez, O.P.


1

169

entre el 26 de agosto y el 6 de setiembre de 1968, es justamente


un esfuerzo episcopal de discernir los signos de los tiempos en el
continente.
«América Latina está evidentemente bajo el signo de la
transformación y el desarrollo... Percibimos aquí los preanuncios
en la dolorosa gestación de una nueva civilización. No podemos
dejar de interpretar este gigantesco esfuerzo por una rápida
transformación y desarrollo como un evidente signo del Espíritu
que conduce la historia de los hombres y de los pueblos hacia su
vocación» (Introducción, 4)
«El hecho de que la transformación a que asiste nuestro
continente alcance con su impacto la totalidad del hombre se presenta
como un signo y una exigencia. No podemos los cristianos dejar de
presentir la presencia de Dios, que quiere salvar al hombre entero,
alma y cuerpo. ... Cristo, activamente presente en nuestra historia,
anticipa su gesto escatológico no sólo en el anhelo impaciente del
hombre por su total redención, sino también en aquellas conquistas
que, como signos pronosticadores, va logrando el hombre a través
de una actividad realizada en el amor» (Introducción, 5).
Medellín nos enseña y nos invita a ejercitar la fe y el
compromiso cristiano a partir de la realidad, de los acontecimientos
de nuestros pueblos.
Entre esos acontecimientos Medellín señala tres de capital
importancia:
a) La existencia de «tremendas injusticias sociales... que
mantienen a la mayoría de nuestros pueblos en una dolorosa
pobreza cercana en muchísimos casos a la inhumana miseria»
(Pobreza, I ). En otros términos «el subdesarrollo latinoamericano
como injusta situación promotora de tensiones que conspiran
contra la paz» (Paz, 1)»
b) La situación de injusticia reflejada en estructuras sociales
que impiden la realización de las personas. «América Latina

Justicia, 1; Past. Conj., 1; Paz. I; Juventud, I.

Los problemas sociales nos interpelan


170

se encuentra, en muchas partes, en una situación de injusticia


que puede llamarse de violencia institucionalizada cuando, por
defecto de las estructuras de la empresa industrial y agrícola„
de la economía nacional e internacional, de la vida cultural y
política, poblaciones enteras faltas de lo necesario, viven en una
tal dependencia que les impide toda iniciativa y responsabilidad,
lo mismo que toda posibilidad de promoción cultural y de
participación en la vida social y política, violándose así derechos
fundamentales» (Paz, 16).
c) La toma de conciencia de los pobres sobre estas situaciones y
su anhelo de liberación. (Mov. Laicos, 2; Paz, 7).
Esto supone para la vida y el compromiso cristianos una nueva
forma de experimentar la realidad y a la vez, y esto es de suma
importancia, una nueva espiritualidad que implica:
a. Seriedad frente a la realidad. La cultura, la economía, la
política... son dimensiones de la persona, mediaciones de la
acción de Dios; a través de ellas, también, Dios invita, llama,
urge y salva. Por lo tanto no se pueden tomar a la ligera, como si
no interesaran, como algo extrínseco a la salvación cristiana, o
como no dignas de una consideración más que superficial.
b. Discernir en la realidad social aquellas señales y signos que
indican la presencia de Dios, las semillas del Reino. Convertir
la realidad temporal en uno de los lugares donde Dios se revela
y desde el que Dios nos llama a conversión y compromiso.
«Así como otrora Israel, el Primer Pueblo, experimentaba la
presencia salvífica de Dios cuando lo liberaba de la opresión
de Egipto, cuando lo hacía pasar el mar y lo conducía hacia la
tierra de la promesa, así también nosotros, nuevo Pueblo de
Dios, no podemos dejar de sentir su paso que salva cuando se
da el verdadero desarrollo que es el paso, para cada uno y para
todos, de condiciones de vida menos humanas, a condiciones
más humanas» (Introducción, n. 6).
c. Sin confundir el progreso temporal y el Reino de Cristo superar
toda dicotomía o dualismo en el cristianismo. «Sin caer en

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


171

confusiones o en identificaciones simplistas, se debe manifestar


siempre la unidad profunda que existe entre el proyecto salvífico
de Dios, realizado en Cristo, y las aspiraciones del hombre; entre
la historia de la salvación y la historia humana; entre la Iglesia,
Pueblo de Dios, y las comunidades temporales; entre la acción
reveladora de Dios y la experiencia del hombre; entre los dones y
carisma sobrenaturales y los valores humanos» (Catequesis, 4).
Porque la evangelización «no puede ser atemporal ni ahistórica.
En efecto, los signos de los tiempos que en nuestro continente
se expresan sobre todo en el orden social, constituyen un lugar
teológico e interpelaciones de Dios» (Past. Elites, 13).5
d. Vivir una fe encarnada, es decir, una respuesta a la llamada de
Dios desde las ambigüedades, los fracasos y las miserias de lo
humano. En esta historia concreta nuestra, Dios trabaja; por lo
tanto, nosotros creemos que el Reino de Dios se va haciendo o
impidiendo con nuestras acciones u omisiones en el campo de
lo temporal y humano.

2.3.2. Liberación y desarrollo

Medellín se refiere muchas veces a la situación de


subdesarrollo que caracteriza a nuestro continente y apunta hacia
un desarrollo integral (Educación, 8) en la línea de la Populorum
Progressio. Sin embargo, Medellín analiza este hecho en el marco
de la dependencia y del colonialismo. Esta contextualización
del subdesarrollo le lleva a poner énfasis en la liberación, tema y
concepto que comienza a adquirir carta de ciudadanía en la reflexión
teológica y pastoral de la Iglesia a partir de este momento.

5 Ver también: Introducción, 5; Justicia, 4,6: Paz, 24: Liturgia, 3,4,7; Catequesis,
6,17.

Los problemas sociales nos interpelan


172

Para Medellín liberación significará:

a. Una aspiración cada vez más sentida (Pobreza, 2).

b. La iniciativa de todas las liberaciones la tiene Dios en Cristo


(Justicia, 3,1 y 4,1).

c. Debe de comenzar en el interior de cada persona y en la


conversión a Dios y la superación del pecado. «Para nuestra
verdadera liberación, todos los hombres necesitamos una
profunda conversión a fin de que llegue a nosotros el Reino de
justicia, de amor y de paz. El origen de todo menosprecio del
hombre, de toda injusticia, debe ser buscado en el desequilibrio
interior de la libertad humana, que necesitará siempre, en la
historia, una permanente labor de rectificación» (Justicia,3).

d. Debe de abarcar a todas las personas y a toda la persona: debe de


ser integral. «En la Historia de la Salvación la obra divina es una
acción de liberación integral y de promoción del hombre en toda
su dimensión, que tiene como único móvil el amor» (Justicia,4).

e. Implica la transformación de las estructuras injustas.

f. Forma parte de la misión de la Iglesia. (Educación, 1 y 9; Mov.


Laicos, 9; Justicia, 3)

g. En síntesis, la auténtica liberación necesita de estructuras


nuevas, sobre todo, de hombres nuevos (Justicia, 3,2).

2.3.3. La justicia, la paz y la violencia


Dos documentos llevan justamente este título por lo que no
es difícil calibrar la relevancia que Medellín le da a estos temas.

Pedro Velasco Rodríguez, OR


1

173 „

La justicia
Para Medellín la injusticia tiene unas causas y consecuencias
bien concretas y no solamente esto, hace también una lectura
teológica de esa realidad e indica que constituye una situación de
pecado: «Al hablar de una situación de injusticia nos referirnos a
aquellas realidades que expresan una situación de pecado» (Paz, 1).

Estas situaciones de injusticia son:


- Tensiones entre clases y colonialismo interno reflejadas
en diversas formas de marginalidad, desigualdades excesivas entre
las clases sociales, frustraciones crecientes, formas de opresión
de grupos y sectores dominantes, poder injustamente ejercido y
creciente toma de conciencia de los sectores oprimidos (Paz, 2 al 7).

- Tensiones internacionales y neocolonialismo externo


que en el aspecto económico se reflejan en «la distorsión creciente
del comercio internacional, la fuga de capitales económicos y
humanos, la evasión de impuestos, el endeudamiento progresivo y
los monopolios internacionales» (Paz,9) y en el aspecto político en
los imperialismos ideológicos y en las intervenciones directas de
potencias extranjeras» (Paz,10).
- Tensiones entre los piases de A.L. manifestadas sobre todo
en un nacionalismo exacerbado y en el armamentismo (Paz, 12,13).

Frente a esta situación la Iglesia no puede permanecer neutra


porque «la búsqueda cristiana de la justicia es una exigencia de la
enseñanza bíblica» (Justicia, 5).
«Crear un orden social justo... es una tarea eminentemente
cristiana» (Paz, 20). Medellín señala un posible pecado de omisión
y una tarea en orden a construir un orden social justo:

- Omisión culpable: «Son también responsables de la


injusticia todos los que no actúan en favor de la justicia con los
medios de que disponen, y permanecen pasivos por temor a los
sacrificios y a los riesgos personales que implica toda acción audaz
y verdaderamente eficaz.

Los problemas sociales nos interpelan


174

- Una tarea: «Frente a las tensiones que conspiran contra la


paz... creemos que el Episcopado latinoamericano no puede eximirse
de asumir responsabilidades bien concretas» (Paz, 20).

La paz y la violencia
Medellín señala tres notas que caracterizan la concepción
cristiana de la paz:

a. «La paz es, ante todo, obra de justicia. Supone y exige la


instauración de un orden justo» (Paz, 14).

b. «La paz es un quehacer permanente... Una paz estática y aparente


puede obtenerse con el empleo de la fuerza; una paz auténtica
implica lucha, capacidad inventiva, conquista permanente»
(Paz,14).

c. «La paz es fruto del amor, expresión de una real fraternidad entre
los hombres: fraternidad aportada por Cristo, Príncipe de la Paz,
al reconciliar a todos los hombres con el Padre» (Paz, 14).
d. Donde no hay condiciones de paz hay rechazo de Dios. «Donde
se encuentran injustas desigualdades sociales, económicas y
culturales, hay un rechazo del don de la paz del Señor; más aún,
un rechazo del Señor mismo» (Paz, 14).

Sobre la realidad y el concepto de violencia Medellín hace


unas aportaciones de suma importancia:
a. Existe una violencia institucionalizada.
b. Frente a esta violencia es grande la tentación de superarla por
la violencia revolucionaria. «No hay que abusar de la paciencia
de un pueblo que soporta durante años una condición que
difícilmente aceptarían quiénes tienen una mayor conciencia de
los derechos humanos» (Paz, 16).
c. Esta violencia siempre causa males gravísimos y, por lo tanto,
no se justifica sino en casos muy excepcionales.

Pedro Velasco Rodriguez. O.P


1

175

d. Estos casos excepcionales los habia ya señalado la Populorum


progresio (Paz, 19).

e. El cristiano es pacífico, no pacifista, en el sentido de no estar


dispuesto a oponerse y luchar contra el mal (Paz, 19).

f. Medellín opta por la acción del pueblo concientizado y


organizado como camino hacia la paz (Paz, 19).

3. III CONFERENCIA GENERAL DE PUEBLA (1979)

3.1. Contexto eclesial y sociopolítico

Esta Tercera Conferencia fue inaugurada en Puebla, México,


el 28 de enero de 1979, con el discurso de Juan Pablo 11.

La Iglesia ha vivido años de enormes esfuerzos de


renovación, de un compromiso heroico con las masas empobrecidas
y ha sufrido la muerte violenta de muchos de sus miembros tanto
obispos como sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos de las
más variadas regiones y procedencias sociales. La mayoría eran
sacerdotes, religiosos y laicos absolutamente pacíficos, sacrificados
y muy queridos por sus fieles como los casos de Rutilio Grande
en El Salvador (marzo del 77), Ilector Gallego en Panamá (junio
del 71), los cinco religiosos palotinos irlandeses asesinados en
Argentina en junio del 76... Incluso un Obispo en Argentina
Angelelli. En total son varias docenas de sacerdotes y cientos de
laicos católicos comprometidos los que fueron asesinados en los 15
años que anteceden a Puebla. Sin contar las torturas, exilios, etc.

A nivel político en casi todos los países de América latina


gobernaban regímenes militares donde los derechos humanos eran
sistemáticamente conculcados y apoyados militarmente por los
Estados Unidos e ideológicamente por la doctrina de la Seguridad
Nacional. La pobreza y la miseria se han agrandado con respecto a
las descripciones de Medellín.

Los problemas sociales nos interpelan


176

Dos corrientes de pensamiento que en estos momentos están


teniendo un enorme influjo son: en el campo social la teoría de la
dependencia como explicación a la situación de subdesarrollo que
vive el continente y en el campo teológico la corriente de la Teología
de la Liberación.

3.2. Lectura ética de la realidad

3.2.1. Motivación de esta lectura

Los obispos dejan en claro el motivo que les impulsa a


realizar una lectura de la realidad del continente (15 y 16)

La fe nos impulsa a discernir las interpelaciones de Dios en los


signos de los tiempos presentes en la historia,

para dar testimonio, anunciar y promover las valores evangélicos


de la comunión y de la participación (211-219),

y denunciar todo lo que va contra la fi liación que tiene origen en


Dios Padre y en la fraternidad en Cristo Jesús,

y esto no para causar desaliento, sino para estimular el cambio


de las estructuras injustas, queriendo ser voz «de quien no puede
hablar o de quien es silenciado» (24).

3.2.2. Descripción y causas de la realidad

La descripción analítica de la realidad del continente destaca


los aspectos negativos y los aspectos positivos. Con respecto a lo
negativo se señala (27-50; 55-62; 127-130; 834-840):
- En general, se constata un deterioro en el cuadro socio-político
y económico y se afirma que desde Medellín la situación se ha
agravado en la mayoría de los países (487), aumentando más y

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


177 ,

más la distancia entre los muchos que tienen poco y los pocos que
tienen mucho (Mensaje, 2).

- Se advierte una situación de injusticia y de violencia


institucionalizada, donde existe un atropello de la dignidad
humana hasta los derechos más fundamentales (1261).

- Se resalta la falta de participación en las decisiones políticas y de


respeto a la persona humana (desapariciones, torturas, secuestros,
terrorismo, inseguridad, etc.. (42 y 46).

- se constata la proliferación de regímenes de fuerza, con abuso de


poder, represión sistemática o selectiva, inspirados en la ideología
de la Seguridad Nacional (42 y 49).

- estas situaciones se dan a veces en piases en que los gobernantes


declaran ser cristianos (24).

Se puede afirmar que en todo el documento se destacan


la pobreza -en la cual se encuentra la gran mayoría- y la violación
constante de la dignidad humana (1135). Estas dos preocupaciones
se retoman en la cuarta parte (sobre la acción de la Iglesia en la
sociedad nacional, 1254-1293) y se plantea la necesidad de un
compromiso por la justicia social (para erradicar la pobreza) y una
promoción de los derechos humanos (para que se respete la dignidad
humana).

Esta lectura ética de la realidad del continente no se contenta


con la mera descripción, sino busca las causas, plantea metas y fija
prioridades.

Las causas señaladas, como raíces profundas de los hechos


de marginación y de opresión, son (63-70):

la presencia de sistemas económicos que no tienen al hombre


como centro de la sociedad y que no realizan los cambios
necesarios para la construcción de una sociedad justa;

la falta de integración entre los piases latinoamericanos y el


fenómeno de la dependencia económica, tecnológica, política
y cultural;

Los problemas sociales nos interpelan


1

178

la falta de reformas estructurales en la agricultura, necesarias


para permitir el acceso a la tierra y a los medios que hagan posible
un mejoramiento de la productividad y comercialización;

- la crisis de valores morales que se expresa en la corrupción,


el afán de lucro desmedido, la carencia de sentido social, de
justicia vivida y de solidaridad;

en el fondo, existe un misterio de pecado.

3.3. CUESTIONES RELEVANTES DE ÉTICA SOCIAL

3.3.1. La dignidad de la persona y los derechos humanos

Ya en el discurso de apertura de Juan Pablo II le dio gran


énfasis a estos dos aspectos. Podemos decir que el tema de los
derechos humanos entra a formar parte de las preocupaciones más
importantes de la Iglesia latinoamericana a partir de Puebla. Ya
Medellín había hablado sobre el tema pero Puebla lo va a hacer de
una manera más detenida, enérgica y clara.
Sobre la dignidad de la persona nada mejor que la reflexión
de estos tres números del documento de Puebla:

316. Es grave obligación nuestra proclamar, ante los


hermanos de América Latina, la dignidad que a todos, sin
distinción alguna les es propia (Cfr. Gén. 1,26-28; 9,2-7;
Eclo. 17,2-4; Sab. 9,2-3; Sal. 8,5-9) y que sin embargo
vemos conculcadas tantas veces en forma extrema.
A reivindicar tal dignidad nos mueve la revelación
contenida en el mensaje y en la persona misma de
Jesucristo.
317. Profesamos, pues, que todo hombre y toda mujer
(Cfr. Gál. 5,13-24) por más insignificantes que parezcan,
tienen en sí una nobleza inviolable que ellos mismos y los

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


79

demás deben respetar y hacer respetar sin condiciones;


que toda vida humana merece por sí misma, en cualquier
circunstancia, su dignificación; que toda convivencia
humana tiene que fundarse en el bien común, consistente
en la realización cada vez más fraterna de la común
dignidad, lo cual exige no instrumentalizar a unos en
favor de otros y estar dispuestos a sacrificar aun bienes
particulares.
318. Condenamos todo menosprecio, reducción o
atropello de las personas y de sus derechos inalienables;
todo atentado contra la vida humana, desde la oculta en
el seno materno, hasta la que se juzga corno inútil y la
que se está agotando en la ancianidad; toda violación o
degradación de la convivencia entre los individuos, los
grupos sociales y las naciones.

La Iglesia exige la vigencia y respeto en el continente de los


siguientes derechos (1271-1273):
Derechos individuales: derecho a la vida (a nacer, a la
procreación responsable), a la integridad física y síquica, a la
protección legal, a la libertad religiosa, a la libertad de opinión, a la
participación en los bienes y servicios, a construir su propio destino,
al acceso a la propiedad y a otras formas de dominio privado sobre
los bienes exteriores.
Derechos sociales: derecho a la educación, a la asociación,
al trabajo, a la vivienda, a la salud, a la recreación, al desarrollo, al
buen gobierno, a la libertad y justicia social, a la participación en las
decisiones que conciernen al pueblo y a las naciones.
Derechos emergentes: derecho a la propia imagen, a la
buena fama, a la privacidad, a la información y expresión objetiva, a
la objeción de conciencia y a una visión propia del mundo.
La defensa y promoción de los derechos humanos es para
Puebla parte de la misión evangelizadora de la Iglesia y una forma
de servir a los sin voz:

Los problemas sociales nos interpelan


1

180

«La realización de la persona se obtiene gracias al ejercicio


de los derechos fundamentales, eficazmente reconocidos, tutelados
y promovidos. Por eso la Iglesia tiene que ser voz de los que no
tienen voz... Frente a la situación de pecado surge por parte de la
Iglesia el deber de denuncia, que tiene que ser objetiva, valiente
y evangélica... El enunciado de los derechos fundamentales de la
persona humana hoy y en el futuro, es y será parte indispensable de
su misión evangelizadora» (1268-1270).

3.3.2. Las ideologías

El documento de Puebla trata el tema de las ideologías de


una manera amplia, realizando un aporte importante al cuerpo de la
Doctrina Social católica, particularmente en lo que se refiere al tema
de las ideologías en si mismas (535-562).
Encontramos la definición de ideología y las condiciones
para que una ideología sea legítima. Más aún, su necesidad «para el
quehacer social, en cuanto son mediaciones para la acción» (535).
Señala también los peligros de las ideologías, su «tendencia
a absolutizar los intereses que defiende y la mistificación (535).
Denuncia como falsas opciones para América Latina, tanto
la del liberalismo capitalista como la del colectivismo marxista.
En su servicio por la promoción del continente latinoamericano,
siguiendo a Juan Pablo 11, la Iglesia en Puebla «quiere mantenerse
libre frente a los opuestos sistemas, para optar solo por el hombre»
(551). Recurre a la antropología cristiana y no a las ideologías,
porque en su propia doctrina la Iglesia encuentra lo necesario para
«amar, defender y colaborar en la liberación del hombre» (552).
Alienta a los cristianos al compromiso (553), pero
sabiendo que para ser eficaces deben integrarse a movimientos
históricos nacidos de las ideologías, les recuerda que deben hacer
un discernimiento al respecto (554). Los católicos deben hacer un
discernimiento en comunión con los pastores, (555) conservando la

Pedro Velasco Rodríguez, 0.P


1

181 ,

doctrina y la vida cristiana (556, 1225 y 1253) y manteniendo el


espíritu crítico en el seno de su militancia (557).

Dedica una atención especial a tres ideologías: La liberal


capitalista (542), la marxista (543 y la de La seguridad Nacional
(547).

3.3.3. La política

La Iglesia reclama una misión en lo político: «Debe discernir


e iluminar desde el Evangelio y su enseñanza social las situaciones,
los sistemas, las ideologías y la vida política del continente»
(511). Varias razones fundamentan este deber y este derecho: «El
cristianismo debe evangelizar la totalidad de la existencia humana,
incluida la dimensión política (515); «La necesidad de la presencia
de la Iglesia en lo político, proviene de lo más íntimo de la fe
cristiana: del señorío de Cristo» (516. También 517).

Desde esta perspectiva se comprende la critica a ciertas


formas de vivir el cristianismo que se cierran a reconocer la misión
evangelizadora de la Iglesia en lo político. La Iglesia «critica por
esto, a quienes tienden a reducir el espacio de la fe a la vida personal
o familiar, excluyendo el orden profesional, económico, social
y político, como si el pecado, el amor, la oración y el perdón no
tuviesen allí relevancia» (515. También 558).

Sentido de lo político

La Iglesia valora y acepta la política. «La fe cristiana no


desprecia la actividad política; por el contrario, la valoriza y la tiene
en alta estima» (514. También 513).

El orden político, por su naturaleza, tiene una cierta


autonomía. «La Iglesia reconoce la debida autonomía de lo temporal

Los problemas sociales nos interpelan


1

182

lo que vale para los gobiernos, partidos, sindicatos y demás grupos


en el campo social y político» (519).
Puebla distingue dos sentidos de la política:

- en su sentido más amplio que mira al bien común, tanto en


lo nacional como en el internacional;
- en un sentido más restringido como «la realización concreta
de esta taréa política que se hace normalmente a través de grupos de
ciudadanos que se proponen conseguir y ejercer el poder político...
En este sentido se puede hablar de «política de partido» (523).

- la política abarca una gran gama de actividades: votar,


militancia política, ejercicio de cargos públicos, etc... (791).

Roles y funciones de los cristianos en la política

Puebla distingue distintos roles para los cristianos: mientras


que la militancia política es reservada a los laicos, los religiosos,
sacerdotes, obispos deben evitar ese compromiso, aunque deben
preocuparse por la política en cuanto que mira al bien común (521,
526-29).
Alentando a los comprometidos en la política, los obispos
se dirigen a ellos en forma particular: «Afirmamos la nobleza y
dignidad del compromiso con una actividad orientada a consolidar
la concordia interior y la seguridad exterior, estimulando la acción
sensible e inteligente del político para la mejor conducción del
Estado, para la consecución del bien común y para la conciliación
eficaz de la libertad, la justicia, y la igualdad en una genuina sociedad
participada» (1238).

3.3.4. La liberación

"En Medellín se despliega un proceso dinámico de


liberación integral cuyos ecos positivos recoge la EN y el Papa Juan
Pablo II. Es un anuncio que urge a la Iglesia y que pertenece a la

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


I83„,

entraña misma de una evangelización que tiende hacia la realización


auténtica del hombre” (480).
Distingue Puebla dos aspectos a tener en cuenta en el
concepto de liberación:
Aparecen dos elementos complementarios e inseparables: la
liberación de todas las servidumbres del pecado personal y social, de
todo lo que desgarra al hombre y a la sociedad y que tiene su fuente
en el egoísmo, en el misterio de iniquidad y de liberación para el
crecimiento progresivo en el ser, por la comunión con Dios y con los
hombres que culmina en la perfecta comunión del cielo, donde Dios
es todo en todos y no habrá más lágrimas (482).

Características de la liberación
"Es una liberación que se va realizando en la historia, la de
nuestros pueblos y la nuestra personal y que abarca las diferentes
dimensiones de la existencia: lo social, lo político, lo económico, lo
cultural y el conjunto de sus relaciones. En todo esto ha de circular
la riqueza transformadora del Evangelio, con su aporte propio y
específico, el cual hay que salvaguardar" (483).
"Debe ponerse en claro que esta liberación se funda en
los tres grandes pilares que el Papa Juan Pablo II nos trazó como
definida orientación: la verdad sobre Jesucristo, la verdad sobre la
Iglesia, la verdad sobre el hombre (484).
"Así, si no llegamos a la liberación del pecado con todas sus
seducciones e idolatrías; si no ayudamos a concretar la liberación
que Cristo conquistó en la Cruz, mutilamos la liberación de
modo irreparable, también la mutilamos si olvidamos el eje de la
evangelización liberadora, que es la que transforma al hombre en
sujeto de su propio desarrollo, individua I y comunitario. La mutilamos
igualmente, si olvidamos la dependencia y las esclavitudes que
hieren derechos fundamentales que no son otorgados por gobiernos
o instituciones por poderosas que sean sino que tienen como autor al
propio Creador y Padre (485).

Los problemas sociales nos interpelan


1

184

"Es una liberación que sabe utilizar medios evangélicos, con


su peculiar eficacia y que no acude a ninguna clase de violencia ni a
la dialéctica de la lucha de clases sino a la vigorosa energía y acción
de los cristianos, que movidos por el Espíritu, acuden a responder al
clamor de millones y millones de hermanos" (486).
"Los pastores de América Latina tenemos razones gravísimas
para urgir la evangelización liberadora, no sólo porque es necesario
recordar el pecado individual y social, sino también porque de
Medellín para acá, la situación se ha agravado en la mayoría de
nuestros países... Nos alegra comprobar ejemplos numerosos de
esfuerzos por vivir la evangelización liberadora en su plenitud (487-
488).

4. IV CONFERENCIA GENERAL DE SANTO


DOMINGO (1992)

La Cuarta Conferencia General del Episcopado


Latinoamericano se celebró en los días comprendidos entre el 12 y
el 28 de Octubre de 1992 en la capital de la República Dominicana
coincidiendo con el quinto centenario de la evangelización del
continente americano. El documento final se articula en base a tres
grandes temas: La Nueva Evangelización, la Promoción humana y
la Cultura cristiana.

4.1. EVANGELIZACIÓN Y PROMOCIÓN HUMANA

Para Santo Domingo tiene una gran importancia la relación


existente entre evangelización y desarrollo humano. Jesucristo es
el centro, el origen y el fin de la Evangelización. Evangelizar es
la misión propia de la Iglesia y por eso lanza en esta Asamblea el
reto de una Nueva Evangelización. Pero el seguimiento de Cristo
y la aceptación de la Buena Nueva del Evangelio tienen que
traducirse en una manera particular de realizar y de proyectar la

Pedro Velasco Rodríguez, 0.P.


185 ,

vida personal y la vida de la comunidad. Precisamente uno de los


mayores pecados de los cristianos, repetidamente señalados por la
Iglesia, es el divorcio que muchas veces establecen entre la fe y
la vida. La realidad económica, política, social, cultural, familiar
de muchos latinoamericanos y de muchos de nuestros países nos
dicen que Cristo y el Evangelio todavía no han calado en su ser. La
Doctrina Social de la Iglesia, su preocupación por lo social tienen
ahí uno de sus elementos justificativos. Es necesario sanar, servir y
estar presente en lo social para que allí se encarnen los valores del
Evangelio y una vida con dignidad y abierta a Dios sea posible para
todos.
"La nueva evangelización surge en América Latina como
respuesta a los problemas que presenta la realidad de un continente
en el cual se da un divorcio entre fe y vida hasta producir clamorosas
situaciones de injusticia, de desigualdad social y violencia"
(SD 24)

Por eso no es extraño que SD recuerde a los teólogos que


parte de su misión es "impulsar el trabajo en favor de la justicia
social, los derechos humanos y la solidaridad con los más pobres"
(33d).
El Capítulo 2 de la segunda parte, que trata de ternas propios
de la DSI, no es, por lo tanto, algo sin relación al gran tema del
Documento: La Nueva Evangelización. El hecho de las injusticias, la
pobreza, la conculcación de los derechos humanos, las desigualdades
hirientes que se agravan cada día más son indicadores de este
divorcio entre la fe y la vida, de una evangelización incompleta.
"La falta de coherencia entre la fe que se profesa y la vida
cotidiana es una de las varias causas que generan pobreza en nuestros
países, porque los cristianos no han sabido encontrar en la fe la
fuerza necesaria para penetrar los criterios y las decisiones de los
sectores responsables del liderazgo ideológico y de la organización
de la convivencia social, económica y política de nuestros pueblos.
«En pueblos de arraigada fe cristiana se han impuesto estructuras
generadoras de injusticia» (DP 437), (161).

Los problemas sociales nos interpelan


1

186

4.2. TEMAS DE D.S.I. EN SANTO DOMINGO

Solamente enunciar los temas tratados por SD en el


capítulo sobre la Promoción Humana nos hace ver la importancia
de su doctrina social: Derechos humanos, ecología, la tierra,
empobrecimiento y solidaridad, el trabajo, la movilidad humana,
el orden democrático, el nuevo orden económico, la integración
latinoamericana, la familia.
Esta gran variedad de temas, en los que encontramos
valiosas reflexiones y orientaciones para el compromiso creyente
podríamos agruparlos en cuatro grandes bloques temáticos:

a) La dignidad de la persona humana como fundamento de la


defensa de sus derechos. Las conclusiones hablan en forma
hermosa de "proclamar el evangelio de los derechos humanos"
(165), expresión iluminadora si verdaderamente creemos en el
Verbo Eterno de Dios hecho carne en la historia y compartiendo
con nosotros nuestro destino. La encarnación de Cristo no
solamente pone de relieve el inmenso amor del Padre hacia la
humanidad sino que también proclama y lleva a su más alta
cima la dignidad de toda persona humana.
b) La ecología y la tierra. Es un gran acierto y aporte de SD
introducir la temática ecológica y repensarla desde América
Latina, continente de depredación sistemática de nuestros
recursos naturales; también el abordar el tema de la tierra desde
las culturas nativas de nuestros pueblos, tan distantes de la visión
mercantilista de la tierra. Este elemento cultural reformula el
planteamiento mismo de la tierra como factor económico. Hay
un "valor" que la economía no puede medir y que es esencial
para la cosmovisión indígena; un valor, por otra parte, asociado
al primer tema de la ecología.
c) Las personas particularmente golpeadas por nuestras estructuras
injustas: los empobrecidos, los trabajadores, los emigrantes.
En estos grandes problemas sociales de nuestro momento

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


1

187

histórico se pone de manifiesto la importancia que tienen en la


generación de los mismos las estructuras de injusticia. Medellín
y Puebla en este aspecto, son referentes obligados para una
cabal comprensión de los mismos. Este grupo temático se
relaciona íntimamente con los dos anteriores. Todos nuestros
compatriotas que viven en situaciones críticas de esta Patria
Grande que es América y el Caribe nos interpelan desde la fe
en dos sentidos, por ser nuestros hermanos y por las situaciones
de injusticia e indignidad en que se encuentran. Situaciones que
no son queridas por Dios ni son producto de la fatalidad o el
destino sino el resultado de decisiones humanas que permiten o,
pero todavía, contribuyen a la existencia de estructuras sociales
inadecuadas.
d) Las estructuras políticas, económicas e internacionales
de integración latinoamericana. Estos temas están muy
relacionados con el momento actual de nuestro continente
como la democracia en lo político o el nuevo orden económico
internacional en lo económico. Con acierto se apunta que las
amenazas de la democracia no provienen única ni principalmente
de afuera (golpes de estado, terrorismo político), sino desde
dentro como la "corrupción administrativa, distanciamientos
de los liderazgos partidistas con relación a los intereses de
las bases y las reales necesidades de la comunidad; vacíos
programáticos y desatención de lo social y ético-cultural de
parte de las organizaciones partidistas; gobiernos elegidos por
el pueblo, pero no orientados eficazmente al bien común; mucho
clientelismo político y populismo, pero poca participación"
(192).

La unidad de los cuatro grupos temáticos se encuentra en la


idea de la dignidad humana revelada en Jesucristo que hace de todos
los seres humanos los destinatarios sin exclusión de los bienes de
este mundo. En consecuencia, las situaciones de pobreza, trabajo
inexistente o mal remunerado, migración forzada y tantos flagelos
sociales como azotan a nuestro continente, no son de ninguna
manera voluntad divina sino productos de una historia concreta
de la que formamos parte y somos responsables. Esas realidades

Los problemas sociales nos interpelan


1

188

nos interpelan desde nuestra fe ya que nos están mostrando unas


estructuras y realizaciones totalmente inaceptables para quien se
siente Hijo de Dios y hermano de toda persona humana.

5. V CONFERENCIA GENERAL APARECIDA (2007)

5.1. CONTEXTO ECLESIAL Y SOCIOPOLITICO

La quinta Conferencia del Episcopado Latinoamericano y


del Caribe se celebró del 13 al 31 de mayo de 2007 en la ciudad
brasilera de Aparecida en el marco de un santuario mariano que
recibe a unos siete millones de peregrinos anualmente. La Iglesia
católica ve disminuida su presencia e influencia en Europa; en
América Latina sufre una gran fuga de sus miembros hacia iglesias
cristianas evangélicas pero continua siendo muy viva y activa en
casi todos los países.

Se realiza esta Conferencia en un mundo marcado por


el fenómeno de la globalización que en su aspecto económico
significa la preeminencia casi absoluta del mercado. También por
la presencia e influencia de las nuevas tecnologías de la informática
y la comunicación que transmiten simultanea y masivamente
valores y nuevos modos de vida. El mundo vive una situación de
crisis, de cambio acelerado y profundo pero sin proyectos capaces
de movilizar voluntades e iniciar nuevos caminos, una crisis de
identidad personal, colectiva e institucional.

América Latina a nivel económico está teniendo uno de sus


momentos más exitosos en cuanto al crecimiento económico pero a
la vez continúa siendo la región del mundo más desigual y menos
equitativa sin lograr que esa realidad cambie. La concentración de
riqueza en pocas manos y la distancia entre pobres y ricos aumenta
cada vez más. A nivel político ya no hay sistemas dictatoriales en
el continente y se afianzan procesos democráticos en casi todos

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


1

189 „

los países. En América del Sur partidos socialistas con fuerte


base popular han accedido al poder (Brasil con Lula, Argentina
con Kichner, Chile con Bachelet, Uruguay con Tabaré Vazquez,
Venezuela con Chavez, Ecuador con Correa, Nicaragua con Ortega,
Bolibia con Evo Morales)

La Conferencia de Aparecida reafirmó y reasumió la


tradición católica latinoamericana y caribeña. El texto final reafirmó
y radicalizó la opción preferencial por los pobres; con Medellín,
reasumió las comunidades eclesiales de base (CEBs); retomó el
método inductivo de lectura de la Palabra revelada y de compromiso
pastoral en sintonía con los desafíos de la realidad, el método ver-
juzgar-actuar (19); y reafirmó la necesidad de un cambio, simultáneo,
de la persona y las estructuras de la sociedad, corno condición para
una sociedad justa.

5.2. ALGUNOS TEMAS SOCIALES ABORDADOS POR APARECIDA

5.2.1. Promoción de la justicia y anuncio del Evangelio

¿Es misión de la Iglesia ocuparse de los problemas sociales,


de aportar algo en los ámbitos políticos, económicos, culturales? La
promoción de la justicia, la solidaridad y compromiso con los más
pobres ¿es algo "añadido" al ser y quehacer religioso o forma parte
de su misma esencia?

En la DSI y en el magisterio social latinoamericano ha sido


remarcada repetidamente la íntima relación existente entre el ser y la
misión de la Iglesia y su compromiso real, práctico y efectivo por la
promoción de la justicia y por la búsqueda de un orden social cada
día más humano. La conferencia de Aparecida recalcará esta nota y
abrirá caminos nuevos de reflexión y de compromiso.

"Para la Iglesia, el servicio de la caridad, igual que el anuncio


de la Palabra y la celebración de los sacramentos, "es expresión

Los problemas sociales nos interpelan


190

irrenunciable de la propia esencia" (399) "El amor se muestra en


las obras más que en las palabras... Los discípulos misioneros de
Jesucristo tenemos la tarea prioritaria de dar testimonio del amor a
Dios y al prójimo con obras concretas. Decía san Alberto Hurtado:
"En nuestras obras, nuestro pueblo sabe que comprendemos su
dolor". (386).

Este criterio y el de colaborar en la construcción del Reino


de Dios obliga a la Iglesia a trabajar por la justicia, por estructuras
sociales donde la dignidad de la persona sea promovida y respetada
y hacer esto en colaboración con personas e instituciones de la
sociedad civil. "Ser discípulos de Jesucristo nos lleva a asumir
evangélicamente y desde la perspectiva del Reino las tareas
prioritarias que contribuyen a la dignificación de todo ser humano...
El amor de misericordia para con todos los que ven vulnerada su
vida en cualquiera de sus dimensiones, requiere que socorramos las
necesidades urgentes, al mismo tiempo que colaboremos con otros
organismos o instituciones para organizar estructuras más justas en
los ámbitos nacionales e internacionales. Urge crear estructuras que
consoliden un orden social, económico y político en el que no haya
inequidad y donde haya posibilidades para todos". (385)

La misericordia, virtud cristiana por excelencia, debe de


tener como horizonte y conducir a la justicia social: "La misericordia
siempre será necesaria, pero no debe contribuir a crear círculos
viciosos que sean funcionales a un sistema económico inicuo. Se
requiere que las obras de misericordia estén acompañas por la
búsqueda de una verdadera justicia social, que vaya elevando el
nivel de vida de los ciudadanos, promoviéndolos como sujetos de su
propio desarrollo. (386)

Es tan estrecha la relación entre la comunión con Dios y


el compromiso por la justicia y el mejoramiento de las estructuras
sociales que la llamada a la santidad, nota de la vocación cristiana,
nunca debe de conducir a una huida u olvido de las mismas: "Vivir
la santidad en la misión lleva (al cristiano) al corazón del mundo.
Por eso la santidad no es una fuga hacia el intimismo o hacia el
individualismo religioso, tampoco un abandono de la realidad

Pedro Velasco Rodriguez, O.P.


1

191

urgente de los grandes problemas económicos, sociales y políticos


de América Latina y del mundo y, mucho menos, una fuga de la
realidad hacia un mundo exclusivamente espiritual. (148)

5.2.2 La globalización, característica de nuestro tiempo

Más de 50 párrafos dedica Aparecida a la globalización que


califica como el fenómeno característico de nuestra época.

"Los pueblos de América Latina y el Caribe viven hoy una


realidad marcada por grandes cambios que afectan profundamente
sus vidas" (33). "La novedad de estos cambios es que tienen un
alcance global... Habitualmente se los caracteriza como el fenómeno
de la globalización" (34)

Destaca Aparecida la complejidad del fenómeno de la


globalización y a la vez la preeminencia que tiene en la actualidad el
aspecto económico de la misma. Aunque señala que es un fenómeno
que tiene aspectos positivos, en su aspecto económico presenta
muchos aspectos negativos. Algunos de estos son:

a) Concentración de poder y de riquezas en manos de pocos,


no sólo de los recursos físicos y monetarios, sino sobre todo
de la información y de los recursos humanos (62),

b) Aumento de las desigualdades que marcan tristemente


nuestro continente y que mantienen en la pobreza a una
multitud de personas (62).

c) El subempleo, el desempleo, el trabajo informal y las


condiciones laborales precarias (71)

d) El empobrecimiento del campesinado (72)

e) La emigración (73).

Los problemas sociales nos interpelan


1

, 192

O Pobreza creciente cuyos rostros describe: comunidades


indígenas y afroamericanas, campesinos sin tierra, millones
de personas y familias que viven en la miseria e incluso
pasan hambre.... (65)

g) La exclusión social. "Una globalización sin solidaridad


afecta negativamente a los sectores más pobres. Ya no
se trata simplemente del fenómeno de la explotación y
opresión, sino de algo nuevo: la exclusión social. Con ella
queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad
en la que se vive, pues ya no se está abajo. en la periferia
o sin poder, sino que se está afuera. Los excluidos no son
solamente "explotados" sino "sobrantes" y "desechables"
(65).

Aparecida destaca dos causas de este negativo desarrollo de


la actual globalización, una de tipo ético "la dinámica del mercado que
absolutiza la eficacia y la productividad como valores reguladores
de todas las relaciones humanas" (61) y otra de tipo económico:
"los mecanismos del sistema financiero. La libertad concedida a
las inversiones financieras favorecen al capital especulativo, que
no tiene incentivos para hacer inversiones productivas de largo
plazo, sino que busca el lucro inmediato en los negocios con títulos
públicos, monedas y derivados" (69).

"Por ello, frente a esta forma de globalización, sentimos


un fuerte llamado para promover una globalización diferente que
esté marcada por la solidaridad, por la justicia y por el respeto a los
derechos humanos, haciendo de América Latina y El Caribe no sólo
el Continente de la esperanza, sino también el Continente del amor"
(64). En el número 406 indica algunos caminos que conducen a una
globalización de la solidaridad y de la justicia internacional:

a) Apoyar la participación de la sociedad civil,

b) Crear oportunidades para todos colocando como prioridad


la creación de oportunidades económicas para los sectores
de la población tradicionalmente marginados,

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


193 ,

e) Promover una justa regulación de la economía, finanzas y


comercio internacional,

d) Examinar atentamente los tratados intergubernamentales y


otras negociaciones respecto del libre comercio,

e) Poner en práctica los principios fundamentales de la ética


como el bien común, la subsidiariedad y la solidaridad.

5.2.3. El bien común global pasa por conservar y respetar


la naturaleza

En tres lugares aborda directamente Aparecida el tema de


la ecología y del calentamiento global: al analizar la realidad de
AL (83-87), al referirse al destino universal de los bienes (125-
126) y en el capítulo 9 (470-475). Encontramos en estos textos
una afirmación sobre el verdadero sentido de la naturaleza para el
hombre, una denuncia y una urgente invitación a asumir nuestras
responsabilidades.

Significado de la naturaleza para la humanidad

"La naturaleza como una herencia gratuita que recibimos


para proteger, como espacio precioso para la convivencia humana
y como responsabilidad cuidadosa del señorío del hombre para bien
de todos" (471).

Denuncia de la actual situación

"La naturaleza ha sido y continúa siendo agredida. La tierra


fue depredada. Las aguas están siendo tratadas como si fueran
una mercancía negociable por las empresas, además de haber sido
transformadas en un bien disputado por las grandes potencias. Un
ejemplo muy importante en esta situación es la Amazonia" (84).
"La devastación de nuestros bosques y de la biodiversidad mediante

Los problemas sociales nos interpelan


1

, 194

una actitud depredatoria y egoísta, involucra la responsabilidad


moral de quienes la promueven, porque pone en peligro la vida de
millones de personas y en especial el hábitat de los campesinos e
indígenas, quienes son expulsados hacia las tierras de ladera y a las
grandes ciudades para vivir hacinados en los cinturones de miseria"
(473)

Llamada a un compromiso por su conservación y respeto

"Ante la naturaleza amenazada, Jesús, que conocía el


cuidado del Padre por las criaturas que El alimenta y embellece (cf.
Lc 12, 28), nos convoca a cuidar la tierra para que brinde abrigo y
sustento a todos los hombres (cf. Gn 1, 29; 2, 15)" (113).

"Desatender las mutuas relaciones y el equilibrio que Dios


mismo estableció entre las realidades creadas, es una ofensa al
Creador, un atentado contra la biodiversidad y, en definitiva, contra
la vida. El discípulo misionero, a quien Dios le encargó la creación,
debe contemplarla, cuidarla y utilizarla, respetando siempre el orden
que le dio el Creador" (125).

"El Señor ha entregado el mundo para todos, para los de las


generaciones presentes y futuras. El destino universal de los bienes
exige la solidaridad con la generación presente y las futuras. Ya que
los recursos son cada vez más limitados, su uso debe estar regulado
según un principio de justicia distributiva respetando el desarrollo
sostenible" (126).

Aparecida nos propone en concreto:

a) Evangelizar a nuestros pueblos para descubrir el don de


la creación, sabiéndola contemplar y cuidar como casa de
todos los seres vivos y matriz de la vida del planeta.

b) Profundizar la presencia pastoral en las poblaciones más


frágiles y amenazadas por el desarrollo depredatorio,

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


195.

y apoyarlas en sus esfuerzos para lograr una equitativa


distribución de la tierra, del agua y de los espacios urbanos.

c) Buscar un modelo de desarrollo alternativo, integral y


solidario, basado en una ética que incluya la responsabilidad
por una auténtica ecología natural y humana, que se
fundamenta en el evangelio de la justicia, la solidaridad y
el destino universal de los bienes, y que supere la lógica
utilitarista e individualista, que no somete a criterios éticos
los poderes económicos y tecnológicos" (474)

6. OPCIÓN POR LOS POBRES EN MEDELLÍN,


PUEBLA Y APARECIDA

6.1. Los POBRES Y LA POBREZA EN MEDELLÍN


6.1.1. Relevancia del terna
«Un sordo clamor brota de millones de hombres, pidiendo a
sus pastores una liberación que no les llega de ninguna parte. «Nos
estáis escuchando ahora, pero oímos el grito que sube de vuestro
sufrimiento» ha dicho el papa a los campesinos de Colombia» (14.2).
Medellín hace una clara opción por los pobres. La hace
partiendo de ese clamor que la experiencia humana, la cercanía
con el pobre y la experiencia de Dios hacen descubrir en toda su
hondura. Los pobres están presentes en Medellín de tres formas:
a. Como lugar experiencia! y teológico desde donde se elaboran
los documentos. Leyendo con detención los 16 mensajes
notamos claramente que ellos están pensados y elaborados, en
gran medida, desde la experiencia, la vida y las esperanzas de
los pobres.
b. En un documento específico que aborda directamente el tema de
la pobreza y de los pobres. (Pobreza de la Iglesia)

Los problemas sociales nos interpelan


1

196

e. Esparcida a través de su introducción y de todas sus conclusiones


finales en Medellín existe una doctrina y unas orientaciones
pastorales importantisimas acerca del ser y quehacer de la
Iglesia en su relación con los pobres.

6.1.2. Realidad de los pobres


Esta realidad es analizada y descrita en numerosas paginas
de Medellín. No hay un lugar donde explícitamente se proponga
este objetivo pero a lo largo de sus paginas queda bastante claro el
concepto que sobre ella la Iglesia se ha ido formando. Señalemos
tres aspectos relevantes:

a. Aspecto cuantitativo. Los pobres conforman grandes sectores


y grupos de nuestra sociedad. Así Medellín se refiere al
«contexto de pobreza... en que vive la gran mayoría del pueblo
latinoamericano» (14.3). También 14.1.

b. Características de esa pobreza. La situación de esa mayoría


pobre (3.10), desvalida (1.20) y necesitada (11.27) es descrita y
caracterizada como:
Miseria (1.1.1; 2.29; 14.1; 14.3.2) Indudablemente que con
este concepto se están refiriendo a la situación de aquellos
sectores sociales que no alcanzan el mínimo vital.

Marginados (1.1.1; 3.10.c; 4.3; 12.13.e) Con ello se


están indicando ya causas y situaciones socioeconómicas
que dejan fuera, que privan de sus beneficios a sectores
importantes. Destaca la «marginación cultural» (4.3) como
una «servidumbre inhumana».
«Hecho colectivo», es decir, situación estructural. La
pobreza es vista como fenómeno social colectivo que tiene
unas consecuencias en los pobres concretos pero que no
puede comprenderse desde la observación particular del
pobre.

Pedro Velasco Rodriguez, 0.P


197

Esta pobreza tiene unas causas, es decir, no es fruto del


acaso o de situaciones coyunturales. Sus causas son:
«instituciones y sistemas económicos inhumanos» (1.11.1),
«abusos e injustas desigualdades» (2.23), «acciones
injustas de naciones poderosas» (2.32), «injusticias sociales
existentes en A. Latina» (14.1). El n° 9 del documento sobre
la Paz está todo él dedicado a señalar y analizar estas causas:
«Analizamos solo aquellos factores que más influyen en el
empobrecimiento global y relativo de nuestros países...:
distorsiones crecientes del comercio internacional... Fuga
de capitales económicos y humanos... Evasión de impuestos
y fuga de ganancias y dividendos... Endeudamiento
progresivo... Monopolios internacionales e imperialismo
internacional del dinero».

6.1.3. Tipos de pobreza y su interrelacción (elementos teóricos)

Medellín ofrece, elementos valiosos acerca de la pobreza.


¿Que es? ¿Quien es pobre? ¿Hay ricos que pueden a la vez desde el
punto de vista humanitario o cristiano ser pobres? Para esclarecer
estos interrogantes es ya clásica y continúa siendo válida la distinción
que hace entre:

a. La pobreza como carencia de bienes de este mundo. La Iglesia


denuncia esta pobreza y el pecado que la engendra.

b. La pobreza espiritual como actitud de apertura a Dios,


disponibilidad de quien todo lo espera del Señor. Esta pobreza
como infancia espiritual es predicada por la Iglesia.

c. La pobreza como compromiso, que asume, voluntariamente y


por amor, la condición de los necesitados de este mundo. La
Iglesia se compromete en esta pobreza. (14.4; 14.5).

Para Medellín la relación entre estos tres tipos de pobreza


es clara y llena de consecuencias. En la persona de Cristo es donde,
de modo ejemplar, se nos muestra esta relación: «Vivió pobre y con

Los problemas sociales nos interpelan


1

198

los pobres, fue el «pobre de espíritu» por antonomasia y se acercó y


comprometió con los más pobres y desvalidos de su tiempo.

6.1.4. Opción por los pobres


«El episcopado latinoamericano no puede quedar indifer.mte
ante las tremendas injusticias sociales existentes en A. Latina, que
mantienen a la mayoría de nuestros pueblos en una dolorosa pobreza
cercana en muchisimos casos a la inhumana pobreza» (14.1).
La Iglesia en Medellín hace una opción por el pobre que
pondrá en marcha, a lo largo de todo el continente, un movimiento
teológico, espiritual y pastoral del que la Iglesia de América Latina
es hoy somos en gran parte herederos.
Los obispos fundamentan esta opción y la van concretando
en compromisos y acciones particulares a lo largo de todos los
documentos.

a. Fundamentación
El n° 7 del documento sobre «Pobreza de la Iglesia»
fundamenta el compromiso de la Iglesia por el pobre en tres razones:

1 «La enseñanza de Jesús» (14.7). «Cristo, nuestro salvador, no


solo amó a los pobres, sino que «siendo rico se hizo pobre»,
vivió en la pobreza, centró su misión en el anuncio a los pobres
de su liberación y fundó su Iglesia, como signo de esa pobreza
entre los hombres» (14.4). El primer fundamento de esta opción
es Cristo mismo, su persona, su ejemplo, su acción, su palabra.
La Iglesia hace esta opción porque es la Iglesia de Cristo,
llamada a continuar su obra.
2. «La situación angustiosa «de millones de pobres de A. Latina».
«La Iglesia de A. Latina, dadas las condiciones de pobreza y de
subdesarrollo del continente, experimenta la urgencia de traducir
ese espíritu de pobreza en gestos, actitudes y normas que la
hagan un signo más lúcido y auténtico de su Señor. La pobreza
de tantos hermanos clama justicia, solidaridad, testimonio,

Pedro Velasco Rodriguez, O.P.


99

compromiso, esfuerzo y superación para el cumplimiento pleno


de la misión salvífica encomendada a Cristo» (14.7.3).
3. «Las apremiantes exhortaciones del papa y del Concilio Vaticano
11». Consecuencia de las dos anteriores consideraciones: nuestra
realidad y la persona de Jesús, es lógico que el Papa y el Concilio
hayan desarrollado toda una doctrina, iniciativas y com pi omisos
con los pobres. De ahí que el tercer fundamento que propone
Medellín sea la enseñanza social de los Papas y Concilios.

Frente a posibles manipulaciones de esta opción, ya sea para


convertirla en elemento ideológico a favor de posturas y proyectos
políticos de izquierda, ya sea para achicar y minusvalorar su alcance
acusándola de "política" o de reducionista social, es provechoso
volver a explicitar esta trilogía que Medellín nos ofrece: Cristo,
la misma realidad de los pobres, la enseñanza de los papas y del
Concilio. Sobre esos firmes pilares se asienta la opción por los pobres
que Medellín hizo y propuso a toda la Iglesia de nuestro continente.

b. Compromisos de esa opción


En varios lugares Medellín va indicando cauces a través de
los cuales ese compromiso debe concretarse. Entre ellos señala:

a. «Distribuir los esfuerzos y el personal apostólico de tal forma que


de preferencia efectiva a los sectores más pobres y necesitados y
a los segregados por cualquier causa» (14.9)

b. Asumiendo la denuncia de las situaciones de injusticia que


generan la situación de pobreza. «Las injustas desigualdades
entre pobres y ricos» (2.23), «la acción injusta que en el
orden mundial llevan a cabo naciones poderosas contra la
autodeterminación de los pueblos débiles» (2.32; 14.10). En
este orden hay una denuncia clara que la Iglesia hará en contra
del armamentismo: «la lucha contra la miseria es la verdadera
guerra que deben afrontar nuestras naciones» (2.29).

c. Ponerse al lado de los pobres. «Hacer nuestros sus problemas


y sus luchas, saber hablar por ellos» (14.10). Acercarse a su

Los problemas sociales nos interpelan


200

realidad y «prestar su ayuda para que los desvalidos conozcan


sus propios derechos y sepan hacer uso de ellos» (1.20). Hace
un llamado especias en este sentido a los religiosos para que
«atiendan, eduquen, evangelicen y promuevan sobre todo a las
clases sociales marginadas» (12.13). Pone de relieve a la vez el
ejemplo de «obispos, sacerdotes y religiosos que viven llenos
de privaciones y se entregan con gran abnegación al servicio de
los pobres» (14.3).

d. «Defender, según el mandato evangélico, los derechos de los


pobres y oprimidos, urgiendo a nuestros gobiernos y clases
dirigentes para que eliminen todo cuanto destruya la paz social:
injusticias, inercia, venalidad, insensibilidad» (2.22)

e. Acompañar al pueblo en su esfuerzo por organizarse y por


reivindicar sus derechos (2.27).

6.2. LA OPCIÓN POR LOS POBRES EN PUEBLA

6.2.1. Continuidad con Medellín

El reconocimiento de la validez de Medellín y la continuidad


con él quedan muy claramente expresadas en Puebla con todo lo que
eso significa después de lo vivido en los diez años que separan a una
Conferencia de la otra..

«Volvemos a tomar, con renovada esperanza en la fuerza


vivificante del Espíritu, la posición de la II Conferencia General,
que hizo una clara y profética opción preferencial y solidaria por
los pobres, no obstante las desviaciones e interpretaciones con que
algunos desvirtuaron el espíritu de Medellín, el desconocimiento y
aún la hostilidad de otros» (1134).

En el último número de este capítulo Puebla cierra su


exposición reconociendo: «Con su amor preferencial, pero no
exclusivo por los pobres, la Iglesia presente en Medellín fue una
llamada a la esperanza hacia metas más cristianas y más humanas.

Pedro Velasco Rodriguez, O.P.


201 ,

La III Conferencia Episcopal de Puebla quiere mantener viva esa


llamada y abrir nuevos horizontes a la esperanza» (1165). También
n° 25.

6.2.2. Realidad de los pobres

Puebla al hablar de los pobres es claro a quienes hace


referencia: los pobres que injustamente carecen de los medios
materiales de vida necesarios para una vida digna. Así habla de «la
situación de inhumana pobreza expresada en mortalidad infantil,
falta de vivienda adecuada, problemas de salud, salarios de hambre,
desempleo y subempleo, desnutrición, inestabilidad laboral,
migraciones masivas, forzadas y desamparadas, etc. (29). (Ver
también la nota al n° 1 13 5 )

Puebla, a este respecto, ofrece una vívida descripción de la


pobreza de las grandes mayorías latinoamericanas al referirse a los
rostros concretos en que esta pobreza se encarna a lo largo y ancho
de nuestro continente (n° 31-40):
«Rostros de niños golpeados por la pobreza desde antes de
nacer»

- «Rostros de jóvenes desorientados por no encontrar su lugar en


la sociedad»

«Rostros de indígenas que viviendo marginados y en condiciones


inhumanas pueden ser considerados los más pobres de entre los
pobres»

- «Rostros de campesinos que como grupo social viven relegados


en casi todo el continente»

«Rostros de obreros frecuentemente mal retribuidos»

- «Rostros de subempleados y desempleados»

- «Rostros de marginados y hacinados urbanos»

Los problemas sociales nos interpelan


1

02

«Rostros de ancianos frecuentemente marginados de la sociedad


del progreso».

Sobre esta realidad de pobreza nos dice Puebla:

a. Que continúa siendo mayoría en nuestro continente. «La


inmensa mayoría de nuestros hermanos siguen viviendo en situación
de pobreza y aún de miseria que se ha agravado» (1135). Ver: 26, 28,
29, 1208 y 1260.
b. Que esta pobreza tiene unas causas estructurales y
constituye una «injusticia institucionalizada» (495, 509, 562).

«Al analizar más a fondo esta situación, descubrimos que


esta pobreza no es una etapa transitoria, sino que es el producto
de situaciones y estructuras económicas, sociales y políticas que
originan ese estado de pobreza, aunque haya también otras causas
de la miseria. Estado interno en nuestros piases que encuentra en
muchos casos su origen y apoyo en «mecanismos que por encontrarse
impregnados no de un auténtico humanismo, sino de materialismo,
producen a nivel internacional ricos cada vez más ricos a costa de
pobres cada vez más pobres» (30). También 1208, 1209.
En los números 63 al 70 Puebla señala las causas o raíces
profundas de estos hechos:
Sistemas económicos injustos.

Falta de integración de nuestras naciones.

La dependencia económica, tecnológica, política y cultural.

La carrera armamentista.

La falta de reformas estructurales en la agricultura

La crisis de valores morales.

El misterio del pecado.

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


1
2 03

6.2.3. Fundamentación de esta opción

Los fundamentos de la opción por el pobre, según Puebla,


son de carácter teológico y, en especial, cristológico.

Teológico ya que los pobres son amados por Dios, no porque


sean buenos, sino porque son víctimas de una situación injusta que
hiere la dignidad humana y ante la cual Dios toma postura. «Hechos
a imagen y semejanza de Dios, para ser sus hijos, esta imagen está
ensombrecida y aún escarnecida. Por eso Dios toma su defensa y los
ama» (1142).
Cristológicos ya que «el compromiso evangélico de la
Iglesia debe ser como el de Cristo: un compromiso con los más
necesitados.
La Iglesia no opta por los pobres porque sean una fuerza
social o política. Tampoco porque sean buenos y agradecidos. Opta
por ellos como fruto de su seguimiento de Cristo. En sus sufrimientos
y angustias descubre, por la fe, el rostro sufriente de su fundador. De
ahí que Puebla nos diga:
«Que la situación de extrema pobreza adquiere en la vida
real rostros muy concretos en los que deberíamos reconocer
los rasgos sufrientes de Cristo el Señor, que nos cuestiona e
interpela» (31).

«Los pobres son los primeros destinatarios de la misión» (1142)

«Su evangelización es por excelencia señal y prueba de la misión


de Jesús» (1142, 1143).

«El servicio a los pobres es la medida privilegiada aunque no


excluyente, de nuestro seguimiento de Cristo» (1145).

La situación de pobreza de las grandes mayorías de nuestro


pueblo constituye un «escándalo» y una «ofensa» a Dios, una
«situación de pecado social» (28).

Los problemas sociales nos interpelan


204

6.2.4. Compromisos implicados en esta opción

Frente a la realidad de los pobres «la Iglesia tiene el deber


de anunciar la liberación...; el deber de ayudar a que nazca esta
liberación, de dar testimonio de la misma, de hacer que sea total.
Todo esto no es extraño a la evangelización» (26).

Como se concreta este compromiso por la liberación? Puebla nos


muestra varios caminos:

Anunciar a los pobres a Cristo Salvador (1153).

Denunciar las situaciones de injusticia que oprimen a los pobres


(1159, 1160,1161).

Apoyar las aspiraciones y organizaciones de los pobres (1162,


1163, 1164, 1137, 1220).

CRITERIOS BÁSICOS DE ESTE COMPROMISO

Es de suma importancia que este servicio al hermano vaya


en la línea que nos marca el Concilio Vaticano 11:
a) cumplir antes que nada las exigencias de la justicia
para no dar como ayuda de caridad lo que ya se
debe por razón de justicia;
b) suprimir las causas y no solo los efectos de los
males;
c) organizar los auxilios de tal forma que quienes los
reciben se vayan liberando progresivamente de la
dependencia externa y se vayan bastando por si
mismos» (1146).

Pedro Velasco Rodríguez, 0.P


1

205

6.3. LA OPCIÓN POR LOS POBRES EN APARECIDA

6.3.1. Continuidad y reafirmación de las anteriores


Conferencias

Parecía en los años precedentes a Aparecida que esta opción


pasaba a segundo plano en la vida de la Iglesia ya que había sido
objeto de no pocas suspicacias por parte de alguno de sus miembros.
Los Obispos de América Latina y el Caribe en Aparecida no solo
vuelven a poner en primer plano esta opción sino que la consideran
muy característica de nuestra Iglesia y por ello necesitada de más
actualización y traducción a obras y estilos concretos.

"La opción preferencial por los pobres es uno de los rasgos


que marca la fisonomía de la Iglesia latinoamericana y caribeña"
(391).

"Nos comprometemos a trabajar para que nuestra Iglesia


Latinoamericana y Caribeña siga siendo, con mayor ahínco,
compañera de camino de nuestros hermanos más pobres, incluso
hasta el martirio. Hoy queremos ratificar y potenciar la opción
del amor preferencial por los pobres hecha en las Conferencias
anteriores (196).

"Asumiendo con nueva fuerza esta opción por los pobres,


ponemos de manifiesto que todo proceso evangelizador implica
la promoción humana y la auténtica liberación "sin la cual no es
posible un orden justo en la sociedad" (399).

6.3.2. Fundamento Cristológico de esta opción

"Nuestra fe proclama que "Jesucristo es el rostro humano de


Dios y el rostro divino del hombre". Por eso "la opción preferencial
por los pobres está implícita en la fe cristológica en aquel Dios que
se ha hecho pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza.

Los problemas sociales nos interpelan


1

206

Esta opción nace de nuestra fe en Jesucristo, el Dios hecho hombre,


que se ha hecho nuestro hermano (cf. Hb 2, 11-12).

De ahí que la celebración de la eucaristía nos tenga que


conducir a descubrir la presencia de Cristo entre los pobres y a
compartir nuestros bienes con ellos: "La Eucaristía es el centro
vital del universo, capaz de saciar el hambre de vida y felicidad:
"El que me coma vivirá por mí" (Jn 6, 57)... Pero..., nos exigen un
espíritu comunitario, abrir los ojos para reconocerlo y servirlo en los
más pobres: "En el más humilde encontramos a Jesús mismo. Por
eso san Juan Crisóstomo exhortaba: "¿Quieren en verdad honrar el
cuerpo de Cristo? No consientan que esté desnudo. No lo honren en
el templo con manteles de seda mientras afuera lo dejan pasar frío y
desnudez" (354).
Por fundamentarse directamente en Cristo, en su vida,
su persona y sus palabras esta opción no es "opcional" para los
cristianos, es ineludible y permanente. Así lo han entendido todos
los santos y grandes teólogos de la Iglesia

6.3.3. Implicaciones de la opción por los pobres

a) Descubrir a Cristo en el rostro (le los pobres


"Si esta opción está implícita en la fe cristológica, los
cristianos, como discípulos y misioneros, estamos llamados a
contemplar, en los rostros sufrientes de nuestros hermanos, el rostro
de Cristo que nos llama a servirlo en ellos: "Los rostros sufrientes
de los pobres son rostros sufrientes de Cristo". Ellos interpelan el
núcleo del obrar de la Iglesia, de la pastoral y de nuestras actitudes
cristianas. Todo lo que tenga que ver con Cristo. tiene que ver con
los pobres y todo lo relacionado con los pobres reclama a Jesucristo:
"Cuanto lo hicieron con uno de estos mis hermanos más peque'los,
conmigo lo hicieron" (Mt 25, 40). (393).

Pedro Velasco Rodriguez, O.P.


1

207

Aparecida, mirando la realidad actual de nuestro continente


nos señala alguno de estos rostros, rostros de millones de pobres que
sufren, viven y mueren a nuestro lado.

"Con especial atención y en continuidad con Puebla y


Santo Domingo fijamos nuestra mirada en los rostros de los nuevos
excluidos: migrantes, víctimas de la violencia..." (402), (65)

b) Cercanía con los pobres


"Es necesaria una actitud permanente que se manifieste
en opciones y gestos concretos y evite toda actitud paternalista.
Se nos pide dedicar tiempo a los pobres, prestarles una amable
atención, escucharlos con interés, acompañarlos en los momentos
más difíciles, eligiéndolos para compartir horas, semanas o años
de nuestra vida, y buscando, desde ellos, la transformación de su
situación. No podemos olvidar que el mismo Jesús lo propuso con
su modo de actuar y con sus palabras (397).

"Sólo la cercanía que nos hace amigos nos permite apreciar


profundamente los valores de los pobres de hoy, sus legítimos
anhelos y su modo propio de vivir la fe. La opción por los pobres
debe conducirnos a la amistad con los pobres (398)

Frente a un mundo que nos impone una mirada desde los que
más tienen, desde los poderosos, desde una economía individualista
y consumista la opción por los pobres es imposible si no se comparte
su vida, sus intereses, sus sufrimientos y sus esperanzas. Esta opción,
como Cristo nos muestra, o se hace compartiendo la vida o no se
hace.

c)Tratarles como sujetos y apoyar sus organizaciones y


aspiraciones

"De nuestra fe en Cristo, brota también la solidaridad como


actitud permanente de encuentro, hermandad y servicio, que ha

Los problemas sociales nos interpelan


1

X 08

de manifestarse en opciones y gestos visibles, principalmente en


la defensa de la vida y de los derechos de los más vulnerables y
excluidos, y en el permanente acompañamiento en sus esfuerzos por
ser sujetos de cambio y transformación de su situación" (394). (397)

a'A la luz del Evangelio reconocemos su inmensa dignidad


y su valor sagrado a los ojos de Cristo, pobre como ellos y excluido
entre ellos. Desde esta experiencia creyente, compartiremos con
ellos la defensa de sus derechos (398).

De un modo particular aplica este criterio refiriéndose c. las


mujeres, negros e indígenas de nuestro continente (97)

d) Hacer que esta opción permee toda la vida de la Iglesia

"La Iglesia está convocada a ser "abogada de la justicia y


defensora de los pobres" ante "intolerables desigualdades sociales y
económicas" que "claman al cielo" (395).

"Que sea preferencial implica que debe atravesar


todas nuestras estructuras y prioridades pastorales. La Iglesia
latinoamericana está llamada a ser sacramento de amor, solidaridad
y justicia entre nuestros pueblos" (396). (401)

Esta orientación ha de tenerse en cuenta en la planificación


de la vida y actividades de las parroquias. (176)

e) Comprometerse en un cambio moral y de estructuras.


"Para que nuestra casa común sea un continente de la esperanza, del
amor, de la vida y de la paz hay que ir, como buenos samaritanos,
al encuentro de las necesidades de los pobres y los que sufren y
crear "las estructuras justas que son una condición sin la cual no
es posible un orden justo en la sociedad...". Estas estructuras "no
nacen ni funcionan sin un consenso moral de la sociedad sobre los
valores fundamentales y sobre la necesidad de vivir estos valores
con las necesarias renuncias, incluso contra el interés personal"...

Pedro Velasco Rodrigbe-


1

209 ,

Este consenso moral y cambio de estructuras son importantes para


disminuir la hiriente inequidad que hoy existe en nuestro continente,
entre otras cosas a través de políticas públicas y gastos sociales bien
orientados, así como del control de lucros desproporcionados de
grandes empresas" (537).

6.4 CONCLUSIÓN

Desde la Biblia, pasando por los Padres de la Iglesia y los


grandes teólogos y santos, siempre ha estado viva y ha formado
parte de la vida y doctrina de la Iglesia la opción por los pobres.
Esta opción ha inspirado el quehacer teológico y la práctica
pastoral de la Iglesia latinoamericana en uno de los periodos más
dinámicos y creativos de su historia. Nos referimos al tiempo que
va desde la terminación del concilio Vaticano II y la preparación de
Medellín en 1965 hasta la celebración de la V Conferencia General
de Aparecida en el 2007.
La Iglesia de América latina con su práctica y su doctrina
expresada sobre todo en estas tres grandes Conferencias Generales,
ha contribuido poderosamente a poner al día y a traducir en fórmulas
y compromisos actuales esa opción. La DSI la asume, por lo tanto,
como uno de sus principios orientadores básicos en la interpretación
de la realidad social.

Los problemas sociales nos interpelan


211

Capítulo VII
LA ACTIVIDAD POLÍTICA: ESPACIO PRIVILEGIADO DEL
COMPROMISO CRISTIANO

I. La política, actividad humana cuestionada y objeto de desprecio

2. El magisterio político de la Iglesia

3. ¿Qué es la política?

3.1. La política es una dimensión estructural de la persona

3.2. La política, un aspecto de la realidad social

3.3. La política es una realidad histórica

3.4. El Estado, concreción histórica de la organización política actual

3.5. Tres niveles de actuación política

4. Principios animadores de una política humanista y cristiana

5. Patologías de la política

6. Compromiso de los cristianos con la política

6.1. Estima de la política y distintos modos de comprometerse en ella

6.2. La caridad política

6.3. Aportación de la fe al compromiso político

7. Textos para la reflexión

7.1. Ilusiones y peligros de la acción y del compromiso cristiano

7.2. Invitación de un profeta a revalorizar la política

Los problemas sociales nos interpelan


1

213

1. LA POLÍTICA, ACTIVIDAD HUMANA


CUESTIONADA Y OBJETO DE DESPRECIO

No es nuevo el desprestigio de la política y de los políticos.


Jonahan Swift, en un famoso libro publicado en 1726 tachaba a
los políticos de ineficaces e incompetentes. En su opinión cuando
un ministro debiera de resolver algo, convenía "darle un tirón
de la nariz, o un puñetazo en la tripa, pisarle un callo, sacudirle
repetidamente ambas orejas, pincharle con alfileres en la cola o
llenarle de moretones el brazo a puro pellizco, para que no se olvidara
del asunto, y esto al levantarse cada mañana hasta que el tema en
cuestión fuera aprobado o denegado definitivamente". De la misma
forma sostenía que "cada senador, en el parlamento de la nación,
después de haber manifestado su opinión y argüido en defensa de
ella, estuviera obligado a votar precisamente lo contrario, porque,
haciéndolo así, el resultado sería, sin duda, favorable al bienestar
público"'
En América Latina y en Paraguay de forma particular, este
desprestigio tienen fundamentos desgraciadamente muy sólidos. El
prebendarismo y clientelismo político, la mediocridad de muchos
de nuestros dirigentes, juntamente con una corrupción cínicamente
sostenida hacen que ya muchos ciudadanos no esperen nada de ellos.
El ausentismo electoral va creciendo y, lo que es más preocupante,
en la juventud es donde este ausentismo es más notorio. En los
sondeos de opinión uno de los estamentos más desprestigiados es el
estamento político. Ante la conciencia de muchos ciudadanos de a
pié "política" es sinónimo de mentira, impunidad, enriquecimiento
ilícito, demagogia y cosas por el estilo. Un comentarista político
en Paraguay, en diciembre del 2001, afirmaba en un medio de
comunicación que "aquí no hay Estado sino cleptocracia"2, lo que
traducido al criollo significa "gobierno de los ladrones".

Swft, Jonatham: "Viajes de Gulliver", Aguilar, Madrid 1990, p. 234

2 Carlos Martini. Diario Noticias, 24 diciembre, p. 10

Los problemas sociales nos interpelan


1

214

2. EL MAGISTERIO POLÍTICO DE LA IGLESIA

Es extensísima la documentación pontificia, conciliar y de


los distintos episcopados de la Iglesia acerca de ternas políticos. La
Iglesia siempre se ha ocupado de este aspecto tan importante de la
realidad humana.
Vamos a referirnos muy sintéticamente al magisterio
pontificio sobre cuestiones políticas desde León XIII (1878-1903)
hasta nuestros días.

León XIII

Durante los trece primeros años de pontificado el magisterio


de León XIII se centró preferentemente en los temas políticos. El
29 de junio de 1881, cuando ya se había celebrado el centenario
de la revolución francesa, publicó una importante encíclica sobre
la autoridad política: "Diuturnum illud". En ella sostiene quá el
poder no brota de un contrato social, sino que —siendo, como es,
una exigencia de la naturaleza humana- es Dios mismo quien lo
ha establecido. Pero ello no quita que los gobernantes "puedan ser
elegidos por la voluntad y juicio de la multitud'". Más tarde en la
encíclica "Au milieu des sollicitudes" que dirigió el 16 de febrero
de 1892 a los católicos franceses, les invitó a reconciliarse con el
régimen republicano y a colaborar con él.
Importantes fueron también "Inmortale Dei" (1-11-
1885) sobre la constitución cristiana de los estados, y "Libertas
praestantissimum" (20-6-1888) sobre la libertad y el liberalismo.

El 10 de enero de 1890 publicó "Sapientiae christianae",


dedicada a los deberes del ciudadano cristiano.

5 León XIII: "Diuturnum illus", n° 4, en DPDP, I I I.

Pedro Velasco Rodriguez, O.P.


215 ,

El magisterio político preconciliar

La aportación de Pio XI (1922-1939) al Magisterio político


de la Iglesia fue particularmente importante en lo referente a la
concepción del Estado, en una época en que las funciones de éste
no cesaban de aumentar. Reafirmando el papel insustituible de los
poderes públicos en la promoción del bien común, el Pontífice
se preocupó por clarificar sus límites. Fue el gran defensor de las
sociedades intermedias y del derecho natural anterior al Estado y
el gran luchador contra los totalitarismos. Publicó las encíclicas
"Non abbiamo bisogno" (29-6-1931) contra el fascismo italiano,
"Mit brennender Sorge" (14-3-1937) contra el nazismo alemán —
que es uno de los documentos fundamentales en defensa del derecho
natural de los hombres y de las sociedades por encima del Estado-
y "Divini Redemptoris" (19-3-1937) contra el comunismo ateo. La
exposición del principio de subsidiariedad que hizo en los n. 78-80
de QA es realmente magistral y no ha sido superada todavía.
Pio XII en el radiomensaje navideña de 1942 ofrece un
esbozo de declaración de los derechos de la persona, y en el de 1944
privilegió la democracia como régimen político.
La gran aportación de Juan XXIII (1958-1963) al Magisterio
político de la Iglesia fue la encíclica Pacem in terris. Como indica su
nombre, el tema central de PT es el de la paz, pero contiene también,
por primera vez, una declaración sistemática de los derechos
humanos (11-27) y ofrece un verdadero tratado de política, el más
sistemático y completo de la DSI.

Los papas del postconcilio

El Concilio Vahean Il aborda el tema en su importante


documento "Gaudí= et Spes" y en la Declaración conciliar
"Dignitatis humanae".

Los problemas sociales nos interpelan


1

216

Pablo VI (1963-1978), queriendo conmemorar el 80 aniversario de


la Rerum Novarum publicó en 1971 la "Octogesima adveniens".
Es una síntesis de las orientaciones relativas a la acción política,
que algunos han bautizado como la Carta Magna del pluralismo
cristiano.
La aportación de Juan Pablo II (1978-) a la DSI se ha
centrado hasta ahora más en los temas socioeconómicos que en los
políticos. Podemos destacar, sin embargo, el "Mensaje a las Naciones
Unidas" del 2 de Octubre de 1979 y el capítulo 5 de la CA, de 1991.
Se ha dicho de este capítulo que es como un verdadero manual de
democracia inserto en la encíclica. Los principales acentos de Juan
Pablo II en este campo son la defensa apasionada de los derechos
humanos, la lucha contra los totalitarism os y la negativa a considerar
la violencia corno medio legítimo para resolver diferencias entre
piases o clases sociales.

3. ¿QUÉ ES LA POLÍTICA?

Es fácil hablar de política, sentirla, denostarla o alabarla pero


resulta difícil definirla y acotar los límites de su realidad ¿Qué es
la política?, ¿Hasta donde llega? ¿Cuándo hacemos política y hasta
que punto podemos obviarla? ¿Todos hacemos política o solamente
los especialistas?

Lo primero que hemos de afirmar es que la política es una


realidad antropológica y social sumamente compleja por lo que
es absolutamente imposible tratar de abarcarla con una simple y
corta definición. Vamos a tratar de aclarar y de precisar lo que este
concepto significa a través de diferentes abordajes y perspectivas.
Será más larga nuestra travesía pero esperamos que también sea más
iluminadora y ajustada a la realidad.

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


1

217 ,

3.1. LA POLÍTICA ES UNA DIMENSIÓN ESTRUCTURAL DE LA PERSONA

¿Qué quiere decir esto? Sencillamente, que el ser humano


solamente puede desarrollarse y realizarse conviviendo con los
demás. La convivencia, la sociabilidad es a la persona come el aire
a los organismos vivos, una condición necesaria de sobrevivencia.
A eso se refería Aristóteles cuando definía al hombre como `animal
político". Con ello quería expresar su intrínseca sociabilidad: todo
hombre necesita vivir en sociedad. Sociedad implica un diálogo de
convivencia, de interrelacción, de mutua complementariedad. El ser
humano necesita vivir no solo yuxtapuesto sino con otros. Para el
hombre vivir es convivir. Ello brota de una insuficiencia radical y
de una riqueza ontológica: todos necesitamos de los demás: todos
podemos enriquecer a los demás.

La sociedad resulta así una exigencia de la misma naturaleza


del hombre y se ordena a crear el conjunto de condiciones que
consienten y favorecen el perfeccionamiento de la persona humana.
Esto es válido tanto para la "horda" más primitiva como para el
Estado moderno más complejo.

De esta dimensión estructural de la persona humana se deriva


la absoluta necesidad que tiene el hombre de ordenar, perfeccionar
y sostener la convivencia humana en las diferentes circunstancias y
tiempos. La respuesta a esta necesidad es la "política" en un sentido
más estricto.

3.2. LA POLÍTICA, UN ASPECTO DE LA REALIDAD SOCIAL

En la sociedad los seres humanos hemos de afrontar diversos


desafíos: el de la producción y distribución de bienes (economía), el
de la supervivencia como especie (la familia), el de la transmisión
de saberes acumulados (la educación), etc. Uno de los más difíciles
y necesarios de lograr es el de una convivencia ordenada donde
los intereses y necesidades de las distintas personas, asociaciones,
grupos y corporaciones puedan armonizarse y enriquecerse
mutuamente. Justamente la política es la actividad humana y la

Los problemas sociales nos interpelan


218

institución social cuyo objetivo es la ordenación de la convivencia


social en su más alto nivel. No toda ordenación de la convivencia es
política. El árbitro en un partido de fútbol, los padres en una familia,
el gerente en una empresa, el director de un colegio son responsables
del ordenamiento de la convivencia pero no son "políticos". La
ordenación de la convivencia a la que se refiere la política es "en su
más alto nivel", es decir, el Estado.
Esta ordenación de la convivencia se refiere, sobre todo, a
la armonización de diferentes intereses lo que es imposible sin una
autoridad que coordine y sin un poder que garantice la ejecución de
la ley y de los objetivos fijados por la comunidad.
No basta para hacer posible la convivencia social
humana, con la simple agregación de las reivindicaciones de las
diversas asociaciones o grupos particulares porque a menudo son
incompatibles entre sí. Es necesario integrarlas en una síntesis
coherente que resulte viable en un momento y un lugar determinados.
Para imponer esa síntesis a todos los individuos y grupos es
imprescindible que exista un poder político y que éste disponga de
cierta capacidad de coacción.
De ahí que la política se refiera, en este sentido, al ejercicio del
poder desde el ámbito del Estado. Este es el sentido más restringido
y estricto de la política. Podríamos definirla como "el conjunto de
actividades (y de valores, normas, asociaciones e instituciones
derivados de ellas) que tienen por objeto el ejercicio del poder
en la "comunidad civil" (bien sea local, regional, nacional o
internacional) y, por consiguiente, también su conquista y
conservación, en orden a asegurar una convivencia humana, es
decir, que promueva el bien común".

3.3. LA POLÍTICA ES UNA REALIDAD HISTÓRICA


Como todos los fenómenos humanos también la política es
una realidad histórica, sujeta a cambios y a transformaciones. No
es lo mismo la política en las ciudades de Atenas que en el imperio

Pedro Velase() Rodríguez, 0.P


219

incaico; en las monarquías absolutas del siglo VII que en los estados
modernos actuales. Toda descripción del fenómeno político ha de
tener en cuenta esta dimensión de su historicidad.

3.4. EL ESTADO, CONCRECIÓN HISTÓRICA DE LA ORGANIZACIÓN


POLÍTICA ACTUAL

"El Estado es solamente la forma moderna de la comunidad


política, y no la única, puesto que pueden existir —y existen-
comunidades políticas (de tipo superestatal) que lo engloban, y otras
(municipios, por ejemplo, o gobernaciones) que constituyen sus
elementos integrantes"4.
Los elementos constitutivos del Estado son: la población, el
territorio y el gobierno o vínculo social.
La población. Todo Estado dice referencia en primer término
a seres humanos concretos tanto considerados en su individualidad
como organizados en grupos y asociaciones intermedias. Este
es el primer elemento del estado: los ciudadanos y las formas de
organización y asociación en las que ellos libremente desean
realizarse.
Territorio. Es otro elemento que constituye y delimita el
Estado. Un territorio propio con fronteras definidas sobre las cuales
se ejerce una soberanía.
Organización política o vínculo social. Es el elemento
formalmente constitutivo de esa comunidad de personas que viven en
un territorio determinado. Este vínculo social se logra a través de un
elemento intrínseco: el Fin común (el proyecto de sociedad que diría
Ortega y Gasset) y a través de un elemento extrínseco : la Autoridad,
que goza de soberanía "ad intra" y de independencia relativa "ad
extra". Esta autoridad se ejercita en los estados modernos a través de
diversos órganos de poder (Jefe de Estado, Gobierno, Parlamento,
etc.). Según el modo de estructurar el ejercicio del poder, resultan las

4 Coste. René: "Las comunidades políticas", Herder, Barcelona, 1971, p. 103.

Los problemas sociales nos ir'erpelan


220

diferentes formas y sistemas de Gobierno: República, Monarquía,


Parlamentarismo, Dictadura, etc.

3.5. TRES NIVELES DE ACTUACIÓN POLÍTICA

Una vez descrita la realidad política podemos preguntarnos


corno y quien actúa sobre la misma. Vamos a responder a través de
diversas afirmaciones:

Todos los ciudadanos actúan políticamente en un sentido


general, en el sentido de que todas sus accione y omisiones se
inscriben dentro de un marco político al que sostienen, apoyan o
cambian con su forma de actuar. En este sentido la apoliticidad no
existe. Puede existir la independencia con respecto a un partido
político, a un proyecto concreto de gobierno o a apetencias de poder,
pero no existe persona humana o asociación cuyo actuar sea neutro
con respecto a la convivencia ordenada en la sociedad.

Sobre el campo estrictamente político, el referido al ejercicio


legítimo del poder en el ámbito del estado podemos distinguir dos
niveles de actuación: uno directo, propio de las personas que se
mueven en el ámbito estricto de la política a través de los partidos
políticos, de los diversos poderes del Estado, de organismos
municipales o supranacionales, etc. y otro indirecto a través de
propuestas, denuncias y presiones que la sociedad civil organizada
realiza sobre los poderes públicos.

Podríamos decir, en conclusión, que existen los siguientes


posibles modos de actuación en la vida política:

Un actuar político propio de todo ciudadano en cuanto a los


valores, los objetivos y las formas como actúa,

Un actuar político de las personas y asociaciones cuya función


en la sociedad es la de ejercitar directamente el poder c de
controlarlo o llegar al mismo

Pedro Velasco Rodriguez, O. P.


1

221

Un actuar político de las personas y asociaciones que no


dicen relación directamente al ejercicio del poder pero que
indirectamente lo controlan, presionan y hacen demandas.

La participación del ciudadano en el ámbito de lo político


no se da solamente a través de los partidos políticos y de sus
representantes en los diferentes órganos de gobierno, sino que se
da también a partir de diversas instancias y redes sociales a través
de las cuales puede hacen llegar sus demandas y presionar para que
se implementen. No pretende, esta concepción una minusvaloración
del campo estrictamente político, sino más bien abrir ese campo a
otras instancias en orden a su enriquecimiento y complementación.

4. PRINCIPIOS ANIMADORES DE UNA POLÍTICA


HUMANISTA Y CRISTIANA

Desde Juan XXIII los Papas han puesto de relieve varios


principios éticos que deben de animar a toda política que aspire a ser
verdaderamente humana. Vamos a señalarlos brevemente.

Verdad, justicia, amor, libertad

Según Pio XII la conviviencia humana necesita apoyarse en


tres columnas: la verdad, la justicia y el amor. A estas tres columnas
Juan XXIII añadió una más: la libertad. (PT 35, 37, 45). Un par
de años después el Concilio vaticano II haría suyo el cuádruple
fundamento: "El orden social hay que desarrollarlo a diario, fundarlo
en la verdad, edificarlo sobre lajusticia, vivificarlo por el amor. Pero
debe encontrar en la libertad un equilibrio cada día más humano"
(GS 26c).

Los problemas sociales nos interpelan


292

La verdad

Si es cierto que en otro contexto Cristo dijo: "La verdad


os hará libres" (Jn. 8,32) eso no quita que sea cierto que también
en política la verdad nos hace libres y auténticos. Como dijo Juan
XXIII, "la convivencia civil sólo puede juzgarse ordenada, fructífera
y congruente con la dignidad humana si se funda en la verdad. Es
una advertencia del apóstol San Pablo: Despojáos de la mentira,
hable cada uno verdad con su prójimo" (Ef 4,25)" (PT 35).
Esto afecta, en primer lugar, a quienes ejercen la autoridad.
Kant sostenía rotundamente que "son injustas todas las acciones
que se refieren al derecho de otros hombres cuyos principios no
soportan ser publicados'''. Por eso una política humanista debe de
caracterizarse por el ejercicio del poder con absoluta transparencia
y recordar la imagen del ágora, es decir, la asamblea de todos los
ciudadanos en un lugar público. Podemos estar seguros de que, allá
donde el poder actúe en la oscuridad, los contrapoderes se moverán
en la sombra en forma de conjuraciones, complots, conspiraciones,
golpes de Estado, etc.
La ex igencia de verdad concierne tam b ién muy especialmente
a los medios de comunicación social (PT 90). En el decreto conciliar
Inter Mirifica, antes de hablar de la libertad de expresión se habla del
"derecho a la información" que tiene la sociedad (5).

La justicia

El segundo pilar señalado por los papas es la justicia. Es


significativo que menciona la justicia y no el orden. Una politica
humanista nunca podrá hacer suya la famosa frase de Goethe:
"Prefiero la injusticia al desorden". Nadie dudad de la importancia

E. Kant: "La paz perpetua" (Tectos, Madrid 1985), 61-62

Pedro Velasco Rodriguez, 0.P


223

del orden —basta pensar en su contrario, la anarquía y el caos- pero,


como decía San Agustín, "desterrada la justicia, ¿qué son los reinos
sino grandes latrocinios?"6.

El símbolo más frecuente en Occidente para expresar la idea


de justicia es una virgen con los ojos tapados y teniendo una balanza
en sus manos para verificar imparcialmente que haya equidad entre
lo que recibe y lo que da. Pero, si justicia es dar a cada uno lo suyo,
se trata de dar al hombre la posibilidad de que sea efectivamente
hombre y esto supone que los intercambios equitativos no siempre
son justos. Los peor dotados necesitan más de lo que pueden dar.
Por eso la imagen profética de la justicia no es una balanza, sino un
torrente que fluye con fuerza (Am 5,24). No evoca la concepción
estática de una sociedad en equilibrio, sino una concepción dinámica
de la justicia que reconoce los derechos de aquellos a quienes hasta
el presente les habían sido negados.

La justicia sobre la que debe asentarse el orden sociopolítico


no es la justicia conmutativa estricta, sino la justicia social, que
reivindica un orden justo no existente todavía. Se trata de una
expresión consagrada por Pio XI en QA.

El amor

Mientras llega ese orden justo no existente todavía, el amor


—la caridad- debe suplir de momento la falta de justicia, pero sin
renunciar a ella. De hecho, lo que hoy llamarnos "derechos sociales"
(educación, asistencia sanitaria, etc.) fueron durante muchos siglos
prestaciones espontáneas de la caridad, de tal forma que quien lea la
historia sin prejuicios se verá obligado a reconocer que la caridad,
en el pasado, ha ido abriendo caminos a la justicia.

Así deberá seguir haciéndolo hoy: "Para ser auténticamente


verdadera, la caridad debe tener siempre en cuenta la justicia

6Agustín de hipona: "La ciudad de Dios-. IA, c.4, en Obras completas de San
Agustín, t. 16 (BAC 171, Madrid 1964). 195.

Los problemas sociales nos interpelan


224

a instaurar y no contentarse con paliar los desordenes y las


insuficiencias de una condición injusta"'
Esto no quiere decir que la caridad deba ir sólo precediéndo
a la justicia. También debe acompañarla. Si desapareciera de
aquellos ámbitos en que ya se ha establecido la justicia, la sociedad
se limitaría a entregar "lo debido" mediante unas relaciones
meramente formales en las que las personas quedarían reducidas a
ser sujetos anónimos de derechos. De hecho, ante la burocratización
de las instituciones de política social se ha dado ya la voz de alarma:
"Vuelta a lo humano".
Por eso —nos dice Juan Pablo II en Dives in misericordia-,
"la experiencia del pasado y de nuestros tiempos demuestra que la
justicia por si sola no es suficiente y que, más aún, puede conducir a
la negación y al aniquilamiento de sí misma, si no se le permite a esa
forma más profunda que es el amor plasmar la vida humana en sus
diversas dimensiones" (12c).

Como afirmó Pio XII, "el orden social no admite ni


oposición ni alternativa: amor o derecho, sino la síntesis fecunda:
amor y derecho"'

La libertad

El Concilio Vaticano 11 propone este principio


inequívocamente: "Se debe observar la regla de la entera libertad
en la sociedad, según la cual debe reconocerse al hombre el máximo
de libertad, y no debe restringirse sino cuando es necesario y en la
medida en que lo sea" (DH 7c). "Allí donde por razones de bien
común se restrinja temporalmente el ejercicio de los derechos,

7
Pio XII: "Dans la tradition" (7-7-1952)5 en DPDS, 1036.

8 Pio XII: "Sermón ante el Sacro Colegio Cardenalicio- (24-12-1942)20 en


DPDP, 846.

Pedro Velasco Rodríguez. O.P.


225 ,

restablézcase la libertad cuanto antes, una vez que hayan cambiado


las circunstancias" (GS 75c).
Una de las razones que desde el principio llevaron a la DSI a
condenar el colectivismo fue la defensa más elemental de la libertad
humana. Bajo él, "la sociedad no es más que una enorme máquina,
cuyo orden es meramente aparente, porque ya no es el orden de la
vida"9. Tras el fracaso de los regímenes colectivistas Juan Pablo II
hace una observación de suma importancia: "No sólo no es lícito
desalentar desde el punto de vista ético la naturaleza del hombre,
que ha sido creada para la libertad, sino que esto ni siquiera es
posible en la práctica. Donde la sociedad se organiza reduciendo de
manera arbitraria o incluso eliminando el ámbito en que se ejercita
legítimamente la libertad, el resultado es la desorganización y la
decadencia progresiva de la vida social" (CA 25b).

Igualdad, participación

Pablo VI, en la Carta Apostólica OA, llamó la atención


sobre otros dos principios que deben animar una política humanista:
la igualdad y la participación, "formas ambas de la dignidad del
hombre y de su libertad" (22).

La igualdad

Las sociedades tradicionales asignaban a sus miembros unas


identidades definidas y permanentes estrictamente jerarquizadas: el
pueblo llano estaba subordinado a la nobleza, la mujer al varón, las
razas de color a la raza blanca, etc. Además, se elaboraron discursos
ideológicos para legitimar esas discriminaciones que fueron
interiorizados por las propias clases oprimidas.
9
Pio XII: "La deeirnaterza" (24-12-1951)45, en DPDP. 994.

Los problemas sociales nos interpelan


1

226

Juan XXIII constata con satisfacción que "en nuestro tiempo


resultan anacrónicas las teorías, que duraron tantos siglos, por virtud
de las cuales ciertas clases recibían un trato de inferioridad, mientras
otras exigían posiciones privilegiadas a causa de la situación
económica y social, del sexo o de la categoría política" (PT 43). Y
el Concilio Vaticano II expuso con nitidez cual es la postura de la
Iglesia: "La igualdad fundamental entre todos los hombres exige un
reconocimiento cada vez mayor. Porque todos ellos, dotados de alma
racional y creados a imagen de Dios, tienen la misma naturaleza y el
mismo origen. Y porque, redimidos por Cristo, disfrutan de la misma
vocación y de idéntico destino... Toda forma de discriminación en
los derechos fundamentales de la persona, ya sea social o cultural,
por motivos de sexo, raza, color, condición social, lengua o religión,
debe ser vencida y eliminada por ser contraria al plan divino" (GS
29a,b).

La participación

En opinión de José Luis Gutiérrez, "puede afirmarse que la


palabra participación ha sustituido en Gaudium et Spes a la palabra
democracia, por expresar de modo inequívoco la sustancia de ésta
en el pensamiento pontificio y conciliar'. En efecto, la democracia
se configura siempre como una forma de gobierno participativa.
Hay, desde luego, concepciones distintas acerca del grado y las
formas de participación, pero el hecho es que, frente a la tiranía o la
aristocracia, la democracia postula la intervención del pueblo en las
tareas de gobierno.
"El ciudadano —decía Juan XXIII- tiene siempre el derecho
de ser el autor principal de su propio destino" (MM 151; cf. PT 26).
Por eso, el Vaticano 11 alaba "la conducta de aquellas naciones en las
que la mayor parte de los ciudadanos participa con verdadera libertad

t J.L. Gutierrez: "Conceptos fundamentales en la DSI". s.v. Participación, t. 3


(Centro de Estudios Sociales del Valle de tos Caldos. Madrid 1971), 334.

Pedro Velasco Rodriguez, 0.P


227 ,

en la vida pública" (GS 31c). Más tarde Juan Pablo 11 dirá que "la
salud de una comunidad política... se expresa mediante la libre
participación y responsabilidad de todos los ciudadanos en la gestión
pública, la seguridad del derecho, el respeto y la promoción de los
derechos humanos" (SRS 44e). De ahí las constantes exhortaciones
de la DSI hace a los cristianos a "participar activamente en la vida
pública" (PT 146).
Si dejamos solamente en manos de los políticos y
especialistas la gestión de la cosa pública es muy posible que se
caiga en grandes desaciertos e injusticias. La sociedad necesita, por
tanto, defenderse de la tiranía de los expertos. Como escribió Pablo
VI, "para hacer frente a una tecnocracia creciente, hay que inventar
formas de democracia moderna" (OA 47).
Por todo ello concluía el Papa que. si bien la necesidad
de participación conducen hacia la democracia, todavía no parece
que la humanidad haya encontrado la fórmula de una democracia
auténticamente participativa: "La doble aspiración hacia la igualdad
y la participación trata de promover un tipo de sociedad democrática.
Diversos modelos han sido propuestos; algunos han sido ya
experimentados; ninguno satisface completamente, y la búsqueda
queda abierta" (OA 24).

Derechos humanos

Juan Pablo II ha acentuado principalmente la necesidad que


tiene cualquier política humanista de respetar escrupulosamente los
derechos humanos.
Nótese que estos derechos son llamados a veces
"fundamentales", y lo son en el sentido de que deben servir de
fundamento a cualquier orden jurídico: "El bien común consiste
principalmente en la defensa de los derechos y deberes de la persona
humana. De aquí que la misión principal de los hombres de gobierno

Los problemas sociales nos interpelan


228

deba tender a dos cosas: de un lado, reconocer, respetar, armonizar,


tutelar y promover tales derechos; de otro, facilitar a cada ciudadano
el cumplimiento de sus respectivos deberes" (PT 60).

5. ALGUNAS PATOLOGÍAS DE LA POLÍTICA ACTUAL:


LA CORRUPCIÓN Y EL PODER COMO FIN

El poder como fin


"Los políticos están amenazados por la erótica del poder.
El poder debería de ser tan sólo un medio para servir a todos los
miembros de la comunidad nacional e internacional. Pero puede
llegar a ser un fin en si mismo al que se sacrifica todo. Ya decía
Sancho, antes de empezar a gobernar la ínsula Barataria, que "es
bueno mandar, aunque sea a un hato de ganado".
La seducción que ejerce el poder es tan grande que muchas
personas, inicialmente orientadas hacia la política por el más puro
ideal de servir a sus semejantes, acabaron convirtiendo el medio (o
sea, el poder) en fin, y el fin (o sea, las personas) en medio. En la
más famosa novela de Gabriel García Marquez se describe muy bien
esa sustitución de los ideales por la erótica del poder. El Coronel
Aureliano Buendía se deshace de un opositor peligros —el general
Teófilo Vargas- para asumir el mando central. Por la noche "despertó
sobresaltado, pidiendo a gritos una frazada. Un frío interior que le
rayaba los huesos y le mortificaba inclusive a pleno sol le impidió
dormir bien varios meses, hasta que se le convirtió en una costumbre.
La embriaguez del poder empezó a descomponerse en ráfagas de
desazón. Buscando un remedio contra el frío, hizo fusilar al joven
oficial que propuso el asesinato del general Teófilo Vargas". Más
tarde recibió a sus asesores, que le proponían renunciar a la reforma
agraria, para recuperar el apoyo de los terratenientes liberales, y a la
lucha contra la Iglesia, para obtener el respaldo del pueblo católico.
"Quiere decir —sonrió el coronel Aureliano Buendía cuando terminó
la lectura- que sólo estamos luchando por el poder". Y, sin dejar de

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


229 ,

sonreír, firmó los papeles que le tendían sus asesores. "Sus hombres
se miraron consternados. Me perdona, coronel —dijo suavemente el
coronel Gerineldo Marquez-, pero esto es tina traición". Y "dos días
después el coronel Gerineldo Marquez, acusado de alta traición, fue
condenado a muerte"".
Es fácil comprender por qué el poder embriaga a los
hombres: tienen la sensación de estar haciendo historia, todo el
mundo se pliega a sus órdenes, etc. En cambio, no resulta tan fácil
señalar en que momento preciso la vocación política se transforma
en simple ambición"2.

La corrupción generalizada
La corrupción es, quizás, la peor enfermedad de la política.
Cuando va unida a la impunidad produce la descomposición,
debilitamiento y descreimiento más peligroso de la misma. En todo
el mundo se habla hoy de la corrupción en la política. Grandes
escándalos han saltado en piases ricos y pobres, en piases del Norte
y del Sur.

¿Que es la corrupción? Referida a una persona "es el acto


(o actos) a través del cual una persona obligada moral o legalmente
hacia intereses ajenos, los sustituye por intereses propios". La
corrupción en el estado, o en el gobierno, o en el sector público se
entiende como "la desnaturalización de las funciones del funcionario
público mediante el acceso que este tiene a la administración de
la información, las influencias y/o de los recursos del estado. En
resumen, los bienes y servicios públicos se utilizan para provecho
del funcionario y/o sus amigos, físicos o institucionales, y no para
la comunidad". El acto de corrupción resulta cuando un funcionario
público lleva a cabo un hecho favoreciendo sus intereses particulares

Garcia Marquez, Gabriel: "Cien años de soledad", Plaza & Janés, Barcelona
1978, pp. 155-158.

12Gonzalez-Carvajal, Luis: "Entre la utopía y la realidad" Sal Terrae, Barcelona,


1998. pp. 209-211

Los ~lemas sociales nos interpelan


1
230

y/o los de otros a cambio de una recompensa en perjuicio de las


reglas a las que debe seguir, las cuales favorecen los intereses
de la comunidad' 3 . Cuando los actos de corrupción se tornan tan
frecuentes, incluso tan imprescindibles para la vida cotidiana que
la corrupción se convierte en sistema, se está frente a un estado de
corrupción.
En América Latina hemos llegado a grados de corrupción
tan altos que nos obligan a referirnos a ella como a un "estado
de corrupción". La Argentina de Menen (1989-1999), el Perú de
Fujimori (1995-2.000) son dos muestras lacerantes de este cáncer que
corroe las democracias hace poco restablecida de nuestro continente.
En Paraguay desde la época del dictador Alfredo Stroessner hasta la
actual de sus discípulos y seguidores en el gobierno y en el Partido
Colorado (tampoco se salvan, por desgracia políticos importantes de
la oposición) siempre ha campeado la corrupción como fundamental
engranaje de la maquinaria del Estado. La diferencia estriba en que
durante la dictadura no se podía hablar del tema. En la actualidad se
habla pero continúa la corrupción gozando de una buenísima salud
apoyada y estimulada por la más pertinaz e irritante impunidad. Basta
con abrir los diarios de estos diez años últimos años para constatar
cientos de casos de corrupción y cientos de casos de impunidad. El
deterioro y progresivo hundimiento del Paraguay se deben, en no
poca medida, a la corrupción e impunidad imperantes.

° Roberto L. Céspedes: "Corrupción, Estado y Sociedad en Paraguay". Revista


ACCION, Asunción, n° 151, Marzo de 1995, p.7.

Pedro Velasco Rodríguez. 0.P


1

231

6. LOS CRISTIANOS Y LA POLÍTICA

6.1. ESTIMA DE LA POLÍTICA Y DISTINTOS MODOS DE COMPROMETERSE


EN ELLA.

Puebla da unas orientaciones, en este sentido, que me


parecen tan iluminadoras y claras que vamos a dejar que los textos
hablen por si mismos.

a) Estima e importancia de la política (514-519)


"La fe cristiana no desprecia la actividad política; por el
contrario, la valoriza y la tiene en alta estima.

La Iglesia siente como su deber y derecho estar presente en


este campo de la realidad: porque el cristianismo debe evamelizar
la totalidad de la existencia humana, incluida la dimensión política.
Critica por esto, a quienes tienden a reducir el espacio de la fe a
la vida personal o familiar, excluyendo el orden profesional,
económico, social y político, corno si el pecado, el amor, la oración
y el perdón no tuviesen allí relevancia.

En efecto, la necesidad de la presencia de la Iglesia en lo


político, proviene de lo más íntimo de la fe cristiana: del señorío
de Cristo que se extiende a toda la vida. Cristo sella la definitiva
hermandad de la humanidad; cada hombre vale tanto como otro:
«Todos sois uno en Cristo Jesús» (Gál. 3,28).

Del mensaje integral de Cristo se deriva una antropología y


teología originales que abarcan «la vida concreta, personal y social
del hombre» (EN 29). Es un mensaje que libera porque salva de la
esclavitud del pecado, raíz y fuente de toda opresión, injusticia y
discriminación.

Estas son algunas de las razones de la presencia de la Iglesia


en el campo de lo político, para iluminar las conciencias y adunciar
una palabra transformadora de la sociedad.

Los problemas sociales nos interpelan


232

La Iglesia reconoce la debida autonomía de lo temporal


(GS 36) lo que vale para los gobiernos, partidos, sindicatos y demás
grupos en el campo social y político. El fin que el Señor asignó a
su Iglesia es de orden religioso y, por lo tanto, al intervenir en este
campo no la anima ninguna intención de orden político, económico
o social. «Precisamente de esta misma misión religiosa derivan
funciones, luces y energías que pueden servir para establecer y
consolidar la comunidad humana según la ley divina» (GS 42).

b) Diversas acepciones de la política y diversos modos de


compromiso con ella (521-524)
"Deben distinguirse dos conceptos de política y de
compromiso político: primero, la política en su sentido más
amplio que mira al bien común, tanto en lo nacional como en lo
internacional. Le corresponde precisar los valores fundamentales
de toda comunidad -la concordia interior y la seguridad exteidor-
conciliando la igualdad con la libertad, la autoridad pública con
la legítima autonomía y participación de las personas y grupos, la
soberanía nacional con la convivencia y solidaridad internacional.
Define también los medios y la ética de las relaciones sociales. En
este sentido amplio, la política interesa a la Iglesia y, por tanto, a sus
Pastores, ministros de la unidad. Es una forma de dar culto al único
Dios, desacralizando y a la vez consagrando el mundo a El (LG 34).
La Iglesia contribuye así a promover los valores que deben
inspirar la política, interpretando en cada nación las aspiraciones de
sus pueblos, especialmente los anhelos de aquellos que una sociedad
tienda a marginar. Lo hace mediante su testimonio, su enseñanza y
su multiforme acción pastoral.
Segundo: la realización de esta tarea política fundamental se
hace normalmente a través de grupos de ciudadanos que se proponen
conseguir y ejercer el poder político para resolver las cuestiones
económicas, políticas y sociales según sus propios criterios o
ideologías. En este sentido se puede hablar de «política de partido».
Las ideologías elaboradas por esos grupos, aunque se inspiren en la

Pedro Velasco Rodríguez. O.P.


1

233 „

doctrina cristiana, pueden llegar a diferentes conclusiones. Por eso,


ningún partido político por más inspirado que esté en la doctrina de
la Iglesia, puede arrogarse la representación de todos los fieles, ya
que su programa concreto no podrá tener nunca valor absoluto para
todos.
La política partidista es el campo propio de los laicos (GS
43). Corresponde a su condición laical el constituir y organizar
partidos políticos, con ideología y estrategia adecuada para alcanzar
sus legítimos fines".

6.2. LA CARIDAD POLÍTICA

En un artículo ya antiguo, el P Chenu defendía la necesidad


de considerar como prójimo, en el sentido evangélico de la palabra, no
solo a las personas individuales, sino también a las masas humanas".
En efecto, yo puedo acercarme al otro para ayudarle directamente
a través de una presencia inmediata. Así aparece el prójimo en la
parábola del buen samaritano. Pero también puedo hacerle bien
sin necesidad de cercanía fisica e incluso sin tener siquiera noticia
de su existencia particular. Me basta con comprometerme en la
dignificado]) de los diversos colectivos sociales a que pertenezco:
La protección de las comunidades indígenas, el mejoramiento
de la situación económica, social y cultural del campesinado, la
protección a la niñez trabajadora y explotada, la no discriminación
de la mujer, la defensa del trabajador; a través del compromiso en
esas áreas puedo llegar a incidir muy significativamente en la vida
y el destino de las personas implicadas en las mismas. Sobre todo
desde el campo político esa actividad es sumamente importante.
Cuando logro cambios significativos en el sistema de salud, sin
conocer a las personas, llego a beneficiar y puedo hacer objeto de mi
amor y solicitud a infinidad de ellas. Todo eso es lo que podríamos
llamar "caridad política".
14
Chenu, Marie-Dominique, O.P.: "Los cristianos y la acción temporal-. Estela,
Barcelona 1968, pp. 125-152.

Los problemas sociales nos interpelan


1

234

En el magisterio de la Iglesia, esa expresión aparece


por primera vez en la defensa que hizo Pio XI de la Federazione
Universitari Cattolici Italiani en 1927, citando Mussolini la acusó
de sobrepasar los límites del apostolado incidiendo en la política:
campo político —dijo el Papa- abarca los intereses de la sociedad
entera; y, en este sentido, es el campo de la más basta caridad de la
caridad política, de la caridad de la sociedad".''
El cristiano desde el campo político está en posición de
ejercitar esta "caridad política" y desde ella contribuir vigorosamente
al bienestar y progreso de su comunidad. Por ello la política, muchas
veces campo de latrocinio y de arribismo, debe convertirse en
instrumento privilegiado para humanizar la sociedad donde vivimos.
A través de ella, cuando su móvil es el respeto, el cuidado y la
dignificación de las personas, aunque no ejercitamos directamente
lo propio de la caridad que es el amor interpersonal, indirectamente
lo hacemos en un grado eminente añadiendo al amor la característica
tan cristiana de la universalidad.

6.3. APORTACIÓN DE LA FE AL COMPROMISO POLÍTICO

El hecho de comprometerse en política desde una experiencia


de fe ¿añade algo a las motivaciones y a los contenidos de un
proyecto político? Digamos que ofrece unas motivaciones propias
y de enorme vitalidad, que ofrece a la vez unos valores que deben
inspirar su accionar, pero que en los programas y planes concretos
cabe una gran diversidad de opciones aún partiendo de una misma
fe. Veamos esto un poco más detenidamente.
La fe ofrece, ante todo, fundamentación, motivación y
sentido al compromiso político. No quiere esto decir que sin la fe
el compromiso político carezca de sentido. Lo que aporta la fe es
más bien un "plus" de sentido; pero no —como dice muy bien Julio

Discorsi di Pio XI, t.1, Ed. D. Berdeto, Torino 1960, p. 743.

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


235 ,

Lois - porque ofrezca unas cuantas motivaciones más, susceptibles


de añadirse a las motivaciones profanas. Es más exacto decir que las
motivaciones profanas, sin perder su propia consistencia autónoma,
resultan enriquecidas "desde dentro" por la fe, adquiriendo así
una mayor profundidad que las vuelve "capaces de mantener el
compromiso más allá de lo que permitiría hacerlo la lógica del
discurso meramente racional sobre la historia y sus posibilidades de
progreso".'
A nivel de si la fe ofrece contenidos concretos a la política,
aunque ha habido en la Iglesia prestigiosos pensadores que han
sostenido esa tesis, hoy día, sobre todo luego de ver las consecuencias
negativas de la misma, hay que afirmar lo contrario. La Biblia no
ofrece, ni tiene por qué ofrecer, un modelo de organización de la
sociedad, pero en ella "aparecen una serie de exigencias éticas,
definidas de forma absolutamente claras: el respeto a los pobres,
la defensa de los débiles, la protección de los extranjeros, la
desconfianza frente a la riqueza, la condena del dominio ejercido por
el dinero, la destrucción de los poderes totalitarios". No busquemos,
por lo tanto, en la revelación recetas para construir un modelo de
sociedad pero, eso sí, tengamos siempre presentes los valores que
deben estar inspirando el mismo si queremos que sea cristianamente
sostenible.
De ahí que en la propuesta y ejecución de proyectos políticos
las opciones pueden ser diversas. "La fe y el Evangelio nos llenan
de sueños, de anhelos, de esperanzas. Son los sueños que anidaban
en los corazones de los profetas cuando anunciaban un mundo
donde el león y el cordero vivirían juntos y las lanzas se convertirían
en podaderas. Pero la teología se detiene ahí. Cuando llega el
momento de realizar esos sueños y traducirlos en la vida cotidiana,
la teología nos abandona. Entonces necesitamos echar mano, como
cualquier otro mortal, de los instrumentos de análisis social y de los
conocimientos técnicos que la humanidad ha ido desarrollando y

16Lois. Julio: "Identidad cristiana y compromiso socio-político". 1-10AC. Madrid,


1989, pp. 81 y 85.

Los problenzas sociales nos interpelan


236

perfeccionando a través de la historia"". Dado que esas ciencias no


son exactas, "una misma fe cristiana puede conducir a compromisos
diferentes"". Es lo que siempre ha reconocido la Enseñanza Social
de la Iglesia y el Concilio Vaticano II lo ha reafirmado:
"Muchas veces sucederá que la propia concepción
cristiana de la vida les inclinará en ciertos casos a elegir
una determinada solución. Pero podrá suceder, como
sucede frecuentemente y con todo derecho, que otros
fieles, guiados por una no menor sinceridad, juzguen
del mismo asunto de distinta manera. En estos casos de
soluciones divergentes aun al margen de la intención de
ambas partes, muchos tienen fácilmente a vincular su
solución con el mensaje evangélico. Entiendan todos
que en tales casos a nadie le está permitido reivindicar
en exclusiva a favor de su parecer la autoridad de la
Iglesia. Procuren siempre hacerse luz mutuamente con
un diálogo sincero, guardando la mutua caridad y la
solicitud primordial por el bien común""

17
Gonzalez Carvajal. o.e. p. 220.

18
Pablo VI, Octogesima Adveniens, 50.

Gatailum et Spes, 43.

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


237

7. TEXTOS PARA LA REFLEXIÓN

7.1. ILUSIONES Y PELIGROS DE LA ACCIÓN Y EL COMPROMISO CRISTIANO"

Obrar por obrar, obrar para afirmarse, obrar para lucirse,


obrar para dominar.
Querer ir demasiado aprisa.
Perder el contacto con Dios.
Querer a toda costa triunfar.
Sacrificar a los demás a la propia comodidad.
Convertirse en un político oportunista.
Dejarse embriagar por el éxito; engreírse. comprometerse con
alguien.
Creer que se llegó.
Abandonar el estudio, abandonar la plegaria.
Perder la humildad.
Dejar de manifestarse disponible.
Perder la jerarquía de valores.
Querer llegar a ser poderoso.
Desear el poder y el apoyo de los magnates.
Desear los honores.
Consentir en ser juguete de otros.
Dejarse engañar por los corruptos.
Pactar con la injusticia .

20L. J. Lebre O.P.: "Acción, marcha hacia Dios", Estela, Barcelona, 1967. p.
116-117.

Los problemas sociales nos int lpe la n


238

7.2. INVITACIÓN DE UN PROFETA A REVALORIZAR LA POLITICA21

"Si la política ha venido tan a menos, es menester hacer todo


lo posible por restaurarla. Y, para esto, es menester aclarar las ideas.
Frente al concepto de que la política es una lucha desigual
por repartirse el mayor cúmulo de bienes y disfrutarlos egoístamente,
hay que restaurar el verdadero sentido de la política. Por siglos se
ha afirmado que el objetivo de la política es el bien común. Esto
quiere decir que todos debemos de trabajar por conseguir el bien
que beneficie a todos. Las tareas pueden ser múltiples y variadas,
pero todos tenemos la obligación de trabajar por el bien común. La
conquista del poder es este caso no es la conquista de un puesto de
dominación opresora, sino la conquista de un puesto de servicio.
Si la política deteriorada ha echado y sigue echando mano
de medios indebidos, la restauración de la verdadera política tiene
que resucitar el uso de medios honestos. A la mentira hay que
contraponer la verdad. Al engaño hay que contraponer la lealtad. Al
abuso hay que contraponer la legalidad concebida como un respeto a
los derechos de todos los hombres. Al envilecimiento de las personas
por la compra de sus conciencias, hay que oponer un gran respeto a
la dignidad de la persona humana. A la inconsciencia y masificación
existentes hay que contraponer una educación liberadora que lleve a
los hombres a adquirir una conciencia crítica y de superación de los
problemas. Es fundamental educar al pueblo. Es indispensable que
esta educación no siga siendo como hasta ahora, una domesticación,
sino una promoción del hombre en todas sus capacidades.
Si la ideología de la política depravada ha consistido en
buscar la ganancia, hay que sacar a flote que lo que cuenta como
valor central no es el dinero sino el hombre. Si se ha concebido
la competencia como una lucha a muerte de la que resultan
necesariamente vencedores y vencidos, hay que oponer el espíritu

21 Leónidas E. Proaño: "Concientización, evangelización y política" Sígueme,


Salamanca, 1980. p. 161-162.

Pedro Velasco Rodríguez, 0.P


1

239 ,

comunitario que busca en la acción mancomunada el estímulo para


que sean todos lo hombres quienes crezcan y se beneficien de su
trabajo.

Entendida así la política, fácilmente se comprende que


todos los hombres estamos llamados a hacer política. Los apolíticos
en este sentido vendrían a ser como los zánganos de una colmena.
Desde este mismo punto de vista, es necesaria una educación para la
política. Desde el más humilde labriego hasta el más genial ministro
de economía están llamados a contribuir, desde sus respectivos
puestos, al bien común de todo el pueblo".

Los problemas sociales nos interpelan


241

Capítulo VIII
ALGUNAS CUESTIONES PARTICULARES DE LA REALIDAD
POLITICA: EL ESTADO Y LA DEMOCRACIA.

I. Hacia una concepción cristiana del Estado

1.1. Concepciones y realizaciones falsas del Estado

1.2. El Estado de Derecho: exigencia ética imprescindible

1.3. Las tareas del Estado

1.4. Orientaciones éticas para una transformación del Estado

2. Necesidad y alcances de la autoridad política

3. La democracia y el pensamiento social de la Iglesia

31. Algunas precisiones sobre la democracia

3.2. Grandeza y miseria de la democracia

3.3. Democracia y fe cristiana

4. La sociedad civil y la comunidad política

5. Textos para la reflexión

Los problemas sociales nos interpelan


243

1. HACIA UNA CONCEPCIÓN CRISTIANA DEL


ESTADO

La realidad política del Estado ha ocupado notablemente


la atención del magisterio eclesiástico'. Frente al anarquismo, el
absolutismo, el totalitarismo y las dictaduras la doctrina social de la
Iglesia proclama: la necesidad del Estado, su finalidad al servicio de
las personas y de los grupos intermedios, su carácter subsidiario, sus
diversas funciones y su vinculación al derecho.

1.1 . CONCEPCIONES Y REALIZACIONES FALSAS DEL ESTADO

Estado mitificado. Para el cristiano, el Estado no es una realidad


mítica, divina o sobrenatural. El cristianismo desmitifica,
desacraliza, el Estado. Este es una realidad puramente secular
o temporal.
Estado totalitario. Al cristiano le repugna la idea de un estado
totalitario. El Estado no es un fin es si mismo; el poder tampoco
es un fin para él mismo. Para un cristiano, el Estado totalitario
es un atentado contra Dios; es un ídolo y una blasfemia; es
un atentado contra la persona: el hombre —en cuanto persona-
trasciendo la comunidad política y el Estado; es un atentado
contra las instituciones intermedias: familia, comunidades
civiles.
Estado liberal. En la interpretación liberal, el Estado garantiza
las libertades de los individuos. Pero ¿de que libertades se trata?,
y ¿de que individuos se trata?. Tenemos que decir que se trata de
libertades "formales" y que se trata, no de todos los individuos,
sino de los individuos burgueses. La libertad del liberalismo

José Luis Gutierrez: Estado, en: Conceptos fundamentales en la DSI”, II, Madrid,
1971. 109- 130

Los problemas sociales nos interpelan


1

244

es una libertad meramente "formal". La libertad liberal es


una libertad formal para todos, pero un "privilegio" para unos
pocos: la burguesía capitalista. El Estado del "laissez-faire"
es un Estado ineficaz y clasista. El pensamiento individualista
del siglo XIX limitó el fin del Estado al orden jurídico y éste
exclusivamente a la salvaguardia de la libertad de personas y
propiedades.
Estado del bienestar social. El Estado tiene que cumplir con
diversas tareas de política social y económica. Pero este Estado
de Bienestar puede convertirse en el "estado-providencia", que
termina por suplantar al individuo, considerándolo como un
niño y manipulando su libertad. El Estado es el promotor del
bienestar y el promotor de la cultura; pero no ha de crear un tipo
de hombre "consumidor".
Estado tecnocrático. No cabe duda que ha aumentado la
dimensión de la técnica en todos los niveles humanos de
hoy. También en el mundo político. Podemos decir que a la
prudencia política le está reemplazando la ciencia y la técnica
como forma de hacer política. La política tiende a convertirse
en administración. En ese sentido se dice que una nota
característica de las democracias occidentales estabilizadas es
que se encuentran en una fase "postpolítica".
Estado clientelista y prebendario. Es decir prisionero de los
dueños del poder y del dinero que usan esos medios no para
desarrollar a la comunidad, ni para servir al bien común, sino para
mantener una masa de clientes suficiente corno para conservar
su poder y sus privilegios. Este modelo es contrario a la DSI ya
que niega "de hecho" la igualdad de todos los ciudadanos, no
toma a las personas, y especialmente a los débiles, como sujetos,
sino como objetos de manipulación y se convierte fácilmente en
un botín a repartir más que en un instrumente de realización de
las personas.

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


245

1.2. EL ESTADO DE DERECHO: EXIGENCIA ÉTICA IMPRESCINDIBLE

La configuración del Estado por el Derecho es una


exigencia ética imprescindible. ¿Qué significa la expresión Estado
de Derecho?. Con esta expresión se quiere definir un tipo de Estado
resultado de su sumisión al Derecho y que debe de poseer una serie
de notas o elementos fundamentales, sin cuyo concurso no se da
auténticamente el mismo.

Estas notas o exigencias fundamentales son:

a) El imperio de la ley, considerando a ésta como expresión de


la voluntad general. Las exigencias en que se concreta este
principio son:

- La ley ha de ser elaborada por un órgano popular representativo,


libremente escogido por los ciudadanos.

- La ley o conjunto de normas de carácter general se subdivide


jerárquicamente, entre leyes fundamentales —que componen la
Constitución- y leyes ordinarias, debiendo éstas subordinarlas
a aquéllas.

- Todas las disposiciones y actuaciones de la Administración y los


particulares han de someterse a la ley.

Para asegurar la conexión y subordinación jerárquica de las


leyes, se precisa un control constitucional de las mismas.
b) La separación de poderes. Significa que cada una de las tres
funciones en que se divide la labor del Estado, corresponde
a tres poderes independientes entre sí: el poder legislativo, el
ejecutivo y el judicial. Con tal separación se pretende evitar el
"abuso de poder", es decir, la excesiva concentración de poderes
en uno de los órganos del Estado.

c) Legalidad de la administración. Se concreta este principio en la


exigencia de que toda la actuación del poder ejecutivo deberá
estar sometida a la ley, lo cual conduce a dos consecuencias

Los problemas sociales nos interpelan


246

fundamentales: el principio de control y de la responsabilidad


de la administración.
d) El reconocimiento de los derechos y libertades fundamentales
con su adecuada protección y garantía jurídico-formal y
realización material. Quiere esto decir que no sólo se han de
proclamar "solemnemente" los derechos fundamentales, sino
que su ejercicio ha de estar regulado convenientemente así
como eficazmente protegido.

Por supuesto que realizado plenamente y perfectamente no


se da en ninguna parte pero a la hora de calificar a un Estado como
de Derecho o no el acercamiento a este ideal será la medida de ello.

1.3. LAS TAREAS DEL ESTADO

La Doctrina Social de la Iglesia ha estudiado detenidamente


las tareas que le incumben al Estado. Recordemos dos aspectos:

El hecho de la creciente intervención del estado. "A consecuencia


de la complejidad de nuestra época, los poderes públicos se ven
obligados a intervenir con más frecuencia en materia social,
económica y cultural, para crear condiciones más favorables
que ayuden a los ciudadanos y a los grupos en la búsqueda libre
del bien completo del hombre" (GS 75).

Regla para medir la justa intervención del Estado: el principio


de subsidiariedad.

1.4. ORIENTACIONES ÉTICAS PARA UNA TRANSFORMACIÓN DEL ESTADO

En la actualidad el Estado está sufriendo toda una serie


de impactos, especialmente desde el campo de la economia y del
fenómeno de la globalización que obligan a reformulaciones y

Pedro Velasco Rodriguez. O.P.


247

transformaciones en el mismo. Vamos a reflexionar acerca de los


criterios éticos que, desde la Doctrina social del Iglesia, habría que
tener en cuenta para que estas transformaciones sean moralmente
aceptables.

a) Amplitud del Estado: la afirmación de la "sociedad civil".

La configuración actual de la Política, en cuanto intervención


efectiva del poder político, se encuentra ante el reto de encontrar el
ámbito exacto de su actuación. El campo de intervención del Estado
ha de situarse entre estos dos extremos:
- la minimización del Estado: no se puede reducir hasta tal
punto el Estado ("el Estado mínimo") que haga su aparición la
"barbarie" de la anarquía o de la "fuerza" de los más poderosos.
El Estado es la salvaguarda de los más débiles.
La "extralimitación" del Estado: la omniprencia del poder
político y su invasión en los restantes campos de la vida
originaría un totalitarismo burocrático-administrativo que
apagaría las fuerzas creativas de la vida social.
El Estado tiene su lugar exacto en el respeto, en la
promoción y en la necesaria regulación de las instancias intermedias
de la vida social. Es necesario apoyar la creación de una amplia e
intensa "sociedad civil". Juan Pablo II habla de la necesidad de una
"subjetivización de la sociedad": "Según la Rerum novarum y la
doctrina social de la Iglesia, la sociabilidad del hombre no se agota
en el Estado, sino que se realiza en diversos grupos intermedios,
comenzando por la familia y siguiendo por los grupos económicos,
sociales, políticos y culturales, los cuales, como provienen de la
misma naturaleza humana, tiene su propia autonomía, sin salirse del
ámbito del bien común. Es a esto a lo que he llamado «subjetividad
de la sociedad» la cual, junto con la subjetividad del individuo, ha
sido anulada por el socialismo real" (CA 13).

Los problemas sociales nos interpelan


1
248

La persona se encuentra hoy día ante el peligro de ser


atrapada por el poder y la burocracia. "El individuo hoy día queda
sofocado con frecuencia entre los dos polos del Estado y del
mercado. En efecto, da la impresión a veces de que existe sólo como
productor y consumidor de mercancías , o bien como objeto de la
administración del Estado, mientras se olvida que la convivencia
entre los hombres no tiene como fin ni el mercado ni el Estado, ya
que posee en sí misma un valor singular a cuyo servicio deben estar
el mercado y el Estado (CA 49).
De ahí que sea necesario apoyar la función positiva de la
familia "como comunidad de trabajo y solidaridad" (CA 49) y de
las restantes sociedades intermedias. "Efectivamente, éstas maduran
como verdaderas comunidades de personas y refuerzan el tejido
social, impidiendo que caiga en el anonimato y en una manifestación
impersonal, bastante frecuente por desgracia en la sociedad
moderna. En medio de esa múltiple interacción de las relaciones
vive la persona y crece la «subjetividad de la sociedad» (CA 49).

b) Los principios reguladores de la función del Estado

Las funciones del estado han de estar reguladas por


el principio general del bien común. Además, y de forma más
inmediata, hay que resaltar la intervención de otros dos principios: el
de subsidiariedad y el de solidaridad. El principio de subsidiariedad
obliga al Estado a mantenerse en sus propios límites y a tener
conciencia de su carácter instrumental, "ya que el individuo, la
familia y la sociedad son anteriores a él y el Estado mismo existe
para tutelar los derechos de aquél y de éstas, y no para sofocarlos"
(CA I I).
El principio de solidaridad promueve la necesaria
intervención del Estado y la orienta hacia los individuos y hacia
los grupos más necesitados: "los individuos, cuanto más indefensos
están en una sociedad, tanto más necesitan el apoyo y el cuidado de

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


1

249

los demás, en particular la intervención de la autoridad pública" (CA


10).
Podríamos decir que el principio de solidaridad tiende
a favorecer a los que "menos tiene", mientras que el principio de
subsidiariedad está en función de los que "se defienden por ellos
mismos". Ambos principios han de equilibrarse para garantizar una
intervención justa del estado.

c) Del "Estado de bienestar" al "Estado de justicia social".

A todos es patente la crisis del llamado "Estado de Bienestar"


que, en cierto modo, se ha convirtió en "Estado asistencial".
¿Qué hacer y pensar frente a esta crisis? Señalamos tres criterios
orientadores.
Primer criterio: el "Estado asistencial" no es la solución.
El siguiente texto pontificio es bien claro al respecto: "En los
últimos años ha tenido lugar una vasta ampliación de ese tipo de
intervención, que ha llegado a constituir en cierto modo un Estado
de índole nueva: el «Estado del bienestar». Esta evolución se ha
dado en algunos Estados para responder de manera más adecuada
a muchas necesidades y carencias tratando de remediar formas de
pobreza y de privación indignas de la persona humana. No obstante,
no han faltado excesos y abusos que, especialmente en los años más
recientes, han provocado duras críticas a ese Estado del bienestar,
calificado como «Estado asistencial». Deficiencias y abusos del
mismo derivan de una inadecuada comprensión de los deberes
propios del Estado. En este ámbito también debe ser respetado el
respeto el principio de subsidiaridad. Una estructura social de orden
superior no debe inferir en la vida interna de un grupo social de
orden inferior, privándola de sus competencias, sino que más bien
debe sostenerla en caso de necesidad y ayudarla a coordinar su
acción con los demás componentes sociales, con miras al bien común
(Cf. QA. n° 184 - 186)

Los problemas sociales nos interpelan


250

Al intervenir directamente y quitar responsabilidad a la


sociedad, el Estado asistencial provoca la pérdida de energías
humanas y el aumento exagerado de los aparatos públicos, dominados
por lógicas burocráticas más que por la preocupación de servicios a
los usuarios, con enorme crecimiento de los gastos. Efectivamente,
parece que conoce mejor las necesidades y logra satisfacerlas de
modo más adecuado quien está próximo a ellas o quien está cerca
del necesitado. Además, un cierto tipo de necesidades requiere con
frecuencia una respuesta que sea no solo material, sino que sepa
descubrir su exigencia humana más profunda. Conviene pensar
también en la situación de los prófugos y emigrantes, de los ancianos
y enfermos, y en todos los demás casos, necesitados de asistencia,
como es el de los drogadictos: personas todas ellas que pueden ser
ayudadas de manera eficaz solamente por quien les ofrece, aparte de
los ciudadanos necesarios, un apoyo sinceramente fraterno (CA 48).
Segundo criterio: Por razón del principio de solidaridad el
Estado tiene que seguir interviniendo. Esta intervención ha de ser
pensada y ejecutada en función del bien común de toda la sociedad y
de modo especial en función de los derechos de los más débiles. La
encíclica "Centesimus annus", nada proclive al colectivismo y menos
al estatismo, señala certeramente la necesidad de la intervención del
estado. Indica, como campos prevalentes en la situación actual, los
siguientes:
El marco institucional, jurídico y político. El Estado tiene
la incumbencia de defender un marco jurídico justo para
la actuación social de los individuos y de los grupos. En
referencia directa a la economía, señala Juan Pablo II: "La
actividad económica, en particular la economía del mercado,
no puede desenvolverse en medio de un vacío institucional,
jurídico y político. Por el contrario, supone una dignidad que
garantiza la libertad individual y la propiedad, además de un
sistema monetario y estable y servicios públicos eficientes. La
primera incumbencia del Estado es, pues, la de garantizar esa
seguridad, de manera que quien trabaja y produce puede gozar
de los frutos de su trabajo y, por tanto, se siente estimulado a
realizar eficiente y honestamente. La falta de seguridad, junto

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


251 ,

con la corrupción de los sistemas públicos y la proliferación de


fuentes impropias de enriquecimiento y de beneficios fáciles,
basados en actividades ilegales o puramente especulativas, es
uno de los obstáculos principales para el desarrollo y para el
orden económico" (CA 48).
Intervenciones sobre situaciones que afectan a la buena marcha
de la sociedad en su conjunto. En relación con la economía le
corresponde al Estado "la incumbencia de armonizar y dirección
del desarrollo". Más concretamente tiene el derecho y el deber
de intervenir "cuando situaciones particulares de monopolio
creen rémoras u obstáculos al desarrollo" ((CA 48).
- Funciones de suplencia. "El Estado puede ejercer funciones
de suplencia en situaciones excepcionales, cuando sectores
sociales o sistemas de empresas, demasiado débiles o en
vías de formación, sean inadecuados para su cometido. Tales
intervenciones de suplencia, justificadas por razones urgentes
que atañen el bien común, en la medida de lo posible deben
ser limitadas temporalmente, para no privar establemente de sus
competencias a dichos sectores sociales y sistemas de empresas
y para no ampliar excesivamente el ámbito de intervención
estatal de manera perjudicial para la libertad tanto económica
como civil" (CA 48).
Defensa y tutela de los "bienes colectivos". "Es deber del Estado
proveer a la defensa y tutela de los bienes colectivos, como son
el ambiente natural y el ambiente humano, cuya salvaguardia no
puede estar asegurada por los simples mecanismos de mercado.
Así como en tiempos del viejo capitalismo el Estado tenía el
deber de defender los derechos fundamentales del trabajo, así
ahora con el nuevo capitalismo del Estado y la sociedad tienen
el deber de defender los bienes colectivos que, entre otras cosas,
constituyen el único marco dentro del cual es posible para cada
uno conseguir legítimamente sus fines individuales" (CA 40).
Límite a la "idolatría" y voracidad del mercado. El Estado
aparece hoy como un límite a la exuberante ramificación del

Los problemas sociales nointerpelan


252

mercado. En conexión con la necesaria protección de los bienes


colectivos, anota Juan Pablo II: "He ahí un nuevo límite del
mercado: existen necesidades colectivas y cualitativas que no
pueden ser satisfechas mediante sus mecanismos; hay exigencias
humanas importantes que escapan a su lógica; hay bienes que,
por su naturaleza, no se pueden ni se deben vender o comprar.
Ciertamente, los mecanismos de mercado ofrecen ventajas
seguras; ayudan, entre otras cosas, a utilizar mejor los recursos;
favorecen el intercambio de los productos y, sobre todo, dan la
primacía a la voluntad y a las preferencias de la persona, que, en
el contrato, se confrontan con las de otras personas. No obstante,
conllevan el riesgo de una «idolatría» del mercado, que ignora
la existencia de bienes que, por su naturaleza, no son ni pueden
ser simples mercancías" (CA 40).

Tercer criterio: el ideal ético del "Estado de justicia social".


Las formas modernas del Estado han sido pensadas preferentemente
en clave de libertad. Sin perder este valor, es necesario pensar y
configurar el Estado en clave de igualdad. Juan Pablo II ha realizado
el balance de las formas de estado nacidas después de la segunda
guerra mundial: el estado totalitario da carácter marxista (CA 18), el
estado social de derecho que culmina en el estado de bienestar (CA
19) y el estado de seguridad nacional (CA 19). De entre esas formas,
únicamente tiene futuro el estado social de derecho con tal que sepa
corregir 1) los desviacionismos tanto del egoísmo individualista
liberal; 2) como del despersonalizador asistencialismo; 3) no
caiga en la tentación de constituirse en un Estado únicamente
garante del Mercado; 4) y evolucione hacia un auténtico "Estado
de justicia social" y hacia estructuras y funciones de socialización
personalizadora y solidaria.

Pedro Velasco Rodríguez, 0.1'.


1
253 „

2. NECESIDAD Y CARACTERÍSTICAS DE LA
AUTORIDAD POLÍTICA

El Concilio Vaticano II explica corno la autoridad es una


necesidad y, por lo tanto, deriva de la naturaleza misma del hombre:
"A fin de que, por la pluralidad de pareceres, no perezca la
comunidad política, es indispensable una autoridad que dirija la acción
de todos hacia el bien común, no mecánicamente o despóticamente,
sino obrando principalmente como una fuerza moral, que se basa
en la libertad y sentido de responsabilidad de cada uno... Es pues
evidente que la comunidad política y la autoridad pública se fundan
en la naturaleza humana y por lo mismo pertenecen al orden previsto
por Dios, aún cuando la determinación del régimen político y la
designación de los gobernantes se dejen a la libre designación de los
ciudadanos" (GS 74).

Alcances y límites de la autoridad

• Siguiendo la tradición eclesial, PT (46-52) afirma que "la


autoridad viene de Dios" pues se basa en la voluntad de Dios
que ha hecho al hombre social. Puesto que toda sociedad
necesita una autoridad, la existencia de esta ha sido querida
secundariamente por Dios. Esta afirmación:
- no significa divinizar ni absolutizar a la autoridad. Al contrario,
es una relativización de la autoridad, pues la hace dependiente
del querer de Dios y del orden moral;
no impide que la autoridad sea elegida por el pueblo, pues lo que
proviene de dios no es el gobernante concreto, sino la autoridad
como institución.
• De este origen divino de la autoridad se derivan estas
consecuencias fundamentales:

Los problemas sociales nos interpelan


1

7 54

tiene poder para obligar en conciencia sin menoscabar la


dignidad de los ciudadanos;
tiene que mandar dentro de los límites de la voluntad de Dios.
De ahí sus límites.

• "La autoridad misma no es una fuerza exenta de control, más


bien es la facultad de mandar según razón" (PT 47). "Pero
cuando la autoridad pública, rebasando su competencia, oprime
a los ciudadanos, éstos no deben rehuir las exigencias objetivas
del bien común; les es lícito, sin embargo, defender sus derechos
y los de sus conciudadanos contra el abuso de tal autoridad,
guardando los límites que señala la ley natural y evangélica (GS
74).

3. LA DEMOCRACIA Y EL PENSAMIENTO SOCIAL


DE LA IGLESIA

3.1. ALGUNAS PRECISIONES SOBRE LA DEMOCRACIA

"Democracia" viene del griego demos ("pueblo") y kratos


("poder", "soberanía") y —según la famosa definición de Abraham
Lincoln en el campo de batalla de Gettysburg (1863)- es "el gobierno
del pueblo, por el pueblo y para el pueblo". No basta, por tanto,
gobernar para el pueblo; eso ya lo hicieron los déspotas ilustrados.
Tampoco es suficiente un gobierno del pueblo, es decir, un gobierno
elegido por los ciudadanos, pero que les gobierna sin contar con
ellos. Ya lo vió Rousseau hace casi 250 años: "El pueblo inglés cree
ser libre, pero se equivoca mucho; no lo es sino durante la elección
de los miembros del Parlamento; tan pronto como son elegidos, el

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


1

255

pueblo es esclavo, no es nada"2. La democracia debe llegar a ser


un gobierno por el pueblo; exige, por tanto, la participación de los
ciudadanos en todo aquello cuya delegación no sea inevitable.
Sin duda la democracia directa —aquella en que el pueblo
se gobierna a si mismo reuniéndose en asamblea cuantas veces
sea necesario- no es viable en los modernos Estados. De ahí que
sea necesario que la democracia representativa —aquella en que los
ciudadanos eligen unos representantes para gobernar en su nombre-
se complete con elementos de la democracia directa (convocatoria a
un referendum para decidir las cuestiones importantes, asociaciones
intermedias que presionen...).

3.2. GRANDEZA Y MISERIA DE LA DEMOCRACIA

El hecho de que frente a la tiranía o la aristocracia, la


democracia postule la intervención del pueblo en las tareas de
gobierno hace de ella el régimen político más coherente con la
dignidad de los seres humanos. No existe el derecho a gobernar a
los pueblos como rebaños, ni puede lograrse el bien común humano
como se logra el de un rebaño.
Sin embargo se habla hoy día mucho de la crisis de la
democracia. En América Latina hemos pasado de la década de los
70 en que las dictaduras más crueles e inhumanas campearon por
doquier en nombre de la lucha anticomunista a una restauración
de las democracias que ha coincidido con un periodo de exclusión
social, desigualdad y miseria lo que ha hecho desconfiar de las
mismas a grandes sectores de la población.
Veamos algunos de los argumentos que se ponen para
rechazar o desconfiar de este sistema y lo que pensamos frente a
ellos.

2
Rousseau, J-1.. Contrato social". Espasa Calpe, Madrid, 1990, p. 125.

Los problemas sociales nos interpelan


1

256

¿Una moral de esclavos?


Una corriente de pensamiento que puede considerar a
Nietzsche como su portavoz más eminente considera que los debates
parlamentarios son palabrería vana; la concertación con otras
fuerzas, falta de principios; la paz y la tolerancia serian debilidad
y, a la postre, moral de esclavos. En su lugar exalta la voluntad de
poder, el uso brutal de la violencia y la lucha heroica. El Zaratrusta
nietzscheano escupía así su desprecio frente a la democracia: "Volví
la espalda a los gobernantes al comprobar lo que ahora llaman
gobernar: ¡regateo por el poder con la chusma!".
Ciertamente la lucha es fuente de progreso. Una sociedad
sin discrepancias estaría muy cerca de la paz de los cementerios.
Pero esa constatación es un argumento a favor, y no en contra,
de la democracia. La democracia es, en efecto, el único régimen
que reconociendo la legitimidad de los antagonismos, les permite
dotarse a si mismos de medios de expresión (partidos, sindicatos,
agrupaciones varias, periódicos, etc.). Lo único que no permite
la democracia es "solventar" las discrepancias mediante la fuerza
bruta.

¿Tiranía de la mayoría?
El demócrata trata de resolver las controversias no
suprimiendo al adversario, sino convenciéndolo. Es necesario
reconocer, sin embargo que la práctica no se corresponde demasiado
con la teoría. Una profesora de ética que fue diputada en España
escribe: "Los parlamentos democráticos son un simulacro de
comunicación: escenarios de insultos y descalificaciones, más que
lugares de debate interesante y productivo'". Como nadie espera
convencer ni ser convencido en los debates, los representantes del
pueblo suelen ausentarse del Parlamento a la hora de discutir y
razonar, y acuden sólo a la hora de votar. Eso pone de manifiesto que
no votan según la fuerza de las razones —como pediría la obediencia
al pueblo-, sino por obediencia al Partido.

3Camps, Victoria: "Paradojas del individualismo", Crítica, Barcelona, 1993, p.


197.

Pedro Ve/asco Rodriguez, O.P.


257 ,

Tocqueville, en su famoso libro "La democracia en


América" (1835), que es un punto de partida clásico y obligado para
reflexionar sobre los vicios y virtudes de la democracia dondequiera
que ésta exista, reflexionó con lucidez sobre la que es, en su opinión,
la mayor miseria del sistema democrático: "la tiranía de la mayoría.

Sólo es posible evitar la tiranía de la mayoría cuando en los


debates parlamentarios se toman en consideración los argumentos
de los opositores y —mejor todavía- cuando se integra a las minorías
en los órganos de poder, repartiéndolo así más justamente. Pero,
naturalmente, para eso es necesario que la mayoría no tenga los
gustos y los instintos de un déspota, sino un talante democrático
que, por desgracia, es poco frecuente. De ahí la necesidad de educar
para la democracia ya desde la infancia.

Tampoco es seguro que las decisiones tomadas


democráticamente por la mayoría sean siempre justas. La democracia
es el sistema de gobierno más justo, pero no garantiza resultados
justos. De todas formas es conveniente no olvidar que el riesgo de
tomar decisiones injustas en un régimen dictatorial es todavía mayor.

¿El gobierno de los incompetentes?

Una antiquísima corriente de pensamiento. que va desde


Platón hasta Hegel, ha condenado a la democracia porque es el
gobierno del pueblo; y el pueblo, degradado a masa, a multitud, a
plebe, no está en condiciones de gobernar. Democracia sería tanto
como el gobierno de los incompetentes.

Naturalmente esa crítica se dirige sobre todo contra la


democracia directa, única en la que el pueblo gobierna por si mismo.
Sin embargo son las dictaduras las que tienen más peligro de reclutar
a sus dirigentes entre los elementos más indeseables de la población.
Al exigir una conformidad absoluta y un apoyo incondicional al líder,
establecen un criterio de selección que privilegia a los hombres de
visión unilateral y a los fanáticos. La democracia, por el contrario,
al elegir a los gobernantes mediante un proceso de libre competencia

Los problemas sociales nos interpelan


258

por ganar la confianza popular, tiene muchas mas probabilidades de


éxito.
Por otra parte, tan importante por lo menos como encontrar un
buen procedimiento para seleccionar a los gobernantes es el disponer
de mecanismos para eliminar con rapidez a los que demuestren no
estar a la altura de las circunstancias. Las democracias han encontrado
una solución eficaz para eso problema sometiendo periódicamente
la gestión de sus gobernantes al veredicto de las urnas. En cambio
las dictaduras, tienden a perpetuarse indefinidamente.

¿Ingobernabilidad de las democracias?

En los últimos tiempos la cuestión más extendida contra la


democracia es su supuesta debilidad, ineficacia o impotencia para
resolver los graves problemas que deben afrontar las sociedades
modernas. Es la famosa teoría de la "ingobernabilidad de las
democracias". Es cierto que a veces la excesiva burocracia, la
prevalencia de intereses partidistas y sectoriales o la preocupación
en ser reelectos impiden una toma de decisiones eficiente y bien
orientada. Parecería que las dictaduras son más expeditas.

Pero los médicos saben —y el principio no es válido


sólo para la medicina- que todo aquello que es eficaz puede ser
peligros. Los liberales tienen razón cuando relativizan las ventajas
de los gobiernos fuertes y eficaces. Ellos ven un peligro en toda
concentración de poder, porque, como decía Lord Acton, "el poder
tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente''.

¿Democracia meramente formal?


Esta es, sin duda, la crítica más severa a la democracia. La
democracia llevaba en su interior un ideal igualitario, que le dio
su primer aliento —recordemos los grandes principios expresados

4
Lord Aeton: "Ensayos sobre la libertad y el poder", Instituto de Estudios Políticos,
Madrid, 1959. p. 487.

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


1

259

en el Campo de Marte: "Libertad, igualdad, fraternidad"-, que


se ha dejado atrofiar. En nuestra América Latina, ante la vista de
la inmensa desigualdad existente entre las clases poderosas y las
masas de empobrecidos, ante la inequidad imperante y la vigencia,
muchas veces meramente nominal, de los derechos sociales de los
ciudadanos, esta impresión de vaciedad y mera apariencia parece
imponerse ante nuestra conciencia.
Debemos recordar aquí el anatema con el que Marx
fulminó el sistema democrático y que desde entonces gravita sobre
el pensamiento de la izquierda. En su opinión, la democracia, que
proclama "soberano" al pueblo, no es sino tina especie de disfraz de
una dictadura: "la dictadura de la burguesía'''. En teoría todos tienen
iguales derechos, pero en la práctica sólo los poseedores de capital
pueden hacer efectivos sus derechos (la libertad de expresión, por
ejemplo, serviría al capitalista para disponer de su propia canal
de televisión, y al obrero para hablar con su mujer después de las
comidas).
Hoy día, después de la caída de tantos "socialismo reales" y
con las experiencias que el paso del tiempo nos han proporcionado
las cosas se ven con más serenidad y se asiste a una rehabilitación de
las tan denodadas en otro tiempo "libertades formales". En los piases
que durante décadas estuvieron gobernados por partidos marxistas
las libertades no fueron para todos efectivas y vigentes, lo sabemos
muy bien.

Las libertades formales han demostrado ser un medio


bastante eficaz para luchar por la igualdad. Como es sabido, en los
años veinte el gran problema que dividió a socialistas y comunistas
fue establecer si la democracia política era o no un medio adecuado
para alcanzar sus objetivos sociales. En mi opinión, la historia ha
dado la razón a quienes optaron por la respuesta afirmativa. La
democracia formal no ha resultado ser una falsa democracia de la
que convendría deshacerse cuanto antes, aunque sí una democracia
insuficiente que habrá que desarrollar mucho más desde dentro.

5Lenin, Vladimir "Democracia y dictadura", T.9, Progreso, Moscú 1977, p.


140.

Los problemas sociales nos interpelan


7 60

Naturalmente, basándose la democracia en una política de


pactos, optar por ella es —quiérase o no- optar por una estrategia
reformista que se caracterizará a veces por una exasperaste lentitud;
pero, como dice AIf Ross, "nada permite suponer que haya límites
absolutos a lo que puede lograrse en el marco de la democracia'.

Educación para la democracia


Después de analizar la grandeza y miseria de la democracia,
compartimos el balance hecho por el premier inglés Sir Winston
Churchill en la cámara de los comunes: "Muchas formas de gobierno
se han ensayado y se seguirán ensayando en este mundo de pecado
y de infortunios... Nadie pretende que la democracia es perfecta e
infalible. En efecto, su ha dicho que la democracia es la peor forma
de gobierno, exceptuando todas las demás formas de gobierno que
se han intentado a lo largo de los tiempos'''.
Lo que hace falta, pues, es aprovechar bien los instrumentos
que la democracia pone en nuestras manos. Sin embargo, es notable
el creciente desinterés de los ciudadanos por los asuntos públicos.
Siempre se había lamentado que la mayoría de ellos se limitan a
depositar su voto en las urnas cada cuatro años, despreocupándose
después de la marcha del país. Por desgracia, últimamente ha
empeorado tanto la situación que muchos ya ni siquiera se molestan
en depositar la papeleta cada cuatro años. El crecimiento del
abstencionismo es un mal signo de la marcha de la democracia.
Quizás la culpa no sea tanto del ciudadano de a pié cuanto
de la forma en que se encara la política más como espectáculo que
como llamada real a la participación. Cuando la pobreza se une a
grados significativos de ignorancia es fácil manipular al ciudadano.
Elecciones como la de la actriz pornográfica ""Cicciolina" en Italia,
o a Fujimori en Perú o al Intendente Martín Burt en Asunción en

6 Ross, AIf: "¿Por qué democracia?, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid,


1989, p. 80.

Flansard, 11 de noviembre de 1947 (en Giner de Grado. Carlos: "La hora de


participar", Marsiega, Madrid, 1979. p. 75-76)

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


1

261 ,

1996, por poner algunos ejemplos, nos indican hasta que grado de
desorientación y de engaño pueden conducir unas elecciones.

Todo esto hace pensar, frente a quienes dan por supuesta


la existencia del "horno democraticus", que quizás lo espontáneo
es el Herdeninstinkt (instinto gregario) que Nietzsche atribuía a
la mayoría de los mortales. Por eso educar para la democracia se
convierte en una tarea primaria.

3.3. DEMOCRACIA Y FE CRISTIANA

a) La democracia en la Biblia

La democracia es uno de los muchos ternas sobre los que


no encontramos en la Biblia ningún juicio explícito. Es necesario
buscar indirectamente para encontrar la iluminación y la orientación
que en ella se encuentra implícita.

La pregunta indirecta que vamos a dirigir a la Escritura es


si los hombres somos iguales por naturaleza o no. Esta pregunta, a
primera vista tan inocente, tiene consecuencias muy importantes para
nuestro tema. El los regímenes absolutistas se daba por supuesto que
unos hombres —los reyes y los hijos de los reyes- estaban destinados
a mandar ya desde su nacimiento, y todos los demás estaban
destinadas a obedecer. En consecuencia los reyes eran gobernantes
por naturaleza antes de serlo por función. En cambio, los regímenes
democráticos consideran que todos los hombres nacen con los
mismos derechos.

Pues bien, ya desde la primera página de la Biblia el


Documento sacerdotal nos dice que el hombre y la mujer son "imagen
de Dios" (Gn. 1,26.27). Con otras palabras: todos compartimos la
misma naturaleza y dignidad.

Jesús dirá más tarde que entre nosotros no caben los títulos
honoríficos, porque somos todos iguales: "No se dejen llamar
"Rabbí", porque uno sólo es su Maestro: y ustedes son todos

Los problemas sociales nos libe/pelan


, 262

hermanos. Ni llamen a nadie "Padre" en la tierra, porque uno sólo es


su Padre: el del cielo. Ni tampoco se dejen llamar "Señores", porque
uno sólo es su Señor: el Cristo" (Mt 23, 8-10).
Es significativo que Jesús promete a cuantos le siguen que
en la nueva familia que formen —la comunidad cristiana- encontrarán
otra vez lo que hayan abandonado: casas, hermanos, hermanas,
madres, hijos y tierras, pero padres no (Mc 10, 28-30). Como dice
Bobard comentando este texto, el autoritarismo no es tan sólo un
defecto de carácter, sino también una usurpación de los derechos de
Dios"s, el único que por naturaleza es más que los demás.
Pues bien, fácilmente se ve que en el gobierno democrático
es donde los gobernantes menos usurpan los derechos de Dios. Al
considerar al Presidente como un "funcionario" a quien el pueblo
encomienda temporalmente la función de gobernar, las democracias
son esencialmente igualitarias.

b) La democracia en la escolástica

Precisamente porque habían comprendido muy bien las


consecuencias políticas que se derivan de la común dignidad
humana los escolásticos se manifestaron desde el principio a favor
de las formas de gobierno democráticas. Santo Tomás de Aquino,
(1226-1274) por ejemplo, decía: "La mejor constitución en una
ciudad o nación es aquella en que uno es el depositario del poder y
tiene la presidencia sobre todos, de tal suerte que algunos participen
de ese poder y, sin embargo, ese poder sea de todos, en cuanto que
todos pueden ser elegidos y todos toman parte de la elección'''.

Bonnard, Pierre: -Evangelio según San Mateo", Cristiandad, Madrid, 1983, p.


502.

9
Tomás de Aquino: "Summa Theologiea 1-2, q. 105, a. 1 (T. II, BAC, Madrid,
1989, p. 864).

Pedro Velasco Rodríguez, 0.P


263

Con lenguaje de hoy diríamos que Santo Tomás no propugna


la democracia directa, puesto que, en su opinión, deben gobernar
sólo algunos, sino la democracia representativa: dichos gobernantes
deben ser elegidos por todos.

Especialmente actual resulta hoy la doctrina de la Segunda


Escolástica, es decir la que comienza con el Renacimiento y se
prolonga hasta bien entrado el siglo XVIII. Vamos a resumir su
pensamiento en siete tesis recogidas, sobre todo, de los teólogos
Francisco de Vitoria, Francisco Suarez, Juan de Mariana y Bartolomé
de las Casas'°:
P. Por naturaleza, todos los hombres son iguales; nadie tiene
jurisdicción sobre los demás .
2a. La soberanía no corresponde al Rey; la República entera es sujeta
de la soberanía.
3'. No obstante, por razones de eficacia, la República puede y debe
elegir a alguien y encomendarle la tarea de gobernar.
4' Siendo los gobernantes delegados del pueblo, su poder llega
únicamente hasta donde el pueblo mismo decida.
5' Al ser delegados del pueblo, el poder de los gobernantes no es
absoluto; está limitado por las leyes.
9 El pueblo, que nunca renuncia totalmente a sus derechos, debe
ejercer un control sobre los gobernantes y puede incluso hacerlo
dimitir.

c) La democracia en la doctrina social de la Iglesia

Siendo así la doctrina tradicional de la Iglesia, habría


sido de esperar que, llegado el momento, apoyara cordialmente el
establecimiento de los regímenes democráticos en el siglo XIX.
Sin embargo ocurrió justo lo contrario. La neoescolástica del siglo

10
G'onzalez-Carvajal, Luis: "Entre la utopia y la realidad", sal Terrae. Santander,
1998. p. 245-247.

Los problemas sociales 170S interpelan


764

pasado, abandonando la doctrina tradicional, defendió la teoría de


que Dios otorga directamente el poder a los gobernantes, sin pasar
por el pueblo. La gran figura social de la neoescolática, el P. Luigi
Taparelli d'Azeglio, en su "Ensayo teórico de Derecho Natural
apoyado en los hechos (n° 486), afirmó que la multitud ni puede elegir
ni hacer dimitir a la autoridad; no gobierna, sino que es gobernada.
Después le siguieron los demás autores. El resultado, como dice
Jacques Leclerq, fue que, "mientras los antiguos aparecían como
antiestatales, a veces casi como revolucionarios, los modernos se
presentan como defensores del orden establecido y apologistas del
poder".
Desde luego, la oposición fue recíproca. Los nuevos
regímenes democráticos fueron violentamente anticlericales y
adoptaron una actitud de sistemática persecución contra la Iglesia:
supresión del presupuesto para el culto, confiscación de los bienes
eclesiásticos, expulsión de las órdenes religiosas, laicismo... Eso
dificultó, sin duda, el entendimiento.
León XIII afirma ya que la democracia es un sistema tan
lícito como los demás. Habrá que esperar hasta Pio XII para que
un papa proclame la mayor conformidad de la democracia con la
imagen cristiana del hombre. En el radiomensaje navideño de 1944
va a afirmar que "los pueblos se han despertado de un prolongado
letargo... y exigen un sistema de gobierno que sea más compatible
con la dignidad y la libertad de los ciudadanos". Más adelante
dice: "El hombre, lejos de ser el objeto y un elemento puramente
pasivo de la vida social es, por el contrario, y debe ser y permanecer,
su sujeto, su fundamento y su fin... Manifestar su propio parecer
sobre los deberes y los sacrificios que le son impuestos, no estar
obligado a obedecer sin haber sido escuchado: he ahí dos derechos
del ciudadano que hallan en la democracia, como el mismo nombre
indica, su expresión natural""-.

Leclercq, Jacques: "Lecon de Droit naturel" t. 2, Ad. Wesmael-Charlicr, Namur


1934, p. 164.
12
Pio XII: "Benignitas et humanitas-, n° 11 y 14.

Pedro Velasco Rodríguez. O.P.


1

9 65 ,

Esa será desde entonces la doctrina oficial de la Iglesia, en


conformidad con lo que había sido su tradición constante hasta el
siglo XIX. Recordemos tan sólo unos párrafos muy conocidos del
Concilio Vaticano II: "Es perfectamente conforme con la naturaleza
humana que se constituyan estructuras político-jurídicas que ofrezcan
a todos los ciudadanos, sin discriminación alguna y con perfección
creciente, posibilidades efectivas de tomar parte libre y activamente
en la fijación de los fundamentos jurídicos de la comunidad política,
en el gobierno de la cosa pública, en la determinación de los
campos de acción y de los límites de las diferentes instituciones y
en la elección de los gobernantes. Recuerden, por tanto, todos los
ciudadanos el derecho y al mismo tiempo el deber que tienen de
votar con libertad para promover el bien común. La Iglesia alaba
y estima la labor de quienes, al servicio del hombre, se consagran
al bien de la cosa pública y aceptan las cargas de este oficio... Es
inhumano que la autoridad política caiga en formas totalitarias o en
formas dictatoriales que lesionen los derechos de la persona o de los
grupos sociales" (GS 75).

Juan Pablo II ha profundizado esta misma posición


insistiendo en la unidad que debe darse entre la democracia y la
defensa, promoción y respeto a los derechos humanos: "Después de
la caída del totalitarismo comunista y de otros muchos regímenes
totalitarios y de «seguridad nacional», asistimos hoy al predominio,
no sin contrastes, del ideal democrático junto con una viva atención
y preocupación por los derechos humanos. Pero, precisamente
por esto, es necesario que los pueblos que están reformando sus
ordenamientos den a la democracia un auténtico y sólido fundamento,
mediante el reconocimiento explícito de estos derechos. (96) Entre
los principales hay que recordar: el derecho a la vida, del que forma
parte integral del derecho del hijo a crecer bajo el corazón de la
madre, después de haber sido concebido; el derecho de a vivir en
una familia unida y en un ambiente moral, favorable al desarrollo de
la propia personalidad; el derecho a madurar la propia inteligencia
y la propia libertad a través de la búsqueda y el conocimiento de la
verdad; el derecho a participar en el trabajo para valorar los bienes

Los problemas sociales nos inlerpelan


266

de la tierra y recabar del mismo el sustento propio de los seres


queridos; el derecho a fundar libremente una familia, a acoger y a
educar a los hijos, haciendo uso responsable de la propia sexualidad.
Fuente y síntesis de estos derechos es, en cierto sentido, la libertad
religiosa, entendida como derecho a vivir en la verdad de la propia fe
y en conformidad con la dignidad trascendente de la propia persona
personal" (CA 47).

d) La soberanía popular no es absoluta

¿Es el pueblo tan "soberano" que puede darse a si mismo


las leyes que quiera o, teniendo en cuenta que en el cielo sí que hay
alguien que es Padre, Maestro y Señor, debe mandar obedeciendo a
Dios?.
Esa es, sin duda, un problema importante, porque existe una
concepción completamente laicista de la democracia que considera
al pueblo como suprema y única fuente de poder, sin límites
intrínsecos ni valores fundamentales que respetar.
En cambio la Iglesia sostiene que "la autoridad no puede
considerarse exenta de sometimiento a otra superior. Más aún, la
autoridad consiste en la facultad de mandar según la recta razón. Por
ello se sigue evidentemente que su fuerza obligatoria procede del
orden moral, que tiene a Dios como primer principio y último fin"
(PT 47).

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


267

4. TEXTOS PARA LA REFLEXIÓN

Juan XXIII. Pacem in terris "Deberes de los gobernantes en


orden al bien común.

I. Defender los derechos y deberes del hombre: "En la época


actual se considera que el bien común consiste principalmente
en la defensa de los derechos y deberes de la persona humana.
De aquí que la misión principal de los hombres de gobierno debe
tender a dos cosas: de un lado, reconocer, respetar, armonizar,
tutelar y promover tales derechos; de otro, facilitar a cada
ciudadano el cumplimiento de sus respectivos deberes. Tutelar
el campo intangible de los derechos de la persona humana y
hacerle llevadero el cumplimiento de sus deberes debe ser oficio
esencial de todo poder público" (60).
2. Armonizarlos y regularlos: "Más aún, los gobernantes tienen
como deber principal el de armonizar y regular de una manera
adecuada y conveniente los derechos que vinculan entre sí a los
hombres en el seno de la sociedad, de tal forma que, en primer
lugar, los ciudadanos, al procurar sus derechos, no impidan
el ejercicio de los derechos de los demás; en segundo lugar,
que el que defienda su propio derecho no dificulte a los otros
la práctica de sus respectivos deberes, y, por último, hay que
mantener eficazmente la integridad de los derechos de todos y
restablecerla en caso de haber sido violada" (62).
3. Favorecer su ejercicio: "Es además deber de quienes están a
la cabeza del país trabajar positivamente para crear un estado
de cosas que permita y facilite al ciudadano la defensa de sus
derechos y el cumplimiento de sus obligaciones. De hecho la
experiencia enseña que, cuando falta una acción apropiada de
los poderes públicos en lo económico, lo político o lo cultural,
se produce entre los ciudadanos, sobre todo en nuestra época,
un mayor número de desigualdades en sectores cada vez más

Los problemas sociales nos interpelan


1

268

amplios, resultando así que los derechos y deberes de la persona


humana carecen de toda eficacia práctica" (63).
4. Exigencias concretas en esta materia: "Es por ello necesario
que los gobiernos pongan todo su empeño para que el desarrollo
económico y el progreso social avancen al mismo tiempo y oara
que, a medida que se desarrolla la productividad de los sistemas
económicos, se desenvuelvan también los servicios esenciales,
como son, por ejemplo, carreteras, transportes, comercio, agua
potable, vivienda, asistencia sanitaria, medios que faciliten
la profesión de la fe religiosa y, finalmente, auxilios para el
descanso del espíritu. Es necesario también que las autoridades
se esfuercen por organizar sistemas económicos de previsión
para que el ciudadano, en el caso de sufrir una desgracia o
sobrevenirle una carga mayor en las obligaciones familiares
contraídas, no le falte lo necesario para llevar un tenor de vida
digno. Y no menor empeño deberán poner las autoridades en
procurar y en lograr que a los obreros aptos para el trabajo se les
dé la oportunidad de conseguir un empleo adecuado a sus fuerzas;
que se pague a cada uno el salario que corresponda según las
leyes de la justicia y de la equidad; que en las empresas puedan
los trabajadores sentirse responsables de la tarea realizada; que
se puedan constituir fácilmente organismos intermedios que
hagan más fecunda y ágil la convivencia social; que, finalmente,
todos, por los procedimientos y grados oportunos, puedan
participar en los bienes de la cultura (64).
5. Guardar un perfecto equilibrio en la regulación y tutela de
los derechos: "Sin embargo, el bien general del país también
exige que los gobernantes, tanto en la tarea de coordinar y
asegurar los derechos de los ciudadanos como en la función de
irlos perfeccionando, guarden un pleno equilibrio para evitar,
por un lado, que la preferencia dada a los derechos de algunos
particulares o de determinados grupos venga a ser origen de una
posición de privilegio en la nación, y para soslayar, por otro, el
peligro de que, por defender los derechos de todos, incurran en la
absurda posición de impedir el pleno desarrollo de los derechos
de cada uno. Manténgase siempre a salvo el principio de que la

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


1

269 ,

intervención de las autoridades públicas en el campo económico,


por dilatada y profunda que sea, no sólo no debe coartar la libre
iniciativa de los particulares, sino que, por el contrario, ha de
garantizar la expansión de esa libre iniciativa, salvaguardando,
sin embargo, incólumes los derechos esenciales de la persona
humana (65). "Idéntica finalidad han de tener las iniciativas de
todo género del gobierno dirigidas a facilitar al ciudadano tanto
la defensa de sus derechos como el cumplimiento de sus deberes
en todos los sectores de la vida social- (66).

Los problemas sociales nos interpelan


1

271

CAPITULO IX
LA ECONOMÍA Y LOS NUEVOS DESAFÍOS DE LA
HUMANIDAD.

1. Ante una contradicción explosiva

1.1. Algo está fallando

1.2. Algunas precisiones sobre la economía

2. Economía y ética: ¿Dos realidades incompatibles?

2.1. Pinceladas históricas

2.2. Por qué la economía no puede prescindir de la ética

2.3. Algunas precisiones para garantizar una provechosa relación

3. Finalidad de la economía

3.1. ¿Qué producir?

3.2. ¿Cómo producir?

3.3. ¿Para quién producir?

3.4. Consumo para todos, consumismo para nadie

4. Textos para la reflexión

Los problemas sociales nos interpelan


1

273

1. ANTE UNA CONTRADICCIÓN EXPLOSIVA

1.1. ALGO ESTÁ FALLANDO

Frente las cuestiones económicas fundamentales como son:


¿Qué recursos tenemos a nuestra disposición para producir lo que
necesitamos?, cuantas personas actualmente tienen a su disposición
los bienes que necesitan para vivir?, nos encontramos con una
contradicción de consecuencias insospechadas.

La humanidad nunca ha tenido tantos recursos a su alcance,


ni ha producido tantos bienes como en el presente. Además, a
través de los medios de comunicación todos los seres humanos
somos conscientes de las riquezas inmensas que manejamos (o
que manejan). Y al mismo tiempo cientos de millones de personas
carecen de lo más elemental para vivir, incluso mueren de hambre.

Según informes de la FAO en la actualidad se producen


más alimentos que los necesarios para cubrir las necesidades de la
población mundial y poseemos la técnica adecuada para acrecentar
todavía en gran medida esta producción. Los conocimientos que
hemos acumulado, sobre todo en los últimos siglos, las masas de
dinero que se mueven diariamente en el mundo, nuestra capacidad
científico tecnológica son logros como para hacernos sentir
orgullosos de nuestra condición de humanos ya que se deben a
nuestro esfuerzo y capacidad. La exploración de otros planetas,
los avances de la medicina, la visión simultanea por millones de
personas desde todos los extremos de la tierra de una final mundial
de fútbol, las ganancias de los grandes grupos financieros, por citar
algunos ejemplos, nos hablan de las posibilidades que tenemos para
hacer frente a los problemas actuales.

Y sin embargo actualmente 850 millones de personas


padecen hambre en el mundo; de ellas 100 millones son
latinoamericanos. Cada tres segundos muere un niño de hambre y

Los problemas sociales nos interpelan


274

por la misma causa mueren 40.000 personas al día. 1.300 millones


de personas son pobres (viven con menos de un dólar al día) y
casi 1.000 millones viven en la indigencia por no poder satisfacer
las necesidades básicas. 2.600 millones de personas (el 45% de la
población mundial) no tienen acceso a servicios adecuados de salud.
En los países del Primer Mundo, un médico atiende 350 personas;
en el Tercer Mundo, un médico debe atender a 6.300 personas. 89
países están ahora en peores condiciones económicas que hace 10
años. Las grandes ciudades del Tercer Mundo están rodeadas de
cinturones de miseria cada día más numerosos'.

Esta irritante e injusta contradicción entre la riqueza nunca


vista, expuesta a todos en el escaparate global de los medios de
comunicación, y la miseria degradante de grandes masas no puede
ser viable a la larga. Ya en estos momentos está creando problemas
de inseguridad mucho más graves, aunque se quiera ocultar, que los
ocasionados por los distintos terrorismos.

Algo, indudablemente, falla en la marcha de nuestra


economía.

1.2. ALGUNAS PRECISIONES SOBRE LA ECONOMÍA.

Al hablar de economía podemos referirnos:

a. A una necesidad básica de la humanidad: la de producir y


distribuir aquellos bienes que necesita para su sobrevivencia
y progreso;

b. A las actividades que los individuos, por sí solos o asociados,


realizan para producir y adquirir aquello que necesitan: la
actividad económica o vida económica.

PNUD: "Informe sobre desarrollo humano 1999", Mundi Prensa, Madrid 1999,
p. 22.

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


275

c. Al sistema de normas, de valores y de pautas de


comportamiento a través de los cuales una sociedad responde
a esas necesidades en cada época: la institución económica;

d. La ciencia que estudia, sistematiza y busca leyes explicativas


de la actividad que las personas y sociedades llevan a cabo
en el ámbito de la economía: la ciencia de la economía.

La economía como ciencia, lo primero que debe abordar es


la definición de su objeto, es decir, definir lo que es la economía.
Proponemos la siguiente:

La economía es aquella ciencia que se ocupa de estudiar "la


manera en que se administran unos recursos escasos, con
objeto de producir bienes y servicios y distribuirlos para su
consumo entre los miembros de la sociedad"'.

Los dos factores determinantes de la actividad y de la ciencia


económica son:

Los recursos escasos de que se dispone y

Las necesidades ilimitadas de las personas.

Según Samuelson3 los tres problemas fundamentales con


que se encuentra la economía, en cualquier tipo de sociedad y época
son los siguientes:

a. Como se organiza de tal forma que dé respuesta a la


necesidad de producir los bienes y servicios que necesita
consumir. Y aquí se plantean tres cuestiones inevitables:

1. Que bienes y servicios producir y en qué cantidad,

1 como producir tales bienes y servicios y

2
Francisco Mochón: "Economía básica", McGraw-Hill, Madrid 1999, p. 2 .

3 P. A. Sarnuelson: "Curso de economía moderna" Aguitar, Madrid 1968, p. 15-17.

Los problemas sociales nos interpelan


276

3. para quien producir (o quien consumirá) los bienes y


servicios.

b. El estado de la técnica y la posibilidad de acceso a recursos.

c. La población o base humana de toda economía.

Para responder a las tres cuestiones planteadas a la actividad


económica existen básicamente dos mecanismos o sistemas: el
sistema de mercado y el sistema de planificación central. La opción
por un sistema u otro es fruto de todo un proceso histórico, siendo
por tanto complejo el análisis de los factores que determinan la
elección de un sistema económico por una comunidad concreta.

2. ECONOMÍA Y ÉTICA: ¿DOS REALIDADES


INCOMPATIBLES?

2.1. PINCELADAS HISTÓRICAS

Los primeros que pensaron la economía, aunque


rudimentariamente, fueron los filósofos griegos y éstos no la
separaron de la ética porque tenían muy clara la unidad del hombre
y del conocimiento. Podemos decir que los primeros que hicieron
economía moderna fueron los pensadores escolásticos, culminando
en la Escuela de Salamanca, y lo hicieron en estrecha relación con la
ética. Y el economista más famoso de todos los tiempos, el escocés
Adam Smith, fue profesor de moral. Por lo tanto, no podemos dar
por sentado que siempre la economía caminó al margen o separada
de la ética.

Sin embargo en los dos últimos siglos este proceso se


ha dado sobre todo a partir de la ideología liberal para la que la
economía responde a leyes y, por tanto, su desarrollo nada tiene
que ver con la moral; también por concebir la economía como una

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


277 ,

ciencia empírica instrumental que nada tiene que ver con la moral
que habla de valores y de fines. Incluso se ha distinguido entre
economía positiva que se refiere a lo que es, a los hechos, sus causas
y sus leyes en el campo económico y la economía normativa que
trataría de lo que debe ser lo cual depende de la valoración subjetiva
y por lo tanto no tiene rango de ciencia ni de validez universal. La
actividad económica sería, para esta corriente, independiente de la
ética, porque los hechos se pueden y deben explicar sin conexión
alguna con los juicios de valor.

En los últimos años estamos asistiendo a un formidable


renacimiento del interés por la ética en la economía y en el mundo
de los negocios. Algo que indica que la separación anterior no era
tan beneficiosa y, por otra parte, no estaba totalmente justificada.4

2.2. ¿POR QUÉ LA ECONOMÍA NO PUEDE PRESCINDIR DE LA


ÉTICA?

Al menos por las siguientes razones:

a. Porque la actividad económica es una actividad


humana, por lo tanto, libre. Es cierto que la economía trata de
administrar unos recursos escasos con el fin de producir los máximos
beneficios (bienes) al mínimo costo. Esto depende de mecanismos
y de realidades absolutamente objetivas que siempre habrá que
tener en cuenta. Pero no es menos cierto que a la hora de elegir qué
necesidades van a ser priorizadas y qué bienes hay que utilizar para
la asignación de recursos las alternativas son muchas y la elección
de una u otra no es neutral para alcanzar el objetivo de que los seres
humanos puedan vivir o dejar de vivir dignamente. En ese punto
siempre, implícita o explícitamente se da una elección, es decir,
estamos moviéndonos en el campo de la moral.

4 Conill Sancho, lesas: "Horizontes de economía ética". Tecnos, Madrid 2004. pp.
282.

Los problemas sociales nos interpelan


1

278

b.Por la integralidad del actuar humano. Cuando actuamos


en el campo económico no dejamos de ser personas con ideales, con
valores, sueños y esperanzas. No existe el "homo economicus" que
aparca toda su realidad humana cuando se dedica a la economía;
lo que existe, y quien realmente actúa, es el hombre integral, el
hombre que es político, afectivo, moral, religioso, histórico, etc...
Y todo eso se lleva a la acción cualquiera sea el área donde ella
se desenvuelve. Pensar que cuando se actúa económicamente no
existen intereses y motivaciones distintos de los específicamente
económicos es una entelequia. No existe el actuar económicamente
puro porque no podemos dividir al ser humano que siempre actúa
movido por los múltiples aspectos que componen su rica realidad.
Una de estas dimensiones es la dimensión moral que, quiéralo o no,
está siempre integrando su actuar, también, por que no, cuando actúa
en lo económico.
c. Por el clamor de las injusticias. Sabiendo que millones
de personas carecen de salud, de alimentación, de agua potable,
de vivienda y que a causa de eso miles de seres humanos mueren
diariamente; sabiendo, además, que eso es evitable en gran medida
¿podemos dedicarnos a producir riqueza sin importarnos que llegue
a los que por carencia de ella están muriendo? Sabiendo que los
recursos humanos son limitados y que algunos están en peligro
de extinción; sabiendo que podemos hacer un daño irreparable a
la naturaleza que puede poner en peligro la vida de generaciones
futuras ¿podemos dejar que todo siga igual porque las leyes
del mercado y del máximo beneficio así lo exigen? Para dar una
respuesta razonable y decente a estos interrogantes decisivos no
basta echar mano a la ciencia económica, se necesita también de la
sensibilidad y sabiduría ética.

Pedro Velasco Rodríguez, 0.P.


1

279 ,

2.3. ALGUNAS PRECISIONES PARA GARANTIZAR UNA PROVECHOSA


RELACIÓN

Ante la alternativa entre una absoluta separación y la


confusión entre de economía y ética cabe una postura más ajustada
a la realidad económica como actividad humana.

Autonomía, diferenciación y compañía serían las tres claves


para su mejor comprensión.

Lo primero que conviene asentar es la autonomía de la


economía en su propio campo y competencia. Al ser una actividad
humana que se refiere a un campo específico de la realidad social:
la asignación de recursos para la producción de bienes y servicios,
es claro que su objeto impone unos límites y requiere unos
procedimientos propios de ese campo. No reconocer esto y no
respetar esta autonomía sería distorsionar la actividad económica y
dar origen a desaciertos y fracasos previsibles. El Concilio Vaticano
II afirma: "La actividad económica debe ejercerse siguiendo métodos
y leyes propios" (GS, 64).

En segundo lugar debemos de afirmar la distinción y


especificidad de ambas disciplinas, de la economía y de la ética.
Una mira al fin y al sentido humano de la acción, la otra mira a
la eficiencia y a la obtención de unos objetivos muy concretos. La
ética busca la racionalidad del actuar humano en su totalidad, en
su capacidad para buscar la justicia, la humanización y, en último
término, la felicidad. La economía se refiere a una parcela concreta
de la actividad humana y se orienta a crear las herramientas más
eficaces para una buena utilización de los recursos y para la
obtención del máximo de rentabilidad. Son distintas y sus métodos
y finalidades inmediatas se diferencian.

Distinto y diferente no quiere decir separable o sin relación.


Por poner un ejemplo burdo, el oído y la v ista son netamente diferentes,
cada uno tiene una función y una morfología distintos, pero son
inseparables, ambos se precisan, se complementan, se encuentran en

Los problemas sociales nos interpelan


7 80

la misma realidad que es la realidad del cuerpo humano. De modo


semejante la economía y la ética son distintas pero se necesitan
una a la otra, se complementan, no pueden separarse en la realidad
integral de la persona humana y en la organización de la sociedad.
"Compañía es el concepto talismán para conocer transversalmente
al hombre y sus necesidades en todas las dimensiones y por todos
los caminos. Es el presupuesto de una ciencia económica que
sistemáticamente convine las consideraciones morales con el
razonamiento analítico... Resultado de esa interdisciplinariedad
transversal, entendida como compañía, han de ser algunos logros
irrenunciables para la economía y la ética... Así, es lugar común
que la economía gana una neutralidad científica más depurada y una
inquietud humanizadora más cuidada. Ella "consiente" la compañía
de la pregunta moral en aras de ser más nítidamente economía y
más rigurosamente humana. La ética, por su parte, "consiente el
reto de las exigencias económicas para ser más ética en su propio
crecimiento científico, con la fidelidad debida a los hechos reales y
con la modestia de no saber todo acerca de cualquier cosa"'

Cuando se toman decisiones en el ámbito económico es


preciso elegir entre diversos fines y los diversos medios posibles
para conseguir esos fines. L. González Carvajal, en su curso breve
de social moral Fieles a la tierra, p. 34, especifica las diversas etapas
en la toma de decisiones y el papel que deben jugar moralistas y
economistas en cada una:

"Dado el contexto de escasez en que se desenvuelve la vida


humana, en primer lugar es necesario determinar los fines
que debe perseguir prioritariamente la actividad económica,
y esto es competencia de los moralistas. Los economistas
deben de guardar silencio.

Después será necesario determinar los medios eficaces


para alcanzar dichos fines. Se trata de una cuestión técnica,
que debemos dejar resolver a los economistas (...) En
este segundo momento cualquier interferencia de la

5 Calleja,
J. I "Moral social samaritana 1" PPC, Madrid 2004. p. 99-100.

Pedro Velasco Rodríguez, 0.P


281

moral supondría no respetar la autonomía de las ciencias


reconocida por el Concilio Vaticano II.

Pero falta todavía un tercer paso. Dado que el fin no justifica


los medios, una vez que los economistas hayan propuesto
los medios eficaces, será necesario discernir si todos ellos
son legítimos. Y esto vuelve a ser competencia de los
moralistas".

2.4. NI VOLUNTARISMO MORAL, Ni DETERMINISMO ECONÓMICO

En el ejercicio de la actividad económica y en su


comprensión integral, técnica y ética, deben evitarse dos peligros:
de un lado el voluntarismo de creer que todo es factible, olvidando
que la economía tiene leyes estrictas, que no se pueden violar: la
buena voluntad y la motivación ética no son suficientes; de otro el
determinismo económico, que considera que las fuerzas del mercado
son suficientes para conseguir la perfecta armonía social y el pleno
desarrollo de los individuos.

La cuestión pasa, pues, por un intenso diálogo interdisciplinar


entre ambas dimensiones de la economía.

3. FINALIDAD DE LA ECONOMÍA

"El desarrollo de las actividades económicas y el crecimiento


de la producción están destinados a satisfacer las necesidades de los
seres humanos. La vida económica no tiende solamente a multiplicar
los bienes producidos y a aumentar el lucro o el poder; está ordenada
ante todo al servicio de las personas, del hombre entero y de toda
la comunidad humana. La actividad económica dirigida según sus
propios métodos, debe moverse no obstante dentro de los límites del

Los problemas sociales nos interpelan


1

9 82

orden moral, según la justicia social, a fin de responder al plan de


Dios sobre el hombre". (Catecismo de la Iglesia Católica, 2426)

Siguiendo lo que Samuelson decía eran las tres cuestiones


fundamentales a las que la economía debía responder e introduciendo
en esa tarea la compañía de la ética vamos a abordar las siguientes
cuestiones: ¿Qué bienes deberían producirse y en que cantidad?,
¿Cómo deberían producirse?, ¿Para quién deberían producirse o
como deberían distribuirse?, y finalmente ¿cómo debería consumirse
o gastarse?

3.1. ¿QuE BIENES DEBERÍAN PRODUCIRSE?

El hombre necesita de unos bienes para poder realizarse


como tal. Hay bienes materiales, culturales, espirituales, etc... Sin
ellos es casi imposible una vida digna. Citemos algunos bienes
básicos: alimentación, vestido, vivienda, educación, medios de
comunicación, hospitales, centros culturales...

La economía, como actividad humana individual y social,


es uno de los medios más importantes que posee la sociedad para dar
respuesta a esa realidad. Es lógico, por lo tanto, que para considerar
ética la actividad económica ésta se oriente a proporcionar los
medios para que las personas accedan a los bienes que necesitan
para su realización como seres humanos, es decir como personas
que tienen una dignidad.
Sin embargo, sabemos que los bienes son innumerables
como lo son las necesidades humanas y que no todos tienen la misma
categoría y la misma importancia teniendo en cuenta la situación y
estructura de la persona. En este sentido debemos, al menos, hacer
las siguientes acotaciones:

a. Hablar de necesidades humanas no es referirnos solo a


necesidades materiales, hay que ampliar el campo de referencia a
otros ámbitos de la persona como son el campo cultural, espiritual,
etc...

Pedro Velasco Rodríguez, 0.1).


1

783

b. Hay necesidades reales y necesidades artificiales. Hay


necesidades que se crean, las necesidades artificiales son las que
se crean sin ser imprescindibles e incluso siendo perjudiciales a las
personas (por ejemplo la necesidad de fumar, de tener coche). Las
necesidades a las que la economía debe dar respuesta en primer
lugar son las necesidades reales.

c. Existe una jerarquía de necesidades. No todas tienen la


misma importancia, ya que no todas dicen la misma relación a la
posibilidad de las personas de realizarse como tales. Es necesaria
una priorización de algunas frente a otras. Juan Pablo 11 en 1984 en
su visita a Canadá se atrevió a señalar algunas de estas prioridades:
"Las necesidades de los pobres son de mayor prioridad que los deseos
de los ricos; los derechos de los obreros son de mayor prioridad que
el maximizar las ganancias; la conservación del medio ambiente
es de mayor prioridad que la expansión industrial desenfrenada;
la producción para satisfacer las necesidades sociales es de mayor
prioridad que la producción con propósitos militares".

d. Existen necesidades individuales, sociales, nacionales,


internacionales. Todas deben de tenerse en cuenta. Si una persona o
nación satisface sus necesidades básicas y derrocha en necesidades
superfluas mientras otros individuos o pueblos carecen de lo
necesario nos encontramos con un manejo inmoral de la economía.

e. Hay necesidades que son derechos. La economía, si quiere


mantener su legitimidad moral, debe de responder en primer lugar y
sin excusas a esas necesidades.

Lo anterior, son proposiciones positivas. Podemos afinar la


dimensión ética de la economía exponiendo algunas proposiciones
negativas:

1.3.No puede ser objetivo de la economía la mera obtención de


ganancias, la acumulación indefinida de riquezas. Eso significa
una desviación de su finalidad primera: la satisfacción de las
necesidades humanas.

Los problemas sociales nos interpelan


'84

1.4.No basta con quedarse en un bienestar puramente material,


con dirigir la economía a satisfacer casi exclusivamente las
necesidades materiales olvidándose o dejando muy en último
lugar necesidades de otro orden, a veces más importantes que
las materiales.

1.5.No puede la economía responder a las necesidades de las


personas solamente desde el momento en que estas sean capaces
de una demanda solvente. Hay personas sin capacidad de
compra y no por ello su derecho a acceder a lo necesario deja de
ser un imperativo ético. Hay necesidades de la humanidad que
no producen rentabilidad y cuya atención es vital para todos.

1.6. Hay conductas económicas como la ostentación, el derroche y


el armamentismo que no corresponden a tina visión humana de
la economía. Las palabras de Pablo VI en la PP, (53) continúan
teniendo una vigencia incuestionable: "Cuando tantos pueblos
tienen hambre, cuando tantos hogares sufren la miseria, cuando
tantos hombres viven sumergidos en la ignorancia, cuando aún
quedan por construir tantas escuelas, hospitales, viviendas dignas
de este nombre, todo derroche público o privado, todo gasto de
ostentación nacional o personal, toda carrera de armamentos se
convierte en un escándalo intolerable".

Esta consideración moral de la economía debe de tener


una traducción en los diferentes niveles de la vida y realización del
hombre: el individual, el familiar, el asociativo, el institucional,
el municipal, el nacional, el internacional, etc... En todos esos
niveles la actividad económica de los hombres deben de dirigirse
a la satisfacción de las necesidades con los criterios expuestos
anteriormente.

3.2. j,CONIO DEBERÍA PRODUCIRSE?

Para satisfacer las necesidades humanas la economía se


ocupa de producir bienes y servicios. Es importante, por tanto,

Pedro Velasco Rodriguez. O. P


1

285 „

introducir la pregunta ética en este aspecto de la economía.


¿Cualquier forma es aceptable moralmente? ¿Basta con garantizar
la eficacia en la producción para justificarla humanamente? No toda
forma de producir contribuye al bien integral de la persona y, por lo
tanto, no cualquier manera de encarar los métodos y procedimientos
en la producción son igualmente aceptables desde el punto de vista
moral.

Al menos la Doctrina Social de la Iglesia ha puesto de


relieve tres consideraciones a tener en cuenta en este sentido:

Primero, la primacía del hombre en el proceso productivo


frente a la técnica, la ciencia y la propiedad.

"Los hombres de nuestra época han profundizado y


extendido la investigación de las leyes de la naturaleza; han creado
instrumentos nuevos para someter a su dominio las energías
naturales; han producido y siguen produciendo obras gigantescas
y espectaculares. Sin embargo, mientras se empeñan en dominar
y transformar el mundo exterior, corren el peligro de incurrir por
negligencia en el olvido de sí mismos y de debilitar las energías de
su espíritu y de su cuerpo. (MM, 42). La Iglesia valora como algo
sumamente positivo el desarrollo científico y técnico que se está
dando cada vez más rápidamente. Este desarrollo ha sido incorporado
a la economía con indudable éxito en muchos aspectos. Sin embargo
antes que la técnica está el ser humano, la persona; la técnica se
justifica en la economía si dignifica la vida de las personas, no si las
convierte en máquinas o si simplemente las sustituye olvidándose
de las mismas. En "como producir" antes que preguntarse frente a la
técnica si es más eficiente y económica habría que preguntarse si es
lo más conveniente para permitir el acceso de los seres humanos a
los bienes que ellos necesitan y si esa técnica no les perjudica en su
integridad física y sicológica.

En el sistema productivo no solamente la ciencia y la técnica,


sino también los restantes bienes creados, incluida la propiedad,
deberán subordinarse al hombre. No es justo el modo de producir
que excluye de los bienes y de la propiedad a las personas, ni el que

Los problemas sociales nos interpelan


1

286

subordina el trabajo a los intereses del capital. La moral obligan a


buscar los medios adecuados para garantizar que todos accedan a
la propiedad y que el trabajo sea considerado como el mayor bien
puesto que siempre se refiere a personas. La MM puso de relieve
la pérdida de función que había experimentado la propiedad como
base de seguridad (104-106) y resaltó la primacía del trabajo
humano sobre la posesión de bienes exteriores, que son de carácter
instrumental (107). La misma línea sigue la GS (63, 67, 69, 71) y
Juan Pablo II en la LE hará un especial énfasis en la supremacía del
trabajo sobre los restantes factores de la producción (6, 9, 12).

En segundo lugar la necesidad de la participación de las


personas en el proceso productivo.
Ya que al hablar de economía estamos refiriéndonos, en
primera instancia, a una actividad de la persona, es necesario que
ella no sea instrumentalizada, que no sea usada y menos que sea
esclavizada o ignorada. Eso se logra con la participación, dando a
este concepto el amplio significado que tiene cuando se trata del
hombre. No basta ser un elemento productivo más, no basta aportar
la fuerza de trabajo para hablar de participación. Nos referimos a que
tenga la posibilidad de ser sujeto, artífice y creativo en la actividad
económica. La participación debe de darse en los diferentes niveles
en que se realiza la actividad económica: empresa y actividad
económica en general. La GS dirá a este respecto con absoluta
claridad: "En las empresas económicas son personas las que se
asocian, es decir, hombres libres y autónomos, creados a imagen
de Dios. Por ello, teniendo en cuanta las funciones de cada uno,
propietarios, administradores, técnicos, trabajadores, y quedando a
salvo la unidad necesaria en la dirección, se ha de promover la activa
participación de todos en la gestión de la empresa, según formas que
habrá que determinar con acierto" (68).

A nivel de la economía en general el Concilio Vaticano II


afirma su importancia por la necesidad de que el ciudadano actúe
de contrapeso a la creciente intervención del Estado en todos los
órdenes (GS, 75) y por el creciente desarrollo cultural, económico
y social de la humanidad (GS, 73). La conferencia Episcopal

Pedro Velasco Rodriguez, O.P.


1

287

Norteamericana, en "Justicia económica para todos" afirma,


juntamente con el derecho que todos tienen a la participación en la
vida económica, que la productividad no debe medirse únicamente
en términos de bienes y servicios generados, sino en cómo incide en
"la satisfacción de las necesidades básicas, los niveles de empleo,
los esquemas de discriminación, la calidad del medio ambiente y el
sentido de comunidad" (63)

En tercer lugar no hipotecar el futuro de las próximas


generaciones. Este criterio ético cada día es más urgente. Hay
recursos que son limitados y otros que pueden destruirse para
siempre si no se hace de ellos un uso adecuado. Lo cual quiere decir
que se puede producir hoy con tasas de beneficios altas creando
situaciones de angustia y carestía para las generaciones futuras. Los
recursos pertenecen a la humanidad y la humanidad se despliega
en el tiempo, hay que cuidar que se usen bien en el presente y que
continúen a disposición de los hombres que nos sobrevivan.

3.3. ¿PARA QUIEN DEBERÍA PRODUCIRSE?

"Preguntarse "para quién debería producirse" equivale


a interrogarse sobre los criterios que deberían regir una justa
distribución.

La distribución, en primer lugar, no puede quedar a merced


del mecanismo de las fuerzas del mercado, ya que no garantizan que
una producción abundante redunde en bienestar general.

El criterio de distribución debería estar marcado por las


necesidades de todos los hombres y no sólo por la de unos pocos
privilegiados. Todos somos iguales en dignidad: ningún grupo,
ni clase, ni nación, ni raza, pueden arrogarse, por consiguiente,
derechos exclusivos ni prerrogativas en exclusiva.

De una manera negativa, ni el beneficio propio en exclusiva


(desentendiéndonos de los demás), ni la explotación de los otros,

Los problemas sociales nos interpelan


1

, 288

ni el afán de dominación pueden ser en ningún caso moralmente


aceptables. Una desigualdad extrema mina la solidaridad de la
comunidad humana, provoca conflictos y divisiones sociales y se
opone a la justicia social, a la equidad, a la dignidad humana y a la
paz social e internacional"6.

Por lo tanto, como quehacer moral de la economía, nos


encontramos con dos cuestiones fundamentales a responder: a)
corregir las desigualdades que de hecho se dan en la distribución de
los bienes, b) definir que bienes son los que hay que distribuir.

La Doctrina Social de la Iglesia señala y urge para que las


desigualdades sean superadas en lo que tienen de injusto y opresivo:

> Desigualdades sociales. "La tendencia a la


pauperización y a la exclusión creciente de las
grandes mayorías latinoamericanas de la vida
productiva. El pueblo pobre de América Latina, por
tanto, ansía una sociedad de mayor igualdad, justicia
y participación a todos los niveles. Estas tendencias
contradictorias favorecen la apropiación, por una
minoría privilegiada de gran parte de la riqueza, así
como de los beneficios creados por la ciencia y por
la cultura; por otro lado, engendran la pobreza de una
gran mayoría con la conciencia de su exclusión y del
bloqueo de sus crecientes aspiraciones de justicia
y participación... Surge así un conflicto estructural
grave: «la riqueza creciente de unos pocos sigue
paralela a la creciente miseria de las masas» (Juan
Pablo II, Discurso inaugural III, 4. AAS LXXI, p.
200). (Puebla, 1207-1209).

> Desigualdades sectoriales entre el sector agrícola


y los de la industria y los servicios. La MM orienta
hacia un desarrollo económico que observe la debida
proporción entre los diversos sectores productivos

6Souto Coelho, Juan: "Doctrina social de la Iglesia. Manual abreviado", BAC,


Madrid 2002, p. 293.

Pedro Velasco Rodríguez, 0,P


289 ,

(128) y reclama una serie de medidas tendentes a


elevar el nivel económico y humano del campesinado:
desde el desarrollo de los servicios públicos básicos
a la promoción integral del campesino pasando por
una política económica agraria que atienda a la
imposición fiscal, al crédito, a los seguros sociales y a
la seguridad social, a la tutela de los precios, al nivel
de rentas y a la reforma de la empresa agrícola (122-
149).

> Regional entre zonas de desigual desarrollo


económico dentro de un mismo país.

> Mundial: entre países de desigual desarrollo


económico. El Concilio Vaticano II (GS, 86) y,
posteriormente la PP de Pablo VI y la SRS de Juan
Pablo II advierten de la obligación gravísima por
parte de los pueblos desarrollados, de ayudar a los
menos desarrollados.

En cuanto a que es lo que hay que distribuir la Iglesia


indica que son los bienes y riquezas y la renta. El principio del
destino universal de los bienes, fundamental en la DSI, marca esta
finalidad. La GS denuncia como atentatorio contra la dignidad
humana el que algunos posean recursos en abundancia mientras
"muchedumbres inmensas carecen de lo estrictamente necesario";
es el espíritu economicista de aquellos que parecen guiarse por la
economía desentendiéndose de los demás (63). En este sentido ya
Pío XII y Juan XXIII habían advertido que la prosperidad o riqueza
económica de un pueblo "no consiste propiamente en la abundancia
de bienes, medida según un computo pura y estrictamente material
de su valor; sino en que esta abundancia represente y constituya real
y eficazmente la base material suficiente para el debido desarrollo
personal de sus miembros" (MM 74). Para llegar a una justicia social
en la distribución de los bienes se impone la actuación del Estado
a través de una justa distribución de la renta nacional. Un sistema
de transferencia de ingresos en posesión de las rentas elevadas a
las personas económicamente débiles mediante un sistema fiscal

Los problemas sociales nos interpelan


290

justo resulta un medio eficaz de política redistributiva de la renta


nacional. Como lo son también los sistemas de los seguros sociales
y de seguridad social (MM 132 y 136).

3.4. ¿Cómo DEBERÍA CONSUMIRSE?

Decíamos al inicio de este capítulo que la naturaleza


es generosa y que gracias a las técnicas de que disponemos en
la actualidad en el mundo se produce más de lo todos los seres
humanos necesitan para vivir dignamente. ¿Qué es entonces lo
que ocurre? Indudablemente no basta con producir mucho, esto
es una condición necesaria pero no suficiente. hay que manejar
ciertos valores e implementar ciertas políticas en lo que se refiere
al consumo. Ya decía M. Gandhi: "El mundo tiene recursos para
cubrir las necesidades de todos, pero no para satisfacer la codicia
universal".

La DSI recrimina algunos comportamientos en este sentido


y alerta sobre ciertos peligros a la hora de gastar o consumir.

a. Frente a la codicia y la opulencia, autenticidad

La Iglesia advierte del peligro de la codicia que conduce a


un materialismo sofocante. El mal no consiste en "tener" sino en no
respetar jerarquía de los bienes que se tienen. Frente al proyecto de la
abundancia (tener) ha de prevalecer el proyecto de una autenticidad
sin añadidos.

"Mientras muchedumbres inmensas carecen de lo


estrictamente necesario, algunos, aun en los países menos
desarrollados, viven en la opulencia y malgastan sin
consideración. El lujo pulula junto a la miseria. Y mientras
unos pocos disponen de un poder amplísimo de decisión,
muchos carecen de toda iniciativa y de toda responsabilidad,
viviendo con frecuencia en condiciones de vida y de trabajo
indignas de la persona humana". GS, 63.

Pedro Velasco Rodríguez. O. P.


291

"Es legítimo el deseo de lo necesario, y el trabajar para


conseguirlo es un deber:.. Pero la adquisición de los bienes
temporales puede conducir a la codicia, el deseo de tener
cada vez más y a la tentación de acrecentar el propio poder.
La avaricia de las personas, de las familias y de las naciones
puede apoderarse lo mismo de los más desprovistos que
de los más ricos, y suscitar en los unos y en los otros un
materialismo sofocante". PP, 18.

"El mal no consiste en el «tener» como tal, sino en el poseer


que no respeta la calidad y la ordenada jerarquía de los
bienes que se tienen. Calidad y jerarquía que derivan de la
subordinación de los bienes y de su disponibilidad al «ser»
del hombre y a su verdadera vocación". SRS, 28.

b. Frente al consumismo, sobriedad

Un texto de Juan Pablo 11 ilustra acabadamente esta


orientación de la Iglesia.

"Hoy se comprende mejor que la mera acumulación de bienes


y servicios, incluso en favor de una mayoría, no basta para
proporcionar la felicidad humana. Ni, por consiguiente, la
disponibilidad de múltiples beneficios reales, aportados en
los tiempos recientes por la ciencia y la técnica, incluida la
informática, traen consigo la liberación de cualquier forma
de esclavitud. Al contrario, la experiencia de los últimos arios
demuestra que si toda esta considerable masa de recursos y
potencialidades, puesta a disposición del hombre, no es regida
por un objetivo moral y por una orientación que vaya dirigida
al verdadero bien del género humano, se vuelve fácilmente
contra él para oprimirlo...

Junto a las miserias del subdesarrollo, que son intolerables,


nos encontramos con una especie de superdesarrollo...
consistente en la excesiva disponibilidad de toda clase de
bienes materiales para algunas categorías sociales, que

Los problemas sociales nos interpelan


1

292

fácilmente hace a los hombres esclavos de la «posesión» y


del goce inmediato, sin otro horizonte que la multiplicación
o la continua sustitución de los objetos que se poseen por
otros todavía más perfectos. Es la llamada civilización del
«consumo» o consumismo, que comporta tantos «desechos»
o «basuras»... Todos somos testigos de los tristes efectos de
esta ciega sumisión al mero consumo: en primer término, una
forma de materialismo craso, y al mismo tiempo una radical
insatisfacción, porque... cuanto más se posee más se desea,
mientras las aspiraciones más profundas quedan sin satisfacer,
y quizá incluso sofocadas.

Una de las mayores injusticias del mundo contemporáneo


consiste precisamente en esto: en que son relativamente pocos
los que poseen mucho, y muchos los que no poseen casi
nada... Este es, pues, el cuadro: están aquéllos -los pocos que
poseen mucho- que no llegan verdaderamente a «ser», porque,
por una inversión de la jerarquía de los valores, se encuentran
impedidos por el culto del «tener»; y están los otros -los
muchos que poseen poco o nada -los cuales no consiguen
realizar su vocación humana fundamental al carecer de los
bienes indispensables". SRS, 28.

c. Frente a la competitividad, solidaridad

Si la competencia es un elemento que ayuda a la eficacia y a


la creatividad, no puede erigirse en el valor supremo de la economía.
Más importante que competir es procurar que todos los integrantes
de la sociedad puedan vivir dignamente y esto implica un ejercicio
de la solidaridad.

"Da la impresión de que, tanto a nivel de naciones, como de


relaciones internacionales. el libre mercado es el instrumento
más eficaz para colocar los recursos y responder eficazmente
a las necesidades. Sin embargo, esto vale sólo para aquellas
necesidades que son «solventables», con poder adquisitivo, y

Pedro Velasco Rodríguez, 0.P


1

293

para aquellos recursos que son «vendibles», esto es, capaces


de alcanzar un precio conveniente. Pero existen numerosas
necesidades humanas que no tienen salida en el mercado. Es
un estricto deber de justicia y de verdad impedir que queden
sin satisfacer las necesidades humanas fundamentales y que
perezcan los hombres oprimidos por ellas. Además, es preciso
que se ayude a estos hombres necesitados a conseguir los
conocimientos, a entrar en el círculo de las interrelaciones,
a desarrollar sus aptitudes para poder valorar mejor sus
capacidades y recursos. Por encima de la lógica de los
intercambios a base de los parámetros y de sus formas justas,
existe algo que es debido al hombre porque es hombre, en
virtud de su eminente dignidad. Este algo debido conlleva
inseparablemente la posibilidad de sobrevivir y de participar
activamente en el bien común de la humanidad". CA, 34.

4. TEXTOS PARA LA REFLEXIÓN

Lugares éticos más apreciados por el cristianismo como


horizonte axiológico de la economía:

1. El hombre como autor, centro y fin de toda la vida económica


y social.

2. Una economía al servicio del hombre, de todo hombre y


de todos los hombres, del ser humano concreto de carne y
hueso, del hombre comunitario e integral, del ser humano
condicionado por sus necesidades y posibilidades peculiares.
3. El fin primario de la economía es el de satisfacer las
necesidades humanas (es una concreción de la primacía del
ser humano).

4. La preferencia a la vida y dignidad de las personas pobres.

5. La participación del hombre en la vida económica como


autor y protagonista de la misma.

Los problemas sociales nos interpelan


294

6. La orientación a dar empleo a todos los que lo necesiten.

7. El destino universal de los bienes. Han de llegar a todos.

a. garantizar una distribución de la propiedad que


posibilite unas condiciones materiales que salven
los mínimos de la libertad e igualdad radical.

b. Colocar la orientación moral de este principio a


nivel mundial o planetario.

8. El respeto y promoción de los derechos humanos, civiles,


políticos sociales y económicos, como el mínimo moral
exigible para considerar digna y humana una actividad
como la económica.

9. El respeto a la naturaleza, al ecosistema de la vida.

10. La consideración del mundo como algo positivo, como el


lugar del encuentro con Dios.

Economía y ética (José 1. Calleja)

Pedro Velasco Rodriguez, O.P.


1

295

CAPITULO X
EL TRABAJO, CLAVE DE LA CUESTIÓN SOCIAL

I. Situación y desafíos del trabajo en la actualidad

1.1. El trabajo, un bien escaso ¿coyuntural o estructuralmente?

1.2. Ante el dilema de la exclusión o de la explotación

1.3. Nuevas situaciones en el orden laboral

1.4. Reconocimiento universal del derecho del trabajo

2. Algunas precisiones conceptuales en torno al trabajo

3. Concepción cristiana del trabajo

3.1. El trabajo, clave y centro de la cuestión social

3.2. El trabajo, dimensión fundamental de la existencia humana

3.3. El trabajo no es una mercancía sino expresión y realización de


la persona humana

3.4. El trabajo, un derecho y un deber de todas las personas

3.5. Condiciones del trabajo

3.6. Espiritualidad del trabajo

4. Algunas cuestiones relevantes sobre el trabajo

4.1. El salario justo

4.2. El paro

4.3. El trabajo de la mujer

5. Textos para la reflexión

Los problemas sociales nos interpelan


1

297 „

1. SITUACIÓN Y DESAFÍOS DEL TRABAJO EN LA


ACTUALIDAD

1.1. EL TRABAJO, UN BIEN ESCASO ¿COYUNTURAL O ESTRUCTURALMENTE?

Después de la segunda guerra mundial la economía de los


países del primer mundo llegó a alcanzar una situación de pleno
empleo. La política económica se proponía de modo explícito esta
meta, meta que durante varios decenios se consiguió sobre todo en
el modelo de Estado de Bienestar.

A partir de los años 80 nuevos factores económicos y la


implementación de políticas de corte neoliberal dan por supuesto
que esta meta es prácticamente inalcanzable en la actual situación
mundial. De ahí que la falta de empleo se haya convertido en una
auténtica calamidad de los nuevos tiempos'.

En las economías más ricas no se logra el pleno empleo,


se habla incluso como de una fatalidad, de la sociedad de los tres
tercios (un tercio con trabajo formal bien remunerado, un tercio con
trabajo precario y un tercio sin trabajo). En las sociedades pobres del
tercer mundo los niveles de desempleo y las condiciones laborales
precarias y, en muchas ocasiones absolutamente incompatibles con
la dignidad humana, se han instalado como uno de los problemas
sociales más desgarradores.

La patética situación del Paraguay queda muy bien reflejada


en los últimos datos de que disponemos. La tasa de desempleo total
se ubicaba en 10,9% al cierre del año 2004 y el índice de subempleo
en 24%. Hay 201.847 desempleados abiertos (7,3%, que buscan

Múltiples publicaciones actuales se hacen eco de esta realidad. Por citar algunas:
Rifkin, Jeremy: "El fin del trabajo", Paidos, Barcelona 1996. Castel, Robert:
"La metamorfosis de la cuestión social-, Barcelona, Paidos 1997. Tezanos, J.
F.: "El trabajo perdido" Biblioteca Nueva, Madrid 2001. Diaz-Salazar, Rafael:
"Trabajadores precarios. El proletariado del siglo XXI", Ed. FIOAC, Madrid 2003.

Los problemas sociales nos interpelan


298

trabajo), y 112.297 desempleados ocultos (3,9%, que no buscan


empleo por no creer que lo vayan a encontrar). Los subempleados,
que son quienes trabajan menos de 30 horas semanales y que desean
trabajar más, o que ganan menos que el sueldo mínimo, son en total
667.735 personas (24,2%). En total, si sumamos el porcentaje de
gente sin trabajo y los subempleados se tiene que 981.879 personas,
el 35,1%, de la Población Económicamente Activa (PEA) tiene
problemas de trabajo.
En las áreas urbanas la proporción de la PEA con dificultades
de empleo es del 39,8%, en tanto en las áreas rurales representa
el 28,9%. El problema afecta con mayor intensidad a las mujeres
(42,8%), que a los hombres (29,9%). En la economía paraguaya
predomina el trabajador por cuenta propia pues ese segmento
llegó al 40% de la PEA, seguido de los trabajadores familiares no
remunerados, con un 13,1% de participación, y el empleador o
patrón en 4,2%. Alrededor de 6 de cada 10 trabajadores paraguayos
ocupados no son asalariados y generan sus ingresos a través de la
venta directa de sus productos o servicios.

Por lo que se refiere a la distribución de los trabajadores por


sectores productivos tenemos que más de la mitad (50,9%) de los
que tienen empleo se encuentran en empresas o establecimientos
pertenecientes al sector terciario de la economía (comercio, servicios,
transporte, establecimientos financieros), el sector primario o
extractivo absorbe al 33,3% de los ocupados y el secundario al
15,9% (manufactura y construcción).'-

2 Encuesta permanente de hogares realizada en el 2004 y divulgada en mayo del


2005 por la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC).

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


299 „

1.2. ANTE EL DILEMA DE LA EXCLUSIÓN O LA EXPLOTACIÓN

El fenómeno mundial de la creciente importancia de las


empresas transnacionales y la alta tecnificación aplicada al sistema
productivo, junto con las políticas que privilegian el mercado y la
libertad de comercio por encima de la justicia social y las políticas
de contenido humanista, unido a la corrupción imperante en muchos
gobiernos están produciendo una sociedad en la que la mayoría de
los ciudadanos están condenado a no tener trabajo o, lo máximo, a
tener trabajos precarios, es decir, inseguros, insuficientes y de muy
bajá calidad en cuanto a condiciones laborales se refiere.

En ese escenario, que es el predominante actualmente, la


alternativa ya no se plantea entre elegir un trabajo aceptable (que
cubra las necesidades básicas de la familia, que sea estable y que
incluya los beneficios sociales mínimos) u otro mejor, sino entre
morirse de hambre o ser explotado indefinidamente. Explotado
directamente por empresas y empresarios que se enriquecen a costa
de los trabajadores, o indirectamente por un sistema social y un
Estado que condena a gran parte de los ciudadanos a resignarse con
trabajos por cuenta propia en la mayoría de los casos de una calidad
pésima.

Los campesinos sin tierra, los jóvenes sin trabajo, las


empleadas domésticas, los trabajadores informales, los desocupados,
los ancianos sin seguro médico ni seguro de vejez, los niños de la calle,
los miles y miles de emigrantes', nos remiten a millones de rostros
paraguayos que actualmente sufren esta situación "insoportale" de
la mala calidad del trabajo ), en muchas ocasiones, de la simple y
llana ausencia del mismo. Lamentablemente esta situación que tiene
muchos componentes y responsables criollos no es una situación

3 De lo que sufren y a lo que se exponen los emigrantes es un triste exponente la


estadística dada a conocer por un cuerpo de seguridad de España acerca del número
y la procedencia de las prostitutas de ese país. Las paraguayas ocupaban el cuarto
lugar luego de las rumanas, las brasileras y las colombianas. (El Pais, 9 de mayo
de 2005, p. 37).

Los problemas sociales nos interpelan


300

propia del Paraguay; con diferentes características podemos decir


que es una situación mundial.

1.3. NUEVAS SITUACIONES EN EL ORDEN LABORAL

En el Ultimo siglo, de la mano sobre todo del avance


tecnológico, se han originado cambios muy importantes que afectan
a la realidad del trabajo.

Señalemos cuatro a modo de ejemplo:


a) El desplazamiento del sector primario al secundario y de éste al
terciario

b) La mecanización y tecnificación del trabajo que ha supuesto la


supresión de puestos de trabajo.

c) La transnacionalización cada día más numerosa de las empresas.

c) La importancia del conocimiento, la capacitación y la información


para acceder al trabajo.

1.4. RECONOCIMIENTO UNIVERSAL DEL DERECHO AL TRABAJO

Declaración de los Derechos humanos, art. XXIII:

"Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección


de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo
y a la protección contra el desempleo. Toda persona tiene derecho
sin discriminación alguna a igual salario por trabajo igual. Toda
persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y
satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia
conforme a la dignidad humana y que sea completada, en caso

Pedro Gélasco Rodríguez, 0.P


301

necesario, por cualquiera otros medios de protección social". (Este


derecho es reafirmado en los artículos 6 y 7 del Pacto Internacional
de derechos económicos, sociales y culturales de las Naciones
Unidas de 1966).

Constitución del Paraguay:

"Todos los habitantes de la República tienen derecho a un


trabajo lícito, libremente escogido y a realizarse en condiciones
dignas y justas. La ley protegerá el trabajo en todas sus formas y
los derechos que ella otorga al trabajador son irrenunciables" (Art.
86). "El Estado promoverá políticas que tiendas al plano empleo y
a la formación profesional de recursos humanos, dando preferencia
al trabajador nacional"(87). "No se admitirá discriminación alguna
entre los trabajadores por motivos étnicos, de sexo, edad, religión,
condición social y preferencias políticas o sindicales" (88). "El
trabajador tiene derecho a disfrutar de una remuneración que le
asegure, a él y a su familia, una existencia libre y digna" (92).

2. ALGUNAS PRECISIONES CONCEPTUALES


EN TORNO AL TRABAJO

Podemos acercarnos a la realidad del trabajo desde distintos


ángulos: desde el punto de vista etimológico, desde la perspectiva
particular de las diferentes ciencias, desde la filosofía en búsqueda
de im concepto abarcante e integral del trabajo. entre otros. Vamos a
detenernos en alguno de ellos.

a. Etimología del trabajo

El término griego "pollos" indica gran esfuerzo y larga


duración. El término latino "labor" deriva del verbo "lavo" que
significa vacilar bajo un gran peso. El término castellano "trabajo"

Los problemas sociales nos interpelan


, 302

deriva del sustantivo "tripalium", una especie de cepo formado


por tres palos que, en un principio, servía para sujetar a los bueyes
y caballos a fin de ponerles las herraduras y, posteriormente, fue
utilizado como instrumento de tortura para castigar a los esclavos y
a los ros de ciertos crímenes. De acuerdo con estas etimologías el
trabajo es una actividad humana que implica sufrimiento y esfuerzo.

b. Desde las diversas disciplinas


Sobre todo el derecho y la economía se han ocupado de
precisar, cada una desde su propio ámbito, el alcance y el significado
del trabajo humano.
Para la economía el trabajo es uno de los tres recursos o
factores de la producción, juntamente con la tierra y el capital.
Los recursos son los factores o elementos básicos utilizados en la
producción de bienes y servicios, llamados también factores de
producción. El trabajo, desde este punto de vista, es "la contribución
física y mental de los individuos a la producción"; se refiere a
las facultades físicas e intelectuales de los seres humanos que
intervienen en el proceso productivo.4
Desde el punto de vista del derecho laboral el trabajo es
una condición de existencia del hombre que tiene por objeto crear
bienes y servicios y resulta tutelado por el Estado cuando existe
relación jurídica de subordinación. Puede definirse como "la
actividad humana dirigida a la producción de cosas materiales o
espirituales, o al cumplimiento de un servicio público o privado".
El trabajador es aquella persona que presta de forma voluntaria
sus servicios retribuidos por cuenta ajena y dentro del ámbito de
organización y dirección de otra persona ya sea física o jurídica.

4 Mochtin, Francisco: "Economía básica", Madrid 1999, pag. 7.

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


303

c. Concepto y definición del trabajo

Se han dado muchas: "Es la actividad humana en general"


(Guzzetti), "la actividad racional realizada en consideración de un
fin" (Habermas), "cualquier actividad socialmente útil" (Da Gangi).

Podemos definir el trabajo como: "Aquella actividad


personal y libre en la cual el ser humano emplea, de manera
parcial o totalmente sostenida, sus fuerzas físicas o mentales en
orden a la obtención de algún bien material o espiritual distinto
del placer derivado directamente de su ejecución"'

d. Algunas definiciones de los papas

León XIII (1991): "Es la actividad humana ordenada


a proveer a las necesidades de la vida y especialmente a su
conservación" (RN 36).

Pio XI (1931): "Es el empleo y ejercicio de las fuerzas del


alma y del cuerpo en los bienes naturales o por medio de ellos" (QA
21).

Secretaría de Estado (1947): "Es la tarea personal de todos


con el fin de procurar a la sociedad los bienes y servicios que le son
necesarios o útiles" (Carta a la semana social de Francia).

Juan Pablo II (1981): «Trabajo» significa todo tipo de acción


realizada por el hombre independientemente de sus características
o circunstancias... Es una de las características que distinguen al
hombre del resto de las criaturas...; solamente el hombre es capaz
de trabajar, solamente él puede llevarlo a cabo. llenando a la vez con
el trabajo su existencia sobre la tierra". (LE I).

5 Galindo, Angel: "Moral socioeconómica", BAC, Madrid 1996, p. 290.

Los problemas sociales nos inierpelan


1

304

3. CONCEPCIÓN CRISTIANA DEL TRABAJO

3.1. EL TRABAJO, "CLAVE Y CENTRO DE LA CUESTIÓN SOCIAL"

La Enseñanza Social de la Iglesia siempre ha concedido una


importancia fundamental a la realidad del trabajo. Su aporte doctrinal
acerca del mismo, inspirado en las fuentes de la revelación, se ha ido
desarrollando en diálogo con los dos grandes sistemas económicos
del mundo moderno: el capitalismo y el colectivismo. Actualmente
con el nuevo fenómeno de la globalización.

Desde León XIII en 1891 hasta Juan Pablo II, que dedicará
su primera encíclica social íntegramente al trabajo, el magisterio de
la Iglesia no ha cesado de profundizar y desarrollar su doctrina sobre
el mismo. Hasta tal punto lo considera importante que en sus últimos
documentos lo propone como la "clave de la cuestión social".

"El trabajo, en cuanto problema del hombre, ocupa el


centro mismo de la «cuestión social» (LE 2). "Es una
clave, quizá la clave esencial, de toda la cuestión social...
Y si la solución... de la cuestión social... debe buscarse
en la dirección de «hacer la vida humana más humana»,
entonces la clave, que es el trabajo humano, adquiere una
importancia fundamental y decisiva". (LE 3)

3.2. EL TRABAJO, DIMENSIÓN FUNDAMENTAL DE LA EXISTENCIA HUMANA

Desde unos presupuestos netamente racionales y una


iluminación teológica, dimensiones no contradictorias sino
complementarias en la comprensión del hombre, la Iglesia sostiene
que el trabajo forma parte de su estructura antropológica por ser
una de las dimensiones esenciales de la existencia humana en orden

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


305 ,

a su realización. De ahí deriva su relevancia y valor tanto en la


vida personal de cada hombre o mujer como en la estructuración y
legitimación de un modelo de sociedad.

El trabajo, hoy día, constituye un factor determinante


en la integración social de los individuos. A través del mismo la
mayoría de las personas acceden a los ingresos que les permiten
satisfacer sus necesidades básicas y colaboran en el mantenimiento
y perfeccionamiento de la sociedad. El trabajo es la actividad propia
del hombre a través del cual puede llegar a afirmar su subjetividad
por lo que puede aportar en los diferentes campos en los que se
desenvuelve: económico, político, cultural, técnico, religioso,
artístico, etc.

Excluirle del mismo es como impedir su crecimiento


personal, su afirmación como ser libre y su integración real en
la sociedad. Desde una perspectiva religiosa cristiana, además,
sabernos que a través del trabajo las personas colaboramos con Dios
en su obra, no acabada, de la creación y nos adherimos a la tarea
redentora de Cristo en los aspecto dolorosos que, a veces, comporta.
(Ver GS, 67)

"La Iglesia está convencida de que el trabajo constituye


una dimensión fundamental de la existencia del hombre en
la tierra. Ella se confirma en esta convicción considerando
también todo el patrimonio de las diversas ciencias dedicadas
al estudio del hombre: la antropología, la paleontología, la
historia, la sociología, la psicología, etc.; todas parecen
testimoniar de manera irrefutable esta realidad. La Iglesia,
sin embargo, saca esta convicción sobre todo de la fuente
de la palabra de Dios revelada, y por ello lo que es una
convicción de la inteligencia adquiere a la vez el carácter de
una convicción de fe". (LE 4)

Los problemas sociales nos interpelan


1

—,, 306

3.3. EL TRABAJO NO ES UNA MERCANCÍA SINO EXPRESIÓN Y REALIZACIÓN


DE LA PERSONA HUMANA.

Juan Pablo II, en su encíclica Laborem Exercens presenta


una distinción cargada de consecuencias al hablar del trabajo: la que
existe entre su aspecto subjetivo y objetivo. Ambos son relevantes
en la comprensión del trabajo pero no tienen la misma categoría
moral y es ahí donde estriba su importancia.

a. El trabajo en sentido objetivo

El trabajo en sentido objetivo son las actividades que realiza


el hombre en orden a producir los bienes y servicios que necesita
para su desarrollo. Es también la técnica que utiliza para ello y los
productos que a través de ella origina. Este es el aspecto más visible
y al que a veces se reduce la consideración del trabajo. Se refiere a lo
que el hombre produce como fruto de su actividad sobre las cosas, a
la técnica que utiliza para ello, a la cantidad, calidad y características
de lo que produce el trabajador.

"El dominio del hombre sobre la tierra se realiza en el


trabajo y mediante el trabajo. Emerge así el significado
del trabajo en sentido objetivo, el cual halla su expresión
en las varias épocas de la cultura y de la civilización. El
hombre domina ya la tierra por el hecho de que domestica
los animales... Pero mucho más «somete la tierra», cuando
el hombre empieza a cultivarla y posteriormente elabora sus
productos, adaptándolos a sus necesidades.... La industria,
a su vez, consistirá siempre en conjugar las riquezas de la
tierra... y el trabajo del hombre, tanto el trabajo físico como
el intelectual. Lo cual puede aplicarse también en cierto
sentido al campo de la llamada industria de los servicios y
al de la investigación, pura o aplicada". (LE 4)

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


1

307 „

b. El trabajo en sentido subjetivo: el hombre, sujeto del trabajo

No podemos comparar el trabajo humano con los restantes


elementos del sistema productivo. Cuando hablamos del trabajo
estamos hablando de personas, de seres humanos, de rostros
particulares que poseen unos derechos inalienables. El trabajo es
un factor de la producción. Esto es cierto pero solo si añadimos
que es un factor de la producción muy particular, es un ser humano
que en todo momento exige y reclama su preeminencia absoluta
con respecto a la naturaleza y a las cosas. Los criterios (obsoleto,
inservible, viejo, desechable, caro...) que aplicamos a las cosas (las
máquinas, el dinero, los edificios, las tierras, los animales), es decir
a los objetos, no debemos, porque es absolutamente inadecuado,
aplicarlos a las personas, a los seres humanos, a los trabajadores.
Los trabajadores son sujetos, no cosas, eso es lo que pone de, relieve
la dimensión subjetiva del trabajo. Y esta dimensión, que es la
fundamental, tiene implicancias muy importantes a la hora de juzgar
y de tratar en la vida social, política y económica el trabajo.

"El hombre debe someter la tierra, debe dominarla, porque


como «imagen de Dios», es una persona, es decir, un ser
subjetivo capaz de obrar de manera programada y racional,
capaz de decidir acerca de sí y que tiende a realizarse
a sí mismo. Como persona, el hombre es pues sujeto del
trabajo... Él trabaja, realiza varias acciones pertenecientes
al proceso del trabajo; éstas, independientemente de su
contenido objetivo, han de servir todas ellas a la realización
de su humanidad, al perfeccionamiento de esa vocación de
persona, que tiene en virtud de su misma humanidam

Así ese «dominio» del que habla el texto bíblico se refiere


no sólo a la dimensión objetiva del trabajo, sino que nos
introduce contemporáneamente en la comprensión de su
dimensión subjetiva... Esta dimensión condiciona la misma
esencia ética del trabajo. En efecto no hay duda de que el
trabajo humano tiene un valor ético, el cual está vinculado
completa y directamente al hecho de que quien lo lleva a
cabo es una persona, un sujeto consciente y libre, es decir,
un sujeto que decide de sí mismo.

Los problemas sociales nos interpelan


1

308

El fundamento para determinar el valor del trabajo


humano no es en primer lugar el tipo de trabajo que
se realiza, sino el hecho de que quien lo ejecuta es una
persona. Las fuentes de la dignidad del trabajo deben
buscarse principalmente no en su dimensión objetiva, sino
en su dimensión subjetiva.

Dado este modo de entender, y suponiendo que algunos


trabajos realizados por los hombres puedan tener un valor
objetivo más o menos grande, sin embargo queremos que
cada uno de ellos se mide sobre todo con el metro de la
dignidad del sujeto mismo del trabajo, o sea de la persona,
del hombre que lo realiza-. (LE 6)

c. Primacía del trabajo sobre el capital

De lo que significa la distinción propuesta por Juan Pablo


II se derivan dos consecuencias que no habría que olvidar nunca,
sobre todo a la hora de la concreción en leyes, sistemas y prácticas
económicas de todo lo relativo al trabajo. Me refiero a la primacía
del trabajo en sentido subjetivo sobre el trabajo en sentido objetivo
y a la primacía del trabajo sobre el capital y los demás bienes que
intervienen en el proceso productivo.

Nada más claro, al respecto, que las mismas palabras del


Magisterio:

"Se debe recordar el principio enseriado siempre por la


Iglesia: el principio de la prioridad del «trabajo» frente al
«capital». Este principio se refiere directamente al proceso
mismo de producción, respecto al cual el trabajo es siempre
una causa eficiente primaria, mientras el «capital», siendo
el conjunto de los medios de producción, es sólo un
«instrumento» o la causa instrumental. Este principio es
una verdad evidente, que se deduce de toda la experiencia
histórica del hombre.

Pedro Velasco Rodriguez, O.P.


309 „

Está claro obviamente que cada hombre que participa en


el proceso de producción, incluso en el caso de que realice
sólo aquel tipo de trabajo para el cual son necesarias una
instrucción y especialización particulares, es sin embargo
en este proceso de producción el verdadero sujeto eficiente,
mientras el conjunto de los instrumentos, incluso el más
perfecto en sí mismo, es sólo y exclusivamente subordinado
al trabajo del hombre.

Esta verdad, que pertenece al patrimonio estable de la


doctrina de la Iglesia, debe ser siempre destacada en relación
con el problema del sistema del trabajo, y también de todo
el sistema socio-económico. Conviene subrayar y poner de
relieve la primacía del hombre en el proceso de producción,
la primacía del hombre respecto de las cosas. Todo lo que
está contenido en el concepto de «capital» -en sentido
restringido- es solamente un conjunto de cosas. El hombre
como sujeto del trabajo, e independientemente del trabajo
que realiza, el hombre, él sólo, es una persona. Esta verdad
contiene en sí consecuencias importantes y decisivas". (LE
12)

d. Hacia la superación del antagonismo entre trabajador/


productos del trabajo y capital/trabajo.

Para la Iglesia no se trata de contraponer al hombre trabador


con las cosas producidas por él sino de buscar un sistema productivo
y unas formas de distribución que además de mejorar y enriquecer
la materia hagan más digna la vida del hombre. Tampoco tiene
sentido, desde el punto de vista ético, el contraponer los medios
de producción con las personas que los utilizan para producir
otros bienes, es decir, el capital con el trabajo. Una vez afirmada la
superioridad y prioridad del hombre sobre el capital -prioridad que
en el sistema capitalista pocas veces se respeta- tienen que buscarse
formas en las que ambas realidades se relacionen debidamente.

Los problemas sociales IMS interpelan


1

310

"Ante todo, a la luz de esta verdad, se ve claramente que no


se puede separar el «capital» del trabajo, y que de ningún
modo se puede contraponer el trabajo al capital ni el capital
al trabajo, ni menos aún -como se dirá más adelante- los
hombres concretos, que están detrás de estos conceptos,
los unos a los otros. Justo... puede ser aquel sistema de
trabajo que en su raíz supera la antinomia entre el trabajo
y el capital, tratando de estructurarse según el principio
expuesto más arriba de la sustancial y efectiva prioridad
del trabajo, de la subjetividad del trabajo humano y de su
participación eficiente en todo el proceso de producción. y
esto independientemente de la naturaleza de las prestaciones
realizadas por el trabajador.

La ruptura de esta imagen coherente... se debe a un error


fundamental, que se puede llamar el error del economismo,
si se considera el trabajo humano exclusivamente según
su finalidad económica. Se puede también y se debe
llamar este error fundamental del pensamiento un error
del materialismo, en cuanto que el economismo incluye,
directa o indirectamente, la convicción de la primacía y
de la superioridad de lo que es material, mientras por otra
parte el economismo sitúa lo que es espiritual y personal (la
acción del hombre, los valores morales y similares) directa
o indirectamente, en una posición subordinada a la realidad
material" (LE 13).

3.4. ES TRABAJO, UN DERECHO Y UN DEBER DE TODAS LAS PERSONAS

"En lo relativo al campo de la economía, es evidente que


el hombre tiene derecho natural a que se le facilite la
posibilidad de trabajar y a la libre iniciativa en el desempeño
del trabajo" (PT 18).

Pedro Ve/asco Rodriguez, O.P.


3II,

"Considerando los derechos de los hombres del trabajo,


... se debe prestar atención en primer lugar a un problema
fundamental. Se trata del problema de conseguir trabajo,
en otras palabras, del problema de encontrar un empleo
adecuado para todos los sujetos capaces de él. Lo contrario
de una situación justa y correcta en este sector es el
desempleo, es decir, la falta de puestos de trabajo para los
sujetos capacitados. (LE 18).

"Es evidente que el hombre tiene derecho..." En las actuales


circunstancias se hace imperiosa la necesidad de resaltar esta
característica del trabajo. La misma nos recuerda que no pertenece
al orden de lo optativo o de lo que se puede transferir al mudo de lo
posible; el derecho y el deber de trabajar pertenecen al orden de lo
necesario y, por lo tanto, de lo exigible en justicia. Es un derecho. Si
la justicia implica el respeto a los derechos, un sistema económico o
una organización social de la economía que no permita y garantice el
ejercicio de este derecho debe considerarse intrínsecamente injusta.

Otra cosa es como interpretar en su realización práctica


este derecho. ¿Siempre y en todo momento es posible su ejercicio?
¿Pertenece al Estado, a las personas o a la sociedad su garantía?
¿Basta con dar un subsidio económico al trabajador en caso de
no poder trabajar para considerar respetado este derecho? Aunque
estas cuestiones están abiertas la Iglesia sostiene que algunos
criterios deberían orientar la solución de las mismas. Indicamos a
continuación tres de ellos.

El primero se refiere a la prioridad que el ejercicio efectivo


de este derecho debe de tener sobre el sistema o modelo económico
vigente de tal forma que nunca debe de quedar relegado o subordinado
al mismo.

"La realización de los derechos del hombre del trabajo no


puede estar condenada a constituir solamente un derivado
de los sistemas económicos, los cuales, a escala más amplia
o más restringida, se dejen guiar sobre todo por el criterio
del máximo beneficio. Al contrario, es precisamente la

Los problenm.Lociales nos interpelan


1

312

consideración de los derechos objetivos del hombre del


trabajo -de todo tipo de trabajador: manual, intelectual,
industrial, agrícola, etc.- lo que debe constituir el criterio
adecuado y fundamental para la formación de toda la
economía, bien sea en la dimensión de toda sociedad
y de todo Estado, bien sea en el conjunto de la política
económica mundial, así como de los sistemas y relaciones
internacionales que de ella derivan" (LE 17)

En segundo lugar Juan Pablo II reconoce la importancia


que en la actualidad tienen los organismos internacionales dado el
sistema global en que se mueve la economía. Es necesario que estos
organismos legisles y se impongan para crear relaciones justas que
favorezcan y permitan el ejercicio de este derecho.

"También en esto es necesario que el criterio a seguir en


estos pactos y acuerdos sea cada vez más el trabajo humano,
entendido como un derecho fundamental de todos los
hombres, el trabajo que da análogos derechos a todos los que
trabajan, de manera que el nivel de vida de los trabajadores
en las sociedades presente cada vez menos esas irritantes
diferencias que son injustas y aptas para provocar incluso
violentas reacciones(LE 18).

En tercer lugar el Estado debe de intervenir en la creación


de fuentes de trabajo y en establecer aquellas condiciones que
permitan el pleno empleo sin que ello signifique erigirlo en el único
responsable.

"Otra incumbencia del Estado es la de vigilar y encauzar el


ejercicio de los derechos humanos en el sector económico;
pero en este campo la primera responsabilidad no es del
Estado, sino de cada persona y de los diversos grupos y
asociaciones en que se articula la sociedad. El Estado no
podría asegurar directamente el derecho a un puesto de
trabajo de todos los ciudadanos, sin estructurar rígidamente
toda la vida económica y sofocar la libre iniciativa de los
individuos. Lo cual, sin embargo, no significa que el Estado

Pedro Velasco Rodríailez. O.P.


1

313 ,

no tenga ninguna competencia en este ámbito, como han


afirmado quienes propugnan la ausencia de reglas en
la esfera económica. Es más, el Estado tiene el deber de
secundar la actividad de las empresas, creando condiciones
que aseguren oportunidades de trabajo, estimulándola donde
sea insuficiente o sosteniéndola en momentos de crisis. (CA
48)

3.5. CONDICIONES DEL. TRABAJO

El derecho al trabajo no se agota con el acceso al mismo.


Implica, para que sea respetuoso de la dignidad del trabajador, unas
condiciones inherentes a su mismo ejercicio. Enunciamos de forma
esquemática las principales:

Derecho al salario justo.

Derecho a condiciones adecuadas de trabajo: higiénicas, de


protección contra accidentes, contra enfermedades, de trato
adecuado...

Derecho al descanso: limitación de la jornada laboral,


derecho al descanso dominical, a vacaciones pagadas...

Derecho a la libertad extraprofesional en todos los campos


(político, religioso, familiar, deportivo, etc.).

Derecho a la asociación profesional.

Derecho a la seguridad por enfermedad y vejez.

Como muy bien expresa el Concilio Vaticano II "es injusto


e inhumano organizar el trabajo con daño de algunos trabajadores"
(GS 67) y "que las condiciones laborales degradantes, que reducen
al trabajador al rango de mero instrumento de lucro, sin respeto a la
libertad y responsabilidad humanas (...) son infamantes, degradan la

Los problemas sociales nos interpelan


1

314

civilización humana, deshonran más a sus autores que a sus víctimas


y son totalmente contrarias al honor debido al Creador"(27). Por
consiguiente, "el conjunto del proceso de la producción debe
ajustarse a las necesidades de la persona y a las condiciones de la
vida de cada uno en particular y de su vida familiar, principalmente
en lo que toca a las madres de familia" (67).°

3.6. ESPIRITUALIDAD DEL TRABAJO

Reconociendo a la vez tanto los avances conseguidos en lo


que se refiere a las condiciones del trabajo y a los resultados del
mismo, como las alienaciones de todo tipo a que todavía continúa
sometido en muchas partes del mundo ¿podemos considerar esta
dimensión de la actividad humana como un medio de encuentro
y de comunión con Dios?, ¿puede ser el trabajo una ocasión de
crecimiento en los valores cristianos y de colaboración en la obra
de instaurar el Reino de Dios ya ahora en nuestra historia personal y
social?

El Concilio Vaticano II nos ilumina ante estos interrogantes:

"La actividad humana individual y colectiva o el conjunto


ingente de esfuerzos realizados por el hombre a lo largo
de los siglos para lograr mejores condiciones de vida,
considerado en sí mismo, responde a la voluntad de Dios.
Creado el hombre a imagen de Dios, recibió el mandato de
gobernar el mundo en justicia y santidad, sometiendo a sí
la tierra y cuanto en ella se contiene, y de orientar a Dios
la propia persona y el universo entero, reconociendo a Dios
como Creador de todo, de modo que con el sometimiento
de todas las cosas al hombre sea admirable el nombre de
Dios en el mundo. Esta enseñanza vale igualmente para los

6 Puede verse también LE 19.

Pedro Velasco Rodriguez. O.P.


315

quehaceres más ordinarios. Porque los hombres y Mujeres


que, mientras procuran el sustento para sí y su familia,
realizan su trabajo de forma que resulte provechoso y en
servicio de la sociedad, con razón pueden pensar que con su
trabajo desarrollan la obra del Creador, sirven al bien de sus
hermanos y contribuyen de modo personal a que se cumplan
los designios de Dios en la historia (GS 34).

El trabajo bien realizado es un medio privilegiado para


dirigimos a Dios y para servir a los demás. La persona de Cristo, su
vida y su práctica, constituyen I prueba más clara y estimulante de
esta convicción. Como Juan Pablo II dice en su encíclica sobre el
trabajo, Cristo al elegir ser un trabajador santificó y llenó de sentido
sobrenatural esta actividad cuotidiana de los hombres (LE 26).

Incluso cuando el trabajo implica fatiga, dolor y hasta


sufrimiento a causa de sus condiciones injustas puede ser para
el cristiano una forma de crecimiento espiritual y de aporte al
mejoramiento del mundo. El misterio de la cruz y de la resurrección
de Cristo nos hablan del dolor no buscado como camino de vida y
de resurrección. Esos aspectos negativos o dolorosos del trabajo,
asumidos con Cristo, se convierten en vida y esperanza para los
hombres.

"Soportando la fatiga del trabajo en unión con Cristo


crucificado por nosotros, el hombre colabora en cierto modo
con el Hijo de Dios en la redención de la humanidad. Se
muestra verdadero discípulo de Jesús llevando a su vez la
cruz de cada día en la actividad que ha sido llamado a realizar.
Cristo «sufriendo la muerte de todos nosotros, pecadores,
nos enseña con su ejemplo a llevar la cruz que la carne y el
mundo echan sobre los hombros de los que buscan la paz y
la justicia»; pero, al mismo tiempo, «constituido Señor por
su resurrección", Cristo obra ya por la virtud de su Espíritu
en el corazón del hombre... El cristiano que está en actitud
de escucha de la palabra del Dios vivo, uniendo el trabajo
a la oración, sepa qué puesto ocupa su trabajo no sólo en el
progreso terreno, sino también en el desarrollo del Reino de

Los problemas sociales nos interpelan


316

Dios, al que todos somos llamados con la fuerza del Espíritu


Santo y con la palabra del Evangelio (LE 27).

San Pablo, misionero y apóstol por excelencia, elige el


ejercicio del trabajo como forma de ganarse por si mismo la vida,
de no ser gravoso para nadie y de ejercitar la caridad fraterna. Fue
un obispo trabajador indicando con su ejemplo' que el trabajo no
aparta de la construcción del Reino ni del anuncio del evangelio sino
que, por el contrario, puede ser un elemento más de coherencia y
fidelidad a Cristo y a la comunidad.

4. ALGUNAS CUESTIONES RELEVANTES


SOBRE EL TRABAJO

En este apartado solamente haremos unas breves reflexiones


acerca de algunos aspectos y problemáticas del trabajo que en la
actualidad se presentan como muy candentes y urgentes de afrontar.
Sobre ellos existe mucha bibliografía que indico para poder
profundizar en su comprensión.

4.1. EL SALARIO JUSTO

La Iglesia defiende que el salario no puede dejarse


únicamente a los mecanismos de las leyes económicas ya que eso
significaría el reducirlo a una mercancía, cosa inadmisible por
provenir del hombre y ser uno de los medios más importantes que
tienen las personas de participar en el Destino Universal de los
bienes, principio fundamental de la ética económica.

Este salario debe de ser familiar, es decir, que "permita al


hombre y a su familia una vida digna en el plano material, social,

7 1 Tes. 2,9: 11 Tes. 3, 7-9: Act. 18, 3: 20. 33-35.

Pedro Velasco Rodriguez, O.P.


1

317

cultural y espiritual" (GS 67). Juan Pablo II (LE 19), en consonancia


con la tradición del Magisterio social de Iglesia reafirma y explicita
este derecho.3 Garantizarlo no responde prioritariamente a la misión
asistencial que a veces el Estado debe de asumir sino que es una
exigencia de la justicia social.

Una de las cuestiones más difíciles en el ámbito político-


social es el de estipular su cuantía. A lo largo del tiempo se han ido
concretando algunos criterios. Entre ellos destacamos:
• la aportación de cada uno al proceso productivo;

• la situación de la empresa;

• las exigencias del bien común;

• el que puedan acceder la mayoría de los hombres a los


bienes destinados al uso común;

• el sustento del trabajador y de su familia.

No solamente el empresario es el que debe de hacer posible


la obtención de este salario. Existen mecanismos diversos a través de
los que el Estado puede contribuir a la concreción de esta finalidad.

Tan importante es la cuestión del salario justo que para Juan


Pablo II se constituye en uno de los criterios más importantes para
juzgar la moralidad de un sistema o proyecto económico.

"El problema-clave de la ética social es el de la justa


remuneración por el trabajo realizado. No existe en el
contexto actual otro modo mejor para cumplir la justicia
en las relaciones trabajador-empresario que el constituido
precisamente por la remuneración del trabajo... De aquí que,
precisamente el salario justo se convierta en todo caso en la
verificación concreta de la justicia de todo el sistema socio-
económico y, de todos modos, de su justo funcionamiento.

8 RN 36-38: QA 73 y 75: MM 75-77.

Los problemas sociales nos interpelan


1

318

No es esta la única verificación, pero es particularmente


importante y es en cierto sentido la verificación-clave" (LE
19).

4.2. EL PAROS

Se corisidera como desempleada aquella persona capaz


de trabajar que busca activamente empleo y no lo encuentra.
Generalmente se habla de tres tipos de desempleo:

a. cíclico: suspensión de empleo durante las recesiones;

b. friccional: abandono de antiguos puestos de trabajo para


buscar otro mejor, despido y búsqueda de un nuevo empleo
y nuevos miembros del mercado laboral en búsqueda de su
primer empleo;

c. estructural: debido a desajustes entre la cualificación o la


localización de la fuerza de trabajo y la cualificación y la
localización requerida por el empleador.

Si el trabajo es un derecho fundamental de la persona


necesario para su realización como tal, la ausencia del mismo se
constituye en uno de los males sociales que de forma más destructiva
afecta a la persona, a la familia y a la sociedad entera. Se produce
"por las duras exigencias de las crisis económicas y de modelos de
desarrollo que someten a los trabajadores y a sus familias a fríos
cálculos económicos" (Puebla 37).

En Paraguay, como vimos, el 35% de la población


económicamente activa tiene problemas de empleo. En el área
campesina, el desempleado es el "campesino sin tierra". Como
Puebla nos recuerda los efectos del desempleo para la familia son
devastadores (576).
9
AAVV: Una nueva voz para nuestra época-. Madrid 2000. ps.255-263.

Pedro Velasco Rodríguez. O.P.


319

El paro o desempleo, dado que hoy día el más común


acceso a una renta es por vía del trabajo, se constituye en uno de los
causantes más grandes de inseguridad, de desintegración social y de
destrucción de las personas. A los jóvenes, especialmente, les afecta
muy negativamente ya que supone una falta de horizontes de cara al
futuro.

Ante este problema alguna de las medidas que se imponen


son:
• la creación de empleo como obligación moral en conciencia
de todo el conjunto social;

• la obligación moral de invertir;

• redistribución justa del trabajo;

• la redistribución más justa de la renta nacional entre


ocupados y desempleados.

4.3. EL TRABAJO DE LA MUJER

El desempleo y la discriminación laboral tienen


indudablemente rostro de mujer, no porque solamente afecte a este
sector de la humanidad sino porque les afecta cuantitativamente
mucho más que a los varones. Es limitada su participación en
muchos empleos y en muchas ocasiones recibe un salario inferior al
que recibe un hombre por el mismo tipo de trabajo.

Puebla denuncia esta situación en América Latina:

"En el sector laboral se comprueba el incumplimiento o la


evasión de las leyes que protegen a la mujer. Frente a esta
situación, las mujeres no siempre están organizadas para
exigir el respeto a sus derechos. En las familias, la mujer
se ve recargada además de las tareas domésticas por el

Los problemas sociales nos interpelan


1
4, 320

trabajo profesional y en no pocos casos debe asumir todas


las responsabilidades, por abandono del hogar por parte del
varón. También se debe considerar la situación lamentable
de las empleadas domésticas, por el maltrato y la explotación
que sufren con frecuencia de parte de sus patronos" (836-
838).,

En este contexto hay que destacar como la encíclica


Laborem Exercens ha supuesto una aportación que va más allá de un
simplismo feminista y atiende a la verdadera cuestión del trabajo que
afecta a toda persona humana, sea hombre o mujer, y que pretende
reafirmar el pleno respeto a su dignidad como persona.

La verdadera promoción de la mujer exige que el trabajo


se estructure de manera que no deba pagar su promoción con el
abandono del carácter específico propio y en perjuicio de la familia
en la que como madre tiene un papel insustituible (LE 19).

5. TEXTOS PARA LA REFLEXIÓN

Trabajar menos, trabajar todos, vivir más. 10

Afrontar el reto del reparto del trabajo supone en primer


lugar tomar conciencia de que el paro no es fenómeno coyuntural,
pasajero, sino el signo aparente de una mutación de civilización
que afectará progresivamente a todos los países industrializados,
después al resto, y que además sólo está en su etapa preliminar.

El trabajo con jornada completa a la antigua no volverá, ya


que un volumen constante o incluso creciente de riqueza se produce
con cantidades de trabajo rápidamente decrecientes. Es inevitable el
declive del volumen de trabajo que deben realizar las personas a lo
largo de su vida.

La agricultura es un ejemplo simbólico: cada agricultor


producía al final de la última guerra para abastecer a cuatro personas
lo •
Notiwas obreras, núms. 1.213-1.214, 1-4-98/30-4-98, págs. 25-32.

Pedro Velasco Rodríguez, 0.P


1
321

y treinta años después produce para abastecer a treinta y seis. La


población que vive de las fábricas ha ido pasando del 40% de la
población activa total hace 20 años al 30% hoy y al 20% mañana.

Cambios culturales en torno al trabajo

La mutación de civilización en curso también se manifiesta


en distintos valores culturales relacionados con los cambios que se
están produciendo en la naturaleza y significado social del trabajo y
de las relaciones que genera. Veamos los más significativos:

• El declive del trabajo de producción. La clase obrera


industrial ha venido sufriendo una progresiva pérdida
de participación en los áltimos años, que tiene profundas
repercusiones, tanto sobre el significado del trabajo, como
sobre la conciencia social de los trabajadores y sus formas
de cohesión.

• La desmaterialización del trabajo. La clase trabajadora


industrial no sólo disminuye rápidamente como resultado
de la automatización, sino que, además, sus habilidades
manuales tradicionales y sus oficios están desapareciendo.
La mayoría de los productos ya no son la materialización de
una habilidad manual y mental de los trabajadores, sino el
resultado del funcionamiento de complejas máquinas y de
sistemas de fabricación informatizados.

• Cambios en significado del trabajo. Las nuevas profesiones


se quedan obsoletas a un ritmo cada vez mayor. Las personas
deben adaptarse a cambios tecnológicos continuos, deben
estar dispuestas a un reciclaje que les permita mantener su
puesto de trabajo, o aceptar uno diferente, menos cualificado.
En consecuencia, los puestos de trabajo y la posición social
tienen un carácter precario. En contadas ocasiones confieren
la sensación de pertenecer a un grupo definido, de tener un
lugar y una identidad seguros dentro de la sociedad.

Los problenzas sociales nos interpelan


1

322

• La búsqueda constante de la identidad. Una proporción


cada vez mayor de la población trata de autodefinirse
mediante unas actividades no remuneradas fuera de la esfera
económica.

• Trabajar menos, hacer más. La economía ya no necesita


que la población activa trabaje a tiempo completo y durante
todo el año, sino que existe la posibilidad de disponer de
una cantidad sin precedentes de tiempo libre. La cuestión,
que es política y no económica, sería permitir que todas las
personas y la sociedad toda se beneficien de esta liberación
de tiempo y la utilicen para la realización de actividades
que sean fines en si mismas. Lógicamente esto requeriría
que todos trabajásemos menos horas, de modo que todos
podamos ganarnos la vida trabajando, y que todos tengamos
más tiempo libre para cosas que no pueden comprarse,
o que sólo cobran su auténtico valor cuando no se hacen
fundamentalmente por dinero.

(Extracto del documento de la Comisión Permanente de la


HOAC)

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


r
323 •

CAPITULO XI
LA GLOBALIZACIÓN: UN PROBLEMA SOCIAL DE
NUESTRA ÉPOCA

1. La globalización: elementos para su comprensión


1.1. La globalización ¿fenómeno social nuevo o simple desarrollo
de una realidad antigua?

1.2. Etapas en la tendencia hacia una mayor interrelación mundial

1.3. La actual globalización neoliberal y sus características

2. La globalización como hecho y la globalización como ideología

3. Los cristianos frente a la globalización

3.1. Palabras de Juan Pablo II sobre la globalización

3.2. Buscar las señales del Reino de Dios en un mundo globalizado

3.3. La actual globalización económica, inaceptable para una conciencia


cristiana.

3.4. La ideología de la globalización ante los imperativos éticos


cristianos

4. Textos para la reflexión

Los problemas sociales nos interpelan


1

325

Desde hace unos años aparece por todas partes un tema


novedoso: el tema de la globalización o, refiriéndose a lo mismo, el
tema de la mundialización.

En los últimos quince años el número de Congresos,


de encuentros, de estudios, libros, monografías dedicados a la
globalización son incontables. No es por casualidad ni sólo, como
suele acontecer, porque está de moda. Se debe a que la realidad
indicada por ese término es de tal envergadura que determina la
vida de todos nosotros. Y no solamente corno individuos sino que
condiciona el presente y el futuro de nuestros piases, de nuestras
culturas y de nuestras instituciones.

Por ser un fenómeno nuevo, no está completamente


delimitado y se encuentra sujeto a constantes precisiones. Eso, sin
embargo, no nos exime de afrontarlo conscientemente. ¿Qué es la
globalización?. ¿Cómo nos afecta, especialmente en Paraguay? ¿Qué
tiene de positivo y de negativo? ¿Cómo nos situamos frente a ella?
Los cristianos ¿qué podemos ofrecer para contribuir a humanizarla?
Puede ser que ninguna de estas o parecidas preguntas nos hayamos
hecho hasta ahora y, desde luego, seguro que muchos de nuestros
contemporáneos y compañeros de estudio tampoco se las han hecho.
Pero son preguntas inquietantes, importantes, urgentes de responder.
La Iglesia, en su Doctrina Social, ya está trabajando esta realidad y
nos invita a todos a profundizarla. En el presente capítulo vamos a
brindar un material y unos elementos que nos ayuden a commender
y a reflexionar sobre este gran tema social, sobre esta cuestión social
de nuestro tiempo.

Los problemas sociales nos interpelan


1

326

1. LA GLOBALIZACIÓN: ELEMENTOS PARA


SU COMPRENSIÓN

Digamos, antes que nada, que el término globalización


designa el mismo fenómeno en la mayoría de las leguas que el
término mundialización en el área de la lengua francesa. En ese
sentido globalización y mundialización significan lo mismo.

1.1. LA GLOBALIZACIÓN, ¿FENÓMENO SOCIAL NUEVO O SIMPLE


DESARROLLO DE UNA REALIDAD ANTIGUA?

Existen dos fenómenos que, aunque tienen una gran


relación y de alguna manera se derivan uno del otro, sin embargo
tienen diferencias tan importantes que podemos referirnos a ellos
con palabras y conceptos distintos. Estos dos fenómenos son el
de la interinfluencia de los grupos humanos y de las sociedades
humanas entre sí, fenómeno antiguo y constante en la historia de
la humanidad y por otra parte el de la actual interdependencia entre
las personas, las asociaciones y las naciones a través de múltiples
agentes trasnacionales bajo la influencia de la ideología neolibecal.

Hoy día reconocemos fácilmente que somos miembros de


un «lugar» (un pueblo, una región, una nación, una cultura) pero que
a la vez estamos relacionados y dependemos en gran parte de otros
lugares y del contexto mundial. ¿No ha ocurrido siempre eso? ¿No
han estado siempre las naciones y los pueblos en relación unos con
otros? Si contestamos que sí entonces ¿por qué hasta el final del
siglo XX no se habló nunca de globalización? Sencillamente porque
en esa fecha ocurren una serie de acontecimientos que originan una
nueva forma de relación e interdependencia entre los seres humanos
y entre sus creaciones sociales.

Pedro Ve/asco Rodríguez, 0.P


1

327

Siempre las personas y las naciones se han relacionado


y han dependido unas de otras, para bien o para mal. Pero con el
paso del tiempo esta interdependencia y capacidad de influencia
de unas sobre otras se ha ido ampliando de tal forma que podemos
hablar de etapas bien diferentes que nos ayudan a comprender lo
novedoso y determinante de la situación actual que denominamos
«globalización».

1.2 ETAPAS EN LA TENDENCIA HACIA UNA MAYOR INTERRELACIÓN


MUNDIAL

1.2.1. Hasta el s. XV

Hasta mediados del s. XV la humanidad conoció proyectos


importantes de expansión y de universalismo. Podemos citar
en Grecia el imperio de Alejandro Magno en el s. IV A. C. y la
constitución de la comunidad y cultura griega que abarcaba gran
parte de la cuenca del Mediterráneo. Otro ejemplo relevante fue el
imperio romano que durante seis siglos (s. I A.C. hasta el s. V D.C.)
llevó la cultura de Roma, que tanta influencia ha tenido en la cultura
occidental, a parte de la Europa actual, el norte de Africa y zonas de
Asia. Desde el 611 el islam llevará su cultura mucho más al:á de su
lugar de origen.

A nivel religioso dos grandes religiones nacen con un sentido


universal: el cristianismo y el Islam. En particular la Iglesia Católica
desde sus inicios tuvo una vocación «globalizadora» señalada
explícitamente por su fundador: "Vayan, pues, y hagan discípulos
a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo
y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo les he
mandado" (Mt. 28, 19-20)

Sin embargo el descubrimiento de América y la vuelta al


mundo marcan un hito en el proceso de globalización. Hasta ese
momento no había conciencia de lo que era y abarcaba el mundo,

Los problemas sociales nos interpelan


1

, 328

la tierra, el «globo» terráqueo. Nadie hasta entonces conocía lo que


era y conformaba la totalidad del territorio humano. Nadie, por lo
tanto tenía conciencia de la tierra y de la sociedad humana como
«totalidad», o como diríamos hoy, de lo global. Hasta ese momento
ni las relaciones entre los pueblos podían abarcar la totalidad de los
mismos ni la conciencia sobre lo que era y significaba el mundo era
posible ya que se desconocía su verdadera dimensión y extensión.

1.2.2. Desde el s. XV hasta la revolución industrial de finales del s.


XVIII

En estos tres siglos podemos señalar tres fenómenos que


contribuyen poderosamente a la ampliación objetiva y subjetiva de
la relación entre los diferentes estados, pueblos y culturas:

El descubrimiento de América en 1492 y la primera vuelta


al mundo de Magallanes y Juan Sebastian Elcano en 1522.

La expansión del imperialismo europeo y de los intercambios


y las relaciones comerciales de Europa con América, Asia y
el Pacífico.

La occidentalización del mundo.

En esta época el comercio, la cultura y el poder europeo se


extienden por todo el mundo y podemos comenzar a hablar ya de
una mundialización en este sentido. La política y la economía
comienzan a plantearse a escala mundial.

1.2.3. Desde el s. XVIII hasta finales del s. XX

Al llegar a mediados del siglo XX podemos decir que los


procesos de interrelación entre las naciones y la conciencia de la
existencia de una realidad mundial por encima de las mismas era
ya muy notable. A ello contribuyeron muchos fenómenos entre los
cuales algunos de importancia fundamental fueron:

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


"29

La revolución industrial (finales del s. XVIII y principios


del XIX)

Las dos guerras mundiales de (1914-1918) y (1939-1945)

La fundación de las Naciones Unidas (1945) y la declaración


universal de los derechos humanos (1948)

La guerra fría. Capitalismo versus comunismo (1947-1991)

Mucho se podría decir sobre el impacto que cada uno de


esos acontecimientos han tenido en la configuración del mundo
actual y de la internacionalización de los procesos que se dan en su
interior. La revolución industrial es inducida por la expansión del
comercio internacional y, a la vez, lo potencia y consolida. Europa,
cura de esta revolución, llevará su influencia a casi la totalidad
del mundo. El siglo XX será testigo de dos guerras cuyas causas y
consecuencias tendrán ya un carácter universal o global. Al terminar
la Primera Guerra Mundial se fundará la "Sociedad de Naciones"
(1919) y Lenin funda en Moscú la Tercera Internacional Comunista
en 1921. Al terminar la Segunda Guerra Mundial se fundan las
actuales Naciones Unidas y pocos años después se aprueba la
declaración universal de los derechos humanos. Todos estos hechos
van haciendo del mundo un escenario cada vez más global y más
interdepend lente.

1.2.4. Desde finales del s. XX ¿hasta la crisis financiera del 2008?

En este tiempo se han dado una serie de fenómenos de todo


tipo: económicos, políticos, tecnológicos, etc., que han hecho surgir
una nueva forma de estar en el mundo, una nueva forma de concebir
y de plantear la convivencia humana a todos los niveles y que
han originado el fenómeno, realmente nuevo, de la globalización,
entendida como los múltiples lazos e interconexiones que unen a los
Estados y las sociedades y contribuyen a formar el presente sistema
mundial. O también como el conjunto de procesos que a través de
actores trasnacionales hacen aparecer unos objetivos por encima de

Los problemas sociales nos interpelan


330

los propios de las naciones y que repercuten en todos los ámbitos


de la sociedad, tanto los económicos, como los políticos, sociales y
culturales.
Los fenómenos que han originado este nuevo estado de la
sociedad que nos obliga a hablar ya de la existencia de una sociedad
global:zada son:
a) La revolución tecnológica en el campo de la comunicación
y de la información.

Desde la mitad del siglo pasado las nuevas tecnologías de la


comunicación y de la información han abierto posibilidades
inéditas a la humanidad. La capacidad y la rapidez para
transportar todo tipo de mercancías, la capacidad de captar,
procesar y difundir información de todo tipo y la posibilidad
de comunicación en tiempo real desde cualquier parte del
mundo son fruto de estas nuevas tecnologías impensables
hace menos de un siglo y que se han difundido y se están
difundiendo con una velocidad extraordinaria.

La TV, el transistor. el ordenador e internet son cuatro


descutrimientos que han supuesto una revolución sociocultural
comparable a la que produjo la primera revolución industrial.

Esta revolución se fundamenta en la información, en generar,


procesar y distribuir la misma. Lo hace a nivel planetario y
lo hace con una velocidad formidable. Millones de personas
desde distintas partes del mundo pueden enterarse de un
acontecimiento en el mismo momento que se produce. Hoy
día la información es poder.

Por medio de la capacidad de operar en tiempo real que


tienen las computadoras, los mercados de cambio y los de
capitales, pero también los mercados de materias primas
y de manufacturas, funcionan simultáneamente a escala
mundial las veinticuatro horas del día. La mundial ización de
la toma de decisiones es facilitada a través de la capacidad
de comunicación que provee la telefonía móvil, los satélites

Pedro Velasco Rodriguez. O.P.


1

331 ,

e Internet. El mundo de la imagen también ha cambiado con


la digitalización y transmisión de todo lo digitable (sonidos
e imágenes)

b) La caída del socialismo y el fin de la guerra fría

Desde 1917 hasta 1989 dos modelos de sociedad y de


economía se disputan la supremacía mundial y la capacidad
para resolver los problemas de la humanidad: el modelo
capitalista y el modelo comunista. En 1989 la caída del
muro de Berlín indica el agotamiento e inviabilidad del
modelo colectivista. Ello tendrá dos consecuencias de
enormes repercusiones a todos los niveles sobre todo, en el
económico y político.

La primera es que ningún país en estos momentos está en


condiciones de organizarse si no es con alguna variante del
capitalismo dominante. La segunda es que a partir de esa
fecha el capitalismo es el sistema económico que sirve de
marco a la economía mundial: el planeta funciona como una
economía capitalista, donde el mercado manda y en el que
existen muy débiles instancias para controlar y regular ese
mercado de dimensiones mundiales.

c) La integración de los mercados financieros

Ha sido propiciada a través de dos instancias: a) por


medio de la liberalización de los movimientos de capital
(desreglamentación financiera) que permite a los agentes
económicos, familias y empresas colocar sus fondos
líquidos y sus ahorros en el mercado (país) que prefieran y
de cualquier forma de las muchas que ofrecen los mercados
financieros (acciones, bonos, etc.) y b) la revolución de
las tecnologías de la información que han permitido una
desmaterialización y una ubicuidad total.

"La globalización financiera contemporánea se manifiesta


por el aumento del volumen y de la movilidad internacional
de los capitales, el papel central de las sociedades financieras

Los problemas sociales nos interpelan


1
332

transnacionales organizadas en redes complejas, una


competencia creciente entre ellas, la creación continua de
nuevos productos financieros y las relaciones cada vez más
complejas entre los Estados y los mercados. Desde la década
de 1990, la esfera financiera ha adquirido una dimensión
que ya no tiene ninguna relación con la economía "real".
Se estima en más de 28 billones de dólares el conjunto
de las diferentes actividades financieras internacionales
(más de 12 billones en acciones y obligaciones, más de
8 billones en stocks de préstamos bancarios y 7 billones
en IDE: inversiones directas en el extranjero)... Una
multitud de actores privados y públicos, nacionales e
internacionales, lícitos e ilícitos actúan en estos mercados
financieros mundiales (bancos centrales, instituciones
financieras internacionales, bancos, fondos de inversión,
fondos de pensiones, compañías de seguros, sociedades de
capital riesgo, mafias, etc.) El conjunto de las actividades
económicas en el mundo depende de las interacciones
entre estos actores. Desequilibrios monetarios y de pagos o
perturbaciones de los mercados son riesgos que pesan sobre
la estabilidad macro-económica mundial, es decir, sobre el
conjunto de las sociedades y de los individuos"'

Según Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique,


el mundo de las finanzas reúne "las cuatro cualidades que
hacen de él un modelo perfectamente adaptado al nuevo
orden tecnológico: es inmaterial, inmediato, permanente y
planetario... Se intercambian instantáneamente, día y noche,
datos de un extremo al otro de la Tierra. Las principales
bolsas están vinculadas entre sí y funcionan en bucle. Sin
interrupción'.

d) La ideología neoliberal

"El neoliberalismo es una corriente de pensamiento y


una práctica política que da prioridad a las soluciones de

AAVV: "Atlas de la globalización'. PUV, Valencia 2008. p. 66

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


333

mercado para todos los problemas económicos y sociales de


nuestro mundo. Es un discurso y un programa de acción que
difunden e imponen economistas y políticos para dar a los
mecanismos de mercado más importancia, más libertad y
más fuerza en nuestra sociedad a expensas de la intervención
de las autoridades y de la sociedad civil en el funcionamiento
de la economía y en los sistemas de protección social. El
profesor del Colegio de Francia Pierre Bordieu lo definía
del siguiente modo: "Un programa de destrucción de las
estructuras colectivas capaces de obstaculizar la lógica del
mercado (mico'''.

La revolución política neoliberal se concretó y tuvo


sus máximos exponentes en Inglaterra con Margaret
Tahtcher (1978) y en los Estados Unidos con Ronald
Reagan (1980). Los organismos financieros y comerciales
mundiales se encargarán de imponerla posteriormente a los
países pobres a través de las famosas políticas de "ajuste
estructural". A mediados de los años ochenta el triunfo del
neoliberalismo como teoría y como práctica era casi total.
Estaba influenciando a los gobiernos social-demócratas
(Mitterand, Felipe González) y democristianos (Helmuth
Kohl, Andreotti) y también al laborismo inglés triunfante
de la revolución thatheriana con su propuesta de la "tercera
vía",

1.3. LA ACTUAL GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL: CARACTERÍSTICAS Y


CONSECUENCIAS

Estos fenómenos han incidido tanto en la vida de las


personas y de las sociedades que han originado una nueva manera
de estar y de pensar el mundo. Si es cierto que la tendencia hacia la

2
Luis de Sebastián: "Neol iberal ismo. en "Diez palabras claves sobre globalización".
Verbo Divino, Pamplona 2002, p. 53 .

Los problemas sociales nos interpelan


334

mundialización es tan vieja como el mundo podemos hablar de una


etapa cualitativamente diferente a partir de los cambios operados en
el mundo en los últimos 30 años que liemos señalado anteriormente.
Eso explica que la palabra "globalización" sea tan reciente y que
en el diccionario de la Real Academia Española ni siquiera figuró
hasta su 22 edición del año 2001. "Desde el comienzo de la década
de 1980, los economistas empiezan a hacer uso de la palabra
globalización, que llega a ser central en todas las Ciencias Sociales
después del final de la guerra fría. La Ciencia Política analiza el
"final de los territorios" (Bertrand Badie), los sociólogos trabajan
sobre las "ciudades mundiales" (Saskia Sassen), "la sociedad red"
(Manuel Castell), "la economía de archipiélago" (Pierre Veltz);
los antropólogos sobre los "no-lugares" (Marc Auge) o también
sobre la emergencia de identidades individuales y colectivas en
las transformaciones del espacio urbano (Michel Agier)... La
aceleración de los procesos de globalización económica, financiera
e informacional, especialmente con el desarrollo de Internet,
hace creer en una eliminación de las distancias, una negación del
espacio, como si todos los lugares tuvieran el mismo valor. Por muy
profundas y rápidas que sean estas transformaciones y la explosión
de flujos, en parte indiferentes a los territorios de los Estados, estas
no hacen desaparecer la dimensión espacial de los fenómenos
sociales. La nueva interrelación de sociedades y territorios, cada
vez más rápida e imbricada, transforma las divisiones que parecían
adquiridas y obliga a pensar en otras formas de espacialidad. La
globalización no homogeniza los territorios, los discrimina más que
nunca, en un espacio económico mundial, en archipiélagos, y cuenta
con numerosos excluidos y lugares de exclusión"'

Está globalización está teniendo unos impactos muy


específicos en las diferentes áreas de la vida social. Configura una
manera de entender y de actuar sobre el mundo muy particular que
conviene analizar en sus aristas más relevantes.

3 ,`Atlas de la Globalización-, o.c., p. 9.

Pedro Velase° Rodríguez, 0.P


1

335

1.3.1. Impactos de la globalización en la economía

La economía globalizada es:

a) Una economía en la que el sistema de producción y de


distribución opera a escala mundial. Sus agentes principales
son las empresas trasnacionales que no se identifican con
un territorio o estado particular, su forma de operar ya no
requiere un lugar localizado sino que puede hacerlo desde
diferentes lugares de acuerdo a los beneficios que de ello se
deriven.

b) Es una economía regida por las leyes del mercado, donde


este impone sus normas, por encima de los intereses
nacionales o de grupos o sectores humanos. Al ser las grandes
empresas trasnacionales y el mercado lo que determina en
gran medida la vida económica de la humanidad ésta no está
sujeta a valores, a normas jurídicas, a intereses legítimos de
los pueblo y de las naciones.

c) Produce una economía selectiva y discriminatoria.


Afirma, como si fuera un dogma, que es necesaria una
liberalización de todo y que alcance a todos los mercados
pero en la práctica este principio luego se aplica de forma
discriminatoria, de acuerdo a los gobiernos más poderosos
y a otras instancias que gozan de un poder equivalente.
Los países más industrializados exigen al Tercer Mundo
facilidades para introducir allí sus productos, pero se resisten
a abrir los propios mercados a los productos agrícolas y
textiles. Mucho más grave es el problema migratorio. Los
capitales, las finanzas, las mercancías pueden moverse con
toda libertad buscando la mayor rentabilidad mientras que
las personas encuentran dificultades y barreras enormes
para moverse con la misma libertad. Joaquín Estefanía
habla, en este sentido de la actual globalización como
una globalización mutilada ya que "se compone de los
siguientes módulos: 1) libertad absoluta de los movimientos
de capitales, 2) libertad relativa de los movimientos de

Los problemas sociales nos interpelan


336

mercancías y servicios, con las limitaciones que establecen


los países ricos para que no entren en ellos —sin aranceles y
barreras- los productos competitivos de las zonas pobres del
planeta, 3) limitaciones crecientes al libre movimiento de
personas, que se multiplican con las migraciones masivas
del Tercer y Segundo mundo al Primero"4 .

d) Es una economía que produce desigualdades. "La


globalización tiene ganadores y perdedores. Con la
ampliación del comercio y la inversión extranjera, los
países en desarrollo han visto profundizarse las diferencias
entre ellos. Entre tanto, en los países industrializados el
desempleo ha subido a niveles que no se veían desde los
años treinta, y la desigualdad del ingreso, a niveles que no se
conocían desde el siglo pasado" (Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo. Informe sobre desarrollo humano
1997. Desarrollo humano para erradicar la pobreza, Nueva
York — Madrid 1997, 92). "En mayo de 2001 se celebró en
Bruselas la III Conferencia de las Naciones Unidas sobre
los Paises Menos Avanzados (PMA). Los datos aportados
en esa conferencia fueron brutales: en 1971, los PMA
eran 25; en ese momento eran 49, de los cuales 34 eran
africanos. Mientras la renta per capita media de los paises
industrializados se situaba alrededor de los 25.000 dólares,
ninguno de los 49 PMA alcanzaba los 900 dólares, y cuatro
de ellos (Sierra Leona, Etiopía, República democrática del
Congo y Burundi) apenas llegaban a los 150 dólares. Los
PMA reciben tan sólo el 0'5% de las inversiones directas
mundiales. Kofi Annan, secretario general de la ONU,
declaró entonces que "630 millones de personas —el 10%
de la población mundial- quieren entrar en el mercado
global como productores y consumidores". Ello significa
que mientras una porción de la población mundial pretende
entrar, a través de la globalización, en la sociedad de la
información y la nueva economía, otra no ha llegado aún a
la revolución industrial"5.
4
Joaquin Estefanía: "Diez palabras claves sobre globalización oc. p. 32.

Joaquin Estefania, o.c., p. 33.

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


1

337

1 3 2. Impactos de la globalización en la política


a) El Estado-nación ha dejado de tener el monopolio de la
acción pública. Una de las características de nuestro mundo
global izado es la aparición y actuación en el mismo de actores
transnacionales, actores que ejercen un poder evidente por
encima de las fronteras y de las soberanías nacionales. Estos
actores: empresas-mundo, ONG, medios de comunicación
mundiales, la sociedad civil organizada en redes mundiales,
organismos políticos internacionales como las Niciones
Unidas, la Comunidad Europea, el MERCOSUR, actores
financieros internacionales como el FMI, la OMC, etc, son
actores que hoy marcan el rumbo político de las naciones y
del mundo con tanta fuerza o más que los poderes soberanos
de cada Estado. Todavía los Estados nacionales conservan
un papel muy importante y es posible que lo continúen
haciendo en el futuro, pero ese papel ya no será exclusivo
y se tendrá que compartir cada vez mas con otros tipos de
modelos políticos.
b) El modelo neoliberal que ha liderado el proceso de
globalización ha significado el debilitamiento, y a veces
el fin, del Estado moderno concebido en el siglo XIX,
y desarrollado durante el siglo pasado como Estado de
bienestar. Esta orientación ha originado enormes tensiones
en el interior de los Estados: hacia abajo, con las tendencias
hacia la devolución del poder a las regiones y los entes
locales; en sentido horizontal, mediante los procesos de
privatización, liberalización y flexibilización de la gestión de
los servicios públicos: hacia arriba, transfiriendo soberanía
—o al menos compartiéndola- a escala supranacional.
c) Concentración del poder y marginación creciente de
Africa, América Latina y otras zonas del mundo. En este
mundo globalizado los Estados Unidos ejercen un poder
e influencia sobre todo el mundo como antes nunca se
había conocido. Su inmenso poderío militar, su primacía
económica, su potencial tecnológico, así como su poder
cultural y mediático le permiten esta hegemonía. De un

Los problemas sociales nos interpelan


, 338

modelo bipolar a escala mundial, representado en el muro


de Berlín (Capitalismo/comunismo, Estados Unidos/Unión
Soviética) liemos pasado a un modelo unipolar. Parece
contradictorio que mientras más se globaliza el mundo más
se concentra el poder en una sola mano.
d) La regionalización del mundo.

1.3.3. Impacto de la globalización en la cultura


Nuestro inundo asiste a un intercambio cultural como nunca
se había dado, pero este intercambio está produciendo el fenómeno
de la homogeneización cultural, es decir, la aparición de una cultura
global que se impone por encima de las culturas particulares y
autóctonas, aunque estas luchen, a veces denodadamente, contra
esta invasión cultural.
Esta cultura global se difunde gracias a tres factores
principalmente: a) Los medios de comunicación de masas: TV, radio,
cine, prensa, internet; a través de estos medios todos los habitantes
del planeta podemos decir que están asomados permanentemente
a la misma ventana y están presenciando y asimilando los mismos
mensajes, valores y noticias. b) La técnica que impone una misma
manera de proceder en cada vez más ámbitos de la vida humana
a todas las personas sean de la nación o sociedad que sea. c) la
movilidad humana, fenómeno de caracteristicas cada vez más
relevante y determinante; el turismo, los viajes en general y,
sobre todo, los masivos movimientos migratorios que se dan en la
actualidad.

Esta cultura global es una cultura marcadamente occidental,


especialmente norteamericana y se caracteriza por la centralidad
que en ella tienen los valores económicos, especialmente los de la
competitividad y del consumo.
Por todo lo anterior uno de los grandes temas que plantea
la globalización actual en el plano de la cultura es el de la relación
de lo global con lo local, el tema de las identidades, su evolución,

Pedro Velasco Rodriguez, O.?


339

nuevas formas de emergencia y la posible hibridación de las mismas.


Es aventurado sacar conclusiones fáciles acerca de las identidades
y las culturas locales. Junto con la tendencia a la homogeneización
(¿norteamericanización?) de la cultura la diversidad también cunde
y se expande alimentada por el aumento de los contactos con lo
diferente y por la mayor cantidad de ingredientes que la abundancia
de información suministra. Si bien las identidades pueden ser
sigilosamente sometidas a un proceso de uniformización a través de
la oferta universal de los mismos productos y los mismos mensajes,
también se genera un movimiento contrario, una reacción afirmativa
de la identidad local, vinculada con la mayor exposición a nuevos
contactos. En las ciudades modernas coexisten las manifestaciones
locales con la «explosión de una arquitectura financiera, informática
y turística» cuya estética y funcionalidad se multiplica en edificios
semejantes a lo largo del planeta.

2. LA GLOBALIZACIÓN COMO HECHO Y LA


GLOBALIZACIÓN COMO IDEOLOGÍA

Muchas confusiones, enredos, malentendidos y falsas


percepciones sobre el tema que nos ocupa provienen, a mi parecer,
de no hacer una distinción que el sociólogo Ulrich Beck ha explicado
y desarrollado muy pertinentemente'.
Se proclama solemnemente que es inútil y fatuo oponerse
a la globalización porque es como pretender que no haya luz
al mediodía. La globalización está ahí, dicen, y no aceptarla es
de ilusos o irresponsables. Otros, y entre ellos hay pensadores,
dirigentes sociales y políticos "nada ilusos" se oponen frontalmente
a la globalización. El común de la gente, si no está muy interiorizada
con este fenómeno, al final no sabe a qué atenerse.
Ulrich Beck diferencia la globalidad que es un hecho
irrefutable e innegable, de la globalización que es el proceso

6 Ulrich Beck: ¿Que es la globalización?. Paidos, Buenos Aires, 1997, pp. 27-30

Los problemas sociales nos interpelan


, 340

histórico en el que se va desarrollando y cristalizando la globalidad


y, muy importante este aporte, del globalismo que es una manera
particular e ideológica de interpretar y concebir el proceso de
globalización y el hecho de la globalidad.
Voy a citar simplemente lo que dice al respecto:
a) Globalidad. "La globalidad significa lo siguiente: hace ya
bastante tiempo que vivimos en una sociedad mundial, de tal
manera que la tesis de los espacios cerrados es ficticia. No hay
ningún país ni grupo que pueda vivir al margen de los demás.
Es decir, que las distintas formas económicas, culturales y
políticas no dejan de entremezclarse y que las evidencias del
modelo occidental se deben justificar de nuevo. Así "sociedad
mundial" significa la totalidad de las relaciones sociales que
no están integradas en la política del Estado nacional ni están
determinadas a través de esta... En la expresión "sociedad
mundial", "mundial" significa según esto diferencia, pluralidad,
y "sociedad" significa estado de no-integración, de manera que
la sociedad mundial se puede comprender como una pluralidad
sin unidad. Esto presupone varias cosas muy diferenciadas, por
ejemplo, formas de producción transnacional y competencia
del mercado de trabajo, informes mundiales en los medios de
comunicación, formas de vida transnacionales, crisis y guerras
percibidas desde el punto de vista "global", la destrucción de la
naturaleza, etc".
b) Globalización. "La globalización significa los procesos
en virtud de los cuales los Estados nacionales soberanos se
entremezclan e imbrican mediante actores transnacionales y sus
respectivas probabilidades de poder, orientaciones, identidades
y entramados varios. Un diferenciador esencial entre la primera
y la segunda modernidad es la irreversibilidad de la globalidad
resultante. Lo cual quiere decir lo siguiente: existe una afinidad
entre las distintas lógicas de las globalizaciones ecológica,
cultural, económica, política y social que no son reducibles —
ni explicables- las unas a las otras, sino que, antes bien, deben
resolverse y entenderse a la vez en sí mismas y en mutua

Pedro Velasco Rodríguez, 0.P


341

interdependencia... Pero ¿qué es lo que torna irreversible la


globalidad?: He aquí ocho razones:
1. El ensanchamiento del campo geográfico y la creciente
densidad del intercambio internacional, así como el carácter
global de la red de mercados financieros y del poder cada
vez mayor de las multinacionales.
2. La revolución permanente en el terreno de la información y
las tecnologías de la comunicación.
3. La exigencia, universalmente aceptada, de respetar los
derechos humanos, también considerada (de boquilla) como
el principio de la democracia.
4. Las corrientes icónicas de las industrias globales de la
cultura.
5. La política mundial postinternacional y policéntrica: junto a
los gobiernos hay cada vez más actores transnacionales con
cada vez mayor poder (multinacionales, organizaciones no
gubernamentales, Naciones Unidas).
6. El problema de la pobreza global.
7. El problema de los daños y atentados ecológicos globales.
8. El problema de los conflictos transculturales en un lugar
concreto.
c) Globalismo. "Por globalismo entiendo la concepción según la
cual el mercado mundial desaloja o sustituye al quehacer
político, es decir, la ideología del dominio del mercado
mundial o la ideología del liberalismo. Esta procede de manera
monocausal y economicista y reduce la pluridimensionalidad de
la globalización a una sola dimensión, la económica, dimensión
que considera así mismo de manera lineal, y pone sobre el tapete
todas las demás dimensiones sólo para destacar el presunto
predominio del sistema de mercado mundial. Lógicamente, con
esto no queremos negar ni minimizar la gran importancia de la
globalización económica. El núcleo ideológico del globalismo
reside más bien en que da al traste con una distinción fundamental
dé la primera modernidad, a saber, la existente entre política y
economía. La tarea principal de la política, delimitar bien los

Los problemas sociales nos interpelan


342

marcos jurídicos, sociales y ecológicos dentro de los cuales


el quehacer económico es posible y legítimo socialmente, se
sustrae así a la vista o se enajena. El globalismo pretende que
un edificio tan complejo como Alemania —es decir, el Estado, la
sociedad la cultura, la política exterior- debe ser tratado como
una empresa"

Hablamos en el primer punto de la globalización (que desde


el s. XIV hasta últimos del XX era "mundialización) como hecho,
lo que U. Beck llama globalidad, y acerca de ella lo que nos cabe
es analizarla, comprenderla e interpretarla lo más adecuadamente
posible.
Hablamos también de los procesos a través de los cuales
se ha ido dando e intensificando en todos los países y regiones del
planeta ese fenómeno, según Beck de la globalización. En este
caso hemos de ejercer al máximo nuestro sentido crítico pues ya
sabemos que los procesos históricos y los hechos sociales no son la
misma cosa que los procesos físicos y los hechos naturales. Sobre
los segundos poco o nada podemos hacer y el espacio de nuestra
libertad para modificarlos es casi nulo; pero sobre los segundos
nuestra responsabilidad, libertad y capacidad creadora son enormes,
dependiendo de muchos factores, pero siempre significativos. La
realidad social la hacemos los hombres. La globalización la hacemos
(o nos la "hacen" o "imponen") los hombres. En estos momentos es
así, pero puede asumir otras formas.

Por último la globalización como ideología, el globalismo,


hay que considerarlo como tal, como una ideología y no como un
hecho. Y toda ideología sabemos que es un intento de abarcar con su
explicación toda la realidad y que pretende "convencer" porque dice
relación a la acción humana y a sus metas; también sabemos que una
ideología suele expresar el interés de grupos o sectores particulares
de la sociedad y que suele ser parcialista en la interpretación de
la sociedad pues tiende a privilegiar unos aspectos de la realidad
sobre otros. Hay ideologías útiles, provechosas, sugestivas, serias y
fundamentadas; pero también hay y ha habido ideologías nefastas,

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


343 .

deficientes, superficiales e inmorales (pensemos en la ideologia nazi).


Entonces hemos de situarnos ante la globalización como ideología
de manera eminentemente crítica, para aceptarla o rechazarla según
convenga o de acuerdo a unas razones y criterios lo mejor y más
fundamentados posibles.

3. LOS CRISTIANOS FRENTE A LA


GLOBALIZACIÓN
3.1. PALABRAS DE JUAN PABLO II SOBRE LA GLOBALIZACIÓN

"Una característica del mundo actual es la tendencia a la


globalización... Se trata de un proceso que se impone debido
a la mayor comunicación entre las diversas partes del mundo,
llevando prácticamente a la superación de las distancias, con
efectos evidentes en campos muy diversos.
Desde e I punto de v ista ético, puede tener una valorac ión positiva
o negativa. En realidad, hay una globalización económica que
trae consigo ciertas consecuencias positivas, como el fomento
de la eficiencia y el incremento de la producción y que, con
el desarrollo de las relaciones entre los diversos piases en
lo económico, puede fortalecer el proceso de unidad de los
pueblos y realizar mejor el servicio a la familia humana. Sin
embargo, si la globalización se rige por las meras leyes del
mercado aplicadas según las conveniencias de los poderosos,
lleva a consecuencias negativas. Tales son, por ejemplo, la
atribución de un valor absoluto a la economía, el desempleo,
la disminución y el deterioro de ciertos servicios públicos, la
destrucción del ambiente y de la naturaleza, el aumento de las
diferencias entre ricos y pobres, y la competencia injusta que
coloca a las naciones pobres en una situación de inferioridad
cada vez más acentuada. La Iglesia, aunque reconoce los
valores positivos que la globalización comporta, mira con
inquietud los aspectos negativos derivados de ella.

Los problemas sociales nos interpelan


344

¿Y qué decir de la globalización cultural producida por la


fuerza de los medios de comunicación social? Estos imponen
nuevas escalas de valores por doquier, a mentido arbitrarios
y en el fondo materialistas, frente a los cuales es muy dificil
mantener viva la adhesión a los valores del Evangelio" (EA
20). (También: CV, 42 y Aparecida 61-62)
El Papa nos señala, en primer lugar, que la globalización es
un fenómeno de nuestro tiempo, un hecho que se impone y, desde
ese punto de vista puede resultar éticamente positivo o negativo.
Luego se refiere a ladimensión económica de la globalización
y en ella destaca algunos aspectos positivos que pueden dar'ze y
muchos aspectos negativos.
Con respecto, por último, a la dimensión cultural de la
globalización adelanta un juicio más bien negativo. No aborda este
texto la globalización como ideología.
Vamos a seguir, a grandes rasgos, este esquema y a finalizar
indicando actitudes y compromisos de los cristianos en estos tiempos
de globalización.

3.2. BUSCAR LAS SEÑALES DEL REINO DE DIOS EN UN MUNDO GLOBALIZADO

Decíamos en las primeras páginas de este libro que Dios


se manifiesta en la vida. La globalización, en tanto que momento
histórico y realidad fáctica nos manifiesta y posibilita formas de
actuar y de servir que nos ayudan a caminar en la dirección de
los valores evangélicos y de las grandes aspiraciones cristianas.
Debemos los católicos ser hombres de esperanza y de actitudes
abiertas e impulsoras de lo nuevo en la medida que posibilite o
facilite el crecimiento en humanidad.

En este sentido encontramos en la globalización elementos


positivos que no sólo deben ser reconocidos y valorados, sino
también apoyados y promovidos. Algunos de ellos son:

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


345 ,

a) La creciente conciencia de universalidad que nos puede ayudar a


superar sectarismos, nacionalismos y fanatismos perniciosos y a
ampliar nuestros horizontes más allá de visiones excesivamente
provincianas. La "aldea planetaria" nos ofrece la pos'bilidad
de vivir los grandes acontecimientos del mundo con mayor
cercanía y creciente sensibilidad e interés.
b) El sueño y el empeño de toda persona cristiana por hacer
avanzar una sociedad con mayor justicia social, debe y puede
ser hoy día un sueño y un empeño llamados a realizarse en
clave globalizadora. La globalización, con todo su inmenso
potencial de nexos transnacionales, puede constituirse en un
eficaz instrumento para la promoción y defensa de los derechos
humanos, de la paz mundial, para la conservación de la naturaleza
y la lucha contra los grandes flagelos de nuestro tiempo como
son el hambre, las drogas, el analfabetismo, etc.
c) Frente al desprestigio creciente de los partidos políticos y el
anquilosamiento de los sindicatos, como instancias mediadoras
de participación ciudadana, están emergiendo a nivel mundial,
nuevos poderes cobijados bajo la expresión genérica de "sociedad
civil". El poder cívico se está constituyendo en un poder popular
real en muchos lugares y a veces con dimensiones mundiales.
En este sentido son cada día más numerosos los movimientos de
lucha por los derechos humanos, la defensa del medio ambiente,
contra el tráfico de armas, por la igualdad de género, etc.
d) Ante la caída del muro de Berlín (conciencia de la insuficiencia
de la planificación estatal) y de las crisis económicas que
han empobrecido aún más a los pueblos de nuestra América
Latina —de México, Brasil, Perú, Argentina- (conciencia de la
insuficiencia del mercado dejado a su suerte) la globalización
nos está indicando que hay que buscar un Estado que se
proponga y regule la distribución de los beneficios generados
en una sociedad.
e) "Pensar globalmente, actuar localmente". Los medios de
comunicación y de información nos permiten hoy día no
solamente pensar globalmente, sino además actuar a nivel

Los problemas sociales nos interpelan


346

mundial y global en muchos aspectos en que es necesario


hacerlo. Está a nuestro alcance, es posible, erigir instituciones
e instancias que regulen los procesos sociales a escala mundial
y que lo hagan con la máxima participación y con el objetivo
de buscar la mayor justicia posible. Las Naciones Unidas
y sus diferentes organismos son una semilla, aunque ya muy
insuficiente, de este ideal. Es necesario avanzar en esa línea
y otras semejantes. La globalización pone hoy día en nuestras
manos más medios que nunca para hacer realidad la idea tan
cristiana de la humanidad como una gran familia.

3.3. LA ACTUAL GLOBALIZACIÓN ECONÓMICA, INACEPTABLE PARA UNA


CONCIENCIA CRISTIANA.

Hay dogmas y resultados en la forma actual de implantar la


globalización económica que están en abierta contradicción con la
DSI. Veamos los más resaltantes.
a) La absolutización del mercado. El que fue Director del F.M.I,
Michel Camdessus decía: "Hemos pasado de un fundamentalismo
del Estado a un fundamentalismo del mercado". En el modelo
imperante de la economía globalizada todo se sacrifica en aras de
un irrestricto funcionamiento del mercado. Las desregulaciones
laborales, la libertad de movimiento de las mercancías, los ya
desgraciadamente clásicos ajustes estructurales de la economía,
los incentivos a la inversión son otros tantos mecanismos
en orden a que el mercado funcione. El mercado no puede
cuestionarse. "Primero el mercado y todo lo demás vendrá por
añadidura". Esa es la verdad sobre la que se asienta el sistema.
Las consecuencias no se consideran si no es en tanto pueden
poner en peligro la libertad del mercado. Para la Iglesia esto
es, sencillamente, inaceptable. Lo único absoluto y central
es la persona humana y el Estado tiene el deber de intervenir
siempre que esté en peligro la realización de la misma. Por
ello Puebla rechazaba una antropología que conduce a esa

Pedro Velasco Rodriguez, O.P.


347

visión de la realidad: "El liberalismo económico, de praxis


materialista, nos presenta una visión individualista del hombre.
Según ella, la dignidad de la persona consiste en la eficacia
económica y en la libertad individual. Encerrada en sí misma
y aferrada frecuentemente a un concepto religioso de salvación
individual, se ciega a las exigencias de la justicia social y se
coloca al servicio del imperialismo internacional del dinero, al
cual se asocian muchos gobiernos que olvidan sus obligaciones
en relación al bien común" (312). Trece anos más tarde los
Obispos de América Latina en Santo Domingo, refiriéndose a lo
expuesto por Juan Pablo 11 en la CA (n° 48) volvían a recordar:
"la necesidad de acciones concretas de los poderes públicos
para que la economía de mercado no se convierta en algo
absoluto a lo cual se sacrifique todo, acentuando la desigualdad
y la marginación de las grandes mayorías. No puede haber una
economía de mercado creativa y al mismo tiempo socialmente
justa, sin un sólido compromiso de toda la sociedad y sus
actores con la solidaridad a través de un marco jurídico que
asegure el valor de la persona, la honradez, el respeto a la vida
y la justicia distributiva, y la preocupación efectiva por los más
pobres" (195). Además el mercado tiene límites evidentes que es
necesario suplir ya que está en juego la vida y la dignidad de las
personas: "Da la impresión —dice Juan Pablo 11- de que, tanto
a nivel de Naciones, como de relaciones internacionales el libre
mercado sea el instrumento más eficaz para colocar los recursos
y responder eficazmente a las necesidades. Sin embargo, esto
vale solo para aquellas necesidades que son "solventables", con
poder adquisitivo, y para aquellos recursos que son "vendibles",
esto es, capaces de alcanzar un precio conveniente. Pero existen
numerosas necesidades humanas que no tienen salida en el
mercado... Por encima de la lógica de los intercambios... existe
algo que es debido al hombre porque es hombre, en virtud de su
eminente dignidad" (CA 34).
b) La agudización de las desigualdades sociales y de la exclusión
social. A este respecto las cifras que nos dicen como está el
desarrollo humano coinciden en que en estos últimos veinte años
de absoluta expansión e implantación del modelo económico

Los problemas sociales nos interpelan


348

neoliberal han crecido las desigualdades sociales, suponiendo


este aumento, juntamente con el enriquecimiento vertiginoso
de una minoría, el empobrecimiento mayor de grandes masas
humanas. Sobre esta realidad ya ofrecimos datos. Baste recordar
la firme doctrina de la Iglesia a este respecto con las palabras
del Concilio Vaticano II: "Existen desigualdades justas entre los
hombres, sin embargo, la igual dignidad de la persona exige que
se llegue a una situación social más humana y más justa. Resulta
escandaloso el hecho de las excesivas desigualdades económicas
y sociales que se dan entre los miembros y los pueblos de una
misma familia humana. Son contrarias a la justicia social, a la
equidad, a la dignidad de la persona humana y a la paz social e
internacional" (GS 29). ¿Puede aceptarse, hablando en cristiano,
un sistema que a los cuarenta años de haberse pronunciado esas
palabras ha aumentado la desigualdad, la concentración de
riqueza en pocas manos y la exclusión social?.
c) El aumento del desempleo. Cuando la técnica se utiliza masiva
e intensivamente y cuando el trabajo no es otra cosa (en los
hechos y más allá de las proclamas o intenciones humanistas)
que un factor de producción que hay que abaratar para aumentar
los beneficios del capital, es lógico que el trabajo humano se
vea disminuido. Y eso es lo que está sucediendo. Las políticas
-logradas en algunos casos- del pleno empleo, hace veinte años
que expiraron y dieron paso a una situación que algunos analistas
hasta se han atrevido a calificar como "el fin del trabajo'''. No
cabe duda de que el sistema de la economía globalizada produce
desempleo y precariedad en las condiciones laborales. Todos
los Gobiernos que han implementado el sistema hablan de
aumentar el empleo pero las estadísticas tercamente se encargan
de contradecirles. Para la Iglesia "el trabajo, en cuanto problema
del hombre, ocupa el centro mismo de la "cuestión social" (LE
2) y "la justicia de un sistema socio-económico y, en todo caso,
su justo funcionamiento deben, en definitiva, ser valorados
según el modo como se remunera justamente el trabajo humano
dentro de tal sistema... De aquí que precisamente el salario

7
leremy Rificin: "El fin del trabajo"Paidos, Buenos Aires, 1996.

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


349

justo se convierta, en todo caso, en la verificación auténtica


de la justicia de todo el sistema socio-económico y, de todos
modos, de su justo funcionamiento" (LE 19). Si el trabajo y su
justa remuneración son, para la Iglesia, los indicadores básicos
de un sistema justo, habrá que concluir que la globalización en
su vertiente económica actual es absolutamente injusta, ya que
produce desempleo e ingresos cada día más depreciados para la
inmensa mayoría de los trabajadores.

d) La constante acumulación de bienes en pocas manos contradice


el principio fundamental de la DSI del "Destino universal
de los bienes". "Los bienes y riquezas del mundo, por su
origen y naturaleza, según voluntad del Creador, son para servir
efectivamente a la utilidad y provecho de todos y cada uno de
los hombres y los pueblos. De ahí que a todos y a cada uno
les compete un derecho primario y fundamental, absolutamente
inviolable, de usar solidariamente esos bienes, en la medida de
lo necesario, para una realización digna de la persona humana.
Todos los demás derechos, también el de propiedad y libre
comercio, le están subordinados, Como nos enseña Juan Pablo
II: «Sobre toda propiedad privada grava una hipoteca social»
(Discurso inaugural III, 4. AAS LXXI, p. 200). La propiedad
compatible con aquel derecho primordial es más que nada un
poder de gestión y administración, que si bien no excluye el
dominio, no lo hace absoluto ni ilimitado. Debe ser fuente de
libertad para todos, jamás de dominación ni privilegios. Es un
deber grave y urgente hacerlo retornar a su finalidad primera
(Cfr. PP 28). (Puebla 492). La dirección de la economía actual
va justamente en sentido contrario, no hacia el destino universal
de los bienes, sino hacia el destino particular, en cada vez menos
manos de los bienes que nos pertenecen a todos.

e) La marginación de la política, el achicamiento del Estado


como principio y la exclusión de la participación ciudadana,
consecuencias de la globalización económica son elementos
que contradicen importantes principios y doctrinas clásicas
en el pensamiento social de la Iglesia. Ya Pablo VI decía que
era necesaria la intervención del Estado y de organismos

Los problemas sociales nos interpelan


350

internacionales en la regulación de los intercambios comerciales


y que se impone, si queremos que la economía sea humana, el
"paso de la economía a la política" (OA, 46). En el capítulo
VIII ya expusimos cual es el pensamiento de la Iglesia acerca
del papel que le cabe desempeñar al Estado en la sociedad y,
particularmente, en la actividad económica.

3.4. LA IDEOLOGÍA DE LA GLOBALIZACIÓN ANTE LOS IMPERATIVOS


ÉTICOS CRISTIANOS

La globalización que como hecho y realidad histórica es un


desafio para la creatividad del hombre contemporáneo y del cristiano
particularmente, en su vertiente ideológica es absolutamente
rechazable, como lo es en su implantación económica actual, por
estar en abierta contraposición con principios y valores que la ética
cristiana considera fundamentales. Vamos a detenernos solamente
en cuatro de ellos.

Centralidad de la persona

La Iglesia no rechaza la técnica, ni el progreso, ni la


expansión de las comunicaciones y de la información, ni tantos
avances científicos y tecnológicos propios de nuestro tiempo. Por
el contrario los estimula y alienta. Lo que la Iglesia rechaza es un
sistema, una ideología que hace del mercado, del individualismo y
del dinero los fines y criterios últimos. El único fin, lo que no puede
nunca convertirse en medio, lo que debe ocupar el lugar central del
pensamiento y quehacer económico es la persona humana, el hombre.
Por eso, en la medida que el capitalismo, tal como lo condenó Pío
XI y luego Pablo VI, continúe siendo la ideología dominante, y lo es
indudablemente en esta globalización económica, debe de continuar
siendo rechazado sin muchos paliativos. "Por desgracia, sobre estas

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


1

J5 I

nuevas condiciones de la sociedad ha sido construido un sistema que


considera el lucro corno motor esencial del progreso económico;
la concurrencia, corno ley suprema de la economía; la propiedad
privada de los medios de producción, como un derecho absoluto, sin
límites ni obligaciones sociales correspondientes. Este liberalismo
sin freno, que conduce a la dictadura, justamente fue denunciado por
Pío XI como generador del «imperialismo internacional del dinero».
No hay mejor manera de reprobar un tal abuso que recordando
solemnemente una vez más que la economía está al servicio del
hombre" (PP 26).

Principio de la solidaridad

La competencia es un elemento de la vida humana que


ayuda al desarrollo, a la creatividad, al sentido de la responsabilidad
y a la iniciativa personal. Nadie puede negar esto, pero de ahí a
convertir la competencia en el principal valor de la vida en sociedad
hay un abismo. La ideología de la globalización ha hecho eso y
ha pervertido al hombre y sus relaciones. Vale más el más fuerte,
el que más tiene, el más dotado, el triunfador. No se pregunta
a que precio muchas veces se consiguen esas cualidades. Vale
menos el enfermo, el anciano, el pobre. La fuerza principal en el
mejoramiento y progreso de la humanidad es la lucha por el primer
puesto y la competencia de unos frente a otros. Como toda ideología
es una verdad parcial convertida en explicación total. Necesitamos
competir, pero mucho más necesitamos amarnos, reconocernos
como iguales, ser solidarios unos de los otros. El valor primero en
la humanización de la sociedad, el principio que debe animar la
convivencia para que sea justa no es el de la competencia, sino el de la
solidaridad. Tenemos que oponernos tenazmente, con todas nuestras
fuerzas a una cultura, a una política, a una economía donde los más
fuertes ganan y los más débiles son humillados y abandonados en
la cuneta de la historia. Ese proyecto divide la humanidad, es cruel
y discriminatorio, lleva en si mismo los gérmenes del odio y de la
lucha más feroz de unos contra otros. No podemos permitir que la

Los problemas sociales nos interpelan


352

solidaridad sea un residuo cultural y moral que dependa de la buena


voluntad, de que haya grupos que voluntariamente la asuman o que
se ejercite sobre todo para calmar las protestas y la bronca de las
víctimas. No, la solidaridad tiene que ser un valor que esté en la
inspiración de los grandes proyectos, que en la orientación de la
política y de la economía esté presente desde el comienzo hasta el fin
con todas las consecuencias en medios humanos y financieros que
eso conlleva.

Opción por el pobre

La ideología de la globalización al explicar el progreso


de la humanidad en clave de crecimiento económico en un marco
de lucha y competencia donde los más fuertes son los seguros
vencedores, lo que hace es relegar a los pobres, a los más débiles, a
los que están en peores condiciones a un segundo término y, lo que
es más grave, a la muerte por enfermedad o hambre. Esta ideología
oculta y justifica el crecimiento de la pobreza y de la exclusión. Y
al proponer un progresivo debilitamiento del Estado en favor de las
fuerzas anónimas del mercado, le deja a un número cada vez mayor
de personas sin elementos e instituciones que les permita afianzarse
y tener fuerza para hacer valer sus derechos al interior de la sociedad.
En una palabra, esta globalización es una fábrica de pobreza. No es
solo cuestión de interpretación subjetiva, es una triste realidad sobre
la que hoy tenemos demasiadas pruebas. Para la Iglesia uno de sus
principios más fundamentales es la opción por el pobre. Decía un
Padre de la Iglesia: "La gloria de Dios es la vida de los pobres". Un
sistema que considere este problema como secundario, que en gran
medida sea la causa del sufrimiento y de la exclusión de los pobres,
que anteponga el bienestar material de unos pocos y la acumulación
de capital a la atención y cuidado de todas y cada una de las personas
que componen una sociedad, comenzando por las más desprotegidas
y débiles, es un sistema anticristiano por inhumano e injusto y, sobre
todo, porque está en las antípodas de la vida, los sentimientos y las
palabras de Cristo.

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


1

353 ,

Cristo, Alfa y Omega de la creación, no hay otro fin de la


historia

Cayó el muro de Berlín, venció el capitalismo. Terminó la


guerra fría y se confirma que la única vía hacia el desarrollo es la vía
del liberalismo económico en su versión actual. Lo importante ahora
no es soñar, no son las utopías, no son los ideales. Ya sabemos dónde
está la verdad, el triunfo, lo que sirve: "El fin de la Historia". Para
un cristiano esta propuesta no es más que un monumental disparate
que sin embargo está seduciendo a muchos. Nuestra fe nos indica
con claridad donde está el comienzo y donde el fin: solamente en
Cristo Jesús. Yen medio está el desierto, el lugar de la formación de
la comunidad humana, de la búsqueda de la justicia, de la apertura a
lo trascendente. Cuando el marxismo proclamó donde se encontraba
la clave última de la realización humana encontró en la Iglesia un
firme y tenaz opositor. Hoy día este materialismo práctico que nos
indica el individualismo, el mercado, el consumo, la técnica y la
competencia como las panaceas últimas de la vida también encuentra
en la Iglesia una instancia beligerante. Mientras no encontremos un
modelo de sociedad donde todos los hombres y mujeres puedan
ejercer en plenitud todos sus derechos, donde las diferentes culturas
y tradiciones puedan convivir pacífica y solidariamente, donde la
naturaleza y la vida en todas sus manifestaciones sea cuidada y
respetada, donde la justicia y la paz y no las armas sean la garantía
del futuro, los cristianos, (y los hombres y mujeres de buena
voluntad), pensaremos que hay mucho por hacer, que hay mucho
por cambiar y transformar, que la historia humana es todavía joven
y Cristo, en el horizonte, nos muestra el camino y nos propórciona
la luz para ir construyendo y buscando ese modelo. De lo que no nos
cabe duda es que la globalización neoliberal no responde ni de lejos
a esos interrogantes y a esos anhelos y que, por lo tanto, la búsqueda
continúa.

Los problemas sociales nos interpelan


, 354

4. TEXTOS PARA LA REFLEXIÓN

4.1. LAS AMBIGÜEDADES DE LA GLOBALIZACIÓN8

"Lo global designa, a la vez, lo que procede del globo


terrestre y lo que se ve con un sólo golpe de vista. Cuando se hace
abstracción de la particularidad de los elementos que componen el
todo mundial, la ecuación parece simple:

Mundialización + Homogeneización = Globalización

Simplicidad falaz, porque, al mirar más de cerca, la


globalización se parece a la vida según Paul Valéry: "Una incoherencia
que funciona, y un desorden que obra". La globalización, en efecto
presenta al análisis una incoherencia económica y un desorden
social. Sin embargo, se alimenta de la descomposición del tejido
económico y social mundial, lo mismo que se dice de una planta
se alimenta de la descomposición superficial del suelo. Gracias
a ello obra dando al traste con la cultura industrial que forjó las
solidaridades de no hace mucho, para reemplazarla por una cultura
financiera de lo inmediato. Situada en el contexto de la historia de
las civilizaciones, la globalización de hoy se presenta finalmente
como el último avatar de la urbanización".

4.2. PENSAMIENTOS DEL P. L. J. LEBRET

"El capitalismo se cree con todos los derechos, se los


arroga todos. La justicia sólo se hizo para favorecerle. Con el dinero
puede conseguirlo todo; él ha corrompido ya a tantos desgraciados
que no se han sublevado; engañado a tantos mezquinos que han
seguido alimentándole; impuesto tantas leyes favorables a sus
fines; corrompido tantas políticas... No imagina que se le pueda
resistir mucho tiempo. Cuando encuentra oposición por parté de

8 Etienne Perrot Las ambiguedades de la Globalización-. Concilium, 293, Nov.


200 1, p. 19-20.

Pedro Velasco Rodriguez, O.P.


355

los humildes, o del clero, llama a esto herejía, revolución, anarquía,


comunismo. Tiene tal conciencia de estar en posesión del orden, que
cree tener siempre a la Iglesia de su parte. Nada le impresiona tanto,
nada le enfurece tanto como si afirmas delante de él los derechos
del hombre. Pero esta afirmación no es suficiente. Hay que colocar
hombres en condiciones de resistirle, porque es malhechor'''.

4.3. Los CINCO NUDOS DE LA GLOBALIZACIÓN QUE HAY QUE DESHACER


El primer nudo es el de la retórica. Hoy día la auténtica
batalla es ideológica... Lo primero que hay que hacer es deslegitimar
la retórica dominante, sus palabras claves, sus símbolos... Hay
que denegarle toda legitimidad en cuanto a su pertinencia para
el presente y a su pretensión de imponerse para el futuro. Es
preciso afirmar con fuerza su incapacidad para crear una "buena"
sociedad. Concretamente, se trata de deslegitimar el principio de la
competitividad y afirmar que la prioridad no es la competitividad
sino la solidaridad. Es falso decir que la competitividad constituye
una baza para el crecimiento de la solidaridad y la cohesión social.
El segundo nudo que hay que deshacer es el orden del día.
¿Quien fija actualmente "el orden del día" de los problemas por
resolver, los retos por superar, las prioridades que deben llevarse
a la práctica y los medios que deben utilizarse? En todo caso, no
son los poderes públicos nacionales o internacionales. Y menos
aún los sindicatos. El verdadero artífice del "orden del día" es el
poder económico y financiero privado. El éxito a veces obtenido
por las campañas organizadas por la sociedad civil muestran que
ganar o reconquistar la capacidad de fijar el orden del día no es un
objetivo imposible. Para que los poderes públicos restablezcan la
prioridad de lo "político" y del bien común sobre lo "financiero",
lo "económico" y el bien privado, es necesario que recuperen esta
capacidad.

9
L.J. Lebret: "Principios para la acción". Edit. Popular Madrid, 1968, p. 28.

Los problemas sociales nos interpelan


356

El tercer nudo es quizás el más decisivo en lo que se refiere


al control de los medios, se trata del nudo del sistema financiero.
El objetivo clave a este respecto es el de devolver al ciudadano la
capacidad para ejercer, por medio de la política, su derecho de control
sobre el capital y los mercados financieros. Es preciso desalmar
al poder financiero. Con este fin se deben tomar con prioridad las
siguientes medidas:
deducción de una tasa de 0'5 por 100 de las transacciones
financieras. Esta medida fue propuesta en 1983 por Tobin,
premio Novel de economía. Tal impuesto permitiría crea.: un
Fondo Mundial de la Ciudadanía;

- eliminar los paraísos fiscales. Hay 37 paraísos fiscales en


el mundo. Su existencia constituye una forma de legalizar
la creciente criminalización de la economía (evasión fiscal,
especulación, tráfico de drogas, comercio ilícito de armas...);

poner fin al secreto bancario. El respeto del principio de la


libertad de propiedad y el derecho a la confidencialidad pueden
garantizarse sin mantener el secreto bancario;

- hacer pública y transparente la evaluación de los mercados


financieros,

habría que escoltar el conjunto de estas medidas con la creación


de un Consejo Mundial por la Seguridad Económica y Financiera,
cuya tarea principal sería definir las reglas de un nuevo sistema
financiero mundial (el Bretton Woods del siglo XXI).

El cuarto nudo incumbe a la ciencia, la tecnología y la


innovación tecnológica. Hay que modificar el papel que juegan hoy
la ciencia y la tecnología. Los científicos deben oponerse a que sus
actividades sean sometidas a los intereses económicos y financieros
de las empresas. Se deben redefinir también las finalidades y las
prioridades de la tecnología. Esta debe servir para satisfacer las
necesidades básicas de los 8.000 millones de seres humanos que
habitarán el planeta hacia el 2020.

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


357 ,

Pero deshacer este nudo no sólo depende de la tecnología


misma, sino de las opciones políticas de las clases dirigentes y, en
general, del sistema de valores que predomina en nuestras sociedades.
Esto nos lleva al quinto y último nudo, el nudo de las culturas.
La desconfianza creciente entre culturas y civilizaciones es una de
las características principales de la sociedad de este fin de siglo. A
medida que crece la desconfianza, los conflictos se van convirtiendo
en hechos cotidianos. Existe una visión del mundo especialmente
peligrosa. Nació y está creciendo en el seno del mundo cristiano
occidental —especialmente en Estados Unidos- y en el mundo
musulmán. Consiste en ver como antagónicas y llamadas a una casi
irreversible confrontación la cultura occidental y la musulmana....
Las iglesias cristianas se mantienen todavía demasiado tímidas en la
expresión de su oposición a semejante visión. Cualquier ambigüedad
o flaqueza conformista de su parte acarrearía graves consecuencias
y responsabilidades. Deberían obrar con mucha energía en favor del
desarrollo de un verdadero ecumenismo y un nuevo pacifismo"1 °

1° Riecardo Petrella: El bien común. Elogio de la solidaridad". Temas Debate, Ma-


drid, 1997, pp. 138- 144.

Los problemas sociales nos iLterpelan


1

359

CAPITULO XII
HACIA UNA NUEVA SOCIEDAD, OBJETIVO DEL
COMPROMISO CREYENTE

1. Ante los problemas sociales: acción, compromiso y


siempre, esperanza
2. Lugares del compromiso cristiano en el momento
actual de América
3. Opciones personales de los cristianos
4. "Todo lo hago nuevo" (Ap. 21, 5). Soñemos en un
mundo diferente y más humano

Los problemas sociales nos interpelan


361 „

Un objetivo de la DSI es el de inspirar acciones concretas


que contribuyan a la construcción de una sociedad más justa,
más humana, más de acuerdo a los valores del Reino de Dios
manifestados, sobre todo, en la persona y en las palabras de Jesús de
Nazaret.
Lo expresado por el Apóstol Santiago (Stgo. 2,15) cuando
cuestiona la vida de un cristiano que no refleja en obras de amor
y justicia su fe, puede aplicarse a la DSI si ésta se queda solo en
lindos mensajes, en solemnes proclamaciones y en propuestas
rimbombantes. ¿De qué sirve todo eso si al final no se concreta en
obras, en compromisos, en acciones liberadoras? De nada. Ya vimos
en el tema III que la DSI, se propone que los principios y criterios
que nacen de la revelación y de la experiencia creyente se traduzcan
en compromisos reales y efectivos. Por ello, vamos a terminar esta
introducción a la DSI señalando algunos criterios y espacios desde
los que concretar en obras esos principios y criterios.

1. ANTE LOS PROBLEMAS SOCIALES: ACCIÓN,


COMPROMISO Y SIEMPRE, ESPERANZA

Lúcidas y comprometidas palabras nos dejó Pablo VI en


la encíclica Octogésima Adveniens para celebrar los 80 años del
primer gran mensaje social de los Papas en la era moderna. A través
de ellas nos ofrece un sólido marco para el compromiso actual de los
cristianos.
a) Todos los cristianos, y de modo especial los laicos, tienen que
comprometerse en la transformación de la realidad social.
"Ciertamente, son muy diversas las situaciones en las cuales...
se encuentran comprometidos los cristianos... (OA 3)".
"Frente a situaciones tan diversas, nos es difícil pronunciar
una palabra única, como también proponer una solución con
valor universal. No es éste nuestro propósito ni tampoco
nuestra misión. Incumbe a las comunidades cristianas...
discernir, con la ayuda del Espíritu Santo, en comunión

Los problemas sociales nos interpelan


362

con los obispos responsables, en diálogo con los demás


hermanos cristianos y todos los hombres de buena voluntad,
las opciones y los compromisos que conviene asumir para
realizar las transformaciones sociales, políticas y económicas
que se considera de urgente necesidad en cada caso" (OA 4).
A las comunidades cristianas incumbe, es decir, es su
responsabilidad, el ocuparse de buscar y llevar a cabo las opciones y
compromisos que en cada época y lugar son necesarios. ¿En orden
a qué? A realizar las transformaciones que sean convenientes y
urgentes. ¿En qué campos? En el social, político y económico. Más
claro, imposible. Los problemas de nuestro tiempo, los sufrimientos
de nuestros semejantes, las estructuras injustas, la construcción de
una mejor sociedad son también incumbencia de los cristianos y de
las comunidades en que viven su fe.

b) No son suficientes las palabras, las denuncias ni responsabilizar


a terceros. Es necesaria la acción y el compromiso.
"Dirigimos nuevamente a todos los cristianos de manera
apremiante, un llamamiento a la acción... Los laicos deben
asumir como su tarea propia la renovación del orden tem-
poral...; pertenece a ellos, mediante sus iniciativas y sin
esperar pasivamente consignas y directrices, penetrar en el
espíritu cristiano la mentalidad y las costumbres, las leyes
y las estructuras de su comunidad de vida. Que cada cual
se examine para ver lo que ha hecho hasta aquí y lo que
debe hacer todavía. No basta recordar principios genera-
les, manifestar propósitos, condenar las injusticias graves,
proferir denuncias con cierta audacia profética; todo ello
no tendrá peso real si no va acompañado en cada hombre
por una toma de conciencia más viva de su propia respon-
sabilidad y de una acción efectiva. Resulta demasiado fácil
echar sobre los demás la responsabilidad de las presentes
injusticias, si al mismo tiempo no nos damos cuenta de
que todos somos también responsables, y que, por tanto,
la conversión personal es la primera exigencia" (OA 48).

Pedro Velasco Rodriguez, O.P.


363

e) El cristiano en su compromiso siempre debe ser un hombre de


esperanza
¿En qué se basa, frente a problemas a veces tan graves, la
confianza del cristiano? En "la fuerza y originalidad del Evangelio",
en la certeza de que "el Señor está obrando con nosotros en el
mundo", en "saber que también otros hombres colaboran en acciones
convergentes de justicia y de paz", en el dinamismo y luz que se
derivan de la Enseñanza social de la Iglesia. Todo ello supone la fe.
La confianza y esperanza del cristiano se sustentan, indudablemente,
en ella. Pero ¿qué es una vida religiosa sin fe? Y desde esa vivencia
y atalaya que es la fe nuestro compromiso debe ser firme, constante,
valiente y optimista "a pesar de todo".
"En este esfuerzo por promover tales transformaciones, los
cristianos deberán, en primer lugar, renovar su confianza en
la fuerza y en la originalidad de las exigencias evangélicas."
(OA 4).
"La esperanza del cristiano proviene, en primer lugar, de
saber que el Señor está obrando con nosotros en el mundo,
continuando en su Cuerpo, que es la Iglesia -y mediante ella
en la humanidad entera-, la redención consumada en la cruz,
y que ha estallado en victoria la mañana de la resurrección; le
viene, además, de saber que también otros hombres colaboran
en acciones convergentes de justicia y de paz., porque bajo
una aparente indiferencia existe en el corazón de todo hombre
una voluntad de vida fraterna y una sed de justicia y de paz
que es necesario satisfacer" (OA, 48).
"Frente a tantos nuevos interrogantes, la Iglesia hace un
esfuerzo de reflexión para responder, dentro de su propio
campo, a las esperanzas de los hombres. El que hoy los
problemas parezcan originales debido a su amplitud y
urgencia, ¿quiere decir que el hombre se halla impreparado
para resolverlos? La enseñanza social de la Iglesia acompaña
con todo su dinamismo a los hombres en esta búsqueda...."
(OA 42)

Los problemas sociales nos interpelan


, 364

2. LUGARES DEL COMPROMISO CRISTIANO EN


EL MOMENTO ACTUAL DE AMÉRICA

El 22 de enero de 1999 Juan Pablo II promulgaba la


Exhortación Apostólica "Eclesia in América" que recoge y se hace
eco del sínodo de Obispos de América celebrado en 1997.
El capítulo
quinto está consagrado a señalar "Caminos de Solidaridad". Esos
"caminos", que a continuación vamos a indicar brevemente, nos
están señalando con claridad los temas, lugares y espacios donde es
necesario y urgente que los católicos de América asumamos nuestras
responsabilidades y nos decidamos a ser "luz del mundo" y no meros
espectadores. ¿Que estamos haciendo sobre cada uno de ellos? ¿Qué
hace nuestra Iglesia? ¿Qué lugar ocupan en las preocupaciones,
enseñanzas y trabajos de nuestra Universidad?

a) La globalización: Corregir sus errores y apostar por una


cultura (le la solidaridad

"La Iglesia en América está llamada no sólo a promover una


mayor integración entre las naciones, contribuyendo de este modo
a crear una verdadera cultura globalizada de la solidaridad, sino
también a colaborar, con medios legítimos, en la reducción de los
efectos negativos de la globalización, como lo son el dominio de
los más fuertes sobre los más débiles, especialmente en el campo
económico, y la pérdida de los valores de las culturas locales en
favor de una mal entendida homogeneización" (55).

b) No resignarnos frente a las desigualdades sociales:


Constituyen un grave pecado

En el número 56, dedicado a los "pecados sociales que claman


al cielo" se señala como uno de los más graves "las desigualdades

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


365

entre los grupos sociales". Sabernos que ese es un problema general


del modelo económico hoy imperante. No podernos ser neutros ni
impasibles frente a él. La inequidad en la distribución de las riquezas
debe de ser rechazada sin contemplaciones por una conciencia
cristiana. Es patente en América y debemos preguntarnos que
estamos haciendo para oponernos a éste fenómeno y para proponer
caminos alternativos ya que su gravedad la pone de manifiesto el
mismo documento de la Iglesia al decirnos que "genera violencia,
rompe la paz y la armonía entre, las comunidades de una misma
nación, entre las naciones y entre las diversas partes del continente"
(56).

c) La ideología neoliberal: ni es "el fin de la historia" ni puede


ser aceptada

"En muchos piases americanos impera un sistema conocido


como "neoliberalismo"; este sistema, haciendo referencia a una
concepción economicista del hombre, considera las ganancias y
las leyes del mercado como parámetros absolutos en detrimento de
la dignidad y del respeto de las personas y de los pueblos. Dicho
sistema se ha convertido, a veces, en una justificación ideológica de
algunas actitudes y modos de obrar en el campo social y político,
que causan la marginación de los más débiles. De hecho, los pobres
son cada vez más numerosos, víctimas de determinadas políticas y
de estructuras frecuentemente injustas" (57).

d) Instaurar una efectiva y universal vigencia de los derechos


humanos

"En toda América la conciencia de la necesidad de respetar


los derechos humanos ha ido creciendo; sin embargo queda mucho
por hacer, si se consideran las violaciones de los derechos de las
personas y grupos sociales que aún se dan en el Continente" (57).

Los problemas sociales nos interpelan


366

¿Para cuantos ciudadanos del Paraguay y de nuestra América Latina


los derechos al trabajo, a la vivienda, a la salud, a la educación, a
la seguridad en caso de vejez o enfermedad no son otra cosa que
papel y verborrea vana y ofensiva para quienes se mueren a diario
a causa de su sistemática e insistente negación? "Todo atropello a
la dignidad del hombre es un atropello al mismo Dios, de quien es
imagen. Esta dignidad es común a todos los hombres sin excepción,
ya que todos han sido creados a imagen de Dios" (57), En estos
tiempos de idolátrica aceptación del mercado donde el hombre y
su trabajo no son, en los hechos, más que mercancías un campo
privilegiado del compromiso cristiano es contribuir a poner en
primer lugar al hombre y sus derechos, antes que cualquier otra
consideración, empezando por los hombres y los derechos de los
más pobres e indefensos.

e) La gran batalla que hay que emprender es contra de la


pobreza y marginación.

"La Iglesia en América debe encarnar en sus iniciativas


pastorales la solidaridad de la Iglesia universal hacia los pobres y
los marginados de todo género. Su actitud debe incluir, la asistencia,
promoción, liberación y aceptación fraterna. La Iglesia pretende que
no haya en absoluto marginados" (58). ¿Cuántos marginados existen
en Paraguay entre los campesinos, los indígenas, los habitantes de
los barrios periféricos de nuestras ciudades? Este puede y debe ser
un campo importante de compromiso social y en especial de los
profesionales, políticos, intelectuales y universitarios cristianos.

Una situación insostenible: la deuda externa

"Los cristianos deberán hacerse voz de todos los pobres


del mundo, proponiendo... una notable reducción, sino una total
condonación de la deuda internacional que grava sobre el destino de

Pedro Velasco Rodríguez. O.P.


367

muchas naciones" (59). En el mismo sentido se había pronunciado


Santo Domingo: "El problema de la deuda externa no es sólo,
ni principalmente, económico, sino humano, porque lleva a un
empobrecimiento cada vez mayor e impide el desarrollo y retarda
la promoción de los más pobres. Nos preguntamos por su validez
cuando por su pago peligra seriamente la sobrevivencia de los
pueblos, cuando la misma población no ha sido consultada antes de
contraer la deuda, y cuando ésta ha sido usada para fines no siempre
lícitos" (197).

g) Un gran desafío y una impostergable necesidad: combatir la


corrupción

"En América el fenómeno de la corrupción está ampliamente


extendido. La Iglesia puede contribuir eficazmente a erradicar este
mal de la sociedad civil con una mayor presencia de cristianos
laicos cualificados que, por su origen familiar, escolar, parroquial,
promuevan la práctica de valores como la verdad, la honradez,
la laboriosidad y el servicio del bien común" (60). ¿Qué estamos
haciendo en Paraguay los cristianos para erradicar la corrupción de
nuestras instituciones políticas y de la sociedad en general?

h) El problema de las drogas

"Es necesario que los Obispos, como pastores del pueblo


de Dios, denuncien con valentía y con fuerza el hedonismo, el
materialismo y los estilos de vida que llevan fácilmente a la droga...
Se ha de alentar también la acción de quienes se esfuerzan de sacar
de la droga a quienes la usan, dedicando una atención pastoral
especial a las víctimas. Tiene una importancia fundamental ofrecer
el verdadero "sentido de la vida" a las nuevas generaciones que, por
carencia del mismo, acaban por caer frecuentemente en la espiral de
los estupefacientes" (61)

Los problemas sociales nos interpelan


368

i) El armamentismo

"Un factor que paraliza gravemente el progreso de no pocas


naciones de 'América es la carrera de armamentos. Desde las Iglesias
particulares de América debe alzarse una voz profética que denuncie
tanto el armamentismo como el escandaloso comercio de armas de
guerra, el cual emplea sumas ingentes de dinero que deberían, en
cambio, destinarse a combatir la miseria y a promover el desarrollo"
(62).

j) Defensa irrestricta de la vida: no a una cultura de la muerte

'`Hoy en América, como en otras partes del mundo, parece


perfilarse un modelo de sociedad en la que dominan los poderosos,
marginando e incluso eliminando a los débiles. Pienso en los niños
no nacidos, víctimas indefensas del aborto; en los ancianos y
enfermos incurables y en tantos otros seres humanos marginados por
el consumismo y el materialismo ... Semejante modelo de sociedad
se caracteriza por la cultura de la muerte y, por tanto, en contraste
con el mensaje evangélico" (63).

10 ¿Dónde está tu hermano? (Gn. 4,9). ¿Qué hacemos por


nuestros hermanos indígenas)

"Si la Iglesia en América, fiel al Evangelio de Cristo,


desea recorrer el camino de la solidaridad, debe dedicar tina
especial atención a aquellas etnias que todavía hoy son objeto de
discriminaciones injustas. En efecto, hay que erradicar todo intento
de marginación contra las poblaciones indígenas. Ello implica, en
primer lugar, que se deben respetar sus tierras y los pactos contraídos
con ellos; igualmente, hay que atender sus legítimas necesidades
sociales, sanitarias y culturales. Habrá que recordar la necesidad de

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


369

reconciliación entre los pueblos indígenas y la sociedad en las que


viven" (64).

3. OPCIONES PERSONALES DE LOS CRISTIANOS'

¿Cómo concretar a nivel personal mi compromiso en favor


de la justicia?. Si hasta los que no tienen fe se sienten interpelados
ante la miseria injusta de buena parte del mundo ¿cómo respondemos
los cristianos ante esas situaciones?. Ofrecernos a continuación
algunos criterios para concretar las orientaciones de la DSI.
• ¿Dónde comprometerse? Hay que empezar examinando los
cuatro escenarios en los que discurre toda vida creyente:
- Familia y amigos: círculo restringido e intenso;
- trabajo: círculo más amplio en el que empleamos muchas
horas y podemos vivir las actitudes cristianas;
- "lo público" (asociaciones, partidos, sindicatos, municipios,
gobernaciones, Estado, MERCOSUR, América, ONU y
Organizaciones internacionales, etc.);
la Iglesia (grupo, movimiento, comunidad, parroquia, etc.).
No es difícil saber lo que falla en cada escenario: es lo
que nos hiere y lo que criticamos: falta de solidaridad, honradez,
comunicación, etc. Según las necesidades y mis cualidades y
generosidad puedo determinar en qué ámbito o ámbitos debo actuar.
• Las formas de actuar. Ciertamente no es coherente con la fe
no actuar ante la injusticia del mundo. Al menos una de las que
ahora se indican u otra parece obligatoria moralmente:
- La asistencia social: ayudas personales y organizadas a los
necesitados.

AA.VV.: Una voz para nuestra época". Universidad de Comillas, Madrid, 2.000,
p. 620.

Los problemas sociales nos interpelan


370

La promoción: vale más enseñar a pescar que regalar un pez.


- La presencia: cuando no es posible otra ayuda.
La colaboración al cambio de estructuras:
personal (en mi ambiente)
agrupada (en el mundo laboral y político)
• La razón fundamental está en las palabras y estilo de Jesús:
"Tuve hambre y me dieron (o no me dieron) de comer..." "Lo
que hicieron (o no hicieron) con uno de estos lo hicieron (o no
hicieron) conmigo".
• Algunas cuestiones concretas:
¿Cuánto?. "La caridad bien entendida ¿empieza por uno
mismo?" la medida son las necesidades de los otros, no lo
que me sobra. Desde ahora puedo determinar el tanto por
ciento del dinero (o del tiempo) de que dispongo que dedico
a mí y que dedico a los demás. Y donde pongo mi tiempo y
mi dinero me indica donde están mis intereses reales.
¿Cuándo? De forma estable, como todo lo importante en
la vida.
¿Cómo? Personalmente y/o por medio de organizaciones
fiables.
- ¿A quién?La parábola del samaritano responde a la pregunta
¿Quien es mi prójimo? Nos hace ver que es prójimo no sólo
el que está cerca de mí por sangre, amistad, ideas, aficiones,
raza o clase social. Es prójimo todo el que me necesita y
puedo ayudarle, aunque sea con esfuerzo. Me toca a mí
"hacerme próximo" a él.

Pedro Velasco Rodriguez, O.P.


371

4. "TODO LO HAGO NUEVO" (AP. 21, 5). SOÑEMOS


EN UN MUNDO DIFERENTE Y MAS HUMANO

Al finalizar el capítulo la figura de Moisés nos puede


acompañar. Dios le eligió para liberar a su pueblo. Durante cuarenta
años le condujo por el desierto en medio de múltiples dificultades.
Murió sin ver la tierra prometida, pero sin dejar de confiar en que
valía la pena su trabajo porque estaba comprometido en él el poder
de Dios. Por la fe "perseveró como si viera lo invisible" (Heb. 11,
27).
Hoy, como siempre, los cristianos tenernos que ser capaces
de acompañar a la humanidad hasta su total liberación. Habrá
dificultades, no veremos muchas veces los resultados de nuestros
esfuerzos, pero a pesar de ello nunca dudaremos y no dejaremos que
nos abandone la fortaleza.
Con la fe, don gratuito de Dios, y con los pies bien puestos
en este Paraguay donde vivimos tenemos derecho a soñar:
• Que algún día habrá políticos que antepongan el bien de su
pueblo a los beneficios y al enriquecimiento personal.
• Que el trabajo y el hombre dejarán de ser una mercancía y serán
tratados con el respeto y la dignidad que le son debidos.
• Que los indígenas serán nuestros hermanos mayores, respetados
en sus tierras, en sus culturas y en sus derechos.
• Que ya no veremos en nuestras calles niños trabajando, ni
pidiendo limosna, ni lustrando zapatos, ni habrá en Paraguay
niños y niñas prostituidos. Que todos los niños de nuestra patria
estarán en la escuela, tendrán lugares para jugar, para crecer en
amor y en valores en medio de su gente
• Que la tierra estará repartida y tratada de tal forma que no
produzca campesinos pobres sometidos a constantes éxodos
para sobrevivir.
• Que en las condiciones de vida del medio rural no habrá tantas
diferencias injustas con relación al medio urbano.

Los problemas sociales nos interpelan


372

• Que el trabajo, la salud y la educación serán en Paraguay


derechos a los que todos sin excepción tendremos acceso.
• Que los jueces harán justicia y los grandes contrabandistas,
los evasores de impuestos, los ladrones de guante blanco,
los corruptos de turno estarán en la cárcel y se les obligará a
devolver lo que han robado.
• Que las privatizaciones, la propiedad privada, el mercado, el
crecimiento económico, la técnica y el progreso no serán tratados
como fines, sino que serán usados como medios y siempre al
servicio de todas las personas.
• Que la política dejará de ser una compra de conciencias y de
personas para acceder al poder, y se transformará en el ejercicio
de la libertad para apoyar las mejores causas o para servir
responsablemente desde la función pública.
• Que no habrá diferencias económicas y culturales abismales
como en el presente, sino igualdad fundamental en la pluralidad
y en diversidad.
• Que globalizaremos la solidaridad, el respeto y la tolerancia, el
cuidado de la naturaleza, la igualdad de género y el respeto a los
más débiles.
• Que los pobres serán tratados como personas, como sujetos, con
respeto y dignidad y no como objetos de beneficencia o como
peligrosos y delincuentes.

Y todos estos sueños intentaremos realizarlos a través de


proyectos, acciones y compromisos concretos, con todos los demás
cristianos, con todas las personas de buena voluntad, no temiendo a
ensuciarnos las manos, a equivocarnos ni a ser criticados.

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


373

5. TEXTOS PARA LA REFLEXIÓN

5.1. LA DSI ES, ANTE TODO, UN ESTÍMULO PARA LA ACCIÓN (JUAN


PABLO II)

"Para la Iglesia el mensaje social del Evangelio no


debe considerarse como una teoría, sino, por encima de todo, un
fundamento y un estímulo para la acción. Impulsados por este
mensaje, algunos de los primeros cristianos distribuían sus bienes
a los pobres, dando testimonio de que, no obstante las diversas
proveniencias sociales, era posible una convivencia pacífica y
solidaria. Con la fuerza del Evangelio, en el curso de los siglos, los
monjes cultivaron las tierras, los religioso y las religiosas fundaron
hospitales y asilos para los pobres, las cofradías, así como hombres
y mujeres de todas las clases sociales, se comprometieron en favor
de los necesitados y marginados, convencidos de que las palabras de
Cristo: «Cuantas veces hagáis estas cosas a uno de mis hermanos más
pequeños, lo habéis hecho a mí» (Mt 25, 40) esto no debe quedarse
en mi piadoso deseo, sino convertirse en compromiso concreto de
vida.
Hoy más que nunca la Iglesia es consciente de que su mensaje
social se hará creíble por el testimonio de las obras, antes que por
su coherencia y lógica interna. De esta consciencia deriva también
su opción preferencial por los pobres, la cual nunca es exclusiva ni
discriminatoria de otros grupos. Se trata, en efecto, de una opción
que no vale solamente para la pobrezas materiales, pues es sabido
que, especialmente en la sociedad moderna, se hallan muchas formas
de pobreza no solo económicas, sino también cultural y religiosa. El
amor de la Iglesia por los pobres, que es determinante y pertenece
a su constante tradición, la impulsa a dirigirse al mundo en el cual,
no obstante el progreso técnico-económico, la pobreza amenaza
con alcanzar formas gigantescas. En los Países occidentales existe
la pobreza múltiple de los grupos marginados de los ancianos y

Los problemas sociales nos interpelan


, 374

enfermos, de las víctimas del consumismo y, más aún, la de tantos


prófugos y emigrados; en los Países en vía de desarrollo se perfilan
en el horizonte crisis dramáticas si no se toman a tiempo medidas
coordinadoras internacionalmente" (CA 57).

5.2. MANIFIESTO DEL FORO MUNDIAL DE LAS ALTERNATIVAS. PORTO


ALEGRE 20012

Es tiempo de revertir el curso de la historia. El destino de


la humanidad se halla en juego. Los progresos científicos y los
adelantos técnicos, joyas del saber, sirven a los intereses de una
minoría, en vez de contribuir al bienestar de todos .El uso que se hace
de la ciencia y la técnica aplasta, margina y excluye a numerosos
seres humanos por todo el mundo y deteriora el medio ambiente.
El acceso a los recursos naturales, a los del Sur en particular, sigue
bajo el control de los centros y se convierte en objeto de pugnas
políticas y en amenazas de guerra. Es tiempo de revertir el curso de
la historia.
Es tiempo de poner la economía al servicio de los pueblos.
Hoy la economía no suministra bienes y servicios sino a
una minoría... Con la creencia en la virtud autorreguladora
del mercado se fortalece el poder económico de los ricos y
aumenta el número de pobres.
Es tiempo de derribar el muro entre el Norte y el Sur.
Los monopolios del saber, de la investigación científica,
de la producción de punta, del crédito, de la información,
garantizados por instancias internacionales, crean una
polarización que crece día a día en el mundo y en el interior
de cada país.
Es tiempo de encarar la crisis de civilización. Los objetivos
limitados del individualismo, el universo cerrado del
consumismo, la invasión del productivismo y, para otros,

2 F. Houtart y F. Polet: "El otro Davoc, Edit. Popular, Madrid 2001, pp. 191-197.

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


375 .

la búsqueda obsesiva de la simple supervivencia cotidiana,


ocultan los grandes objetivos de la Humanidad: el derecho
a la vida, la liberación de la opresión y la explotación, la
igualdad de oportunidades, la justicia social, la paz, la
espiritualidad, la fraternidad.
- Es tiempo de rechazar el poder del dinero. La concentración
del poder económico en manos de empresas transnacionales
atenta contra la soberanía de los Estados y es una amenaza
para la democracia...
- Es tiempo de transformar el cinismo en dignidad y la
dignidad en poder. La bolsa de Valores se dispara con el
despido de trabajadores. La competitividad se afianza con la
eliminación de los consumidores. La curva de excelencia de
los índices macroeconómicos tiene por correspondencia el
aumento del número de pobres...
- Es tiempo de reconstruir y democratizar el Estado... La
globalización neoliberal tiende a alejar al Estado de la
población y a fomentar la corrupción.
Es tiempo de ser verdaderos ciudadanos... La democracia
no consiste solo en las elecciones. Es la participación en
todos y cada uno de los niveles de la vida económica,
política y cultural.
- Es tiempo de fortalecer los valores colectivos. La
modernidad vehiculada por el capitalismo e ideologizada
por el neoliberalismo ha destruido o pulverizado las culturas
existentes. Ha hecho que estallen las solidaridades y que se
resquebrajen las convicciones, yen su lugar ha puesto la
exaltación del individuo...

Es tiempo de globalizar las luchas sociales.


Es tiempo de despertar la esperanza de los pueblos. En todo
el mundo se organiza la resistencia, se llevan a cabo luchas
sociales y se buscan iniciativas alternas... Unos reconstruyen
sus situaciones concretas, otros experimentan con fórmulas

Los problemas sociales nos interpelan


376

la renovación de la economía. Unos sientan las bases para


otra política, otros crean una cultura nueva...
Ha llegado el tiempo de las convergencias. Convergencia de
las luchas, convergencia de los saberes, convergencia de las
resistencias, convergencia de las alternativas, convergencia
de los espíritus, de los corazones, hacia un mundo de justicia
e igualdad, de inventiva y progreso material, de optimismo
y florecimiento espiritual...
Es tiempo de que un pensamiento creador y universal se
abra ante nosotros.... La búsqueda del equilibrio entre la
iniciativa personal y los objetivos colectivos dará paso a
nuevas fórmulas. El estudio de la expansión de sectores no
mercantiles, el de las técnicas de producción que toman en
cuenta el bienestar de quienes las utilizan, de la organización
y de la naturaleza del trabajo, contribuirán también a la
creación de una organización colectiva más humana...
El tiempo de la acción ya ha comenzado... La existencia
de Estados democráticos, competentes y transparentes
aparece como la base para el restablecimiento de su poder
de regulación. Los reagrupamientos económicos y políticos
regionales, basados en la complementariedad interna,
se perfilan como la mejor respuesta a las necesidades
reales de la población y como una alternativa consistente
a la globalización neoliberal. Reforzar y democratizar las
instituciones internacionales, regionales y mundiales se
ha convertido en un objetivo realizable, del que dependen
el progreso del derecho internacional y de la insoslayable
regulación de las relaciones económicas, sociales y
políticas, tanto en el plano mundial, como en el ámbito del
capital financiero, de la fiscalidad, de las migraciones y del
desarme.
Hoy, es menester crear una red de personas comprometidas,
de organizaciones populares, de movimientos sociales, de centros de
estudio... Estamos seguros de que se puede construir una democracia
universal, respetuosa de la identidad y de la dignidad de todos los

Pedro Velasco Rodríguez, O.P.


377

seres humanos. Estas son las razones por las cuales los firmantes
de esta declaración apoyan la creación del Foro Mundial de las
Alternativas.

Los problemas sociales nos interpelan


379 ,

SIGLAS

Aparecida V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano


CA Centesimus Annus
CDSI Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia
CV Caritas in Veritate
DC Deus Caritas est
DSI Doctrina Social de la Iglesia
EN Evangelii Nuntiandi
EA Ecclesia in America
ES Ecclesiam Suam
GS Gaudium et Spes
LC Libertad cristiana y liberación
LE Laborem Exercens
Medellín II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano
MM Mater et Magistra
OA Octogesima adveniens
Or. EDSI Orientaciones para el estudio y la enseñanza de la DSI
Puebla III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano
PP Populorum Progressio
PT Pacem in Terris
QA Quadragesimo Anno
RH Redemptor Hominis
RN Rerum Novarum
St. Domingo IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano
SRS Sollicitudo Rei Socialis

Los problemas sociales nos interpelan


381

BIBLIOGRAFÍA

➢ Pierre Bigo: "Doctrina social de la Iglesia" Instituto Católico de


Estudios Sociales. Barcelona, 1967.
➢ Aldo J. Büntig — C. A. Bertone: "Hechos, doctrinas sociales y
liberación", Editorial Guadalupe, Buenos Aires, 1973.
➢ CELAM: "Fe crisitiana y compromiso social", Lima, 1981.
➢ AA.VV. "Comunión y participación. Introducción a la Enseñanza
Social de la Iglesia", Editorial Guadalupe, Buenos Aires, 1982.
➢ Roberto Herrera: "Introducción a la Doctrina Social de la
Iglesia" Ediciones Paulinas, Santiago de Chile, 1986.
➢ R. Antoncich-J.M. Munarriz: "La doctrina Social de la Iglesia",
Ediciones Paulinas, Madrid, 1987.
➢ Jean-Yves Calvez: "La Enseñanza Social de la Iglesia", Herder,
Barcelona, 1991.
➢ Ildefonso Camacho: "Doctrina Social de la Iglesia. Una
aproximación histórica", Ediciones Paulinas, Madrid, 1991.
➢ Alfonso A. Cuadrón: "Manual de Doctrina Social de la Iglesia",
BAC, Madrid, 1993.
➢ Juan Souto Coelho: "Iniciación a la Doctrina Social de la
Iglesia", Editorial San Pablo, Madrid, 1995.
➢ Ildefonso Camacho: "Creyentes en la vida pública", Edit. San
Pablo, Madrid, 1995.
➢ M. Gerardo Farrell: Manual de Doctrina Social de la Iglesia".
Ediciones del Encuentro. Buenos Aires, 1997.
➢ Luis Gonzalez Carvajal: "Entre la utopía y la realidad". Sal
Terrae, Santander, 1998.
➢ M. Laura Ross: "El desarrollo de la Enseñanza Social de los
Obispos del Paraguay (1940-1993)" Edit. Pontificia Universitá
Gregoriana, Roma, 1998.

Los problemas sociales nos interpelan


382

> Ildefonso Camacho: "Doctrina Social de la Iglesia, 15 claves


para su comprensión", Desclée de Brouwer, Bilbao, 2000.
> AA.VV: "Una nueva voz para nuestra época". Universidad
Pontifica Comillas, Madrid, 2000.
> José Luis Gutierrez Garcia: Introducción a la Doctrina Social de
la Iglesia". Ariel, Barcelona, 2001.
> Pontificio Consejo: "Justicia y Paz": Compendio de la Doctrina
Social de la Iglesia". 2004

Pedro Velasco Rodriguez, O.P.


Se terminó de imprimir en el
mes de febrero de 2015 en
Centro Gráfico
Teléf.:(021) 392 142
Asución - Paraguay

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