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JAVIER AGREDA

Vallejo y su poética de
solidaridad
 JAVIER AGREDA
Reflexiones sobre la carga ideológica en los poemas del gran poeta del Perú
Existe un consenso acerca de la calidad e importancia de la obra poética de
César Vallejo (1892-1938), aunque a veces resulte demasiado oscura y difícil
de interpretar, incluso para los críticos más experimentados. Por eso siempre
es necesario volver a los textos en los que Vallejo explicitaba su “arte poética”,
como en el poema XXXVI de Trilce (1922), según Juan Espejo Asturrizaga (un
amigo cercano del poeta) “uno de los poemas trilceanos más importantes ya
que en él se desarrolla todo un plan vital y estético».
El poema se inicia con algunas reflexiones generales, y recién en su segunda
estrofa pasa al tema estético. Menciona a la Venus de Milo haciendo notar que
esta escultura, a pesar de faltarle un brazo, ha logrado trascender como obra
artística, por su “perenne imperfección”. Algunas líneas más abajo, Vallejo
reforzará esta idea: “Rehusad, y vosotros, a posar las plantas / en la seguridad
dupla de la Armonía. / Rehusad la simetría a buen seguro”. Vallejo propone
dejar de lado las seguridades de lo bello (la simetría, la armonía) para optar por
lo contrario, lo feo, lo asimétrico, lo disonante.
Y tenía razón: lo bello y armonioso siempre ha estado relacionado con la
reafirmación de las ideas y valores dominantes. Por el contrario, lo feo y
disonante han sido siempre los recursos preferidos por aquellos escritores
(artistas en general) que cuestionan esas ideas y valores. Es lo que Theodore
Adorno define como la «estética de la negatividad» en su famosa obra Teoría
estética. Y recordemos que Adorno hace estas reflexiones a partir del análisis
de diversas obras de vanguardia, así que se le pueden aplicar también a Trilce,
uno de los mayores logros de la literatura vanguardista latinoamericana.
A partir de esta propuesta, Vallejo desarrolla un paradigma estético y ético: Huir
de las seguridades “artísticas” es optar por lo imperfecto y también por lo
humano. Así lo expresa en los siguientes versos: “Tal siento ahora el meñique /
demás en la siniestra. Lo veo y creo / no debe serme, o por lo menos que está /
en sitio donde no debe”. El poeta se identifica con la estatua y siente que para
lograr la trascendencia debería estar al menos levemente mutilado, de un dedo
meñique. En otras palabras, como se dice en el último verso, debe ser “potente
de orfandad”. Y así, Vallejo afirma que en su poesía no se puede separar lo
estético de lo ético, de la opción por los pobres y la solidaridad con el
sufrimiento humano.
Hay que recordar que Trilce corresponde a una época en que Vallejo estaba
fuertemente influenciado por las propuestas estéticas del marxismo, y que con
el tiempo perdería un poco de su fe en ellas. En otra arte poética similar, «Un
cojo pasa con un pan al hombro...», fechada en 1937, se mantienen los
aspectos críticos de Trilce XXXVI, pero encontramos significativos cambios en
sus reflexiones poéticas. Hay, en general, en los poemas de Vallejo publicados
póstumamente mucha más carga crítica y menos entusiasmo «revolucionario»
que en los de Trilce.
Por Javier Ágreda
Agreda, J. (12 setiembre 2014). https://elmontonero.pe/columnas/vallejo-y-su-
poetica-de-solidaridad

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