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El capítulo 6 es una continuación de la segunda parte del 5.

De hecho sigue tratando exactamente el


mismo punto que los versículos 18 al 20 del capítulo 5.

A partir de este momento comenzamos a regresar otra vez al círculo de la vida descrito en el
capítulo 1:9-10. En los versículos del 3-5 volvemos a ver lo mismo que vimos en el capítulo 4:1-3. En
un mundo sin Dios la muerte es mejor que la vida, y el no nacer mejor que la misma muerte.

En el versículo 6 vemos otra vez el cuestionamiento sobre lo que pasa después de la muerte.
También esto ya se lo había preguntado en el 3:19-20. La conclusión había sido que nadie realmente
sabe (debajo del sol) qué pasa después de la muerte. Solamente sabemos que regresamos al polvo
igual que las bestias. Y en ese sentido lo mismo le ocurre al rico y al pobre.

Es importante notar que el punto de vista de Salomón en estos versículos es desde una perspectiva
humana. Si queremos diferenciar entre ricos y pobres, de hecho no hay diferencia. El punto que está
haciendo Salomón es que en última instancia las riquezas no sirven de nada, ya que no pueden
comprar nada saliendo de esta vida. Tampoco nos sirve de nada disfrutar o no disfrutar. Nada de
esto tiene importancia a largo plazo y es por eso que es vanidad.

El versículo 7 es muy poderoso. En el 1:8 Salomón ya dijo lo mismo con otras palabras. Y de hecho no
me deja de asombrar lo verdad que son las palabras de los v 9 y 10. No hay nada nuevo bajo el sol.
Los problemas que veían hace 3000 años en el medio oriente los vemos hoy en día en nuestra
cultura. El que tiene quiere más y se vuelve un círculo interminable.

Mateo 5:6 dice bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia.

Juan 6:35 Yo soy el pan de vida

Si queremos ser saciados no es con pan, no es con dinero ni con bienes ni con placeres ni deleites.
¡Es con Jesucristo! Él es el único que nos puede saciar.

Versículo 8. Si recordamos los versículos 15 al 16 del capítulo 2 volvemos a ver el mismo


razonamiento. El pobre y el rico corren la misma suerte y al final es vanidad. Las riquezas no
aprovechan a la vida eterna y de hecho Jesús mismo dice que es más difícil que un rico se convierta y
en este caso es mejor ser pobre. Las riquezas tienden a alejarnos más de Dios que la pobreza.

El versículo 9 se relaciona mucho con los versículos 18 al 20 del capítulo 5. Es mejor disfrutar de lo
que tenemos que desear algo que no sabemos si tendremos o no. Este punto es sumamente
importante y la Biblia siempre nos exhorta a ser agradecidos y contentarnos con lo que tenemos.

Versículo 10. Dios es quien nos hizo y quien decidió todas las circunstancias de nuestro nacimiento.
No tuvimos que ver en nada de eso y sabemos que Él tiene un plan y tiene todo bajo control. No
debemos contender con Dios sobre la situación en la que decidió que naciéramos.

Versículo 11. La sabiduría y la vanidad. Mientras más aumenta la sabiduría aumenta el dolor: 1:18.
Versículo 12

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