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31 de marzo de 2019
El fin de la Unasur y la influencia de Estados Unidos

El Prosur para la
desintegración regional
La creación del Foro para el Progreso de América del Sur sigue la línea intervencionista
que se viene promoviendo desde la Casa Blanca y que ha sido alentada por los
gobiernos de la derecha latinoamericana.
Por Aníbal García Fernández

Encuentro de presidentes de derecha de la región en Santiago, Chile, para dar nacimiento al Prosur.

La creación del Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur) fue
anunciada por Iván Duque el 14 de enero, 11 días antes de que comenzara la
ofensiva contra Venezuela. Pero no fue hasta el pasado 22 de marzo cuando
se llevó a cabo la cumbre en Santiago de Chile que se institucionalizó la
nueva instancia internacional cuyo objetivo es ser la alternativa a la Unasur.
La Declaración Presidencial sobre la Renovación y el Fortalecimiento de la
Integración de América del Sur, también conocida como Declaración de
Santiago, que crea Prosur , fue firmada por los presidentes de Argentina,
Mauricio Macri; Brasil, Jair Bolsonaro; Chile, Sebastián Piñera, Colombia; Iván
Duque; Ecuador, Lenín Moreno; Paraguay, Mario Abdo Benítez, y Perú,
Martín Vizcarra; a quienes se sumó el embajador de Guyana en Chile, George
Talbot. De los países firmantes, Chile sostendrá la Presidencia pro tempore
durante los próximos doce meses y, luego, será Paraguay el país que la
ostentará.

Si bien no estuvieron representados por sus presidentes, Bolivia, Surinam y


Uruguay participaron como observadores en las conversaciones que dieron
lugar a la Declaración, aunque se abstuvieron de rubricar el acta. Al respecto,
el vicecanciller de Uruguay, Ariel Bergamino, mencionó: “No concebimos
ningún ámbito de integración con exclusiones de ningún tipo; un ámbito de
integración con exclusiones no integra, es contrario a su propia naturaleza”.

Los fundadores del recién nacido foro provienen del Grupo de Lima y, como
tal, heredan el objetivo de continuar impulsando una política de bloques en la
región, que buscan institucionalizar a través de esta nueva instancia, y que,
en definitiva, sigue la línea intervencionista que se viene promoviendo desde
la Casa Blanca y que ha sido alentada en los meses pasados por los
gobiernos de la derecha regional.

Así, el foro deja fuera a Venezuela bajo el supuesto de que el actual Gobierno
no ostenta los requisitos esenciales para participar del mismo, si bien –
paradójicamente– invita a participar al autoproclamado presidente a cargo de
Venezuela Juan Guaidó, quien finalmente no fue a la cumbre. Esto hace
evidente que, contrario a lo que se indica en su acta de constitución, la
propuesta refleja una identidad ideológica excluyente que busca ahondar las
diferencias entre los países suramericanos.

Después de abandonar en bloque la Unasur –una decisión que fue discutida


en el marco de la VIII Cumbre de las Américas, celebrada en Lima entre el 13
y 14 de abril–, los países del Grupo de Lima desarrollaron todo un andamiaje
discursivo orientado a defenestrar la labor de este organismo, calificándolo de
ineficaz en su función de coordinación intergubernamental. Por ello, la
creación de Prosur se erige bajo el presupuesto de la “infectividad” de la
Unasur para continuar siendo espacio de diálogo en la región.

Logros de la Unasur

Sin embargo, en su argumento, los creadores del Prosur obvian los logros de
la Unasur como garante, desde 2011, de la integración, diálogo y solidaridad
regional, lejos de la geopolítica estadounidense, entre otros:

 Controlar las amenazas a la democracia en varios países de la región.


Destacan las misiones electorales y cooperación técnica entre
organismos electorales haciendo respetar la voluntad de los pueblos de
la región.
 Dirimir la tensión entre la Colombia y Venezuela, durante los gobiernos
de Alvaro Uribe y Hugo Chávez.
 Construir progresivamente de una visión compartida en materia de
defensa regional.
 Crear un centro regional de solución de controversias en materia de
inversiones y libre movilidad humana en la región. Potenciar el
desarrollo en materia de integración energética, ferroviaria y de
telecomunicaciones.
 Buscar consensos en el marco del Consejo Sudamericano de Lucha
contra el Problema Mundial de las Drogas, logrando una posición
regional ante la Conferencia de Naciones Unidas sobre drogas en el
2016.
 Implementar proyectos para la puesta en marcha de un banco de
precios de medicamentos y el mapeo de las capacidades regionales
para la producción de medicinas.
 Desarrollar un sistema de Información Geográfica, como herramienta de
georreferenciación para orientar la planificación y la gestión de la
integración física en Suramérica, a través de información digital
estandarizada a nivel continental.
 Crear la Agenda de Proyectos Prioritarios de Infraestructura.

Consecuencias inmediatas

En tanto, el avance del Prosur va en detrimento de Unasur, cabe mencionar


algunas implicaciones inmediatas que podría tener la desactivación del
organismo creado hace más de una década y que han sido identificadas por
su ex secretario general Ernesto Samper:

 El trámite de retiro de algunos países de la Unasur se encuentra


regulado y se deben respetar los tiempos pactados para adelantar el
proceso, honrar los compromisos financieros pendientes y cumplir las
normas constitucionales de cada Estado, que obligan a someter a los
órganos legislativos a la denuncia del Tratado Constitutivo de Unasur
para poder concretar el abandono de la entidad.
 El retiro de la Unasur supone el abandono de derechos como los
permisos temporales de trabajo que hoy benefician a más de tres
millones de trabajadores, la utilización de los documentos nacionales de
identidad, como pasaportes, o los descuentos de valor de medicinas y
vacunas, obtenidos por el Instituto Suramericano de Gobierno en Salud.
 La salida de la Unasur implica la renuncia al trabajo concertado y
acumulado durante más de diez años y se traduce en las agendas
sectoriales en materia electoral, de salud, educación, infraestructura,
lucha contra el crimen organizado, cultura y defensa.

Geopolítica regional

La creación del Prosur instala una mayor crisis de institucionalidad


internacional en la región. Con una OEA que carece de legitimidad, la mayoría
de los países que integran Prosur abandonaron la Unasur, mientras Celac ha
quedado, por el momento, debilitada.
El Grupo de Lima, sin consenso y prácticamente desaparecido, da paso a
Prosur , el cual tampoco tiene consenso, y su principal objetivo, declarado por
Duque, es sacar a Nicolás Maduro de Venezuela, pero respetando la
soberanía de las naciones sudamericanas. Argentina, Chile, Colombia, Brasil,
Ecuador, Perú y Paraguay han modificado sus relaciones en los últimos años
(salvo Colombia que tiene una relación histórica estrecha con Estados
Unidos), acercándose más a las directrices de Estados Unidos en esquemas
de seguridad, lucha contra el narcotráfico y acuerdos bilaterales.

La mayoría de los países que integran Prosur tiene también en común una
crisis de legitimidad en sus respectivos países.

Viendo en conjunto el panorama regional, Prosur puede entenderse en varios


sentidos: reordenamiento geopolítico de la región, con gobiernos de derecha
desactivando un proyecto de integración como Unasur. Venezuela en este
sentido, no sólo es un país estratégico por sus recursos naturales como
petróleo, gas, oro y coltán, sino que es un país que propuso una geopolítica
distinta a la de Estados Unidos, con esquemas de integración más allá de lo
comercial, y es pieza clave en la estrategia estadounidense de convertir a la
región en un espacio ideal para las inversiones de sus empresas, pero
también para poner un alto a la presencia china y rusa en la región.

En este sentido, aunque a priori la intención de Prosur es ser un organismo


flexible con una estructura liviana y no costosa, no descarta la creación de
una estructura burocrática, la cual intente revitalizar al Alca como esquema de
integración sudamericana que vuelva a mirar más al Norte, concretamente, a
los intereses empresariales estadounidenses.

En definitiva, el Prosur es un tipo distinto de integración que va más allá de un


simple foro; implica un reordenamiento geopolítico de la región y de largo
alcance en temas de infraestructura, exportación de recursos estratégicos,
apertura energética, acuerdos de libre comercio e inversión y seguridad. En
este sentido, es clave que Estados Unidos ya cuente con acuerdos
comerciales bilaterales con varios de los miembros de Prosur .

No obstante, también hay que destacar que, en la medida en que no es un


foro de alto nivel y que no cuenta ni con el trabajo conjunto de los gobiernos y
de las diplomacias de los distintos países de la región, carece de bases tan
sólidas como las de Unasur. Además, replica la falta de consenso que llevó al
Grupo de Lima a apagarse paulatinamente, toda vez que no logró conseguir
el apoyo de México, Uruguay, y tampoco de Bolivia.

En este sentido, el crecimiento de Prosur podría ser bastante limitado, en


tanto que Panamá y México son miembros observadores de la Unasur, y uno
de los presidentes más poderosos de la región, Andrés Manuel López
Obrador, desconoce el avance intervencionista que se ha iniciado en contra
de Venezuela de la mano del Grupo de Lima.

Por otra parte, la Comunidad del Caribe (Caricom) ha mantenido una posición
independiente sobre Venezuela, influenciada por la preocupación ante una
posible intervención militar externa. Por ello sería difícil que se sumara a las
prerrogativas de Prosur, abiertamente hostiles a Cuba, Nicaragua y
Venezuela.

Finalmente, detrás de la creación de Prosur está el último intento del


Gobierno estadounidense de avanzar en el programa imperialista, vía la
destrucción de las instituciones integradoras de bloques regionales que no le
son afines. Un objetivo que queda formulado en la Doctrina Monroe (1823) y
su sucedáneo, el Panamericanismo (1885-1889), y que con ahínco intenta
rescatar el presidente Donald Trump, avanzando en una carrera incansable
por lograr aquello que William H. Taft enunció en 1912: apropiarse del
hemisferio en virtud de su supuesta superioridad

* Magister y licenciado en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México. Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica

(Celag).

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