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FUNDAMENTOS
DE ENDOCRINOLOGÍA
GINECOLÓGICA
TABLA DE CONTENIDO
PROLOGO
INTRODUCCION
PRIMERA PARTE
FUNDAMENTOS DE
FISIOLOGÍA
CAPÍTULO I
MECANISMO DE ACCION HORMONAL
El precursor básico para la síntesis de esteroides es el colesterol; este puede ser producido a
partir del acetato por todos los órganos con capacidad esteroidogénica, excepto por la
placenta, que a pesar de poseer la capacidad enzimática para su síntesis tiene como principal
fuente el torrente circulatorio donde es transportado por lipoproteínas de baja densidad (LDL);
ingresa a la célula gracias a la acción de un receptor de membrana.
ESTEROIDOGÉNESIS
El ovario tiene capacidad para producir estrógenos, andrógenos y progestágenos. Se
diferencia de la glándula suprarrenal en que es deficiente en 21-hidroxilasa y 11-hidroxilasa,
por lo cual no puede sintetizar corticoides.
Inicialmente se creyó que para la esteroidogénesis se requería de múltiples enzimas, muchas
de ellas diferentes en los diversos tejidos; hoy se sabe que son miembros de la familia de
oxidasas del grupo del citocromo P450. Las siguientes son enzimas que intervienen en este
proceso: P450scc es la enzima de clivaje de la cadena lateral de colesterol; P450c11 media la
11-hidroxilasa, 18-hidroxilasa y 19-metiloxidasa; el P450c17 media 17-hidroxilasa y
La Superfamilia de Receptores
Los receptores de hormonas esteroideas tienen una estructura bioquímica similar a la de los
receptores de hormona tiroidea, 1,25- dihidroxi vitamina D3 y ácido retinóico; estos receptores
reciben el nombre de superfamilia. Cada receptor tiene dominios característicos que son
similares e intercambiables. Esta superfamilia tiene dos dominios y una región "bisagra".
1. El dominio regulador y fijador de los esteroides: se encuentra en el terminal aminoácido.
Tiene varios sitios de fosforilación y está comprometido en la activación del complejo
hormona-receptor.
2. El dominio de unión a DNA: se encuentra en la parte media y es esencial para la
activación de la transcripción. Esta porción es la responsable de controlar cuál gene será
regulado por el receptor.
3. La región bisagra: se encuentra entre los dos anteriores dominios; contiene un área de
señal importante para el movimiento del receptor hacia el núcleo después de su síntesis en el
citoplasma. Es una región hidrofílica variable en los diferentes receptores.
La similitud en la secuencia de aminoácidos en el dominio de unión a DNA indica la
conservación de segmentos homólogos a lo largo de la evolución. Un patrón importante en la
conformación es la presencia de unidades con repetición de cisteína, ligadas por iones de zinc,
llamados dedos de zinc. Estos dedos son diferentes en los distintos receptores hormonales.
Las principales características de esta superfamilia de receptores son:
1. 1. Un sitio estructuralmente separado que une a la hormona.
2. La presencia de un sitio de unión con alta afinidad por DNA, diferente del sitio de unión
de la hormona.
3. Tendencia a agregarse formando dímeros y tetrámeros.
4. Afinidad exaltada por el núcleo cuando se encuentra unido a la hormona.
Son múltiples las regiones del receptor que intervienen en la activación de la transcripción. Los
receptores de estrógenos, progesterona y glucocorticoides tienen dos áreas específicas
conocidas como TAF-1 y TAF-2 que permiten la operación de la transcripción inducida por
promotores.
Existen genes promotores, indispensables para iniciar la transcripción y síntesis de RNAm. Los
genes aumentadores son secuencias cortas de DNA; actúan como potentes estimuladores de
la transcripción, sirven como sitios fijadores del DNA para los complejos hormona-receptor
activado y se denominan elementos de respuesta a los esteroides (SRE). En contraste hay
genes silenciadores que tienen acción opuesta a los aumentadores. Existen también los
aumentadores independientes de hormonas (SIE) que pueden estar localizados dentro de la
región reguladora; su función es incrementar la acción de los SRE.
La región de DNA necesaria para la formación del complejo de iniciación con la RNA
polimerasa es llamada la región promotora-aumentadora. En las células eucariotas el principal
promotor está localizado antes del sitio de transcripción; consta de siete pares de bases con
secuencia rica en adenina-timina, llamada la caja TATA. Los elementos aumentadores son
secuencias cortas que llevan a un incremento en la tasa de transcripción de genes
El receptor de progesterona
Este receptor es inducido por los estrógenos a nivel de transcripción y disminuido por los
progestágenos tanto a nivel de transcripción como de traducción.
El gene del receptor de progesterona codifica un grupo de RNA mensajeros que dirigen la
síntesis de una serie de proteínas estructurales relacionadas con el receptor; tienen dos
formas mayores denominadas receptores A y B. Cada una de estas formas está asociada con
una respuesta distinta a los estrógenos.
El receptor de andrógenos
Los andrógenos pueden actuar a nivel intracelular de tres formas diferentes: por conversión de
testosterona a DHT, por acción de la propia testosterona o por aromatización a estradiol. Los
tejidos que responden a la testosterona son derivados del conducto de Wolff, mientras que el
folículo piloso y derivados del seno urogenital son sensibles a la DHT. El hipotálamo aromatiza
los andrógenos, lo cual puede ser necesario para los mecanismos de retroalimentación.
La secuencia de aminoácidos en su dominio de unión a DNA es similar a la de otros
receptores, pero especialmente al de progesterona; esto explica el por qué, tanto andrógenos
como progestágenos pueden interactuar con el mismo receptor. Los progestágenos también
compiten por la utilización de la 5 a-reductasa. La expresión de los genes que responden a
andrógenos puede ser modificada por los estrógenos.
A nivel de la transcripción de genes, la regulación hormonal puede actuar a través de alguno
de los siguientes puntos:
1. Activación estructural de genes
2. Iniciación de la transcripción
3. Procesamiento de RNAm precursor y transporte al citoplasma
4. Traducción de RNAm
5. Degradación de RNAm y proteína.
célula como una vesícula cubierta, llamada también receptosoma. Es transportada a los
lisosomas donde sufre el proceso de degradación. El receptor liberado puede ser reciclado y
reinsertado en la membrana celular; a su vez, tanto el receptor como la hormona pueden ser
degradados disminuyendo la actividad biológica.
Este proceso de internalización no solo es utilizado para el control de la actividad biológica
sino para transporte intracelular de sustancias como hierro y vitaminas.
Los receptores de membrana han sido divididos en dos clases. Los de clase I son utilizados
para modificar el comportamiento celular por regulación hacia abajo; son ocupados por FSH,
LH, HCG, GnRH, TSH, TRH e insulina. Los receptores de clase II son utilizados para ingreso
de sustancias indispensables para la célula y para remover noxas; por ejemplo son usados por
la LDL para el transporte de colesterol a las células esteroidogénicas.
Regulación de la adenil-ciclasa
La adenil ciclasa está compuesta por tres unidades proteicas: el receptor, una unidad
reguladora y una unidad catalítica. La unidad reguladora es controlada por el GTP; por lo tanto
es llamada la proteína de unión a GTP o proteína G. La unidad catalítica es la enzima
encargada de convertir el ATP a AMPc. Después de la unión de la hormona, el complejo
hormona-receptor se liga a su unidad reguladora y ejerce la acción; el GTP rápidamente es
convertido a GDP, con lo cual la enzima regresa a su estado inactivo.
Se sabe que a medida que aumenta la concentración hormonal hay desensibilización de la
adenil-ciclasa, independiente del proceso de internalización de receptores. Esto incluye la
fosforilación del receptor, lo cual lleva a separación de las unidades reguladora y catalítica de
la adenil-ciclasa.
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PRIMERA PARTE
FUNDAMENTOS DE
FISIOLOGÍA
CAPITULO II
NEUROENDOCRINOLOGIA
La relación entre el hipotálamo y la hipófisis ha atraído a los científicos desde hace muchos
años. Galeno proponía que "impurezas del cerebro drenan a la nasofaringe a través de la
hipófisis". Este concepto permaneció vigente hasta el siglo XVII cuando Schneider y Lower
hablan de sustancias que son destiladas de la hipófisis a la circulación.
Hace varias décadas surgió el interrogante de la posible participación del sistema nervioso
central dentro del fenómeno reproductivo en la especie humana. En 1932 Hohlewg y
Junkmann sugieren la posibilidad de un "centro sexual" dentro del cerebro, capaz de regular la
función reproductora, pero posiblemente Stieve en 1913 es el primero en conducir una
investigación científica al demostrar que las gallinas en presencia de un zorro dejan de poner
huevos. Inicialmente se creyó que la hipófisis era la "glándula maestra", siendo luego el
hipotálamo el centro de principal atracción. En forma repetitiva en las dos guerras mundiales
pudo observarse cómo mujeres inducidas al estrés presentaban trastornos del ciclo e incluso
amenorrea.
Se le atribuye a Ashner en 1912 ser el primero en demostrar la relación funcional entre el
hipotálamo y las glándulas de secreción interna al inducir la atrofia ovárica en perros luego de
inyectar parafina en la región hipotalámica. Green y Harris en 1937 se convierten en pioneros
en este campo, al lograr inducir la ovulación en animales a través de la estimulación eléctrica
de la eminencia media del hipotálamo. En el mismo año Westman y Jacobsohn logran
demostrar que la sección del tallo pituitario bloquea la ovulación. En 1946 Markee y
colaboradores observan que la estimulación eléctrica de la hipófisis no produce los mismos
resultados, lo cual lleva a pensar en la existencia de sustancias producidas por el hipotálamo
transportadas a través del sistema porta hipofisiario, que actúan sobre las células hipofisiarias
y regulan los eventos reproductivos.
Muchos experimentos posteriores, conducidos especialmente por Schally y Guillemin,
demuestran la relación directa entre hipotálamo e hipófisis; poco a poco se identifican factores
estimuladores e inhibidores de la función hipofisiaria. En 1971 y 1972 los grupos de Matsuo y
Burgos logran aislar y analizar la estructura de la Hormona liberadora de Gonadotropinas
(GnRH).
A diferencia de la hipófisis anterior o adenohipófisis, controlada por factores producidos en el
hipotálamo, la hipófisis posterior es una prolongación del hipotálamo donde residen las
neuronas de los núcleos paraventricular y supraóptico que secretan oxitocina, vasopresina y
neurofisinas.
Las hormonas producidas en la hipófisis son secretadas en forma episódica, algunas en
relación con el ritmo circadiano, otras con la ingesta de alimentos y otras con el ciclo de luz y
oscuridad.
SECRECION DE PROLACTINA
SECRECION DE GnRH
Dentro del hipotálamo hay células nerviosas peptidérgicas que secretan las hormonas
liberadoras e inhibitorias. Estas células comparten características de neuronas y de células
endocrinas. Responden tanto a señales del torrente circulatorio como a neurotransmisores.
Las células productoras de GnRH se originan en el área olfatoria. Durante la embriogénesis
migran hacia su principal localización en el núcleo arcuado del hipotálamo. Las neuronas
aparecen en la placa olfatoria y entran al cerebro con las terminaciones de un nervio craneal
que se proyecta de la nariz al núcleo septal-preóptico.
Las neuronas productoras de GnRH no están agrupadas en núcleos separados sino formando
redes laxas diseminadas en el hipotálamo, especialmente en el núcleo paraventricular
posterior, el hipotálamo medio basal y el área preóptica; la mayoría están localizadas en el
núcleo arcuado. Sus axones se proyectan hacia muchas áreas en el cerebro, pero
especialmente hacia la eminencia media, a través del tracto túbero-infundibular.
La GnRH es un decapéptido derivado de la transcripción de una molécula precursora, la
pre-pro-GnRH. El precursor consta de 92 aminoácidos; 23 iniciales que actúan como
secuencia de señal y una secuencia de Gly-Lis-Arg indispensable para el procesamiento de la
molécula de GnRH. El residuo de 56 aminoácidos es conocido como péptido asociado con la
GnRH (GAP), molécula que posiblemente interviene en la inhibición de la prolactina. Este
péptido es codificado por un solo gen localizado en el brazo corto del cromosoma 8.
La vida media de la GnRH es solo de 2 a 4 minutos y su ingreso a la circulación general es
muy bajo; por lo tanto se requiere de la secreción continua para el control del ciclo
reproductivo. A su vez, esta función depende de la interacción con otras sustancias por
mecanismos de retroalimentación. El asa larga de retroalimentación hace referencia al efecto
ejercido por las hormonas producidas en la célula blanco; ocurre tanto a nivel hipofisiario como
hipotalámico. El asa corta indica la retroalimentación negativa que ejercen las hormonas
hipofisiarias sobre su propia secreción, inhibiendo posiblemente la secreción de hormonas
liberadoras en el hipotálamo. La retroalimentación ultracorta es la inhibición que en el
hipotálamo ejerce la hormona liberadora sobre su propia síntesis.
El tracto dopaminérgico
Neuronas productoras de dopamina se encuentran en los núcleos arcuado y paraventricular. El
tracto dopaminérgico túbero-infundibular se extiende desde el hipotálamo medio basal hacia la
eminencia media. A diferencia de las otras neuronas dopaminérgicas, las túbero-infundibulares
no tienen receptores para dopamina pero sí para prolactina.
Se cree que la dopamina puede inhibir directamente la actividad de GnRH en el núcleo
arcuado y al ser transportada por la circulación portal inhibe la prolactina a nivel hipofisiario.
Aparentemente la GnRH puede tener un efecto directo de estimulación sobre la secreción de
prolactina, acción que representa una interacción paracrina entre los gonadotropos y los
lactotropos en la hipófisis.
El tracto noradrenérgico
Las neuronas que sintetizan norepinefrina están localizadas en el mesencéfalo y parte baja del
tallo cerebral, sintetizan también serotonina. Sus axones terminan en varias estructuras
incluyendo el hipotálamo.
Las catecolaminas modulan la liberación pulsátil de GnRH. Se cree que la noradrenalina tiene
efecto estimulador, mientras que la serotonina y la dopamina son inhibidores.
la progesterona en forma aislada aumentan los opioides endógenos, pero los estrógenos
facilitan la acción de la progesterona, lo cual explica la máxima supresión de GnRH durante la
fase lútea.
La acción de la encefalina está relacionada con la modulación de la vía de las catecolaminas,
especialmente de norepinefrina. No intervienen receptores para dopamina, acetilcolina o
a-adrenérgicos. Posiblemente la endorfina puede afectar directamente la liberación de GnRH.
Catecolestrógenos
Son derivados de los estrógenos gracias a la acción de la enzima 2-hidroxilasa. Tienen dos
caras, una catecol y otra estrógeno, por lo cual tienen la capacidad de actuar con receptores
para ambas sustancias. Posiblemente afectan la secreción de GnRH, función que aún es
especulativa.
● La vía angiotensinérgica
SISTEMA TRH/TSH
El control hipotalámico de la producción de TSH está regulado por la acción estimuladora de la
TRH y la inhibitoria de la somatostatina. Las neuronas productoras de TRH se encuentran
localizadas en el núcleo paraventricular y sus axones anidan en la eminencia media.
La acción de la TRH sobre la hipófisis es bloqueada por la exposición a hormonas tiroideas.
Además de la liberación de TSH, en la hipófisis la TRH es un potente liberador de prolactina.
Las hormonas tiroideas ejercen un efecto de retroalimentación negativa sobre la producción de
TRH. En la hipófisis esta hormona liberadora actúa por un mecanismo similar al de la GnRH,
activando el fosfoinositol; su acción la ejerce sobre la membrana sin requerir la
"internalización". La secreción de TSH también puede ser modificada por otras hormonas
como los estrógenos, los glucocorticoides y la hormona de crecimiento. Se ha observado
aumento en la secreción de TSH con somatostatina y disminución con opioides endógenos.
EL SISTEMA NEUROHIPOFISIARIO
La actividad neurosecretora de los núcleos supraóptico y paraventricular lleva a la producción
de oxitocina y vasopresina, cada una de las cuales está unida a una proteína transportadora,
la neurofisina. Estas dos hormonas y sus proteínas transportadoras son derivadas de
precursores glicoprotéicos, pro-presofisina para la vasopresina y pro-oxifisina para la oxitocina.
Las neurofisinas son péptidos grandes, cuya única función conocida hasta el momento es el
transporte axonal de las hormonas en mención. Existen dos tipos de neurofisinas, una
estimulada por estrógenos o neurofisina I y otra estimulada por nicotina o neurofisina II. En la
neurohipófisis también se encuentran pequeños núcleos neuronales productores de TRH,
CRH, VIP y neurotensina.
La transcripción de los genes que sintetizan oxitocina y vasopresina se encuentra regulada por
factores endocrinos tales como los esteroides sexuales y las hormonas tiroideas.
Se ha demostrado que la oxitocina es capaz de inhibir la producción de progesterona. Induce
la liberación de prostaglandina F2a uterina, lo cual puede contribuir a la contracción de la
trompa de Falopio y a la luteolisis.
El control central de la liberación de estas hormonas incluye neurotransmisores colinérgicos y
adrenérgicos, además de una gama de neuropéptidos.
La acetilcolina estimula la secreción tanto de oxitocina como de vasopresina, a través de
receptores nicotínicos. La influencia noradrenérgica parece actuar a través de dos vías, una a
estimuladora y otra b inhibitoria. Los opioides endógenos también intervienen en estas vías a
través de receptores que inhiben la liberación de oxitocina y aumentan la de vasopresina. En el
núcleo del fascículo solitario se encuentra activina, sustancia que aumenta la liberación de
oxitocina.
Las células productoras de oxitocina contienen receptores para estrógenos, los cuales inducen
un aumento en la sensibilidad para oxitocina. Influyen en el procesamiento del precursor de la
oxitocina.
LA GLANDULA PINEAL
Aunque hasta el momento no hay un papel definido en los humanos, es posible que el cerebro
controle la función reproductiva a través de la glándula pineal. Esta glándula tiene inervación
simpática y responde a estímulos ópticos y hormonales y exhibe ritmo circadiano.
La pineal posee una enzima esencial para la síntesis de melatonina, la
hidroxindol-o-metiltransferasa, controlada por la norepinefrina.
La asociación de tumores pineales hiperplásicos con disminución en la función gonadal y
tumores destructivos con pubertad precoz hacen pensar que esta glándula posee sustancias
que inhiben las gónadas. Posiblemente su acción está mediada por el ingreso de melatonina al
hipotálamo que inhibe la secreción pulsátil de GnRH.
La pineal contiene receptores para hormonas sexuales tales como estradiol, testosterona,
dihidrotestosterona, progesterona y prolactina. Tiene la capacidad de aromatizar andrógenos a
estrógenos. El receptor de norepinefrina estimula la síntesis de receptores para andrógenos y
estrógenos.
Una posible acción de la glándula pineal puede estar relacionada con la sincronización de los
ciclos observada en mujeres que comparten habitación, en amigas cercanas y en compañeras
de trabajo.
Las sustancias biológicamente activas producidas por la pineal incluyen norepinefrina,
serotonina, histamina y melatonina.
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PRIMERA PARTE
FUNDAMENTOS DE
FISIOLOGÍA
CAPITULO III
FISIOLOGIA DEL CICLO MENSTRUAL
Para poder entender los trastornos del ciclo menstrual debemos inicialmente comprender
algunos aspectos básicos de su fisiología. Los folículos empiezan su desarrollo desde la sexta
a séptima semana de vida intrauterina; aumentan en número hasta la semana 20 alcanzando
un máximo variable entre 6 y 7 millones, a partir de ese momento una gran proporción de ellos
está condenada a sufrir el proceso de atresia. En el momento del nacimiento quedan reducidos
a 300.000; estos folículos son los destinados a crecer o involucionar a lo largo de la vida
reproductiva de la mujer. Solo 300 o 400 de ellos alcanzan su madurez completa llegando a la
ovulación. La mayoría sufren el proceso de crecimiento inicial y luego van hacia la atresia;
estas modificaciones ocurren continuamente hasta la menopausia sin parar incluso en el
embarazo o los períodos anovulatorios.
Para su estudio el ciclo menstrual ha sido dividido en 3 fases: folicular, de ovulación y lútea.
1. FASE FOLICULAR
Durante la fase folicular hay una serie de eventos ordenados que hacen que el número
apropiado de folículos esté listo para la ovulación. Generalmente la consecuencia es la
supervivencia de un folículo maduro. Dura 10 a 14 días gracias a la acción secuencial de una
serie de hormonas y péptidos paracrinos y autocrinos. En ella deben analizarse los siguientes
elementos.
Folículo primordial
El comienzo del ciclo está marcado por el crecimiento inicial de un folículo primordial, el cual
consiste de un oocito detenido en estado de diplotene de la profase meiótica y una capa única
de células de la granulosa, rodeados por un lámina basal. El número de folículos que crece en
cada ciclo parece ser dependiente del tamaño del "pool" residual de folículos inactivos. El
folículo destinado a crecer se cree que es seleccionado desde los primeros días del ciclo; hay
autores que opinan que es derivado de una cohorte que ha crecido en ciclos previos en la fase
lútea.
El primer signo visible de selección es el aumento de tamaño del oocito, seguido de la
transformación de las células de la granulosa a cuboidales, convirtiéndose de tal manera en
folículo primario. En respuesta a la FSH se forman puentes de unión entre las células de la
granulosa y el oocito, que permiten el paso de nutrientes.
La iniciación del crecimiento folicular parece ser independiente de la estimulación de
los vasos tecales. Las concentraciones de gonadotropinas son variables de acuerdo al tamaño
folicular; los folículos mayores son ricos en estrógenos, mientras que los que van hacia la
atresia tienen mayor contenido de andrógenos.
En presencia de FSH los estrógenos son la sustancia dominante en el líquido folicular,
mientras que en ausencia de ella predominan los andrógenos. La LH normalmente no está
presente hasta la mitad del ciclo; si se eleva prematuramente, la actividad mitótica de la
granulosa disminuye y el folículo va hacia la atresia. La concentración de esteroides en el
líquido folicular es mucho mayor que la plasmática.
Aunque tanto la teca como la granulosa tienen habilidad para producir progestágenos,
estrógenos y andrógenos, la actividad de la aromatasa en la granulosa excede a la observada
en la teca. Las células tecales en respuesta a LH producen andrógenos que son captados por
las células de la granulosa; por acción de la enzima aromatasa son convertidos a estrógenos.
Esto confirma la teoría de las dos células/dos gonadotropinas expuesta por Ryan y Petro.
Posiblemente el primer estrógeno producido es la estrona que rápidamente es convertido a
estradiol gracias a la 17-b-hidroxiesteroide deshidrogenasa.
A medida que el folículo se desarrolla, las células de la teca empiezan a expresar los genes
para receptores de LH, el sistema citocromo P450 y la 3-b-hidroxiesteroide deshidrogenasa. El
factor de crecimiento similar a la insulina I (IGF-I) actúa en forma sinérgica con la LH,
aumentando la transcripción de genes; no interviene directamente en el proceso de
esteroidogénesis. La entrada de colesterol a las mitocondrias está regulada directamente por
la LH.
La selección adecuada del folículo dominante ocurre hacia los días 5 a 7 del ciclo y depende
de dos acciones estrogénicas: interacción local entre estrógenos y FSH en el folículo y efecto
de los estrógenos en la secreción hipofisiaria de FSH.
Mientras que los estrógenos ejercen un efecto positivo sobre el folículo que madura, su
retroalimentación negativa sobre la hipófisis le quita soporte gonadotrópico al resto de
folículos; esto disminuye la actividad de aromatasa, permitiendo que en ellos prime un
ambiente androgénico. El folículo dominante debe escapar a esta supresión de FSH; tiene la
ventaja de poseer un mayor número de receptores.
La atresia de los folículos ciertamente no solo es la expresión de la supresión de las
prostaglandinas.
Los Factores de crecimiento angiogénicos estimulan la vascularización. El sistema de
Interleuquina-1 posiblemente juega un papel en la ovulación, mediando la síntesis de
prostaglandinas.
La interleuquina-1 (IL-1) suprime la luteinización de las células de la granulosa. Esto puede
explicarse porque la producción de progesterona parece depender de la expresión del gen de
IL-1.
El factor de necrosis tumoral-alfa (TNF-a) puede ser producido por los macrófagos ováricos.
Aunque no se ha podido establecer su papel en el ciclo ovárico, probablemente tiene algo que
ver con los fenómenos de luteolisis y de atresia folicular.
Varios experimentos animales han demostrado la presencia de tractos nerviosos
catecolaminérgicos dentro del ovario. Actúan activando la secuencia de AMPc, induciendo la
síntesis de progesterona. Su efecto no se presenta sobre las células de la granulosa sino en
las tecales.
Existen también varias sustancias en el líquido folicular que ayudan a la sincronización de toda
esta serie de eventos. Se encuentra la prorrenina, cuya síntesis es estimulada por LH. Se
cree que estimula la esteroidogénesis para formación de andrógenos, regula el metabolismo
del calcio y las prostaglandinas y estimula la angiogénesis.
Hay varios péptidos de la familia de la proopiomelanocortina, especialmente la b-endorfina,
cuyo nivel aumenta antes de la ovulación; su función aún no está claramente establecida.
La hormona anti-mülleriana es producida por las células de la granulosa y puede jugar un
papel en la maduración del oocito y el desarrollo folicular. Inhibe la proliferación de células de
la granulosa y de la teca, así como el crecimiento inducido por el factor de crecimiento
epidérmico.
El Inhibidor de la maduración de oocitos (OMI) previene que la reanudación de la meiosis
hasta el pico preovulatorio de LH. Al parecer es producido por las células de la granulosa.
Se encuentran otras proteínas tales como la Proteína plasmática A asociada al embarazo
que puede inhibir la actividad proteolítica en el folículo antes de la ovulación. La endotelina-1
inhibe la producción de progesterona mediada por LH. La oxitocina también está presente,
pero se desconoce su acción.
Folículo Preovulatorio
El folículo continúa su crecimiento después de ser seleccionado como dominante y entra en el
estado preovulatorio, conocido también como folículo de De Graaf. Las células de la
granulosa aumentan y adquieren inclusiones lipídicas, mientras que la teca se vuelve
vacuolada y altamente vascularizada, con lo cual el folículo adquiere un aspecto hiperémico.
A medida que llega a su madurez, aumenta la secreción de estrógenos, llegando a producir un
pico 24 a 36 horas antes de la ovulación. Este pico estrogénico induce la aparición del pico de
LH.
OVULACION
La ovulación sucede más o menos 10 a12 horas después del pico de LH y 24 a 36 horas
después de que se logran niveles pico de estradiol. La iniciación del pico de LH parece ser el
indicador más confiable de una próxima ovulación, apareciendo 24 a 36 horas antes de la
ruptura folicular. Se debe mantener una concentración elevada de LH por 14 a 27 horas para
completar la maduración del oocito.
El aumento de LH hace que se reasuma la meiosis en el oocito, lo cual lleva a la expulsión del
primer cuerpo polar; además induce la luteinización de la granulosa, la expansión del cúmulo y
la síntesis de prostaglandinas y otros eicosanoides indispensables para la ruptura del folículo.
La actividad inducida por LH del AMPc es superior a la del inhibidor de la maduración del
oocito. Los niveles de progesterona siguen aumentando hasta que se produce la ovulación, lo
cual puede frenar el aumento de LH por retroalimentación negativa.
La progesterona aumenta la distensibilidad de las paredes del folículo y en conjunto con la LH
estimulan la actividad de las enzimas proteolíticas que digieren el colágeno en la pared del
folículo. La granulosa y la teca producen activador de plasminógeno en respuesta a las
gonadotropinas. Esto aumenta la concentración intrafolicular de plasmina, que junto con otras
proteasas provoca la actividad de colagenasa. A pesar de la acumulación de líquido, la presión
intrafolicular no aumenta.
Las prostaglandinas E y F y otros eicosanoides aumentan en el líquido folicular alcanzando un
pico en el momento ovulatorio. Pueden actuar liberando sustancias proteolíticas y permitiendo
la contracción del músculo liso, ayudando de esta manera a la expulsión del oocito.
Los niveles de estradiol disminuyen a medida que la LH alcanza su pico. Esto puede ser la
consecuencia de la regulación hacia abajo de la LH sobre sus receptores en el folículo, acción
mediada por la concentración creciente de progesterona producida en la granulosa. Puede ser
secundario a la disminución en los niveles de andrógenos. Todos estos eventos encadenados
conducen a la ruptura de la pared folicular y a la expulsión del óvulo.
Las células de la granulosa unidas a la membrana basal cierran el folículo y se convierten en
células luteínicas; las que están unidas al cúmulo se unen al oocito.
El pico de FSH tiene varias funciones, entre ellas la estimulación del activador de
plasminógeno. Tiene importancia en asegurar un número adecuado de receptores para LH. La
dispersión de las células del cúmulo permite que el oocito quede flotando en el líquido antral
previo a su expulsión lo cual requiere la formación de una matriz de ácido hialurónico, efecto
posiblemente mediado por la FSH.
El mecanismo que frena el aumento de LH es desconocido; se cree que puede contribuir la
retroalimentación negativa de progesterona o la pérdida de estímulo al disminuir los
estrógenos. Puede ser producido por freno del hipotálamo o por depleción de LH en la
hipófisis.
FASE LUTEA
Después de liberado el óvulo, las células de la granulosa aumentan de tamaño y adquieren
apariencia vacuolada y un pigmento amarillo, luteina. Durante los primeros tres días de la fase
lútea las células de la granulosa continúan su crecimiento. Capilares penetran hacia esta zona
gracias a la acción de factores que estimulan la angiogénesis secretados por células tecales y
de la granulosa.
La adecuada función del cuerpo lúteo depende de un desarrollo preovulatorio adecuado, así
como de una buena vascularización. La capacidad de esteroidogénesis es dependiente del
transporte de colesterol por las LDL, por lo cual la irrigación sanguínea es indispensable y de
la secreción tónica continua de la LH. La LH es la responsable de que las células de la
granulosa adquieran receptores para LDL.
El cuerpo lúteo no es homogéneo. Además de las células luteínicas tiene células endoteliales,
macrófagos, pericitos y fibroblastos. Existen dos tipos de células luteínicas, unas pequeñas y
otras grandes. Las grandes producen relaxina y oxitocina y tienen mayor capacidad de
esteroidogénesis y producción de progesterona. Posiblemente a medida que el cuerpo lúteo va
perdiendo función las células grandes se van convirtiendo en pequeñas.
La progesterona se empieza a producir en forma rápida después de la ovulación, alcanzando
un pico aproximadamente 8 días después. Actúa en forma local y central, evitando el
crecimiento de nuevos folículos. Este crecimiento es inhibido también por la baja concentración
de gonadotropinas por retroalimentación negativa de estrógenos, progesterona e inhibina.
Durante esta fase la secreción de inhibina es elevada; es controlada por la LH, permitiendo la
caída de FSH necesaria para el comienzo del próximo ciclo.
En el ciclo normal el tiempo entre el aumento de LH y la menstruación es de 14 días. El cuerpo
lúteo empieza a perder función 9 a 11 días después de la ovulación. El mecanismo de
regresión es desconocido, pero se cree que tanto los estrógenos como las prostaglandinas
pueden jugar papel a medida que aumentan en esta fase. Para que el cuerpo lúteo
permanezca activo se requiere la presencia de HCG.
La FSH es indispensable para los cambios descritos en las células de la granulosa. Debido a
la disminución en la producción de esteroides e inhibina y al cambio en el patrón pulsátil de
secreción de GnRH, la FSH empieza a elevarse dos días antes de aparecer la menstruación.
Las células de la línea blanca posiblemente juegan un papel paracrino en la involución del
cuerpo lúteo. Se ha observado un marcado aumento de los macrófagos en el momento en que
empiezan los cambios involutivos. Pueden intervenir en la luteolisis mediando la síntesis de
prostaglandinas.
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PRIMERA PARTE
FUNDAMENTOS DE
FISIOLOGÍA
CAPITULO IV
EFECTOS DE LAS HORMONAS SOBRE EL UTERO
El conocimiento del útero como estructura anatómica se remonta a varios siglos atrás.
Herófilo en el Siglo IV a.C. describió sus diferentes posiciones. Hay descripciones del útero
como órgano diferente a la vagina en papiros egipcios y escrituras hindúes que datan del año
2.500 a.C. Andrea Vesalius en el Siglo XVI fue el primero en revelar en forma adecuada la
presencia de la cavidad endometrial.
El útero es un órgano que se desarrolla en conjunto con las trompas de Falopio y la porción
superior de la vagina a partir de la fusión de los conductos de müller en la décima semana de
vida intrauterina; este proceso sucede en ausencia de la hormona anti-mülleriana (factor
inhibitorio mülleriano). Esta hormona hace parte de la familia del factor de crecimiento de
transformación - a y es sintetizada por las células de Sertoli; es responsable de la regresión del
conducto de müller ipsilateral hacia la semana 8 de gestación.
Inicialmente los conductos fusionados están cubiertos por un epitelio cuboidal simple que
luego se vuelve columnar y pseudoestratificado; por debajo del epitelio aparece el
mesénquima condensado que dará origen al estroma y a las células del músculo liso. Hacia la
semana 20 se desarrolla el endometrio a partir de la mucosa uterina. Se cree que este
desarrollo está gobernado por factores locales y que es independiente de las hormonas
esteroideas. Experimentos animales han demostrado que es indispensable la interacción que
existe entre el mesénquima y el epitelio, siendo el mesénquima el órgano blanco donde actúan
los factores de crecimiento.
La menstruación espontánea, cíclica, predecible y regular es la característica principal de los
ciclos ovulatorios como resultado de una cuidadosa interacción entre el hipotálamo, la
hipófisis, los ovarios y el tracto genital femenino.
degeneración. La capa basal tiene como función proveer un substrato para que el endometrio
pueda regenerarse después de la pérdida de la funcional con la menstruación.
El endometrio consta de cuatro compartimientos importantes que se interrelacionan por
mecanismos complejos:
1. El epitelio glandular, encargado de aportar los nutrientes necesarios al embrión que se
ha implantado.
2. El epitelio luminal, importante en el desarrollo de la receptividad del útero.
3. El estroma, sitio en el cual sucede la implantación y.
4. Las células del sistema inmune.
El endometrio menstrual
Es un tejido relativamente delgado pero denso. Está compuesto por el estrato basal y una
cantidad variable de estrato esponjoso. Este último puede exhibir una serie de estados
funcionales variables incluyendo desarreglo y ruptura de glándulas, fragmentación de vasos y
estroma, persistencia de necrosis, infiltración de glóbulos blancos y diapedesis hemorrágica a
pesar de lo cual siempre hay signos de regeneración en todos lo componentes. El endometrio
se ve delgado, no solo por la pérdida tisular, sino también por colapso de la matriz de soporte.
En las áreas que han sido completamente denudadas hay síntesis de DNA en la capa basal.
La proliferación rápida de estas células resulta en la reepitelización. En este tejido hay un
soporte de fibroblastos que forman una masa compacta a través de la cual pueden migrar las
células. Esta reparación es rápida, estando cubiertas dos terceras partes para el día 4 del ciclo
y en su totalidad hacia el día 6.
Fase Proliferativa
Está asociada con el crecimiento folicular y su correspondiente secreción elevada de
estrógenos. Las glándulas son las que demuestran una mayor respuesta inicial a este estímulo
hormonal. Inicialmente son delgadas y tubulares, tapizadas por células epiteliales columnares
bajas, poco a poco se van haciendo evidentes las mitosis y se observa pseudoestratificación.
El estroma sale de su condición menstrual, densa; pasa por un breve período de edema y
finalmente adquiere un aspecto suelto, semejante a un sincitio. A través de él se extienden los
vasos espirales hasta un punto por debajo de la membrana epitelial.
Todos estos componentes demuestran gran proliferación con un pico hacia los días 8 a 10 del
ciclo. Este cambio está caracterizado por una gran cantidad de mitosis, aumento en el
contenido de DNA nuclear y en la síntesis de RNA citoplasmático. La concentración
intranuclear de receptores para estrógenos y progesterona alcanza un pico hacia la mitad del
ciclo, antes del momento ovulatorio.
Durante la fase proliferativa el endometrio aumenta su espesor de 0.5 mm a 3.5 - 5 mm. No
solo hay crecimiento del tejido sino también reexpansión del estroma. Una característica
importante de esta fase dominada por estrógenos es el aumento en las células ciliadas y
microvellosidades, incremento que empieza en los días 7 a 8 del ciclo. La concentración de
estas células ciliadas alrededor de la apertura de las glándulas y los movimientos de las cilias
de esta cifra.
PROGESTERONA
de la secretora, mientras que el IGF-II está presente en la fase folicular tardía y en la decidua.
Se ha demostrado que los estrógenos bloquean la expresión de la Interleuquina-6 por las
células estromales; esto permite que actúen los factores de crecimiento y por lo tanto se
presenta la proliferación celular. Las proteínas fijadoras de estos factores de crecimiento son
secretadas por el endometrio; de ellas vale la pena destacar la IGFBP-1. Su síntesis es
controlada por factores como la progesterona, la insulina y los factores de crecimiento
similares a la insulina. Su acción, aunque no bien establecida, parece ser el control de la
expresión del IGF-I en el endometrio y el trofoblasto; posiblemente estimula la migración
celular uniéndose al receptor de fibronectina. Sus niveles aumentan en el suero y el líquido
amniótico durante el embarazo.
Otros factores menos estudiados son el factor de crecimiento derivado de plaquetas,
mitógeno para las células del estroma; aunque no se ha demostrado que existan variaciones
cíclicas en su concentración, el número de sus receptores es mayor durante la fase
proliferativa. El factor de crecimiento fibroblástico actúa sobre las células endoteliales de
los capilares promoviendo su proliferación; no tiene variación durante el ciclo.
El factor de crecimiento de transformación-b se encuentra en las glándulas y en el estroma.
Su concentración es mayor durante la fase proliferativa y el embarazo. Al parecer su principal
acción es inhibir la proliferación celular en períodos en los cuales está ocurriendo la
diferenciación. Al promover la diferenciación del citotrofoblasto a sincitiotrofoblasto puede
contribuir a inhibir la invasión trofoblástica. Además induce el activador de plasminógeno.
Las prostaglandinas son producidas por las células epiteliales y del estroma, alcanzando un
pico máximo en la fase secretora tardía; la que se produce en mayor cantidad es la F2a que es
un estimulador potente de la contracción miometrial. Su cantidad se reduce en forma
significativa después de la implantación, lo cual sugiere que hay un mecanismo importante de
control para su supresión. La producción de prostaglandinas requiere un soporte estrogénico,
posiblemente aumentado por la progesterona; la supresión aguda de progesterona promueve
su incremento. El miometrio produce principalmente prostaciclina utilizando precursores
derivados del endometrio.
Las células epiteliales y del estroma también secretan fibronectina, acción suprimida por la
progesterona. Posiblemente esta supresión reduce la capacidad de la fibronectina de unirse a
los proteoglicanos de heparan-sulfato, acción importante en la unión del embrión. Las células
epiteliales producen uteroglobina, proteína que se une a los progestágenos y posiblemente
juega papel en la inmunosupresión; la expresión de su gene está regulada por los estrógenos.
Otro factor que puede jugar papel en la inmuno-regulación es la b-endorfina; su liberación es
inhibida tanto por los estrógenos como por los glucocorticoides.
La endotelina-1 es un vasoconstrictor potente; su actividad está balanceada por el estímulo
en la producción del factor de relajación derivado del endotelio y prostaciclina. Su síntesis en el
endometrio es estimulada por el factor de crecimiento de transformación-b y por la
interleuquina-1a. Puede ser uno de los factores responsables de la vasoconstricción necesaria
para frenar el sangrado menstrual. Es también un inductor de contracciones uterinas y puede
jugar papel en la dismenorrea. Además es mitógeno y puede promover la reepitelización del
endometrio.
Existen también las mucinas, productos glucoprotéicos de alto peso molecular ricos en
mucopolisacáridos; son producidas por las células epiteliales hacia la luz de las glándulas
durante la fase lútea, su acción es desconocida.
Diversas citoquinas también son expresadas en el endometrio. Entre ellas se pueden citar la
interleuquina-1, presente en las células epiteliales, endoteliales, linfoides y del estroma; su
concentración es mayor durante la fase secretora. Se postula su importancia durante la
menstruación al inducir la producción de prostaglandina E2 y posiblemente es un factor
importante durante la implantación. El interferon-g juega papel importante en la respuesta
inmune al embarazo; induce la expresión de moléculas del HLA-DR e inhibe la proliferación del
epitelio.
Existe otra serie de péptidos y proteínas producidos en el útero. Entre ellos se pueden citar la
proteína endometrial asociada a progesterona (proteína placentaria 14 o PP-14),
secretada por el epitelio glandular y la decidua; se encuentra también en el líquido amniótico y
en la circulación. Son dos sus posibles acciones: actúa como globulina transportadora y ser
responsable en parte de la inmunomodulación, pues se ha demostrado que es capaz de inhibir
el cultivo mixto de linfocitos.
La proteína endometrial asociada con el embarazo a-1 (proteína placentaria 12 o PP-12)
tiene una estructura similar a una proteína fijadora del IGF-I. Parece ser responsable de la
regulación del crecimiento y la invasión del trofoblasto. En el endometrio decidualizado
también se ha encontrado la presencia de CA-125 sin que se haya establecido su función.
Otros factores producidos por el endometrio y posiblemente regulados por factores hormonales
son el activador de plasminógeno, la relaxina, la renina, la anhidrasa carbónica y la
lactoferrina.
TABLA 4.1
Proteínas de la fase secretora
PROTEINA CELULA DE ORIGEN FUNCION PROPUESTA
PP-14 Epitelio glandular Inmunosupresor
IGFBP-1 Célula decidualizada del Regula acción IGF; modula invasividad
estroma del trofoblasto
Proteínas de la Epitelio glandular y células Interacción matriz extracelular y
matriz decidualizadas del estroma trofoblasto
extracelular
Integrinas Epitelio glandular y células Interacciones célula-matriz extracelular y
decidualizadas del estroma célula-célula
Prolactina Célula decidualizada del Osmoregulación dellíquido amniótico;
estroma regulación de síntesis de surfactante
pulmonar; tocolítico; inmunosupresor
Relaxina Célula decidualizada del Estimula la actividad de la aromatasa del
estroma estroma; ruptura del colágeno
CA-125 Epitelio glandular Desconocida
Uteroglobina Célula decidualizada del Síntesis de prostaglandinas
estroma
PAPP-A Epitelio glandular Desconocida
Mucinas Epitelio glandular Desconocida
Renina Célula decidualizada del Desconocida
estroma
Lactoferrina Epitelio glandular Desconocida
Estudios recientes en ratas han mostrado que una de las proteínas necesarias para la
implantación es el factor inhibidor de la leucemia (LIF). Aún es desconocido su papel en el
embarazo humano, pero se sugiere que puede ser requisito indispensable para que exista
implantación.
Muchas de las proteínas de la matriz extracelular tienen la secuencia de aminoácidos
arginina-glicina-aspartato. Se ha sugerido que esta secuencia es fundamental para que exista
implantación y crecimiento inicial del trofoblasto. Dentro de estas proteínas las más estudiadas
hasta el momento son las integrinas, cuya expresión es mayor en el endometrio durante la
ventana de implantación.
La Decidua
La decidua es el endometrio especializado del embarazo; es un tejido activo en el intercambio
bioquímico entre la madre y la unidad feto-placentaria.
Las células de la decidua se derivan de las células del estroma del endometrio bajo el estímulo
de la progesterona. Aparecen al final de la fase lútea y comienzo del embarazo y llegan a
tapizar toda la superficie de la pared uterina. Su principal característica histológica es la
presencia de pliegues en el epitelio y la distensión de las células con un citoplasma claro; las
células desarrollan núcleos agrandados e hipercromáticos; estos cambios son conocidos como
la reacción de Arias-Stella. La función de las células deciduales consiste en acumular
glucógeno y vacuolas lipídicas, además de ser el sitio de expresión de varias sustancias entre
las cuales se encuentran la prolactina, la relaxina, la renina y los factores de crecimiento
similares a la insulina. Estos péptidos no son liberados hacia la circulación y su efecto es local.
La síntesis de la prolactina es regulada por la placenta, las membranas y factores deciduales.
A diferencia de la producida en la hipófisis, sobre ella no ejercen ningún control la dopamina, la
bromocriptina y la TRH. Se han encontrado en la placenta un factor liberador y uno inhibidor.
Se cree que la prolactina es producida en las células deciduales. En el líquido amniótico
alcanza niveles pico en la primera mitad del embarazo, llegando a 4,000 ng/ml. Se piensa que
puede intervenir en la regulación del volumen de líquido amniótico y su contenido de
electrolitos. Puede actuar también en la producción de surfactante a nivel pulmonar y en el
miometrio disminuyendo su contractilidad. También es un factor que suprime la respuesta
inmune.
En la decidua hay factores angiogénicos, importantes para el crecimiento de vasos sanguíneos
en el embarazo temprano. Entre ellos se pueden citar el factor de crecimiento fibroblástico y
otro factor estimulador del endotelio. Se encuentran, además, concentraciones elevadas de
proteínas fijadoras del factor de crecimiento similar a la insulina (IGFBP), especialmente la tipo
1, conocida antiguamente como proteína endometrial 12 o globulina- a asociada al embarazo.
Su función no está esclarecida totalmente pero parece actuar sobre la expresión de insulina y
factores de crecimiento.
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SEGUNDA PARTE
TRASTORNOS
OVULATORIOS
CAPITULO V
SINDROME DE ANOVULACION CRONICA
Se puede decir que el ovario es, en principio, un órgano productor de andrógenos. El cambio
cíclico del folículo depende de la capacidad que tienen las células de la granulosa de convertir
estos andrógenos a estrógenos, gracias a la aromatización. El aumento de los estrógenos
produce la señal adecuada para la ovulación. Esta señal se puede perder por el aumento en la
producción extraglandular de estrógenos o por estimulación inapropiada, llevando a la
anovulación. Esto implica que los niveles de estrógenos se vuelven relativamente constantes y
los de andrógenos, producidos en el estroma y la teca, o se mantienen o aumentan.
En las mujeres con ciclos ovulatorios, la mayor parte de los estrógenos proviene de la
producción ovárica de estradiol y en menor proporción de la conversión periférica de
androstendiona a estrona y de la conversión de testosterona y estrona a estradiol.
DEFECTOS CENTRALES
El eje hipotálamo-hipofisiario puede ser incapaz de responder, incluso ante la presencia de los
mecanismos de retroalimentación intactos. Aunque no es fácil su comprobación, la inadecuada
función del hipotálamo puede ser responsable de la falla ovulatoria. Para que exista una
adecuada liberación pulsátil de las gonadotropinas, se requiere una correcta estimulación por
parte de la GnRH. Hay varias situaciones clínicas en las cuales se presenta la inhibición de los
pulsos de GnRH, tales como estrés, ansiedad, anorexia nerviosa y pérdida rápida de peso; en
estos casos no existe el pico de las gonadotropinas por lo cual se inhibe la ovulación.
Existe un síndrome claramente definido de anovulación de origen central: la
hiperprolactinemia. La paciente atraviesa por un espectro de trastornos que se inician con la
fase lútea insuficiente, luego la anovulación y finalmente, cuando hay supresión total de la
GnRH, con amenorrea. Este trastorno será analizado con detalle en otro capítulo.
Las alteraciones centrales pueden ser subdivididas en dos grandes grupos: las disfunciones
hipotálamo-hipofisiarias y las del sistema nervioso central - hipotálamo.
Disfunción hipotálamo - hipofisiaria
El ejemplo clásico de la alteración hipotalámica que lleva a desórdenes del ciclo menstrual es
el Síndrome de Kallman. Esta es una alteración más frecuente en hombres, que cursa con
hipogonadismo hipogonadotrófico, acompañado de anosmia o hiposmia. Es transmitido de
diversas formas y causado por una falla en la migración de las neuronas productoras de GnRH
desde la placa olfatoria.
Al no existir una adecuada producción de gonadotropinas, la secreción de esteroides sexuales
también es baja. La penetrancia del defecto es variable, por lo cual hay un espectro que va
desde el infantilismo sexual, hasta el desarrollo mamario escaso. Con frecuencia el motivo de
consulta es la amenorrea primaria.
El diagnóstico se sospecha cuando se encuentran niveles anormalmente bajos de FSH y LH,
con una pobre respuesta a la administración exógena de GnRH. Siempre se debe descartar la
presencia de una masa hipotalámica o hipofisiaria, por lo cual se recomienda realizar TAC o
resonancia magnética nuclear.
DEFECTOS PERIFERICOS
Las mujeres con anovulación tienen pulsos de LH aumentados en frecuencia y amplitud. Esto
puede ser explicado por una menor inhibición hipotalámica de los opioides endógenos por la
reducción de progesterona. Posiblemente existe también alteración en los sitios de interacción
entre dopamina y endorfinas.
Señales de retroalimentación alteradas
Las posibles señales erróneas se pueden encontrar en dos niveles: 1. los niveles de estradiol
pueden no descender lo suficiente para permitir la retroalimentación positiva sobre FSH para
iniciar el crecimiento folicular o, 2. los niveles de estradiol son insuficientes para inducir la
retroalimentación positiva sobre la LH necesaria para el pico preovulatorio.
Para que los estrógenos disminuyan en forma adecuada al final del ciclo, se requiere una
reducción en su secreción, un metabolismo y depuración adecuados y la ausencia de una
fuente extragonadal de la hormona.
El ejemplo típico de la anovulación secundaria a secreción persistente de estrógenos es el
embarazo. Con poca frecuencia puede ser el resultado de tumores ováricos o suprarrenales.
El metabolismo y excreción de los estrógenos puede verse alterado en enfermedades
hepáticas y del tiroides. Tanto el hipertiroidismo como el hipotiroidismo pueden no solo alterar
la excreción hormonal sino modificar las tasas de conversión periférica, llevando a la
anovulación.
La producción extragonadal de esteroides puede llegar a una proporción importante. Aunque la
glándula suprarrenal produce poca cantidad de estrógenos, indirectamente contribuye al nivel
total en la circulación; esto se realiza por la conversión periférica de precursores androgénicos,
especialmente la androstendiona. Por lo tanto, el estrés físico y el psicológico pueden
aumentar los precursores androgénicos. La androstendiona es convertida a estrógenos por el
tejido adiposo, por lo cual el problema aumenta cuando hay sobrepeso.
En estas pacientes se ha logrado demostrar la existencia de una respuesta ovárica exagerada,
con aumento en la actividad de la enzima P450C17 (17-a hidroxilasa). Esto explicaría el
incremento en la producción de 17-hidroxiprogesterona. Como esta enzima también se
encuentra presente en la glándula suprarrenal, explicaría la mayor síntesis de DHEA y su
sulfato.
La deficiencia en la producción estrogénica necesaria para desencadenar el pico de LH no
tiene que ser absoluta, como se da por ejemplo en la disgenesia gonadal o en la falla ovárica.
Con mayor frecuencia puede ser observada por una secreción folicular inadecuada o por una
alteración en la interacción con las gonadotropinas. Ejemplo típico de este estado se presenta
en lo ciclos perimenopáusicos, en los cuales no hay una adecuada respuesta del folículo, con
disminución en los niveles de estradiol producidos.
Condiciones locales del ovario
En el folículo existe un balance entre hormonas y factores autocrinos y paracrinos. Estos
últimos ayudan a mantener la sensibilidad del folículo a la FSH, aumentando el número de
FISIOPATOLOGIA
Los primeros investigadores que describieron un complejo sindromático asociado con
trastornos ovulatorios fueron Stein y Leventhal en 1935. Las mujeres que quedaban
enmarcadas dentro de este síndrome debían reunir una serie de características como
oligomenorrea, hirsutismo y obesidad, en conjunto con la presencia de ovarios poliquísticos
aumentados de tamaño.
Actualmente se acepta que el ovario poliquístico no es una entidad aparte, sino el resultado de
cualquier alteración que se asocie con anovulación, por lo cual se ha preferido utilizar el
término de Síndrome de anovulación crónica. No existe ningún marcador bioquímico
específico para confirmar la entidad.
Sin embargo hay una serie de cambios hormonales típicos de este síndrome. La producción
total de estrógenos y andrógenos está aumentada y es dependiente de la secreción de LH.
Esto se refleja en una aumento de los niveles circulantes de testosterona, androstendiona,
dehidroepiandrosterona (DHEA), sulfato de dehidroepiandrosterona (DHEAS),
17-hidroxiprogesterona (17-OHP) y estrona. La testosterona, androstendiona y DHEA
provienen del ovario, mientras que la DHEA-S es contribución exclusiva de la suprarrenal.
Al tratar de hacer el diagnóstico por medio de la ecografía se ha demostrado que hasta 25%
de mujeres normales exhiben el patrón característico del ovario poliquístico, incluso aquellas
que están utilizando anticonceptivos hormonales.
El ovario no produce una cantidad aumentada de estrógenos. El incremento en su
concentración total es debido a la conversión periférica de androstendiona a estrona. El
incremento en los niveles de testosterona reduce hasta en un 50% los niveles circulantes de
SHBG, lo cual permite que haya una mayor cantidad de hormona libre.
Las pacientes con anovulación persistente tienen niveles aumentados de LH y normales o
ligeramente disminuidos de FSH. En primer lugar esto puede ser explicado por una mayor
sensibilidad de la hipófisis a la estimulación por GnRH, secundaria al aumento de estrógenos.
Esto se traduce en un aumento en la frecuencia y amplitud de los pulsos de LH; además, la
actividad biológica de esta gonadotropina es mayor en presencia de estrógenos. La mayor
sensibilidad no solo se presenta en la hipófisis, sino que el hipotálamo también aumenta la
frecuencia de secreción de GnRH. La disminución en la FSH es consecuencia de la
retroalimentación negativa que producen los estrógenos.
La mayor sensibilidad del hipotálamo y de la hipófisis podría ser atribuida a los niveles
aumentados de estrona. Pero tal vez es más importante la disminución de la SHBG que
permite una concentración elevada de estradiol libre.
La producción de FSH no es suprimida totalmente lo cual permite que el crecimiento folicular
sea estimulado constantemente, pero no hasta su madurez completa. La vida de estos
folículos puede durar varios meses en forma de pequeños quistes, rodeados por células
hiperplásicas de la teca, en ocasiones luteinizadas en respuesta a los altos niveles de LH.
Algunos folículos van hacia la atresia y entran a ser parte del componente estromal del ovario;
conservan su capacidad de esteroidogénesis contribuyendo en forma importante a la síntesis
de andrógenos. Se cierra así el círculo vicioso, ya que los andrógenos liberados a la
circulación disminuyen la SHBG y aumentan el estradiol y la testosterona libres. En el ovario
los andrógenos bloquean el crecimiento adecuado, llevando los folículos a la atresia.
En resumen se pude decir que no existe alguna alteración específica en un órgano, sino que el
síndrome de anovulación crónica es el resultado del aumento de andrógenos por cualquier
causa.
RESISTENCIA A LA INSULINA
Achard en 1921 fue la primera persona en reconocer la asociación entre la intolerancia a la
glucosa y el hiperandrogenismo al hacer una descripción de una "paciente diabética barbuda".
Actualmente es una asociación perfectamente reconocida. Con frecuencia, además de estas
dos alteraciones se puede encontrar la presencia de acantosis nigricans, pigmentación color
café de la piel, ocasionalmente con apariencia verrugosa y que es más frecuente en el cuello,
axilas e ingles. La presencia de la acantosis nigricans está directamente relacionada con la
severidad de la hiperinsulinemia.
La resistencia a la insulina es un trastorno relativamente frecuente. La hiperinsulinemia
aparece como un fenómeno secundario, para tratar de compensar la deficiencia de insulina en
los órganos blanco. Si en los tejidos la cantidad de insulina no es suficiente para suprimir los
EVALUACION CLINICA
La paciente generalmente se presenta con algún trastorno del ciclo. Si hay amenorrea se inicia
el estudio indicado de acuerdo a las pautas expuestas en el capítulo correspondiente. Si se
sospecha que el problema anovulatorio es de un tiempo largo de evolución, siempre se
recomienda practicar una biopsia de endometrio con el fin de descartar la hiperplasia. Si no
hay signos de androgenización como hirsutismo o virilismo, no es necesario medir los niveles
séricos de andrógenos.
Aunque solo un pequeño porcentaje de las pacientes con síndrome de anovulación crónica
tienen hiperprolactinemia o hipotiroidismo, se considera que estas son entidades que merecen
un tratamiento específico, por lo cual siempre se recomienda como parte de la evaluación
inicial solicitar niveles séricos de Prolactina y TSH.
El manejo depende de lo que se detecte en cada paciente. En aquellas mujeres que han
consultado por infertilidad se utilizan los esquemas corrientes de inducción de ovulación. Se ha
postulado que en ellas hay un riesgo incrementado de aborto espontáneo, posiblemente por
aumento en los niveles de LH, que alterarían el microambiente ovárico óptimo. Por lo tanto, en
estas pacientes está indicado, cuando es posible, hacer antes de la inducción de ovulación
una supresión total del eje hipotálamo - hipofisiario con análogos de GnRH. Si después de tres
ciclos no se ha logrado una adecuada respuesta folicular con el clomifeno, puede tener alguna
utilidad el bloqueo de la producción suprarrenal de andrógenos; esto se logra con dosis bajas
de corticoides, como 0.5 mg diarios de dexametasona o 5 mg de prednsisona.
Si la paciente no desea embarazo, la meta del tratamiento es interrumpir la exposición
continua del endometrio y el tejido mamario a los estrógenos. Se puede indicar el manejo con
acetato de medroxiprogesterona 10 mg diarios por doce días a partir del día 12 del ciclo. Si la
paciente es sexualmente activa y quiere evitar la gestación, es aconsejable utilizar cualquiera
de los anticonceptivos orales de microdosis.
Si la paciente presenta sobrepeso y se sospecha resistencia a la insulina, tiene mayor riesgo
de problemas cardiovasculares. Es ideal lograr una reducción de por lo menos el 5% del peso
inicial. Con esta sola medida en muchas ocasiones se puede romper el círculo vicioso de la
anovulación.
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SEGUNDA PARTE
TRASTORNOS
OVULATORIOS
CAPITULO VI
AMENORREA
DEFINICION
Toda paciente que cumpla una de las siguientes características debe ser incluida en el
capítulo:
1. Ausencia de menstruación a los 14 años sin desarrollo de las características sexuales
secundarias.
2. Ausencia de menstruación a los 16 años a pesar de la presencia de crecimiento y
desarrollo normal de características sexuales secundarias.
3. En toda mujer que ha venido menstruando, la ausencia de reglas por un lapso
equivalente a tres de los intervalos previos de sus ciclos o seis meses sin menstruación,
se considera en amenorrea.
La demostración clínica de una función menstrual adecuada es de la aparición de sangre en el
exterior. Para que esto suceda se requiere la presencia de un tracto de salida íntegro que
conecte los genitales internos con el exterior; esto implica la presencia y desarrollo del
endometrio en la cavidad uterina. Este tejido debe ser estimulado y regulado por una
secuencia y concentración adecuadas de las hormonas esteroideas estrógenos y
progesterona, producidas en el ovario. Para el desarrollo del aparato folicular es indispensable
la presencia de las gonadotropinas FSH y LH originadas en la hipófisis anterior y reguladas por
la GnRH secretada en forma pulsátil en el hipotálamo basal. Todo este sistema es regulado
por un complejo que integra información biofísica y bioquímica comprometida en las señales
hormonales, factores autocrinos y paracrinos y función de la célula blanco en el útero, el
ovario, la hipófisis, el hipotálamo y otros centros del sistema nervioso central.
De esta manera y con el fin de estudiar la amenorrea se puede dividir el organismo en cuatro
compartimientos, los cuales pueden explicar las posibles causas de la siguiente manera:
● Compartimiento I: el tracto de salida u órgano blanco uterino.
EVALUACION DE LA AMENORREA
Como en todo acto médico se debe partir de una historia clínica cuidadosa y examen físico
completo; deben buscarse evidencias de disfunción psicológica o estrés emocional, historia
familiar de anomalías genéticas aparentes, signos de algún problema físico con énfasis en el
estado nutricional, crecimiento y desarrollo, características del tracto reproductivo normal y la
posibilidad de enfermedades del sistema nervioso central. El estudio de la amenorrea debe
seguir los pasos que se enumeran a continuación.
PASO I
El paso inicial en el estudio de la paciente con amenorrea es descartar el embarazo. Una vez
excluida esta posibilidad se inicia el estudio con medición de TSH, prolactina y una prueba
progestacional. Aunque son pocas las pacientes que tienen hipotiroidismo su diagnóstico es
tan sencillo y el tratamiento tan fácil, con respuesta rápida y regreso de los ciclos ovulatorios
que se justifica su estudio. Al aumentarse la TSH hay disminución de la dopamina en la
hipófisis, lo cual hace que se aumente la prolactina. En estos casos es exótico encontrar
niveles de prolactina superiores a 100 ng/ml.
El propósito de la prueba progestacional es evaluar el nivel de estrógenos endógenos y la
competencia del tracto de salida. Se administra un agente progestacional que no contenga
ningún tipo de actividad estrogénica; se recomienda el acetato de medroxiprogesterona vía
oral 10 mg diarios durante cinco días. Se espera que haya sangrado entre 2 y 7 días después
de terminada la droga. Si hay sangrado se puede confirmar el diagnóstico de anovulación. De
esta manera se comprueba la presencia de un tracto de salida íntegro, con un endometrio
funcional, adecuadamente estimulado por estrógenos.
La cantidad del sangrado necesaria para considerar la prueba como positiva es un manchado
mínimo. Hay dos situaciones en las cuales se puede presentar una prueba progestacional
negativa a pesar de tener niveles adecuados de estrógenos endógenos. En ambos casos el
endometrio se encuentra decidualizado y por lo tanto no va a ser descamado con el
progestágeno exógeno. Esto se presenta cuando hay niveles elevados de andrógenos, por
ejemplo en la paciente con ovarios poliquísticos y en mujeres con niveles elevados de
progesterona encontrados en las deficiencias enzimáticas en la glándula suprarrenal.
Si hay ausencia de galactorrea y niveles de prolactina y TSH normales, no se requiere más
estudio. Si la paciente ha permanecido en anovulación por un período prolongado, se
recomienda hacer una biopsia de endometrio para descartar atipia o malignidad.
La terapia mínima de las pacientes anovulatorias requiere la administración mensual de un
agente progestacional. La experiencia con el endometrio en la terapia estrogénica ha
demostrado que se requiere mínimo de 10 días para proveer una protección adecuada sobre
los efectos mitogénicos de los estrógenos. El tratamiento más sencillo es con acetato de
medroxiprogesterona 10 mg/día por 12 días al mes, a partir del día 12 del ciclo. Si se desea
anticoncepción se puede utilizar cualquiera de las píldoras de microdosis.
En algunos casos la prueba progestacional puede disparar la ovulación; esto se demuestra por
la presencia de sangrado más tardío, 14 días después de la prueba.
Existe una regla que puede aplicarse en estos casos: Un sangrado positivo en respuesta a
la medicación progestacional, ausencia de galactorrea y nivel normal de prolactina
excluyen la presencia de un tumor hipofisiario significativo.
La presencia de un manchado escaso implica niveles marginales de estrógenos, por lo cual
estas pacientes periódicamente deben ser reevaluadas. El sangrado en cualquier cantidad
superior a unas pequeñas gotas hace la respuesta positiva.
PASO II
Si no existe sangrado después de la prueba progestacional existen dos posibilidades: o el
órgano blanco del tracto de salida no es funcional o no hubo estimulación estrogénica que
permitiera la proliferación del endometrio. Este segundo paso está diseñado para diferenciar
estas posibilidades. Se administra una dosis adecuada de estrógenos que permita la
proliferación del endometrio (2.5 mg de estrógenos conjugados por 21 días) y los últimos 5
días se asocia acetato de medroxiprogesterona 10 mg/día.
Si no existe sangrado después de la prueba estrógeno/progestágeno se puede confirmar el
diagnóstico de una alteración en el endometrio o el tracto de salida. Si hay sangrado se
puede asumir que el tracto de salida tiene una función normal si es estimulado adecuadamente
por estrógenos.
Los problemas del tracto de salida son secundarios a raspados exhaustivos que producen
adherencias, a infecciones o a una amenorrea primaria producida por alteraciones del tracto
mülleriano. Estas alteraciones son raras y si no hay una razón que las haga sospechar, este
paso puede ser omitido.
PASO III
Para que se produzcan estrógenos, los ovarios con aparato folicular normal deben tener un
estímulo por parte de las gonadotropinas. Este paso está diseñado para determinar cual de
estos dos componentes está alterado. Con este fin se hace la medición de los niveles séricos
de las gonadotropinas. Si se ha realizado el paso II se pueden alterar los niveles de
gonadotropinas, por lo tanto se debe esperar por lo menos dos semanas después del estímulo
estrógeno-progestacional. Siempre se debe tener en cuenta el pico preovulatorio de la LH, ya
que es alrededor de tres veces superior al nivel basal; si no hay sangrado después de dos
semanas de haber practicado el examen, cualquier nivel elevado de LH se puede asumir como
anormal. E l resultado de las gonadotropinas en una mujer con amenorrea que no sangra
después de la prueba progestacional puede ser anormalmente alto, anormalmente bajo o en el
rango normal.
Gonadotropinas elevadas
El punto básico es que cuando están normales la FSH y LH con una prueba progestacional
negativa se debe sospechar una disfunción hipófisis - sistema nervioso central. Esta es la
situación clínica encontrada con mayor frecuencia. El estudio se hace de la misma forma que
para las pacientes con gonadotropinas bajas.
Gonadotropinas bajas
Se debe diferenciar si la falla está en la hipófisis o en el hipotálamo - sistema nervioso central.
Esto se realiza con la evaluación imagenológica de la silla turca, buscando cambios que
sugieran la presencia de una masa. La modalidad diagnóstica de elección es la tomografía
axial computarizada con medio de contraste intravenoso. En algunos centros se prefiere
utilizar la resonancia magnética nuclear, que aunque tiene algo más de sensibilidad tiene el
inconveniente del costo elevado.
Se ha recomendado el manejo conservador de los tumores hipofisiarios productores de
prolactina. Cuando son pequeños se puede hacer el seguimiento clínico y radiológico anual; en
otros casos se prefiere el manejo con agonistas de la dopamina cuando el tumor es mayor o
demuestra crecimiento. La cirugía se reserva únicamente para aquellos casos en los cuales no
hay respuesta al manejo médico. Si el nivel de prolactina es superior a 100 ng/ml, o cuando
hay alteración en la radiografía cónica de la silla turca, se debe realizar el TAC o la resonancia
magnética; este tipo de estudio también es recomendado cuando hay cefalea o trastornos
visuales.
COMPARTIMIENTO I
Síndrome de Asherman
Es producido por la destrucción del endometrio. Generalmente es el resultado de un raspado
postparto excesivo que lleva a la formación de cicatrices intrauterinas. En la
histerosalpingografía se observa un patrón típico dado por las múltiples sinequias intrauterinas.
El diagnóstico por histeroscopia es más certero y muestra adherencias mínimas que no son
aparentes en la radiografía. Si la función ovárica es normal la curva de temperatura basal será
bifásica. Las adherencias pueden obliterar parcial o totalmente la cavidad endometrial, el
orificio cervical interno, el canal cervical o combinaciones de estas áreas. A pesar de la
estenosis del orificio cervical la hematometra no se presenta con frecuencia; posiblemente por
el aumento de presión el endometrio se vuelve refractario; en estos casos una simple
dilatación del cérvix cura el problema.
Este síndrome también puede ser secundario a cualquier tipo de cirugía uterina, incluyendo la
cesárea, la miomectomía y las metroplastias. Las manifestaciones clínicas pueden ser
diversas además de la amenorrea, incluyendo la pérdida recurrente de la gestación, la
dismenorrea, la hipomenorrea y la infertilidad.
Otra causa poco frecuente de alteración del endometrio es la tuberculosis genital. Si existe la
sospecha clínica el diagnóstico se puede comprobar con el cultivo de sangre menstrual o de
tejido obtenido por biopsia. La esquistosomiasis también es rara y puede comprobarse por la
aparición de huevos en orina, heces, frotis rectal, endometrio o sangre menstrual.
El tratamiento puede hacerse con dilatación y raspado para romper las sinequias, pero es más
confiable cuando se realiza la adhesiolisis directa por vía histeroscópica. Luego de la cirugía
se debe utilizar un método que prevenga que las paredes uterinas se adhieran nuevamente;
una buena opción es un dispositivo intrauterino pero es preferible una sonda de Foley
pediátrica, los cuales se retiran siete días después. Se recomienda el uso de antibiótico
profiláctico de amplio espectro desde el preoperatorio y por diez días más. Además se asocian
estrógenos en dosis altas por 2 meses (2.5 mg/día de estrógenos equinos conjugados por 3
semanas; en la última semana asociar 10 mg/día de acetato de medroxiprogesterona). En
estos casos se puede lograr el embarazo pero muchas veces se complica con trabajo de parto
pretérmino, placenta ácreta, placenta previa o hemorragia postparto.
Anomalías Müllerianas
Su presencia se debe sospechar siempre en las pacientes con amenorrea primaria. Con el
adecuado examen físico se deben descartar el himen imperforado, la obliteración del orificio
vaginal o la falta de continuidad del canal vaginal. En los casos extremos hay ausencia de
útero y cérvix; es menos frecuente encontrar un útero con cavidad ausente o en presencia de
cavidad, la falta congénita del endometrio. Cuando el problema es obstructivo generalmente se
acompaña de hematocolpos, hematometra, hematosalpinx o hemoperitoneo.
La falla total del desarrollo mülleriano se conoce como el síndrome de Mayer - Rokitanski -
Kuster - Hauser. Es el diagnóstico inicial en la paciente con amenorrea primaria en la cual no
hay vagina aparente. Se puede encontrar un útero pero sin un conducto que lo comunique con
el introito; en otros casos solo hay una cuerda rudimentaria que representa el útero. Si hay
algo de cavidad endometrial se puede presentar dolor abdominal cíclico. Como el diagnóstico
diferencial es el pseudohermafroditismo masculino, se recomienda realizar un cariotipo. La
función ovárica es normal, lo cual puede ser confirmado con la curva de temperatura basal y
niveles de progesterona. El crecimiento y el desarrollo son normales. Por la frecuencia de su
asociación se deben descartar malformaciones renales y del esqueleto especialmente de la
columna.
El tratamiento quirúrgico no es el ideal; es preferible hacer la dilatación progresiva tal como fue
descrita por Frank y Wabrek. A diferencia de ésta alternativa, cuando la obstrucción es distal,
el tratamiento quirúrgico debe hacerse en forma muy precoz para tratar de evitar la
endometriosis y la infertilidad. En ausencia del cérvix no se justifica dejar el útero, ya que este
no será apto para un embarazo.
Insensibilidad a los andrógenos - Feminización testicular
Debe sospecharse su existencia cuando hay un canal vaginal ciego con ausencia de útero. Es
el caso típico de pseudohermafroditismo masculino. Su genotipo y gónadas son masculinas
con falla en la virilización. Este trastorno es transmitido por un gen recesivo ligado a X que es
el responsable del receptor androgénico intracelular. El diagnóstico se debe sospechar en tres
situaciones clínicas:
1. en niñas con "hernias inguinales", ya que pueden ser más bien testículos parcialmente
descendidos. 2. en pacientes con amenorrea primaria y ausencia de útero.
3. cuando no hay vello corporal.
Al nacimiento sus características pueden ser normales excepto por la presencia de presuntas
hernias inguinales. El crecimiento y el desarrollo son normales, aunque puede encontrarse una
talla superior al promedio y una tendencia eunucoide. El desarrollo mamario es alterado, ya
que tienen escasa cantidad de tejido glandular, los pezones son pequeños y las areolas
pálidas. En más del 50% de los casos se encuentran hernias inguinales y el desarrollo de los
labios menores es escaso; la vagina es bastante corta.
Los testículos pueden encontrarse bien sea en la cavidad abdominal o en una hernia. Después
de la pubertad hay un desarrollo incompleto del sistema tubular, tapizado por células
germinales inmaduras y por células de Sertoli, pero no hay espermatogénesis. Por la alta
incidencia de formación de tumores en estas gónadas, una vez completo el desarrollo después
de la pubertad, deben ser extirpadas. Es en el único caso en el cual se dejan las gónadas
hasta después de la pubertad. Siempre se debe instaurar una terapia de suplencia hormonal
para evitar riesgo cardiovascular y aparición de osteoporosis.
COMPARTIMIENTO II
Problemas en el desarrollo gonadal pueden presentarse con amenorrea primaria o secundaria.
Entre 30 y 40% de las pacientes con amenorrea primaria tienen algún tipo de disgenesia
gonadal. Los cariotipos más frecuentes en estos casos son:
50% 45,X
25% Mosaicos
25% 46,XX
Mujeres con disgenesia gonadal pueden presentar amenorrea secundaria. Los cariotipos
asociados son, en orden de frecuencia: 46,XX, mosaicos (45,X/46,XX), deleciones de los
brazos corto o largo de X, 47,XXX y 45,X.
Síndrome de Turner (45,X)
Sus características clínicas son baja estatura, cuello corto, desviación cubital del antebrazo y
amenorrea hipergonadotrópica, hipoestrogénica. Cuando se sospecha se deben descartar
trastornos autoinmunes, anomalías cardíacas y renales.
Mosaicos
Es importante descartar la presencia de mosaicos porque si existen líneas celulares con
cromosoma Y hacen mandatoria la laparotomía y extirpación de las gónadas. Si no se hace la
extirpación con frecuencia puede presentarse virilización.
Cuando existe la presencia de componente XX se puede lograr alguna actividad cortical, con
presencia de menstruación e incluso embarazo. Se detecta el mosaico cuando hay
menopausia precoz.
Disgenesia gonadal XY
Cuando coexisten cariotipo XY y sistema mülleriano palpable, niveles de testosterona
normales para la mujer y ausencia de desarrollo sexual se habla del síndrome de Swyer. En
estas gónadas puede haber transformación maligna, por lo cual deben ser extirpadas.
Agenesia gonadal
No se acompaña de problemas clínicos asociados fuera del hipogonadismo
hipergonadotrópico. Se puede sospechar que hubo alguna alteración del desarrollo
embrionario secundaria a trastornos metabólicos o virales. Las gónadas deben retirarse para
evitar la transformación neoplásica.
El síndrome de ovario resistente y la falla ovárica prematura han sido descritos anteriormente.
Efectos de la radiación y la quimioterapia
El efecto de la radiación sobre los ovarios es dependiente de la edad y de la dosis. Después
de dos semanas de la irradiación se ve caída en los niveles de los estrógenos y aumento de
las gonadotropinas. En mujeres jóvenes hay algún grado de protección dado por el gran
número de folículos. El daño puede no ser aparente sino años después cuando se presenta en
forma de una falla ovárica prematura. La función ovárica puede restablecerse varios años
después de que la mujer ha permanecido en amenorrea. Si hay embarazo, el número de
malformaciones no es mayor que en la población general.
Los agentes quimioterápicos también pueden afectar los ovarios, especialmente los
alquilantes. Existe relación entre la dosis y la edad en la cual se inicia la terapia.
COMPARTIMIENTO III
Los tumores malignos de la glándula hipófisis son exóticos, no se han reportado más de 40
casos en la literatura; al igual que los benignos producen problemas secundarios al
crecimiento del tumor con compresión del quiasma óptico y otras estructuras vecinas.
La mayoría de los tumores no funcionales son originados en los gonadotropos. Secretan FSH,
subunidades a libres y en raras ocasiones LH; esto no produce ningún efecto clínico. La
mayoría de las pacientes tiene secreción disminuida de gonadotropinas y amenorrea por
compresión del tallo de la hipófisis e interferencia con la llegada de la GnRH hipotalámica. Con
frecuencia hay elevaciones ligeras de la prolactina, también por imposibilidad de la dopamina
de llegar a la hipófisis anterior.
No todas las masas intraselares son neoplásicas; se han reportado gumas, tuberculomas, y
depósitos de grasa. Producen amenorrea hipogonadotrópica por compresión de la hipófisis.
Lesiones de estructuras vecinas como aneurismas de la carótida y obstrucción del acueducto
de Silvio también pueden producir amenorrea.
La insuficiencia hipofisiaria secundaria a isquemia e infarto generalmente es secuela de la
hemorragia obstétrica; es el síndrome de Sheehan ya descrito en el capítulo de anovulación.
Cuando se descubre un microadenoma hipofisiario no funcional menor de 10 mm no es
necesario ningún tipo de tratamiento; con la observación periódica es suficiente. Si se trata de
COMPARTIMIENTO IV
La anovulación funcional asociada con hipoestrogenismo, niveles normales o bajos de
gonadotropinas y trastornos psicógenos fue inicialmente descrita por Klinefelter, Albright y
Griswold en 1943. Ellos introdujeron el término "hipoestrinismo hipotalámico"; postulaban que
este trastorno era causado por la falla en la vía nerviosa hipotálamo-hipofisiaria incapaz de
liberar la hormona luteinizante.
En general, la mayoría de estudios ha demostrado que el problema subyacente es una
alteración en la secreción pulsátil de GnRH. La evaluación más detallada de estas pacientes
ha demostrado que factores ambientales como la mala nutrición, la restricción calórica, la
depresión psicógena, el estrés, el consumo excesivo de energía por ejercicio o combinación de
estos factores preceden la iniciación de la amenorrea hipotalámica. La mayoría de estas
pacientes en su historia muestran un comienzo normal de la menarquia con ciclos regulares
hasta el momento de la enfermedad. Su perfil psicológico es típicamente el de mujeres
altamente motivadas, inteligentes, con ocupaciones que producen alto grado de estrés,
generalmente delgadas o con un peso normal. La entrevista puede revelar una serie de crisis
emocionales o factores desencadenantes antes de la aparición de la amenorrea, como por
ejemplo el divorcio o la muerte de un amigo. Hay otros factores evidentes con frecuencia como
la presión académica, falta de adaptación a su medio social y problemas psicosexuales.
El examen físico es importante ya que se debe descartar la presencia de galactorrea, el
aumento de la glándula tiroides y evidencia de secreción exagerada de andrógenos. El
desarrollo de características sexuales secundarias debe ser normal. El examen pélvico puede
demostrar adelgazamiento de la mucosa vaginal, moco cervical escaso o ausente y el útero de
tamaño normal o pequeño. A pesar de los cambios hipoestrogénicos en el tracto genital estas
mujeres generalmente no presentan oleadas de calor.
El principal defecto endocrinológico en las mujeres con amenorrea hipotalámica funcional es
una falla del eje hipotálamo-hipófisis con imposibilidad para aumentar la liberación de
gonadotropinas, ante la presencia de un hipoestrogenismo severo. Las pacientes con
hipogonadismo hipogonadotrópico tienen una deficiencia en la secreción pulsátil de GnRH,
dada por una disminución en su frecuencia. La capacidad de la hipófisis de sintetizar y secretar
LH y FSH no parece estar comprometida; las pruebas de estimulación con GnRH muestran
una respuesta variable. El mecanismo normal de retroalimentación de la LH en respuesta a los
niveles de estrógenos parece estar ausente o bloqueado. Estos problemas se diagnostican por
exclusión de lesiones hipofisiarias. Pueden asociarse con situaciones de estrés, así como una
gran proporción de mujeres con peso bajo y alteraciones menstruales previas.
Hay varios tractos de neurotransmisores que pueden modular la respuesta de la GnRH y
posiblemente implicados en este trastorno: el de la norepinefrina, el de la dopamina y el de la
serotonina. Estudios en humanos y animales han mostrado un aumento en la liberación de
dopamina y opioides endógenos.
La respuesta que caracteriza el estrés es un aumento en la función del eje
hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, con mayor liberación de cortisol, asociado a incremento de la
ACTH, CRH, prolactina, oxitocina, vasopresina, epinefrina y norepinefrina. El efecto sobre el
eje reproductivo posiblemente es mediado en varios niveles: a través de la CRH que activa el
tienen menstruaciones regulares pueden tener fase lútea corta o son anovulatorias. Cuando el
entrenamiento empieza antes de la menarquia, esta puede retrasarse hasta 3 años y la
incidencia de irregularidades menstruales posteriores es elevada. En los hombres el ejercicio
no tiene tanto efecto sobre la pubertad y la función testicular.
Parece que existen dos influencias importantes: el nivel de grasa corporal y el estrés mismo. El
concepto de un peso corporal crítico fue planteado por Frisch; postula que se requiere mínimo
un 22% de grasa corporal para que haya menstruación. Las atletas que se encuentran en
competencia pueden tener una reducción de por lo menos el 50% de su grasa corporal, sin
que exista variación en el peso total, ya que la grasa es convertida en fibra muscular.
El estrés y el consumo de energía parecen jugar un papel independiente. El ejercicio rápido
disminuye las gonadotropinas, eleva la prolactina, la hormona de crecimiento, la testosterona,
la ACTH, los esteroides suprarrenales y las endorfinas como resultado de un aumento en la
secreción y una disminución en la depuración. El aumento de la prolactina es variable, por lo
cual necesariamente no es el responsable de la supresión de GnRH. En estas mujeres se ha
demostrado un aumento en los niveles de melatonina durante el día y una secreción
exagerada durante la noche; esto parece reflejar la supresión de la secreción pulsátil de
GnRH.
Se ha sugerido que la reducción de la grasa corporal afecta el metabolismo de los estrógenos,
conduciendo a un aumento en la conversión de estrógenos biológicamente activos hacia
catecolestrógenos, relativamente inactivos.
Otras sustancias posiblemente implicadas en la amenorrea de estas pacientes son los
opioides endógenos. Sin que esté totalmente dilucidado el mecanismo por el cual se produce,
siempre el punto final es la supresión de la secreción pulsátil de GnRH. Incluso en aquellas
deportistas con menstruaciones regulares, la frecuencia y la amplitud de los pulsos de LH se
encuentran reducidas en forma significativa. La presentación clínica es un espectro que va de
la fase lútea insuficiente, a la anovulación y finalmente la amenorrea; esto depende del grado
de supresión de la GnRH.
Síndrome de Kallman
Este síndrome es conocido desde hace varias décadas; la primera descripción en la literatura
fue realizada por Aurelio Maestre de San Juan en 1849. En una autopsia demostró la
asociación entre hipogonadismo y falta de desarrollo del pedículo olfatorio. Solo hasta 1944
Kallman aportó la revisión de ocho casos y expuso la teoría de un posible defecto genético,
motivo por el cual recibió su nombre. Posteriormente Morsier propuso el nombre de displasia
olfato-genital. Es la asociación entre amenorrea y anosmia. En la mujer este problema se
caracteriza por la presencia de amenorrea primaria, desarrollo sexual infantil, gonadotropinas
bajas, cariotipo femenino normal y la imposibilidad de percibir olores. Las gónadas responden
en forma normal a las gonadotropinas, por lo cual se puede lograr la inducción de la ovulación;
son resistentes al citrato de clomifeno.
El perfil hormonal muestra niveles muy bajos de gonadotropinas con la FSH superior a la LH.
Los niveles de estrógenos son también muy bajos. La respuesta a la estimulación con GnRH
es variable y depende de la expresividad de la alteración genética.
TRATAMIENTO HORMONAL
La paciente hipoestrogénica que no es candidata para la inducción de ovulación requiere un
tratamiento de suplencia hormonal. Se incluyen todas las pacientes en las cuales se ha llegado
al diagnóstico de falla ovárica, amenorrea hipotalámica y ooforectomía. Es bien conocido el
impacto a largo plazo de los estados hipoestrogénicos en términos de enfermedad
cardiovascular, perfil de lipoproteínas y densidad ósea. Incluso en mujeres jóvenes, atletas, el
ejercicio no alcanza a ser suficiente para compensar la pérdida ósea del estado
hipoestrogénico. Se emplea el esquema usual de suplencia estrógeno - progestacional:
estrógenos equinos conjugados 0.625 mg diarios del 1 al 21 de cada mes, adicionando 10 mg
de acetato de medroxiprogesterona los últimos 12 días. La menstruación ocurre alrededor de 3
días después de terminada la progesterona; si hay sangrado en cualquier otra época se puede
inferir que la función endógena se ha restaurado. En este momento se suspende el tratamiento
hormonal y se sigue clínicamente la paciente con el fin de comprobar la reanudación de su
ovulación.
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25.
SEGUNDA PARTE
TRASTORNOS
OVULATORIOS
CAPITULO VII
HEMORRAGIA UTERINA DISFUNCIONAL
DEFINICIONES
Es importante aclarar una serie de términos que se utilizan con frecuencia en la práctica
ginecológica diaria, de gran importancia por hacer referencia a las diversas alteraciones del
ciclo.
Oligomenorrea: Episodios de sangrado, infrecuentes, irregulares, que ocurren a intervalos
mayores de 40 días.
Polimenorrea: Episodios frecuentes pero regulares de sangrado uterino que ocurren a
intervalos de 21 días o menos.
Hipermenorrea o menorragia: Sangrado excesivo, tanto en cantidad como en duración,
que ocurre a intervalos regulares.
menopausia.
Supresión de progesterona: La hemorragia por supresión de progesterona solo tiene lugar
si el endometrio ha proliferado inicialmente por acción de los estrógenos. Con la eliminación
del cuerpo lúteo o con la suspensión de la administración de progestágenos exógenos se
producirá una hemorragia debida a la ausencia de tejido de sostén o matriz, cuyo desarrollo
depende de la acción de la progesterona. Si la terapia estrogénica se continúa al retirar la
progesterona, de todas maneras ocurre el sangrado; éste se impide solo si los niveles de
estrógenos se incrementan diez o veinte veces.
Disrupción de progesterona: Este tipo de hemorragia se presenta cuando hay una relación
anormal estrógenos/progesterona, con un aumento importante en la concentración de
progesterona. En ausencia de cantidad adecuada de estrógenos la progesterona o sus
derivados inducen una pseudoatrofia del endometrio, llevando a una composición casi
exclusiva de estroma pseudodecidual y vasos sanguíneos con escasas glándulas; esto lleva a
un sangrado escaso e intermitente, similar al que se produce en la disrupción con niveles bajos
de estrógenos. Se ha demostrado que este endometrio sangra con facilidad debido a su
fragilidad. Esta hemorragia se ha asociado con métodos anticonceptivos de depósito que
contienen sólo progestágeno, como el "Norplant" y la medroxiprogesterona.
endometrial no es dependiente de las hormonas, sino que se hace a partir de las glándulas
basales y del área de los cuernos donde hay tejido residual que restaura la continuidad de la
membrana basal, llevando así al cese del sangrado. Esto explicaría la hemorragia en los ciclos
anovulatorios por falta de un estímulo suficiente; la cantidad de tejido que se pierde no alcanza
al sitio del cual ocurre la restauración. En este sentido el raspado sería efectivo logrando
remover la cantidad suficiente de glándulas basales para permitir una nueva proliferación.
El sangrado disfuncional en la paciente ovulatoria puede presentarse en ciclos normales o con
mayor frecuencia cuando hay ovulación tardía o insuficiencia del cuerpo lúteo. Cuando los
niveles de FSH, LH, estradiol y progesterona son normales, la causa puede estar dentro del
mismo útero. La relación entre progesterona y estrógenos necesaria para mantener el
endometrio secretor puede ser inapropiada. En estos casos se altera la población de
receptores para estrógenos o para progesterona; como consecuencia se induce la liberación
local de prostaglandinas, efecto que podría ser responsable del vasoespasmo, isquemia y
hemorragia. El trastorno puede ser secundario a una disminución de la prostaglandina F2a y
aumento de la prostaciclina.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico de la hemorragia disfuncional se hace por exclusión. En primer lugar hay que
tener en cuenta la posibilidad de hemorragias del primer trimestre del embarazo. Además hay
drogas que pueden tener impacto sobre el endometrio; en los últimos años han aparecido
reportes sobre el uso de ginseng, raíz utilizada en productos cosméticos, a la cual se le ha
atribuido la posibilidad de poseer actividad estrogénica y por lo tanto de producir sangrados
anormales. Son muchas las entidades ginecológicas que se pueden manifestar por sangrado.
Las entidades del tracto de salida que se asocian con sangrado incluyen el cáncer de cérvix y
del endometrio, pólipos endometriales y miomatosis uterina. La enfermedad pélvica
inflamatoria es raro que se presente con sangrado como único signo, pero hay endometritis
que pueden producir metrorragia. La adenomiosis suele manifestarse por menorragia.
En mujeres adolescentes siempre hay que descartar alteraciones de la coagulación. En estos
casos el sangrado generalmente es abundante con ciclos regulares, similar a lo que se
observa en pacientes en tratamiento con anticoagulantes. Los sangrados irregulares se
pueden encontrar asociados con enfermedades sistémicas severas como la insuficiencia renal,
la insuficiencia hepática, la cirrosis hepática, la hipertensión arterial y las enfermedades
hematológicas.
TABLA 7.2
Diagnóstico diferencial de la hemorragia uterina disfuncional
1. Hemorragias del embarazo 2. Lesiones anatómicas
Aborto Pólipos endometriales
Retención de restos Miomas uterinos
Enfermedad trofoblástica Pólipos cervicales
Embarazo ectópico
Pólipo placentario
TRATAMIENTO
Hemorragia uterina disfuncional anovulatoria
El objetivo inmediato del manejo médico en la hemorragia anovulatoria es restablecer los
factores que normalmente controlan el sangrado y que están ausentes en el endometrio: el
hecho de que sea un evento endometrial universal, sincrónico, con estabilidad morfológica y
con ritmo vasomotor.
El tratamiento inicial puede realizarse con progestágenos en aquellas mujeres que consultan
por ciclos oligomenorréicos con sangrado no excesivo. La progesterona tiene la ventaja de ser
un potente antiestrógeno cuando es utilizado en dosis farmacológicas. Estimula la
17-b-hidroxiesteroide deshidrogenasa y la sulfotransferasa, permitiendo que haya una mayor
conversión del estradiol a sulfato de estrona, producto biológicamente inactivo que es
excretado en forma rápida de la célula. También reduce los efectos de los estrógenos sobre
las células blanco, disminuyendo la expresión de receptores para estrógeno en la célula.
Además suprime la transcripción de oncogenes mediada por estrógenos. Todo esto se traduce
en un efecto antimitótico y en contra del crecimiento.
En los casos de oligomenorrea se recomienda utilizar acetato de medroxiprogesterona 10
mg/día por 12 días en la segunda fase del ciclo, a partir del día 12. Cuando se trata de una
menometrorragia o una polimenorrea se utiliza el progestágeno por 10 a 15 días para lograr
inducir cambios predeciduales en el estroma, seguidos de un sangrado por supresión. Luego
se continúa en forma cíclica de la manera expuesta. Si la paciente desea contracepción se
recomienda un anticonceptivo oral utilizado en la forma usual.
En mujeres jóvenes el sangrado anovulatorio puede estar asociado a un crecimiento
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SEGUNDA PARTE
TRASTORNOS
OVULATORIOS
CAPITULO VIII
HIRSUTISMO
Cada folículo piloso se desarrolla entre las 8 y las 10 semanas de gestación como un
derivado de la epidermis. Está compuesto inicialmente por una columna sólida de células que
prolifera desde la capa basal de la epidermis e invade la dermis. Esta columna epitelial se
elonga y envuelve un grupo de células mesodérmicas en su extremo del bulbo, formando la
papila dérmica. Luego esta columna sólida hace un hueco formando el aparato pilo-sebáceo.
Las glándulas sebáceas y los folículos pilosos sexuales constituyen una unidad funcional, la
unidad pilo-sebácea.
El crecimiento del vello está marcado por la proliferación de las células epiteliales en la base
de la columna que están en contacto con la papila dérmica. El lanugo que cubre al feto está
ligeramente pigmentado, su diámetro es delgado, de escasa longitud y alta fragilidad. Es
importante recalcar que los folículos pilosos están ya formados en una etapa temprana del
desarrollo, hacia las 22 semanas; de ahí en adelante no se producirán nuevos folículos.
Aunque no hay diferencia en el número de folículos por unidad de área en la piel de la cara
entre los sexos, sí existen diferencias entre las razas. El patrón de crecimiento del pelo está
predeterminado genéticamente.
El crecimiento del pelo no se hace en forma continua sino cíclica, con fases alternativas de
actividad e inactividad. Estas fases son:
1. Anágena o de crecimiento
2. Catágena o de involución rápida
3. Telógena o de reposo
La longitud del pelo está determinada principalmente por la duración de la fase anágena. Por
ejemplo en el cuero cabelludo permanece en fase anágena por un lapso aproximado de 3
años, seguida de una fase de reposo relativa. En otros sitios como el antebrazo la fase
anágena es corta y la telógena prolongada, lo cual lleva a un vello corto con longitud estable.
El aparente crecimiento continuo o la caída están determinados por el grado de asincronismo
entre los diversos folículos pilosos. En el cuero cabelludo hay gran asincronía, lo cual hace que
parezca estar en continuo crecimiento; el número de folículos que se encuentra en reposo es
menor del 10% por lo cual no son aparentes.
El hirsutismo es el aumento del crecimiento del vello terminal con un patrón masculino en la
porción media del cuerpo. Virilización es el cuadro de hirsutismo acompañado de aumento de
la masa muscular, clitoromegalia, alopecia temporal, engrosamiento de la voz y aumento de la
libido. La hipertricosis es un aumento generalizado del vello del tipo del lanugo fetal asociado
con el uso de drogas o entidades malignas.
Los folículos se dividen en tres tipos principales de acuerdo al tamaño, a la profundidad y las
características del pelo. Los folículos pilosos vellosos son pequeños y poco profundos y
producen pelo fino y mal pigmentado; se encuentran en casi todas las regiones del cuerpo
excepto en el cuero cabelludo, las cejas y las pestañas. Los folículos medianos tienen mayor
calibre y se ubican más profundo en la dermis; producen pelo pigmentado y se encuentran en
los antebrazos, las piernas y las zonas de transición como la línea del cuero cabelludo. Los
folículos terminales producen pelo grueso y pigmentado; sus bulbos se extienden hacia la
capa adiposa de la piel; se encuentran en el cuero cabelludo, en las regiones axilares y
púbicas de hombres y mujeres adultas y en la cara y el tórax de los hombres. El hirsutismo
implica una transformación del folículo velloso hacia el terminal.
El crecimiento del vello sexual está afectado por problemas endocrinos. En el hipopituitarismo
hay una reducción marcada de su crecimiento. La acromegalia se asocia con hirsutismo en 10
a 15% de las pacientes. El impacto de la hormona tiroidea no es claro, pero en casos de
hipotiroidismo se puede encontrar menor cantidad de vello axilar, púbico y en la parte externa
de las cejas. La actividad de la 5a-reductasa es estimulada por el IGF-I; esto permite que en
pacientes anovulatorias con resistencia a la insulina se intensifique el hirsutismo.
El crecimiento del vello también puede ser influenciado por factores no hormonales como la
temperatura local de la piel, el riego sanguíneo y el edema. El vello crece en forma más rápida
en verano que en invierno. Se ha demostrado un mayor crecimiento del pelo en entidades
neurológicas como la encefalitis, el trauma cráneo-encefálico, la esclerosis múltiple y con el
uso de algunas drogas.
En las mujeres con hirsutismo la conversión metabólica de la dehidroepiandrosterona, la
testosterona y la androstendiona en dihidrotestosterona parece estar acelerada. Como
consecuencia los folículos vellosos se convierten en folículos pilosos terminales en gran
cantidad en áreas de piel sensibles a los andrógenos, con lo cual aumenta el diámetro y la
densidad del pelo. Es posible que la formación local de estrógenos en los folículos desempeñe
un papel modulador en la determinación del grado de hirsutismo. Un requisito para la acción
celular de los andrógenos sobre la unidad pilo-sebácea es la conversión in situ de testosterona
a dihidrotestosterona a través de la actividad de la 5a-reductasa; luego de la fijación
intracelular de dihidrotestosterona se produce la expresión androgénica en la unidad
pilo-sebácea. Además hay producción local de testosterona a partir de otros precursores
esteroideos: la 3b-hidroxiesteroide deshidrogenasa convierte la DHEA en androstendiona y la
17b-hidroxiesteroide deshidrogenasa transforma esta última en testosterona; la
androstendiona también puede ser metabolizada a androsterona.
La actividad de las glándulas sebáceas parece ser estimulada por la DHEA y su sulfato. En
pacientes con acné los niveles de DHEAS están elevados de forma más constante. Cuando se
administran dosis bajas de dexametasona esta hormona disminuye y clínicamente se observa
mejoría del acné. La asociación de hirsutismo y acné en ocasiones puede ser secundaria a la
hiperprolactinemia.
PRODUCCION DE ANDROGENOS
La tasa de producción de testosterona en la mujer normal es de 0.2 a 0.3 mg diarios. La
conversión periférica de la androstendiona aporta cerca del 50% de la concentración total de
testosterona; la glándula suprarrenal y el ovario contribuyen cada uno con el 25%. A mitad del
ciclo la contribución ovárica aumenta en un 10 o 15%. La mayor parte de la producción de la
dehidroepiandrosterona sulfato (DHEAS), así como 90% de la dehidroepiandrosterona (DHEA)
son de origen suprarrenal.
Cerca del 80% de la testosterona producida se encuentra unida a la globulina transportadora
de esteroides sexuales (SHBG); en las mujeres cerca del 19% está ligada a la albúmina,
quedando apenas un 1% en la forma libre. La DHEA, la DHEAS y la androstendiona no están
unidas a proteínas en forma significativa. La producción de SHBG en el hígado puede ser
disminuida por los andrógenos y la insulina y aumentada por los estrógenos y las hormonas
tiroideas. En la mujer con hirsutismo se encuentra disminuida por el aumento en la
concentración de andrógenos.
En las pacientes con hirsutismo sólo el 25% de la testosterona circulante proviene de la
conversión periférica; la mayoría es producida por el ovario. La causa más común es la
anovulación; las causas suprarrenales son raras.
Mientras que la testosterona es el principal andrógeno circulante, la dihidrotestosterona es el
principal andrógeno intracelular en los órganos blanco, incluyendo el folículo piloso y la unidad
pilo-sebácea. El 3a-androstenediol y su glucorónido son los metabolitos periféricos de la
dihidrotestosterona; el primero ha sido utilizado como marcador de la acción de los
andrógenos en la célula; existe una buena correlación entre sus valores y las manifestaciones
clínicas producidas por el exceso de andrógenos, así como con el nivel de actividad de la
5a-reductasa.
Existen tres exámenes de laboratorio que tienen uso potencial en la evaluación del estado
hiperandrogénico. La testosterona mide la actividad ovárica y suprarrenal; la DHEAS mide la
actividad suprarrenal y el 3a-androstenediol glucorónido la actividad sobre los órganos blanco.
El hirsutismo no es una enfermedad del vello; realmente refleja un aumento de la actividad de
la 5a - reductasa que produce mayor cantidad de dihidrotestosterona llevando a la
estimulación del crecimiento del vello. La actividad de esta enzima puede aumentarse por una
mayor disponibilidad del precursor testosterona o por un factor local del tejido que aún no es
conocido. Por este motivo se podría decir que realmente no existe un hirsutismo idiopático.
DIAGNOSTICO
La evaluación paraclínica inicial del hirsutismo consiste en medir los niveles séricos de
testosterona, DHEAS y 17-hidroxiprogesterona (17-OHP). Como parte de la valoración de la
anovulación se debe realizar la medición de prolactina y TSH.
Siempre se debe pensar en la posibilidad de la hiperinsulinemia. Como ya se había
mencionado en capítulos anteriores, las pacientes con aumento de andrógenos pueden tener
amenorrea por pseudodecidualización del endometrio, caso en el cual puede estar ausente el
sangrado después de una prueba progestacional. Una de las posibilidades que hay que
descartar es la del síndrome de Cushing.
Síndrome de Cushing
Es la secreción persistente y elevada de cortisol, que puede aparecer por cinco vías diferentes:
1. Producción exagerada de ACTH por la hipófisis (Enfermedad de Cushing).
2. Producción ectópica de ACTH por tumores.
3. Secreción autónoma de cortisol en la glándula suprarrenal.
4. Tumores ováricos.
5. Producción de CRH por un tumor.
Clínicamente se caracteriza por obesidad de tipo central, estrías e hiperpigmentación de la
piel, fracturas patológicas, diabetes, hipertensión arterial y amenorrea.
Los exámenes de laboratorio básicos para confirmar el síndrome de Cushing son la excreción
de cortisol libre en orina de 24 horas (normal de 10 a 90 mg) y el cortisol plasmático tomado en
horas de la tarde (menor de 15 mg/dl). Las mediciones de 17-cetoesteorides y
17-hidroxiesteroides urinarios y el cortisol basal son menos confiables, ya que hay un rango
estrecho y entrecruzado entre los valores normales y los patológicos.
La prueba de supresión con dosis única de dexametasona es muy útil, ya que su tasa de
falsos positivos es muy baja. Se administra 1 mg vía oral la noche anterior y se realiza una
medición de cortisol basal a las 8:00 a.m.; si el nivel basal es menor de 5 mg/dl descarta el
síndrome de Cushing; es poco probable con valores entre 5 y 10 mg/dl y valores superiores a
10 mg/dl confirman la hiperfunción suprarrenal.
Cuando existe duda se administra dexametasona 0.5 mg cada 6 horas por 2 días consecutivos
y después de 2 días se mide cortisol y 17-hidroxiesteroides en orina de 24 horas. En pacientes
con el síndrome de Cushing no hay disminución de los 17-hidroxiesteroides por debajo de 4
mg/día y del cortisol por debajo de 20 mg.
Se pueden encontrar estados de hipercortisolismo moderado en situaciones como el
alcoholismo, estrés, anorexia y bulimia nerviosa, obesidad severa y depresión. La combinación
de la prueba de supresión con dosis bajas de dexametasona con la estimulación con CRH
sirve para diferenciar el verdadero síndrome de este hipercortisolismo. Después de dos días
de supresión con dexametasona se mide el cortisol plasmático 15 minutos después de
administrar CRH 1 mg/kg. intravenoso; el valor de cortisol superior a 1.4 mg/dl requiere mayor
evaluación.
La etiología del síndrome de Cushing puede establecerse usando la supresión con dosis
elevadas de dexametasona. Se administran 2 mg cada 6 horas por 2 días; al segundo día se
miden 17 - hidroxiesteroides y cortisol libre en orina. Si el valor basal de ACTH está por debajo
de 5 pg/ml y los esteroides urinarios no disminuyen por lo menos en un 40% lo más probable
es que se trate de un tumor suprarrenal. Cuando la ACTH está por encima de 20 pg/ml la
posibilidad de un tumor ectópico productor de ACTH es poco probable si los esteroides han
disminuido por lo menos en 40%. La enfermedad de Cushing está presente cuando el nivel de
ACTH se encuentra dentro de rangos normales, los RX de tórax son normales y los RX de silla
turca muestran alteraciones. El nivel plasmático de ACTH por encima de 50 pg/ml sugiere una
liberación ectópica de la hormona y por debajo de 5 pg/ml sugiere un tumor autónomo de la
glándula suprarrenal productor de cortisol.
Hiperandrogenismo e hiperinsulinemia
Este tema ha sido ya tratado en detalle en el capítulo de anovulación. Como existe similitud
entre los receptores para insulina y para IGF-I, la hiperinsulinemia puede conducir a un
aumento en la producción de andrógenos en las células de la teca. La hiperinsulinemia
contribuye al hiperandrogenismo inhibiendo la síntesis hepática de SHBG y de IGFBP-1,
acciones que aumentan los niveles de testosterona libre e incrementan la estimulación del
IGF-I sobre las células tecales para mayor producción de andrógenos. Además se cree que
tanto la insulina como el IGF-I pueden tener un efecto estimulador sobre la actividad de la
5a-reductasa.
El único tratamiento que ha mostrado algún efecto benéfico en la hiperinsulinemia es la
reducción de peso. Desafortunadamente el laboratorio hasta el momento no cuenta con unos
exámenes confiables que permitan comprobar el diagnóstico de hiperinsulinemia; no existen
guías precisas que permitan analizar los resultados de insulina basal y su respuesta a la
estimulación con glucosa. Se acepta que una proporción glucosa en ayunas/insulina en
ayunas menor de 3 puede ser útil para identificar a las pacientes con hiperinsulinemia
significativa. Como la única medida terapéutica consiste en la disminución de peso, no hay
justificación para hacer este examen de laboratorio en forma rutinaria, ya que no cambiará el
manejo.
Hiperplasia suprarrenal de comienzo tardío
La DHEAS es el andrógeno que se encuentra en mayor concentración en la circulación;
procede en forma casi exclusiva de la secreción suprarrenal, por lo cual es útil como medida
directa de la función suprarrenal; tiene correlación clínica adecuada con los 17-cetoesteroides
urinarios. Se acepta como normal un valor inferior a 350 mg/dl. El envejecimiento está
asociado a una disminución en la concentración sanguínea de DHEAS, descenso observado
después de la menopausia, llegando a valores indetectables después de los 70 años.
Tanto los 17-cetoesteroides urinarios como la DHEAS se encuentran elevados en pacientes
con hiperprolactinemia; su valores vuelven al rango normal después de la supresión con
agonistas de la dopamina. Estos cambios en los andrógenos probablemente son secundarios
al estado anovulatorio persistente, aunque puede haber efectos directos de la prolactina sobre
la glándula suprarrenal, el ovario o la SHBG.
Entre el 1 y el 5% de las mujeres tienen una respuesta bioquímica consistente con una
hiperplasia suprarrenal de comienzo tardío. Esto hace indispensable la medición de 17-OHP
en todas las pacientes. Cuando existe la historia familiar de aumento de andrógenos, se
debe pensar en la posibilidad de un defecto congénito. El hirsutismo en estos casos es más
severo y generalmente su comienzo es más temprano, típicamente en la pubertad. La baja
estatura y los niveles sanguíneos muy elevados de andrógenos son indicativos de un trastorno
más severo.
La 17-OHP debe medirse en las horas de la mañana para evitar las variaciones de la
secreción diurna de ACTH. El nivel basal debe ser inferior a 200 ng/dl. Niveles entre 200 y 800
ng/dl requieren de la prueba de estimulación con ACTH; niveles superiores a 800 ng/dl
confirman el diagnóstico de deficiencia de 21-hidroxilasa. El nivel de DHEAS generalmente es
normal. La ACTH sintética se administra en dosis de 250 mg intravenosos; se mide luego el
nivel de 17-OHP una hora después; en pacientes portadores de la deficiencia, los valores
pueden llegar a 1000 ng/dl; en la hiperplasia de comienzo tardío están por encima de 1200
ng/dl. Para el diagnóstico de la deficiencia de 3b-hidroxiesteoride deshidrogenasa se realiza la
estimulación con ACTH de forma similar, midiendo y haciendo la relación
17-hidroxipregnenolona/17-OHP; se sospecha la enfermedad cuando la relación es superior a
6; en estos casos puede haber una elevación marcada de la DHEAS, con niveles de
testosterona normales o ligeramente aumentados.
La glándula suprarrenal y la anovulación
Siempre ha existido la duda del compromiso de la glándula suprarrenal en pacientes con
anovulación. La primera pregunta es si la anovulación es secundaria al aumento de producción
de andrógenos en la suprarrenal. Una posibilidad es que el aumento en la actividad de la
suprarrenal, marcado por la mayor producción de DHEA sea debido a una insuficiencia de la
3b-hidroxiesteroide deshidrogenasa inducida por los estrógenos. Se llegaría a un estado
similar al de la suprarrenal fetal: disminución de esta enzima por el alto contenido de
estrógenos. Un dato inconsistente con esta explicación es que los niveles de ACTH no se
elevan; esto podría explicarse porque la actividad de esta enzima es inhibida tanto por los
andrógenos como por los estrógenos en concentraciones esperadas en el interior de la
suprarrenal pero difíciles de alcanzar con la administración exógena. Por lo tanto los cambios
en la secreción adrenal pueden mostrar acciones variables de los esteroides, especialmente
los estrógenos, en capas diferentes de la corteza suprarrenal sin que induzcan cambios en la
ACTH.
Se ha tratado de frenar la producción ovárica con análogos de la GnRH para medir la función
suprarrenal en estas condiciones. Hasta el momento los estudios reportados no han
demostrado ningún impacto en la producción suprarrenal de andrógenos.
Sin que haya diferencias en peso, dieta, raza o factores ambientales, la actividad androgénica
suprarrenal está aumentada hasta en las dos terceras partes de las mujeres anovulatorias y la
hiperinsulinemia se puede encontrar hasta en 70% de ellas. Parece que existe alguna
modulación por parte de los factores de crecimiento tanto en la suprarrenal como en las
células del ovario. Las mujeres con ovario poliquístico e hiperinsulinemia tienen una mayor
respuesta esteroidogénica a la ACTH que aquellas mujeres anovulatorias con insulina normal.
Tanto los receptores para insulina como para IGF-I están presentes en las células de la
glándula suprarrenal. Al parecer la infusión de insulina induce una disminución en la
producción de DHEAS y la hiperinsulinemia inhibe la actividad de la 17,20-liasa (P450c17),
sugiriendo que la insulina reduce la producción de este andrógeno adrenal.
Tumores productores de andrógenos
Los niveles normales de testosterona en plasma son de 20 a 80 ng/dl; se pueden encontrar
elevados en la mayoría de mujeres (70%) con anovulación e hirsutismo. Los niveles de la
SHBG se encuentran disminuidos ante el aumento de andrógenos e insulina. A pesar del
aumento en la testosterona libre, la testosterona total puede estar en el rango normal. Se
acepta que en la mujer con hirsutismo un nivel normal de testosterona total es consistente con
un aumento en la tasa de producción de andrógenos. No es necesario medir la testosterona
libre, ya que la total sirve en forma adecuada para evaluar los tumores productores de
testosterona, casos en los cuales su nivel es superior a los 200 ng/dl.
Se debe sospechar la presencia de un tumor productor de andrógenos en dos situaciones. La
primera es cuando ocurre masculinización de progresión rápida. La segunda es cuando se
encuentra la testosterona total por encima de 200 ng/dl.
La mayoría de tumores ováricos funcionantes son palpables. Se recomienda la laparotomía
con extirpación quirúrgica de la masa. Siempre se debe tener en cuenta que tumores
pequeños localizados hacia el hilio pueden secretar testosterona. Ocasionalmente se puede
encontrar virilización con tumores no funcionales debido a la estimulación de la secreción de
andrógenos por las células del estroma que están alrededor del tumor.
El dilema diagnóstico se presenta cuando no hay una masa palpable. Se sabe que las pruebas
de estimulación y supresión no son muy confiables en estos casos. La mayoría de tumores
ováricos productores de andrógenos responden a la LH, por lo cual responderán a la
estimulación y supresión ovárica. La angiografía selectiva con muestras venosas selectivas de
esteroides tanto adrenales como ováricos es un procedimiento invasivo no exento de riesgos;
técnicamente es difícil lograr la cateterización bilateral de los ovarios; la secreción de
esteroides es episódica.
Cuando se sospecha un tumor productor de andrógenos en ausencia de una masa ovárica
palpable se recomienda utilizar técnicas de imágenes diagnósticas de los ovarios y las
glándulas suprarrenales, incluyendo ecografía y TAC. La imagenología de la suprarrenal es
bastante sensible para pequeñas masas que producen síndrome de Cushing y adenomas
virilizantes.
El tumor primario de la suprarrenal generalmente está asociado con una secreción excesiva de
glucocorticoides y andrógenos. El tamaño de la lesión es significativo, ya que está
directamente relacionado con la posibilidad de malignidad: cuando es de 2 cm de diámetro la
probabilidad de malignidad es del 20%, mientras que si tiene 8 cm, su probabilidad es del 80%.
Lesiones bilaterales menores de 3 cm generalmente son debidas a enfermedades
metastásicas. La recomendación actual es explorar las masas unilaterales mayores de 3 cm.
La aspiración con aguja fina está recomendada en aquellas masas suprarrenales unilaterales.
El seguimiento se hace con imágenes diagnósticas a los 3, 9 y 18 meses. Cualquier masa que
Hirsutismo idiopático
Hay un grupo de pacientes en las cuales hay hirsutismo pero tienen ovulación regular, no hay
tumores ni alteraciones suprarrenales. Se ha llamado el hirsutismo idiopático familiar, siendo
más marcado en algunas zonas geográficas. La única explicación hasta el momento es el
aumento en la actividad de la 5a-reductasa. Incluso en estos casos el hirsutismo responde a la
supresión ovárica con anticonceptivos orales o al uso de espironolactona. La respuesta clínica
al tratamiento se ha relacionado con los niveles de 3a-androstenediol glucorónido, la cual
confirma el diagnóstico del problema a nivel del órgano blanco.
TRATAMIENTO
Como principio general podemos plantear que el hirsutismo es un problema cosmético grave
para la mujer. Los tratamientos cosméticos no alteran el medio ambiente hormonal, por lo cual
después de practicados se observa de nuevo su crecimiento. Por otro lado, el manejo
hormonal impide el crecimiento de nuevos vellos pero no altera los que ya se han formado. Por
este motivo no se recomienda el manejo cosmético coadyuvante antes de seis meses de
iniciada la terapia específica; el método que mejores resultados ha dado ha sido la electrólisis.
Los tratamientos médicos deben realizarse por lo menos durante seis meses, aunque es
recomendable el lapso de 2 años.
La mayoría de pacientes que presentan hirsutismo tienen un aumento en la producción de
andrógenos debida a un estado anovulatorio persistente. El manejo pretende romper este
círculo. En aquellas pacientes con deseo de embarazo se puede hacer la inducción de la
ovulación con cualquiera de los esquemas disponibles. En las mujeres que no desean
embarazo se debe suprimir la esteroidogénesis ovárica usando el efecto inhibitorio de los
agentes progestacionales sobre la LH.
Anticonceptivos orales y progestágenos
La producción de andrógenos en las mujeres con hirsutismo generalmente es dependiente de
LH; por lo tanto la supresión de la esteroidogénesis ovárica depende de una adecuada
supresión de la LH. Para este fin es muy adecuada la porción progestacional de los
anticonceptivos orales. Además, su contenido de estrógenos permite aumentar el nivel de
SHBG, lo cual lleva a una mayor captación de los andrógenos con una disminución en la
testosterona libre. El progestágeno inhibe la 5a-reductasa en la piel, contribuyendo así a la
mejoría clínica.
Teóricamente las fórmulas que contienen desogestrel, gestodeno y norgestimato están
asociadas con un mayor aumento en la concentración de SHBG y por lo tanto con una mayor
disminución de los niveles de testosterona libre. Estos productos serían más efectivos en el
tratamiento del acné y el hirsutismo, pero todavía faltan más estudios clínicos para comprobar
el hecho.
La supresión de la testosterona continúa por 6 meses a 2 años después de haber suspendido
el tratamiento. Si el estado anovulatorio regresa, se puede esperar la reaparición del
hirsutismo.
Cuando existe contraindicación para el uso de anticonceptivos puede ser útil el acetato de
medroxiprogesterona 150 mg intramusculares cada 3 meses o 30 mg orales diarios. Su
mecanismo de acción es algo diferente. La supresión de las gonadotropinas es menos intensa,
por lo cual persiste algún grado de actividad folicular. La supresión de LH es significativa y con
ella se logra la disminución en la producción de testosterona, aunque en menor grado que los
anticonceptivos. Se aumenta la tasa de depuración de la testosterona por inducción de la
actividad enzimática en el hígado. El acetato de medroxiprogesterona disminuye la SHBG,
pero el efecto neto es que la supresión de la producción de testosterona es mayor, por lo cual
su concentración libre disminuye.
Cuando se utilizan anticonceptivos orales o agentes progestacionales se logra también una
anticonceptivos orales. Los efectos secundarios incluyen fatiga, edema, pérdida de la libido,
aumento de peso y mastalgia.
Se observa una mejoría importante del hirsutismo facial en el tercer mes de tratamiento. Sus
efectos sobre el metabolismo de carbohidratos y el perfil de lipoproteínas son similares a los
observados con anticonceptivos orales de macrodosis. Se administra los días 5 a 25 del ciclo
acompañado de anovulatorios orales.
Dexametasona
Suprime la secreción de ACTH endógena, por lo cual se utiliza en aquellas mujeres con
deficiencias enzimáticas suprarrenales. Se administra en la noche en dosis de 0.5 mg. La
dosis equivalente de prednisona de 5 a 7.5 mg también se puede utilizar. El seguimiento se
hace con niveles de cortisol plasmático en la mañana; si son menores a 2 mg/dl se debe
reducir la dosis para evitar la imposibilidad de reacción ante el estrés.
Agonistas de la GnRH
Como la producción de andrógenos en el ovario es dependiente de la LH, la supresión de las
gonadotropinas con estos agonistas mejora el hirsutismo. Hay resultados inconsistentes en la
literatura, de manera que no se ha podido establecer la dosis necesaria para lograr una
supresión efectiva y una respuesta clínica.
Se recomienda la dosis de acetato de leuprolide 3.75 mg intramuscular mensual. El
tratamiento es costoso, por lo cual se reserva para los casos en los que hay
hiperandrogenismo severo secundario a una hipertecosis con marcada hiperinsulinemia.
Flutamide
El flutamide es un antiandrógeno no esteroideo aprobado para el tratamiento de carcinoma de
próstata. Se administra en dosis de 250 mg dos veces al día. Inhibe el crecimiento del vello sin
mayores efectos secundarios. Hasta el momento no hay estudios que comparen su uso con
otros tratamientos para el hirsutismo. Siempre debe combinarse con un método anticonceptivo.
Otras drogas
Se ha utilizado la cimetidina 300 mg cuatro veces al día, siendo el menos potente de los
bloqueadores del receptor androgénico y su respuesta clínica no es la más adecuada.
Las cremas con progesterona son efectivas pero deben aplicarse en forma frecuente. Su
acción es muy concentrada en el lugar de aplicación.
El minoxidil tiene acciones estimuladoras directas sobre el folículo piloso. Ha sido utilizado en
mujeres hirsutas con alopecia temporal. El ketoconazol en dosis de 400 mg diarios bloquea la
síntesis de andrógenos por inhibición del sistema del citocromo P450; su efecto sobre el
hirsutismo es bueno, pero tiene gran incidencia de efectos colaterales y cambios en las
enzimas hepáticas.
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SEGUNDA PARTE
TRASTORNOS
OVULATORIOS
CAPITULO IX
HIPERPROLACTINEMIA
FISIOLOGIA DE LA PROLACTINA
La prolactina es un polipéptido que contiene 198 residuos de aminoácidos con un peso
molecular de aproximadamente 22.000. Su estructura está plegada para adoptar una forma
globular y los pliegues están conectados por tres uniones disulfuro. Su secuencia es homóloga
a la de la hormona de crecimiento y al lactógeno placentario. El gen de la prolactina está
localizado en el cromosoma 6, cerca al sitio del gen del HLA. En la hipófisis los lactotropos
constituyen del 40 al 50% de la población celular total; están ubicados principalmente en el ala
posterior de la adenohipófisis. Se han caracterizado dos tipos principales de lactotropos; uno
con alto potencial de reposo que es sensible a la TRH e insensible a la dopamina y otro con un
bajo potencial de reposo que es insensible a la TRH y sensible a la dopamina. Estas
diferencias de los lactotropos pueden estar relacionadas con el ciclo celular intrínseco de las
actividades secretoras.
En la hipófisis la prolactina está regulada no solo por el hipotálamo sino por factores autocrinos
y paracrinos. Las hormonas periféricas como los estrógenos, las hormonas tiroideas, la
vitamina D y los glucocorticoides son potentes moduladores de la síntesis y liberación de la
en la hipófisis; este efecto parece depender de dosis y duración. Este efecto puede tener
varias explicaciones posibles: la unión de los estrógenos con su receptor en la superficie del
lactotropo lleva a la activación de la transcripción del gen y a la acumulación del RNA
mensajero de la prolactina; el efecto antidopaminérgico parece ser secundario a una
interferencia con el receptor de la dopamina que no logra activar la proteína G; los estrógenos
regulan hacia arriba los receptores para TRH en los lactotropos.
Cuando las células han sido estimuladas previamente por estrógenos, al administrar
progesterona se logra la liberación aguda de prolactina. Este efecto no es directo sobre los
lactotropos sino mediado posiblemente a través del aumento en la liberación de
gonadotropinas.
La prolactina es secretada en pulsos de amplitud variable superpuestos a una liberación basal
continua. La secreción diaria es de aproximadamente 350 mg; su vida media es de 50 a 60
minutos. La concentración plasmática más elevada se presenta en la noche durante el sueño;
después de la primera hora de haber despertado su concentración cae en forma rápida,
llegando a su nivel más bajo hacia el final de la mañana. Con la ingesta de alimentos ricos en
proteínas en el almuerzo se observa una liberación masiva de prolactina concomitante con el
aumento de cortisol.
El estrés producido por cirugía, ejercicio físico, hipoglicemia, anestesia general induce un
aumento en la tasa de secreción de la prolactina. Algunos trabajos han mostrado un aumento
en su secreción con las relaciones sexuales.
Prolactina en embarazo y lactancia
La prolactina influye en la diferenciación final del epitelio alveolar a células maduras, pero esto
solo se logra después de una estimulación previa con cortisol e insulina; además se requiere
de una cantidad mínima de hormona tiroidea.
Durante el embarazo los niveles de prolactina aumentan desde su valor normal hasta 200 o
400 ng/ml al término; este aumento empieza hacia las 8 semanas en forma simultánea con el
incremento en los estrógenos. Se cree que el aumento en la secreción de prolactina es debido
a la supresión que los estrógenos producen sobre la dopamina y por estimulación directa de la
transcripción del gen de la prolactina en la hipófisis.
Aunque la prolactina estimula el crecimiento del seno y está disponible para iniciar la lactancia,
durante el embarazo solo se produce calostro compuesto por células epiteliales descamadas.
La lactancia como tal se encuentra inhibida por la progesterona que interfiere con la acción de
la prolactina sobre su receptor. Tanto los estrógenos como la progesterona son necesarios
para la expresión del receptor lactogénico. Se cree que los niveles elevados de estrógenos
pueden bloquear la acción de la prolactina. Al parecer el IGF-I puede jugar algún papel a
través de la inducción en la síntesis de caseína.
En ausencia de la prolactina no hay síntesis de caseína, proteína indispensable en la leche. El
gatillo que dispara la producción de leche dentro de la célula alveolar es la supresión rápida de
los estrógenos y progesterona después del parto. La depuración de prolactina es mucho más
corta en este momento, necesitando hasta 7 días para llegar a los niveles previos al embarazo
cuando no hay lactancia. En los casos en los cuales hay lactancia, en la primera semana
postparto los niveles disminuyen más o menos a la mitad. La succión produce un aumento en
la concentración de prolactina, estímulo indispensable para iniciar la producción de leche. Dos
a tres meses postparto los valores basales pueden estar alrededor de 40 o 50 ng/ml, con
aumentos de 10 a 20 veces después de la succión. El mantenimiento de la producción de
leche en niveles elevados es dependiente de la acción conjunta de la hipófisis anterior y la
posterior; la succión induce la liberación de prolactina, oxitocina y TSH. La prolactina a su vez
sostiene la síntesis de caseína, ácidos grasos y lactosa, además de mantener el volumen de
secreción; la oxitocina hace contraer las células mioepiteliales y desocupa la luz alveolar,
estimulando una mayor secreción de leche. El aumento de la TSH sugiere que la TRH puede
jugar papel en la respuesta de la prolactina a la succión.
Las mujeres que lactan en forma regular, incluyendo la noche, tienen una protección
anticonceptiva por tres a seis meses. Cuando están aumentados los niveles de prolactina por
el efecto de la succión, se encuentran niveles de FSH en el rango normal pero abolición de los
picos de LH. La secreción de estrógenos en el aparato folicular es muy baja. El efecto puede
no solo ser central sino ovárico, afectando la función de las células de la granulosa
disminuyendo la síntesis de progesterona. También puede alterar la relación
testosterona/dihidrotestosterona, disminuyendo el sustrato androgénico para la aromatización.
En todo caso, parece que la acción central es la más importante; los niveles elevados de
prolactina inhiben la secreción pulsátil de GnRH, por el asa corta de retroalimentación sobre la
dopamina.
La evidencia experimental en mujeres durante la lactancia ha demostrado que el bloqueo de
los receptores de dopamina o la administración de agonistas de los opioides no siempre afecta
la secreción de gonadotropinas.
Las concentraciones de prolactina en el líquido amniótico aumentan en forma paralela a los
niveles sanguíneos maternos hasta la décima semana de embarazo; se incrementan en forma
marcada hasta la semana 20 y luego disminuyen. La prolactina materna no pasa al feto en
cantidad significativa. Esta prolactina del líquido amniótico es un producto decidual, transferido
por receptores en el amnios hacia el líquido amniótico, para lo cual se requiere la integridad del
amnios, el corion y la decidua. La síntesis decidual de prolactina es iniciada por la
progesterona, pero una vez que se ha establecido la decidualización, su síntesis continúa
incluso en ausencia de los esteroides sexuales. Hay varios factores deciduales comprometidos
en la regulación de la prolactina, incluyendo la relaxina, la insulina y el IGF-I. Se postula que el
papel que juega la prolactina en el líquido amniótico es regular el transporte de sodio y agua
evitando la deshidratación del feto.
La prolactina interviene en muchos eventos bioquímicos durante el embarazo. En el feto
influye sobre la síntesis del surfactante pulmonar y la prolactina decidual modula la
contractilidad del músculo liso uterino mediada por prostaglandinas. También contribuye a
evitar el rechazo inmunológico del concepto, suprimiendo la respuesta inmune materna.
HIPEPROLACTINEMIA
Múltiples denominaciones han recibido los síndromes de galactorrea basados en la asociación
con tumores intraselares (Síndrome de Forbes-Henneman-Griswold-Albright), con antecedente
de embarazo y persistencia inapropiada de la galactorrea (Síndrome de Chiari y Frommel) y en
ausencia de embarazo previo (Argonz del Castillo). En todos la asociación de galactorrea con
amenorrea ha sido coincidente.
La galactorrea se refiere a la secreción mamaria de un líquido lechoso, que no es fisiológico,
no relacionado en forma inmediata con el embarazo. En ocasiones es persistente y abundante;
generalmente es blanca o de un color claro, pero puede ser amarilla o incluso verde. La
cantidad de la secreción no es un criterio importante y siempre amerita una evaluación en
cualquier mujer nulípara o multíparas cuando han transcurrido más de 12 meses después del
último embarazo o suprimida la lactancia. La galactorrea como signo puede estar presente en
ambos senos o en uno solo. La amenorrea no siempre la acompaña.
En la mayoría de los estados patológicos la vía común que lleva a la aparición de galactorrea
es el aumento en la concentración de prolactina. Siempre hay que tener en cuenta las
siguientes consideraciones:
1. El aumento de estrógenos puede llevar a secreción de leche a través de la supresión
hipotalámica causando inhibición de la dopamina y aumento de la prolactina hipofisiaria
por acción directa sobre los lactotropos. Es raro que ocurra con los anticonceptivos
orales de microdosis.
2. La succión prolongada e intensa puede liberar prolactina a través de la inhibición de la
dopamina. Algo similar sucede con estímulos dolorosos sobre la región costal.
3. Una variedad de drogas puede alterar la acción de la dopamina.
4. El estrés puede inhibir la dopamina, induciendo la secreción de prolactina y galactorrea.
Se ha visto una relación temporal con la iniciación de la galactorrea en casos de trauma,
procedimientos quirúrgicos y anestesia.
5. Lesiones hipotalámicas y del tallo o compresión del mismo inducen el aumento en la
secreción de prolactina.
6. El hipotiroidismo puede asociarse con galactorrea.
7. La hiperprolactinemia puede ser secundaria a la secreción por parte de tumores
hipofisiarios que funcionan en forma independiente de la dopamina.
8. La secreción de prolactina puede provenir de fuentes no hipofisiarias, como tumores
pulmonares y renales e incluso los miomas uterinos.
9. La enfermedad renal crónica se asocia con hiperprolactinemia.
La hiperprolactinemia se puede dividir en cuatro grandes grupos: iatrogénica, refleja, tumoral y
funcional.
Iatrogénica
Los fármacos que interfieren en la síntesis, el metabolismo, la recaptación o la unión con los
receptores de dopamina reducirán la disponibilidad de la dopamina y en consecuencia llevarán
a la hipersecreción de la prolactina. La galactorrea se ha observado durante el tratamiento con
En general estas drogas se caracterizan por tener un anillo aromático con un substituyente
polar similar al estrógeno y atributos estructurales que le confieren arreglos espaciales
similares a los estrógenos. Su mecanismo de acción es similar al de los estrógenos,
bloqueando la dopamina en el hipotálamo o sobre su receptor hipofisiario.
Refleja
Es la que se produce por un estímulo anómalo del arco reflejo que en condiciones normales
produce la hiperprolactinemia de la lactancia. Las causas más frecuentes son las cicatrices
postoperatorias de cirugía mamaria, las fracturas costales, quemaduras de la pared torácica y
el herpes zoster.
Aunque no hay mayores reportes en la literatura, con relativa frecuencia se observa la
asociación de la hiperprolactinemia con endometriosis pélvica. Se postula que el estímulo
irritativo de los focos endometriósicos sobre la superficie peritoneal pudiera entrar a través de
este arco reflejo en forma anómala, induciendo un estímulo a nivel central para la liberación de
prolactina.
Idiopática o funcional
Hay un número de pacientes considerable en las cuales no puede demostrarse una causa
aparente entre las señaladas anteriormente y que no tienen evidencia de tumor hipotalámico o
hipofisiario; se consideran como idiopáticas o funcionales, suponiendo que existe alguna
alteración en los mecanismos de neurotransmisión central.
Mecanismos propuestos son la alteración en la síntesis, liberación o metabolismo postsináptico
de la dopamina, por alteración de otras vías de transmisión como la serotoninérgica o por
liberación excesiva de un factor liberador de prolactina hipotético, que aún no ha sido
identificado.
Entre las hiperprolactinemias funcionales se pueden mencionar la producida por anovulación,
el estrés y el hipotiroidismo. En algunos casos se puede encontrar hiperprolactinemia sin que
exista mayor alteración en los ciclos o la presencia de galactorrea; estos casos pueden ser
secundarios a la mayor secreción de las formas grandes de prolactina que tienen menor
actividad biológica; se ha sugerido que la formación de estas macromoléculas puede ser el
resultado de anticuerpos circulantes contra la prolactina.
En la insuficiencia renal crónica entre 20 y 30% de los pacientes exhiben hiperprolactinemia;
esta aumenta al 80% en aquellos casos en que es necesaria la hemodiálisis. No se relaciona
con la retención de metabolitos de la prolactina sino el resultado de la disminución de la tasa
de depuración metabólica. Puede haber alguna relación con la capacidad de liberación de la
dopamina. La regresión de la hiperprolactinemia se observa después del transplante renal o al
administrar vitamina D.
Orgánica o tumoral
La hiperprolactinemia hipotalámica incluye la interrupción del aporte de dopamina a la hipófisis
por la sección del tallo o por la presencia de tumores intraselares expansivos que se incrustan
en el tallo de la hipófisis. En estos casos el aumento de la prolactina se presenta por pérdida
del efecto supresor de la dopamina.
El trastorno hipofisiario más frecuente es aquel producido por adenomas secretores de
prolactina, pero otros tumores hipofisiarios pueden estar implicados. En algunos casos es
frecuente encontrar las asociación con tumores que también secretan hormona del
crecimiento.
Otras lesiones pueden conducir a la hiperprolactinemia por daño o compresión del sistema
vascular hipofisiario, entre ellas lesiones vasculares postencefálicas, tumores de la glándula
pineal, tumores del tallo cerebral, el pseudotumor cerebral, aneurismas de la carótida e infartos
vasculares hipotalámicos. En todos estos casos el diagnóstico se puede establecer a través de
la historia clínica y la exploración radiológica.
Los prolactinomas se caracterizan por la existencia de un conjunto de células lactotropas no
sometidas al freno de la dopamina endógena junto con un tono dopaminérgico elevado como
consecuencia del estimulo de retroalimentación de la prolactina. Hay dos teorías que tratan de
TRATAMIENTO
En la actualidad existe controversia si todas las mujeres con hiperprolactinemia deben ser
tratadas o no. Algunos autores opinan que sí por dos razones: cuando existe infertilidad se
recupera la ovulación; cuando no se desea el embarazo, el estado hipoestrogénico persistente
lleva a pérdida de la masa ósea y mayor riesgo cardiovascular. Por otro lado la galactorrea, los
trastornos del ciclo y otras manifestaciones menores de la hiperprolactinemia resultan
molestas para las pacientes.
Otros autores están a favor del manejo conservador de los pequeños tumores secretores de
prolactina porque la mayoría de ellos no sufren cambios con el tiempo. Este tipo de manejo
conservador se hace únicamente con seguimiento periódico. El manejo médico se reservaría
para aquellos tumores que muestran crecimiento rápido y a los que son macroadenomas
desde el comienzo. El manejo quirúrgico se deja solo para aquellos tumores que no responden
al tratamiento médico.
El manejo inicialmente se realizó con L-Dopa que debía convertirse a dopamina, para lo cual
se requerían dosis muy elevadas. El principal avance en este sentido lo constituyó el
descubrimiento de los agonistas de la dopamina derivados del cornezuelo de centeno como la
bromocriptina, el lisuride, el pergolide y la cabergolina. Son sustancias que se unen con gran
afinidad al receptor de membrana de la célula lactotropa, disminuyendo la producción de AMPc
intracelular y la síntesis de prolactina. De forma simultánea modifican las concentraciones de
potasio y la captación de calcio bloqueando los mecanismos de secreción.
La bromocriptina es un derivado del ácido lisérgico con un sustituto bromina en la posición 2.
Está disponible en la forma de mesilato en tabletas de 2.5 mg y cápsulas de 5 mg. Es un
agonista que se une a los receptores de la dopamina e inhibe la secreción de prolactina
hipofisiaria. La absorción del tracto gastrointestinal es rápida pero no completa; 28% es
absorbido y 94% metabolizado en el primer paso por el hígado. La bromocriptina es
metabolizada en por lo menos 30 productos de excreción especialmente biliar y más del 90%
aparece en las heces después de 5 días de una dosis única de 2.5 mg. Solo 6 a 7% es
excretada sin cambios o como metabolitos en la orina. Existe una forma de depósito para
administración intramuscular (no disponible en Colombia); su dosis es de 50 a 75 mg
mensuales.
Los efectos secundarios de la bromocriptina incluyen nauseas, cefalea e hipotensión
ortostática; esta última puede atribuirse a la relajación del músculo liso en los lechos
esplácnico y renal así como a la inhibición de la liberación de transmisores en la terminal
nerviosa noradrenérgica y por inhibición central de la actividad simpática. Ocasionalmente se
pueden presentar síntomas neuropsiquiátricos, especialmente alucinaciones, debidas a la
hidrólisis de la porción de ácido lisérgico en la molécula. Otros efectos que se pueden
presentar son el vértigo, la fatiga, la congestión nasal, el vómito y el dolor abdominal.
El tratamiento se debe empezar con dosis bajas de 1.25 a 2.5 mg diarios en las horas de la
noche, idealmente con la cena. El efecto máximo se logra 2 horas después de su ingesta y la
vida media biológica es cercana a las 3 horas. Una semana después de la dosis inicial se
puede aumentar a 2.5 o 5 mg. La administración por vía vaginal es una alternativa excelente
para disminuir los efectos secundarios; se hace con las mismas tabletas y en la misma dosis
con resultados clínicos bastante satisfactorios; tiene la ventaja que esta ruta evita el primer
paso por el hígado, por lo cual la dosis requerida puede ser menor.
Con la bromocriptina en cerca de 80% de las pacientes con amenorrea y galactorrea producida
por hiperprolactinemia sin tumor demostrable se logra la restauración de los ciclos regulares.
La suspensión completa de la galactorrea se logra en 50 a 60% de las pacientes en un tiempo
promedio de 12.7 semanas y un 75% de la reducción de la secreción del seno en 6.4
semanas. Después de suspender el tratamiento la amenorrea recurre en 40% de las pacientes
en un promedio de 4.4 semanas; la galactorrea en el 69% en un promedio de 6 semanas.
Por la gran cantidad de efectos secundarios el objetivo debe ser la administración de la dosis
mínima capaz de mantener a la paciente en normoprolactinemia durante la mayor parte del
día. El tratamiento se debe individualizar de acuerdo a la etiología subyacente: si se sospecha
que la hiperprolactinemia sea producida por una droga ésta se suspende y luego se repiten los
niveles de prolactina; si se comprueba que es secundaria a un hipotiroidismo se da suplencia
tiroidea. Cuando el problema es funcional la administración de dopaminérgicos es suficiente
para solucionar el problema. En el caso de tumores, inicialmente se recomienda el manejo
médico. Cuando no se trata de un prolactinoma sino de otro tipo se tumor acompañado de
hiperprolactinemia, el manejo debe ser quirúrgico.
Los agonistas de la dopamina se recomiendan en pacientes con deseo de embarazo o ante la
presencia de galactorrea molesta. La terapia a largo plazo no ha demostrado su utilidad para la
resolución completa del problema.
Existen otros derivados con actividad dopaminérgica. El pergolide tiene acción más prolongada
y en algunas pacientes es mejor tolerado; se utiliza en dosis única diaria de 50 a 200 mg y
puede ser efectivo en pacientes que han sido resistentes a la bromocriptina. La cabergolina
tiene la ventaja de una vida media más larga, por lo cual puede administrarse en dosis única
cada tres días. La lisurida se utiliza en dosis de 0.2 mg diarios y sus efectos secundarios son
similares a los de la bromocriptina.
De manera paralela, a medida que disminuyen las cifras de dopamina el tamaño de la masa
tumoral en pacientes con prolactinomas también disminuye. En principio la reducción es la
consecuencia de una disminución del tamaño de las células que la conforman; a mediano y
largo plazo reducen también el número de células tumorales, ya sea por un efecto citotóxico
directo o facilitando la aparición de hemorragias intratumorales.
No hay duda que los macroadenomas regresan con el tratamiento con bromocriptina. En
algunas pacientes se observa una disminución rápida con la dosis de 5 a 7.5 mg diarios,
mientras que otras requieren manejos por tiempo prolongado con dosis mayores. Si el
adenoma productor de prolactina no ha disminuido de tamaño con una dosis de 10 mg diarios,
no justifica aumentarla más. Una vez que ha disminuido el tamaño del tumor la dosis debe ser
reducida en forma progresiva hasta lograr la dosis de mantenimiento más baja posible. El nivel
sérico de prolactina puede ser utilizado como un marcador.
La suspensión de la droga está asociada con un crecimiento o una reexpansión del tumor y
por lo tanto el manejo debe continuarse por tiempo indefinido. Cuando un tumor no disminuye
de magnitud en forma significativa a pesar de la normalización en los niveles de prolactina, se
PROLACTINOMAS Y EMBARAZO
Aproximadamente el 80% de las mujeres con hiperprolactinemia pueden lograr el embarazo
después de un tratamiento adecuado. Inicialmente existió la duda de la posibilidad y
crecimiento de los adenomas hipofisiarios durante un embarazo, por lo cual se recomendaba
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SEGUNDA PARTE
TRASTORNOS
OVULATORIOS
CAPITULO X
ALTERACIONES TIROIDEAS Y REPRODUCCION
Thomas Wharton en 1656 fue la persona quien le dio su nombre actual a la glándula tiroides.
La tiroides es la primera glándula endocrina en aparecer en el desarrollo embrionario. Su
formación empieza 24 días después de la fertilización, como un engrosamiento endodérmico
en el piso de la faringe, unido a la lengua por el conducto tirogloso.
A las 10 semanas los cordones epiteliales se dividen en grupos celulares formando una capa
única hacia la luz. A las 11 semanas aparecen los folículos coloides con lo cual empieza la
producción de tiroxina.
HIPOTIROIDISMO
El hipotiroidismo es una entidad más frecuente en mujeres y su incidencia es mayor a medida
que aumenta la edad. Cuando hay disminución en la producción tiroidea de T4, la secreción de
T3 se encuentra menos alterada. El aumento compensatorio de la TSH tiene varios efectos: la
hipertrofia o hiperplasia del tiroides; aumenta la producción de T3 sobre T4 y la conversión
periférica de T4 a T3.
El hipotiroidismo primario o tiroprivo es el resultado de la reducción del tejido productor de
hormona o de cualquier alteración en la producción de hormonas. Puede ser secundario a:
tiroiditis autoinmune, radioterapia, cirugía, trauma, disgenesia tiroidea, enfermedades
infiltrativas del tiroides, deficiencia de yodo en la dieta y drogas como carbonato de litio,
sulfonamidas, nitroprusiato y tiocianato.
El hipotiroidismo secundario es aquel producido por cualquier enfermedad hipofisiaria que
comprometa o destruya las células tirotropas. Los niveles de TSH encontrados pueden ser
normales, bajos o indetectables.
El hipotiroidismo terciario o hipotalámico es producido por deficiencia de TRH. Esta es una
entidad rara, más frecuente en niños.
Como la somatostatina inhibe la secreción de TSH se puede observar hipotiroidismo en
pacientes con acromegalia. En la hiperprolactinemia el aumento de dopamina puede suprimir
la liberación de TSH.
Se ha descrito una causa rara de hipotiroidismo que es la resistencia periférica a las hormonas
tiroideas. Es un trastorno autosómico dominante o recesivo. Se caracteriza por tener la clínica
del hipotiroidismo con valores elevados de T3 y T4 y niveles sanguíneos de TSH normales o
ligeramente elevados. La resistencia es parcial.
El hipotiroidismo se asocia con una disminución en la SHBG y niveles normales de estradiol
libre. Hay aumento en la depuración de testosterona y en su conversión a estradiol. Esto
puede llevar a un aumento de los estrógenos hacia el final de la fase lútea, lo cual impide que
aumente la FSH. Los niveles de FSH y LH se pueden encontrar normales, aumentados o bajos
y el pico de LH puede estar ausente.
No está claro el por qué del aumento de las gonadotropinas en el hipotiroidismo. Puede ser por
la vecindad de los núcleos productores de la TRH y la GnRH, o por aumento en la producción
de cadenas a en la hipófisis. Con frecuencia se presenta la hiperprolactinemia como efecto
secundario.
El término hipotiroidismo subclínico hace referencia a pacientes con niveles ligeramente
aumentados de TSH o con una respuesta exagerada de la TSH al estímulo con TRH. Los
niveles de T4 y T3 se encuentran dentro del rango normal.
Diagnóstico
Se confirma con el índice de T4 libre bajo con una T4 normal o baja. La TSH se encuentra
elevada en forma compensatoria. Los niveles de T3 pueden ser normales o bajos. La TSH
sirve para discriminar entre el hipotiroidismo primario y los defectos centrales.
HIPERTIROIDISMO
La forma más frecuente es la enfermedad de Graves. Su incidencia también es mayor en
mujeres. Los niveles elevados de T4 aumentan la producción hepática de SHBG; su efecto
sobre los esteroides es controversial.
El metabolismo se encuentra alterado con aumento en la conversión de testosterona a
androstendiona y en la aromatización de estas a estradiol y estrona respectivamente. Los
niveles de estrógenos son dos o tres veces más elevados que en las mujeres normales
durante todas las fases del ciclo. La depuración metabólica de los estrógenos es menor,
posiblemente por la mayor concentración de SHBG.
Aunque se sabe que hay alteraciones del ciclo y mayor incidencia de aborto espontáneo, no es
claro el mecanismo por el cual se produce. Se han encontrado niveles aumentados de FSH y
LH. Los niveles de LH son mayores tanto en la fase folicular como en la lútea. Los picos de LH
se encuentran disminuidos en mujeres con menstruaciones escasas pero regulares y ausentes
en aquellas con amenorrea.
Los niveles de TSH se encuentran bajos. El T4 generalmente está aumentado y el T3 puede
ser normal o elevado, ya que hay mayor conversión de T4 a T3. Otros hallazgos de laboratorio
pueden ser el aumento de las transaminasas y la fosfatasa alcalina, anemia megaloblástica,
intolerancia a los carbohidratos, hipercalciuria e hipomagnesemia.
Para el tratamiento pueden usarse drogas antitiroideas como el metimazol o el propiltiuracilo,
yodo radioactivo, resección quirúrgica, bloqueadores b y sedación.
Se ha demostrado que el receptor de T3 está relacionado con el receptor de estrógenos. Esto
plantea la posibilidad de que exista una mayor incidencia de enfermedad fibroquística del seno
en mujeres con hipertiroidismo.
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TERCERA PARTE
LAS HORMONAS A LO LARGO DE LA
VIDA
CAPITULO XI
ENDOCRINOLOGIA DEL EMBARAZO
PROGESTERONA
Se ha sugerido que la progesterona es la hormona esencial del embarazo, debido a su
capacidad para inhibir la respuesta inmune que interviene en el rechazo de los tejidos. Esta
hormona es producida en grandes cantidades por el cuerpo lúteo hasta la décima semana de
gestación; después de un período de transición entre las siete y diez semanas, la placenta
asume el control de su producción, con niveles que aumentan progresivamente, llegando al
término a una concentración que varía entre 100 y 200 ng/ml; se calcula que la producción
placentaria es alrededor de 250 mg diarios. La mayor parte de la progesterona producida en la
placenta ingresa a la circulación materna; su producción es independiente de la cantidad de
precursor disponible, de la perfusión útero-placentaria, el bienestar fetal e incluso de la
presencia de un feto vivo. Esto se debe a que el feto no produce ningún precursor, sino que la
mayoría es derivada del colesterol materno. El colesterol es transportado al trofoblasto en
forma de LDL e ingresa a la célula por un proceso de endocitosis que se encuentra aumentado
durante el embarazo por los estrógenos. Aunque no es claro el papel que juegan las hormonas
tróficas, se ha sugerido que la HCG debe estar presente.
La decidua y las membranas fetales también sintetizan y metabolizan la progesterona pero no
a partir del colesterol; posiblemente el sulfato de pregnenolona es el precursor más importante.
Esta esteroidogénesis local puede tener un papel importante en la regulación del parto. La
concentración de progesterona en el líquido amniótico es máxima entre las 10 y las 20
semanas, luego disminuye en forma progresiva. Los niveles en el miometrio son alrededor de
tres veces superiores a los del plasma materno en el embarazo temprano, llegando a
concentraciones similares en el embarazo a término.
En el embarazo temprano los niveles de 17-hidroxiprogesterona aumentan, marcando la
actividad del cuerpo lúteo; hacia las 10 semanas regresan a su nivel basal, lo cual indica que
la placenta tiene poca actividad de 17-hidroxilasa. Después de las 32 semanas aumenta en
forma gradual debido a la utilización placentaria de precursores fetales.
Hay dos metabolitos activos de la progesterona que aumentan en forma significativa durante el
embarazo: la 5-a-pregnane-3-20-diona que aumenta 10 veces y que contribuye al estado
refractario de la gestación a la acción de la angiotensina II y la concentración de
deoxicorticosterona que también aumenta 1200 veces respecto al estado no grávido, en parte
debido a la elevación en la globulina transportadora de cortisol, pero en su mayoría por
incremento de la 21-hidroxilación de la progesterona circulante en el riñón; hasta el momento
no hay ningún dato concreto que explique la acción fisiológica de este aumento.
La progesterona tiene varias acciones durante el embarazo; es importante su intervención en
el parto. Además se ha sugerido que es fundamental su efecto inmunomodulador, suprimiendo
la respuesta materna a los antígenos fetales. Sirve también como sustrato para la síntesis de
gluco y mineralocorticoides por la suprarrenal fetal.
ESTROGENOS
Los precursores básicos de los estrógenos son los andrógenos de 19 carbonos. Hay una
ausencia virtual de la 17 hidroxilación y de la actividad de la 17,20 desmolasa (P450c17) en la
placenta; como resultado los productos de 21 carbonos, progesterona y pregnenolona, no
pueden ser convertidos a esteroides de 19 carbonos. El estrógeno producido en la placenta
por el sistema de la P450arom debe derivarse de precursores provenientes de otras fuentes.
LA SUPRARRENAL FETAL
La glándula suprarrenal tiene gran tamaño durante el embarazo, en parte debido al desarrollo
de la llamada zona fetal interna que constituye aproximadamente 80% de toda la glándula. El
resto de la corteza consta de la zona definitiva externa o adulta destinada a formar la corteza
suprarrenal del adulto. Este desarrollo es evidente hacia las siete semanas de gestación.
Los dos principales esteroides producidos son la DHEAS y el cortisol. La DHEAS es producida
por la zona fetal, mientras que el cortisol lo es por la zona adulta. El precursor más importante
en la síntesis de DHEAS parece ser el colesterol transportado por la LDL; puede provenir de la
conversión directa de otros sulfatos de esteroides sin la pérdida de la cadena lateral de sulfato.
En la circulación fetal la concentración media de DHEAS en un embarazo a término es de 130
mg/dl, mientras que la de cortisol es más baja y varía entre 35 y 44 mg/dl. La concentración de
cortisol en la sangre fetal y el líquido amniótico aumenta de forma progresiva durante las
últimas semanas de gestación.
La ACTH regula la producción de cortisol por la zona definitiva, pudiendo también estimular la
síntesis de DHEAS en la zona fetal. Durante el embarazo temprano no es indispensable la
presencia de la ACTH, ya que la producción de la suprarrenal también es regulada por la HCG.
A partir del nacimiento la zona fetal involuciona rápidamente, encontrándose ausente hacia el
segundo o tercer mes de vida. Las observaciones en animales sugieren que e|sta zona puede
transformarse en la zona fasciculada del adulto.
Los corticoides parecen tener un papel importante durante la gestación. Pueden inducir el
desarrollo y la maduración de múltiples sistemas enzimáticos en el hígado, incluyendo enzimas
relacionadas con la síntesis de glucógeno hepático, tirosina-amino-transferasa,
aspartato-amino-transferasa, arginina - sintetasa y fosfoenol-piruvato-carboxilasa. La evidencia
experimental en animales muestra que también pueden estimular la maduración de las células
ß del páncreas, inducir la maduración del epitelio y la actividad de la fosfatasa alcalina en el
intestino delgado, actuar en el cambio de la hemoglobina fetal a la del adulto. En los pulmones
inducen la diferenciación de las células alveolares tipo II y estimulan la síntesis de surfactante
pulmonar.
Se postula que las glándulas suprarrenales también pueden tener papel en la iniciación del
trabajo de parto, ya que en ovejas se ha demostrado que el aumento de cortisol lo anticipa. Se
sabe que antes del trabajo de parto hay cambios importantes en la tasa de secreción de
estrógenos y progesterona, papel mediado posiblemente por el cortisol fetal.
hormonas activas; se cree que también sirve como mecanismo protector, bloqueando la acción
biológica de los esteroides presentes en grandes cantidades.
La placenta posee una gran cantidad de sulfatasa, lo cual le permite clivar los sulfatos de
esteroides, dejando el esteroide libre. Cuando hay deficiencia de la sulfatasa placentaria
hay disminución marcada de la excreción de estriol. Este trastorno es más frecuente en
hombres, ya que se transmite como una característica recesiva ligada al X. Puede asociarse
con la aparición de ictiosis. La evolución de los recién nacidos es satisfactoria, por lo cual se
cree que no constituye una amenaza para la salud del lactante.
LA TIROIDES FETAL
En el feto la glándula tiroides adquiere su característica morfológica y la capacidad para
concentrar yodo y sintetizar yodotironinas entre las 10 y las 12 semanas de gestación. Para la
misma época aparecen los tirotropos en la hipófisis y puede encontrarse TSH en la hipófisis y
circulante en el suero.
La función tiroidea permanece en estado basal hasta la mitad del embarazo, momento en el
cual aumenta la actividad secretora y la concentración sérica de T4. La concentración máxima
de TSH se encuentra al comienzo del tercer trimestre y no aumenta más hasta el término. La
concentración sérica de T3 no se puede medir hasta las 30 semanas de gestación, a partir de
entonces aumenta a un nivel medio de 50 ng/dl hasta el término; este aumento es progresivo
semanas antes del parto y puede estar relacionado con el aumento en la concentración de
cortisol. Inmediatamente después del nacimiento el nivel de T3 circulante aumenta hasta 3 o 6
veces las concentraciones observadas in útero. Por el contrario, la T3 reversa se encuentra
elevada al comienzo del tercer trimestre y disminuye en forma progresiva hasta el término;
permanece casi inalterada durante la vida extrauterina temprana.
La TSH hipofisiaria se eleva en forma rápida cuando el feto a término es expuesto al medio
extrauterino; esto lleva a un aumento en la liberación de las hormonas tiroideas. La
concentración máxima de TSH se encuentra 30 minutos después del nacimiento; a partir de
entonces disminuye rápidamente durante el primer día y luego en forma más lenta durante los
dos siguientes. Los niveles séricos de T4 y T4 libre llegan a un pico en 24 horas y luego
disminuyen con lentitud durante las primeras semanas de vida.
ha sugerido que el aumento de la CRH placentaria que precede al parto puede ser el resultado
del incremento de los corticoides fetales que ocurre en ese momento. A través del estímulo de
la ACTH fetal se produce un aumento de los corticoides fetales, lo cual completaría un asa de
retroalimentación positiva que llevaría al comienzo del trabajo de parto.
TRH
También se encuentra una sustancia similar a ella en la placenta. Puede estimular la liberación
de TSH hipofisiaria.
HCG
Esta fue la primera hormona proteica placentaria descrita. En 1927 Ascheim y Zondek hallaron
una sustancia en la orina de mujeres embarazadas que inicialmente se creyó que era producto
de la hipófisis materna. Estudios posteriores demostraron su origen placentario.
Biológica e inmunológicamente es similar a la LH hipofisiaria. Se cree que es producida por la
capa del sincitiotrofoblasto más que del citotrofoblasto. Está compuesta por dos subunidades a
y b; la primera, similar a todas las hormonas glicoprotéicas y la segunda que le confiere la
especificidad única.
Durante el embarazo normal el trofoblasto primitivo produce HCG en un estadío muy
temprano. Puede ser detectada después de 9 días del pico de LH, lo cual ocurre apenas 8 días
después de la ovulación y un solo día después de la implantación. La concentración de HCG
aumenta hasta los 80 o 90 días de gestación y a partir de entonces disminuye hasta una
meseta que se mantiene durante el resto del embarazo. Los niveles de LH y FSH maternas
son prácticamente indetectables durante todo el embarazo. La vida media de la HCG, a
diferencia de la LH, es más larga, llegando a 32 o 37 horas.
Se sabe que uno de los papeles más importantes que juega esta hormona es el luteotrópico;
mantiene el cuerpo lúteo del ciclo menstrual y luego lo convierte en el cuerpo lúteo del
embarazo; esto posibilita la producción persistente de progesterona necesaria para el
desarrollo decidual hasta que la placenta asume el control. Puede también regular la
producción de otros esteroides en el feto, especialmente la DHEAS y la testosterona. Estudios
in vitro han demostrado que la HCG puede inhibir la función de los linfocitos, por lo cual puede
intervenir en la modulación de la respuesta inmune durante el embarazo.
Interviene también en la síntesis y secreción de otras hormonas peptídicas. Se sabe que gran
parte del aumento de la actividad tiroidea observado durante el embarazo es el resultado de la
estimulación de la HCG. Se especula sobre su papel en la autorregulación de las células del
sincitiotrofoblasto para la síntesis de las otras hormonas. Otra posible acción es la de inducir la
producción de andrógenos en los testículos fetales.
Lactógeno placentario
Es llamado también somatomamotrofina coriónica humana. Es una hormona proteica con
similitud inmunológica y biológica con la hormona de crecimiento. Fue aislada de la placenta a
comienzos de la década de los 60 por Josimovic y MacLaren. Es sintetizada al parecer por el
sincitiotrofoblasto. Puede hallarse en el suero y la orina de mujeres que cursan con embarazos
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TERCERA PARTE
LAS HORMONAS A LO LARGO DE LA
VIDA
CAPITULO XII
EL CLIMATERIO
MENOPAUSIA Y ENVEJECIMIENTO
Uno de los grandes interrogantes que se ha planteado la humanidad es el por qué los seres
vivos envejecen y mueren; tampoco se sabe si el envejecimiento reproductivo es el resultado
de la degeneración del órgano blanco o la regresión de los mecanismos de neurotransmisión
en el sistema nervioso central; al parecer hay una combinación de ambos.
Se han postulado varias teorías que tratan de responder a este interrogante, entre las cuales
se pueden citar las siguientes:
1. Genética, la cual considera que la vida biológica tiene una longevidad determinada.
2. La presencia intracelular de factores bioquímicos genéticamente determinados y que han
sido preprogramados.
3. Mutaciones somáticas dadas por los efectos que factores ambientales extrínsecos tienen
sobre las células.
4. Presencia de factores autoinmunes que aumentan con la edad e inducen la destrucción
celular sumados a una disminución progresiva de los mecanismos de defensa,
predisponiendo a la infección y a la carcinogénesis.
5. Eventos bioquímicos que pueden inhibir la función de las células.
6. Factores extracelulares que alteran la secuencia adecuada de los eventos bioquímicos.
7. Combinación de las anteriores teorías.
El sistema endocrino no escapa a los cambios anteriores, observándose una pérdida primaria
del tejido funcional asociada con alteraciones hipoplásicas o atróficas en las células
EPIDEMIOLOGIA DE LA MENOPAUSIA
Se ha calculado que para el año 2.000 puede haber en el mundo más de 700 millones de
mujeres por encima de los 45 años. Los rápidos avances de la ciencia y la tecnología en los
últimos 50 años han permitido que la expectativa de vida haya aumentado en forma
progresiva, siendo ésta de 75 años para la mujer colombiana. Esto lleva a concluir que la
mujer actual pasa cerca de la tercera parte de su vida en un estado de deficiencia de
estrógenos.
Son pocos los estudios epidemiológicos que se han realizado en nuestro país referentes a la
menopausia. Se ha calculado que ésta ocurre en promedio a los 51 años y que hay factores
que predisponen a que sea más precoz; los más estudiados son el tabaquismo, el vivir a
grandes alturas y la cirugía previa, especialmente la histerectomía por el posible compromiso
vascular del ovario. Dentro de los datos curiosos se puede mencionar que se ha
correlacionado el hecho de ser diestro con una menopausia más tardía. La mayoría de los
trabajos ha demostrado que la edad de la menopausia, a diferencia de la de la menarquia, no
ha sufrido mayor variación desde la época griega, así como no hay correlación entre la edad
de las dos. Tampoco se ha podido comprobar una relación entre la edad de la menopausia y
longevidad. Se ha demostrado también que no existe ninguna relación con el uso previo de
anticonceptivos orales. Se calcula que menos del 1% de las mujeres tienen la menopausia
antes de los 40 años.
El climaterio puede entenderse como un problema importante de salud pública por las grandes
repercusiones que a largo plazo tiene la carencia estrogénica, nuestro país no escapa a ello.
La pirámide poblacional en Colombia ha ido cambiando a través de los años, lo cual puede
explicarse por una mayor industrialización, la disminución de la mortalidad infantil por
enfermedades infecciosas y en gran medida por la disminución en la fecundidad; no hay que
olvidar que Colombia ha sido líder en Latinoamérica en planificación familiar.
Según los datos del último censo de 1993, se calculó que en el país hay cerca de 2.900.000
mujeres mayores de 45 años, lo cual representa el 9% de la población general. En la ciudad de
Santafé de Bogotá el total de mujeres con esta edad es de aproximadamente 525.000. Estas
cifras revelan la importancia de este problema, ya que indican un número importante de
mujeres que son posibles candidatas a recibir terapia de reemplazo hormonal durante esta
etapa de la vida. Además, mientras que el 60% de las mujeres postmenopáusicas habitantes
en el año 1990 en los países en vías de desarrollo, se calcula que para el 2030 la cifra
ascenderá a 76%.
Figura 12.1
Pirámide poblacional de Colombia, 1993
MANIFESTACIONES CLINICAS
Son muchos los síntomas que se han atribuido a la menopausia; pero es difícil establecer de
ellos cuáles ocurren en este período; probablemente se encuentran relacionados con la
disminución en la esteroidogénesis ovárica. Entre ellos se pueden citar:
● Alteraciones en el patrón menstrual, incluyendo la hipomenorrea, la hipermenorrea y la
frecuencia irregular.
● Disminución de la fertilidad
● Atrofia de la piel
Alzheimer es menor en pacientes que han utilizado estrógenos y, que este efecto es mayor
cuando la dosis ha sido superior y más prolongado su uso.
OSTEOPOROSIS
La osteoporosis no es una enfermedad nueva, ya Hipócrates hablaba de las fracturas de los
ancianos. Albright en 1941 fue el primero en reconocer su asociación con la menopausia en
mujeres que habían sido sometidas a ooforectomía. El grupo de estudio de la Organización
Mundial de la Salud ha definido que la osteoporosis es "una enfermedad caracterizada por una
masa ósea baja y deterioro de la microarquitectura del tejido del hueso, que lleva a una mayor
fragilidad ósea con el consecuente incremento en el riesgo de fractura". La osteoporosis
postmenopáusica afecta en forma más precoz el hueso trabecular que el cortical y su principal
consecuencia es la fractura. Los sitios en los cuales se presentan con mayor frecuencia son
los cuerpos vertebrales, el radio distal y el cuello femoral. La osteoporosis se presenta cuando
la tasa de resorción ósea excede la de formación.
La osteoporosis primaria, también llamada tipo I, es el resultado de la deficiencia estrogénica y
constituye alrededor del 95% de todos los casos. Se presenta en mujeres con pico en la
séptima década. La osteoporosis tipo II está asociada a la pérdida del hueso cortical y
trabecular y produce fracturas del fémur y del húmero proximal; se presenta con el
envejecimiento y es más frecuente después de los 75 años.
La incidencia de fracturas es variable en los diferentes individuos y probablemente juegan
papel factores como el pico de masa ósea alcanzado durante la madurez y otros extrínsecos al
hueso como la presencia de traumas repetidos.
El esqueleto está formado por dos tipos de hueso; el cortical corresponde a cerca de 80%,
mientras que el trabecular, localizado en la columna vertebral, es una estructura que provee
mayor superficie de área por unidad de volumen. La pérdida del hueso de la columna empieza
desde la segunda década de la vida, con cambios pequeños hasta la edad de la menopausia.
En el fémur la densidad ósea alcanza su máximo hacia los 25 años y empieza a disminuir a
partir de los 30. Después de los 40 años la tasa de resorción ósea empieza a exceder la de
formación aproximadamente en un 0.5% por año; esta relación sufre mayor cambio después
de la menopausia, llegando a perderse hasta 5% del hueso trabecular y entre 1 y 1.5% del
total de la masa ósea cada año. Esta pérdida acelerada ocurre por un lapso de 10 años.
Transcurridas dos décadas después de la menopausia se ha perdido el 50% del hueso
trabecular y 30% del cortical.
La masa ósea es mayor en las mujeres negras y en las obesas; hay factores predisponentes
para la aparición de osteoporosis, tales como el hiperparatiroidismo, el hipertiroidismo, el uso
de corticoides, el abuso de alcohol y tabaco y el antecedente de gastrectomía. La historia
familiar de osteoporosis también ha sido reconocida como un factor de riesgo; recientemente
se ha descrito un marcador genético que posiblemente está relacionado con variaciones
alélilcas en el gene que codifica el receptor de la vitamina D.
La terapia con estrógenos estabiliza el proceso de osteoporosis o previene su aparición. El
nivel crítico de estradiol sanguíneo para mantener el hueso es de 40 a 50 pg/ml. El papel de la
progesterona en el mantenimiento de la masa ósea es menos claro que el de los estrógenos
pero hasta el momento la evidencia indica que puede ser importante.
Con la terapia estrogénica se puede esperar una reducción entre 50 y 60% en la incidencia de
fracturas de brazo y cadera. Cuando además de los estrógenos se suplementa con calcio se
puede esperar una disminución hasta 80% en la incidencia de fracturas vertebrales por
compresión. Esta menor incidencia se observa especialmente en mujeres que han tomado
estrógenos por un tiempo superior a cinco años.
El impacto que tienen los estrógenos sobre el hueso se ha visto incluso en mujeres mayores
de 65 años. El efecto benéfico observado con estrógenos orales y transdérmicos es igual, y
está relacionado con la dosis.
El mecanismo preciso por el cuál la terapia estrogénica actúa sobre el hueso permanece
desconocido, pero hay muchas evidencias que muestran una serie de interacciones complejas
a nivel molecular. Hay aumento en la absorción del calcio, posiblemente por mayor
disponibilidad de la 1,25 dihidroxi vitamina D y por efecto directo de los estrógenos sobre sus
receptores en los osteoblastos. Además se postula que disminuyen la sensibilidad del hueso a
la hormona paratiroidea sin alterar la cantidad de hormona circulante, así como también
aumentan la calcitonina.
Hay varios factores de crecimiento dependientes de estrógenos y citoquinas comprometidos
en la remodelación ósea. Los estrógenos modulan la producción de citoquinas que reabsorben
el hueso como las interleuquinas 1 y 6, estimulan factores que aumentan su producción como
los factores de crecimiento similar a la insulina I y II y el factor de crecimiento de
transformación b; además promueven la síntesis de calcitonina. Los estrógenos aumentan los
receptores de vitamina D en los osteoblastos, mecanismo a través del cual puede modular la
actividad de la 1,25 dihidroxi vitamina D.
Además se ha demostrado que al igual que los estrógenos, los agentes progestacionales
actuando en forma independiente sobre el hueso también disminuyen la resorción ósea. Este
efecto puede ser limitado al hueso cortical. Cuando se utilizan estrógenos y progestágenos en
forma combinada, se obtiene un efecto sinérgico en la formación ósea asociado con un
balance positivo de calcio.
Para mantener un balance de calcio de 0 las mujeres con terapia estrogénica requieren un
total de 1.000 mg de calcio elemental diario. El promedio que se obtiene en la dieta es de 500
mg, por lo cual el suplemento mínimo debe ser de 500 mg. Las mujeres que no reciben
estrógenos deben tener como mínimo un suplemento de 1.000 mg diarios de calcio. En
algunas mujeres, especialmente en las mayores de 60 años se recomienda adicionar vitamina
D a la terapia, la cual no solo facilita la absorción intestinal de calcio y fósforo, sino que
estimula la síntesis de osteocalcina en los osteoblastos y promueve la diferenciación celular.
Siempre se recomienda ejercicio moderado.
La adición de fluoruros puede tener algún beneficio, pero tiene el inconveniente de sus
efectos secundarios que son frecuentemente observados. La calcitonina también ayuda a
impedir la resorción ósea actuando a través de receptores en el osteoclasto y puede ser
utilizada en pacientes en las cuales la terapia hormonal se encuentra contraindicada; la dosis
recomendada es de 100 UI diarias por vía subcutánea o 200 UI diarias por vía intranasal. Una
ventaja importante es que posee efecto analgésico por lo cual es útil en la osteoporosis
establecida. Los bifosfonatos, análogos sintéticos del pirofosfato que se unen a la
hidroxiapatita, también pueden ayudar a disminuir la resorción inhibiendo la actividad
osteoclástica; faltan aún más estudios para definir su utilidad en la prevención de osteoporosis;
el primero de ellos en ser utilizado fue el etidronato que al parecer lleva a una mineralización
defectuosa del hueso; recientemente el alendronato ha sido aprobado para uso en varios
países. Los bifosfonatos tienen el inconveniente de fijarse por tiempo prolongado al hueso y no
se conocen sus repercusiones a largo plazo. Los ésteres de la vitamina D como el calcitriol
favorecen la absorción intestinal de calcio y pueden actuar directamente sobre el osteoblasto.
En nuestro medio están disponibles los esteroides anabólicos como el decanoato de
nandrolona que son útiles en osteoporosis establecida. Hay varios compuestos en
investigación como son algunos anti-estrógenos, hormona paratiroidea, hormona de
crecimiento, IGF-I, progestágenos, tibolona y vitamina K.
La protección que ofrecen los estrógenos sólo se mantiene mientras la mujer los esté
utilizando; al suspender la suplencia se presenta una pérdida ósea rápida durante los primeros
tres a cinco años, similar a lo que ocurre en la menopausia. Desde el punto de vista del
impacto sobre el riesgo de fracturas la suplencia hormonal debe iniciarse lo más pronto posible
después de la menopausia y mantenida por tiempo indefinido.
En las pacientes que presentan osteoporosis se debe descartar la posibilidad de otros factores
predisponentes para este fenómeno como el hiperparatiroidismo, la falla renal, el mieloma
múltiple, la leucemia, el linfoma, el hipertiroidismo, el hipercortisolismo, el alcoholismo y los
tumores metastásicos.
Desde hace varios años se ha tratado de encontrar un medio de tamizaje y diagnóstico precoz
de la osteoporosis. Inicialmente se utilizó la radiografía de columna lumbar, con el
inconveniente que sólo establece el diagnóstico cuando se ha perdido una cantidad importante
de tejido óseo. Hace ya varios años se introdujo la absorciometría de fotón único (SPA) que
sigue siendo una herramienta útil en investigación; tiene el inconveniente que es incapaz de
medir la densidad ósea en la columna y la cadera por interferencia de los tejidos blandos.
Actualmente la forma más utilizada para medir la densidad ósea es a través de la
absorciometría dual con energía de rayos X (DEXA).
ENFERMEDAD CARDIOVASCULAR
Los factores de riesgo para la enfermedad cardiovascular son la hipertensión arterial, el
cigarrillo, la diabetes y la obesidad. Su incidencia es tres a cinco veces mayor en los hombres
que en las mujeres premenopáusicas. Desde el punto de vista epidemiológico hay una
diferencia de 10 años en la aparición de enfermedad coronaria en las mujeres respecto a los
hombres, y de 20 años en la de infarto de miocardio y muerte súbita. Las razones para esto
son complejas pero hay una contribución significativa de los niveles superiores de HDL y
menores de LDL encontrados en mujeres jóvenes, como efecto de los estrógenos; después de
la menopausia se observa un incremento rápido tanto en el colesterol total como en la fracción
de LDL.
El estudio Frammingham demostró que después de la menopausia el riesgo de enfermedad
coronaria se duplica para las mujeres a medida que los lípidos aterogénicos aumentan,
alrededor de los 60 años y, luego disminuyen.
En mujeres que reciben terapia de suplencia hormonal se ha visto una disminución de las LDL
entre 14 y 19% y aumento de las HDL entre 15 a 18%, especialmente en su fracción HDL2.
Este efecto es mayor con los estrógenos orales, pues tienen un primer paso hepático después
de la absorción intestinal. El mecanismo exacto de protección que confieren las HDL no es
conocido totalmente, pero se puede decir que promueve la salida de colesterol de los
macrófagos y de la pared de la íntima de las arterias. Se ha visto que en forma concomitante
con la terapia estrogénica hay un aumento en los niveles de triglicéridos, que al parecer son
dosis dependientes.
Se han descrito por lo menos dos mecanismos a través de los cuales los estrógenos aumentan
los niveles de HDL: en primer lugar la supresión de la lipasa hepática que resulta en una
menor degradación de las partículas de HDL, y en segundo, una mayor síntesis de esta
lipoproteína.
con los factores vasoactivos producidos por el endotelio vascular y las plaquetas.
Se han propuesto muchos mecanismos alternativos para la acción protectora del estradiol;
entre ellos se incluye el hecho que los estrógenos puedan impedir la oxidación de las LDL,
disminuyendo su aterogenicidad. Se postula también que puedan intervenir en el metabolismo
de las prostaglandinas aumentando los niveles de prostaciclina y disminuyendo los de
tromboxano, acciones que promueven la vasodilatación.
Son muchos los estudios clínicos que han demostrado una relación entre la disminución del
riesgo de infarto del miocardio y enfermedad coronaria entre 45 y 55% en mujeres que han
utilizado estrógenos. El efecto protector independiente de los cambios de perfil lipídico se cree
que está mediado por su acción sobre el endotelio. El endotelio produce factores relajantes, de
los cuales el principal es el óxido nítrico y, factores que promueven la contracción,
especialmente la endotelina-1. El óxido nítrico, así como los estrógenos, inhibe la adherencia y
la agregación plaquetaria de una manera sinérgica con la prostaciclina. Se postula que el
estrógeno puede inducir la sintetasa del óxido nítrico dependiente de calcio, lo cual se traduce
en inhibición de la proliferación de células del músculo liso y aumenta en las endoteliales.
Además los estrógenos son potentes antioxidantes de los lípidos y los lípidos oxidados inhiben
el óxido nítrico. Se ha sugerido que esta interacción con el endotelio es en parte responsable
de la vasodilatación observada en las arterias coronarias.
También se han encontrado efectos vasculares de los estrógenos, independientes de la
alteración del perfil lipídico y del endotelio. En animales se ha demostrado que alteran la
entrada de calcio a las células y que interfieren sobre los canales de cloro por efecto directo
sobre la membrana celular. En estudios in vivo e in vitro se ha demostrado que inhiben la
respuesta presora inducida por angiotensina II, lo cual sugiere un efecto inhibitorio sobre el
sistema renina-angiotensina-aldosterona; se ha postulado que los estrógenos pueden actuar
como inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina.
Otra posible acción de los estrógenos es prevenir la tendencia de aumentar la obesidad central
que aparece con la edad. Este hecho puede estar relacionado con la hiperinsulinemia, ya que
las mujeres postmenopáusicas que están recibiendo estrógenos orales tienen niveles basales
más bajos de insulina y menor respuesta de la insulina a una carga de glucosa. Este dato está
apoyado por el "Estudio de las Enfermeras" que registra una disminución del 20% de la
posibilidad de desarrollar diabetes mellitus no insulino dependiente en aquellas mujeres
usuarias de estrógenos.
Se han propuesto otros mecanismos para explicar la acción de los estrógenos sobre el sistema
cardiovascular. En la patogenia inicial de la arteriosclerosis hay lesión endotelial mínima que
lleva a reclutamiento de macrófagos y plaquetas, formación de adherencias y trombos y
proliferación de células del músculo liso. Los estrógenos disminuyen el ingreso de ésteres de
colesterol a las células mioíntimas, así como disminuyen el catabolismo de las LDL en las
paredes arteriales; también cambian el tamaño de las partículas de LDL haciéndolas menos
degradables. Actúan sobre los macrófagos, disminuyendo su quimiotaxis y número de mitosis;
esto lleva a una menor formación de células espumosas en la pared arterial. Otra acción
propuesta es la reducción en la formación de colágeno y elastina en las placas
arterioscleróticas; además estabilizan los lisosomas, reduciendo la cantidad de colesterol
En todos los tipos de esquemas se asocia fosfato de calcio una tableta diaria.
La terapia cíclica tiene algunas desventajas, en especial síntomas adversos relacionados con
la dosis de progestágenos, tales como sensibilidad de los senos, retención de líquidos y
depresión. El sangrado por supresión ocurre en 80 a 90% de las mujeres con este esquema.
Los esquemas continuos con dosis bajas de progestágenos (2.5 mg de acetato de
medroxiprogesterona) mantienen su efecto benéfico sobre las lipoproteínas y no tienen efecto
sobre la presión sanguínea. Con este tipo de terapia se puede presentar sangrado por
disrupción hasta en el 40 a 60% de los casos durante los primeros seis meses de tratamiento;
después de un año sólo se observa en el 20% de las mujeres.
Se ha discutido la utilidad de la biopsia de endometrio antes de iniciar la suplencia; no es
necesario realizarla en forma rutinaria. El grosor endometrial medido por ultrasonido
transvaginal se correlaciona en forma adecuada con la presencia o no de patología; si es
superior a 5 mm en la paciente postmenopáusica se recomienda la biopsia.
En algunas mujeres histerectomizadas se recomienda el uso de esquemas combinados con
progestágenos; ejemplo de ello son las pacientes a las cuales se les ha resecado un tumor
endometrioide del ovario. Algunos reportes de la literatura sugieren que pacientes con
endometriosis pélvica pueden sufrir degeneración a adenocarcinoma cuando son tratadas sólo
con estrógenos. Como se ha mencionado, es posible que los progestágenos jueguen papel
importante en el metabolismo óseo, por lo cual en pacientes con osteoporosis también se
recomienda el esquema combinado. De la misma forma también se recomienda en mujeres
con hipertrigliceridemia por las razones expuestas.
Los efectos benéficos de los estrógenos han sido demostrados por encima de los 65 años,
disminuyendo la incidencia de fracturas de cadera. De esto surge el interrogante si a las
mujeres mayores que no han recibido suplencia se les debe iniciar sin tener en cuenta su
edad. Se cree que las mujeres con osteoporosis o alteración del perfil de lipoproteínas sí se
benefician de este régimen.
Los estrógenos también tienen efecto sobre la fisiología tiroidea, siendo el principal de ellos el
aumento en la producción hepática de TBG; no inducen ningún cambio sobre la producción de
TSH. Es importante tener en cuenta que las mujeres hipertiroideas tienen mayor riesgo de
desarrollar osteoporosis. Aunque se sabe que los estrógenos pueden aumentar la secreción
de prolactina, la suplencia no se encuentra contraindicada en mujeres con hiperprolactinemia.
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PRÓLOGO
Fue a mediados del siglo XIX cuando Claude Bernard enunció el concepto de secreción
interna para sustancias que sintetizadas en algunas células y vertidas en la circulación
producían efectos fisiológicos a distancia sobre diferentes órganos. En 1848 Berthold indujo
experimentalmente involución de los caracteres sexuales practicando la exéresis de las
gónadas en animales. En 1989 Brown - Sequard describió los andrógenos y en 1898 Prenant
atribuyo al ovario funciones como órgano de secreción interna.
Al culminar el siglo, Knauer en 1890, demostró la naturaleza endocrina del ovario. Bayliss y
Starling en 1905 acuñaron el término hormonas para designar las sustancias descritas por
Claude Bernard; Glynn en 1911 encontró relación entre las hormonas suprarrenales y la
patología del sexo y en 1912 Adler, inyectando extractos ováricos produjo estro en animales.
Deisy en 1923 aisló los estrógenos en el ovario y Browne en 1930 en la placenta. En el año
1927 Asheim y Zondek descubrieron la gonadotropina coriónica y en 1929 Corner y Allen
aislaron la progesterona que más tarde, en 1934, Butenandt cuantificó. En 1932 Riddle había
descubierto la prolactina.
A partir de entonces muchos han sido los avances en el conocimiento de las hormonas, su
biosíntesis, regulación y desintegración. También de la patología comprometida en su acción
sobre los efectores y de la enfermedad de los órganos blanco. Factores liberadores, hormonas
secretadas por órganos diferentes a las glándulas endocrinas consideradas clásicas, tal como
ocurre con el endotelio, antagonistas hormonales y procedimientos de detección y
cuantificación han enriquecido el bagaje investigativo y han hecho posible la instauración de
procedimientos terapéuticos basados en evidencias objetivas: gamagrafías, tomografías,
resonancia magnética, radioinmunoanálisis, métodos enzimáticos y aun la endoscopia
ginecológica han sustituido o complementado los exámenes tradicionales.
En la primera mitad de la presente centuria Tomás Quintero Gómez, Francisco Gnecco Mozo,
Clímaco Alberto Vargas y Alfredo Laverde, entre otros, introdujeron en Colombia la
endocrinología como una disciplina médica innovadora y especial sustentada en
conocimientos adquiridos principalmente en Francia y en España. Era su práctica
eminentemente clínica puesto que las ayudas diagnósticas estaban limitadas casi
exclusivamente a algunas pruebas biológicas de valor incierto y al metabolismo basal. El
examen prolijo y la perspicacia clínicas fueron el soporte para el correcto diagnóstico.
Al traspasar el medio siglo, Mario Sánchez Medina, Antonio Ucrós, Jaime Cortázar, Bernardo
Reyes, Alberto Jamiz, Eduardo Bernal, Efrain Otero y unos más acrecentaron en el país el
número de cultores de la ciencia endocrinológica.
Era para la época la Ginecología una especialidad eminentemente quirúrgica separada de la
Obstetricia. Fue entonces sobresaliente el papel desempeñado por Guillermo López Escobar,
cuya formación académica había sido complementada en Norteamérica al incorporar los
aspectos médicos a la práctica ginecológica y en ellos la patología endocrina. Coincidía
cronológicamente el momento con el interés mundial por la limitación de la natalidad y, desde
luego, con la administración de los contraceptivos hormonales que impuso el conocimiento en
detalle de sus compuestos: bioquímica, farmacodinamia, efectos y contraindicaciones. Soporte
INTRODUCCIÓN
Desde tiempos remotos la humanidad ha tenido muchos interrogantes con respecto al proceso
reproductivo sin lograr hasta el momento la explicación total de este enigma. Por muchos
siglos se trató de interpretar con teorías algo mágicas, como los "homúnculos" de los griegos.
Ya hace parte de la historia moderna la magistral descripción anatómica que De Graaf hace
del folículo ovárico. Gracias a los avances tecnológicos del presente siglo la ciencia ha podido
progresar de una manera vertiginosa. Parece mentira que cosas que hoy nos parecen muy
obvias tengan pocos años de haber sido descubiertas. El área de la endocrinología
ginecológica no escapa a este avance; se describen las primeras hormonas, se reconocen
factores liberadores hipotalámicos, se asilan receptores; el auge del radioinmunoanálisis en la
década de los setenta permite correlacionar las alteraciones patológicas con los hallazgos
bioquímicos.
El conocimiento cada vez más profundo de las hormonas llevó a sintetizar nuevos compuestos
que nos han permitido manipular el proceso reproductivo. Así en menos de cuarenta años
hemos visto la evolución de los anticonceptivos hormonales, desde las primeras píldoras con
gran cantidad de efectos secundarios hasta las nuevas casi libres de ellos; es innegable el
impacto que este descubrimiento ha tenido sobre la demografía mundial. En forma casi
paralela el conocimiento cada vez más profundo del ciclo ovárico ha permitido el avance de
nuevas tecnologías en reproducción asistida llegando hasta extremos tan absurdos como la
tan discutida clonación de seres humanos.
Todos estos cambios hacen que cada día se produzcan toneladas de información nueva que
hacen imposible que un médico, así tuviese la oportunidad de leer 24 horas diarias, pueda
abarca todo el conocimiento.
Desde hace ya varios años cuando asumí la dirección de la Unidad de Investigación Clínica en
Reproducción Humana del Hospital Infantil "Lorencita Villegas de Santos" me enfrenté a un
problema: no encontré texto alguno que llenara totalmente mis expectativas como docente. La
mayoría de libros de endocrinología ginecológica son dirigidos a subespecialistas o tienen
enfoques diagnósticos y terapéuticos que por sus costos elevados no son aplicables en
nuestro medio.
De ello surgió la idea de escribir este texto. Su objetivo principal es aportar una serie de
conocimientos básicos sobre endocrinología que puedan ser aplicados en dos medios: el más
importante, para los residentes de ginecología y obstetricia quienes encontrarán los
fundamentos teóricos para el diagnóstico de las principales entidades nosológicas; en segunda
instancia los estudiantes de pregrado encontrarán las bases que requieren como médicos
generales. Seguramente quien busque en este libro un tratado extenso sobre la materia, con
los últimos descubrimientos en biología molecular y bioquímica, quedará frustrado ya que no
es el fin que he pretendido.
El esquema que he seguido ha sido el de partir de algo que he considerado fundamental: la
fisiología. Quien no logre entender el alcance de la primera parte, seguro tendrá vacíos para
entender los capítulos relacionados con la clínica. En la parte de Trastornos ovulatorios se dan
pautas generales para la comprensión fisiopatológica de las diversas entidades, así como
algún enfoque diagnóstico y terapéutico, de forma que sea fácilmente aplicable en nuestro
medio, con el menor costo posible y con los recursos tecnológicos disponibles; a todo esto se
suma algo de experiencia personal. La última parte del libro hace un viraje partiendo de la
endocrinología del embarazo, capítulo fundamental para la integración entre la ginecología y la
obstetricia. Termina con el enfoque endocrinológico actual del climaterio, considerado en todo
el mundo como uno de los principales problemas de salud pública.
Son muchas las personas que han contribuido en la elaboración de este libro. En primer lugar,
los residentes de nuestro departamento quienes se han encargado de mantener viva la llama
de lectura y actualización y a quienes va dirigido especialmente este texto. En segundo lugar,
pero por ello no menos importante, el profesor Jesús Alberto Gómez Palacino, pionero de la
ginecobstetricia en Colombia, quien no sólo me ha apoyado como docente y amigo, sino quien
tuvo a su cargo la corrección de mis escritos. Al doctor Leon Speroff a quien sin haber tenido la
oportunidad de conocer personalmente, lo he considerado como un maestro; los
conocimientos que he adquirido en su libro han sido fundamento de mi práctica diaria, de ahí
que muchos de los enfoques sean similares a los planteados por él. Y por último, siendo las
más importantes, a todas mis pacientes quienes me han brindado la oportunidad y paciencia
de aprender y adquirir experiencia de sus problemas.
GERMÁN BARÓN CASTAÑEDA, M.D.