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UNIDAD II

Recorrido por la Historia de la Filosofía

La filosofía, como toda creación humana, tiene su historia, escrita a


través de las ideas, posiciones, teorías y propuestas de una pléyade de
hombres y mujeres que son denominados los “grandes filósofos”. Un breve
recorrido por las páginas de la historia de la filosofía nos permitirá identificar
cómo ha ido evolucionando el pensamiento humano. Las posturas filosóficas,
al desprenderse del mito, han querido ofrecer al ser humano pistas que le
ayuden a encontrar respuesta a las grandes interrogantes.

La primera de estas grandes preguntas podría indicarse como el origen


del cosmos. Los filósofos presocráticos fueron los primeros en ofrecer intentos
de respuesta a esta cuestionante.

2.1. Los Presocráticos

Se conocen como presocráticos a aquellos primeros pensadores que


asumen una actitud racional para la explicación del origen del cosmos. Se han
denominado presocráticos por anteceder, en el tiempo y en el desarrollo
filosófico, al gran Sócrates. Se coloca a Sócrates como línea divisoria por el
cambio que implicó su filosofía, del cosmocentrismo al antropocentrismo.

El tema común desarrollado por los filósofos presocráticos es el del arjé o


primer principio, materia prima infinita, material, corpórea, espacial,
subsistente y moviente de la que ha surgido todo cuanto existe3.

3
Cfr. H. Arnau et. al. Temas y Textos de Filosofía. Pág. 3

7
Al estudiar a estos filósofos se suele dividirlos en escuelas, que agrupan
a aquellos que mantenían posicione similares en cuanto al tema del origen del
cosmos. Estas escuelas son las siguientes:
a) Los Jónicos o Milesios
Forman parte de ella Tales de Mileto y Anaximandro. Tales, reconocido
como el primer filósofo de la historia y uno de los siete sabios de Grecia,
afirmaba que el arjé podría identificarse con el agua. A este respecto
Aristóteles, refiriéndose a Tales afirmaba:

“Fue llevado a esta idea probablemente al observar que el agua es


alimento de todas las cosas, que hasta lo caliente procede de ella y que
todo animal vive de la humedad, y aquello de que todas las cosas
proceden es, evidentemente, el principio de todas ellas. Y a causa de
esto llegó a acuñar esta opinión de que las semillas de todas las cosas
poseen una naturaleza húmeda, y el agua es el principio de las cosas
húmedas”. 4

Anaxímenes, por su parte, afirmaba que el arjé podía ser identificado


con el aire. Para él, todos los seres surgían como consecuencia de movimiento
del aire, a través de los procesos de rarefacción y condensación.

Un salto cualitativo en la reflexión filosófica sobre el tema se desarrolla


con Anaximandro. Él propuso que el origen de las cosas no era un elemento
concreto, sino más bien un elemento indefinido, inmortal e incorruptible, en el
que no predominan unos contrarios sobre otros y al que todas las cosas
retornarán, que él llamó apeirón.5 La reflexión filosófica de Anaximandro se
basaba en el hecho de que el elemento original de todo lo que existe no podía
ser identificado con ningún objeto o elemento ya existente, porque la materia

4
Aristóteles. Metafísica, I, 3. Citado en H. Arnau et al. Op. Cit. Pág. 10
5
Cfr. Fartos, Maximiliano. Historia de la Filosofía y de la Ciencia. Pág. 25

8
prima de algo debe “desaparecerse” o inserirse en ese algo que produce,
impidiendo entonces su identificación.

b) Los Pitagóricos
Para Pitágoras y sus seguidores el principio o esencia de las cosas eran
los números. Afirmaban que “todas las cosas son números”6, porque todo lo
existente podía ser expresado en sus términos.

c) Los Pluralistas
Estos filósofos identifican lo real como proveniente de un elemento
también real (concreto, tangible). Se identifican como pluralistas porque
afirman la imposibilidad de que de una unidad originaria (materia prima única)
haya podido surgir la realidad (que es plural)7.

Para Empédocles de Acragas el principio y causa material de los seres


son los cuatro elementos: aire, agua, tierra y fuego que son regulados por dos
causas eficientes: el amor y el odio o discordia.

Por su parte, Anaxágoras de Clazomene afirmaba que los principios de


las cosas son infinitos y representan los opuestos tradicionales. La fuerza
motriz o causa eficiente del movimiento es la mente, que es infinita, autónoma
y no mezclada con ninguna cosa y, aunque material, posee la más sutil y la
más pura de todas las naturalezas materiales.

d) Heráclito y Parménides (Efesios y Eleatas)


Estos dos filósofos y sus seguidores procedieron a dar un salto en el
estudio de la filosofía. Pasaron de responder a la pregunta del origen para

6
Ibid. Pág 26
7
Cfr. H. Arnau et. al. Op. Cit. Págs. 7-9

9
realizar las primeras reflexiones metafísicas sobre la constitución y forma de la
naturaleza. A pesar de ser presentados tradicionalmente como filósofos
antinómicos, en el fondo ambos buscaban un mismo propósito: develar el ser
oculto de la naturaleza.8

La postura de Heráclito de Efeso puede resumirse en la lapidaria frase


“todo fluye”. Afirmaba el devenir de las cosas: todo está en constante
movimiento y nada permanece. El cambio surge de la oposición de los
contrarios presentes en la naturaleza: es precisamente esta lucha interna su
mayor fuerza creadora. El cambio está regido por una “Razón Universal” o
“Logos”, que permite mantener la relación equilibrada entre los opuestos. El
elemento de la naturaleza que mejor expresa su constitución es el fuego, por
eso llegó a afirmar que para Heráclito el arjé era el fuego.

Por su parte, Parménides niega la existencia del cambio, identificándolo


como una ilusión de los sentidos. Célebre por presentar su postura filosófica a
través del famoso “Poema de Parménides”, utiliza los siguientes argumentos
para sostener su doctrina:
1. El ser es y la nada (no-ser) no es.
2. Del no-ser no puede decirse nada, porque no es. Del no-ser no puede
surgir nada porque no es.
3. El cambio implica el paso del ser al no-ser o viceversa, pues una cosa
deja de ser algo para convertirse en otra cosa, que antes no era.
4. Como hemos dicho que esto no es posible (la generación de algo a
partir del no-ser) entonces necesariamente el cambio es sólo una
ilusión.

8
Cfr. Fartos, Maximiliano. Op Cit. Págs 31-34

10
2.2. Sócrates y los Sofistas

Con Sócrates se realiza un salto en la reflexión filosófica: se abandona la


discusión del origen, de dónde venimos, para tratar de responder la pregunta,
si se quiere más acuciante, de quiénes somos.

Sócrates (470-399 a.c.) dedicó su vida a dialogar, preguntar, contradecir


y colaborar con sus semejantes, ofreciéndoles la oportunidad de descubrir la
verdad, que para él, reposaba en el interior de los hombres. Su filosofía, que no
ha quedado escrita, la hemos recibido a través de uno de sus discípulos más
aventajados: Platón.

Sócrates surge como respuesta a los “sabios” de su época, los sofistas.


Estos filósofos, cuyos representantes más notables son Protágoras y Gorgias,
se dedicaban a la formación en la política y en la retórica de sus discípulos, a
quienes cobraban por la enseñanza transmitida. Afirmaban que la misión de la
retórica consistía en “transformar en argumentos fuertes aquellos que son
débiles”9. Este interés muchas veces los llevó a apartarse de la verdad con el fin
de intentar convencer. Pero además cayeron en el relativismo. Todo depende
del punto de vista que cada quien se haga sobre los hechos y cada uno debe
guiarse según sus propias normas.

Sócrates, por su parte, más que proclamarse sabio como los sofistas, se
proclamaba como “ignorante”: “Yo sólo sé que no sé nada”. Esta proclamación
era el punto de partida de su método para hacer filosofía. A través de la ironía
trataba de llevar a su interlocutor a que reconociera su “aparente” falta de
conocimiento. Esto, porque sólo quien reconoce que no sabe está dispuesto a
aprender y a descubrir la verdad.

9
De los Santos, Domingo. De la Antigüedad a la Postmodernidad: Las principales ideas filosóficas y sus
contextos. Pág. 89

11
En segundo lugar Sócrates hacía uso de la mayéutica. Realizando
preguntas a su interlocutor lo ayudaba a “parir” la verdad, que ya estaba en el
interior de la persona.

Con respecto a su visión ética, Sócrates afirmaba que el hombre por


naturaleza era bueno. Que el hombre que hacía el mal era por ignorancia10. La
sabiduría y la bondad se identifican (“Intelectualismo Ético”).

Por sus doctrinas fue acusado de corruptor de la juventud y condenado a


morir, bebiendo el veneno de la cicuta. Aunque tuvo la oportunidad de escapar,
en su “Apología”, Platón testimonia la serenidad con que aceptó la condena,
manteniendo su postura aunque le costara la vida.

2.3. Platón y Aristóteles

Los dos más grandes filósofos del mundo griego y occidental, están
unidos por una relación de afecto (uno maestro, el otro discípulo) y
contrapuestos en cuanto a muchas de sus teorías filosóficas. En muchos casos
se puede afirmar que “el discípulo superó al maestro”.

Platón (427-347 a.c.) fue uno de los discípulos de Sócrates. Ateniense y


de familia noble, dedicó su vida a la filosofía, que comunicó a través de sus
numerosas obras y sus clases en la “Academia”. Sus obras, escritas
principalmente en forma de diálogos, abarcan las principales cuestionantes
éticas de su época (el hombre, el conocimiento, la naturaleza, la ética). De sus
obras se pueden citar las siguientes11:
 “Protágoras” (sobre la esencia de la virtud)
 “Critón” (sobre el deber)

10
“Nadie es perverso absolutamente. Basta conocer el bien para practicarlo. El que realiza el mal es un ignorante,
que se engaña respecto de los medios conducentes al bien que busca.” Citado en Ibid., Pág. 93
11
Cfr. Ibid. Pág. 98

12
 “Menón” (sobre la verdad)
 “Georgias” (sobre la concepción sofista del mundo)
 “Fedón” (sobre la inmortalidad del alma)
 “El Banquete” (sobre la vida y la contemplación de lo bello)
 “La República” (obra cumbre que abarca la política, metafísica, ética,
etc.)
 “Parménides” (sobre la teoría de las ideas)
 “El Político” (concepto de hombre de Estado)

Aristóteles (384-322 a.c.) fue discípulo de Platón. Macedonio de


nacimiento, fue educador de Alejandro Magno. Fundador del “Liceo”. De sus
obras, se pueden citar las siguientes12:
 “Lógica” u “Organon”
 “Metafísica”
 “Física”
 “Etica a Nicómaco”
 “Política”
 “Poética”

a) La Realidad
Para Platón la realidad se explicaba partiendo de su teoría de las
ideas. El mundo sensible no era más que una copia imperfecta del mundo de
las ideas. Las ideas son los moldes perfectos de las cosas, incorruptibles,
inmateriales y sólo alcanzables a través de la inteligencia (inteligibles). Para
Platón el mundo que nos presentan los sentidos no es el mundo verdadero y,
por tanto, el conocimiento que obtenemos de él es solo opinión (Doxa). El
mundo material existe gracias a la intervención del “Demiurgo”, un ser, que

12
Cfr. Ibid. Pág. 111.

13
teniendo acceso al mundo de las ideas, fue sacando una copia a las ideas que
tenía ante sí, resultando el mundo material.13

Aristóteles afirma que el mundo real, el que existe no es una copia de


otro mundo. Por el contrario afirma que la realidad es susceptible de ser
conocida a través de la experiencia sensible. Con la teoría del hilemorfismo,
planteó que el ser estaba compuesto de sustancia y accidente. La sustancia
podría definirse como “lo que hace que algo sea”. La principal característica de
la sustancia es que está sola14, aislada del sujeto que la conoce y de las otras
cosas. Ella tiene, no obstante, consistencia en sí misma, siendo real y no reflejo
de otra cosa. Los accidentes, o características secundarias, existen solamente
unidos o sustentados por una sustancia. La sustancia, sin embargo, no se
presenta de forma inmediata a los sentidos: lo que vemos son los accidentes
por ella sostenidos y en los que ella se manifiesta.

La sustancia es además un compuesto indisoluble de dos ingredientes


sustanciales incompletos: uno material y potencial (la materia) y otro formal y
actualizador (forma).

Aristóteles afirma además que el ser posee dos estados: potencia y acto.
El ser en potencia consiste en las diferentes posibilidades de ser que tiene una
sustancia. El ser en acto consiste en lo que la sustancia es en un determinado
momento. El cambio se concibe entonces como el paso de la potencia al acto….

b) El Ser Humano y el Conocimiento


Para Platón el hombre tiene dos elementos constitutivos: el alma y el
cuerpo. El alma es el componente racional, psicológico y espiritual del hombre,
que gobierna y dirige las acciones del cuerpo. Esta ha caído de manera

13
Cfr. Ibid. Pág. 103
14
Cfr. Fartos Maximiliano. Op. Cit. Págs. 114-116

14
accidental al cuerpo desde el mundo de las ideas, convirtiéndose éste en su
cárcel15. Pero lo que realmente hace que el hombre sea hombre es su alma.

Como el alma estuvo antes en el mundo de las ideas, ella posee en sí


todo el conocimiento, pero al entrar en contacto con el cuerpo (que la limita) lo
olvida. Por tanto la labor de aprendizaje es más que todo labor de recuerdo. Es
a lo que Platón llama reminiscencia: conocer es recordar. Como consecuencia
el ser humano nace con ideas innatas.

Aristóteles consistente con su teoría del hilemorfismo afirma que el ser


humano es un ser en cuya sustancia están presentes indisolublemente el alma
(forma) y el cuerpo (materia). De manera que para poder hablar de hombre
deben estar los dos presentes, teniendo los dos igual nivel de importancia.

Aristóteles rechaza el innatismo platónico y propone que todo el


conocimiento inicia a partir de la experiencia. La experiencia sensible es la
puerta de entrada para la producción y creación de conocimientos.

c) La Ética
Platón afirma que el verdadero bien del hombre se alcanza mediante la
práctica de la virtud. Siguiendo la línea socrática, la falta de virtud es
equivalente a la ignorancia, pues sólo quien conoce la idea del Bien puede
actuar correctamente. Reconoce además como virtudes principales a la
sabiduría, el coraje o fortaleza de ánimo, la templanza y la justicia.

Aristóteles reconoce que la felicidad es el bien último al que aspira el ser


humano. La felicidad del hombre consiste en actuar de conformidad con su
función de hombre. Este actuar debe llevarlo a la práctica de la virtud, a la que
llegará a través de la repetición de hechos virtuosos (hábito).

15
Cfr. Nieto Blanco, Carlos. Lecturas de Historia de la Filosofía. Págs. 45-46

15
2.4. Racionalismo y Empirismo

El Racionalismo y el Empirismo fueron dos corrientes filosóficas de la


época moderna (siglo XVII) que se centraron en tratar de explicar
satisfactoriamente el tema del conocimiento humano.16

Los racionalistas colocan su total confianza en la razón como única


fuente posible de conocimiento. Sus máximos exponentes fueron Descartes,
Spinoza y Leibniz. Para estos filósofos el ser humano posee ideas innatas, es
decir que la conciencia posee ciertos contenidos o ideas en los que se
encuentra asentada la verdad. La mente humana no es un receptáculo vacío,
sino que posee un número determinado de ideas innatas o “naturalezas
simples”17 a partir de las cuales se va construyendo todo el conocimiento. El
método ideal para la construcción del conocimiento es el que ofrecen las
ciencias matemáticas y su enfoque deductivo.

Los empiristas se oponen a los racionalistas al afirmar que la única


fuente de conocimiento está radicada en la experiencia. Sus máximos
exponentes fueron Locke, Berkeley y Hume. Para estos filósofos el ser
humano nace con la mente “cual tábula rasa”, siendo la experiencia, la
percepción de los objetos sensibles externos y las operaciones de la mente
(emociones, sensaciones), el punto de partida para el conocimiento. Al provenir
de la experiencia el conocimiento humano está limitado por ella, llegando
algunos de ellos a negar la posibilidad de una metafísica. El método ideal para
la construcción del conocimiento es el que ofrecen las ciencias empíricas y su
enfoque inductivo.

16
Cfr. Sanz, Víctor. Historia de la Filosofía Moderna. Págs. 32-34
17
Como las identificó Descartes. Leibniz hablará de “mónadas”.

16
Las diferencias y relaciones entre estas dos doctrinas filosóficas pueden
entenderse mejor citando a Bacon, quien en el “Novum Organum” afirma : “Los
empíricos – a modo de hormigas – no hacen más que amontonar y usar; los
razonadores – a modo de arañas – hacen telas sacadas de sí mismos”.18

2.5. Idealismo

Enmanuel Kant (1724-1804) es considerado como uno de los mayores


filósofos de todos los tiempos. Se le otorga el honor de haber recogido las
grandes cuestionantes filosóficas dejadas abiertas por racionalistas y
empiristas y haber realizado un gran intento de responderlas19. Es autor de
“Crítica de la Razón Pura”, “Fundamentación de la Física de las Costumbres”,
“Crítica de la Razón Práctica”, “Crítica del Juicio”, “Metafísica de las
Costumbres”, entre otras. Su doctrina filosófica ha sido llamada idealismo o
filosofía trascendental.

Kant trató de conciliar la pugna entre racionalistas y empiristas respecto


al conocimiento20. El distinguía en todo conocimiento un elemento empírico y
otro racional. El conocimiento empieza con la experiencia, afirmaba el filósofo.
Es decir, que en el orden temporal, ningún conocimiento precede a la
experiencia. Pero aunque todo el conocimiento inicie en la experiencia, no
significa que todo él proceda de allí. El conocimiento empírico, decía Kant, es
una especie de composición entre las impresiones sensoriales y lo que la propia
facultad de conocer produce a partir de sí misma. En otras palabras, el
conocimiento humano se forma de una serie de impresiones dadas por la

18
Empirismo – Resumen para la Docencia (Material Fotocopiado).
19
De hecho en su prólogo a la primera edición de la “Crítica de la Razón Pura” afirmó que “no hay un solo
problema metafísico que no haya quedado resuelto o del que no se haya ofrecido al menos la clave para resolverlo”.
Citado en Sanz, Víctor. Historia de la Filosofía Moderna. Pág. 36
20
Cfr. Nieto Blanco, Carlos. Op. Cit. Págs. 228-237.

17
experiencia y un concepto del entendimiento que las reúne para que puedan
ser pensadas.

Aquello que es plausible de una experiencia sensible, Kant lo denominó


fenómeno. Llama además ideas de la razón pura a los conceptos metafísicos
referidos a las cosas en sí mismas. Kant aclara que aunque el hombre tiene
una tendencia natural a usar la razón más allá del límite impuesto por el
fenómeno, las ideas de la razón pura no son conceptos que se puedan referir a
ninguna intuición, sino principios o reglas para uso del entendimiento. Por
ejemplo, la idea de Dios no tiene, para Kant, ninguna realidad objetiva (no
puede identificarse con ningún objeto de la razón); pero ésto no significa que
no tenga utilidad: sirve a la razón para pensar lo fenómenos bajo una unidad
suprema que les de fundamento.

Pero la razón, aparte de ordenar el conocimiento, sirve para dirigir el


actuar moral del hombre. La razón práctica orienta al hombre a comportarse
de manera ética, pero no a través de una ley o imperativo impuesto desde
fuera, sino que surge desde el interior de la persona, cuyos actos deben servir
de norma moral para sus semejantes.

Otros filósofos, inspirados por Kant, desarrollaron sus teorías basadas en


las de él. Se pueden citar a los idealistas alemanes Fichte, Schelling y Hegel.

2.6. Existencialismo

El término existencialismo es aplicado a un conjunto de filosofías que


parten de un punto común: el análisis de la existencia. Para los existencialistas
la existencia es “el modo de ser propio del hombre en cuanto un modo de ser
en el mundo, o sea, siempre en una situación determinada, analizable en

18
términos de posibilidad”21. Para estos filósofos, el existir consiste en estar en
relación con el mundo (las otras cosas o los seres humanos) y, por tanto, la
categoría más importante para definir y estudiar la vida humana es la de la
existencia.

Jean Paul Sartre (1905-1980) fue el principal representante del


existencialismo francés. Autor de “La Trascendencia del Ego”, “El Ser y La
Nada”, “La Náusea”, entre otras obras.

Al hacer un estudio de la realidad, Sartre distinguía dos categorías del


ser: “ser-en-sí” y “ser-para-sí”22. El primero se refería al modo de ser de la
realidad no humana: un ser acabado, compacto e inconsciente; el segundo,
describía el modo de ser propio de la realidad humana: un ser frágil, abierto a
lo otro, consciente, vacío y roto, un ser que siempre está llegando a serlo.

Esta dimensión de vacío del ser humano más que desanimar, mueve al
hombre a conseguir tres proyectos: el primero, encontrarse a sí mismo; el
segundo, salir al encuentro de los otros y el tercero y más difícil, convertirse en
ser sin dejar de ser nada.

El existencialismo, más que deshumanizar al ser humano, se convierte,


para Sartre, en un humanismo. Para él “el hombre empieza por existir, se
encuentra, surge en el mundo y después se define”23. O en otras palabras, “el
hombre no es otra cosa que lo que él se hace”24. Esta característica hace que el
hombre sea responsable de su vida. Y no sólo de sí mismo, sino también de
todos los hombres: “No hay ninguno de nuestros actos que al crear al hombre

21
Abbagnano, Nicola. Diccionario de Filosofía. Pág. 490
22
Cfr. Nieto Blanco, Carlos. Lecturas de Historia de la Filosofía. Págs. 386-388
23
Sartre, Jean Paul. El Existencialismo es un Humanismo. Reproducido en Nieto Blanco, Carlos. Lecturas de
Historia de la Filosofía. Págs. 397-412.
24
Ibid.

19
que queremos ser, no cree al mismo tiempo una imagen del hombre tal como
consideramos que debe ser”25.

Partiendo, sin embargo de que Dios no exista, como de hecho lo hace


Sartre, el hombre no tiene, por tanto, de donde aferrarse. Todo está permitido
y, en consecuencia, el hombre está abandonado y sólo se tiene a sí. Pero al
mismo tiempo no hay determinismo (porque no existe una naturaleza humana
prefijada): el hombre es libertad. La existencia humana consiste entonces en
desarrollar todas las potencialidades que la libertad le permite al hombre.

Pero esta libertad no genera alegría, sino más bien, angustia. Es que el
hombre además de ser libertad es también angustia. “El hombre que se
compromete y se da cuenta de que es no sólo lo que elige ser, sino también un
legislador, que elige al mismo tiempo que a sí mismo a la humanidad entera,
no puede escapar del sentido de su total y profunda responsabilidad”26.

25
Ibid.
26
Ibid.

20

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