Está en la página 1de 5

La Estructura de la Persona Humana

Edith Stein

Madrid, B.A.C., 2002

Andrés Felipe Arango García, SDS1

El ofrecimiento de la reseña de la obra La estructura de la persona humana de la filósofa,


teóloga y mística judeo-cristiana alemana Edith Stein (Santa Teresa Benedicta de la Cruz,
OCD), a la comunidad académica en general, y a la comunidad académica de la Facultad de
Teología de la Universidad Javeriana en particular, tiene el doble propósito de presentar la
obra como tal, y de iniciar el necesario y apasionante –y también ya atrasado-, proceso de
recensión de la obra y pensamiento de la autora en nuestro contexto de reflexión y acción
colombiano y latinoamericano, entre otras, por el creciente interés que viene despertando en
los más diversos círculos académicos, así como por la actualidad y validez alternativa de
sus aportes, frente a los retos y a las preguntas nuevas del hombre y la mujer
contemporáneos.

[APROXIMACIÓN AL TEXTO]
1
Religioso de la Sociedad del Divino Salvador. Licenciado en Filosofía y Letras, Universidad Santo Tomás.
Estudiante de últimos semestres de la carrera de Teología, Pontificia Universidad Javeriana. Correo
electrónico: afelipesds@gmail.com
El libro La estructura de la persona humana, es una de las obras fundamentales de la
autora, vértice y columna de su sistema filosófico y teológico, expresión de la madurez de
los mismos, sin la cual sería inviable toda pretensión de acceso positivo a su vida y
pensamiento.

Aunque en principio la obra no fue concebida por la autora en forma de libro o texto para
publicar, aquí se recoge el desarrollo amplio, sistemático, definitivo y sintético de su
antropología o comprensión-concepción del hombre2, así como las líneas teóricas de
naturaleza fenomenológica sobre la formación y educación del mismo hombre, expuesto
en un curso durante el semestre de invierno 1932-1933 que dictara la autora en la ciudad de
Munster (Alemania), en el Instituto de Pedagogía Científica.

La composición de la obra como texto de publicación, ha sido realizada en base a los


manuscritos originales redactados por la autora, que suman un promedio de 250 páginas.

La obra se desarrolla en nueve capítulos, a través de los cuales la autora realiza un recorrido
fenomenológico, riguroso y valiente, por la experiencia y el significado de la condición
humana, que parte, primero del establecimiento argumentativo de la antropología como
fundamento de la pedagogía y de la labor educativa, y segundo, de la consideración
estrictamente filosófica del hombre para llegar, al final del texto, habiendo realizado todo el
análisis bajo el método fenomenológico, al paso de la consideración filosófica del hombre a
la teológica, como forma necesaria de poder completar el movimiento en torno a un
comprensión lo más amplia y completa posible del hombre, su condición y su realidad.

En los dos primeros capítulos, la autora realiza un recorrido demostrativo de la importancia


y centralidad de la antropología en el ejercicio pedagógico-educativo, y por las imágenes
del hombre que nos presentan las distintas filosofías, en especial la Alemana, en sus
distinciones del Idealismo y del Existencialismo.

En el desarrollo de los capítulos tres a ocho, procede Edith al análisis y exposición


fenomenológica de los diferentes aspectos constitutivos y definidores del hombre, según se
nos presentan en la experiencia cotidiana del mismo, a saber: el hombre como cosa
material y como organismo (capítulo tres); el hombre como animal y lo animal del hombre
(capítulo cuatro); el problema del origen de las especies-género, especie, individuo
(capítulo cinco); lo animal del hombre y lo específicamente humano (capítulo seis); el
alma como forma y como espíritu (capítulo siete), y el ser social de la persona (capítulo
ocho).

En el capítulo nueve, realiza el ya mencionado paso de la consideración filosófica del


hombre a la teológica.
Se tiene entonces, una panorámica final de la obra en tres bloques constitutivos:

2
Cfr. STEIN, Edith, La estructura de la persona humana, Madrid, B.A.C., 2003, pg. XIII-XIV
1. Presentación de un marco referencial de antropología filosófica, como punto de
partida crítico, de construcción y de desconstrucción.

2. Presentación amplia y sistemática de su propia y original antropología, o mejor, de


su fenomenología del hombre (del ser humano).

3. Exposición, también fenomenológica, de la necesidad de pasar de la consideración


filosófica a la consideración teológica del hombre, lo cual representa el punto
máximo y culminante de la obra, así como uno de sus grandes aportes.

[APROMACIÓN A LA AUTORA3]

Cualquier presentación o elogio que pueda hacer en favor de Edith Stein para demostrar la
relevancia e interés de su obra resulta poca e insuficiente.

Nacida el 12 de Octubre de 1891 en la entonces ciudad alemana de Breslau, hoy Wroclaw,


Polonia, en el seno de una familia judía, Edith representa el tipo de persona y de mujer en la
cual, experiencia y pensamiento, forman una misma y única realidad.

Movida al igual que San Agustín por una búsqueda permanente y siempre inconforme de la
verdad, fue la primera mujer en acceder al doctorado en filosofía. Discípula y asistente
personal a título libre de E. Husserl y compañera de aula y de lides intelectuales de
Heidegger y Sheler, Edith no se limitó en su actividad académica al campo filosófico sino
que también profundizó, con notables resultados y aportaciones, en el campo del saber
teológico y psicológico. Dentro de su extensa producción literaria –que abarca un total de
diecisiete tomos en la edición alemana y que representa solo el setenta y cinco por ciento
del total de su obra conocida-, destacan de manera especial sus aportes a la antropología, a
la pedagogía, a la teología sistemática y espiritual, a la psicología posteriormente llamada
humanista y cognitiva, a la filosofía cristiana, a la hermenéutica, a la fenomenología, y a
los procesos feministas y de formación de la mujer del siglo XX y de hoy en todas sus
expresiones y dimensiones.

Juntamente con su intensa actividad intelectual que entregó con generosidad en infinidad de
conferencias todas publicadas, Edith fue, ante todo, una maestra. Fue en el aula de clase
donde recopiló el material que inspiró y dio forma a sus más grandes ideas, pensamientos y
teorías de alto rigor científico y metodológico. Juntamente con esto, fue una mujer
comprometida con las causas y las luchas sociales de su época. Activista feminista,
defendió siempre una postura crítica frente a las políticas nazis, lo cual le costó finalmente

3
Cfr. ARANGO García, Andrés Felipe, Edith Stein: La pedagogía, camino de humanización,
Bogotá, USTA, 2005 [En prensa].
su vida, entregada martirialmente el 12 de agosto de 1942 en el campo de concentración de
Auschwitz.

En el año de 1921, después de largos años de luchas intelectuales y espirituales, incluso de


haber militado en el ateísmo, se convierte al cristianismo bajo la influencia de la lectura del
Libro de la Vida de Santa Teresa de Jesús, en donde afirma “haber encontrado la verdad”4.
En 1998 es elevada al honor de los altares por Juan Pablo II, y actualmente es candidata al
doctorado eclesial.

[APORTE DE LA OBRA]

Un intento de sistematización del amplio aporte de esta obra Steiniana al conocimiento del
hombre y de su educación-formación, podría plantearse de la siguiente manera:

1. Aporte a la manera de acercarse al hombre (en cuanto especie humana, no como


género). Si bien el maestro Husserl reconoce en el prólogo general de Idee que no
él no es propiamente el inventor de la fenomenología, también reconoce que la
forma como él la comprende, emplea y sistematiza es ciertamente nueva y
original. Del mismo modo que su maestro, Edith se acerca fenomenológicamente
al hombre en esta, su obra antropológica, de lo cual se desprende su aporte
novedoso a la manera de acercársele.

En primer lugar, la autora plantea y hace uso de una forma de aproximación al


hombre en la cual, en vez de realizar grandes especulaciones y abstracciones
intelectuales en búsqueda de una verdad primera, general y absoluta, a partir de
datos, hechos o realidades particulares, se dedica a describir a ese hombre en y
desde su misma realidad, en su estado natural, en la forma y tal como lo
encontramos en el medio ambiente en el cual se desenvuelve su existencia, en la
forma como él mismo se manifiesta y se presenta, ante sí mismo y ante sus
semejantes, en la cotidianidad de la historia.

Sin duda esto es un gran aporte porque imprime un carácter amplio de verdad,
realidad y certeza sobre el objeto de conocimiento.

2. Aporte a la filosofía. Si bien, aunque crítica, Edith no asume una posición


contraria ni favorable ante el Idealismo o el Existencialismo Alemán de su época.
Por tanto, su antropología filosófica, su fenomenología del hombre expresada en
esta obra, se ubica en un punto, no digamos medio, pero sí intermedio de ambas
corrientes, como llenando el vacío existente entre ellas dejado por la diferencia de
horizontes de comprensión. Situarse allí, en un espacio de pensamiento y reflexión
que aún no ha sido ocupado, donde todavía no se ha pensado nada, es un gran
aporte a la disciplina filosófica.

4
STEIN, Edith. Florecillas amarillas, Madrid, EDE, 1990
3. Aporte a la antropología general. Con su obra antropológica, la autora señaló e
introdujo nuevas categorías para la consideración del hombre, pasando de la lista
general de criterios (ser animado, ser corporal, ser social, ser político, ser
trascendente), a una más amplia en la que se incluyen los criterios mencionados
en el primer punto de la reseña (especie, género, individuo, lo animal y lo humano
del hombre, etc.) Independientemente de que las ciencias sociales y humanas
actuales trabajen de suyo estas categorías, no obstante los aportes de Edith Stein
dentro de ellas, siguen siendo auténticos, novedosos, y pendientes por descubrir.

4. Aporte a la teología. En el capítulo nueve del libro están trazadas las líneas
esenciales del posterior desarrollo de la teología steiniana. Es un puente trazado
desde la filosofía hacia la teología, en donde ninguna esta superpuesta a la otra,
sino que son unidas, por su pensamiento serio, riguroso y creyente, en función de
la comprensión del hombre y de su educación. Este capitulo es la simiente de su
obra teológica fundamental y culmen de toda su producción humana e intelectual:
ser finito y ser eterno.

5. Aporte a la pedagogía. A partir de esta obra, Edith desplaza el centro de la acción


pedagógica, sacándola del ámbito del maestro y del sistema socio-educativo, hacia
el hombre mismo y su realidad. Desde allí construye una nueva manera y objetivo
de educar, que partirá de la necesidad de ayudarle al hombre a ser lo que tiene que
ser, lo cual termina y se plenifica en Dios. También esta obra es fermento de su
posterior propuesta pedagógica, que desarrollará en no menos de 20 conferencias
y cursos sobre el tema.

[CRÍTICA DEL TRABAJO]

Edith Stein y su obra han sido retrasadas en su conocimiento y recepción por la Cámara de
Gas y, de alguna manera, por los altares. La historia nos enseña que, por lo general, cuando
un hombre o una mujer son llevados a los altares, son perdidos para la historia. En el
tiempo reciente, se vienen realizando serios esfuerzos por recuperar a la persona y la obra
de Edith Stein. En Europa se han logrado resultados muy positivos. En nuestra América,
apenas sí se conoce. Es importante no pasar por la historia del conocimiento sin
relacionarse con esta autora. Es importante no continuar construyendo conocimiento
teológico, filosófico y, en este caso, antropológico, ni en general ni en contexto, ignorando
el gran aporte de esta mujer del siglo XX.

También podría gustarte