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TURBACO
¡Una respuesta a los nuevos retos educativos!
“Educación de calidad y liderazgo social”
Año de la responsabilidad
F9-V1-2020-ARA
Herodes el Grande
Herodes el Grande, que era rey en Israel cuando nació Jesús, fue nombrado por el
Segundo Triunvirato de Roma —en el que participaron Octavio (que posteriormente se
convertiría en César Augusto), Marco Antonio (famoso por su relación con Cleopatra) y
Marco Emilio Lépido— y confirmado por el Senado romano en el año 40 a. C.
Inicialmente Herodes gozó de popularidad, tanto entre los judíos galileos como entre los
romanos. Más tarde fue nombrado gobernador de Celesiria, donde intervino en los
asuntos romanos en la región. Roma lo consideraba un líder eficaz, pues sofocó varias
revueltas y tuvo éxito en la recaudación de tributos.
Durante sus 43 años de reinado, Herodes construyó teatros, anfiteatros e hipódromos, así
como numerosas fortalezas y templos paganos en sus territorios gentiles. También edificó
un palacio real y reconstruyó el templo judío de Jerusalén.
Arquelao
Arquelao conservó su cargo de etnarca durante diez años. A la muerte de su padre, tomó
provisionalmente el poder hasta que el testamento de su padre pudiera ser refrendado por
Roma. Antes de viajar a Roma con sus hermanos, reaccionó salvajemente ante un
levantamiento ocurrido en el templo durante la Pascua: envió tropas que mataron a unos
3.000 judíos que estaban celebrando la festividad. Al igual que su padre, recurrió a
medidas brutales de gobierno. Precisamente porque Arquelao gobernaba en Judea, José
y María no regresaron a Belén después de su estancia en Egipto, sino que se fueron a
Nazaret, en Galilea, región gobernada por Herodes Antipas.
Herodes Antipas
Antipas fue tetrarca de Galilea y Perea desde el año 4 a. C. hasta el 39 d. C. Tuvo a su
cargo la región en la que tanto Jesús como Juan el Bautista llevaron a cabo la mayor
parte de su ministerio público. Reedificó la ciudad de Séforis, la mayor de Galilea, situada
a 6 kilómetros de Nazaret. Es posible que José, el padre de Jesús, trabajara como
carpintero en dicha reconstrucción. Desde el punto de vista romano, Antipas fue un buen
gobernante.
En los Evangelios se menciona en tres ocasiones a Antipas con relación a Jesús. Cuando
se enteró del ministerio de Jesús, pensó que este era Juan el Bautista resucitado. Cuando
Jesús hizo Su último viaje a Jerusalén y estaba en territorio de Antipas, algunos fariseos
le advirtieron que se fuera, pues Antipas quería matarlo. Jesús respondió que le dijeran a
«aquella zorra» que continuaría un tiempo más Su ministerio y luego iría a Jerusalén a
morir. Finalmente, en Su último día Jesús fue enviado a Antipas por Pilato para ser
juzgado. Antipas se hallaba en Jerusalén con ocasión de la Pascua y, como Jesús venía
de la región de él, Pilato se lo envió. Pilato había dañado su relación con Antipas al matar
a algunos de sus súbditos. De alguna manera, el hecho de enviarle a Jesús posibilitó la
reconciliación entre ambos.
Poncio Pilato
Como ya señalamos antes, cuando Augusto depuso a Arquelao, el etnarca de Judea,
Samaria e Idumea, decidió gobernar esas tierras por intermedio de un prefecto romano,
más tarde llamado procurador. Los prefectos eran representantes del emperador y
estaban a cargo de los asuntos económicos de la provincia, incluida la recaudación de
impuestos. Controlaban entre 500 y 1.000 soldados y tenían también obligaciones de
carácter judicial.