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1 Un soneto me manda hacer Violante, / en mi vida me he visto en tal aprieto; / catorce versos dicen

que es soneto: / burla burlando van los tres delante.

Yo pensó que no hallara consonante / y estoy a la mita de otro cuarteto; / mas si me veo en el primer
terceto / no hay cosa en los cuartetos que me espante.

Por el primer terceto voy entrando / y parece que entré con pie derecho, / pues por fin con este verso

2 Una vez que los hombres conocieron la agricultura y la escritura, Osiris les dijo que el corazón de la
tierra oculta tesoros y les enseñó a excavar minas para obtener metales. Los hombres tuvieron a su
disposición el cobre y el bronce con los que fabricar instrumentos agrícolas y armas para utilizar
contra los animales salvajes, y también oro para fabricar joyas y adornos. Aprovecharon sus
conocimientos recién adquiridos para erigir estatuas a los dioses y así honrarlos.

3 Circe ordenó a Ulises y a sus hombres que se taparan los oídos con cera de abeja para no oír el canto
de las sirenas. Pero Ulises sentía gran curiosidad por escucharlo. Tras hacerse a la mar, ordenó a sus
hombres que le ataran al mástil y no se tapó los oídos.
En cuanto acabaron de atar el último nudo, Ulises oyó una especie de música que llegaba flotando por
el aire.
"Circe me ha mentido", pensó Ulises al divisar una isla a lo lejos. "Las sirenas no son horribles, ¡son
bellísimas!".

4 La liebre condujo a Durdanta junto a un pozo profundo. Allí le dijo:


- Mirad, señor, el atrevido está en el fondo de su antro.
Y mostró al león su propia imagen reflejada en el agua del pozo.
El león, hinchado de orgullo, no pudo dominar su cólera y, queriendo aplastar a su rival, se precipitó
dentro del pozo, en donde encontró la muerte.
Lo cual prueba que la inteligencia aventaja a la fuerza. La fuerza desprovista de inteligencia no sirve
para nada.

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