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DEMOCRACIA Y DERECHOS FUNDAMENTALES FRENTE AL DESAFÍO

DE LA GLOBALIZACIÓN

Yraní Villafañe Reyes

V-16.285.601

Sección “B”
La exposición de Luigi Ferrajoli sobre “democracia y derechos
fundamentales frente al desafío de la globalización”, tuvo lugar con ocasión a la
entrega del título de doctor honoris causa en Derecho, en la Universidad Nacional
de la Plata; allí el autor se proyecta varios problemas relacionados con la situación
actual de los derechos fundamentales en la esfera internacional, la crisis del
constitucionalismo democrático, y lo que serían posibles soluciones a tal
problemática, como replantear la esfera pública, y que se garanticen los derechos
sociales en el ámbito internacional.

Ahora bien, el autor parte del principio de que los derechos fundamentales
se encuentran consagrados tanto en las declaraciones, pactos y convenciones
internacionales como en las constituciones de los países, convirtiéndose en la
principal fuente de legitimación o deslegitimación cuando los mismos sean
violados; gracias a la existencia de estos derechos en las constituciones se han
logrado cambios en lo que se concibe como democracia y derecho, y la fuente o
los acontecimientos que dieron origen a estos cambios fueron las catástrofes de
las dos guerras mundiales, de donde nació la necesidad de tutelar derechos
inherentes a la persona y que tales derechos fueran reconocidos por los estados,
los cuales se han encargado de constitucionalizarlos para ofrecer garantías a los
individuos, en este punto al referirse tales derechos y su establecimiento como
normas sustanciales, diferencia para su garantía los de abstención como por parte
del estado (derechos de libertar), y los de efectiva acción como lo son la
satisfacción de los derechos sociales.

En tal sentido, su crítica va dirigida a que aún plasmados esos derechos en


la esfera internacional, no ha sido respetado por los estados, y ello se evidencia
en que seguimos presenciando guerras y leyes que restringen la libertad personal
o disuelven garantías a los trabajadores; entonces la protección de tales derechos
esta solamente escrita y no se le ha dado cumplimiento eficaz, lo cual en mi
opinión es completamente cierto, esos derechos reconocidos desde 1948 en la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, pudiéramos pensar que se trata
de un simple reconocimiento, porque no es obligatorio ni vinculante para los

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estados, y aquí tiene un punto a favor el que los mismos se hayan
constitucionalizado por parte de estados democráticos, lo que trae como
consecuencia una mejor garantía de ellos.

En este orden de ideas, fenómenos como el de la globalización hacen


pensar al autor en que estamos en presencia de un vacío de derecho público
internacional, ya que con la existencia de un derecho que regule los grandes
poderes económicos, no se tendría en expectativa tanto crecimiento de la
desigualdad, es impresionante luego de leer las comparaciones hechas por el
autor entre la riqueza y pobreza de los países, como en la actualidad la
desigualdad es extrema, por una parte existen personas tan millonarias y por otra
miles de personas en pobreza extrema que mueren a consecuencia de su vivir en
esas condiciones; nos detenemos a pensar y nos preguntamos hasta qué punto
esa desigualdad va a seguir aumentando si como bien apunta el autor hay una
ausencia de reglas en el ámbito de la globalización.

Asimismo, como crítica a lo que considera el autor el fracaso del


constitucionalismo democrático, apunta que se debe a la ausencia en el derecho
internacional de garantías o mejor dicho instituciones en el orden internacional que
se encarguen de garantizar tales derechos, la única excepción a esto es la Corte
Penal Internacional, que teniendo como norma del estatuto de Roma se planteó en
la esfera internacional perseguir y condenar los más graves crímenes, cometidos
por individuos, en contra del Derecho Internacional, como bien señala en su
preámbulo “Teniendo presente que, en este siglo, millones de niños, mujeres y
hombres han sido víctimas de atrocidades que desafían la imaginación y
conmueven profundamente la conciencia de la humanidad,' Reconociendo que
esos graves crímenes constituyen una amenaza para la paz, la seguridad y el
bienestar de la humanidad”, observamos como busca tutelar el derecho a la vida,
después del escenario tan trágico luego de la primera y segunda guerra mundial;
aunque países que han participado en guerras como Estados Unidos y China no
han suscrito el estatuto, y a mi parecer esto se debe a que en una posible futura
guerra, sean estas potencias las causantes de catástrofes y violaciones masivas

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de derechos humanos, además de no querer luego ser juzgadas por la Corte
Penal Internacional, pero aparte de este organismo no existe otro que garantice el
efectivo cumplimiento de derechos sociales por ejemplo.

En el mismo sentido, el problema no es otro sino la falta de instituciones de


garantía, y no se trata solo de esas instituciones que intervienen en violaciones de
derechos humanos sino instituciones destinadas a la protección de estos derechos
y su satisfacción directa, porque según la idea del autor es necesario dotar de los
medios a la FAO para cumplir con la función de provisión de alimentos. En mi
opinión de eso se trata, de que esos derechos no sólo se encuentren allí
reconocidos como una ficción, sino de que puedan realmente a través de
instituciones garantizarse, así tendríamos un derecho mucho más justo.

Así, se plantea el establecimiento de una imposición fiscal mundial, y antes


de esto propone también una tasación por el uso y explotación de los bienes
comunes a la humanidad pues a su parecer los mismos son utilizados como “cosa
de nadie” por los países ricos. En cuanto a este punto no puedo dejar de
preguntarme a donde serían destinadas las recaudaciones en el caso de que ello
llegare a realizarse, a mi modo de entender, tales recaudaciones estarían
destinadas a esas instituciones y así contar con los medios para la efectiva
satisfacción de los derechos fundamentales.

Por otra parte, pasamos a un análisis de la garantía de los derechos


sociales, en vista de los problemas de hambre, miseria y constante agresiones al
ambiente, y aquí insta nuevamente el autor a lo que llama “el desafío” y no es más
que la fundación de una esfera pública internacional que garantice los derechos
fundamentales y sociales de supervivencia, entendidos como, derecho a la
alimentación básica, a la salud y la educación; esto se debe a que en la actualidad
por el desarrollo tecnológico y el alto nivel de interdependencia se hace cada vez
más necesarias las garantías jurídicas, a diferencia de la época de Locke donde la
supervivencia era confiada a la autonomía de cada individuo, en la actualidad la
misma es confiada a su integración social, circunstancias jurídicas y sociales en
las que su iniciativa debe ser complementada con tales circunstancias.
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De modo que, la garantía de estos derechos, entiéndase el acceso al agua,
a medicamentos, educación, también constituye el desarrollo económico de una
sociedad, y resulta que gran parte del planeta se encuentra en una falta de
desarrollo económico porque si no se garantizan derechos sociales, el hambre en
la población termina provocando enfermedades, lo que reduce la capacidad
productiva de la población.

En definitiva, los países occidentales ricos deben su bienestar y desarrollo


económico al mejoramiento de las condiciones generales de vida, a la mayor
educación, y esta es la mejor política económica la que va encaminada garantizar
los derechos vitales de todos.

Seguidamente, plantea el autor cuales son las razones del actual vacío de
garantías institucionales de los derechos humanos, la primera que considera es el
racismo y entendido este como la tolerancia a ignorar millones de muertos cada
año por hambre, y de las guerras globales que cobran tantas víctimas inocentes,
en mi opinión esto es totalmente cierto pues de existir tales instituciones
garantistas no se debería permitir que existiendo un organismo que haga efectivo
el cumplimiento de tales derechos existiera hambre en el mundo y los civiles en
las guerras tendrían una debida protección para no ser heridos ni asesinados. El
fin sería entonces evitar que estas situaciones sucedan.

Ahora bien, las otras razones dadas por el autor son una referente a la
democracia y espacio y la otra relacionada con la democracia y tiempo, la primera
referida a la relación entre democracia y estado, ya que en los países pobres se
rompió la relación entre el pueblo y sus representantes, y la segunda se refiere al
campo de relación entre democracia y tiempo, debido a que la democracia actual
se encuentra basada en una comunicación televisiva conoce solo del tiempo breve
y no recuerda el pasado.

Así las cosas, y concuerdo en opinión con el autor si no se toman en serio


“las promesas de paz, de garantía de los derechos y de salvaguardia del
ambiente, contenidas en las tantas cartas internacionales” estaríamos en

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presencia de catástrofes que amenazan el futuro de la humanidad, como la
nuclear y la destrucción del ambiente, en cuanto a la nuclear se tiene claro que el
fin de esta amenaza no se ha planteado, al contrario existe creaciones de
armamentos nucleares con capacidad más destructiva que las del pasado, y la
destrucción del ambiente que cada año aumenta, y que ha sido causa nuestra,
contaminando el aire y el agua, y más aún esta catástrofe es irremediable; frente a
tales amenazas el único medio es la institución, que se encargaría en el caso de
las armas de guerra, de prohibir su producción, comercio y uso de la misma forma
que se hace con las drogas; si analizamos esta propuesta pues sería del todo
aceptable, para evitar una futura guerra y violaciones de derechos humanos.

Propone también el autor que a las cartas constitucionales de los derechos


fundamentales, es necesario unir una “Carta constitucional de los bienes
fundamentales”, que estipule los vínculos a la producción y distribución de los
bienes sociales.

Concluye su discurso afirmando que, la construcción de una esfera pública


mundial, representa la única alternativa racional a un futuro de guerras, violencia,
fundamentalismos y destrucciones, en mi opinión los derechos fundamentales
están en las declaraciones internacionales y constituciones, el fin en este caso es
llevar esos derechos allí plasmados a una realidad que garantice, proteja y
efectivamente pueda hablarse del goce de los mismos, porque observando la
situación actual de hambre, miseria y guerras surge la interrogante de que para
que sirve que tales derechos estén solo escritos, y los estados no aseguren su
cumplimiento, al contrario, algunos participan en guerras, inclusive como apunta el
autor las califican de “justas”, en mi opinión la guerra no tiene justificación, y desde
el punto de vista de garantizar los derechos humanos no puede concebirse en
ningún modo, esto es lo que debería la Corte Penal Internacional castigar, pero
seguimos teniendo guerras en el mundo donde se comenten delitos e injusticias
que son aceptadas por una comunidad internacional que dice ser garante de
derechos fundamentales.

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