Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Bajo Sommariva[editar]
En 1801, la villa fue comprada por Gian Battista Sommariva, político y amigo íntimo
de Napoleón Bonaparte. En 1802, después del nombramiento de Francesco Melzi como
vicepresidente de la recién creada República Italiana, Sommariva decidió dedicarse al
coleccionismo de arte.11 Esto le llevó a ponerse en contacto con los artistas más ilustres de su
época, entre ellos Antonio Canova, Jacques-Louis David, Anne-Louis Girodet, Pierre Paul
Prud'hon y Bertel Thorvaldsen.12
Ese mismo fue sometida a un proceso de renovación. Fue durante esta que se construyó
la balaustrada del techo, el reloj fue agregado a la fachada y bajo este un pequeño balcón.13
Además, el mobiliario y ornamentos del siglo XVIII fueron remplazados y el jardín trasero se
transformó en un jardín inglés. Todos estos cambios la convirtieron en una de las villas más
bellas de Europa, lo que atrajo a personajes ilustres como Stendhal, Lady Morgan o Gustave
Flubert.14
En 1826 murió Gian Battista Sommariva —y debido a que su hijo mayor, Emilio, había muerto
combatiendo en España en 1811—, la fortuna y las propiedades de Sommariva pasaron a
manos de su segundo hijo, Luigi. Tras su muerte prematura en 1838, la villa pasó a manos de
su esposa, la condesa Emilia Seillère.15
La princesa Carlota Federica de Prusia, quien dio el nombre a la villa.
Dominio público[editar]
El 7 de mayo de 1915, pocos días antes de que Italia entrara a la primera guerra mundial, Max
Wundel, superintendente de la villa y hombre de confianza de los Sajonia-Meiningen, partió
a Alemania y dejó la villa a cargo del jardinero jefe, quien mantuvo una comunicación
constante con la familia alemana a través del cónsul suizo en Milán. La comunicación cesó el
18 de septiembre de 1916, cuando la villa quedó sujeta a un sindicato y confiada al guardia di
finanzas de Menaggio, Giovanni Baschenis y luego a Alberto Passeri.21 Durante el período del
sindicado, se elaboró un inventario detallado de los objetos de la villa y su distribución, con el
propósito de garantizar y supervisar la integridad de los activos, cuya propiedad seguía siendo
de los Sajonia-Meiningen. El sindicato fue abolido a finales de 1919 con el regreso de Max
Wundel, quien tras hacerse cargo de la gestión de la villa, hizo todo lo posible por reabrir al
público el edificio y sus jardines, actividad que había sido interrumpida durante el período
sindical.2