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EN DEFENSA DEL MONOPOLIO

COMPETITIVO

In Defense of Competitive Monopoly

I VÁ N CACH A NOSK Y

Fecha de recepción: 4 de diciembre de 2019


Fecha de aceptación: 1 de marzo de 2020

Resumen: ¿Por qué el Monopolio tiene mala fama? ¿Es cierto que los Mono-
polios son siempre menos deseables que los mercados competitivos? Lo
cierto es que, el término del Monopolio es uno de los más viciados y mal ana-
lizados en la economía ya que el análisis pareciera tender a “Monopolio sí”
o “Monopolio no”, cuando en realidad, la discusión relevante es la existencia
o no de competencia en el mercado. En este marco, podría ocurrir que en un
mercado competitivo sean varias empresas las que brindan el mejor servicio
al mejor precio o podría ocurrir que sea una sola; es decir, un monopolio,
que logra el mismo objetivo. En otras palabras, el Monopolio no es bueno o
malo per se, sino que depende de la ausencia o no de coacción del Estado
y de que se garantice la competencia mediante la libre entrada y salida de
empresas.

Palabras clave: Monopolio, Competencia, Precios de Mercado, Mercado,


Monopolio Competitivo, Monopolio Legal, Cárteles

Clasificación JEL: D41, D42, D46, L41, L11, L43, P42, R32

Abstract: Why does Monopoly have a bad reputation? Is it true that Monopo-
lies are always less desirable than competitive markets? The truth is that the
concept of Monopoly is one of the most vitiated and badly analyzed in the
economy since the analysis seems to tend to “Monopoly yes” or “Monopoly
no”, when in reality, the relevant discussion is the existence or not of competi-
tion in the market. In this context, it could happen that in a competitive market
there are several companies that provide the best service at the best price or it
could happen that it is only one; that is, a Monopoly, which achieves the same
objective. In other words, the Monopoly is not good or bad per se, but depends

Procesos de Mercado: Revista Europea de Economía Política


Vol. XVII, n.º 1, Primavera 2020, pp. 233 a 264
234 Iván Cachanosky

on the absence or coercion of the State and that competition is guaranteed


through the free entry and exit of companies.

Keywords: Monopoly, Competition, Market Prices, Market, Competitive Monop-


oly, Legal Monopoly, Cartels

JEL Classification: D41, D42, D46, L41, L11, L43, P42, R32

INTRODUCCIÓN

El término y la interpretación del monopolio es uno de los concep-


tos más atacados en los textos de economía. Cualquier manual de
microeconomía dejará planteada la idea de que el monopolio es un
mercado perjudicial porque se restringe la producción para poder
vender más caro. Sin embargo, un análisis algo más profundo
demostrará que depende en gran medida de los supuestos que se
hagan. De esta manera, un monopolio no es malo per se, como tam-
poco es necesariamente bueno. Es decir, existen monopolios que
son nocivos y monopolios que podrían ser la mejor opción del mer-
cado. La diferencia no radica en analizar si un mercado de compe-
tencia perfecta es mejor que uno monopólico, sino en garantizar
que efectivamente exista la competencia, entendiendo esta como la
libre entrada y salida de empresas. En otras palabras, que cual-
quiera que quiera ingresar a un mercado a competir, tenga la liber-
tad de hacerlo, así como también para salirse.
Por otro lado, los supuestos utilizados en la economía conven-
cional terminan confluyendo hacia un enfoque matemático en
donde también se concluye que el monopolio genera desperdicios
económicos. Esto es, aunque un poco más técnico, totalmente refu-
table y no será necesario recurrir a las matemáticas para hacerlo.
En definitiva, el presente trabajo no pretende hacer una defensa
del monopolio, sino una defensa de la competencia, haciendo énfa-
sis en el monopolio competitivo y de su importancia para que los
mercados funcionen adecuadamente. El punto central será que, si la
competencia nos lleva a una situación de mercado donde termina
predominando un monopolio, esto es algo bueno y no ineficiente
En Defensa del Monopolio Competitivo 235

como los manuales tradicionales de economía suelen concluir. El


factor competencia es un requisito necesario, aunque no suficiente
para que triunfe un monopolio competitivo. Si ocurriera esto, sería
la mejor situación posible que el mercado puede ofrecer. También se
demostrará el falaz análisis matemático que sostiene que el mono-
polio es económicamente ineficiente.
Para lograr estos objetivos, el trabajo se dividirá en siete partes.
En primer lugar, se examinará el enfoque mainstream utilizando una
definición convencional de monopolio. Luego, se ahondará en las
verdaderas dificultades de definir el concepto de monopolio. A con-
tinuación, se estudiará la evolución del monopolio desde la perspec-
tiva de la Escuela Austríaca (principalmente resaltando el enfoque
de Rothbard) por tratarse de los autores que más han desarrollado el
concepto de monopolio competitivo. Después, se estudiarán las
principales críticas que se hacen al monopolio para luego analizar
las respuestas desde el punto de vista de la competencia. También,
como se mencionó, se evidenciará la inconsistencia matemática que
sostienen los supuestos del enfoque mainstream. Posteriormente, se
realizará una distinción entre los distintos tipos de monopolios que
podrían existir, destacando el enfoque competitivo del resto. Luego,
se efectuará un análisis de la factibilidad de que exista un monopo-
lio competitivo. Finalmente, las conclusiones del trabajo.

EL MONOPOLIO DESDE EL ENFOQUE MAINSTREAM

“El monopolio es lo opuesto a la competencia: obstaculiza el movi-


miento de los precios hacia el nivel de competencia perfecta, impi-
diendo así una adecuada asignación de los recursos productivos”1

Esta cita deja a la vista el planteo de los manuales de texto de


economía del mainstream. Afirmar que el monopolio2 es lo opuesto

1 Joaquín Ledesma. Economía. Teoría y Política. Buenos Aires. Pearson: Prentice

Hall, 2003, pág. 246.


2  Hasta aquí, entenderemos por Monopolio la definición tradicional de los manua-

les de texto: “Hay monopolio cuando una única empresa ofrece la totalidad de un bien
o servicios que no tiene sustitutos próximos y que es consumido por numerosos com-
pradores”. Ledesma (2003).
236 Iván Cachanosky

a la competencia es falso (como veremos más adelante), por lo que,


cualquier conclusión que siga a dicha afirmación es cuestionable si
se demuestra que el monopolio no necesariamente es lo opuesto a
la competencia. Por otro lado, el otro punto que resalta en la cita es
que se analiza el monopolio como la némesis del modelo de com-
petencia perfecta, donde en este habría competencia en su máxima
expresión. En este marco, es de utilidad contraponer los dos mode-
los para entender como razona el enfoque mainstream. El siguiente
cuadro, resume los principales supuestos de ambos modelos. No
será necesario detenerse a analizar todos los supuestos enumera-
dos. Se dará especial énfasis en aquellos que son más relevantes
para los objetivos de este trabajo.

Cuadro I:  COMPETENCIA PERFECTA VS MONOPOLIO


COMPETENCIA PERFECTA MONOPOLIO
Infinitos oferentes Un oferente
Precio aceptante Precio oferente
Elasticidad precio de la demanda infinita Elasticidad precio de la demanda finita
Precio es dato, ajusta por cantidad Ajusta por precio o cantidad
Demanda elástica Demanda pendiente negativa
Libre entrada y salida de empresas Límite a la entrada de empresas
Precio = CMg Precio mayor a CMg
Precio bajo, cantidades altas Precios altos, cantidades bajas

El primer supuesto mencionado en el cuadro tiene que ver con


la cantidad de oferentes que hay en el mercado. En el caso de com-
petencia perfecta son infinitos y, por ello, la competencia se encuen-
tra presente3. Por el contrario, en el modelo de monopolio existe un
solo oferente4. En cuanto al precio, el supuesto es que en competen-
cia perfecta los oferentes son precio aceptante porque no pueden
influir en él. Al existir infinitos oferentes, nadie podría vender por
encima de un precio de mercado, porque los consumidores

3  En el modelo de competencia perfecta no sólo existen infinitos oferentes, sino

que también existe infinitos demandantes.


4  Más adelante se ahondará en la principal diferencia entre el enfoque mainstream

y el austríaco. El primero, asume que ese monopolista no compite, mientras que, para
el enfoque austríaco, un monopolista podría estar compitiendo por más que sea el
único en el mercado.
En Defensa del Monopolio Competitivo 237

tendrían infinitas opciones de sustitutos5, esto se denomina poder


de mercado. En cambio, el monopolista podría estar tomando deci-
siones acerca del precio; es decir, puede ser precio oferente. En rea-
lidad, el monopolista, podrá decidir en base a dos variables. O
podrá decidir a qué precio vender su producto o podrá decidir
cuántos productos vender. En los textos clásicos, en teoría, no
podrá decidir ambas cosas6. Si decide a qué precio vender7, enton-
ces las cantidades demandadas serán decididas por el mercado.
Por el contrario, si decide cuánto producir, el precio será determi-
nado por el mercado. Como en el fútbol, o se ejecuta el córner, o se
va a cabecear, pero no se pueden hacer ambas cosas a la vez. En
tercer lugar, según enseñan los manuales convencionales, en com-
petencia perfecta la elasticidad precio de la demanda es infinita, lo
que equivale a decir que es horizontal. En definitiva, y para simpli-
ficar8, es otra manera de decir que los oferentes son tomadores de
precio. Por esta razón, en el modelo de competencia perfecta, la
demanda es igual al precio y al ingreso marginal9. En cambio, el
modelo del monopolio enfrenta una curva de demanda de pen-
diente negativa con elasticidad finita. Además, la curva de
demanda del monopolio es equivalente a la curva de demanda del
mercado porque lo que produce el monopolio es la producción del
mercado. En cuanto a la libertad para entrar y salir al mercado, el
modelo de competencia perfecta asume que esto es posible mien-
tras que el monopolio, por alguna razón, encuentra alguna barrera
al ingreso. Es casualmente este punto el que se irá discutiendo en
profundidad a lo largo del trabajo. Como primera idea, lo que la

5  Además, debe tenerse en cuenta que el modelo también utiliza el supuesto de

que los bienes que se venden en el mercado de competencia perfecta son homogéneos.
6 Puede decidir una combinación de ambas variables, siempre en función del

grado de elasticidad al que se comporte la curva de demanda.


7  Tal como señala Murray N. Rothbard (2013) y como veremos más adelante, esta

hipótesis no es cierta debido a la soberanía del individuo. La curva de demanda del


individuo pone un límite a los precios que puede cobrar un monopolista (incluso si no
tiene competencia). En el mercado, los oferentes no eligen en precio de mercado. Hasta
en el mercado más monopolístico, los consumidores siempre tienen la opción de abs-
tenerse de la compra.
8  Ya que no es el punto primordial del presente trabajo.
9  El ingreso que se obtiene por producir una unidad adicional. Al ser un modelo

de precio único y horizontal, el ingreso adicional es siempre el mismo.


238 Iván Cachanosky

Escuela Austríaca criticará al mainstream es que podría existir un


monopolio con libertad para ingresar y salirse del mercado. Por
último, la gran conclusión de confrontar ambos modelos desde el
enfoque del mainstream es que el modelo de competencia perfecta
produce muchas cantidades de bienes a un precio bajo, mientras
que el monopolio produce una menor cantidad de bienes a un pre-
cio mayor. Ergo, el monopolio es perjudicial porque restringe la
producción y sus precios terminan siendo más elevados. Esta idea
suele representarse en los manuales de textos haciendo alusión a la
“Pérdida Muerta”, aquel triángulo en rojo que se ve en el Gráfico I
que representa el desperdicio en la economía consecuencia de que
exista un modelo de monopolio en lugar de uno de competencia
perfecta.

Gráfico I:  COMPETENCIA PERFECTA Y MONOPOLIO


El gráfico I muestra un ejemplo en donde se observa la situa-
ción de cada modelo. El cuadrado rojo sería el caso del modelo de
monopolio. En este caso, se estarían vendiendo 40 unidades a un
precio de U$S80. El modelo de competencia perfecta se encuentra
En Defensa del Monopolio Competitivo 239

representado por el redondel verde, en donde se vendería a un


precio menor (U$S50) y una mayor cantidad de unidades (100).
Nuevamente, el triángulo rojo reflejaría la “pérdida muerta” o
pérdida irrecuperable de eficiencia por ubicarse en el cuadrado
rojo en lugar del verde. El desperdicio sería de 60 unidades (100
– 40) y de un precio excesivo en 30 (80 – 50). Este punto, además
es sostenido con rigurosidad matemática desde el mainstream.
Pero como veremos, en el fondo, la matemática no estará demos-
trando la existencia del desperdicio o de la “pérdida muerta”. La
matemática ilustra la conclusión de la teoría económica, pero no
su demostración.
Una vez entendido el espíritu de la enseñanza mainstream, ire-
mos viendo sus dificultades de aquí en adelante. Y la primera de
ellas es la dificultad de definir qué es un Monopolio.

MONOPOLIO: DIFICULTADES PARA DEFINIRLO

Tal como se adelantó en la Introducción, uno de los principales


problemas consiste en la definición de monopolio. Los textos de
economía no difieren mucho en la definición que brindan de
monopolio. Podemos tomar, por ejemplo, la definición brindada
por el manual de Francisco Mochón Morcillo y Víctor Alberto
Beker10.

“El caso extremo de competencia imperfecta es el monopolio. Un


monopolista es el único vendedor de un determinado bien o servi-
cio en un mercado en el que no es posible la entrada de otros com-
petidores.”11

Como bien explica Rothbard (2013), este tipo de definiciones


parte de una base lingüística donde “monos” (solo) y “polein”
(vender), dando la idea de un único vendedor, que en la definición
citada se moderniza a ofrecer la totalidad de un bien o servicio. El

10  Cualquier texto de economía brindará una definición similar.


11  Mochón Morcillo, Francisco; Beker, Victor Alberto. Economía. Principios y Aplica-
ciones. Cuarta edición. México DF. McGraw-Hill Interamericana, 2008, pág. 134.
240 Iván Cachanosky

adicional en la definición consistió en agregar el concepto de que


no existan sustitutos próximos. Finalmente, el bien o servicio ofre-
cido es consumido por una gran cantidad de compradores.
Con respecto al primer punto de la definición, Rothbard señala
que, si bien la definición es cierta, es demasiado abarcativa12:

“Esta es por cierto una definición legítima, pero es extremada-


mente amplia. Significa que siempre y cuando exista la menor
diferenciación entre los productos individuales, el productor y
vendedor individual es un “monopolista”. El abogado John Jones
es monopolista respecto a los servicios jurídicos de John Jones”13

Por otro lado, la definición de Mochón y Beker da a entender,


ante la imposibilidad de entrada de otros competidores, que no
hay sustitutos cercanos. Aquí se abren diversas posibilidades. No
es lo mismo que no haya sustitutos cercanos porque nadie logra
vencer a un monopolista a que no haya sustitutos porque una ley
estatal prohíba a otros oferentes ingresar al mercado14. La causa de
la ausencia de sustitutos hace la total diferencia. En definitiva, la
clave está en la existencia o no de la competencia. En ausencia de
una ley estatal, un monopolista siempre compite por más que sea
el único en el mercado. Pues compite con potenciales oferentes
que, si quisieran y pudieran, entrarían al mercado15. Mientras no
ingresen al mercado, no hay sustitutos cercanos, pero la amenaza
siempre está latente allí. Por el contrario, si no hay sustitutos cerca-
nos debido a que un gobierno autorizó a una única empresa a pro-
ducir determinado bien o servicio, entonces el monopolista sabe
que no tiene competidores cercanos y que nadie podrá ingresar al
mercado, lo que podría funcionar como incentivo para no innovar,
restringir la producción y subir los precios. Son dos escenarios

12  En realidad, Rothbard en su escrito crítica una definición mucho más simple

“único vendedor de cierto bien”, pero esta definición es coincidente con la primera
parte de la definición tomada de Ledesma.
13  Murray N. Rothbard. El Hombre, la Economía y el Estado. Tratado sobre principios de

economía. Volumen II. Madrid: Unión Editorial. 2013, pp. 168-169.


14  Además, son los consumidores los que deciden si un producto es competencia

de otro.
15  En esta ocasión la referencia responde al concepto austríaco del monopolio.
En Defensa del Monopolio Competitivo 241

antagónicos. Por esta razón, la definición que se esboza en los


manuales de texto queda insuficiente a la hora de evaluar cuestio-
nes éticas del monopolio.
Rothbard, unas páginas más adelante brinda otra definición
que suele encontrarse en los manuales de texto, que es la siguiente:

“Monopolio es una merced de privilegio especial que otorga el


Estado, por la que se reserva en favor de un individuo o grupo par-
ticular, cierto campo de la producción.”16

Este tipo de definición, explica Rothbard, posee sus orígenes


históricos en el sistema de “Common Law” en Inglaterra en los
siglos XVII y XVIII. La definición se remonta a épocas de Monar-
quía donde la imagen que queda del monopolio se asocia a la tira-
nía. Primero era el rey quien otorga privilegios, modernamente en
nuestros días es el Estado, pero los privilegios continúan exis-
tiendo17. Esta definición es válida en el sentido de que existen
monopolios de este estilo y que se observan en la vida real. Sin
embargo, es una definición que no aplica en un sistema de libre
mercado y competencia.
Existe otra definición a la que Rothbard hace alusión en su texto
al escribir sobre las definiciones de monopolio:

“Persona que ha logrado obtener un precio de monopolio.”18

A simple vista le definición parece un poco simplista y lo es.


Primero, no necesariamente una persona podría lograr un precio
de monopolio, sino que un “grupo particular” también podría
lograrlo (siguiendo la definición 2). Pero, por otro lado, ¿existe tal
cosa como precio de monopolio? O más aún, ¿existe un precio de
competencia perfecta? En este marco, vale la pena la aclaración
realizada por Jordi Franch Parella (2012).

16  Murray Rothbard. Op. Cit., pág. 172.


17  Para complementar este punto, se recomienda la lectura de John Chamberlain
(1993) donde explica cómo el lenguaje de Robinson y Chamberlin, generó que térmi-
nos como el de “competencia perfecta” o “monopolio” tengan una connotación nega-
tiva que implicó una condena moral.
18  Murray Rothbard. Op. Cit., pág. 174.
242 Iván Cachanosky

“No es posible distinguir el precio de monopolio del precio com-


petencia perfecta, porque no existe ni el primero ni el segundo.
Sólo existen precios de libre mercado o precios intervenidos por el
Estado.”19

Este punto es importante, ya que el precio depende de la sub-


jetividad del valor que se encuentra en constante cambio. Por
ende, hay tantos precios como transacciones y por eso se habla de
precios de mercado. El Estado, al intervenir, rompe con esta guía
que sirve tanto a consumidores como oferentes generando inefi-
ciencias en el mercado20. Además, tampoco existe un precio de
equilibrio desde la perspectiva de la Escuela Austríaca de Econo-
mía, ya que su postura plantea un Proceso de Mercado y no una
economía de equilibrio. Por ende, no existe un precio de equili-
brio sino más bien un “rango de equilibrio” (el precio de equili-
brio no es único, sino que se mueve en rangos con algún techo y
piso)21 22.
Como puede observarse, no es sencillo definir qué es un
monopolio. Rothbard repasó otras definiciones que también
tenían sus inconvenientes. En este marco, de aquí en adelante,
entenderemos por monopolio competitivo la definición sugerida
por Parella:

19  Jordi Franch Parella. Economía. Madrid: Unión Editorial, 2012, pág. 129.
20  No se ahondará en este tema porque excede a los objetivos del presente trabajo.
Para una mayor profundización ver: Friedrich Hayek. “El Uso del Conocimiento en la
Sociedad”. Revista Española de Investigaciones Sociológicas N°80, 1997, pp. 215-226.
21  Para ver este punto con mayor detalle, se sugiere ver el trabajo de Böhm-Bawerk,

Eugen. Capital and Interest. Volume II. Positive Theory of Capital. South Holland Illinois:
Libertarian Press. 1959 (1889). Ver especialmente: (i) Libro II, Parte A, Capítulo III; (ii)
Libro II, Parte B, Capítulo II, III y IV.
22  Aquí es clave distinguir entre variables continuas y discretas. Mientras que el

mainstream analiza la economía y las curvas de oferta y demanda como variables


continuas, la Escuela Austríaca plantea que en realidad conocemos partes de la
curva de oferta y demanda y que, por lo tanto, manejamos variables discretas. Una
vez asumido este punto, es imposible encontrar un punto de equilibrio y por eso se
habla de un “rango de equilibrio”. Para profundizar en este tema se sugiere la lec-
tura de Juan Carlos Cachanosky. “La Ciencia Económica Vs. La Economía Matemá-
tica (I)”. Revista Libertas N° 3, Octubre 1985, pp. 133-178 y Juan Carlos Cachanosky.
“La Ciencia Económica Vs. La Economía Matemática (II)”. Revista Libertas N°4, Mayo
1986, pp. 69-102.
En Defensa del Monopolio Competitivo 243

“Un solo empresario provee un producto o servicio en el mercado,


sin mediar coacción que impida la competencia.”23

El punto crucial a destacar en la definición es que exista la


ausencia de coacción para garantizar que haya un ambiente com-
petitivo con libre entrada y salida de empresas24.
Dado que fue el enfoque de la Escuela Austríaca el que fue pro-
fundizando en esta óptica del monopolio competitivo, a continua-
ción, se realizará un breve repaso de cómo fue evolucionando esta
idea25.

EL MONOPOLIO DESDE EL ENFOQUE DE LA ESCUELA


AUSTRÍACA DE ECONOMÍA

El enfoque de un monopolio competitivo fue evolucionando a lo


largo de diversos autores en la Escuela Austríaca, alcanzando su
mayor impacto con Rothbard. Esta sección repasará brevemente
los enfoques de: Ludwig von Mises, Israel M. Kirzner y Murray N.
Rothbard.

Ludwig von Mises

Ludwig von Mises pudo ver con claridad que la situación del
monopolio se encuentra viciada por la intervención estatal y no
que el monopolio es un concepto indeseable per se. Esto puede
verse claramente en von Mises:

“El gran problema de los monopolios con el que la humanidad hoy


se enfrenta no lo ha producido el funcionamiento del mercado,
sino que es fruto de deliberadas actuaciones gubernamentales.

23  Jordi Franch Parella. Op. Cit., pág. 132.


24  Podría discutirse nuevamente si es un empresario o un “grupo de personas” los
que generan la situación monopólica, pero en el fondo es secundario. Lo principal es
la existencia de competencia.
25  Será un resumen marcando solamente los puntos más importantes para no des-

viarse demasiado del punto principal que es la defensa del Monopolio Competitivo.
244 Iván Cachanosky

Contrariamente a lo que la demagogia proclama, no es un vicio


típico de capitalismo. Es, en cambio, la ineludible consecuencia de
políticas hostiles al capitalismo que precisamente aspiran a sabo-
tear y enervar su funcionamiento.”26

No obstante, hubo dos cuestiones que von Mises no planteó de


la mejor manera y que luego fueron mejoradas por Rothbard. La
primera consiste en que von Mises hablaba de precios de monopo-
lio que, como ya observamos en la sección anterior, no existe tal
cosa como precios monopólicos o competitivos, sino que existen
precios de mercado y hay tantos precios como transacciones posi-
bles. Por otro lado, aunque tal vez un detalle menor, von Mises se
expresaba acerca de la soberanía del consumidor, mientras que
Rothbard posteriormente resaltaría que la soberanía es del indivi-
duo y no del consumidor.
En cuanto al primer punto, von Mises dedica un apartado entero
a explicar los “precios de monopolio”. Más aún, enumera una serie
de condiciones necesarias para la formación de precios de monopo-
lio27. A lo largo del capítulo, el autor ahonda varias veces en la expre-
sión de precios de monopolio. Aquí se cita un ejemplo:

“Al enfrentarse con los precios de monopolio, cualesquiera que


sean, es preciso averiguar, ante todo, qué circunstancias impiden
a la gente competir con el monopolista.”

Más allá de complejidades semánticas, el autor también tenía


claro que un monopolista no podría subir el precio hasta donde
quisiese, sino que había un límite. Y este límite se encontraba mar-
cado, en la expresión de von Mises, en la “soberanía de los consu-
midores”. En otras palabras, los consumidores podrían optar por
no comprar si el precio que intenta fijar el monopolista es dema-
siado alto. No obstante, como se mencionó anteriormente, esta idea
también es perfeccionada por Rothbard más adelante ya que en
realidad no es el consumidor el que posee soberanía, sino el

26  Ludwig von Mises. La Acción Humana. Tratado de Economía. Madrid: Unión Edi-

torial. 2004, pág. 441.


27  Para más información ver Ludwig von Mises. Op. Cit., pp. 431-453.
En Defensa del Monopolio Competitivo 245

individuo. Es decir, uno puede tener soberanía sobre sí mismo y no


comprar a un precio que considera alto, pero no posee soberanía
sobre otros individuos. Es por eso que la soberanía es de carácter
individual y no de los consumidores en general. El economista
austríaco von Mises no desarrolló este punto con la profundidad
que lo hizo Rothbard después y se refería al asunto utilizando el
concepto erróneo de “soberanía del consumidor”:

“El empresario, en su típica condición empresarial, está invariable


y plenamente sometido a la soberanía de los consumidores.”28

Si bien los últimos dos puntos mencionados fueron mejorados


posteriormente por Rothbard, hay gran mérito en von Mises en
haber comprendido que la deficiencia de un monopolio ocurría
cuando el Estado intervenía.

Israel M. Kirzner

Al igual que su maestro, Kirzner también distinguió entre el enfo-


que de monopolio del mainstream (u ortodoxo como lo llama el
autor) y un monopolio competitivo con un enfoque austríaco.
En primer lugar, es importante entender, que cuando Kirzner
escribe su libro Competition & Entrepreneurship29, el foco principal
estaba puesto en la competencia y la empresarialidad. Básica-
mente, en el rol que juega el empresario en el proceso de mercado
para crear valor y generar riqueza. En otras palabras, Kirzner no
estaba elaborando una teoría sobre monopolio, como más adelante
sí haría Rothbard. Sino que, analizando la competencia y la empre-
sarialidad, se topó con temas vinculados al análisis de monopo-
lio30. En su análisis, el autor logra ver la importancia de la
competencia dentro de su análisis del proceso de mercado:

28 Ludwig von Mises. Op. Cit., pág. 430.


29 Kirzner, Israel M. Competition & Entrepreneurship. United States: The University
of Chicago Press, 1973.
30 Entendiendo el enfoque del autor, se comprende que no haya profundizado

tanto en el concepto de monopolio y su análisis.


246 Iván Cachanosky

“How, then, is a monopoly concept to be made relevant to the mar-


ket process, if the process is always competitive?... the crucial
question concerns freedom of entry.
[…] Monopoly, then, in a market free of government obstacles to
entry, means for us the position of a producer whose exclusive
control over necessary inputs blocks competitive entry into the
production of this products. Monopoly thus does not refer to the
position of a producer who, without any control over resources,
happens to be the only producer of a particular product. This pro-
ducer is fully subject to the competitive market process, since
other entrepreneurs are entirely free to compete with him.”31

No cabe duda de que Kirzner tenía claro la diferencia entre


competencia y exclusividades otorgadas por un gobierno. El autor,
complementa el punto utilizando un ejemplo de un productor de
naranjas. Siguiendo a Kirzner, si un empresario tuviera el único
acceso a los recursos de las naranjas y, por ende, es el único que
puede vender jugos de naranja, estaría teniendo el monopolio de
los jugos de naranja. Sin embargo, el autor resalta que aquí tam-
bién entran en juego los posibles sustitutos, ya que el monopolista
de jugo de naranjas continúa compitiendo con otros empresarios
que pueden ofrecer otras bebidas. Más aún, la situación de un
monopolio de las características descriptas por Kirzner segura-
mente despierten el alertness32 33 de los empresarios para producir
las otras bebidas.
La importancia de los sustitutos no es menor, sobre todo en un
contexto donde la tecnología avanza rápidamente y esto hace que
los bienes y servicios tiendan a ser cada vez más sustitutos y com-
plementarios entre sí. Hoy un celular puede ser sustituto de un telé-
fono, de un reloj, de una calculadora, de una linterna, de una agenda,
etc. Obviamente, dependerá de las valoraciones subjetivas de las
personas. Una persona anciana que no entienda la tecnología podría

31  Israel M. Kirzner. Competition & Entrepreneurship. United States: The University

of Chicago Press, 1973, pág. 103.


32  Término que utiliza Israel Kirzner para referirse al “Estado de Alerta” de los

empresarios para aprovechar oportunidades de ganancias no explotadas en el mer-


cado.
33  Para mayor profundidad, ver Israel M. Kirzner. Op. Cit., pág. 107.
En Defensa del Monopolio Competitivo 247

terminar usando el celular como pisa papeles. De esta manera, la


competencia tiende a crecer, dificultando las posibilidades de que el
mercado lleve a que una sola empresa domine el mercado.

Murray N. Rothbard

En su obra El Hombre, la Economía y el Estado34, Rothbard dedica el


capítulo X a analizar la competencia y el monopolio. El autor pro-
fundizó algunos aspectos e incluso corrigió algunos de sus antece-
sores como ya se ha marcado. Los aportes del autor fueron más allá
de rescatar la soberanía del individuo sobre la soberanía del con-
sumidor y de marcar el punto de que no existe tal cosa como precio
de monopolio o de competencia perfecta. También Rothbard rea-
lizó aportes en responder críticas que se le hacen al monopolio.
Además, profundizó en análisis como el cártel, sindicatos, conse-
cuencias de intervenciones y la inconsistencia matemática del
modelo mainstream.
En cuanto al punto de la soberanía del individuo, es lo primero
que aclara el autor en el capítulo citado de su libro. La soberanía es
individual y puede aplicarse en uno mismo y nunca en otros. Es
por esta razón, que el concepto de soberanía del individuo aplica-
ría mejor que el de soberanía de los consumidores. El autor pro-
pone un ejemplo de un obrero decide realizar una tarea en lugar
de realizar otra que le proporcionaría una retribución monetaria
mayor. Sin embargo, si actúa de esa manera es porque la gratifica-
ción del trabajo es mayor a la monetaria. Esa decisión es exclusiva-
mente individual y no de los consumidores en general. Por eso
Rothbard señala:

“En lugar de hablar de “soberanía del consumidor”, sería más pre-


ciso afirmar que en el mercado libre hay soberanía del individuo:
soberano en cuanto a su persona y a sus propios bienes. Esto puede
denominarse propia soberanía individual.”35

34  Rothbard, Murray N. El hombre, la Economía y el Estado. Tratado sobre principios de

economía. Volumen II. Madrid: Unión Editorial, 2013. [2004]. Pp. 129-264.
35  Murray N. Rothbard. Op. Cit., pág. 130.
248 Iván Cachanosky

La decisión individual exclusiva del obrero no es extrapolable a


otros individuos, porque sus valoraciones son distintas. Pues bien,
la soberanía del individuo es la que predomina sobre cualquier
empresario. Incluso sobre la del empresario monopolista. Es falso
que un empresario monopolista puede subir el precio todo lo que
se le plazca porque no hay alternativa, ya que la soberanía recae
sobre las valoraciones de los individuos. El individuo siempre
puede abstenerse de comprar. En palabras más técnicas, son las
valoraciones de los individuos lo que vuelven la curva de demanda
más elástica o inelástica. O, como señala muy claramente el Dr.
Alberto Benegas Lynch (h): “Nadie, sea monopolista o no, puede
fijar el precio y la cantidad a venderse”36.
Por el otro lado, Rothbard fue muy claro al resaltar que sólo
existen precios de mercado y que no existen conceptos como “pre-
cio de competencia” o “precio de monopolio”.
Por supuesto, Rothbard también tenía claro que el punto esen-
cial radicaba en la ausencia de coacción estatal para garantizar un
ambiente competitivo. Su valor agregado consistió en mejorar la
profundidad y la rigurosidad en el análisis del monopolio compe-
titivo. Esto podrá observarse en la siguiente sección, donde el autor
hace una sólida defensa de la competencia ante las críticas que
suele sufrir el monopolio mainstream.

CRÍTICAS AL MONOPOLIO

Murray Rothbard dedica varias páginas a desmitificar algunas


críticas que suelen hacerse a la mala concepción del monopolio.
El objetivo de este apartado es destacar las más importantes ana-
lizando la refutación del autor. Adicionalmente, que en el desa-
rrollo de las críticas y respuestas, se clarifique aún más el espíritu
del mensaje del monopolio competitivo. Entre las críticas que
suelen hacerse al monopolio de origen mainstream podemos des-
tacar:

36  Alberto Benegas Lynch (h). Fundamentos de Análisis Económico. Panamá: Edicio-

nes Sociedad Abierta, 2011, pág. 203.


En Defensa del Monopolio Competitivo 249

1. El monopolio es perverso porque restringe la producción


2. El monopolio se aprovecha de los altos costos de entrada
3. El monopolio no tiene competencia
4. El monopolista puede realizar competencia despiadada
5. La formación de cárteles genera comportamientos monopólicos

El Monopolio es perverso porque restringe la producción

Aquí el principal argumento radica en que, en teoría, un monopo-


lista (al no tener competencia), maximizaría beneficios restrin-
giendo la producción y vendiendo a precios más elevados. Esto
generaría la “pérdida muerta” que se analizó en la primera sección
desde el enfoque mainstream. Este es uno de los potenciales proble-
mas del mainstream. Al realizar supuestos irreales, como por ejem-
plo el concepto de información perfecta para el mercado de
competencia perfecta, puede llegar a conclusiones erróneas. Dado
que uno de los supuestos es el del conocimiento perfecto, entonces
el empresario lo único que debe hacer es ordenar los datos que ya
conoce para maximizar el beneficio (o su solución dual, minimizar
el costo). Sin embargo, como señala Rothbard, la ciencia de la eco-
nomía es la ciencia de la escasez:

“Todo el concepto de “restringir la producción” es, pues, una fala-


cia cuando se aplica al mercado libre. En el mundo real, la escasez
en cuanto a recursos, comparados con las finalidades posibles,
toda producción implica elegir y colocar los factores al servicio de
aquellas finalidades a las que se atribuya más valor. En suma, la
producción de todo es siempre y necesariamente “restringida”.”37

Por otro lado, también es importante resaltar que los precios tie-
nen una función en la economía, que es guiar tanto a productores
como consumidores. Muchos gobernantes de turno caen en el
error de querer instaurar precios máximos (por debajo del precio
de mercado) intentado favorecer a consumidores vulnerables, pero
terminan perjudicándolos. En primer lugar, porque al bajar el

37  Murray N. Rothbard. Op. Cit., pág. 139.


250 Iván Cachanosky

precio, los consumidores de mayores recursos suelen acumular


stocks de esos bienes, porque saben que este tipo de medidas gene-
ran escasez. Segundo, el principal problema es casualmente este
punto mencionado: un precio máximo por debajo del precio de
mercado genera exceso de demanda y una menor producción. Y
esta soberanía cobra fuerza si el mercado posee las características
para generar un ambiente competitivo. Por último, cuando los pre-
cios son intervenidos también generan la aparición de mercados
negros de los productos en cuestión.

El monopolio se aprovecha de los altos costos de entrada

Otro argumento que suele aparecer es que, si una industria tiene


elevados costos de entrada, nadie puede competirle a la empresa
que ya se encuentra en esa industria y, por ende, ésta se compor-
tará como monopolista. Aquí es importante distinguir entre dispo-
nibilidad de recursos y libertad. Una cosa es que exista libertad
para ingresar al mercado, otra muy distinta, poder ingresar al mer-
cado. Si una única empresa logro ingresar a un mercado (sin exclu-
sividad del Estado) y ninguna otra empresa logró hacerlo, es
porque entonces esa empresa encontró la forma de ser rentable a
pesar de los costos altos y se encuentra brindando un servicio que
es valorado38.
No es cierto que esta empresa no se encuentra compitiendo,
porque la libertad para ingresar al mercado continúa. Y si hay algo
que la tecnología, las innovaciones y el avance del tiempo han
mostrado es que los costos tienden a reducirse. Por lo que, si la
empresa que se encuentra en el mercado y decide no innovar ni
reinventarse, será cuestión de tiempo hasta que una nueva empresa
ingrese al mercado a competirle.
Un buen ejemplo es el caso Ford, que con el “Ford T” brindó el
primer auto de clase media. Así, hacia 1914, Ford Motor Company

38  El concepto de libertad del marxismo hace hincapié en la imposibilidad de ele-

gir libremente al quedar supeditado a una cuestión material. Dado que nadie es posee-
dora de todo, nadie es libre a la hora de elegir. Esto es un contrasentido, ya que implica
que la libertad es producto de la producción, no en sentido inmaterial o impersonal.
En Defensa del Monopolio Competitivo 251

elaboró un sistema de trabajo en cadena y de producción masiva


que permitió bajar los costos para ofrecer automóviles a precio más
bajo. En este proceso de automatización, todos los autos fabricados
eran negros. Sin embargo, Henry Ford no siguió innovando y sus
competidores terminaron por competirle ofreciendo autos de colo-
res. La ventaja de Ford se fue diluyendo con el tiempo al no conti-
nuar innovando.
En síntesis, no importa que tanto poder de mercado se posea. El
avance tecnológico, que es cada vez más veloz, tiende a reducir los
costos y así la competencia se potencia generando cada vez más
productos y más baratos. La clave está en que exista libre entrada
y salida de empresas para garantizar un círculo virtuoso competi-
tivo.

El monopolio no tiene competencia

Debido al enfoque y las definiciones planteadas en los textos de


economía mainstream39, se plantea al monopolio como la némesis
de la competencia cuando no tiene por qué ser así. El mercado del
monopolio se ha ganado la fama de no competir. De que, si
alguien se encuentra en esa situación, puede tomar decisiones
que perjudican a los consumidores. Esta idea puede estar muy
alejada de la realidad. Con ausencia de coacción estatal y libre
entrada y salida de empresas, el monopolista siempre se encuen-
tra compitiendo. Tal vez no directamente contra otra empresa,
pero sí indirectamente contra potenciales oferentes que pueden
ingresar al mercado.
Si una empresa logró ser la mejor eliminando a sus competido-
res es porque ha sido más eficiente que sus rivales. Se estaría dando
un monopolio competitivo. Pero la característica de este monopo-
lio es que ofrece (tal como pregona el modelo de competencia per-
fecta) muchos bienes y servicios a precios más baratos. Si la
empresa que logro un monopolio competitivo quisiera subir los
precios para obtener mayores beneficios, al existir libre entrada de

39 Como se vio en los textos citados oportunamente al definir el concepto de

monopolio.
252 Iván Cachanosky

empresas, habría un incentivo para que nuevos competidores


ingresen al mercado, lo cual limita mucho el poder del monopo-
lista. Recordemos, que además los avances tecnológicos van vol-
viendo a los productos cada vez más competitivos y sustitutos
entre sí potenciando aún más la competencia.

El monopolio puede realizar competencia despiadada

Este es quizás la refutación más débil por parte de Rothbard. La


competencia despiadada básicamente representa aquella situación
donde una empresa grande (dominante), vende a un precio por
debajo del costo (dumping) para eliminar a sus competidores. Una
vez que esto sucede, comienza a comportarse como un monopo-
lista restringiendo la producción y elevando los precios.
Un primer punto a considerar es que, en realidad, un monopo-
lista que actúa de esa forma no estaría incurriendo en ningún acto
inmoral. Como todo empresario, busca maximizar el beneficio.
Pero dejando de lado el análisis ético40, el monopolista que actúe
de esta manera siempre tendrá que lidiar con la soberanía del indi-
viduo. Pero, por otro lado, Rothbard señala un punto interesante al
analizar las capacidades de respuesta de una empresa grande y
otra pequeña:

“de ninguna manera es cierto que las “grandes” empresas deban


siempre ser las más fuertes en una “guerra de precios”. A menudo,
según las condiciones concretas, la empresa pequeña, con mayor
movilidad, sin el peso de gravosas inversiones, se encuentra en
condiciones de “bajar sus costos” (en especial cuando sus factores
le son más específicos, tal como el trabajo de su dirección) compi-
tiendo favorablemente con la empresa grande.”41

Es un punto que da para pensar. Es cierto que una empresa


pequeña puede tener una mayor capacidad de reacción ya que su
burocracia es menor y las decisiones se toman más rápido que en

40  Ya que el trabajo se focaliza más bien en el análisis económico.


41  Murray N. Rothbard. Op. Cit., pág. 187.
En Defensa del Monopolio Competitivo 253

una empresa grande. Sin embargo, no queda tan claro que eso
necesariamente implique una reducción de costos. Por lo que, en
una guerra de precios, podría ocurrir que la empresa grande sea la
ganadora y, de hecho, es lo más probable porque posee una espalda
más grande. Esto no quiere decir que sea incorrecto o contrario a la
moral. Rothbard da un paso más al suponer que la empresa grande
es la victoriosa y decide comportarse como monopolista restrin-
giendo la producción e incrementando el precio. El autor se pre-
gunta qué impediría que la ganancia generada por el monopolio
no atraiga a otros empresarios a ingresar al mercado si hay libre
entrada y salida de empresas42.
El hecho de que existan ganancias y no existen barreras a la
entrada puede ser un incentivo a ingresar al mercado. Sin embargo,
también es cierto que una empresa pequeña pudiera no tener el
incentivo suficiente para ingresar al mercado si sabe que la
empresa grande puede volver a incurrir en una guerra de precios
y lleva las de ganar. Pero por el otro lado, si las empresas peque-
ñas continúan entrando al mercado, a su vez es cierto que a la
empresa grande se le volvería cada vez más incómodo continuar
adoptando su estrategia de recurrir a la guerra de precios una y
otra vez. En el largo plazo no es beneficioso para la empresa
grande. De todos modos, no queda claro que ocurriría en un esce-
nario cómo este, ya que no es tan evidente que las empresas peque-
ñas se animen a ingresar al mercado por más que haya ganancias,
como sostiene Rothbard, debido a que pueden pensar que van a
perder en la guerra de precios. No obstante, queda claro que, pen-
sando en el largo plazo, lo más probable es que la competencia
lleve a una reducción de los precios y no a que se perpetúe una
guerra de precios.

La formación de Cárteles

Resta por analizar aquella crítica que sostiene que algunas empre-
sas podrían complotarse y ponerse de acuerdo para comportarse en

42  Ver Murray N. Rothbard. Op. Cit., pág. 188.


254 Iván Cachanosky

conjunto como un monopolio. Las consecuencias que se plantean


son las mismas, un menor nivel de producción por parte de las
empresas complotadas generando un alza en los precios. Debe resal-
tarse nuevamente que, si los empresarios realizan un tipo de acuerdo
de este tipo, no están actuando de manera inmoral o anti éticamente.
Como todo empresario, buscan maximizar su beneficio.
Sin embargo, este tipo de acciones se encuentra muy mal visto
por el público en general. No obstante, no es muy distinto a lo que
podría ser una fusión entre empresas. Claramente la fusión no es
un crimen. Es cierto que algunos acusan a las fusiones como com-
portamientos monopolísticos, aunque en menor medida que a los
cárteles. De todos modos, el primer punto es resaltar que no son
acciones contrarias a la moral, pero, además, las posibilidades de
que los cárteles sean exitosos tienden a ser bajas. Rothbard resalta
que los cárteles tienden a ser inestables43. Es que poseen amenazas
internas y externas. En cuanto a las amenazas internas, el autor
destaca:

“El cártel tiene que adjudicar totales de producción y cuotas a cada


una de las empresas que la integran. Ello tiene probabilidades de
conducir a no pocas disputas entre las empresas, acerca de la asig-
nación de las cuotas, tratando cada uno de los integrantes de con-
seguir una participación mayor.”44

Formar un cartel trae consigo costos en la toma de decisiones.


Es que los diversos líderes de las distintas empresas tienen que
ponerse de acuerdo. Por esta razón, cuantas más empresas inte-
gren el cartel, mayor será la probabilidad de no estar de acuerdo
y, por ende, mayor la probabilidad de su disolución. Además, el
cartel posee las amenazas externas vinculadas a la competencia.
Si realmente existe libre entrada y salida de empresas, un mal
comportamiento del cartel que intente incrementar precios
atraerá nuevos oferentes al mercado que ingresarán con precios
menores.

43  Ver Murray N. Rothbard. Op. Cit., pp. 40-42.


44  Murray N. Rothbard. Op. Cit., pág. 153.
En Defensa del Monopolio Competitivo 255

Luego de analizar las cinco críticas al monopolio y al comen-


tar las respuestas de Rothbard, queda más que claro que si real-
mente existe competencia y libre mercado, los vicios que
mencionan los manuales de texto mainstream sobre el monopolio
desaparecen. Claramente es muy distinto un monopolio competi-
tivo de uno legal, donde este último deja servido un escenario
para que sí se exploten todos los vicios que mencionan dichos
manuales.
Para finalizar esta sección, vale la pena un pequeño ejemplo
para ilustrar cómo funcionaría un monopolio competitivo.
Supongamos que existen cuatro empresas (I a IV) en un mercado
y que la empresa I se dispone a eliminar a sus competidores para
quedarse con todo el mercado. En pocas palabras, tener el mono-
polio de la industria en la cual se encuentra. Imaginemos que, en
la situación inicial, el precio de venta del mercado es P1. Así, la
empresa I decide invertir U$S10.000 en Investigación y Desarrollo
(I&D) para poder reducir sus costos y bajar el precio. De esta
manera, logra bajar el precio a P2 y elimina a la empresa II del
mercado. Luego, la empresa I decide invertir en publicidad
U$S25.000 apostando a que se incrementarán sus ventas y eso le
permitirá bajar aún más sus precios (a P3), eliminando así a la
empresa III. Finalmente, decide volver a invertir en I&D el monto
de U$S45.000 para volver a desarrollar una nueva tecnología y
poder bajar el precio a P4 logrando eliminar al último competi-
dor, la empresa IV. Puede verse que la empresa I logró su obje-
tivo, luego de invertir la suma total de U$S80.000 y obtiene el
monopolio del mercado. El punto clave es que alcanzó esta situa-
ción compitiendo y no por una ley otorgada por un gobierno de
turno. La empresa I se vio obligada a bajar los precios, benefi-
ciando a los consumidores, para poder quedarse con el mercado.
El precio tiende a ubicarse en el triángulo verde (ver Gráfico II),
lo que en el lenguaje mainstream equivaldría a un “precio de com-
petencia perfecta”. En definitiva, lo importante es que se produz-
can varios bienes y servicios al menor precio posible. Si esta
situación se logra con muchas empresas o con una es cuestión
que decidirá el mercado. A continuación, el Gráfico II resume
esta dinámica descripta.
256 Iván Cachanosky

Gráfico II:  MONOPOLIO COMPETITIVO

un buen momento para preguntarse, si esto pasara, ¿qué estaría


Es
ocurriendo con la “pérdida muerta” señalada por el mainstream? Pues
bien, si P4 tiende a un “precio de competencia perfecta”, entonces este
precio de mercado producto del monopolio competitivo no refleja la
tan preocupante “pérdida muerta”. Como corolario, y como se verá a
continuación, tampoco esto se demuestra desde las matemáticas.

LA INCONSISTENCIA MATEMÁTICA
EN LA TEORÍA DE MONOPOLIO

Esta sección, tiene como objetivo explicar intuitivamente porque


también se llegan a conclusiones erróneas del monopolio no sólo
por utilizar supuestos irreales, sino también desde la inconsisten-
cia matemática45. La crítica principal de los textos de economía
mainstream radica en resaltar la “pérdida muerta” cuando se

45  No se realizará un análisis fino de la matemática, sino que se planteará la intui-

ción para no desviarse del tema principal del ensayo y para no generar complicaciones
innecesarias ya que la inconsistencia puede demostrarse desde la intuición gráfica.
En Defensa del Monopolio Competitivo 257

compara el modelo de competencia perfecta con el de monopolio.


Pues bien, la inconsistencia matemática se encuentra en realidad
en el modelo de competencia perfecta pero afecta las conclusiones
del monopolio.
En competencia perfecta se suelen distinguir entre la curva de
demanda de la empresa individual y la curva de demanda del
mercado, siendo esta última la sumatoria de las infinitas curvas de
demanda individuales. Como puede observarse en el Gráfico III, la
curva de demanda de la empresa tiene una pendiente igual a cero,
mientras que la curva de demanda del mercado es de pendiente
negativa.

Gráfico III:  CURVA DE DEMANDA EN COMPETENCIA PERFECTA


Ahora bien, si la pendiente de la curva de demanda del mer-
cado es la sumatoria de las infinitas curvas de demanda individua-
les de las empresas, y la pendiente de esta última es igual a cero,
¿cómo puede ser que sumando 0 al infinito se obtenga una pen-
diente negativa?
El economista Keneth Arrow brindó una explicación al sostener
que, en realidad, la curva de demanda individual (o de la empresa)
no es igual a cero, sino que tiende a cero46. En otras palabras, actúa

46  Para profundizar en este tema ver: Kenneth J. Arrow. “Toward a Theory of Price

Adjustment”. The Allocation of Economic Resources. California: Standford University


Press. 1959.
258 Iván Cachanosky

como un límite ya que se describe la tendencia de la función de


demanda. A pesar de que la función de demanda no es estricta-
mente perfectamente elástica, es a lo que tiende. Es decir, la curva
de demanda individual sería por ejemplo igual a:

D = 0,000000000000…000001

Como en el modelo de competencia perfecta, hay infinitos


demandantes, al sumar un número que es casi cero al infinito, ter-
minaría generando una curva de demanda de pendiente negativa
en el mercado. Este punto sirve para explicar por qué la pendiente
individual es casi horizontal y la de mercado de pendiente nega-
tiva, pero de ninguna manera termina explicando la “pérdida
muerta” que los textos de economía plantean. Esto ocurre porque
al ir sumando infinitamente un número que es casi cero, la curva
de demanda de a poco va tomando una pendiente negativa y lo
que terminaría ocurriendo es lo que se observa en el Gráfico IV,
donde la “pérdida muerta” tiende a desaparecer a medida que se
incrementa la cantidad de participantes (que en competencia per-
fecta son infinitos).

Gráfico IV:  COMPETENCIA Y MONOPOLIO SIN PÉRDIDA MUERTA


En Defensa del Monopolio Competitivo 259

En la medida que se van sumando las infinitas demandas indi-


viduales, la curva de demanda del mercado de competencia per-
fecta tiende a la curva de mercado hasta que se vuelve imposible
dibujar la “pérdida muerta”. Que no se mal interprete el punto, ¿es
cierto que existen monopolios (legales) que venden a precios caros
generando una “pérdida muerta”? Sí, es cierto. Pero lejos se encuen-
tra de estar demostrado matemáticamente ya que la suma de las
demandas elimina gráficamente la “pérdida muerta”.
Este es un claro ejemplo de cómo las matemáticas pueden gene-
rar conclusiones indeseadas ya que los textos del mainstream termi-
naron por generalizar que todo monopolio es malo. En cambio, la
Escuela Austríaca, desde la lírica, supo distinguir entre un mono-
polio competitivo y un monopolio legal con beneficios otorgados
por un gobierno. Por esta razón, se vuelve importante intentar dis-
tinguir los distintos tipos de monopolios que pueden existir.

TIPOS DE MONOPOLIO

Luego de lo expuesto hasta aquí, queda en evidencia que por lo


menos hay dos tipos de monopolios muy distintos. Uno en el que
un gobierno de turno otorga la exclusividad a una empresa en par-
ticular para que produzca determinado bien o servicio. Este tipo
de monopolio legal es ineficiente porque amputa la competencia.
En este escenario, el empresario que obtiene el privilegio no tiene
ningún tipo de incentivo para invertir ni mejorar su producto por-
que no debe competir contra nadie. Por otro lado, podría ocurrir
que se dé una situación de monopolio competitivo en donde la
empresa que gana el mercado lo hace compitiendo. Y para lograr
este objetivo debe estar innovando permanentemente y vendiendo
el mejor producto al menor precio posible. Son dos monopolios
muy distintos, el primero además de inmoral, es ineficiente. Mien-
tras que el segundo trae consigo todas las ventajas del libre mer-
cado y de la competencia.
Por último, también existe el denominado monopolio natural
que en este trabajo no se desarrolló. Este tipo de monopolio sería
aquel donde la competencia es naturalmente impracticable. Roth-
bard dedica pocos párrafos a analizar este tipo de monopolio ya
260 Iván Cachanosky

que representa más bien la excepción que la regla. El ejemplo que


utiliza el autor es una única persona que en un pueblo tiene acceso
al agua potable47. Podría discutirse si sería necesario una interven-
ción estatal en caso de que la competencia sea realmente impracti-
cable. Pero dado de que este tipo de monopolio natural representa
la excepción y no la regla, seguramente dependa de cada caso en
particular.
En resumen, podría decirse entonces que se puede distinguir
por lo menos en los siguientes tipos de monopolios48:

•  Monopolio legal
•  Monopolio competitivo
•  Monopolio natural

En conclusión, el término de monopolio no es bueno o malo per


se, sino que depende de si ocurre producto de la competencia o de
la coacción. En el primer caso representa la mejor alternativa del
mercado, en el segundo genera desequilibrios en la economía.

LA FACTIBILIDAD DE UN MONOPOLIO COMPETITIVO

Esta última sección tiene como objetivo realizar una breve reflexión
acerca de la factibilidad que ocurra un monopolio competitivo. Ya
se ha demostrado, que, de ocurrir este tipo de monopolio, es la
mejor elección del mercado ya que se originó producto de la com-
petencia y no de beneficios estatales. No obstante, vale la pena
mencionar que las probabilidades de que ocurra un escenario de
monopolio competitivo es más bien baja. Principalmente por dos
razones.
En primer lugar, la competencia tiende a acrecentarse, especial-
mente en mercados de mucha demanda49. Además, como ya se ha
mencionado, el hecho de que la tecnología vuelva a los bienes y

47  Ver Murray N. Rothbard. Op. Cit., pág. 181.


48  Ludwig von Mises también habla sobre el Monopolio Marginal y el Monopolio
Sindical. Se puede profundizar en Ludwig von Mises. Op. Cit., pág. 439 y pág. 452.
49  Como regla general, siempre existen excepciones a la regla.
En Defensa del Monopolio Competitivo 261

servicios cada vez más sustitutos y complementarios entre sí


potencia aún más la competencia. Y por el otro lado, lamentable-
mente puede existir incentivos para romper la competencia y
sobornar a un gobierno de turno para obtener permisos legales
para producir un determinado bien o servicio y no tener que com-
petir. Es que competir, innovar y reinventarse es caro tanto en
capital humano como en dinero. Si retornamos por un momento al
ejemplo brindado en la sección de las Críticas al monopolio (Grá-
fico II), allí la empresa I para eliminar a sus tres competidores
debía realizar una inversión total de U$S80.000. Supongamos
ahora, que obtener un beneficio especial del gobierno para ser el
único productor de un determinado bien o servicio cuesta
U$S40.000. Podría ocurrir, que aquellos empresarios que no son
éticos se vean tentados a optar por esta segunda opción. Es decir,
TIR de sobornar sería mayor a la TIR de competir y existe la posi-
bilidad de que algunos empresarios faltos de ética se corrompan.
Entonces se obtiene un monopolio legal con precios altos y se mate-
rializa la “pérdida muerta”, cuestión que no ocurriría bajo un esce-
nario de monopolio competitivo.
Más allá de este pequeño análisis de factibilidad, lo importante
a destacar es la ética del monopolio competitivo y en segunda ins-
tancia, que además es mejor en términos utilitaristas.

CONCLUSIÓN

La literatura clásica ha dejado instaurado que el concepto de mono-


polio es perjudicial. Sin embargo, se ha resaltado que en definitiva
el monopolio no es bueno o malo per se, sino que la clave está en si
existe ausencia de coacción por parte del gobierno y que, por ende,
no se otorguen beneficios especiales a determinados oferentes.
Dependiendo de si el monopolio es legal o competitivo, podrá ser
perjudicial o ético y productivo. Toda crítica o vicio que analizan
los textos mainstream de economía, responden en realidad a mono-
polios legales y no a monopolios competitivos. En este último caso,
predomina la competencia y la libertad para ingresar y salir del
mercado, fomentando así innovaciones y nuevas tecnologías que
reducen costos y también los precios.
262 Iván Cachanosky

Por otro lado, se ha indagado en el enfoque austríaco del mono-


polio repasando a algunos de sus principales exponentes como
Ludwig von Mises, Israel Kirzner y Murray Rothbard. Los tres
autores destacaron la importancia de la ausencia de coacción para
que un monopolio no sea legal y por ende perjudicial. No obstante,
el mayor énfasis estuvo en este último autor, quien fue el que pro-
fundizó más en el análisis del monopolio destacando puntos inte-
resantes. De esta manera, se destaca por ejemplo la importancia de
resaltar de que no existen precios de competencia perfecta o de
monopolio, sino que existen precios de mercado. Y que hay tantos
precios como transacciones. También se observan aportes semánti-
cos para ganar mayor claridad, como fue el caso de distinguir
entre soberanía del individuo y soberanía del consumidor. Un
gran aporte de Rothbard fue el de analizar las principales críticas
que se les suele realizar a los monopolios y concluir que el princi-
pal error estaba en no haber realizado la diferenciación entre un
monopolio legal y uno competitivo. En otras palabras, que el mer-
cado sea competitivo. Además, el análisis del autor no sólo es utili-
tarista, sino que además aborda desde el espectro ético. En este
marco, especial énfasis tuvo el análisis de los cárteles y la compa-
ración con un caso de una fusión de empresas.
Por otro lado, la utilización de la matemática ha oscurecido más
que clarificado la fama del monopolio debido a supuestos irreales
adoptados en el modelo de competencia perfecta, que al compararlo
con el modelo de monopolio llega a conclusiones equivocadas. De
esta manera, el monopolio que describe la economía convencional
ilustra una conclusión, pero no logra una demostración de lo que
sostienen los manuales mainstreams. Por otro lado, la Escuela Aus-
tríaca de Economía al analizar la economía en términos de desequi-
librios (donde existe la incertidumbre y no la información perfecta)
pudo a través de la lírica desarrollar una teoría de monopolio com-
petitivo. En este marco, se destaca que el mercado libre llega siempre
a mejor puerto produciendo la mayor cantidad de bienes y servicios
al menor precio posible independientemente de si esta función la
cumplen varias empresas o una sola. No obstante, también se ha
observado las complicaciones que puede tener un mercado de mono-
polio competitivo, donde los incentivos pueden guiar a buscar un
monopolio legal en lugar de realizar el esfuerzo de competir.
En Defensa del Monopolio Competitivo 263

Por último, la distinción entre monopolio legal y competitivo se


aborda a lo largo del trabajo y es el core del ensayo y es un punto
clave. Especialmente para entender que desde la perspectiva de la
Escuela Austríaca hay otro análisis priorizando el enfoque del pro-
ceso de mercado. Casualmente al pensar en una economía que no
se encuentra en equilibrio y no utilizar supuestos irreales, ésta
escuela pudo observar que no se trataba de que el mercado de
monopolio era bueno o malo, sino de la naturaleza de su causa.

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