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El pueblo toma el trono:

la institucionalización de la democracia
en la Europa de entreguerras

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Carolina Santana Sabbagh

Marzo de 2013.
Sevilla, Reino de España.
A modo de radiografía (un esquema del ensayo):
1. Contexto Histórico-Político:
a. Revolución Bolchevique;
b. Tratado de Versalles.

2. De soberanía nacional a soberanía popular:


a. El pueblo como fuente de la legitimidad del derecho y del poder;
b. Disponibilidad de la constitución jurídica por parte de la voluntad
colectiva;
c. Voluntad colectiva con validez superior;
d. Reaparición del poder constituyente.

3. De monarquía a República Democrática:


a. Se prescinde de la Corona;
b. Se rediseña la jefatura del Estado: La figura del Presidente de la
República:
i. Designación por elección popular o parlamentaria;
ii. Figura política;
iii. Judicialmente responsable;
iv. Sujeta a un marco competencial amplio pero limitado por
el derecho;
v. Removible por decisión democrática;
vi. Vinculado a la dialéctica de los partidos políticos.

4. Cambios en el régimen del Parlamento:


a. Representantes elegidos por elección popular;
b. Parlamentos Bicamerales y Parlamentos Unicamerales:
i. Unicameral: Intención de erradicar la representación
elitista ;
ii. Bicameral: Necesidad de representar los territorios del
Estado.
c. Creación de mecanismos destinados a garantizar la continuidad
en periodos de vacancia.

5. Creación de instituciones de democracia directa:


a. El referéndum;
b. La iniciativa popular.

6. Universalización del sufragio:


a. Aspiración a la plenitud democrática;

2
b. Sin distinción de genero.

7. Regímenes electorales proporcionales;

8. Garantía y consagración constitucional de los derechos políticos.

3
El pueblo toma el trono:
la institucionalización de la democracia
en la Europa de entreguerras
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Carolina Santana Sabbagh

Cuando el gobierno ruso incorporó a la oposición en su equipo, el


mensaje se esclareció: la única opción alternativa sería el partido bolchevique.
Como era inevitable, llegaron los tiempos convulsos y tras ellos la victoria de
la revolución en 1917, con la que quedó confirmado que, en efecto, el fantasma
del comunismo había estado recorriendo Europa. Ahora el fantasma había
quedado institucionalizado y ello resaltó las diferencias entre las tres corrientes
políticas de la Europa de entreguerras: la corriente liberal, la social-demócrata
y la alternativa soviética (o Bolchevique). Esta confirmación, en conjunción
con la firma del Tratado de Versalles en 1919, sirvió de antecedente para
importantes cambios a nivel político-constitucional alrededor de Europa.

El paso de la guerra y las revoluciones catapultó reformas


constitucionales en toda Europa y dejó clara la necesidad de institucionalizar la
democracia. Bastaba leer cualquier Constitución europea de entonces, salvo el
caso de la polaca, para notar que en sus primeros artículos quedaba consagrada
la soberanía popular. Tal fue el caso, por ejemplo, de la Constitución de
Weimar de 1919 que establecía, en su artículo 1, que “El Reich alemán es una
República. El poder público emana del pueblo.” Similar redacción fue
adoptada por Estonia en 1920, el artículo 1 de su Constitución rezaba “Estonia
es una República autónoma e independiente en la cual el poder del Estado
emana del pueblo.” Otras constituciones europeas como la española de 1931 1 y
1
El Artículo 1 de la Constitución española de 1931, establecía que: “España es una
República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de libertad

4
la checoslovaca de 19202, también consagraron la soberanía popular, indicando
que el poder emana únicamente del pueblo.

Cabe detenernos en los casos de Polonia y Austria. La Constitución


polaca de 1921, no hizo la misma transición que las demás constituciones de
Europa; mantenía el concepto de soberanía nacional al establecer que “la
soberanía de la República de Polonia reside en la Nación.” Por su parte, la
Constitución austríaca de 1920, sí hizo la transición de soberanía nacional a
soberanía popular. Sin embargo, en lugar de referirse a que “el poder” emana
del pueblo, establece que “su derecho emana del pueblo” bajo obvia influencia
de su más grande colaborador y jurista, Hans Kelsen.

La reaparición del pueblo como soberano y como poder constituyente,


no era un asunto ayuno de sentido y consecuencias pues “si la opinión
hegemónica entendía que la nación era, por esencia, monárquica y católica, su
constitución jurídica no podía menos que plasmar esa ‘constitución interna’,
fruto de historia, de superior validez e indisponible por la voluntad colectiva.
A romper con esa idea, y a revertir a la comunidad la posibilidad de
construirse de un modo opuesto a la tradición, atendía muy principalmente el
principio ahora consagrado de la soberanía popular.”3

En este tenor, se optó por prescindir de instituciones como la corona,


sobre todo producto de su deslegitimación tras la guerra, para sustituirlas por
instituciones propias de regímenes republicanos, como una jefatura del
Estado en manos de un Presidente de la República, señalado por elección
popular o por elección parlamentaria, cuyas competencias y facultades eran
amplias pero no ilimitadas, pues encontraban restricciones en el derecho. En
este nuevo diseño, el Presidente de la República resulta “una figura política y
judicialmente responsable […] removible por decisión democrática, y
vinculada a la dialéctica de los partidos políticos.”4 Se sustituyó así la
inviolabilidad y la discrecionalidad del poder, por democracia y
accountability5.
y de justicia. Los poderes de todos sus órganos emanan del pueblo.”
2
El Artículo 1 de la Constitución checoslovaca de 1920, establecía que: “Todo poder en la
República Checoslovaca, emana únicamente del pueblo.”
3
Vallejo, et al. Manual de Historia del Derecho. Tirant Lo Blanch, España, 2012. Página
530.
4
Op. Cit., Manual de Historia del Derecho, página 531.
5
Accountability: término utilizado en materia de gobernanza para referirse a la expectativa de
cumplimiento del deber de rendir cuentas al pueblo que pesa sobre los poderes públicos. A
nivel más general, el término se pudiera utilizar para expresar ideas similares a “hacerse

5
Otras instituciones fueron mantenidas, pero sufrieron cambios
importantes. Tal es el caso de lo Parlamentos. “También en este punto saltan
a la vista diferencias con el Estado liberal. No era extraño, según
ejemplificaba el caso español, que se prescindiera de las cámaras altas,
vinculadas normalmente a una representación elitista y corporativa, para
alzar en su lugar un sistema unicameral. Y si existía segunda cámara era para
articular la representación de los territorios que conformaban el Estado, como
acontecía [en Alemania y Austria] […], para perfeccionar el proceso
legislativo pero sino modificar la elección democrática de sus miembros, como
pasaba con el senado checoslovaco y el polaco.”6

Sin embargo, este no fue el único cambio que sufriría la institución


parlamentaria, pues “en contraste con el sistema liberal, en el que el Rey
disolvía con frecuencia las Corte y el poder ejecutivo era el único con
capacidad continua de gobierno, se instituían ahora unas diputaciones
permanentes, como las de Checoslovaquia y España , que aseguraban la
legitimidad democrática de las decisiones adoptadas por motivos de urgencia
en momentos en que la asamblea estaba disuelta o no reunida.”7

De igual manera, se crearon nuevas instituciones democráticas. Tal es


el caso del referéndum y de la iniciativa popular. De este modo, la Constitución
de Weimar establecía alrededor de tres supuestos en los que resultaba legítimo
convocar a referéndum, y expresaba que “una resolución del Reichstag solo
podrá quedar sin efecto en virtud de un referéndum, cuando en este tome parte
la mayoría de los electores”. En estas mismas disposiciones contempla también
la posibilidad de que se proponga un proyecto de ley mediante iniciativa
popular. 8 Similarmente, las constituciones de Austria, Estonia y España,
consagraban ambas figuras (referéndum e iniciativa popular), aunque la
Constitución checoslovaca contemplaba únicamente la figura del referéndum,
mas no la de la iniciativa popular.

Resulta importante detenernos en el caso de la Constitución de Estonia


de 1920 pues ella contiene, en su artículo 32, la manifestación más radical de la
figura del referéndum como institución democrática. A saber: “Si el pueblo

responsable de sus actos.”


6
Op. Cit., Manual de Historia del Derecho, página 531. (Subrayado es nuestro.)
7
Ibid., página 531.
8
Artículos 73 y 75 de la Constitución de Weimar de 1919.

6
rechaza una ley aprobada en la Asamblea o acepta una ley rechazada por la
Asamblea serán convocadas nuevas elecciones que tendrán lugar no más tarde
de setenta y cinco días después del plebiscito.” Resulta evidente que con ello el
Constituyente ha querido evitar cualquier alejamiento de la representación real,
en aras de mantener la voluntad del pueblo como única capaz de legitimar el
poder.

Todo lo anteriormente expuesto acarreó consecuencias. Entre ellas,


podría destacarse, la extensión del derecho al sufragio, más puntualmente, la
tendencia a su universalización. En este sentido, la Constitución de Weimar, en
su artículo 22, consagraba “el sufragio universal, igual, directo y secreto” y
entendía con capacidad para sufragar tanto a varones como mujeres, mayores
de 20 años. Similares términos fueron utilizados en Austria (“sufragio igual,
directo, secreto y personal de los varones y mujeres”)9, Estonia (“sufragio de
los ciudadanos”)10, Checoslovaquia (“sufragio universal, igual, directo y
secreto […] sin distinción de sexo”)11, y España (“sufragio universal, igual,
directo y secreto”12, “los ciudadanos, de uno y otro sexo […] tendrán los
mismos derechos electorales”13).

Adicionalmente, la mayoría de estas disposiciones contenían alguna


referencia a la representación proporcional (i.e.: Alemania, Austria y
Checoslovaquia). Ello porque, en aras de impulsar la plenitud democrática, los
constituyentes optaron por dar más valor “a la representatividad real que la
presunta gobernabilidad”.14 De igual manera, se amplió y garantizó el catalogo
de derechos políticos y los espacios y momentos en que podían ser ejercidos
los mismos, mediante la consagración constitucional de la libertad de
sindicación en países como Alemania, España y Checoslovaquia. 15

Las reformas constitucionales de la Europa de entreguerras,


esclarecieron la conveniente confusión entre mandante y mandatario, acabaron
con la arbitraria discrecionalidad de los poderes públicos y con las
desigualdades políticas que caracterizaron el tiempo que le precedió. En efecto,

9
Artículo 26, Título II del Poder Legislativo Federal, Constitución de Austria de 1920.
10
Artículo 27, Constitución de Estonia de 1920.
11
Artículo 8 y 9 de la Constitución de Checoslovaquia de 1920.
12
Artículo 52, Título IV sobre Las Cortes Generales, Constitución de España de 1931.
13
Artículo 56, Título III de los Derechos y deberes de los españoles, Constitución de España
de 1931.
14
Op. Cit., Manual de Historia del Derecho, página 532.
15
Op. Cit., Manual de Historia del Derecho, página 532.

7
cuando los pueblos se ven forzadas a recurrir a la guerra o la revolución, el
resultado, en muchas ocasiones, como en ésta, es la materialización de un
cambio que se hacía tan urgente como necesario. La institucionalización de la
democracia en Europa, resulta precisamente de esa necesidad de cambio, de la
voluntad del pueblo de participar, de ser la única fuente de legitimidad del
poder, de tomar por sí mismo el trono frente al que por tanto tiempo estuvo
derrotado.

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