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LA EROSIÓN DEL ESTADO NACIONAL

Los Estados nacionales han disminuido sensible-mente su capacidad soberana ante la


incorporación progresiva de normas regulatorias internacionales. Las políticas de los países son
evaluadas y seguidas por organismos internacionales, como el Banco Mundial o el Fondo
Monetario Internacional, quienes, a su vez, imponen reglas de juego a las cuales es necesario
adherir sumisamente o correr el riesgo de ser aislado de los créditos y del sistema.

En las últimas dos décadas se ha ido modificando el concepto de soberanía, en lo referente al


Estado-nación. La existencia de poderes transnacionales, el advenimiento de una extraordinaria
masa financiera supranacional, el proceso de acumulación y el rediseño de la economía mundial
han puesto sobre el tapete cuáles son los alcances soberanos de los actuales Estados nacionales
que se han ido sometiendo a los dictados e intereses de una exorbitante y globalizada telaraña
financiera, sin patria, por lo que están subordinados a los arbitrios de los inversores extranjeros, y
éstos son los que, en definitiva, fijan las condiciones sobre la base de un criterio pragmático de
interés y beneficio económico-financiero.

El Estado-Nación emergió de una manera evidente luego de la Revolución Francesa. A partir de


entonces la nación legitima al Estado y éste, en su carácter complejo, tiene un espacio físico, una
cultura y una historia propios, que lo diferencian del resto. Ha sido, desde sus orígenes, un ser
social, es una sociedad territorialmente organizada y una comunidad identitaria, que tiene
carácter cultural-histórico. Es, según la expresión de OTTO BAUER (8), "una comunidad de destino

La globalización económica plantea nuevos de-safíos a las políticas del Estado, sea éste nacional,
provincial o comunal. Es indispensable comprender la globalidad del conflicto. Desde el
reconocimiento de que la competitividad ya no depende de los recursos naturales y energéticos o
de la voluntad de un Estado protector, hasta la cualificación de los recursos huma-nos, estrategias
de educación y reentrenamiento para lograr una mejor inserción en el mercado mundial.

Uno de los mayores problemas a solucionar de los Estados Nacionales es la aceptación de la


globaliza-ción, adecuando todas sus estructuras para lograr una competitividad inclusiva a los
mercados mundiales, para esto deberán provocar legítimos despegues pro-ductivos hacia un
desarrollo sustentable que atempere la desigualdad social.

Asimismo, la integración regional se promueve con valores similares, mediante políticas


complemen-tarias, a efectos de lograr una mejor ubicación en la participación del mercado global.

Como ya se ha planteado, el mundo es cada vez más interdependiente, a pesar de ello es


prematuro desarrollar la hipótesis del agotamiento del Estado Nacional, tal cual lo concebimos
hasta ahora. Sin embargo, algunos países de Europa se dirigen hacia una regionalización
económica y política, que disminu-ye la potencialidad soberana e independiente de los Estados
nacionales que la componen. Están constru-yendo un mercado, con un meta-discurso político con-
tinental.
EL IMPACTO TECNOLÓGICO Y LA COMUNICACIÓN SOCIAL

Las innovaciones tecnológicas que se incorpora-ron a la industria de las comunicaciones, han


constitui-do una fuerza dinámica, que penetró en todo el orbe. Ni la ex URSS, ni China, ni los
Estados nacionales más cerrados, pudieron impedir la influencia de la comuni-cación, la TV
satelital, la videocasetera, la red de Internet, la telefonía celular, los video-games, el fax, la fibra
óptica, y toda la nueva tecnología comunicacional, revolucionando la política mundial, acercando a
los pueblos más remotos. JUAN ARCHIBALDO LANÚS (14), en un artículo periodístico, planteó que:
"La comunicación ha abolido el ancestral obstáculo de la geografía".

La progresiva difusión de la tecnología en las comunicaciones, cuyo último logro es la realidad


virtual irradiada desde los centros de investigación informática y científica de las sociedades más
desarrolladas, coinci-de con una creciente subordinación de una gran porción de la población
mundial, hacia las culturas transnaciona-les hegemónicas que presionan para imponer una
homogeneización estética e ideológica planetaria.

Como ya se ha dicho, todo se ha trastocado en la era digital. Conceptos claramente contradictorios


se unen para describir un laberinto de situaciones confu-sas y nuevas.La expresión "realidad
virtual" está formada por dos conceptos antitéticos, ya que algo no puede ser real y virtual al
mismo tiempo. Sea como fuere, la tecnología ha inventado un sistema donde lo virtual puede ser
real en algún lugar de la mente del hombre.

Las innovaciones tecnológicas, vinculadas a las comunicaciones y el amplio predominio de lo


económi-co, han modificado las condiciones de producción y difusión de diferentes formas de
expresión cultural. En lo referente a la comunicación social, el proceso de globalización es muy
potente. La posibilidad de penetrar en los hogares, simultáneamente en todos los países, insinúa
una apertura y una horizontalización notables, que consolida las políticas del mercado global
dentro de un sistema capitalista transnacional.

El hardware, como forma tecnológica de los medios o equipamiento de comunicaciones, y el soft-


ware, como contenido de la comunicación mediada por la tecnología, han promovido una
dimensión digital tan compleja como atractiva. El sistema de imágenes, los símbolos y el lenguaje
de la microelectrónica y de la computación han invadido todas las actividades del hombre en el
mundo. El posicionamiento de las nuevas tecnologías digitales se ha instalado, casi sigilosamen-te,
en lo más alto del podio, cubriendo con su red planetaria todo el espacio.

La multiplicación vertiginosa de la comunicación mass-mediática ha producido una especie de


"satura-ción informática", donde millones de imágenes de todo el mundo se presentan en forma
fragmentada y a cada instante. A pesar de ello, las influencias locales y regionales no han
desaparecido ante el avasallamiento de las nuevas formas culturales de la economía global.
LA MUNDIALIZACION DE LAS FINANZAS

La globalización financiera ha producido cam-bios extraordinarios. 1,2 billones de dólares diarios


se invierten en las transacciones financieras internaciona-les. Las finanzas de ningún Estado
nacional tienen posibilidades de competir con semejante masa de dinero, que constituye cien
veces el comercio mundial.

Las finanzas en la era de la globalización se caracteriza por dos tendencias paralelas: por un lado,
la progresiva liberalización de las normas que regulan los movimientos del capital en los países
desarrollados y en los que ahora se llaman emergentes; por el otro lado, el persistente aumento
de los flujos internaciona-les (colocaciones, compraventa de acciones, bonos e inversión
extranjera directa y préstamos) que se han precipitado sobre el mapa mundial, fomentando un
mercado global.

La fuerza de los mercados se presenta con inmen-sa vitalidad. La globalización financiera es la


punta del iceberg, lo sumergido es la mundialización económica, de la mano de una sesgada
cultura global.

Las economías nacionales se han ido trasforman-do, se han vuelto cada vez más
interdependientes ya que los procesos de producción, intercambio y circula-ción han adquirido
alcance global. La formidable inte-gración financiera internacional, que transita por el planeta
buscando mejores intereses y beneficios, pro-mueve desarrollos discontinuos. Entra y sale de un
país determinado, con agilidad y celeridad. La necesidad creciente de negocios e inversiones de
mínimo riesgo y máxima rentabilidad exige una dinámica y un conoci-miento extremadamente
minucioso de la problemática política mundial.

La articulación de las finanzas del mundo se realiza en un mercado internacional, donde la veloci-
dad cumple un rol estratégico. Las exigencias que el mercado mundial impone son similares en
todos lados: redimensionamiento del Estado, desregulación de los mercados, eliminación de
trabas burocráticas a la acción privada, achicamiento del déficit fiscal, privati-zaciones,
descentralización, etcétera.

A pesar de ello, la incertidumbre que genera la inestabilidad de los mercados muestra claramente
lo falible que puede ser el mundo de los negocios interna-cionales. Las crisis, que son recurrentes,
en México, en el sudeste Asiático, en Rusia y más recientemente en Brasil han puesto a prueba la
resistencia del sistema económico mundial imperante.

El viraje de una economía productiva a una de especulación financiera promueve una velocidad en
las inversiones mundiales hacia procesos de produc-ción intangibles.

La gran especulación está tabulada en tres direc-ciones: primero, se encamina hacia el mercado
finan-ciero, luego la inversión se destina a "procesos intangi-bles" basados en el conocimiento y la
información; por último, en la producción de bienes relegada de su posición de privilegio
tradicional.
LOS CAMBIOS EN LOS SISTEMAS DE PRODUCCIÓN INDUSTRIAL

Desde fines del siglo pasado y principios del actual, los arquetipos del fordismo y del taylorismo,
dominaron el evangelio industrialista, que se constitu-yó en el lazareto de la política internacional
del siglo XX. La competitividad de la industria se cimentó, en princi-pio, en su elevada
productividad, la expansión del comercio exterior, un constante proceso de innovación
tecnológica y nuevas formas de organización del trabajo en el taller.

La sustentación del fordismo y del taylorismo, ambos originarios de los Estados Unidos, fue la
sustan-tiva transformación en la organización de las empresas y cambios más racionales en
relación con el método de trabajo, con el único objetivo de incrementar la produc-tividad.

Para TAYLOR (24), la planificación estratégica, el control de su implementación y un sistema de


división del trabajo, orientado a la especialización de tareas elementales y rutinarias, eran la
fórmula del proceso productivo.

El fordismo, implementado por primera vez en Detroit por el propietario de la más afamada
fábrica de automotores de los EE.UU., se caracterizó entre otros elementos por la cadena de
producción semiautomática. Se inclinó por la fabricación en serie de bienes de consumo masivo,
en los años '20. Este sistema comenzó a decaer en los '80 y '90.

La globalización ha traído consigo el desplaza-miento del orden industrial predominante a un


segun-do plano. La producción de servicios ha superado a la hasta hace poco "reina de la
economía". La revolución tecnológica de finales del milenio y la incorporación de las innovaciones
técnico-científicas al proceso produc-tivo generaron un escenario novedoso, donde el cono-
cimiento, la eficiencia y la competitividad afectan al obsoleto modelo del obrero industrial,
creando nuevas formas de producción que desplazan, continuamente, a la mano de obra.

Durante mucho tiempo, la economía aherrojada al Estado, con un mercado interno alambricado a
las decisiones gubernamentales y a la planificación central restaron posibilidades competitivas y
menguaron el crecimiento, desarrollo y expansión de los sectores industriales que obsesionados
por el volumen descui-daron la calidad de su producción. Este proceso se observó con claridad en
los países socialistas y en todo el tercer mundo, donde hoy resulta más traumática la reconversión
industrial y el redimensionamiento del aparato productivo.

La transformación de la industria transitó una doble carretera de cambio, por la cual se trocaron
los procesos productivos intensivos en mano de obra por tecnología y capital, y las materias
primas naturales fueron reemplazadas por insumes de origen sintético y desarrollo de laboratorios
técnicos.

La microelectrónica tiene aptitud y ductibilidad para adaptarse a los nuevos modelos de


producción, que se ha constituido en el basamento estratégico de todo el edificio tecno-industrial,
provocando cambios trascendentes en la estructura económica y social.
El silicio es un mineral que se encuentra en la arena y constituye la materia prima para la
elaboración de chips y de los circuitos integrados, que la nueva ingeniería electrónica ha
incorporado de tal manera que algunos autores creen estar en presencia de un nuevo patrón
tecnológico o factor clave.

La investigación científico-tecnológica y la implementación de la rebotica, la cibernética, la


informática, el ciberespacio, el software, las comunicaciones, las finanzas electrónicas, la
biotecnología, etc., se han ido galvanizando en un entramado, que al insertarlos a los sistemas
productivos, requieren cada vez de mayor especialización y conocimiento. Ha surgido, a la luz de
las innovaciones tecnológicas, una nueva división del trabajo, donde sólo hay lugar para los más
aptos, cualificados y entrenados.

ALDEA GLOBAL, MEGACIUDADES, POLÍTICA Y CULTURA

El pragmatismo y realismo políticos con que se protagoniza el mundo de las ideas y de la política,
muestra una profunda crisis de valores. Muchos auto-res se han tentado con la necesidad de
hablar del fallecimiento definitivo de las "ideologías", otros han profetizado "el fin de la historia" y
algunos consideran que con el agotamiento de los socialismos se han hundido todas las utopías.

Las transformaciones culturales, en los cambios de actitud y en los giros de identidades, y los
patrones de comportamiento político, de amplios sectores socia-les, se han ido manifestando de
distintas formas. Por un lado, la difundida exigencia de sociedades abiertas y democráticas
sobrevuelan el planeta, con una potencia como nunca antes sucedió en la historia; pero, por el
otro lado, la palpable tendencia a extremar el individua-lismo, la fragmentación social, la
compulsiva creencia en el éxito en términos de Hollywood, la despolitiza-ción, la conquista del
mercado sobre el ámbito público, la exclusión social y la apatía, constituyen un escenario poco
propicio para el desarrollo político democrático.

Dentro de la "Aldea Global" existen parámetros estandarizados que la población va adoptando de


la televisión. Como dice SARTORI:"la televisión, aldeaniza". Promueve valores efímeros y errantes.
Piada es por mucho tiempo. El viejo mundo de las ideas sucumbe ante un universo de imágenes
cada vez más fragmenta-do. Aldea y globalización podrían ser dos conceptos contradictorios, pero
en la actualidad no lo son. Mi uno ni otro colisionan en los tiempos postmodernos. Durante gran
parte del siglo XX, hubo grandes consignas movilizadoras como fueron la lucha contra el nazi-
facismo, la defensa de los derechos humanos, el pacifis-mo desatado en contra de la Querrá de
Vietnam, la lucha por los derechos igualitarios de la mujer, etc. La militan-cia social y política giró
en torno a utopías y a modelos de transformación. La pugna por acceder al poder fue una disputa
para lograr cambiar la realidad. Pero la política y los partidos políticos no han comprendido que la
transformación producida los está excluyendo.

El proceso de homogeneización y uniformación de la cultura, en el concierto de la globalización, se


va inclinando a elegir nuevos mediadores entre el poder y la gente. La televisión y el periodismo
(televisivo, radial y escrito) poseen elevados niveles de credibilidad, mientras que la política, los
partidos políticos y los políticos sufren un descrédito preocupante, por una administración pública
minada por la corrupción, con un sistema inestable de partidos que conlleva a una alta volatilidad
del voto. La incapacidad de intermediación de los actores políticos y sociales ha sido puesta de
manifiesto a través de la televisión donde los reclamos, las quejas y la desorientación de los
ciudadanos apare-ce reflejada, ahondando la crisis de representación social.

Otros conceptos que se fueron diluyendo en estos años son los de derecha e izquierda. La cultura
política social se ha refugiado en un pragmatismo gerencial y subordinado a los grandes centros
del poder mundial. En estos momentos presenciamos una políti-ca ambidiestra en el manejo de la
cosa pública.

IMPACTO GLOBAL SOBRE EL MEDIO AMBIENTE

La larga etapa de la Modernidad Industrial produ-jo un colosal deterioro ambiental del cual es
necesario tomar conciencia por la magnitud del problema. Los efectos del crecimiento industrial,
requiriendo cada vez más recursos naturales y creando desechos que no son absorbidos, ni
requeridos, ni biodegradados por la naturaleza, han producido la contaminación, lisa y llana, de
casi todo el planeta.

La palabra "ecología", que proviene del griego oíkos, casa u hogar donde se vive, relaciona a los
organismos con el medio ambiente. El estudio de los sistemas ecológicos o ecosistemas que
interrelacionan a los organismos con el medio ambiente y entre sí se han ido desarrollando en los
últimos treinta años vertiginosamente hasta llegar a constituirse en una "economía de la
naturaleza".

Los componentes "no vivos" (abióticos) como los "vivos" (bióticos) se entrelazan en el medio
ambiente formando una relación inseparable donde circulan los elementos nutritivos y los flujos
de energía.

El hombre, como organismo dominante en la tierra, está inexorablemente ligado al medio


ambiente; el agua que bebe, los alimentos que consume, el aire que respira y los elementos que
produce y desecha, lo anclan a las funciones de los ecosistemas locales y globales.

En los últimos dos siglos, desarrollo industrial mediante, el hombre alteró los ciclos bioquímicos de
la naturaleza. El envenenamiento del aire por el dióxido de azufre, o el exceso de nitrógeno y de
fósforo en el agua, son contaminantes atmosféricos que producen efectos letales sobre la vida.

Actualmente, 490 millones de personas en 30 países enfrentan severos problemas para


abastecerse de agua potable. La cuestión se hará más grave en los próximos años, en Medio
Oriente, en el norte y centro de África, en parte de China e India, en el Cáucaso, en Afganistán, en
Irak.

Casi la mitad de los lagos de agua dulce están contaminados y todos los ríos del mundo sufren un
elevado deterioro contaminante. El 83 % de las aguas cloacales del mundo se arrojan al mar o en
los ríos, sin un tratamiento previo. En 1998 se han arrojado 38.000 millones de toneladas de
desechos al mar. El 85 % de ellos permanece estancado próximo a las costas.
Las emisiones de clorofluorcarbonatos provoca-ron la disminución de la capa de ozono en un 4 %
en el hemisferio norte y un 3 % en el sur

El biólogo inglés, NORMAN MYERS (39), alertó que en el siglo XX el hombre ha destruido el 75 %
de las especies vivientes.

Por otro lado, es importante comprender los aspectos devastadores del efecto invernadero. La
pre-sencia del metano en la atmósfera crece a una tasa de 1,3 % anual y el anhídrido carbónico,
CO2, que acom-paña a la quema de combustibles fósiles, está cambian-do el régimen de
precipitaciones en amplias zonas del mundo.

La temperatura media del planeta se está elevan-do como resultado de la acumulación de gases
que retienen el calor en la atmósfera, provocando cambios climáticos sobre los ecosistemas
terrestres.

El explosivo crecimiento de la población mundial en las últimas décadas, que en la actualidad se


eleva a casi seis mil millones de personas, los grandes conglo-merados urbanos, la expansión del
consumo y el aumento en la demanda de alimentación, vestimenta y transporte, requieren una
creciente utilización de ma-terias primas y combustibles cuyos enormes volúme-nes contribuyen a
ensuciar y contaminar las napas de agua, los mares, los ríos y la atmósfera. El problema
demográfico, en el África, está preocupando a los especialistas de todo el mundo, ya que el
incremento de la población es explosivo y provoca tensiones y conflictos relacionados con
urbanizaciones masivas no planificadas. Las proyecciones poblacionales que se hacen sobre África
indican que su población se triplica-rá en los próximos 25 años, haciendo poco factible un cambio
favorable de esta región hacia un mejor nivel de vida que se desprenda de un orden económico
interna-cional cada vez más competitivo.

La contaminación por el crecimiento poblacional y el abarrotamiento humano en las ciudades es


uno de los más serios enigmas que la política mundial debería descifrar y, consecuentemente,
ejercer estrategias glo-bales tendientes a lograr una distribución acorde con esta problemática
que no atañe solamente a los países subdesarrollados, sino, muy por el contrario, sus efec-tos
impactan en todo el ecúmene.

Asimismo, la degradación de los suelos, la poda sistemática de árboles, la utilización de


agroquímicos (pesticidas, abonos y desfoliantes) en los cultivos, la expansión del parque
automotor mundial, con su con-secuente liberación de gases tóxicos, han contribuido a la
saturación contaminante del ambiente.

Es indispensable frenar la degradación del plane-ta. Para ello, los Estados nacionales deben
planificar y ejecutar políticas de urgente concreción.

La crisis ambiental debe ser contemplada con responsabilidad por las políticas gubernamentales.
Asimismo, el mercado global no puede excusarse sobre esta temática, puesto que tiene gran
responsabi-lidad en el menoscabo del medio ambiente.
Para cumplir con el criterio de desarrollo susten-table, en cuanto al crecimiento de una economía
que no afecte la satisfacción de las necesidades de futuras generaciones, se deberá proceder a
elevar como máxi-ma prioridad de la ciencia, la política y el mercado, al deterioro de la naturaleza
en todos los órdenes y ejercitar políticas acordes con un proyecto de defensa integral que
posibilite frenar la degradación del plane-ta. Es imprescindible garantizar estrategias de desarro-llo
que sean compatibles con la preservación del ambiente, ya que hay infinidad de recursos no
renovables que se están comprometiendo con tal magnitud que afectará la calidad de vida de las
próximas e inmediatas generaciones.

En este sentido, la comuna debe tener un prota-gonismo esencial, ya que desde lo local se puede
controlar más eficientemente las políticas de Estado que involucran al tema ambiental; pero,
como cada municipio tiene perfiles ambientales diferentes, puede suceder que los grandes
problemas detectados a nivel estadual no coincida con los problemas de cada loca-lidad. Por ello,
es imprescindible formar una red desde lo local hacia lo provincial, nacional e internacional, que
en forma orgánica y sistemática desarrolle una planificación territorial sustentable.

Resulta prioritario recordar la directa relación que existe entre las diversas formas de
contaminación y la salud de las personas. Aunque se observa, en este punto, una mayor
sensibilización pública y conciencia-ción ciudadana, los gobiernos de todos los niveles deberán
multiplicar los esfuerzos en propagandizar con claridad los efectos devastadores de la contamina-
ción del medio ambiente.

En estos últimos tiempos han surgido grupos de ciudadanos voluntarios espontáneos que están
contri-buyendo a la difusión de la problemática ecológica, realizando un conjunto de acciones para
despertar la motivación de las personas por defender el equilibrio natural. La temática ambiental
constituye una posibilidad de trabajar por el bien común. Por ello es que se han multiplicado los
canales no formales de defensa del medio ambiente.Las ONG, los comités ecológicos o las
brigadas verdes han constituido una base social flexible y diver-sa que moviliza a millones de
personas en todo el mundo, trabajando voluntariamente, erigiendo nove-dosos canales de
participación ciudadana.La evolución tecnológica en los procesos produc-tivos, la mundialización
de la economía y la globaliza-ción y la liberalización del comercio han incrementado in forma
alarmante el impacto de las actividades humanas sobre el medio ambiente.Es necesario establecer
un marco operativo glo-bal para lograr un acuerdo político internacional con objetivos posibles
que tiendan a frenar al actual proce-do de deterioro.Como se ha planteado ya, la contaminación
ambiental nos concierne a todos. A partir de los años 60 surgen organizaciones e instituciones
internacio-lales como el Fondo Mundial para la naturaleza, Green-peace, y otros que han
desarrollado una encomiable tarea en defensa de la naturaleza y la vida silvestre, creando las
condiciones de concienciación de los riesgos que se corren, por la aceleración del deterioro global
de la calidad ambiental de nuestro planeta.

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