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PSICOLOGIA DEL COMPORTAMIENTO SOCIAL

MAESTRO. EDGAR IVAN ZAZUETA LUZANIA

Ana Haydee Ontiveros M.

Renata López D.

Amelia Vázquez G.

Amor y atracción

Hermosillo, Sonora; a 2 de abril de 2011


Los seres humanos desde que inicia nuestra vida pertenecemos a una familia, a
una comunidad a un estado, conforme vamos creciendo y tomando nuestras
propias decisiones, preferimos estar en los grupos donde encontramos personas
más parecidas a nosotros, lo que nos motiva a ello es el vincularnos en relaciones
que proporcionen interacciones continuas y positivas , a esto podemos llamarle
necesidad de pertenencia, por otro lado, cuando percibimos que no pertenecemos
a un grupo o no podemos establecer una relación llegamos a percibir rechazo,
sobre el cual los estudios que puede llegar a producir en nuestro cerebro
respuestas similares a las del dolor físico. Noemi Eisenberman y Kipling Williams
(2003).

Al sentir que pertenecemos a un determinado grupo podemos darnos cuenta que


la proximidad y la interacción que derivan de ella nos lleva a fortalecer amistades o
predecir el agrado, situación que potencializa la atracción entre dos personas.

Para muchos la atracción de principio se rige por lo físico, debido a que la belleza
física puede llegar a ser una excelente carta de presentación, por ello, hombres y
mujeres tienden a elegir como compañeros a aquellos individuos que constituyen
“una buena pareja” en su atractivo físico y otros rasgos, muchas veces basados en
la suposición del estereotipo físico la cual presume que las personas atractivas
poseen otras características socialmente deseables “lo que es hermoso es bueno”

Ya hemos hablado de atractivo ¿pero es ni que resulta ser atractivo? Según Judith
Langlois y Lorri Roggoman (1990,1994) y Anthony Little y David Perreti (2002)
ser realmente atractivo es, en forma irónica, ser perfectamente promedio, además
de ello, también los rostros simétricos resultan ser generalmente más atractivos.

Los psicólogos que trabajan desde la teoría de la evolución plantean que la


belleza señala información biológicamente importante, como; salud, juventud y
fertilidad. Ahora bien, no todo es atractivo físico, también el atractivo dependerá de
los estándares de comparación, y del mismo modo podemos encontrar personas
agradables que nos resulten atractivas.
Para que una simple relación se convierta en una relación más cercana es
necesario que en ella exista un apego seguro, que fortalezca el vinculo de
confianza y que se caracterice por la presencia de intimidad, del mismo modo la
equidad y la autorevelación son factores determinantes para el desarrollo de una
sana relación.

Hemos estado hablando de los factores que intervienen en el emparejamiento,


pero aun no hemos mencionado la finalidad del mismo, que es, a resumidas
cuentas, el matrimonio. Para abordar este tema hemos puesto especial énfasis en
el matrimonio en México, atendiendo la información bridada por el facilitador de la
clase, la cual obedece a su tesis doctoral, donde se mencionan, acontecimientos
históricos, de la conceptualización del matrimonio en nuestro país y su desarrollo a
través de los tiempos.

Si se quiere intentar comprender la historia del matrimonio en México, es


necesario ver lo que ocurría, primero, en la aristocracia y en la Iglesia, entre los
siglos IX y XII. El acto del matrimonio se extendía durante un período de duración
variable, a veces largo; comenzaba con la promesa, que vendría siendo la
petición de mano, y la boda propiamente dicha. Una familia entregaba a una
mujer; la otra, la recibía a cambio de una dote. La última etapa, era la
entronización en el lecho del matrimonio, que tenía lugar en público, Se celebraba
el momento en que el joven y la esposa empezaban a compartir el mismo lecho
con el fin de engendrar.

Si nos remontamos en la época prehispánica en México, podremos decir que de


acuerdo a Esteinou (2008) los padres trataban de evitar que las bodas o uniones
se concertaran por la libertad de elección de las parejas, eran ellos los que tenían
prioridad en el arreglo matrimonial, el matrimonio se caracterizó por ser un asunto
de la comunidad y no de libertad individual.

La Iglesia, en los siglos XII y XIII, y luego el Estado, desde el siglo XVIII, han
introducido el matrimonio dentro del dominio de las instituciones fundamentales de
la cultura escrita y del espacio público que constituyen. (Ariés, 1987).
En los siglos XVI y XVII las nuevas leyes esponsales y matrimonio generadas por
el Concilio de Trento tuvieron muchos efectos en los que se refiere a la
desestructuración y debilitamiento de los valores comunitarios a favor de aquellos
que acentúan la experiencia y la libertad individual (Esteinou, 2008).
Posteriormente, las reformas hechas a la ley española en el siglo XVIII, en 1776 y
1803 estuvieron dirigidas a fortalecer el control de los padres sobre el matrimonio,
exigiendo el permiso paterno escrito para que las promesas del matrimonio de
jóvenes menores tuvieran valor legal. (Lavrin, 1991).

El matrimonio cristiano introdujo así pautas individualizantes pero no logró


desarraigar las costumbres y las concepciones nativas de los indígenas (Esteinou,
2008). Además, Dávalos (1999) argumenta que hasta antes del siglo XVIII el amor
no fue un valor relacionado con el matrimonio, los casamientos se hacían por
contrato económico, o como un acto social en el que los padres elegían al
cónyuge. Por su parte Esteinou (2008) señala que el enlace matrimonial estaba
instituido para la procreación y educación de los hijos no como un espacio de
expresión y ejercicio del erotismo y la sexualidad en un sentido amplio.

Hernández (2000) señala que el pensamiento fundamental y casi permanente


hasta antes del siglo XVIII, reconocía 2 razones que justificaban el vinculo
matrimonial: La procreación y el amor. Sin embargo, el amor implicaba una
reserva, un gesto de pudor que no se tenía ante otros que no fueran su marido:
Debería de ser mas recatada ante su marido que ante el resto del los hombres.
Esto cambio durante el siglo XIX, la crisis demográfica, la escasez de hombres en
edad de matrimonio, la gran abundancia de mujeres que emigraron de provincia y
las difíciles condiciones de vida económica de la ciudad de México propiciaron 3
fenómenos sociales: Una baja tasa de matrimonios, múltiple relaciones al margen
legal del matrimonio y el frecuente cambio de pareja.

La individuación de la pareja en México trajo consigo el nuevo concepto de familia


basado en los principios de la razón y dejando atrás la comunidad y lo religioso.
A finales del siglo XIX los divorcios fueron técnicos, breves y menos vivenciales
(García, “2006). Mas sin embargo la individuación de la pareja se centro en el
sujeto masculino pues la cultura consideró incrementar y mantener el control y
represión sobre el comportamiento de las esposas mal portadas (García 2006).

Sin embargo, García (2006) afirma que el individualismo y la reforma liberal no


terminaron de imponerse del todo. Las mujeres y hombres siguieron fieles
observadores de sus creencias y prácticas religiosas. Al querer sustituir las
practicas del viejo orden comunitario y consuetudinario por el control extremo,
fortaleció el sistema de dominación masculina. El matrimonio seguía siendo
ampliamente fijado en la tradición, las costumbres y vinculado a un estado
religioso. (Gómez, 2007) Las reformas trajeron consigo 2 procesos: El
fortalecimiento de la autoridad masculina, lo cual provoco la violencia contra las
mujeres y segundo, el distinto proceso de individuación entre los hombres
(estaban más preparados para el cambio) y las mujeres (García, 2006).

Existen otras situaciones que afectan la conceptualización del matrimonio una de


ellas es el adulterio. En épocas antiguas se permitía igualmente a padres,
hermanos y tíos tomar venganza por su propia mano y la iglesia concibió el
adulterio, desde el siglo XII como pecado individual contra la fidelidad y las
obligaciones conyugales (Pesador, 1996), la cual su posición ante este punto fue
más moderada e individualizada y el derecho de hacer justica quedaba en manos
de Dios y la pareja y no de la familia. Por lo tanto daba una mayor independencia
al núcleo de la familia con respecto a la red de parentela. Sin embargo tenía sus
límites ya que la mujeres casadas deberían de ser sumisas, respetar y obedecer al
marido, y la falta de armonía, la insatisfacción y los conflictos no eran motivo de
divorcio o separación (Esteinou, 2008) Para Bejín (1987) , la sumisión aparece
como la expresión femenina del amor conyugal.

La sociedad mexicana durante el siglo XX ha estado caracterizada por un


continuo proceso de modernización (Esteinuou, 2008). La elección de pareja se
daba a una edad más tardía y de elección libre. Al mismo tiempo se les daba más
libertad a los jóvenes, por lo que esta misma inhibición y libertad por parte de las
mujeres se mantenía dentro del matrimonio, el cual tendió a fincar sus bases en la
intimidad y el amor romántico. (Lasch, 1997)
No fue hasta los años 30 cuando se estableció el matrimonio civil, por lo tanto
entre 1930 y 1960 los matrimonios civiles y religiosos aumentaron un 36.7%
(Esteinou, 2008). El matrimonio se concibió como compañerismo (Jamieson 2002
y Giddens !992) y se desarrollo aun mas gracias a la influencia de los movimientos
sexuales libertarios (Esteinou, 2008). El concepto de matrimonio de
compañerismo coincide con el de amor romántico (Richards, 1996)en ambas
situaciones la pareja incorpora la noción de pareja como compañeros, amigos, y
también de compañeros sexuales así como compartir la tarea de ser padres. Todo
esto se desarrollo paulatinamente durante el siglo XX por la fuerte influencia que
ejercía la moral victoriana.

Esteinou (2008) señala la importancia dada al erotismo a partir de la segunda


mitad del siglo xx, la cual transformó la concepción que se tenía del amor, de una
visión eminentemente romántica, de un compañerismo basado en la idealización
del otro, a una visión en donde la sexualidad y sus tensiones, sus acuerdos y
desacuerdos, daban materialidad a las relaciones.

México ha experimentado, particularmente en las décadas de los setenta, ochenta


y noventa, una serie de cambios importantes que han impactado a la nupcialidad,
Esteinou (2008) señala que hoy la mayoría de los mexicanos sigue un patrón de
libre elección del cónyuge y el matrimonio es el principal medio bajo el cual se
forma una familia, la mayoría de las parejas hoy en día tienden a casarse por la
ley civil y religiosa.

Las tasas de divorcio en nuestro país a lo largo del siglo XX han sido bajas. Sin
embargo, han estado aumentando desde los años cincuenta, aún cuando siguen
manteniendo una proporción baja en contraste con otros países. La tendencia
muestra que hay mayores niveles de libertad de las parejas y hay una disminución
del peso de la familia de origen, la religión y la comunidad para mantener unida a
la pareja.

Ahora hombres y mujeres pueden decidir más libremente que antes, romper la
unión.
Esteinou (2008) observa que el divorcio es un fenómeno eminentemente urbano,
lo cual sugiere que está vinculado a procesos de individuación así como también a
cambios culturales importantes, en segundo lugar, el divorcio ocurre más
frecuentemente en las cohortes más jóvenes, lo cual apunta hacia un cambio
cultural entre las generaciones. en tercer lugar, el riesgo de divorcio es mayor
durante los primeros cinco años de matrimonio y, posteriormente, después de los
10 años. En efecto, los divorcios después de los 10 años de matrimonio se han
incrementado en la década de los noventa.

Actualmente las expectativas tradicionales con las que solíamos construir nuestras
relaciones amorosas no pueden seguir ofreciéndonos la respuesta a nuestra
búsqueda de satisfacción dentro de nuestras relaciones; nos encontramos en un
mundo que ofrece demasiada información a través de todos los medios y nos
genera expectativas influidas por los estereotipos con los que diariamente
convivimos (García-Sánchez, 2005).

Para concluir con un breve comentario sobre el futuro de un matrimonio. Las


creencias ortodoxas de que la compatibilidad es indispensable para la felicidad
conyugal y la reducción del conflicto es decisiva para salvar un matrimonio, según
los estudios citados por este autor, (Gottman) es un mito. Lo que determina el
bienestar de una pareja es el balance entre las interacciones emocionales,
positivas y negativas; que los buenos momentos sobrepasen los malos; lo que
importa es el saldo global. Gottman (1995).

Referencias bibliográficas:

David G. Mayers (2005) psicología social ed. McGraw Hill 8va. Edición

CENTRO DE INVESTIGACIÓN EN ALIMENTACIÓN Y DESARROLLO, A.C. Las concepciones de


género y los conflictos en parejas heterosexuales de adultos jóvenes cohabitantes en situación de
pobreza en Hermosillo y Ciudad Obregón POR: EDGAR IVÁN ZAZUETA LUZANILLA TESIS POR
LA COORDINACIÓN DE DESARROLLO REGIONAL

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