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Facultad de Derecho
10 de enero de 2011
Instrucciones:
1. Lea cuidadosamente el caso que sigue a continuación y responda las preguntas que se formula
al final.
2. Sus respuestas deben estar justificadas, expresando las razones de derecho y de hecho que
sirven de fundamento a cada una de sus conclusiones.
3. Para responder el examen tiene tres horas cronológicas.
4. Tiene media hora cronológica para leer el examen y pensar en la mejor forma de responderlo.
No puede empezar a responder antes de la expiración de la media hora. El profesor a cargo del
examen anunciará a viva voz el momento a partir del cual se podrá responder el examen.
Caso:
Hace tiempo que Arturo Álamos buscaba una propiedad como la que le ofreció Benito Barrios. Era
un predio de un tipo y ubicación perfecto para el proyecto que tenía en mente. Había sólo un
problema: el predio no era de Benito, sino de su padre, Bruno. Y Bruno no quería vender. Claro,
podrían haber esperado, porque después de todo Bruno ya tenía 85 años y era sólo cuestión de
tiempo para que falleciera y la propiedad pasara a Benito. De hecho, Benito era el único hijo de
Bruno y sabía que su padre había hecho testamento dejándole todos sus bienes, incluido el fundo El
Cardo. Es más, Benito había conversado acerca de la tentadora oferta de Arturo con su padre, y éste
le había dicho que no tenía problemas con que Benito vendiera a Arturo, pero que él no podía
hacerlo. No podía, porque le había dicho a su mujer, en su lecho de muerte, que no vendería el
predio cuya historia se fundía con la de su familia.
El problema era que Arturo no quería esperar, de modo que decidieron que Benito celebraría con
Arturo un contrato de compraventa de los derechos hereditarios que sobre El Cardo adquiriera
Benito de su padre a la muerte de éste. Arturo, por su parte, se obligaba a pagar la mitad del precio
al momento de celebración del contrato y la otra mitad al momento de inscribirse la propiedad, una
vez que Benito hubiera adquirido el dominio del inmueble. El precio total pactado fue de 100
millones pesos. Arturo, desde luego, exigió que se insertara expresamente la condición resolutoria
de no hacerse dueño Benito dentro de los diez años siguientes a la firma del contrato. Para evitarse
problemas, ambos le pidieron a Bruno una declaración formal de que conocía el contrato entre ellos
y que le parecía bien. Como Bruno no quería vender, pero no tenía objeciones en que Benito lo
hiciera, estuvo de acuerdo. El contrato de compraventa se celebró por escritura pública el 29 de
enero de 2002, y con la misma fecha (en la misma notaría, de hecho, y también por escritura
pública) Bruno hizo la declaración aludida. Al firmar, como habían acordado, Arturo pagó a Benito
50 millones de pesos.
Bruno murió de un cáncer fulminante a la próstata poco después, el 20 de abril. Todo sucedió como
se había previsto. Efectivamente Bruno había testado dejando todos sus bienes a su único hijo,
Benito. Benito aceptó la herencia con beneficio de inventario, porque sabía que su padre tenía
muchas deudas. No fueron pocos los trámites que tuvo que realizar: que la posesión efectiva y su
inscripción, que la inscripción especial de herencia, que la tasación de los bienes y la confección del
inventario, etc. A pesar de todo, Benito cumplió su parte del contrato en lo que a él le pareció muy
poco tiempo, transfiriendo la propiedad del fundo El Cardo a Arturo con fecha 30 de octubre de
2002. A pesar de lo tedioso que esos trámites resultaron para Benito, al menos la tasación
independiente que tuvo que hacer le ratificó que el fundo había sido vendido a un buen precio.
Y lo hizo a tiempo, al menos desde el punto de vista de Arturo. Porque a mediados de 2003 Carlos
Cruz, que en algún momento había sido socio de Bruno en una empresa cuyo resultado estuvo lejos
de ser el mejor, solicitó y obtuvo una medida precautoria sobre los otros inmuebles que
conformaban la herencia de Bruno, alegando tener un crédito en contra de éste que, en realidad,
superaba con creces el valor de esos inmuebles. Poco después Cruz inició un juicio ordinario en
contra de Benito, demandando la nada despreciable suma de 1.750 millones de pesos.
Arturo, por su parte, descubrió que un sector del predio que había adquirido tenía un potencial
turístico del que no estaba consciente. Lo descubrió porque Dean Dennis, un inversionista
australiano, le ofreció comprarle un tercio de El Cardo para eso. Los 100 millones de pesos
ofrecidos por Mr Dennis por un tercio de El Cardo eran el mismo precio que Arturo había pagado
por el total, por lo que no tardó mucho en aceptar. El contrato entre Mr Dennis y Arturo se celebró
el 15 de septiembre de 2003, y ambos concurrieron al conservador a solicitar la inscripción al día
siguiente.
La razón por la que Arturo había aceptado tan rápidamente la oferta de Mr Dennis era no sólo el
atractivo precio, sino también el hecho de que la parte que a Mr Dennis le interesaba no era la que
había llevado a Arturo a comprar el predio. La razón por la que había comprado el predio era que un
sector de él, distinto del que había vendido, tenía una tierra especialmente adecuada para la
producción de arándanos, que él estaba seguro sería un espléndido negocio. Él calculaba que para
hacer rendir el predio conforme a su justa capacidad era necesaria una inversión de 50 millones de
pesos y que, hecha esta inversión, podía esperar un retorno de 20 millones de pesos al año. Claro
que él nunca había sido del tipo de personas que se fijan una meta y la persiguen incansablemente
hasta lograrla. Aunque el plan que tenía podría haberse llevado a efecto en el momento en que
adquirió el predio, Arturo dejó pasar en realidad sin razón alguna, tres años antes de comenzar con
las inversiones, que en definitiva alcanzaron a los 70 millones de pesos. Sólo en 2006 comenzó a
explotar el predio, y la primera cosecha fue, entonces, en 2008. El resultado fue auspicioso: su
utilidad ese año también superó sus expectativas, llegando a los 30 millones de pesos. Los expertos,
por su parte, pronosticaban que el buen precio del arándano se mantendría, por lo que esa buena
noticia parecía ser relativamente estable en los años venideros.
Como para la producción la superficie útil era solamente el tercio que en ese momento estaba
explotando, Arturo decidió ofrecer el tercio restante a Mr Dennis. El negocio de Mr Dennis había
crecido más de lo previsto, y resultaba entonces atractivo para él poder expandirse a ese nuevo
predio. Como a ambos les resultaba especialmente conveniente, no fue difícil que llegaran a un
acuerdo. El 9 de noviembre de 2007 Arturo vendió a Mr Dennis la parte restante del predio, esta vez
en 120 millones de pesos. El comprador se encargó de inscribir la compraventa, lo que obtuvo con
fecha 12 diciembre de 2007.
Ahora bien, en octubre de ese año Benito, junto su hijo Ernesto y la hija de éste, Gabriela1, sufrieron
un trágico accidente automovilístico. En él Ernesto murió instantáneamente y Benito estuvo una
angustiosa semana debatiéndose entre la vida y la muerte, para finalmente sucumbir. Gabriela, hija
1
En el examen decía ‘Francisca’ en vez de ‘Gabriela’. El error fue advertido y corregido oportunamente.
única de Ernesto y Francisca (con quien Ernesto estaba casado en sociedad conyugal), quedó
gravemente herida y de hecho su rehabilitación completa tardó aproximadamente un año. El
accidente fue un golpe brutal para Esteban y Enrique, de 20 y 22 años respectivamente, los otros
dos hijos de Benito. Y fue un golpe brutal no sólo en sentido emocional, sino también económico.
En efecto, a pesar de su edad Esteban y Enrique siempre habían vivido a expensas de su padre. En
el ejercicio de su profesión Benito era capaz de producir una cantidad considerable de recursos, que
les permitía vivir de modo más que adecuado. Pero precisamente por eso, la familia consumía
prácticamente todo lo que Benito producía. Además antes de morir, Benito había dilapidado lo que
había recibido de Arturo. Carlos Cruz, que en el intertanto había obtenido una sentencia que
ordenaba a la sucesión de Bruno Barrios pagar la suma de 1000 millones de pesos, había realizado
todos los otros bienes inmuebles que Benito había recibido en herencia de su padre, pese a lo cual
todavía quedaba un saldo insoluto de 250 millones de pesos. Por consiguiente Enrique y Esteban no
sólo debían ahora mantenerse a sí mismos, sino adicionalmente no recibieron nada de valor
significativo en herencia de su padre.
Preguntas:
1. Refiérase a la razón o razones jurídicas que pudiera existir para impugnar la validez de la
compraventa entre Benito y Arturo. Identifique las correspondientes acciones y examine
si los interesados en dicha impugnación están o no legitimados para impetrarlas.
Justifique adecuadamente su respuesta.
b) Titulares de la acción
i. Art. 1683 CC: el juez debe declararla porque aparece de manifiesto en el acto o
contrato (declaración de Bruno insertada en el contrato, especificación del objeto de la
compraventa), y puede también ser pedida por todo aquel que tenga interés “actual y
pecuniario”:
ii. Carlos Cruz: es un tercero respecto del contrato, puede obtener de la declaración de
nulidad consecuencias patrimonialmente beneficiosas: el Fundo El Carlo vuelve a
propiedad de la sucesión de Bruno y Carlos Cruz es acreedor de esa sucesión, puede
hacerse del bien para pagar el saldo insoluto de su crédito (250 millones).
iii. Ninguna de las partes del contrato (Benito y Arturo) pueden deducir la acción, porque
celebraron el contrato “debiendo saber” el vicio de nulidad absoluta por objeto ilícito
que lo invalidaba.
Bonus: el art. 8° CC establece una ficción de conocimiento de la ley, las partes
no pueden invocar un error de derecho consistente en que ignoraban que los
pactos de sucesión futura estaban prohibidos por ley.
iv. Situación de los herederos de Benito: a su respecto la doctrina está dividida. Algunos
defienden la comunicabilidad de la imposibilidad de accionar, otros sostienen que el
heredero tiene un interés propio, como persona natural, que es distinto de su interés en
tanto heredero, que lo habilita para ir de nulidad.
Bonus: argumentos: 1° tesis: interpretación contrario sensu art. 1684 en relación
con 1683 CC, hay comunicabilidad porque solo adquieren los derechos y acciones
de su causante les transmite; 2° tesis la sanción al causante es por mala fe, y las
sanciones son estrictamente personales.
b) Titularidad:
i. Sólo pueden interponerla quienes sufran la lesión enorme, sean comprador o vendedor,
según los casos: art. 1889 CC.
ii. En 1° compraventa puede omitir titulares si sostiene que no hay lesión enorme.
iii. En 2° compraventa, si sostiene lesión enorme, debe ser reconocer titularidad de
Dennis.
iv. En la 3° compraventa, si sostiene lesión enorme, debe reconocer titularidad de Dennis.
Si sostiene que justo precio es 400 millones, se evaluará consistencia y debe reconocer
titularidad de Arturo.
v. En ninguno de los tres casos Carlos Cruz puede ejercer la acción. Ni en la 2° ni en la 3°
compraventa pueden ejercer la acción los herederos de Benito
3. Analice las consecuencias jurídicas que se seguirían respecto de cada uno de los
involucrados del hecho de que las acciones que usted ha identificado en las preguntas 1 y 2
fueran acogidas. Justifique adecuadamente su respuesta.