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Artículo 921°.

- Todo poseedor de muebles inscritos y de inmuebles puede utilizar las


acciones posesorias y los interdictos. Si su posesión es de más de un año puede
rechazar los interdictos que se promuevan contra él.

La situación jurídica posesoria, reconocida y protegida por el Código Civil, puede verse
afectada por circunstancias negativas que limiten, restrinjan o impidan el ejercicio del
poder de hecho sobre un bien. Es por esta causa que el ordenamiento jurídico permite la
tutela posesoria en la vía judicial mediante procesos regulados por el Código Procesal
Civil y la tutela posesoria extrajudicial, que en realidad constituye una forma de
autotutela, ya analizada previamente.

Es rasgo fundamental de la posesión entendida como ius possessionis o derecho de


poseer1, el ser protegida, dado los efectos jurídicos e intereses jurídicos relevantes que
origina y que son dignos de tutela. Esta protección a nivel judicial, a algo que no
necesariamente es definido como un derecho real ordinario, puede resultar confusa, sin
embargo es esencial.

En este sentido, cabe preguntarse por qué un hecho carente, en muchos casos, de una
necesaria justificación jurídica puede obtener una defensa tan expeditiva y contundente.
Trabuchi2 ensaya algunas razones para ello:

1. Aquel que se encuentra en una situación de hecho podrá ejercitar determinados


poderes de acuerdo a ley, por lo que la misma le atribuye su protección,
consistente en el mantenimiento o retorno al statu quo posesorio, hasta tanto no
se demuestre su contradicción con un derecho ajeno.
2. La paz social, dice los ordenamientos progresivos, se obtiene reconociendo a cada
persona aquello que le corresponde según el derecho. Pero si la tutela jurídica se
concediese solamente después de demostrarse permanentemente (probatio
diabolica) el fundamento perfecto e incuestionable de cada pretensión, en la
práctica tal protección resultaría ineficaz e insuficiente. Por eso existe la necesidad
de una tutela más simple y rápida en interés de la sociedad y de los mismos
titulares.
3. La tutela posesoria supone satisfacer un interés social: el reconocimiento a las
partes de su derecho por quietud social. No puede reconocerse el derecho de hacer
justicia por mano propia por mas loable que sea la finalidad. Precisamente para
evitar violencias y atropellos es por lo que la tutela protege un estado de hecho
con la fuerza del derecho. Así, la finalidad de la defensa posesoria judicial es la
devolver las cosas al estado en que se encontraba antes de la modificación del
orden existente, hasta que el interesado en una vía ordinaría pueda demostrar su
derecho.
4. Esta es una tutela provisional que no debe confundirse con la que pudiera
corresponder a un verdadero análisis de los derechos o titularidades que se hallen
detrás y que pueden ser perfectamente legítimos.
1
Situación jurídica de ventaja activa que surge del solo hecho de ejercer un control directo y exclusivo
sobre un bien mueble o inmueble.
2
TRABUCCHI, Alberto. Instituciones de derecho civil. Tomo I. Madrid: Revista de derecho privado.
pp.447-450.
El propietario o el titular de un derecho real conviviente con la posesión, tienen siempre
el llamado “derecho a poseer” o ius possidendi, el mismo que le otorga a la persona la
facultad de poseer y exigir poseer, independientemente de que sea o no el poseedor de
facto. Pero si además se encuentra en posesión real también gozará del ius possesssionis,
pudiendo obtener un defensa expeditiva con la simple constatación del estado en que
consiste su posesión, sin tener que probar, con las dificultades del caso, el título de su
derecho.

Para el ejercicio del derecho de acción en materia posesoria es indispensable en primer


lugar ser poseedor, en el sentido del sujeto que ejerce el control de facto de un bien, en
cualquiera de sus categorías. Doctrina nacional sostiene acertadamente: “Con relación a
la defensa judicial de la posesión, todo poseedor, inclusive los ilegítimos gozan de
protección judicial. Imaginemos un usurpador, el cual obviamente es un poseedor
ilegítimo. Este usurpador es despojado. Sin perjuicio de la defensa personal, puede
recurrir también a un interdicto de recobrar o de despojo, en el cual si prueba que poseía
y que fue despojado, la sentencia debe restituirle la posesión que venía ejerciendo sin
analizar su legitimidad o ilegitimidad. Por cierto después habrá probablemente un juicio
de derecho en el que el usurpador será vencido si el demandante prueba que goza del
derecho de propiedad o que tiene derecho de posesión.”3

Por tanto, otras categorías estudiadas al analizar la posesión como el detentador o tenedor,
el servidor de la posesión o quienes tienen relación con el bien por motivos de actos de
tolerancia, no pueden acudir a este tipo de tutela jurisdiccional.

Otro tema importante a analizar es que la defensa posesoria judicial solo puede ser
ejercida respecto de muebles inscritos y de inmuebles. Respecto a inmuebles, sobre todos
los predios y las construcciones sobre los mismos (casas o departamentos), no se
presentan mayores dificultades, es más, es ahí donde se presentan los supuestos
paradigmáticos de la defensa posesoria.

Respecto a los bienes muebles inscritos, Gonzales Barrón sostienen que la inclusión de
estos como objeto de la defensa posesoria resulta irrelevante a nivel práctico, pues no se
conoce procesos de tutela respecto de autos, buques o aeronaves. Más bien, es mucho
más eficiente en estos casos la protección brindada por la tutela penal prevista en los
delitos contra el patrimonio.4

Sin embargo, cabe hacer algunas precisiones en este tema. Al exigir el Código civil que
el bien mueble poseído y objeto de la tutela judicial sea inscrito, no está solicitando como
requisito para ejercer la acción que el dominio se encuentre registrado a nombre del
poseedor, sino que simplemente este se encuentre matriculado, tal vez a nombre de otro
en calidad propietario. 5

3
AVENDAÑO, Jorge y AVENDAÑO, Francisco. Derechos Reales. Lima: Fondo Editorial de la PUCP,
2017, p. 41.
4
GONZALES BARRÓN, Gunther. Tratado de Derechos Reales. Lima: Jurista, Tomo I. p 616
5
Es importante señalar que el articulo Artículo 912º del Código Civil establece que el poseedor es reputado
propietario, mientras no se pruebe lo contrario. Esta presunción no puede oponerla el poseedor inmediato
En esta misma línea, cabe precisar que los registros públicos regulan la inscripción de
bienes muebles en base a cuatro registros: vehicular, mobiliario de contratos, de naves y
aeronaves, y de embarcaciones pesqueras y buques. Es evidente, que las naves registradas
pueden ser objeto de defensa posesoria, sin embargo, no queda claro qué sucede con
aquellos bienes inscritos como parte de un contrato registrado (por ejemplo: uno de
garantía mobiliaria), ¿podrían ser objeto de defensa posesoria judicial? La respuesta, a
nuestro entender, es negativa pues creemos que el objeto de la norma solo abarca a los
bienes muebles cuyo registro se haga en un sistema de folio real, mas no de contratos,
pues dentro de ellos los bienes objetos de posesión resultarían de difícil determinación.

Acciones posesorias e Interdictos. ¿Conceptos diferentes?

Existe una permanente controversia en la doctrina nacional sobre si ambos conceptos


tienen significados diferentes o en realidad corresponde a un solo tipo de acción. La
doctrina alemana, por ejemplo, hace diferencia entre los conceptos de petiitorium que es
la exigencia y la acción del propietario para que se le entregue la cosa y possesorium que
es la acción del poseedor, que hemos descrito antes, para que se le restituya la posesión o
se eviten las perturbaciones.6

Jorge y Francisco Avendaño sostienen que según una posición de la doctrina, las acciones
posesorias son el género y los interdictos son la especie, es decir, un tipo especial de
acciones posesorias en las que no se discute el “derecho a poseer”. Mientras tanto, otra
facción, señala que si bien ambas acciones protegen la posesión, en las acciones
posesorias se discute siempre el “derecho a poseer”, mientras que en los interdictos no.
En las primeras se ampara a quien tiene derecho a poseer, es decir, al poseedor legítimo
y en la segunda se ampara al poseedor, así no tenga derecho a poseer.

Los destacados profesores continuan diciendo: “Hay diversos casos de poseedores


legítimos-con derecho a poseer- pero que sin embargo no son propietarios. Por ejemplo
un usufructuario con título y con derecho, a quienes se ha desalojado o por la razón que
fuere o no se lo permite entrar a poseer el bien materia de usufructo. Este usufructuario,
si ha suido despojado, puede sin duda recurrir a un interdicto, pero también puede
promover a una acción posesoria en la cual discuta su derecho a poseer. Otro ejemplo
es del arrendatario, también con título y derecho, a quien se priva o cuestiona su
posesión. Puede recurrir a la acción posesoria, que es el juicio de derecho”.7

En esa misma línea, Ramírez Cruz defiende con intensidad la distinción entre interdictos
y acciones posesorias al sostener que “está claro que acción posesoria e interdicto son
temas distintos. El Código Civil ( art.921) habla de ambos. Ello no obstante, no hay, no

al poseedor mediato, como tampoco puede oponerse al propietario con derecho inscrito. Esto quiere decir
que todo poseedor de bienes muebles no inscritos (si están inscritos se supone la existencia de un propietario
registrado) y que no haya sido objeto de un enfrentamiento respecto de la posesión con alguien que alega
tener derecho inscrito, sigue reputándose propietario. Un propietario - poseedor que no cuenta con
interdictos o acciones posesorias para defender su posesión y al que solo le quedaría aspirar a la acción
reivindicatoria ante el despojo de un tercero. Sin embargo, carecería de procedimientos legales para
enfrentarse a actos de perturbación.
6
HENDEMMAN, J.W. Derechos Reales. Madrid. Revista de Derecho privado, Tomo II, 1955, p 69
7
AVENDAÑO, Jorge y AVENDAÑO, Francisco. op. cit., p. 42
existen mas acciones posesorias que los interdictos, lo cual se corrobora con el Código
Procesal Civil, que solo legisla nominativamente a los últimos, si bien deja abierta la
posibilidad de recurrir a la acción posesoria cuando, fuera el plazo de un año el
demandante puede ejercer su derecho a la posesión en un proceso de conocimiento” Pero
además incluye dentro de las segundas a la llamada acción publiciana, discutida figura,
no regulada por nuestro ordenamiento, que inicialmente surgió como la acción concedida
a todo despojado que hubiese contado con una posesión ad usucapionen de buena fe pero
que al haber perdido la posesión ya no tuviese la protección de los interdictos. 8. Una
acción para favorecer al poseedor que se encuentra a punto de adquirir la propiedad por
prescripción adquisitiva y que en el fondo busca devolver la posesión a este para
completar el plazo prescriptorio exigido por ley. 9

Otro doctrinario que se suma a los defensores de una visión bipartita de los conceptos de
acción posesoria e interdicto es Arias Schreiber quien para ello recurre a las siguientes
razones10:

8
Esta acción ha mutado contemporáneamente a una que supone la existencia de un mejor derecho de
posesión del demandante sobre el poseedor demandado, tal como dice Sánchez Roman: “es la acción real
que compete al poseedor civil de una cosa contra el que la posea sin título o con otro, pero con menos
derecho, para que le sea devuelta la cosa con sus frutos acciones y abono de menoscabo”. Citado por
GONZALES POVEDA, Pedro. Acciones protectoras del dominio y de la posesión. Barcelona: Bosch,
2002, p 245. He ahí lo discutible, quien pretende acceder a la prescripción en el mejor de los casos tiene un
título ilegitimo que precisamente desea “sanear” con la usucapión. El plantear que tiene un mejor derecho
de posesión que otro resulta, en ese sentido, contradictorio. Por otro lado, no existe un “mejor derecho de
posesión”, ya que este se trata de una situación jurídica real, fáctica, única y exclusiva sobre un bien, y no
un derecho a priori.
9
RAMIREZ CRUZ, Eugenio. Tratado de derechos reales. Tomo I. Lima: Rhodas, 2004, p 481. El autor
Incluso plantea una diferenciación entre acción reinvindicatoria, los interdictos y la acción publiciana, en
los siguientes términos:
1. El Interdicto tutela la posesión actual y no material, como ‘’hecho’’ (fundamentalmente, si bien no
exclusivamente), no interesando que la posesión no llegue al año. Por eso es protegido el que posee a
nombre distinto de dueño (el tenedor, en la terminología clásica). La acción publiciana es una acción
posesoria (la acción posesoria por excelencia), real también, que defiende a quien ha sido despojado del
bien y cuya desposesión supera el año (C.P.C. art. 601): su objeto es pues la restitución del bien. La acción
reivindicatoria es la acción del propietario no poseedor contra el poseedor no propietario. Su propósito es
la devolución del bien con sus respectivos frutos y accesorios (si es de mala fe).
2. El interdicto se tramita como proceso sumarísimo, en consecuencia, implicas un fallo de carácter
provisional (referido a la posesión actual, mas no el derecho posesorio); la acción publiciana, en cambio,
sustánciase como proceso de conocimiento, es decir, pleno, y concluye con una sentencia que es cosa
juzgada en materia de posesión. Pero no es propiamente petitoria, como la rei vindicatio, que se refiere al
derecho de propiedad.
3. El interdicto prescribe al año de ejecutarse los hechos antiposesorios, la acción publiciana no (C.P.C.,
art. 601 in fine)., porque ni el Código Civil (art. 921) ni el Código procesal (art. citado) le señalan plazo
extintivo, en eso esta última se parece a la acción reivindicatoria que es imprescriptible (C.C. art. 927).
4. La acción reivindicatoria defiende la posesión del propietario, la acción publiciana, la posesión solo de
quien tiene mejor derecho a poseer (ius possidendi), no necesariamente el dueño (poseedor ad usucapionem,
con justo título y buena fe); el interdicto tutela la posesión actual, fáctica y material (en principio), o sea
como ius possessionis.
10
ARIAS SCHEREIBER PEZET, Max. Exegesis del Código Civil Peruano de 1984. Tomo III., 2011,
Lima: Normas Legales. p.138
1. Existe una tendencia general que se advierte en la legislación y en la doctrina, que
diferencia las acciones posesorias de los interdictos y señala a las primeras una
función cautelar del derecho de la posesión y a los segundos, la de proteger a la
posesión en sí misma, esto es como un hecho, independientemente de todo
derecho que se pueda tener a ella.
2. El artículo 921°, como sucedía también con el artículo 831 del Código Civil de
1936, hace clara y expresa mención de una y otra medida. La conjunción
copulativa ‘’y’’, que media entre las acciones posesorias y los interdictos no está
indicando la calidad distinta de ambos.
3. La dualidad representa una ventaja, pues de acuerdo con las circunstancias el
poseedor interpone para defender su posición un interdicto, o una acción
posesoria.

Por otro lado el procesalista argentino Hugo Alsina sostiene que “los interdictos son
procedimientos sumarios para la protección de la posesión naturalis, es decir, de la
|posesión considerada exclusivamente en su aspecto exterior, por lo que representa el
corpus posesorio, que tanto lo tiene el poseedor como el detentador (…) el vencido en el
interdicto puede recurrir a la acción posesoria, y si fuese vencido en ella, le queda abierto
el camino del petitorio, porque en el interdicto solo se juzga el hecho de la posesión, en
la acción posesoria el derecho de la posesión y en el petitorio el derecho a la
propiedad.11”

El profesor Gunter Gonzales sostiene una posición diferente a la planteada por los
expertos antes citados. Manifiesta que “si la posesión se regula como una relación de
hecho que permite al sujeto controlar el bien y excluirlo del poder de terceros entonces
no se comprende cómo se puede hablar de una acción posesoria ordinaria , destinada a
tutelar el ius possidendi12” o derecho a poseer por quien tiene una titularidad para ello.

Efectivamente, la figura de la protección posesoria solo puede ser comprendida


jurídicamente a partir de los mecanismos de tutela existentes y que se gatillan por el solo
hecho de la posesión. Estos mecanismos protectores no exigen títulos, pues solo se
refieren al derecho de poseer. Si trocáramos la concepción del fenómeno posesorio y lo
redujéramos a parte del contenido de un derecho (una facultad o potencialidad ejercible
o no) entonces perdería su independencia conceptual al ser absorbido por la titularidad
subjetiva.

De esta forma, la llamada por parte de la doctrina acción posesoria ordinaria no protegería
la posesión sino más bien, al igual que la acción reinvindicatoria, los derechos en donde
la posesión sea parte de su contenido. La protección tendría un objeto directo distinto
como la propiedad, el usufructo, la superficie o cualquier otro derecho real; mientras que
solo indirectamente se buscaría conseguir la posesión. Es errónea por tanto la aceptación
de una acción posesoria cuya tutela no sea un hecho, sino las consecuencias de un
derecho.

11
ALSINA, Hugo. Tratado teórico practico de derecho procesal civil y comercial. Tomo II. Buenos Aires:
Ediar, 1963, pp. 456 – 457.
12
GONZALES BARRON, Gunther. Op. cit. p.649
Esto significa, según nuestro entender, que el artículo 921° en la práctica solo se refiere
a las acciones interdictales, las mismas que son reguladas al detalle en el Código Procesal
Civil. Sin embargo el mismo profesor Gonzales Barrón sostiene que, en todo caso, la
acción posesoria a la que podría referirse el artículo 921° sería el desalojo regulado en el
artículo 585° y subsiguientes del Código Procesal Civil. Sostiene el desataco tratadista
nacional que “el desalojo es un típico instrumento de tutela de aquellas situaciones
jurídicas de las cuales existe un sujeto con el derecho de exigir la restitución del bien
mientras que por otro lado existe un sujeto obligado a la restitución siempre por virtud
y efecto de un título temporal”13.El desalojo entonces es una típica acción posesoria,
puesto que defiende la situación de un poseedor, en este caso mediato. Es importante
recalcar que el desalojo protege la situación jurídica del poseedor, y no la del propietario;
y si bien es cierto que ambas calidades pueden coincidir en el demandante, ello no enerva
la acción, pues sea propietario o no, la restitución favorece a quien ejerce la posesión
mediata

Esta posición además se condice con lo establecido por la Corte Suprema en materia de
desalojo en el Cuarto Pleno Casatorio: “Interpretar el artículo 585° del Código Procesal
Civil, en el sentido que por “restitución” del bien se debe entender como entrega de la
posesión que protege el artículo 911° del Código Civil, para garantizar al sujeto a quien
corresponde dicho derecho a ejercer el pleno disfrute del mismo, independientemente si
es que es propietario o no.” De esta forma, es evidente que en el proceso de desalojo, que
constituye una acción posesoria (pues en ella no se discute la solidez del derecho real
alegado como fundamento de la exigencia de restitución) el demandante debe probar tener
un título que le permita poseer el bien que no ocupa, es decir, un título que acredite su
derecho a poseer o ius possidendi, derivado, precisamente de una titularidad principal en
la que la posesión forma parte de su contenido.

En síntesis, tendríamos como acciones que buscan recuperar las posesión: a) la acción
reinvindicatoria, que compete solo al propietario, b) los interdictos que competen solo a
los poseedores de hecho, es decir como un sistema de protección a aquellos que tienen el
derecho de poseer y c) el desalojo, que sería la acción posesoria para quienes son titulares
del derecho a poseer (por ejemplo un usufructuario, un arrendatario, pero también el
mismo propietario).

Interdicto de retener e interdicto de recobrar

El artículo 921° reconoce a los interdictos como acciones posesorias en defensa de la


posesión. Su desarrollo normativo a precisión se da en el Código Procesal Civil (artículo
597° y siguientes). Aquí nos referiremos a algunos aspectos básicos de esta institución
desde la perspectiva sustantiva.

Los interdictos, en resumen, son acciones posesorias que se ejercitan a través de un


proceso sumarísimo, y que tutelan la posesión cuando esta ha sido perturbada o despojada.

13
Ibid., p. 650
Esta acción tiene como finalidad el cese de la mencionada perturbación o la recuperación
de la posesión.

Debido a que el interdicto tutela la posesión en sí misma, en el proceso la parte afectada


sólo deberá probar o acreditar la posesión vigente y el acto perturbatorio, sin importar si
su posesión carece de legitimidad o de buena fe. Las resoluciones judiciales en procesos
de interdictos concluyen con una resolución provisional, pues posteriormente la posesión
defendida puede ser cuestionada por quien considere tener acceso a ella en base a un titulo
jurídico.

Valdecasas sostiene que la lesión de la posesión que sirve de base al ejercicio del
interdicto consiste en una alteración del estado de hecho posesorio realizada por alguien
sin o contra la voluntad del poseedor y sin estar por el ordenamiento jurídico para
realizarla. La lesión puede implicar o no privación de la posesión, en el primer caso
existe despojo, en el segundo perturbación14

El artículo 598° del Código Procesal Civil sostiene que todo aquel que se considere
perturbado o despojado en su posesión puede utilizar los interdictos, incluso contra
quienes ostenten otros derechos reales de distinta naturaleza sobre el bien objeto de la
perturbación. A partir de este enunciado positivo podemos colegir que en nuestro sistema
existen dos interdictos, uno para los actos de perturbación de la posesión y otra contra el
despojo. Ciertamente lo que la doctrina ha llamado interdicto de recobrar e interdicto de
retener

Interdicto de recobrar

También conocido como el interdicto de despojo o de reintegración, puede ser ejercitado


procesalmente por el poseedor despojado o desposeído, que busca que se le recupere,
reponga o restituya la posesión. El Código Procesal Civil vigente establece en su artículo
603° que este interdicto “procede cuando el poseedor es despojado de su posesión,
siempre que no haya mediado proceso previo”.

¿Qué es el despojo? Es todo acto unilateral de tercero, con violencia o sin ella, que priva
de la posesión a quien venía ejerciéndola, sin que medie la voluntad, asentimiento o
tradición del poseedor afectado, o en el peor de los casos, en contra de su voluntad. No
comete despojo quien se niega a restituir una cosa a su anterior poseedor quien la había
perdido involuntariamente. El despojo además no requiere de una causa o finalidad, pues
el despojante puede tomar el bien para abandonarlo después.

Ramírez Cruz, enumera los elementos requeridos para la eficacia de este interdicto: a)
desapoderamiento o despojo del bien, sea por violencia, clandestinidad, engaño, astucia,
abuso de confianza, usurpación y, en general, cualquier hecho o acto que origine la
privación de la tenencia del bien mueble o inmueble, b) privación real, material, efectiva,

14
VALDECASAS, Guillermo. La posesión. Granada: Comares, 1987, p.77.
c) que el despojante releve al despojado en el goce del bien y d) que no haya existido
proceso previo, que ordene la desposesión o desalojo del bien.15

Interdicto de retener

Este interdicto responde a los denominados actos perturbatorios de la posesión y tal como
está regulado en nuestra legislación recoge otros interdictos que la doctrina y
legislaciones extranjeras han tratado de manera distinta como el interdicto de obra nueva
y el interdicto de obra ruinosa. Así lo establece el artículo 606° del Código Procesal Civil
con este tenor: “La perturbación puede consistir en actos materiales o de otra naturaleza
como la ejecución de obras o la existencia de construcciones en estado ruinoso. Si así
fuera, la pretensión consistirá en la suspensión de la continuación de la obra o la
destrucción de lo edificado, aunque se pueden acumular ambas pretensiones. En todos los
casos, la pretensión consistirá en el cese de estos actos”.
La perturbación o inquietación es cualquier restricción, alteración o turbación de la
situación posesoria; “por tanto, es una molestia en su actividad de goce o un cambio de
la situación de hecho que le impide ejercer la posesión como lo venía realizando antes,
o que la hace más incómoda, difícil, gravosa o restrictiva respecto del modo de ejercicio
anterior”16
Diez Picazo sostiene que el poseedor se ve perturbado en su posesión:
1. Cuando se han realizado actos que entrañan una tentativa de despojarlo.
2. Cuando el poseedor siente un temor radical y fundado en motivos serios para
creer que el despojo se producirá
3. Cuando un tercero , sin derecho para ello, realiza actos que sin privar al poseedor
de su posesión , merman la libertad del fundo (por ejemplo el paso)17
Y precisamente, dentro de los actos de perturbación podemos comprender también a las
llamadas inmisiones originadas por relaciones de vecindad. Las inmisiones son hechos
que pervierten las relaciones de vecindad pues se basan en el principio que nadie puede
hacer en lo suyo aquello que proyecte consecuencias negativas en lo ajeno Se trata de
“una perturbación posesoria de carácter indirecto que, sin disputar la tenencia completa
y material del bien, proyecta influencias sobre el mismo de tal naturaleza que le impiden,
le dificultan o le hacen incómodo a su titular el ejercicio de actos posesorios sobre el
mismo producto de la acción de un tercero sobre sus propios bienes”18.Ejemplo de
inmisiones son: los ruidos excesivos o las emanaciones de olores alejados de la
normalidad o necesidad del entorno,
La perturbación puede impedir totalmente el ejercicio de actos posesorios en el inmueble,
como por ejemplo frente a una contaminación con material radioactivo o una inundación
permanentemente. También pueden simplemente dificultar el ejercicio de actos

15
RAMIREZ CRUZ, Eugenio. Op. cit., pp. 522-523
16
GONZALES BARRON, Gunther. Op. cit. p. 639
17
DIEZ PICAZO, Luis. Fundamentos del derecho civil patrimonial. Tomo II. Madrid: Thomson Reuters,
2007 2007, p. 652.
18
AMUNÁTEGUI PERELLÓ, Carlos “Hacia un concepto de Inmisiones en el Derecho chileno” En:
Revista Chilena de Derecho, vol. 40, Nº 1, 2013, p. 43
posesorios dirigidos a la explotación económica del bien o simplemente a servirse del
mismo según su destino natural. Imposibilitar el ejercicio de estos actos posesorios es
afectar la posesión del bien, como también hacerla gravosa o incómoda, en los términos
del artículo puesto que el efecto de este tipo de actos dificultar al titular del mismo el
pleno ejercicio de su propiedad19
Es conveniente precisar, sin embargo, ue el uso normal de las cosas no engendra una
inquietación, aun cuando un poseedor pueda experimentar alguna molestia. Hernández
Gil sostiene al respecto que “así como los actos meramente tolerados en el sentido de
obedecer a una condescendencia del poseedor susceptible de hacerla cesar no entrañan
una inquietación, así los actos que se han de tolerar en las relaciones de vecindad, como
las inmisiones naturales, tampoco son transformables en inquietación”20, inquietación
susceptible de un interdicto de retener.
La teoría de la inmisión es acogida en nuestro país por el artículo 961 del Código Civil
que establece que el propietario, en ejercicio de su derecho y especialmente en su trabajo
de explotación industrial, debe abstenerse de perjudicar las propiedades contiguas o
vecinas, la seguridad, el sosiego y la salud de sus habitantes. Están prohibidos los humos,
hollines, emanaciones, ruidos, trepidaciones y molestias análogas que excedan de la
tolerancia que mutuamente se deben los vecinos en atención a las circunstancias
Rechazo de los interdictos
La última parte del artículo (limitado evidentemente al interdicto de recobrar) en la que
se establece que “si la posesión es de más de un año puede rechazar los interdictos que se
promuevan contra él”, implica que los poseedores poco diligentes que no recurren a la
via interdictal de forma inmediata ante un acto de despojo ciertamente dejan abierta la
posibilidad de reconocer a un nuevo poseedor de facto, a alguien que será tutelado luego
de principiar su posesión y mantenerla por un año
Sin embargo, estos poseedores despojados no quedan totalmente desamparados pues
tienen la opción de recurrir a otro tipo de procesos, en los que podrán reclamar la posesión
pero a partir de demostrar su derecho a poseer, esto es una titularidad eficaz que contenga
a la posesión como parte del derecho subjetivo. Arias Schereiber nos dice al respecto: “se
goza así de un medio de defensa procesal más seguro, pues los demandantes se ven en
obligados a interponer sus reclamaciones en la vía ordinaria, con mayores posibilidades
probatorias y con términos mas extensos”. 21

19
Ibid., p. 74. Sostiene el autor que no cabe hablar de inmisiones cuando no se ha ocasionado una
perturbación posesoria real, es decir, cuando lo pretendidamente lesionado es simplemente una expectativa
y no la esfera interna del derecho. Asi mismo, precisa que “la esencia de las inmisiones es consistir en una
perturbación posesoria. Si esta no se da, no tiene sentido siquiera hablar de inmisiones. Todo lo que invada
las fronteras del predio sin causar molestias, como un aeroplano que lo sobrevuela o las ondas de radio que
lo atraviesan, no tiene el carácter de inmisión justamente porque no produce perturbación posesoria alguna.
Antes de entrar a analizar si existe inmisión en un caso concreto debe plantearse si la penetración que se
realiza en los lindes de un bien tiene la virtualidad de producir una turbación en la posesión del mismo”
20
HERNANDEZ GIL, Antonio. La posesión como institución jurídica y social. Madrid: Espasa Calpe, 1987, p.633
21
ARIAS SCHEREIBER PEZET, Max. Op. cit. , p 140

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