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¿Por qué van unidos cuerpo y mente en el deseo de tener hijos?

En primer lugar, porque el "querer" pertenece al mundo del deseo, de lo afectivo, de la


voluntad, del pensamiento. Sin el pensamiento no podemos actuar. Con el pensamiento
funcionamos en el mundo laboral, familiar y personal. Pensamos y luego actuamos.
Cuando la pareja piensa en "ir a por el niño" se ponen en marcha un sinfín de expectativas,
emociones y pensamientos acerca de cuándo se dará el acontecimiento, el mes, el horóscopo
que tendrá, si nacerá en verano o en invierno, si en un buen momento laboral o
previsiblemente incómodo, incluso los nombres de los bebés empiezan a buscarse, además
de la elección de los días supuestamente más fértiles para conseguir el embarazo deseado.
Los primeros meses en los que no sucede el embarazo, los pensamientos son positivos,
todos saben que no siempre se consigue al primer mes, en realidad dependiendo de la edad
de la mujer, existe diferente grado de probabilidad de embarazo por mes y, por lo tanto, por
año. Sin embargo, las emociones como la ilusión, la alegría, y sobretodo la esperanza, están
a flor de piel mes tras mes en espera del embarazo deseado. Como vemos, en el querer
tener hijos la mente juega un papel importante.
En segundo lugar y como señala la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia
(FIGO), la esterilidad es "El padecimiento que aqueja a parejas que no consiguen hijos de
forma natural a los dos años de relaciones sexuales normales". Esta definición médica de
esterilidad deja claro que existe un sufrimiento o padecimiento en las personas con
problemas de fertilidad. Las causas de la infertilidad pueden ser de origen femenino,
masculino, mixtas y desconocido. En este último caso, determinadas alteraciones
emocionales como niveles elevados de estrés, ansiedad, etc. pueden estar afectando la
fertilidad. Cuando el origen es cualquiera de los anteriores, los aspectos psicológicos también
pueden estar mediando el embarazo deseado. Cuerpo y mente van unidos en la salud y en la
enfermedad, en la forma de experimentar, sentir e interpretar los acontecimientos vitales
estresantes, como por ejemplo la infertilidad, y por supuesto en la forma de afrontar la
situación.
¿Cuál es la situación actual en España?
La infertilidad en España afecta a casi un 19% de la población en edad reproductiva.
Además, según los expertos, los problemas de reproducción van en aumento. Por un lado
según datos del Instituto Nacional de Estadística de 1999 los nacimientos han descendido
vertiginosamente en España, y por otro, existe un aumento de los problemas de fertilidad
que preocupa tanto a las parejas como a la ciencia y a la sociedad. A las puertas del siglo
XXI la demografía española se sitúa en 1,07 hijos por mujer, tasa que ha ido en descenso.
En 1981 nos situábamos a 2,04 hijos por fémina. Hoy en día para que la población siguiera
estable se necesitaría tener 2,1 hijos. Muy recientemente, se ha expresado a través de los
medios de comunicación, la tendencia a aumentar la tasa de hijos en España, pero todavía
es baja comparada con el resto de Europa. En realidad somos los últimos de la lista.
¿Qué pasa realmente?
Es evidente que la incorporación de la mujer al mundo laboral ha provocado, entre otros
factores, el que las parejas decidan tener hijos a edades más avanzadas en comparación con
las generaciones anteriores. Por otro lado, existe un aumento considerable de parejas que
cuando deciden tener hijos, no lo consiguen. La Medicina de la Reproducción es la ciencia
que se ha desarrollado con el fin de poder ofrecer la posibilidad de concebir hijos a parejas
infértiles. La primera fecundación "in vitro" en el mundo fue realizada en 1978, dando lugar
al nacimiento de Louise Brown. En España, en julio de 1984 se consiguió la primera niña
probeta, que se llamó Victoria Ana, por lo que 16 años después, en España se han creado en
la mayoría de los Hospitales españoles Unidades de Reproducción Humana, aunque muchos
de ellos todavía no ofrecen todas las técnicas de Reproducción Artificial que hoy en día están
al alcance de la ciencia. Por otro lado, se han puesto en funcionamiento centros privados de
Medicina de la Reproducción que ofrecen sus servicios a las parejas con dificultades para la
reproducción natural.
¿Cuándo se inicia el problema?
El problema comienza cuando se planifica la descendencia y esta no llega. La planificación
familiar y el avance en los métodos anticonceptivos ha permitido que las parejas decidan el
momento para reproducirse, sin embargo, el hecho de poder controlar la anticoncepción, no
significa controlar la fertilidad, por lo que hasta que la pareja decide mantener relaciones
sexuales sin protección alguna, no sabe si pueden o no existir problemas de fertilidad en
cualquiera de los dos o en ambos. Una pareja en edad fértil tiene entre un 20 y 40% de
posibilidades de quedar gestante manteniendo relaciones sexuales regulares, pero ¿qué
ocurre si después de dos años no se ha conseguido el embarazo? En este caso se debe
consultar con un especialista en Medicina de la Reproducción, con el fin de que inicie el
estudio de la pareja para conocer cuál es la causa o causas que dificultan o impiden la
gestación.
¿Qué piensan, sienten y hacen las parejas frente al diagnóstico de esterilidad?
El estudio de la pareja puede conllevar varios meses hasta conocer el origen de la
esterilidad. Ese tiempo es necesario debido a que muchas de las pruebas médicas que se
deben realizar, solo pueden aplicarse en un día concreto del ciclo menstrual de la mujer, por
lo que a veces, son necesarios varios ciclos, y por tanto, varios meses, hasta conocer el
origen del problema. Cuando el ginecólogo informa de que existe un problema real de
fertilidad, la mayoría de las mujeres y parejas piensan "eso no me puede pasar a mí o a
nosotros" y sienten frustración, impotencia y tristeza. Como podemos observar, mente y
cuerpo se mantienen unidos, según se piensa se siente. La forma de afrontar esta situación
es buscar información, soluciones y empezar los tratamientos de Reproducción Artificial.
¿Tenemos todos derecho a reproducirnos?
La respuesta es SI. Como indica la jurista Yolanda Gómez, cualquier persona tiene derecho a
reproducirse, bien sea en una noche de luna llena, o por medio de las Técnicas de
Reproducción Asistida. La Ley sobre las Técnicas de Reproducción Asistida (Ley 35/1988, de
22 de noviembre) regula la aplicación de los procedimientos de Reproducción Artificial y
señala que "Solamente se aplicarán estas técnicas en mujeres mayores de edad y en buen
estado de salud psicofísica" (art. 2.1, b). Por lo tanto, cualquier mujer mayor de edad con
problemas para reproducirse de forma natural, tiene derecho a utilizar la Reproducción
Artificial.
Ante la Ley, de nuevo encontramos que la mente y el cuerpo siguen unidos. Como vemos
tanto la salud física como la psíquica deben ser evaluadas previamente con el fin de
descartar enfermedades físicas o trastornos psicológicos que pudieran contravenir la
aplicación de los tratamientos artificiales de reproducción. Me gustaría ahondar en ese dato,
ya que dependiendo del punto de mira, puede interpretarse de forma errónea. Por ejemplo,
en el último Congreso de la Sociedad Española de Fertilidad que se celebró en mayo de este
año en Sevilla, un ginecólogo especialista en Medicina de la Reproducción y Jefe de una
Unidad de Reproducción Humana de un Hospital español, señaló al respecto "nadie me ha
evaluado previamente mi estado psicológico para poder tener hijos de forma natural, ¿por
qué se les debe evaluar a las parejas que acuden a la Reproducción Artificial?". La evaluación
psíquica es tan necesaria como la física, con el fin de garantizar el máximo beneficio de las
técnicas de Reproducción Artificial y tratar o prevenir posibles trastornos mentales o estados
emocionales que pudieran interferir en la consecución del embarazo.

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