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CURSO: DESARROLLO PERSONAL I

LA EMOCIÓN
La emoción ha sido tratada desde distintos puntos de vista por diversas teorías. Ellas
varían en sus planteamientos sobre el papel que juegan los procesos fisiológicos,
sobre la composición de los elementos cognitivos y acerca de si la emoción constituye
un evento físico.

Para Williams James la percepción de determinados estímulos genera de modo


directo e inmediato cambios en las vísceras en los músculos. Simultáneamente, el
sujeto tiene un sentimiento de dichos cambios, y este sentimiento es lo que constituye
la emoción.

W.B. Cannon sostiene que determinados estímulos apropiados generan ciertos


cambios en el del hipotálamo. La emoción sería un evento mental que depende de
dichos cambios.

E. Duffy, representante de la teoría de la activación, plantea un enfoque distinto en el


estudio de la conducta emocional. Este autor pone énfasis sobre la energía
relativamente alta que es generada y exteriorizada por la conducta emocional
manifiesta. También enfatiza la evidencia fisiológica del sistema de activación cerebral
(formación reticular), que implica la emoción.

Para la teoría de la activación, la conducta es eficiente (alcanza sus metas) en función


del nivel de activación emocional. Estudios al respecto han demostrado que la
eficiencia de la conducta se incrementa a medida que aumenta el nivel de activación
del organismo, hasta llegar a un punto “optimo” o límite, más allá del cual la conducta
se deteriora o se vuelve ineficiente.

Piénsese en un sujeto encerrado en una habitación que intenta salir cuando ocurre un
terremoto. Si el nivel de activación es muy grande (el temor se convierte en pánico) el
sujeto se paraliza y no lograra salir de la habitación.

Esta teoría señala también que la conducta puede ser activada en diferentes grados
sobre un continuo que va desde el sueño profundo hasta los estados emocionales
excitados. Si bien esta teoría de la activación aporta nuevos planteamientos sobre la
emoción, su principal limitación radica en que no se considera todos los aspectos de la
experiencia emocional, como podría ser los aspectos cognoscitivos que no son
considerados.

S. Schachter plantea un enfoque más amplio sobre la emoción, considerando tanto los
aportes de la activación fisiológica como los aspectos relativos a la interpretación
cognoscitiva de la situación emocional. Sostiene la existencia de dos estados o
aspectos paralelos. La activación fisiológica es necesaria para la conducta emocional
pero no la dirige. La orientación de la conducta emocional proviene de la interpretación
que el sujeto realiza del estímulo relevante. Esta interpretación cognoscitiva incluye
también una interpretación de las sensaciones corporales.
Podemos concluir que esta teoría es a la vez, fisiológica y cognoscitiva, los
componentes principales de la emoción serian, precisamente, fisiológicos y
cognoscitivos.

De los planteamientos anteriores podemos convenir en que la emoción es un estado


Psicológico, que acompaña a la conducta en general, que vincula o integra de algún
modo elementos energéticos, fisiológicos y cognoscitivos constituyendo una fuente
básica y primaria de motivación.

La conducta “emocional” se caracteriza por ser temporal, no estable y no racional,


interviniendo de modo difuso y generalizado como desencadenante del
comportamiento.

De todo lo expuesto por los diversos autores arriba mencionados se puede decir que
en las emociones humanas entran en juego cuatro aspectos:
 Una situación concreta.
 Una serie de reacciones fisiológicas específicas o sensaciones (aceleración del
pulso y de la respiración, tensión muscular, etc.).
 Unos pensamientos determinados.
 Un tipo de respuestas concretas apropiadas para esa situación.
La ansiedad y la ira son reacciones naturales y positivas que tenemos para ponernos
en alerta ante determinadas situaciones, que son consideradas como peligrosas. Pero
también pueden ser emociones negativas que no funcionan como debieran,
activándose ante estímulos inofensivos y provocando malestar y conductas
inadecuadas. Comprender, conocer y admitir las emociones es el procedimiento para
poder controlarlas.
La ansiedad
La ansiedad es una de esas emociones que hay que saber manejar porque son
vividas como desagradables y pueden provocar conductas inapropiadas,
especialmente cuando se producen ante contextos sociales (por ejemplo, hablar en
público) o ante situaciones que no entrañan ningún peligro (por ejemplo, subir en
ascensor, salir a la calle, etc.).
La Ansiedad consiste en un conjunto de sentimientos de miedo, inquietud, tensión,
preocupación e inseguridad que experimentamos ante situaciones que consideramos
amenazantes (tanto física como psicológicamente). Esto es, la “ansiedad”, incluye los
siguientes componentes:
 Los pensamientos y las imágenes mentales atemorizantes (cognitivo)
 Las sensaciones físicas que se producen cuando estamos nerviosos o furiosos.
(fisiológico).
 Los comportamientos que son la consecuencia de la respuesta de ansiedad
(conductual).
La ira
La ira es otra emoción que puede ser problemática. La ira hace referencia a un
conjunto particular de sentimientos que incluyen el enfado, la irritación, la rabia, el
enojo, etc. y que suele aparecer ante una situación en la que no conseguimos lo que
deseamos.
Las reacciones fisiológicas ante la ira son similares a las que se producen ante la
ansiedad; lo que diferencia a una de la otra es el tipo de situaciones que las provocan,
los pensamientos que se producen en esas situaciones y las conductas que se
desencadenan. (Angel Antonio Marcuello García.)

TECNICAS PARA CONTROLAR LAS EMOCIONES


Cada decisión, cada pensamiento, cada paso que damos en el día a día está
impregnado por algún tipo de emoción. Nada en el ser humano es inocuo, todo tiene
una motivación, un recuerdo anclado, un deseo encerrado o un miedo incrustado. El
origen de todo ello se encuentra en una estructura cerebral tan maravillosa como
compleja: el sistema límbico. Esta región de nuestro cerebro orquesta gran parte de lo
que somos y hacemos. Sin embargo, no siempre nos permite sacar lo mejor de
nosotros mismos. En ocasiones, las emociones nos nublan y afectan a nuestro
enfoque, a nuestro pensamiento. Actuamos o reaccionamos de forma desmedida, nos
bloqueamos o hasta llegamos a tener la sensación de que todo escapa a nuestro
control.

Para evitar o reducir este tipo de situaciones, nada mejor que hacer uso de adecuadas
técnicas de control emocional. Veamos algunos ejemplos.

1. Controla tus pensamientos


La psicología conductual-cognitiva siempre nos propone buenas técnicas de control
emocional. Así, algo que nos puede ser de gran ayuda es recordar esta sencilla
estrategia.

 Las personas no podemos cambiar radicalmente nuestras emociones, pero si


mejoramos nuestro enfoque mental podremos regularlas.
 Cuando nos veamos en una situación donde el miedo, la ansiedad o la
preocupación nos controle, debemos detener ese flujo de pensamientos que
alimentan la propia negatividad. Hay que decir “basta” y reconducir esos
razonamientos hacia otra vertiente más constructiva y útil.
 Por ejemplo: mañana haré el ridículo en mi exposición, todo saldrá mal, me he
preparado lo bastante para mi exposición, domino el tema y pienso disfrutar
comunicando a los demás lo que he trabajado este tiempo.

2. Amplía tu enfoque
Las personas solemos mirar el mundo con visión de túnel. Nos focalizamos en un punto
y es en esa pequeña mota existencial donde se concentran todos
nuestros pensamientos y emociones. Nos olvidamos de lo saludable que es dar un
paso atrás y mirar el mundo con mayor perspectiva, oxigenando ideas, poniendo
distancia de ciertas personas, situaciones y costumbres que nos atrapan.
Por tanto, cada vez que nos sintamos bloqueados, sin ideas y atosigados por el estrés,
alejémonos un poco. Alcemos la mirada y miremos la vida con mayor amplitud y
perspectiva. El mundo está lleno de posibilidades.

3. Respira hondo

En nuestro espacio hemos hablado en numerosas ocasiones de la técnica


de respiración profunda. Es un recurso tan sencillo como efectivo para regular y
controlar las emociones cada vez que estas nos bloqueen o nos superen. Para ello,
nada mejor que buscar un espacio tranquilo y relajado y seguir esta pauta:

 sentarnos con la espalda recta.


 Tomar aire por la nariz durante 5 segundos. Procuraremos que todo el aire vaya
a la región del abdomen para favorecer así la respiración diafragmática.

 Contenemos el aire durante 6 segundos.


 A continuación, exhalamos por la boca durante 7 segundos.

Repetimos el ciclo varias veces. La sensación de calma es inmediata.


‘Trate a las personas como son, y ellas permanecerán así. Trátelas como si fuesen lo
que pueden ser, y las ayudará a transformarse en lo que son capaces de ser” Goethe-

4. Visualización y ensayo mental

Otra de las técnicas de control emocional tan efectiva como útil es el ensayo mental.
Todos, en algún momento, hacemos eso de anticipar mil fatalidades, fallos, olvidos,
encuentros angustiantes y hasta descuidos de lo más aparatosos. Nuestra mente es
toda una experta en imaginar las situaciones más catastróficas, pero rara vez da con
cómo resolverlas en caso de que sucedieran; más bien se instala en una especie de
preocupación continuada.

 Esa es nuestra responsabilidad. De ahí la utilidad de los ensayos mentales:


visualizar qué haríamos en caso de que nuestra peor pesadilla pasara de
verdad.

 Por ejemplo, podemos imaginar qué haríamos en caso de que nos despidieran
del trabajo. Podemos visualizar también qué le diríamos a ese compañero de
trabajo en caso de que iniciáramos una discusión o cómo reaccionaríamos, por
ejemplo, si nuestra pareja empezara a mostrar menos interés por nosotros.
 Todo ello nos dotaría de estrategias más válidas para estar preparados y
reaccionar de forma más ajustada (en caso, eso sí, de que sucedieran)
5. El cambio y la expectativa positiva
 La vida son ciclos y en ocasiones, hay que renovar ciertas dimensiones de
nuestro ser y en especial de ese disco duro psicológico tan complejo en el ser
humano. Así, algo que deberíamos recordarnos es que hay épocas en que la
motivación decae, momentos donde la apatía y las emociones negativas se
adhieren a nosotros como un extraño óxido invisible.
 Que esto suceda es algo normal. La motivación, las ganas, la positividad son
entidades dinámicas que necesitan de nuevos impulsos para no quedar
encallados. Por tanto, cada vez que nos encontremos inmersos en un estado
negatividad muy desgastante, lo mejor es decirnos a nosotros mismos que es
momento de dar un cambio, de tomar un nuevo impulso.

Lo que no se renueva se estanca y de ahí que debamos ponernos nuevos retos en el


horizonte para cambiar el flujo de nuestras emociones. Lo haremos siempre mediante
una expectativa positiva, confiando en nosotros, confiando en que aquello que tenga
que venir nos vendrá bien y nos permitirá avanzar. Actualizarnos en motivaciones, en
un nuevo salto existencial tan enriquecedor como interesante…

 ansiedad o la preocupación nos controle, debemos detener ese flujo de


pensamientos que alimentan la propia negatividad. Hay que decir “basta” y
reconducir esos razonamientos hacia otra vertiente más constructiva y útil.
 Por ejemplo: mañana haré el ridículo en mi exposición, todo saldrá mal ⇔ me
he preparado lo bastante para mi exposición, domino el tema y pienso disfrutar
comunicando a los demás lo que he trabajado este tiempo.

2. Amplía tu enfoque

Las personas solemos mirar el mundo con visión de túnel. Nos focalizamos en un punto
y es en esa pequeña mota existencial donde se concentran todos
nuestros pensamientos y emociones. Nos olvidamos de lo saludable que es dar un
paso atrás y mirar el mundo con mayor perspectiva, oxigenando ideas, poniendo
distancia de ciertas personas, situaciones y costumbres que nos atrapan.
Por tanto, cada vez que nos sintamos bloqueados, sin ideas y atosigados por el estrés,
alejémonos un poco. Alcemos la mirada y miremos la vida con mayor amplitud y
perspectiva. El mundo está lleno de posibilidades.

3. Respira hondo

En nuestro espacio hemos hablado en numerosas ocasiones de la técnica


de respiración profunda. Es un recurso tan sencillo como efectivo para regular y
controlar las emociones cada vez que estas nos bloqueen o nos superen. Para ello,
nada mejor que buscar un espacio tranquilo y relajado y seguir esta pauta:

 Sentarnos con la espalda recta.

 Tomar aire por la nariz durante 5 segundos. Procuraremos que todo el aire vaya
a la región del abdomen para favorecer así la respiración diafragmática.

 Contenemos el aire durante 6 segundos.


 A continuación, exhalamos por la boca durante 7 segundos.

Repetimos el ciclo varias veces. La sensación de calma es inmediata.

‘Trate a las personas como son, y ellas permanecerán así. Trátelas como si fuesen lo
que pueden ser, y las ayudará a transformarse en lo que son capaces de ser”.Goethe

4. Visualización y ensayo mental

Otra de las técnicas de control emocional tan efectiva como útil es el ensayo mental.
Todos, en algún momento, hacemos eso de anticipar mil fatalidades, fallos, olvidos,
encuentros angustiantes y hasta descuidos de lo más aparatosos. Nuestra mente es
toda una experta en imaginar las situaciones más catastróficas, pero rara vez da con
cómo resolverlas en caso de que sucedieran; más bien se instala en una especie de
preocupación continuada.

 Esa es nuestra responsabilidad. De ahí la utilidad de los ensayos mentales:


visualizar qué haríamos en caso de que nuestra peor pesadilla pasara de
verdad.

 Por ejemplo, podemos imaginar qué haríamos en caso de que nos despidieran
del trabajo. Podemos visualizar también qué le diríamos a ese compañero de
trabajo en caso de que iniciáramos una discusión o cómo reaccionaríamos, por
ejemplo, si nuestra pareja empezara a mostrar menos interés por nosotros.
Todo ello nos dotaría de estrategias más válidas para estar preparados y reaccionar de
forma más ajustada (en caso, eso sí, de que sucedieran)

5. El cambio y la expectativa positiva

La vida son ciclos y en ocasiones, hay que renovar ciertas dimensiones de nuestro ser
y en especial de ese disco duro psicológico tan complejo en el ser humano. Así, algo
que deberíamos recordarnos es que hay épocas en que la motivación decae,
momentos donde la apatía y las emociones negativas se adhieren a nosotros como un
extraño óxido invisible.
Que esto suceda es algo normal. La motivación, las ganas, la positividad son entidades
dinámicas que necesitan de nuevos impulsos para no quedar encallados. Por tanto,
cada vez que nos encontremos inmersos en un estado negatividad muy desgastante, lo
mejor es decirnos a nosotros mismos que es momento de dar un cambio, de tomar un
nuevo impulso.

Lo que no se renueva se estanca y de ahí que debamos ponernos nuevos retos en el


horizonte para cambiar el flujo de nuestras emociones. Lo haremos siempre mediante
una expectativa positiva, confiando en nosotros, confiando en que aquello que tenga
que venir nos vendrá bien y nos permitirá avanzar. Actualizarnos en motivaciones, en
un nuevo salto existencial tan enriquecedor como interesante…

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