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EL CAPITALISMO
A. Características fundamentales
El capitalismo es un sistema económico y social basado en que los medios
de producción deben ser de propiedad privada, el mercado sirve como mecanismo
para asignar los recursos escasos de manera eficiente y el capital sirve como fuente
para generar riqueza. A efectos conceptuales, es la posición económico-social
contraria al socialismo.
Un sistema capitalista se basa principalmente en que la titularidad de los
recursos productivos es de carácter privado. Es decir, deben pertenecer a las
personas y no una organización como el Estado. Dado que el objetivo de la
economía es estudiar la mejor forma de satisfacer las necesidades humanas con los
recursos limitados que disponemos, el capitalismo considera que el mercado es el
mejor mecanismo para llevarlo a cabo. Por ello, cree necesario promover la
propiedad privada y la competencia.
Los principios básicos del capitalismo son los siguientes:
Defensa de los derechos individuales: Propiedad privada de capital y de
medios productivos.
Libertad de empresa: Mediante la cual es posible llevar a cabo proyectos
empresariales o ponerles fin.
Mercado competitivo: Lo cual supone que el precio de intercambio se da
por la interacción de oferta y demanda con la menor injerencia posible del
Estado.
En este mercado con múltiples opciones y alternativas de productos
entre los cuales los individuos tienen la posibilidad de escoger. En él se
conforman las decisiones de demanda y oferta que dan lugar a los equilibrios
y los precios.
De acuerdo a estas bases los miembros del espectro económico operan de
acuerdo a la búsqueda de su propio interés y la maximización de sus beneficios
acumulando y empleando capital para ello. Alternativamente, los trabajadores que
participan en el sistema aportando mano de obra reciben en contraprestación un
salario u otros tipos de retribución que satisfaga su utilidad y les permita hacerse
con los bienes o servicios que requieran.
B. Plusvalía y capitalismo
La plusvalía, también conocida como plusvalor, apareció definido por Marx en
su obra “El Capital” y hace referencia al excedente monetario originado por el
trabajo humano en cualquier acción productiva. En otras palabras, es el valor no
pagado del trabajo del obrero que crea un plusproducto del cual se hace propietario
el empresario. Originando así la esencia de la explotación o acumulación capitalista.
Es decir, según la teoría desarrollada por Karl Marx, al trabajador se le paga
menos de lo que realmente produce. Así pues, la diferencia entre lo que realmente
produce y su salario es lo que se conoce como plusvalía. Esta plusvalía constituye
la ganancia extra del empresario.
Este plusproducto o plusvalor al ingresar al mercado se convierte en
mercancía y se vende, convirtiéndose en dinero que no retorna a los bolsillos del
empleado en manera de sueldo.
C. Componentes del valor
El valor económico es un concepto que, dependiendo la teoría del valor a la
que nos refiramos, hace referencia a la medición del valor de los distintos bienes y
servicios, con base en una utilidad esperada de los mismos.
Las mercancías poseen valor porque contienen trabajo incorporado en ellas,
pero, cabe destacar que, todo valor de las mercancías es trabajo. El valor de las
mercancías está formado por tres elementos, cada uno de los cuales representa
incorporación de una determinada cantidad de trabajo; estos elementos vienen
siendo los siguientes:
Capital constante C: Se incorpora a las mercancías en forma de medios de
producción, como instalaciones, edificios, maquinaria, herramientas, entre
otros.
Capital variable V: Utilizado para comprar fuerza de trabajo, que se
distribuye en forma del salario al trabajador.
Plusvalía P: Excedente de trabajo que no se le paga al trabajador, y que se
apropia el capitalista por ser el dueño de los medios de producción.
D. Tasa de plusvalía
La tasa de plusvalor es una fórmula que relaciona el plusvalor con el capital
variable invertido en el proceso productivo correspondiente, ello es, la inversión en
fuerza de trabajo. Dicho con otra expresión, la tasa de la plusvalía es igual a valor
de la plusvalía dividida entre el valor de los costes de personal (salarios).
M. Naturaleza y características
El capitalismo es un régimen económico creado para proteger los intereses
de los poderosos a través de la competencia. La historia ha puesto en evidencia que
el capitalismo es un monstruo que devora las empresas y fábricas pequeñas en
beneficio de corporaciones de dimensiones colosales. La concentración de la
riqueza hace, pues, a la esencia del capitalismo. La riqueza tiende a ser cada día
más exclusiva, condenando a los sectores bajos de la sociedad a la miseria más
escandalosa. De esa manera las masas de trabajadores se incrementan sin cesar,
con lo cual emerge una brecha social que insulta a la dignidad humana. La elite
económica vive a expensas del sudor de millones de esclavos, creándose una
relación de subordinación que excluye aquellos valores por los cuales lucharon los
revolucionarios franceses.
La explotación, proclamó con vehemencia Mijaíl A. Bakunin (1814-1876), es
el corazón del régimen capitalista. Ello explica por qué el capitalismo es
esencialmente inmoral. Lo es porque obliga al proletario a vender su fuerza de
trabajo para no morirse de hambre, a arrodillarse frente a los dueños del capital, a
aceptar la esclavitud con tal de no perder el trabajo. Lo es porque genera en los
oprimidos odio y resentimiento, venenos del espíritu que destruyen cualquier atisbo
de concordia social. Lo es porque unos pocos se hacen ricos a costa de la sangre y
la humillación de la mayoría. El capitalismo es sinónimo de desigualdad,
sometimiento y violencia. Las palabras de Cristina son la expresión de un ideal, de
una quimera. Porque el capitalismo, por más que sufra algún retoque (mayor
regulación de los mercados, por ejemplo), nació para legitimar la ambición
desenfrenada de poder de una minoría para la cual los proletarios no son más que
ladrillos en la pared.
2. EL IMPERIALISMO
A. Origen y desarrollo del imperialismo
El origen del imperialismo se remonta a la antigüedad y ha adoptado distintos
modelos a lo largo de la historia, siendo algunos de ellos más frecuentes que otros
dentro de un periodo histórico concreto. En el mundo antiguo la práctica del
imperialismo daba como resultado una serie de grandes imperios que surgían
cuando un pueblo, que generalmente representaba a una determinada civilización y
religión, intentaba dominar a todos los demás creando un sistema de control
unificado. El imperio de Alejandro Magno y el Imperio romano son destacados
ejemplos de esta modalidad.
Por el contrario, el imperialismo europeo de comienzos de la era moderna
(1400-1750) se caracterizaba por ser una expansión colonial en territorios de
ultramar. No se trataba de un país que intentaba unificar el mundo sino de muchas
naciones que competían por establecer su control sobre el sur y sureste de Asia y el
continente americano. Los sistemas imperialistas se estructuraron de acuerdo con la
doctrina del mercantilismo: cada metrópoli procuraba controlar el comercio de sus
colonias para monopolizar los beneficios obtenidos.
A mediados del siglo XIX apareció otra variante, el imperialismo del
librecambio. Esta modalidad perduró en este periodo pese a que el mercantilismo y
la creación de imperios oficiales estaba disminuyendo de forma significativa. El
poder y la influencia de Europa, y sobre todo de Gran Bretaña, se habían extendido
de manera oficiosa, esto es, haciendo uso de vías diplomáticas y medios
económicos, en lugar de seguir canales oficiales como la creación de colonias. Sin
embargo, el imperialismo basado en el librecambio desapareció pronto: hacia finales
del siglo XIX las potencias europeas habían vuelto a practicar el imperialismo
consistente en la anexión territorial, expandiéndose en África, Asia y el Pacífico.
Desde que terminó la II Guerra Mundial y la mayoría de los imperios
reconocidos se disolvieron, ha prevalecido lo que podríamos calificar como el
moderno imperialismo económico, donde el dominio no se manifiesta de manera
oficial. Por ejemplo, Estados Unidos ejerce un considerable control sobre
determinadas naciones del Tercer Mundo debido a su poder económico y su
influencia en algunas organizaciones financieras internacionales, tales como el
Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Del mismo modo, las
potencias europeas han seguido interviniendo de forma significativa en la vida
política y económica de sus antiguas colonias, por lo que han sido acusadas de
practicar el neocolonialismo, que consiste en ejercer la soberanía de una nación sin
que exista un gobierno colonial oficial.
B. Características
Podríamos definir el imperialismo a través de las siguientes características:
Aboga por la implantación del dominio de una nación sobre otra, mediante el
uso de la fuerza.
Los medios de producción son controlados por las potencias imperialistas.
Se persigue el control militar y policial en el territorio dominado.
Los beneficios derivados de la explotación son repatriados a la potencia
imperialista.
Aboga por el monopolio de mercado de la nación dominada, a favor de la
potencia imperialista.
Aboga por mantener el poder político del país dominado.
Se prima la superioridad de los ciudadanos originarios de la potencia
imperialista, sobre los ciudadanos del Estado dominado.