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Argumentación y expresión escrita

Tema 4

Actividad
El ensayo académico

Carlos Alberto Tovar Zavala

Fecha: 23 de enero de 2020

Asesora:
Karla Katihusca Villar Morgan
El ensayo académico

A manera de breve resumen, el presente trabajo presentará las ideas


centrales del texto de Antonio Luis Hidalgo-Capitán, el cual opera como un ensayo
a propósito de las características generales del género enmarcado en el contexto
académico, así como una guía para su escritura.

Hidalgo-Capitán (2012) comienza por indagar en torno a la definición del


ensayo, al cual precisa en primera instancia como “una composición escrita en
prosa […] en la que un autor desarrolla sus ideas sobre un tema, sin necesidad de
mostrar un aparato científico-metodológico…” (pp. 11). De ahí, la distinción que
hace entre el resumen y el ensayo, al funcionar el segundo como aparato para el
desarrollo de ideas propias, más que una simple recapitulación de ideas ajenas.
En este sentido, destaca también el aspecto estético, vinculado a su desarrollo
dentro de círculos intelectuales literarios, lo que ha propiciado un debate entre
diversos científicos naturales y sociales respecto a su validez como instrumento
científico, para el cuál, la posición epistemológica será determinante para su
adopción como forma predilecta de comunicación de la ciencia.

Lo siguiente es la clasificación de acuerdo con el contenido. Como género


literario, su flexibilidad le permite ser desarrollado en diversas disciplinas, siendo el
ensayo filosófico y el ensayo literario principales ejemplos de la tradición
ensayística, y más recientemente, los ensayos críticos, periodísticos y
académicos. Naturalmente, hay características afines entre los diferentes tipos de
ensayo, pero en el caso del ensayo académico, lo que le distingue –además del
contexto académico–, es la argumentación como característica esencial, cuyo
carácter es producto de un proceso de investigación y que en la forma se verá
expresado con brevedad y concisión, tono formal y estilo académico conformado
por códigos y recursos lingüísticos propios.
Con base a las consideraciones anteriores, Hidalgo-Capitán continua con
una serie de recomendaciones previas a la elaboración del ensayo. Hace hincapié
en la lectura de instrucciones específicas por parte de los estudiantes,
particularmente en términos de formato estilo solicitados, que suelen ajustarse a
los criterios de evaluación particulares del docente. Conceder a su vez, tiempo
para la reflexión previo y durante la escritura. La creación de borradores y la
relectura son herramientas útiles permiten pulir detalles no sólo ortográficos o
gramaticales, como también permiten poder profundizar en las ideas que se
pretenden expresar. Finalmente, pero igual de importante, señala la importancia
del desarrollo de ideas propias en contraposición con la práctica del plagio
mediante el sistema “copia y pega”, la cual además de ser una violación legal y
poner en entredicho la ética de quien la comete, limita su capacidad para construir
un pensamiento crítico propio.

Uno de los procesos más importantes previo a la escritura es la


investigación. La recomendación que realiza Hidalgo-Capitán es partir de lo
general, un acercamiento al tema, a la bibliografía especializada. Hace también un
recuento de la diversidad de recursos disponibles, desde apuntes catedráticos,
enciclopedias físicas o virtuales (Wikipedia), Google Académico o bibliotecas
públicas. Señala la importancia de la recopilación y consulta de fuentes
referenciadas, privilegiando aquellas con mayor número de referencias.
Posteriormente, la organización de la bibliografía con el doble propósito de su
clasificación en función del tema y relevancia, así como detonante de preguntas,
afirmación o tesis que ayuden a orientar la base para la argumentación del
ensayo. La reflexión posterior a este proceso servirá para listar y depurar ideas
enfocándose en su interrelación y ulterior organización con base a los criterios que
se consideren pertinentes para la esquematización de la argumentación.

Una vez conseguido un esquema general de ideas, lo siguiente es la


consideración del formato del documento. En este sentido, si bien se brindan
recomendaciones generales respecto al tamaño de papel, márgenes, justificación
del texto, interlineado, tabulación, e incluso la fuente y tamaño de letra. Algunos de
estos elementos pueden variar como se menciona anteriormente en función de
criterios específicos requeridos por la institución o el docente.

En lo que concierne a la estructura, Hidalgo distingue seis partes en las que


será dividido el ensayo: portada, índice, introducción, desarrollo, conclusiones y
bibliografía.

La portada corresponde con la primera impresión que el documento general


proveerá al lector, por lo que resulta imprescindible que cuente con una serie de
elementos básicos organizados cuidadosamente: título del ensayo, nombre del
autor, fecha, entidad académica (puede ir acompañada del logo de la institución),
nombre de la asignatura y nombre del profesor.
Acorde a la extensión del ensayo, puede ser necesario incluir un índice en
que se numeren apartados y subapartados. Este puede ser omitido en el caso de
trabajos breves.
Lo siguiente es la introducción, que en relación con la extensión total del
ensayo debe cubrir un 10% del ensayo y esbozar de manera general el objetivo,
conceptos relacionados, la importancia del tema y la tesis que se pretende
demostrar.
El desarrollo será el cuerpo o carne del ensayo. Con una extensión del 80%
constituirá el desarrollo de la argumentación, para el cual deberá considerarse la
distribución de las ideas en proporción al espacio total del documento. De igual
forma, la articulación de las ideas debe procurar una transición lógica con base al
orden previamente esquematizado. Es menester que la argumentación vaya
acompañada de las debidas referencias o ejemplos para demostrar la tesis
planteada. Como consideración adicional, recomienda el uso de figuras retóricas a
discreción, siempre en función de la claridad de la argumentación.

Los dos últimos apartados serán constituidos en una relación proporcional


del 10% restante del documento. 5% para las conclusiones, que se construyen
fundamentadas en la argumentación, omitiendo opiniones. Se puede recurrir a
preguntas o metáforas para el cierre, pero ante todo se considera importante la
fuerza de su carácter como cierre. El 5% restante corresponde a la bibliografía, en
la que se enlistan todas las referencias citadas en el documento. Es posible incluir
también referencias relevantes consultadas, aunque no hayan sido citadas.

En relación con la bibliografía, Hidalgo dedica dos apartados de su ensayo


a las citas y su referenciación bibliográfica. Como se ha hecho mención
anteriormente, el uso de citas permite sustentar la argumentación con base al
“principio de autoridad”, por medio del cual el autor suscribe y reconoce las ideas
de otros autores con experiencia en el tema. Es importante la distinción que hace
respecto al consenso actual en las ciencias sociales sobre el sistema anglosajón
de citación, que en contraposición al sistema latino dota a la lectura de agilidad, y
para el que las notas al pie amplían la explicación de ideas en lugar de indicar las
referencias bibliográficas.
A continuación, hace un listado de los tipos de citas más comunes,
comenzando por la cita literal, la cual debe se caracteriza por ser textual, ir en
entrecomillado y acompañada al final por el apellido del autor, año y página de la
fuente citada. La segunda opción es la paráfrasis, que se articula como la
interpretación de la idea de un autor mediante las palabras propias. La paráfrasis
es útil para sintetizar ideas expresadas por otros autores y por tanto es necesario
indicar su origen, mencionando apellido del autor y año.

Adicionalmente, brinda recomendaciones para la citación de autores de


diferentes nacionalidades, autoridades sobre un tema, documentos con varios
autores, citas anónimas o sin fecha, textos reeditados y documentos cuya
clasificación interna alternativa no corresponde con criterios como la paginación.

Además, brinda una guía sobre la inclusión de materiales visuales, los


cuales deben ser evitados en la medida de lo posible, al ser el ensayo un ejercicio
de la palabra y su poder de convencimiento. Para el uso de recursos visuales
resulta igualmente importante considerar el título y la fuente, así sea propia o
ajena. En caso de incluirse, estos recursos deben estar justificados como parte de
la argumentación y ser lo más claros posibles.

Hidalgo-Capitán prosigue con las referencias bibliográficas, las cuales


deben ser incluidas en el apartado final con ordenación alfabética. La importancia
de esto radica en facilitar al lector la consulta de las fuentes referenciadas en el
ensayo. Hidalgo-Capitán enlista conforme al sistema Harvard, las diferentes
formas de acuerdo a la variedad de documentos a citar, que pueden ir del libro (de
uno a varios autores), artículos, capítulos específicos de un libro, ponencias en
congresos, artículos de prensa, documentos sin autor o fecha especificados,
diccionarios o enciclopedias, documentos publicados en internet, documentos de
“literatura gris” o de acceso limitado, documentos de imagen o video, documentos
jurídicos o documentos en proceso de publicación. Pese a la especificidad de cada
uno, las generalidades compartidas para la citación son: autor, por su primer
apellido seguido de la inicial del nombre; año de la publicación, entre paréntesis;
título de la publicación, en cursiva; lugar de publicación y editorial o por el que ha
sido publicado. Evidentemente, la información podrá variar, ampliándose o
reduciéndose en detalles conforme a la variedad de las fuentes.

Finalmente, hace una breve mención sobre los ensayos escritos de forma
colectiva, un formato quizá menos habitual pero que requiere consideraciones
adicionales. Para la organización colectiva recomienda reuniones periódicas de
trabajo. Sugiere la elección de un coordinador del ensayo, cuya función será
fundamental para la comunicación, gestión y distribución del trabajo. En adelante,
el proceso será similar al que anteriormente ha repasado este resumen, con la
particular característica del trabajo coordinado en equipo para el consenso en la
integración y modificaciones relativos a cada paso del proceso.
Bibliografía:

Hidalgo-Capitán, A. (2012) El ensayo académico. Una guía para la elaboración de


ensayos académicos en ciencias sociales. España: Universidad de Huelva

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