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En un punto de la entrevista, 

Javier Cercas habla de los “millones” de


significados que tienen las palabras; significados, niveles, contextos… O sea que
no siempre significan lo mismo. Esta idea la aplica aquí con la palabra
independencia. Y esta conversación ocurre echando mano de algunos de esos
millones de significados y en distintos niveles.

Aparte del conflicto catalán-español, ¿qué es lo primero que se te


viene a la cabeza si escuchas la palabra independencia?

Que la independencia individual es una aspiración y que la independencia colectiva


no existe.

Para ti, ¿qué significa ser independiente?

Significa llegar a ser quien soy, ¿no? Que es lo que dice el oráculo de Delfos: “Llega
a ser quien eres”.

¿Y qué significa llegar a ser quien uno es?

No ser lo que los otros quieren que seas. Eso para empezar. Pero eso es una tarea
de toda la vida, eh… Yo creo que escribo para eso, para llegar a ser quien soy y eso
es algo que todavía no sé, que voy averiguando a medida que vivo. Lo que
normalmente uno es, es lo que los otros quieren que seas, lo que la realidad te
impulsa a ser, hay montones de condicionantes que trabajan para que no llegues a
ser quien eres.

¿En ese sentido entonces no eres completamente independiente?

Es que completamente independiente quizá no hay nadie. Por eso te he dicho que
es una aspiración. “Soy independiente” es un eslogan publicitario, no es una
realidad. Eso es para vender motos, para vender coches, para vender gaseosas: “¡Sé
independiente!”, dicen, pero eso es una estupidez. Nadie es independiente. Y por
supuesto que no soy independiente. Además ser independiente en cierto sentido
puede ser muy malo. Yo dependo de mi hijo, por ejemplo; yo dependo de mi mujer.

¿En qué sentido?

Mi hijo existe y yo no voy a tomar una decisión que sea perjudicial para él. Si lo que
yo quiero y lo que él quiere es incompatible, intentaremos encontrar un equilibrio.
Nadie es independiente en este sentido.

Es decir que es imposible.

Yo no soy independiente de las personas que me rodean, no puedo tomar


decisiones que perjudican a esas personas, es injusto. Como en todas las cosas, hay
que encontrar ese equilibrio; como con la libertad, como con la justicia. La justicia
absoluta, por ejemplo, puede ser la peor de las injusticias. Y la libertad absoluta
puede ser la esclavitud de otro. No existen valores absolutos.

¿Ni colectiva ni personalmente es posible vivir una independencia al


100%?

No, no es posible. Ni, en este sentido en el que estamos hablando, es deseable. Tú


vives con otra gente. Por ejemplo, socialmente quizá solo pueda ser independiente
absolutamente un tirano absoluto.

Que no rinde cuentas.

Como Stalin, que no daba cuentas a nadie. Empezamos a entrar en un valor de la


independencia un poquito más interesante que el valor meramente de los anuncios
publicitarios, que es una tontería.

¿En qué se parecen independencia y autarquía?

Bueno, pero la autarquía es un concepto político que significa que yo me mantengo


solo con lo que tengo; es una catástrofe la autarquía… (me pide que le deje pensar
un rato). La independencia puede llevar a la autarquía, pero allí ya estamos en el
sentido colectivo, y en ese sentido la independencia no existe, y menos hoy.

Claro, el mundo está super conectado.

Tú dices que no quieres que hablemos de Cataluña, pues yo voy a hablar de


Cataluña.

Bueno, hablemos.

Yo soy partidario de que España no sea independiente; España, ya no Cataluña.


España está dentro de la Unión Europea y la Unión Europea está dentro de un
mundo. Yo soy partidario de menos independencia para España.

¿Más Unión Europea?

¡Sí! Yo soy partidario de la disolución de los Estados europeos en un Estado federal


que se llame la Europa Unida. A eso aspiro yo, y creo que ese el proyecto más
ambicioso del siglo XXI. Entonces a lo mejor una menor independencia política
equivale a más independencia personal, que es la única que cuenta.

¿Cómo?

Es la posibilidad de hacer lo que queremos, de vivir una vida próspera… quizá la


independencia política es un impedimento para la independencia personal. Porque
cuanto menos independencia tengan los Estados en Europa, cuanto más dependan
de un Estado conjunto, más independiente será la gente.
¿Qué ganamos como individuos cuando aceptamos que no somos
independientes?

Bueno, ese es el principio de realidad; no está mal aceptar que la realidad existe,
¿verdad? La independencia empieza por aceptar que la realidad existe y que yo
tengo un hijo y que puedo decidir que prescindo de mi hijo, pero yo no quiero
prescindir de él porque lo quiero. Aceptar la realidad siempre es bueno. Y tú
trabajas en los límites que te da la realidad. Para romper esos límites está la
literatura, el cine, la música, el amor si quieres, que es una forma de salir de ti
mismo. Porque si no, dañas a la gente. Tú no estás solo en el mundo.

¿Lo primero que hiciste tú con tu independencia?

Es que yo no soy independiente todavía (risas). Bueno, ahora rebajemos el tono


entonces. Si te refieres a la independencia de mis padres, pues sí hay una cosa que
se llama “independencia de tus padres”. O un inicio de independencia, porque
cuando te vas de tu casa no te independizas de tus padres.

¿Si no?

Bueno, un poquito. ¿Qué hice yo? Ponerme a escribir; me encerré en un piso de


Barcelona a escribir, con un dinero que me dio mi padre, por cierto. Por tanto, tan
independiente no era. Esa (la escritura) es la forma de libertad y de independencia
que yo conozco. ¿Sabes por qué?

¿Por qué?

Porque las palabras crean el mundo, y el escritor es aquel que controla las palabras.
Y para ser independientes lo primero que tienes que hacer es controlar las palabras.
Por eso la literatura es fundamental no sé si para ser independiente pero sí para ser
libre.
¿Cómo estás viviendo la independencia de tu hijo? Porque una cosa es
independizarse uno, y otra, que se independicen de uno.
La relación entre padres e hijos es esencialmente trágica.

¿Por qué?

¿Sabes lo que es una tragedia? Una tragedia es una pelea en la cual los dos que se
pelean tienen la razón. Y los hijos tienen razón al querer llevar su vida, y nosotros
tenemos razón al querer protegerlos. Y esa es la tragedia esencial y hay que convivir
con ella.

¿Cómo la estás llevando?

Muy bien, creo… Bueno, no, lo llevo mal. Antes mi hijo quería viajar conmigo y
ahora ya prefiere viajar con su novia.
Aparte de tu mujer y tu hijo, ¿de qué dependes?

De montones de cosas, de mi madre, de mis amigos, de mis conciudadanos.


Dependemos de muchas cosas y no es malo depender, siempre y cuando
encuentres un equilibrio para ser quien eres y hacer lo que quieres, sin dañar a los
demás.

¿De qué no quisieras depender?

Bueno, de montones de cosas. Y de muchas prescindo, sencillamente.

¿Como cuáles?

Cada vez prescindo más de la aprobación de los demás, por ejemplo. La verdadera
independencia consiste en prescindir de la opinión de los demás. Pero claro que me
importa la opinión de los demás.

Si sacas un libro hay gente que va a opinar sobre él.

Sí, gente que me va a llamar: “fascista, cabrón, hijo de puta”. Eso hay que saberlo. Y
si la portera me dice que no le ha gustado mi libro, pues lo lamentaré, claro. Y
además tampoco hay que prescindir del todo de la opinión de los demás, porque los
demás también pueden tener una parte de razón. Hay que escuchar y hacer lo que
uno considera. No hay valores absolutos. La puta independencia, perdona, no es un
valor absoluto.

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