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G UAT E MA L A , D O M I NGO

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| elAcordeón | 4 D E N OV I E MBRE D E 2 007 G UATEMAL A, D O M IN G O

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| elAcordeón 4 D E N OVIEM B RE D E 2 0 07

EL HOLOCAUSTO NO MÁQUINA DEL TIEMPO


| ARTURO MONTERROSO |

Un ciego masticando chicle

PUDO CON ELLOS Sus nombres estuvieron a punto de entrar en la lista de los más de seis millones
Como Ana, la protagonista de Amor, r un cuento de Clarice Lispector,
uno termina aceptando que se puede vivir sin felicidad. Y descubriendo
que hay una enorme cantidad de personas que viven de esa manera.
Quizá esa “insoportable felicidad” que alguna vez todos hemos sentido,
como el personaje de Lispector, no haya sido más que una “exaltación
perturbada”. Porque lo aceptable parece ser haber alcanzado una exis-
tencia sin sobresaltos; segura hasta donde uno puede prever cualquier
desequilibrio; una vida de adulto, como la que Ana tiene, sin tiempo
de judíos que murieron en la Segunda Guerra Mundial. Pero no fue así, se salva- para pensar, entre hacer las compras, atender a la familia, cocinar y
limpiar la casa. Publicado en 1960, Amorr es uno de los cuentos de Lazos
ron. Estas son cuatro historias de sobrevivientes, protagonistas de fuerza y coraje de familia que continúa causándonos zozobra en pleno siglo XXI; quizá
con vidas inquebrantables. Llegaron a Oviedo para recoger el premio Príncipe de porque nos produce una cierta incomodidad con nosotros mismos, y
sin vida de sus vecinos, gente con la que las Naciones, un nombramiento que creó nos deja una pregunta inquietante acerca de las decisiones que toma-
Asturias, que este año se le concedió al Instituto Yad Vashem, encargado de pre- convivía a diario. Sus padres salían para el instituto a fin de reconocer labor de los mos a lo largo de nuestra vida. Porque Ana, como muchos otros de los
servar la memoria de las víctimas de la mayor tragedia de la humanidad. trabajar y volvían por la noche. Pero uno
día no regresaron más. “Los formaban al
no judíos que arriesgaron su vida para
salvar a personas del Holocausto. Para
personajes de ese libro de la escritora brasileña, “no viven vidas autén-
ticas, sino que habitan un mundo de apariencias donde todo es falso
azar y decidían que a los de la derecha conseguir el nombramiento un jurado –como señala María Luna Escudero–Alie en un ensayo sobre Lazos de
P O R | M A RTA SA N D OVA L los mataban y a los de la izquierda no”, analiza cada caso, se aseguran de que no familia–, y nada es seguro”.

C
dice, “era cuestión de suerte”. Primero le lo haya hecho por dinero y su integridad Amorr cuenta la historia de
uando dos soldados tocó al padre el lado equivocado y días personal haya estado en riesgo. El insti- una mujer casada y con hijos que “Cuando el ser humano se
nazis se presentaron en después a la madre. Angustiada al ver que tuto registra 2 mil 758 justos de más de un día vuelve a casa después de angustia al cuestionar su cir-
el gueto de Cracovia pre- no regresaba, llamó por teléfono al sitio 20 países. hacer las compras. En el camino cunstancia (…) es cuando
guntando si había herre- donde supuestamente estaba su madre. Vandor logró llegar a España muchos ve un ciego que masca chicle. Y puede empezar a vivir una vida
ros, Siegmund Roter Cuando preguntó por ella una voz al otro años después. Tenía 15 cuando se radicó este es el elemento perturbador auténtica”.
dudó un segundo antes lado del teléfono le dijo: “¿Acaso no está en Barcelona, estudió Filología e Historia que le sirve a Lispector para María Luna Escudero–Alie
de alzar la mano y ofrecerse. La decisión contigo?”. Supo entonces, que de allí en y trabajó como profesor en la universi- precipitar a su personaje en el
que tomara podía salvarle la vida o con- adelante, tendría que ingeniárselas para dad de Barcelona por décadas. Habla vértigo del cuestionamiento de
denarle de inmediato a la cámara de gas. sobrevivir sola. Salió del gueto en un des- con mucha seguridad, con fuerza y con- la propia existencia: la suave penumbra donde habita, sólo perturba-
Alzó la mano de golpe “a veces hay que cuido de los guardias, con tanta naturali- vicción. Conoce la historia en sus míni- da por una cierta hora de la tarde cuando todo está en orden y no hay
guiarse por el instinto” dice. El instinto dad que nadie se percató de que escapa- mos detalles, a sus 80 años es un hombre nada de qué ocuparse. Por un momento Ana recobra la sensibilidad
no le falló: lo llevaron a una fábrica donde ba. Viajaba al campo y cuando se sentía fuerte e imponente. perdida y el mundo se transforma nuevamente en “un malestar”. Pese
trabajó intentando que nadie se diera insegura volvía a la ciudad, y luego de a que ella “había calmado tan bien a la vida” y “había cuidado tanto que
cuenta de que, en realidad, no era herre- vuelta al campo. En ese ir y venir pasó la LE LLAMABAN “FOFÓ” no explotara”, ahora está al borde de una crisis. La rutina, que borra
ro. “Vivíamos como esclavos”, recuerda. adolescencia. Más tarde, en París, cono- La griega Mazaltov Behar Mordoh cuenta toda inquietud, había dejado de funcionar como ese parapeto que la
El dueño de la industria era un hombre ció a Seigmund, su esposo. Ahora viven su historia como si estuviera describien- salvaba de la realidad; no de la “realidad” que ella había inventado y
avaro y cruel, al que no le importaba nada en Venezuela y tienen dos nietos. Nietos do una fotografía, tiene los recuerdos en donde se encontraba tan cómoda, sino de la vida real. Todo marchaba
más que hacer dinero. Se llamaba Oskar que ella se encargó de consentir como lo la punta de la lengua. Entre sus canas tan bien y de pronto “un ciego masticando chicle lo había destrozado
Schindler, el alemán que Spielberg hizo hicieron sus padres con ella. se asoman finísimos cabellos castaños, todo”. Sentada en el Jardín Botánico, la mujer percibe la sensualidad
famoso. Seigmund lo veía beber y comer sus ojos claros se resguardan tras unas de la existencia, que transcurre ajena a su angustia, y que el mundo
como un rey, mientras él recibía no más LOS JUSTOS DE LAS NACIONES gafas redondas y su boca delgada y rosa podría comerse como si fuera una fruta. La vida puede estar llena
que un pan y una sopa al día. Pero con- Hayy un nombre qque Jaime Vandor Koppelpp a veces deja ver unos alineados dientes. de peligros pero aún así, ser digna de vivirse. Y de amarse. Pero ese
forme fue avanzando la guerra, Schindler recuerda cada día de su vida: Ángel Sanz Las manos agrietadas están adornadas amor, claro está, implica riesgos. Así que Ana vuelve a casa, llena del
cambió radicalmente, hasta el punto de Briz, el cónsul de España en Hungría en con anillos y un reloj de oro y plata tro- “peor deseo de vivir”. Es decir, con ganas de vivir con autenticidad, no
arriesgar su propia vida para salvar la de los años cuarenta. Vandor, tenía seis años pieza con el número que lleva tatuado en ese sucedáneo que es la cordialidad, la aceptación y la tolerancia que
los judíos. Confeccionó una lista con los cuando junto a su madre y su hermano, el brazo. permite una convivencia sin problemas. Pero el abrazo del hijo, la pre-
nombres de aquellos a quienes podía sal- huían de Viena hacia España. En Austria Le cuesta hablar y a veces tiene que paración de la comida y la voz del marido la devuelven a sus pequeñas
var. Siegmund era el número 610. habían dejado una vida tranquila trunca- detenerse un momento y tomar aire. A circunstancias, donde no pasa nada y la existencia parece un tránsito
El falso herrero ha contado su historia da, para enfrentarse a la incertidumbre los 17 años vivía en Salónica (Grecia), le seguro, “alejándola del peligro de vivir”.
muchas veces, pero las palabras siguen y caminar huyendo de las bombas. No llamaban Fofó cariñosamente y era una “Cuando el ser humano se angustia al cuestionar su circunstancia, y
teniendo la misma fuerza, la misma capa- lograron llegar a España. En Hungría se niña verdaderamente hermosa. Su belle- se sabe inmerso en la nada –apunta Escudero–Alie–, es cuando puede
cidad de erizar la piel de quien le escu-
cha. La vida de este sobreviviente es una
y azules que se confunden con el color de
su chaqueta. Ella tenía 13 años cuando los EL INSTITUTO cerraron las fronteras y se vieron encerra-
dos en un país que empezaba a arder. Fue
za fue quizá lo que atrajo a los soldados
nazis, que la eligieron junto a 18 chicas
empezar a vivir una vida auténtica (si se rebela frente a su nada)”. Pero
Ana había logrado atravesar “el amor y su infierno” sin mayor daño. Y
de las muchas que están registradas en nazis se llevaron a sus padres del gueto de entonces cuando encontraron a Sanz Briz, para hacer experimentos médicos con sus había llegado al puerto seguro de la rutina del hogar, donde la oscura
el Instituto Yad Vashem, que la sema-
na pasada recibió el Premio Príncipe
Varsovia y pasó de ser una niña consenti-
da a una niña tratando de sobrevivir. La
ONLINE que falsificó documentos y les consiguió
una carta para que pudieran entrar a una
cuerpos. Querían encontrar una forma
de dejarlas estériles. Probaron primero
mirada del ciego no podía alcanzarla. Esa tarde “algo tranquilo había
estallado”, pero ahora, conversando con los familiares que habían lle-
de Asturias a la Concordia. El instituto, hija única de un matrimonio acomodado En la web www.yadvashem.org se puede de las ocho casas protegidas que España quemarle los ovarios con radiación. Pero gado a comer, “felices al no disentir, bien dispuestos a no ver defectos”,
fundado en 1953 en Jerusalén recuerda la que recibía la atención y los mimos de sus encontrar toda la información sobre el tenía en Budapest. “Lo hizo por iniciativa lo único que consiguieron fue dañarle todos bondadosos y humanos, Ana quiere retener el instante entre sus
vida de los seis millones de judíos asesi- padres en inmensas cantidades. Holocausto. Tiene, en español, una enci- propia, Franco no le dio orden”, apunta los riñones. Entonces le ordenaron a un dedos; como una fotografía del bienestar que todos hemos anhelado
nados por los nazis. Tiene un museo, una Pero con la llegada de la guerra cambió clopedia que recoge datos y documentos Vandor. La casa donde vivían tenía dos médico judío que la operara. Cuando la alguna vez. Y, aunque Clarice Lispector dedica especial atención a la
biblioteca, una sala de arte y un centro todo. Los trasladaron a un gueto donde sobre la tragedia. Además ofrece un habitaciones y se compartía con 51 per- niña despertó después de la interven- condición psicológica de la mujer urbana, su mirada crítica acerca de la
de investigación. Cada año acoge a más la comida escaseaba y el ambiente era recorrido virtual por el museo situado en sonas. “Pasamos hambre y dormíamos ción, se encontró dolorida en una estre- falta de autenticidad alcanza a todos los seres humanos. Porque rebe-
de dos millones de visitantes. parecido a una película de horror. Anna Jersulem, el sitio de Israel que recibe más en el suelo”, recuerda. Las casas prote- cha cama de hospital. El doctor la miró larse para pensar por cuenta propia, para expresar sin miedo los propios
tiene imágenes muy claras de aquellos visitantes después del Muro de Occidente. gidas eran respetadas casi siempre, por con ternura y le preguntó cómo se sentía. sentimientos y la propia percepción de la realidad, requiere del valor
UNA NIÑA CONSENTIDA días, recuerda salir a las calles y encon- El instituto se dedica también a la docencia los soldados nazis, pero conseguir que se “Yo quería tener hijos” dijo la niña con los para ser uno mismo; un buen camino para alcanzar la felicidad.
Anna Rzeche de Roter también sobre- trarse con bultos cubiertos por sábanas y a la investigación, en su web se pueden autorizara una era una tarea complicada. ojos empapados. “Los tendrás”, contestó
vivió al Holocausto. “Uno nunca olvida, blancas. Unas rocas en cada extremo de descargar folletos para maestros y educa- Sanz Briz se encargó de hacerlo, saltán- el médico con una sonrisa cómplice en Guatemala, 1 de noviembre de 2007.
pero trata de no pensar en eso todo el la manta impedían que el viento dejara dores que quieran hablar con sus alumnos dose permisos y evitando dar informes a los labios. El hijo de Mazaltov se llama amonterroso@guate.net.gt
tiempo”, dice. Es rubia, de ojos brillantes al descubierto los escuálidos cuerpos sobre la tragedia. “Recordando el pasado, España. Ahora recibe el título de Justo de Samuel, igual que el médico.
aseguramos el futuro
futuro”,, es su lema.

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