Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La escala microscópica
BLOQUE
de los materiales
Transformaciones de fases
y microestructura
8
CAPÍTULO
Transformaciones de fases
Aspectos generales
RECURSOS DIGITALES
Adenda: S
ólidos policristalinos
Capítulo 8 Transformaciones de fases. Aspectos generales
dΔG 2γ SL
=0 ⇒ r* = −
dr r*
Δg
Figura 1
ΔG2 = SCasquete ⋅ γ SL = 2π rh ⋅ γ SL 3
4πγ SL
ΔG* = (2 − 3cos θ + cos3 θ )
3(Δg )2
donde gSL es la energía libre superficial de la interficie
sólido-líquido.
Definiendo Φ(θ ) = 14 (2 − 3cos θ + cos3 θ ) , la expresión
3) La variación de energía libre debida al reemplazo
anterior se escribirá,
de la interficie nucleante-líquido por la interficie nu-
cleante-sólido, que se calcularía como:
3
16πγ SL
ΔG* = Φ(θ )
ΔG3 = S Base ⋅ (γ NS − γ NL ) 3(Δg )2
y que, de acuerdo con la ecuación Young-Duprè Lo que, comparando con la Expresión (8.5), nos lleva a
(γ NS NL ), puede reescribirse como:
SL cosθ = γ NL
NS + γ SL la conclusión de que
© Ediciones Paraninfo
* *
ΔG3 = S Base ⋅ (−γ SL cos θ ) ΔGHET = ΔGHOM ⋅ Φ (θ )
50
La escala microscópica de los materiales Bloque 2
Nota 8.2 A medida que estos cristales próximos a la pared del mol-
de aumentan su grosor, el molde se calienta, y el líquido con-
tiguo se enfría más lentamente, porque el calor también es
La estructura dendrítica y de lingote evacuado más lentamente. Así, si el grado de subenfriamento
local disminuye, el crecimiento dominará sobre la nuclea-
La cristalización es un proceso que está presente en los pro- ción. La Figura 2 muestra cómo aquellos cristales que crecen
cesos de colada. En éstos, un material fundido se vierte (se perpendicularmente a la pared del molde lo hacen más rápi-
cuela) en un molde y se enfría (o se deja enfriar) hasta que damente que los demás, por lo que acaban imponiéndose.
solidifica. La microestructura final obtenida dependerá de Esto da lugar a cristales grandes y alargados (columnares),
las condiciones en las que se produzca dicha solidificación, orientados según la dirección a lo largo de la cual la pérdida
como, por ejemplo, la naturaleza del molde contenedor, que de calor es más fácil.
influye en la velocidad de enfriamiento.
La microestructura descrita es una característica común
Para que los cristales puedan crecer en el seno de un de los materiales obtenidos por colada. La Figura 2 ilustra el
líquido deben liberar calor latente. Si este no es evacuado resultado final de una pieza obtenida por fundición o colada.
a través de la interficie cristal-líquido, la temperatura sube La estructura es conocida como estructura de lingote.
localmente y la solidificación se detiene. En la práctica, el
calor latente fluye por convección en el líquido y por con-
ducción a través del sólido que crece y del material del mol-
de. (Y aquí la naturaleza del molde es crítica, pues el ritmo
de extracción de calor será muy diferente, por ejemplo, en un
molde metálico y en un molde de arena).
El líquido que está en contacto con las paredes de un
molde metálico se enfría muy rápidamente, y el calor latente
es evacuado velozmente. El subenfriamiento resultante con-
duce a la nucleación heterogénea de muchos núcleos sobre la
pared del molde (Figura 1a). Frecuentemente, estos núcleos
cristalinos crecen en forma de dendritas. Las dendritas cre-
cen hasta que se encuentran con otras dendritas de núcleos
vecinos. El espacio entre los brazos de las dendrita solidifica
formando pequeños cristales equiaxiales, llamados cristales
superenfriados (Figura 1b).
Figura 2
(a)
Aunque apenas se observa en la figura, en el centro del
lingote suele haber granos equiaxiales debidos a la nuclea-
ción heterogénea generada por las impurezas segregadas en
esta región.
Nota 8.3
(b) Cálculo de la concentración
de embriones
Consideremos el proceso de solidificación cristalina de un
elemento puro. ¿Cuál sería la probabilidad de que en el seno
del líquido, a una temperatura T inferior a la TF , se formase
un embrión de radio r? Solo sabemos que la formación de
© Ediciones Paraninfo
51
Capítulo 8 Transformaciones de fases. Aspectos generales
ΔG * = C2 (TF − T ) 2
De aquí que la denominada entropía configuracional
asociada a la formación de dichos embriones se calculará
de modo que
como:
⎛ − ΔG * ⎞ ⎛ − C3 ⎞
ΔSconf = kB ln(ω ) = kB ⎡⎣ln ( (n0 + nr )!) − ln ( n0 !) − ln ( nr !)⎤⎦ f = exp⎜ ⎟ = exp⎜ 2 ⎟
⎝ k BT ⎠ ⎝ T (TF − T ) ⎠
Con ello, la variación de energía libre requerida para la
formación de todos esos embriones será igual a: Esta función f tendrá un máximo en TM siempre que
52
La escala microscópica de los materiales Bloque 2
(nótese la sustitución de V α por V en el segundo paréntesis donde c y n pueden obtenerse a partir de datos experimen-
del miembro de la derecha). Integrando entre el instante en tales.
que comenzó la transformación (t = 0) y el momento presen- Comparando (3) con (4), se llega a que c debería expre-
te (t), obtenemos: sarse como:
t 1
⌠ c = ( 13 π ) n vG (5)
Veβ = 43 π vC3 vNV ⎮⎮ (t − τ )3 dτ = 13 π vC3 vNVt 4
⌡0
53
Capítulo 8 Transformaciones de fases. Aspectos generales
(a)
Adenda
Sólidos policristalinos
Trataremos en esta Adenda dos aspectos concernientes a los
sólidos policristalinos. El primero se refiere al problema de
la determinación, por medida, del tamaño de grano medio.
El segundo tratará de introducir el problema de la simulación
de los procesos de cristalización mediante técnicas informá-
ticas.
(b)
A. Medida del tamaño de grano
Como se describe en este capítulo, la mayor parte de los
materiales son policristalinos, y los granos o cristales que
contienen pueden tener tamaños mayores o menores en fun-
ción de cómo se desarrollen las etapas de nucleación y creci-
miento durante la transformación de cristalización. Además,
la dimensión de los granos de un material es una variable a
tener muy en cuenta, ya que afectará de manera importante
a sus propiedades macroscópicas. En concreto, y como se
estudiará en el Capítulo 14, el tamaño de grano tiene una (c)
gran influencia sobre las propiedades mecánicas, de modo
que dos piezas con idéntica composición química, pero dife-
rente tamaño de grano, exhibirán respuestas muy diferentes
ante solicitaciones externas de tipo mecánico. También otras
propiedades, como las eléctricas, térmicas y magnéticas, se
ven afectadas por el tamaño de grano.
Para medir las dimensiones de los granos de un material,
el procedimiento más habitual es visualizar dichos granos y
posteriormente aplicar alguno/s de los métodos de medida
indicados por las normas internacionales, como la UNE-EN Figura 1
ISO 643 o la ASTM E112. Así, inicialmente hay que obtener
imágenes representativas de los granos de la muestra, para La determinación del valor medio del segmento intercep-
lo cual puede usarse algún tipo de técnica de microscopía. tado, l, se realiza a partir del conteo del número de granos
Lo usual es comenzar por la microscopía óptica (Figura 1a), interceptados, N, o del número de límites de grano intercep-
siendo necesario realizar una preparación de la muestra que tados, P, por una línea de medida de longitud conocida, L,
permita revelar sus granos, procedimiento que se describirá y a un aumento conocido, g (Figura 2). La norma UNE-EN
en la Adenda del Capítulo 9. Si los granos fuesen tan peque- ISO permite usar líneas rectas o circulares, pero recomienda
ños que no fueran visibles mediante microscopía óptica, se el uso de unas líneas concretas (rectas horizontales, vertica-
podría usar microscopía electrónica de barrido, SEM, (Figu- les o en cruz, además de circunferencias concéntricas) que
ra 1b) y, si aun así lo fueran, habría que recurrir a la micros- pueden consultarse en dicho documento. Para el cálculo tan-
copía electrónica de transmisión, TEM, (Figura 1c). to de N como de P, deben seguirse una serie de indicaciones.
Una vez conseguidas las imágenes de los granos, se pro- Una de ellas es que en el cálculo de N se han de contar como
cede a su medición. Como es lógico, las dimensiones de los ½ los granos que toquen el inicio y fin de la línea (siempre
diferentes granos de una muestra suelen ser relativamente que estos puntos iniciales y finales de línea no coincidan con
dispares entre sí, por lo que pese a que se puedan realizar me- límites de grano). En el ejemplo de la Figura 2, N=5 y P=5.
didas individualizadas de los tamaños de cada uno de ellos, A partir de N o P, se determina el valor medio del seg-
es habitual obtener el tamaño medio de grano de la muestra. mento interceptado, l, mediante las expresiones:
© Ediciones Paraninfo
54
La escala microscópica de los materiales Bloque 2
log m
G= −3
log 2
55
Capítulo 8 Transformaciones de fases. Aspectos generales
del sistema, para la simulación se hace preciso el empleo de III) Una celdilla cristalizada permanece cristalizada.
modelos computacionales que permitan seguir la evolución III) Una celdilla potencial no cristalizada que no tiene
de cada grano individualmente y, al mismo tiempo, calcular ninguna vecina cristalizada tiene una probabilidad
propiedades globales del sistema. La técnica de los autóma- de cristalizar de valor p.
tas celulares es especialmente adecuada para resolver este
III) Una celdilla no cristalizada (incluyendo las celdi-
tipo de problemas (y para otros como la propagación de in-
llas potenciales) cristaliza si alguna de las celdillas
fecciones, o de poblaciones de animales, que fueron los con-
vecinas ya está en fase cristalina, y lo hará con su
textos en los que por primera vez se aplicó). En esta técnica
misma orientación. Si hubiese más de una vecina
la muestra a simular se supone dividida en una serie de cel-
cristalizada, se elige al azar entre sus correspon-
dillas —cuadradas o triangulares, habitualmente— cada una
dientes orientaciones.
de las cuales se trata individualmente, pero cuyo comporta-
miento es dependiente de lo que le acontece a sus vecinas. Así pues, la tarea de la simulación consiste en barrer, en
cada iteración, todas las casillas del panel, consultando el
En nuestro caso, optaremos por un esquema cuadricular,
estado que tenían en la iteración anterior para actualizar de
en el que inicialmente todas las celdillas están en fase líqui-
acuerdo con las leyes su nuevo estado. Para simplificar el
da, es decir, ninguna de ellas está cristalizada. No obstante,
algoritmo puede ser útil sobredimensionar la matriz de esta-
si se quiere introducir la naturaleza heterogénea del proceso,
do de toda la cuadrícula con una fila adicional, por arriba y
será preciso distinguir entre dos tipos de celdillas no crista-
por abajo, y una columna extra, a derecha y a izquierda. Las
lizadas: las que tienen muy poca tendencia a cristalizar y las
casillas adicionales no se actualizan durante todo el proceso
que tienen una significativa tendencia a hacerlo, porque, por
y permanecerán indefinidamente en el estado 0, no obstante,
ejemplo, contengan algún agente nucleante. Marcaremos las
se gana así que las casillas situadas en los bordes puedan ser
primeras con el número 0, y las segundas (celdillas poten-
tratadas del mismo modo que las del interior.
ciales) con –1. El número de casillas con alta tendencia a la
cristalización se controlará por el usuario. La fracción transformada, que se calcula en cada itera-
ción como el cociente entre el número de celdillas cristaliza-
Las casillas que posteriormente vayan cristalizando serán
das y número total de celdillas, debería cumplir en todo paso
identificadas por un número entero mayor que 1; cada uno de
la denominada ley de Avrami.
los cuales representará una dirección cristalográfica diferen-
te. Cada número será representado con un color diferente, de La Figura 5 muestra el resultado de una simulación me-
tal modo que distinguiremos diferentes regiones, por sus dis- diante la técnica de autómatas celulares, implementada con
tintos colores. Cada región constituye un grano del material (a) (b)
policristalino que terminará surgiendo.
La evolución del sistema se produce porque cada celdilla
del autómata debe obedecer una serie de reglas simples y es-
trictas, que implican a las celdillas vecinas. Consideraremos
vecinas a una celdilla dada, a aquellas que comparten una
arista, esto es, cada celdilla del interior posee cuatro vecinas,
ignorando, pues, las que comparten con ella únicamente un
vértice. La Figura 4 ilustra lo que decimos.
(c)
Figura 4
© Ediciones Paraninfo
Figura 5
56
La escala microscópica de los materiales Bloque 2
Visual Basic, de un proceso hipotético, regido por fenóme- presencia de granos columnares en los bordes y equiaxiales
nos de nucleación y crecimiento. Se trata de la simulación de en el centro.
la transformación L→ S, mostrándose en la Figura 5a una si-
tuación intermedia, en la Figura 5b la situación final, y en la
Figura 5c la evolución de la fracción transformada frente al
número de iteraciones (nótese la concordancia con el perfil
que predice la ley de Avrami). Para esta simulación se ha em-
pleado una cuadrícula de 250 x 250, con una concentración
de celdillas potenciales del 2 % y una probabilidad p = 0.2.
Si la ubicación de las casillas de nucleación preferencial
se limita a los contornos, entonces la situación es bien dis-
tinta. Como muestra la Figura 6a, los granos resultantes son
de tipo columnar. La Figura 6b se ha obtenido admitiendo
que los núcleos potenciales se distribuyen en bordes, pero
también en el seno del líquido, lo que da como resultado la Figura 6
© Ediciones Paraninfo
57
9
CAPÍTULO
Transformaciones de fases
Sistemas multicomponentes
RECURSOS DIGITALES
Adenda: T
écnicas de preparación
materialográfica
Capítulo 9 Transformaciones de fases. Sistemas multicomponentes
Nota 9.1 2π Rλ 2π R
AVvar = 3
= (5)
λ λ2
Análisis de tres morfologías eutécticas
Por lo que, combinando las Expresiones (4) y (5) se llega
La existencia de diferentes morfologías en los sólidos eu-
finalmente a que:
técticos no es algo caprichoso. La morfología elegida será
siempre aquella que minimice la energía. Partiendo de consi-
2 fπ
deraciones geométricas simples es posible discernir cuándo AVvar =
será preferible una determinada morfología eutéctica y no λ
otra. La clave reside en estimar el valor del área interfási-
ca por unidad de volumen. Aquella morfología que posea Para la disposición en laminillas, la situación resulta
un menor valor de esta magnitud será la que finalmente sea completamente diferente (las laminillas son continuas por lo
adoptada. que las superficies verticales de la Figura 1c no se consideran
en el cálculo):
Consideraremos tres tipos de morfologías (ver Figura 1):
(1) esferas aisladas, de radio R, en disposición CS de arista
2λ 2 2
l, (2) varillas cilíndricas de radio R, también separadas una AVlam = 3
=
distancia l, y en disposición CS, y, por último, (3) la estruc- λ λ
tura laminar típica, de espaciado interlaminar l.
valor que es completamente independiente del valor de f.
Para comparar los resultados conviene normalizarlos, di-
vidiendo, por ejemplo, todas las expresiones por el valor de
AVlam . Si designamos por a los valores de las áreas interfási-
cas por unidad de volumen normalizadas, podemos escribir:
aVesf = 12 3 4π (3 f )2
Figura 1 aVbar = fπ
3
4π (3 f ) 2 (3)
AVesf =
λ
2
π R 2λ ⎛R⎞
f= =π ⎜ ⎟ (4)
λ3 ⎝λ⎠
Figura 2
60
La escala microscópica de los materiales Bloque 2
6.9 ⋅ cNi + 15 ⋅ cCr − 9.5 ⋅ cMo + 217 ⋅ cC 2 − 71.5 ⋅ cC ⋅ cMn − 67.6 ⋅ cC ⋅ cCr (2)
Las propiedades de los materiales sometidos a deformación
en frío y posterior recocido se ven modificadas en mayor o
donde los coeficientes cX representan los diferentes porcenta- menor medida, pero de modo diverso. Si durante la deforma-
jes en masa de los diversos componentes de la aleación. Por ción en frío del material su resistencia mecánica y su dureza
61
Capítulo 9 Transformaciones de fases. Sistemas multicomponentes
aumentan conforme aumenta el grado de deformación al que se resumen esquemáticamente en la Figura 1 y se describen
se ve sometido, la ductilidad, en cambio, decrece con el in- brevemente a continuación.
cremento de la deformación (Figura 1). Aunque durante la
primera etapa del recocido (recuperación) las propiedades
señaladas apenas se resienten, durante la recristalización
las tendencias observadas durante la deformación en frío se
invierten: la dureza y la resistencia mecánica disminuyen
bruscamente (el material se ablanda), en tanto que la ductili-
dad aumenta. Las mismas tendencias continúan, aunque de
modo atenuado, durante la etapa de engrosamiento de grano.
Especial atención merece la evolución del tamaño de
grano durante todo el proceso y la escasa repercusión que
este tiene sobre la conductividad eléctrica del material, que
en términos generales, sigue una evolución pareja a la de
la ductilidad, salvo por el matiz de que es la propiedad que
mejora más durante la recuperación.
Figura 1
A. Extracción
El primer paso ha de consistir, lógicamente, en la extracción
de una muestra de la pieza cuyo material se desea estudiar.
Dicha muestra ha de ser representativa del material objeto de
estudio. Normalmente, la extracción se realiza mediante un
disco de corte con abundante aporte de líquido refrigerante
Figura 1 para evitar calentamientos excesivos que pudiesen alterar la
microestructura del material.
Adenda B. Empastillado
Si el tamaño de la muestra es demasiado pequeño para que
Técnicas de preparación materialográfica pueda manipularse con comodidad, la pieza habrá de ser em-
butida en algún material polimérico (usualmente baquelita o
La obtención de micrografías como las mostradas en este algún tipo de resina epoxy) de modo que el conjunto (Figu-
capítulo, requiere no solo del uso de un microscopio de re- ra 2) sea adecuado para su manipulación.
flexión (vea la Adenda del Capítulo 1), sino también el segui-
miento de todo un protocolo de preparación de la superficie a
estudiar. La secuencia de pasos establecida no es en absoluto
caprichosa sino que está ideada para que, siguiéndola escru-
pulosamente, lo observado sea una representación fidedig-
na de la microestructura interna del material. Este conjunto
de procedimientos, durante mucho tiempo denominados
técnicas de preparación metalográfica, hoy día, cuando el
protagonismo de los metales ha perdido fuerza, se suelen de-
nominar más genéricamente como técnicas de preparación
© Ediciones Paraninfo
materialográfica.
El procedimiento a seguir para preparar una muestra
con el objeto de observar su microestructura a través de un
microscopio óptico de reflexión consta de varias etapas que Figura 2
62
La escala microscópica de los materiales Bloque 2
En caso de que se desee observar los bordes de la mues- En el desbaste asistido (Figura 3b), los papeles de lija son
tra, porque éstos tengan algún tipo de recubrimiento o tra- circulares y están montados sobre un plato giratorio. Para
tamiento térmico superficial, la resina empleada deberá conseguir un rayado uniforme en la muestra, en lugar de mo-
contener partículas de vidrio. Con ello se persigue aumentar verla linealmente como se hace en la caja de desbaste, esta se
la dureza de la resina, acercándola a la dureza de la muestra, ha de mantener inmóvil sobre el papel de lija. Al cambiar de
de modo que en la siguiente etapa de la preparación (la de papel de lija, la muestra deberá, igualmente, ser girada 90º.
desbaste, una vez se ha identificado la muestra) ambos mate-
riales se desgasten por igual, preservándose así la geometría D. Pulido
de la superficie de la muestra. A este tipo de empastillado se
El pulido tiene por objeto eliminar las rayas producidas en la
le denomina de preservación de bordes.
operación de desbaste y obtener una superficie especular en
la muestra. Para ello se utilizan abrasivos de tamaño menor
C. Desbaste a los empleados en el desbaste. Su tamaño es tan pequeño
Mediante la etapa de desbaste se eliminan las posibles capas (incluso por debajo de 0.05 mm) que en lugar de emplearse
carentes de interés que pudiera haber sobre la muestra (como pegados a un papel con adhesivo (papel de lija), se pulveriza
pintura, óxido, grasa,…) a la vez que se consigue que esta sobre un paño en el que las partículas de abrasivo quedan
tenga una superficie plana. Para ello, la muestra se lija con ancladas. Las máquinas empleadas para realizar el pulido se
una secuencia de papeles abrasivos cada vez más finos. El denominan pulidoras (aunque, obviamente, también puede
papel de lija más empleado tiene como elemento abrasivo realizarse un pulido manual) y, básicamente constan de un
partículas de SiC. Existen en el mercado papeles de SiC con motor que hace girar un disco sobre el que se coloca el paño
las numeraciones 60, 120, 180, 220, 320, 500, 1 000, 2 400, y de pulido. Para realizar un pulido adecuado, la muestra ha de
4 000. Dicho número indica la cantidad de partículas de abra- moverse trazando espirales en sentido contrario al del giro
sivo por pulgada cuadrada, por lo que un papel con número del paño (Figura 4), de modo que la muestra es pulida en
bajo poseerá partículas de abrasivo de mayor tamaño (papel todas direcciones.
basto), y viceversa.
El desbaste puede realizarse manualmente, mediante ca-
jas de desbaste, o de modo asistido, mediante desbastadoras.
En el desbaste manual (Figura 3a), se comienza frotando la
muestra sobre la lija más basta, con un movimiento lineal.
Una vez que se ha conseguido un rayado uniforme con una
de las lijas, la muestra se gira 90º y comienza a frotarse sobre
una lija más fina. Con el giro de la muestra se consigue eli-
minar el rayado procedente de la lija más basta, a la vez que
es fácil controlar cuándo se elimina completamente. Al final
Figura 4
del proceso, la muestra debería tener una superficie plana
con un rayado uniforme y fino procedente del último papel
de abrasivo empleado. El lijado ha de realizarse en presencia Tras el pulido, pocas características de la microestructura
de un refrigerante (normalmente, agua) que no solo evita el de los materiales pueden ser observadas (tan solo la presen-
calentamiento de la muestra, sino que también sirve para re- cia de porosidad y de fases de color oscuro). Esto se debe a
tirar los restos de material que se van desprendiendo. que las muestras pulidas se comportan como espejos en el
sentido de que reflejan muy bien la luz. Únicamente aquellas
(a) (b) partes de la muestra en las que la reflexión no sea buena, ya
sea porque debido a su color oscuro absorban parte de la luz,
o porque alteren el ángulo de reflexión de modo que esta no
sea paralela al haz incidente, tendrán el suficiente contraste
como para ser distinguibles. En la Figura 5 se muestra la
microestructura de una fundición (aleación Fe-C) en la que
solamente se aprecia una fase negra en forma de rosetas (gra-
fito), y abundantes poros esferoidales de pequeño tamaño.
© Ediciones Paraninfo
Figura 3
63
Capítulo 9 Transformaciones de fases. Sistemas multicomponentes
E. Ataque
Tras la cuidadosa limpieza de la muestra que sigue al pulido,
esta ha de ser atacada para revelar completamente su mi-
croestructura. Principalmente, se persigue resaltar los límites
de grano del material, las posibles maclas y aumentar el con-
traste de las diferentes fases que lo forman.
El ataque puede ser de tipo químico o electrolítico. El
proceso a seguir para realizar un ataque electrolítico es idén-
tico al explicado anteriormente para el pulido electrolítico y,
por tanto tiene sus mismas ventajas e inconvenientes.
El ataque químico es el método más empleado, y con-
siste en exponer la muestra a la acción de un reactivo de ca-
rácter ácido. Dicho ácido reacciona preferentemente con los
átomos de la superficie que tienen mayor energía (los más
reactivos), es decir, los que se encuentran en los límites de
grano, maclas,… Este arranque selectivo de átomos hace que
dichas zonas no reflejen perfectamente la luz, mostrándose
en un tono más oscuro (Figura 7a). La micrografía de la Fi-
gura 7b corresponde a la misma muestra de la Figura 5 que,
tras el ataque con el reactivo revelador, pone de manifiesto
Figura 5 los límites de grano existentes.
Las distintas fases del material y las diferentes orienta-
El pulido de una muestra también puede hacerse median- ciones de los granos de una misma fase también se compor-
te electrolisis. En una cuba con un electrolito adecuado se tan de modo distinto frente al reactivo, por lo que aparecen
sumerge la probeta a pulir, que pasa a ser el ánodo de un contrastadas cuando se observan al microscopio.
circuito eléctrico (Figura 6). Debe controlarse la diferencia
de potencial, la intensidad y el tiempo durante el que se pro-
longa el paso de la corriente en el circuito para obtener un
pulido adecuado. Por este motivo, en laboratorios donde se
trabaja con muchos tipos de materiales diferentes no suele
emplearse el pulido electrolítico.
© Ediciones Paraninfo
Figura 6 Figura 7
64
10
CAPÍTULO
Diagramas de equilibrio
RECURSOS DIGITALES
Adenda: T
razado de diagramas de
equilibrio binarios básicos
Capítulo 10 Diagramas de equilibrio
por lo que,
La regla de las fases de Gibbs
El objetivo de la regla de las fases es conocer el número de L = N + F (C − 1) − C ( F − 1)
grados de libertad, L, de un sistema, es decir, el número de
variables independientes necesarias para describirlo correc- expresión que simplificada y reordenada se puede expresar
tamente. como
Entre las variables necesarias para describir el sistema
se encuentran la composición de cada fase, ci, pero también F +L=C+N
otras variables, como la presión y la temperatura, y en de-
terminadas circunstancias, también el campo eléctrico o el
magnético al que se halle expuesto. Si el sistema posee C lo que coincide con la Expresión (10.1) si N se supone igual
componentes, entonces se requerirán solo (C − 1) variables a 2, y con la Expresión (10.2) si N = 1.
de composición, puesto que existe una relación que las liga a
todas y que es la siguiente:
Nota 10.2
C
∑c i =1
La regla de la palanca
i =1
Si en el sistema coexisten F fases, serán necesarias en- Consideremos, por simplicidad, un diagrama de tipo I (Figu-
tonces F (C − 1) variables de composición para describirlo. ra 10.7), y una aleación con composición c. Esta composi-
Si denominamos N al número de las otras variables necesa- ción da cuenta del contenido de B de la aleación, expresado
rias (tales como T y P), se requerirá un total de N + F (C − 1) como fracción en masa de componente B. Para una deter-
variables para la correcta descripción del sistema. Sin em- minada temperatura, la línea de enlace permite decir que la
bargo, no todas estas variables son independientes. La razón composición de la fase a es ca y la del líquido, cL.
se debe a la exigencia de que las fases coexistentes han de Si suponemos, además, que las proporciones en que se
estar en equilibrio mutuo. Para que una fase a esté en equi- halla presente cada fase son fa y fL, respectivamente, enton-
librio con otra fase b, la concentración del componente i que ces por cada gramo de aleación, tendremos fa gramos de a y
está presente en ambas fases ha de ser la misma, esto es: fL gramos de L. Naturalmente, puesto que solamente existen
estas dos fases, se ha de cumplir que
[i ](α ) = [i ]( β )
fα + f L = 1 (1)
De otro modo, se establecerían flujos difusivos netos que
violarían la condición de estado de equilibrio. (En rigor, más Consideremos 1 gramo de la aleación de composición c.
que de concentraciones deberíamos hablar de potenciales La masa total de B contenida en esa masa de aleación es senci-
químicos o, lo que es lo mismo, de energías libres molares llamente, c. La masa de B contenida en la fase a, se calculará
parciales del componente i en cada fase, pero hasta el capí- como ( fα ⋅ cα ), y la contenida en el líquido como ( f L ⋅ cL ). Y,
tulo siguiente no introduciremos este concepto. A efecto de por un simple balance de masas, deberá cumplirse que
esta demostración, nos basta hablar en términos de concen-
traciones.) c = ( fα ⋅ cα ) + ( f L ⋅ cL ) (2)
Como, en general, estarán presentes no solo dos fases,
sino F fases, ( f1, f2, …, fF), la Expresión (1) habrá de exten-
Resolviendo el sistema formado por las Expresiones (1)
derse del modo siguiente:
y (2) se llega a que
[i ]( f ) = [i ]( f ) = ... = [i ]( f )
1 2 F
c − cα cL − c
fL = y fα = (3)
© Ediciones Paraninfo
cL − cα cL − cα
de donde pueden extraerse ( F − 1) relaciones para cada
componente i. Por lo tanto, para C componentes existirán
C ( F − 1) relaciones, cada una de las cuales reduce en una El nombre de regla de la palanca se debe al hecho de que
unidad el número de variables libres necesarias. Esto es, este instrumento obedece una ley similar. En efecto, para que
66
La escala microscópica de los materiales Bloque 2
una palanca como la mostrada en la Figura 1 permanezca en da, su composición siempre será uniforme. Las bases físicas
equilibrio, debe cumplirse lo siguiente: el producto de la Po- de estas suposiciones provienen del hecho de que el ritmo
tencia por su brazo es igual al de la Resistencia por el suyo: de difusión en los líquidos es normalmente varios órdenes
de magnitud superior al característico de los sólidos, y que,
P ⋅ B p = R ⋅ Br (4) además, en el líquido los procesos convectivos favorecen la
homogeneización. Finalmente, y en tercer lugar, se supondrá
que los volúmenes molares de las fases sólida y líquida son
siendo P la potencia, Bp la longitud del brazo de la potencia, aproximadamente iguales.
R la resistencia y Br la longitud del brazo de la resistencia
hasta el punto de soporte. Para una aleación de composición c, a cualquier tempe-
ratura Ti , las intersecciones de la isoterma con las líneas sóli-
dus y líquidus dan la composición de la fase sólida y líquida,
respectivamente. Estas composiciones, que se suponen en
equilibrio en el frente de solidificación, están relacionadas
linealmente a través de la expresión: cS = kcL , siendo k el
denominado coeficiente de redistribución de equilibrio, y cS
y cL , las composiciones de soluto (expresadas en masa) en
el sólido y en el líquido, respectivamente.
Si suponemos que f S representa la fracción en masa de
fase sólida en la aleación, entonces, (1 − f S ) representará la
fracción de fase líquida. Como hemos asumido que en el
Figura 1 frente existe equilibrio local, es posible aplicar allí la regla
de la palanca, por lo que la fracción de fase sólida se calcu-
laría como:
En efecto, despejando el denominador (cL − cα ) de las
dos Expresiones de (3), e igualando, se obtiene que cL − c
fS =
c L − cS
c − cα cL − c
=
fL fα Diferenciando esta expresión, se obtiene:
y de aquí
df S (cL − cS ) + f S (dcL − dcS ) = dcL − dc
fα ( c − cα ) = f L ( cL − c )
en donde dc = 0 , porque c es la composición de la aleación
y no varía, y también dcS = 0 , porque, como hemos dicho,
expresión que coincide, formalmente, con la Expresión (4). no hay difusión en el sólido y, por tanto, la concentración de
soluto en el sólido de la interficie no cambiará. Con todo,
resultará
Nota 10.3
(cL − cS )df S
dcL =
La ecuación de Scheil 1 − fS
Supongamos, por sencillez, un diagrama de fases de tipo I. Dado que cS = kcL , la expresión anterior se convierte en
Para la derivación de la ecuación de Scheil son necesarias
varias suposiciones. La primera, que la difusión del soluto
en la fase sólida es despreciable porque resulta demasiado dcL (1 − k )df S
= (1)
lenta, en tanto que en el líquido la difusión sí es suficien- cL 1 − fS
temente rápida. La segunda, que el sólido y el líquido en la
interficie están en equilibrio local. La primera suposición se Integrando la Expresión (1) con las condiciones de con-
traduce en que la composición de la fase sólida en el frente
© Ediciones Paraninfo
67
Capítulo 10 Diagramas de equilibrio
o bien
xif ' ⎛ l + mi − T Δsi ⎞
f
= exp ⎜ − i ⎟ (2)
xi ⎝ RT ⎠
( k −1)
cL = c(1 − f S ) (2b)
(Siguiendo el criterio generalmente adoptado, toda ener-
que son dos formas posibles de la denominada ecuación de gía liberada por el sistema se considerará negativa, y positiva
Scheil. En las Expresiones (2), cS y cL representan las compo- cuando le es suministrada. Con ello, ℓ i será negativo en el
siciones del sólido y del líquido en la interficie L-S. paso de líquido a sólido y positivo al contrario. Del mismo
modo, mi será negativo cuando el componente i abandone
una red que no es la suya para adoptar la que sí le es propia,
y positivo en el caso contrario.)
Adenda La magnitud Δsi representa la variación de entropía pro-
ducida en cualquier caso. En el caso de una transformación
Trazado de diagramas de equilibrio sólido(s) → sólido(s), Dsi será muy próxima a cero, porque el
binarios básicos grado de «desorden» varía realmente poco (la variación se-
ría estrictamente cero si las estructuras inicial y final fueran
El cálculo teórico de un diagrama de fases binario consiste idénticas). Como es sabido, Δsi y ℓ i están relacionadas entre
sencillamente en el trazado de sus líneas, tanto las que sepa- sí mediante la ecuación ℓ i = Ti Δsi , siendo Ti la temperatura
ran las zonas monofásicas de las bifásicas, como las que reve- a la que tiene lugar la transformación. Aprovechando esta
lan eventuales puntos invariantes. Si se conoce previamente relación, la Expresión (2) quedará como:
el tipo de diagrama, es posible calcular sus líneas, de forma
aproximada, mediante argumentos termodinámicos muy sim-
xif ' ⎛ ℓ [1 − T Ti ] + mi ⎞
ples. Aunque este asunto se tratará con detalle en el capítulo = exp ⎜ − i ⎟ (3)
f
siguiente, podemos adelantar que las fracciones molares del xi ⎝ RT ⎠
fʹ
componente i en la fase f y en la fase f ʹ, xi f y xi , respectiva-
mente, cumplen, en primera aproximación, lo siguiente: Designando, para abreviar, ψ i ≡ exp ( − ℓ i [ l − T Ti ] (RT ))
y φi ≡ exp ( − mi ( RT ) ) , la Expresión (3) se expresará senci-
xif ' ⎛ Δh − T Δsi ⎞ llamente como:
= exp ⎜ − i ⎟ (1)
xif ⎝ RT ⎠
xif '
= ψ i ⋅ φi (4)
donde Δhi y Δsi representan las diferencias de entalpía y xif
entropía existentes entre un mol de átomos de la especie i en
las condiciones de la fase f, y otro mol de la misma especie, que junto con el hecho de que la suma de las fracciones
pero en las condiciones de la fase f ʹ. (Por condiciones de molares de ambos componentes (para sistemas binarios) en
una determinada fase queremos decir que los átomos siguen cada una de las fases es siempre igual a la unidad, esto es,
la misma disposición atómica de esta fase: su desorden, o su
ordenamiento en tal o cual patrón.) ' '
x Af + xBf = 1 y xAf + xBf = 1 (5)
Si ignoramos la dependencia térmica de las magnitudes
hi f (o suponemos que son idénticas para ambas fases), pode-
mos decir que la variación de entalpía Dhi resulta de la suma constituyen todos los ingredientes necesarios para poder tra-
de dos contribuciones: la debida al calor molar de la trans- zar cualquier diagrama binario elemental.' Solo faltará para
formación f → f ʹ , que denotaremos por ℓ i , y la debida al ello, evaluar las expresiones de x Bf y xBf en función de las
calor molar de mezcla, que denotaremos por mi. El primero variables termodinámicas de los componentes del sistema y
es un concepto bien conocido, pero el segundo requiere una a distintas temperaturas, para obtener así las líneas que deli-
aclaración. El calor molar de mezcla del componente i (mi) mitan las distintas regiones del diagrama. (La representación
representaría la energía requerida para que los átomos de un natural que seguiría de estos cálculos sería en términos de
mol de dicho componente abandonasen su estado cristalino fracciones molares; en los gráficos que siguen, no obstante,
de equilibrio y se introdujesen en la red del otro componen- las escalas se han convertido en fracciones másicas, siguien-
© Ediciones Paraninfo
te. Así definido, mi tendrá un valor igual a cero solo cuando do las recetas dadas en el Ejercicio resuelto 10.1.)
el componente i deba disolverse en una estructura cristalina A continuación se aplica el procedimiento general descri-
idéntica a la suya propia. Con todo, la Expresión (1) puede to, a los distintos tipos de diagramas binarios básicos estu-
reescribirse como: diados en el capítulo.
68
La escala microscópica de los materiales Bloque 2
ψ A ⋅ x AL + ψ B ⋅ xBL = 1
ψ A ⋅ (1 − xBL ) +ψ B ⋅ xBL = 1
ψ A −1
xBL =
ψ A −ψ B
ψ B (ψ A − 1)
xBS =
ψ A −ψ B B. Trazado de diagramas de Tipo II
Para una aleación con insolubilidad total de sus componentes
Puede comprobarse que valores muy diferentes de los en estado sólido, existen dos regiones bifásicas entre líquido
ℓ i ensancharán la región bifásica y valores muy similares la y sólido, en las que intervienen, por separado, los compo-
estrecharán. Las grandes diferencias de entalpías requerirán nentes puros. Dado que las fases sólidas que aparecen (SA y
de un mayor intervalo de temperaturas para que el calor que SB) son componentes puros, los valores de φi serán iguales a
ha de liberarse pueda ser asimilado por el sistema, lo que se 1, y los valores de x AS B y x AS B valdrán 0, mientras que x AS A y
traducirá en mayores rangos de solidificación. Por otro lado, xBS B valdrán 1.
si los valores de Dsi para ambos componentes aumentan o Procediendo del mismo modo que en el caso de los sis-
disminuyen, las líneas líquidus y sólidus se desplazarán por temas tipo I, para la zona bifásica del diagrama rica en A,
debajo o por encima de la línea imaginaria que conecta las donde no solidifica el componente B (lo que es equivalente
temperaturas de fusión de los dos componentes. La razón a decir que el calor latente de fusión es muy grande, por lo
de este comportamiento es que los sistemas con entropías que el término ψ B = exp(−∞) será nulo), la línea de líquidus
de fusión pequeñas tienen estructuras sólidas relativamente correspondiente se calculará mediante
«desordenadas» a elevadas temperaturas y funden más fá-
cilmente que los sistemas con entropías de fusión mayores.
ψ A −1
xBL = (6)
© Ediciones Paraninfo
69
Capítulo 10 Diagramas de equilibrio
(a) ψ B ⋅ φB (ψ A − 1)
xBSα = (9)
ψ A −ψ B ⋅ φ B
ψ A ⋅φA − 1
xBL = (10)
ψ A ⋅ φ A −ψ B
ψ B (ψ A ⋅ φA − 1)
S
xB β = (11)
(b) ψ A ⋅ φ A −ψ B
ψ A −1 ψ ⋅φ − 1
= A A (12)
ψ A −ψ B ⋅ φ B ψ A ⋅ φ A −ψ B
© Ediciones Paraninfo
70
La escala microscópica de los materiales Bloque 2
φA − 1
xBSα = (13)
φ A − 1 φB
71
Capítulo 10 Diagramas de equilibrio
Por debajo de la temperatura peritéctica aparecerán: (i) Por último, la evaluación, a la temperatura resultante tras
una línea de solvus y una de líquidus que partirán desde los la resolución de la Expresión (17), de las Expresiones (15) o
extremos del tramo horizontal correspondiente a la transfor- (16) dará lugar a la composición del punto peritéctico.
mación invariante, y (ii) otra línea de solvus y otra de solidus En la Figura 4a se muestra el resultado del cálculo del
que surgen a partir del punto peritéctico. diagrama correspondiente al sistema Re-Pt. Según estos cál-
Las líneas de solvus y líquidus referidas en (i) se calculan culos, el eutéctico debería situarse en el 54.58 % Pt, siendo el
de igual modo que las líneas solvus y líquidus descritas en valor experimentalmente medido, Figura 7b, de 58 % Pt. El
los diagramas tipo III para las partes del diagrama ricas en A diagrama teórico se ha calculado a partir de: TRe = 3 453 K,
y B respectivamente (tan solo habrá de tenerse en cuenta que TPt = 2 042 K, ℓ Re = –33 500 J/mol, ℓ Pt = –19 700 J/mol, mRe
esta línea de líquidus tendrá que evaluarse a temperaturas = 1 600 J/mol, mPt = 1 500 J/mol, M(Re) = 186.2 g/mol y
inferiores a la temperatura peritéctica), a saber: M(Pt) = 195.09 g/mol.
(a)
φA − 1
xBSα =
φ A − 1 φB
ψ A ⋅φA − 1
xBL =
ψ A ⋅ φ A −ψ B
S 1 φA − 1
x Bβ = (solvus) (15)
1 φ A − φB
ψ B (ψ A ⋅ φA − 1)
S
xB β = (sólidus) (16)
ψ A ⋅ φ A −ψ B
ψ B ⋅ φB (ψ A − 1) φ −1
= A (17)
ψ A −ψ B ⋅ φ B φ A − 1 φB
© Ediciones Paraninfo
72
Tipo de diagrama Punto invariante Línea(s) Líquidus Línea(s) Sólidus Líneas Solvus
∀T ∈ [TA , TB ] ∀T ∈ [TA , TB ]
I No hay ψ A −1 ψ B (ψ A − 1) No hay
xBL = xBS =
ψ A −ψ B ψ A −ψ B
∀T ∈ [TA , TE ]
ψ A −1 1
= ⇒ TE ψ A −1
ψA ψB xBL = ∀ x ∈ [0, 1]
ψA
II No hay
ψ A −1 ∀T ∈ (TE , TB ] T = TE
xE =
ψA T
E
xBL = 1 ψ B
∀T ∈ [TA , TE ]
∀T ∈ [TA , TE ] ψ B ⋅ φB (ψ A − 1) ∀ T ∈ [Tamb , TE ]
xBSα =
ψ A −1 ψ ⋅φ − 1 ψ A −ψ B ⋅ φ B φA − 1
= A A ⇒ TE ψ A −1 xBSα =
xBL =
ψ A − ψ B ⋅ φ B ψ A ⋅ φ A −ψ B ψ A −ψ B ⋅ φB S φ A − 1 φB
∀ x ∈ ⎡⎣ xBSα (TE ), xBβ (TE ) ⎤⎦
III
ψ A −1 ∀T ∈ (TE , TB ] T = TE ∀T ∈ (Tamb , TE ]
xE =
ψ A −ψ B ⋅ φ B TE ψ A ⋅φA − 1 ∀T ∈ (TE , TB ]
xBL = S 1 φA − 1
ψ A ⋅ φ A −ψ B x Bβ =
S ψ B (ψ A ⋅ φA − 1) 1 φ A − φB
xB β =
ψ A ⋅ φ A −ψ B
∀ T ∈ [TA , TP ]
∀ T ∈ [TA , TP ] ψ B ⋅ φB (ψ A − 1) ∀ T ∈ [Tamb , TP ]
xBSα =
ψ B ⋅ φ B (ψ A − 1) φ −1 ψ A −1 ψ A −ψ B ⋅ φ B φA − 1
= A ⇒ TP xBL = xBSα =
La escala microscópica de los materiales
ψ A −ψ B ⋅ φ B φ A − 1 φB ψ A −ψ B ⋅ φB S φ A − 1 φB
∀ x ∈ x BSα (TP ), x Bβ (TP )
[ ]
IV
ψ B ⋅ φ B (ψ A − 1) ∀ T ∈ (TP , TB ] T = TP ∀ T ∈ [Tamb , TP ]
xP =
ψ A −ψ B ⋅ φ B T P ψ A ⋅φA − 1 ∀ T ∈ (TP , TB ] S 1 φA − 1
xBL = x Bβ =
ψ A ⋅ φ A −ψ B 1 φ A − φB
S ψ B (ψ A ⋅ φA − 1)
xB β =
ψ A ⋅ φ A −ψ B
73
Bloque 2
ψ i ≡ exp ( − ℓi [1 − T Ti ] ( RT ) ) φi ≡ exp ( − mi ( RT ) )
11
CAPÍTULO
Determinación de
diagramas de equilibrio
RECURSOS DIGITALES
Adenda: D
eterminación del diagrama
Pb-Sn mediante análisis
térmico
Capítulo 11 Determinación de diagramas de equilibrio
T (t ) = T0 − at (2)
76
La escala microscópica de los materiales Bloque 2
g (α ) ( x1 ) + ax1 − ( g ( β ) ( x2 ) + ax2 )
=0
x2 − x1
(c)
de donde,
g (α ) ( x1 ) − g ( β ) ( x2 )
a=
x1 − x2
77
Capítulo 11 Determinación de diagramas de equilibrio
⎧⎪ ⎡ ⎛ (1 − x) x ⎞⎤ ⎡ (1 − x) ⎤ ⎡ x ⎤ ⎫⎪
Δ sM = kB NAV ⎨ln ⎢ NAV ⎜ + ⎟ ⎥ ! − ln ⎢ NAV ⎥ ! − ln ⎢ NAV ⎥ !⎬ =
⎩⎪ ⎣ ⎝ nA nB ⎠⎦ ⎣ nA ⎦ ⎣ nB ⎦ ⎭⎪
© Ediciones Paraninfo
78
La escala microscópica de los materiales Bloque 2
Cuando nA = nB = 1 , esto es, en el límite en el que cada átomos iguales es −2ε XX , y 12 zN AV es el número de enlaces.
partícula de polvo contenga un solo átomo, la expresión an- (Hemos asumido que los dos tipos de átomos tienen el mis-
terior se simplifica y conduce a: mo número de coordinación, z.)
Por lo tanto, la variación debida a la mezcla se calculará
Δ sM = − kB NAV ⎡⎣(1 − x) ln (1 − x) + x ln ( x)⎤⎦ restando a la Expresión (1) la (2), es decir,
= − R ⎣⎡(1 − x) ln (1 − x ) + x ln ( x )⎦⎤
Δh M = − zN AV ⎡⎣(1 − x) 2 (ε AA ) + x 2 (ε BB ) + x(1 − x)(2ε AB ) − (1 − x)(ε AA ) −
que da la expresión para calcular la entropía de mezcla de = − zN [ − x(1 − x)(ε AA ) + x(1 − x)(ε BB ) + x(1 − x)(2ε AB ) ]
una solución ideal, y que coincide
Δh M = −con (1 − x) 2 (ε AA(11.6),
zN AVla ⎡⎣Expresión ) + x 2 (ε BB ) + x(1 − x)(2εAV ) − (1 − x)(ε 2 ) − x(ε BB ) ⎤⎦ =
Δh M = − zN AV ⎡⎣(1 AB− x) 2 (ε AA ) + xAA(ε BB ) + x(1 − x)(2ε AB ) − (1 − x)(ε AA ) − x(ε BB
señalada en el texto.
= − zN AV [ − x(1 − x)(ε AA ) + x(1 − x)(ε BB ) + x(1 − x)(2ε AB ) ]
= − zN AV [ − x(1 − x)(ε AA ) + x(1 − x)(ε BB ) + x(1 − x)(2ε AB ) ]
1
2 zN AV ⎡⎣(1 − x)2 (−2ε AA ) + x2 (−2ε BB ) + 2 x(1 − x)(−2ε AB ) ⎤⎦ (1)
1
2 zN AV [(1 − x)(−2ε AA ) + x(−2ε BB )] (2)
79
Capítulo 11 Determinación de diagramas de equilibrio
cillo; solubilidad total en estado líquido, solubilidad parcial Para el caso estudiado, una velocidad de 15 ºC/min puede
en estado sólido, y una transformación eutéctica a 183 ºC. El ser adecuada.
punto eutéctico se sitúa en el 61.9 % en masa de Sn.
Ha de tenerse cierta precaución porque la forma de los serán mucho más precisas.
picos (en este campo se suele denominar pico tanto a los Una tras otra, las muestras se van introduciendo en un
verdaderos picos, como a los valles) está influenciada, entre crisol, añadiendo una pequeña cantidad de grafito en polvo,
otros factores, por la velocidad de calentamiento escogida. de modo que cubra la superficie de la mezcla. (El grafito
80
La escala microscópica de los materiales Bloque 2
juega el importante papel de proteger a la aleación de la oxi- maciones a menores temperaturas, ha de corresponderse con
dación, fenómeno que se acentúa a medida que aumenta la una transformación eutéctica.
temperatura.) Ahora solo queda calentar el crisol hasta que Operando de este modo podemos determinar con mucha
la mezcla se funda, tras lo cual se deja enfriar, y se decanta precisión las temperaturas a las que se producen fusiones o
desechando el grafito. transformaciones invariantes, pero puede haber problemas
para determinar las temperaturas de otras transformaciones
C. Realización de las experiencias más sutiles como es el caso de la aparición de un precipitado.
Se programa una velocidad de calentamiento de 15 ºC/min Por ello, es muy recomendable trazar también las curvas de
hasta alcanzar 350 ºC, temperatura a la que, a la vista del enfriamiento T-t de cada composición. (Figura 4).
diagrama, cualquier aleación Pb-Sn está en estado líquido. La información que extraemos de las curvas de enfria-
De este modo, podremos determinar, para cada una de las miento de las muestras del 0, 40, 61.9 y 100 % Sn ya es co-
composiciones Pb-Sn preparadas, las temperaturas a las que nocida. Es, sobre todo, en el caso de las curvas del tipo del
sufren algún tipo de transformación. A modo de ejemplo, 10 % Sn en las que se saca todo el partido del trazado de las
en la Figura 3 se muestran los resultados del DTA para las curvas de enfriamiento. Para dicha composición, se observan
composiciones del 0, 40, 61.9 y 100 % en masa de Sn. Los hasta tres cambios de pendiente de la curva T-t. El primero
picos endotérmicos que se recogen en los termogramas de tiene lugar a unos 300 ºC y es claramente el relacionado con
las muestras del 0 y 100 % de Sn son los debidos a la fusión el inicio de la solidificación. El segundo se produce a unos
del Pb y Sn, respectivamente. Para el caso de la muestra del 275 ºC, temperatura que no coincide con la de la transforma-
61.9 % Sn, puede determinarse que sufre una única transfor- ción eutéctica ya determinada (~180 ºC). Así pues, se dedu-
mación endotérmica a unos 180 ºC, que obligatoriamente ce que esta composición ya no sufre dicha transformación
ha de corresponder también a la fusión de la aleación (por- invariante. Es entonces lógico pensar, teniendo en cuenta la
que no aparece ninguna otra transformación a temperaturas información conocida para las composiciones del 0 y 40 %
mayores). Sn, que este punto se corresponda con el paso por una lí-
La aleación del 40 % Sn tiene, en cambio, dos transfor- nea de sólidus (entrada en la región monofásica α). De este
maciones endotérmicas: la primera de ellas a una temperatu- modo, el tercer cambio de pendiente se corresponde con el
ra similar a la de la muestra del 61.9 %, mientras que la otra inicio de una precipitación (paso por la línea de solvus). La
se produce a unos 235 ºC. Esta última ha de ser la correspon- temperatura de este último cambio inflexión es la más difícil
diente a la fusión total de la muestra, mientras que resulta de concretar; algo más que previsible al tratarse de una trans-
revelador la coincidencia de temperaturas entre la otra trans- formación en estado sólido.
formación y la que se produce en la muestra del 61.9 %. Si se Las curvas T-t de las composiciones del 20 y 80 % nos
analizan los resultados de las muestras del 20 y del 80 % Sn, proporcionan información similar a la del 40 %; es decir,
se puede constatar también la presencia de un pico endotér- marcan de nuevo la temperatura del eutéctico, y las tempe-
mico a esa misma temperatura, mientras que no aparece en raturas del paso por la línea de líquidus. Con la información
la del 0, 10 y 100 % Sn. La conclusión es que debe de ser una conocida hasta ahora, podríamos cometer un grave error a
transformación invariante que tiene lugar a esa temperatura la hora de dibujar el diagrama, y es que podríamos pensar
y que, por ausencia en los termogramas de otras transfor- que hay insolubilidad total del Pb en el Sn (es decir, que
© Ediciones Paraninfo
Figura 3
81
Capítulo 11 Determinación de diagramas de equilibrio
Figura 4
no existe línea de solvus en el extremo derecho del diagra- maciones en la muestra, y de si su carácter es endotérmico
ma). Si hubiesemos preparado las composiciones del 90, e o exotérmico. De lo que no indican nada es acerca de la na-
incluso la del 95 %, los resultados parecerían corroborarnos turaleza de dichas transformaciones; es decir, no sabemos si
esta hipótesis, algo completamente erróneo si observa el dia- se trata de una precipitación, una transformación peritéctica,
grama real Pb-Sn de la Figura 1. Hacemos hincapié en esta etc. Solo podemos estar seguros de que la transformación
circunstancia para que comprenda el alcance de la dificultad que se produzca a mayor temperatura se tratará de una fu-
de la determinación completa y exacta de un diagrama de sión, y eso solo en el caso en el que hayamos alcanzado una
equilibrio. Tal es así, que aún hoy en día hay líneas, o par- temperatura lo suficientemente alta para ello (pero no tan
tes de ellas, de muchos diagramas en las que existen dudas, elevada como para evaporar la muestra). Por ello, estas téc-
y que podrá reconocer porque suelen representarse en trazo nicas han de combinarse con otras, como la microscopía óp-
discontinuo, o simplemente se deja en blanco (por ejemplo, tica y electrónica o la difracción de rayos X, para realizar una
observe las líneas de solvus en este diagrama Pb-Sn por de- determinación precisa de un determinado diagrama de fases.
bajo de 50 ºC). Eso sí, con equipos como el DTA se pueden cuantificar las
Como habrá comprobado a estas alturas, técnicas como transformaciones de fase. Por ejemplo, puede determinarse
el DTA o la DSC simplemente proporcionan información la variación de entalpía asociada, simplemente midiendo el
acerca de las temperaturas a las que se producen transfor- área encerrada por el pico (o valle).
© Ediciones Paraninfo
82
12
CAPÍTULO
Diagramas de equilibrio
de interés tecnológico
RECURSOS DIGITALES
Adenda: E
volución histórica
del diagrama de equilibrio
de los aceros
Capítulo 12 Diagramas de equilibrio de interés tecnológico
84
La escala microscópica de los materiales Bloque 2
La designación simbólica se subdivide en dos tipos (ya • Aceros no aleados con Mn > 1 %, aceros de fácil
puede ir comprobando que esto de la clasificación y designa- mecanización y aceros con contenidos inferiores al
ción de los aceros no es una cuestión sencilla): la basada en la 5 % en cualesquiera de sus elementos de aleación:
composición química, y la que se rige por el uso para el que
está pensado el material. Esta última sigue la estructura básica: ZZ Símbolos ZZ
C ZZ HS ZZ-ZZ-ZZ-ZZ
© Ediciones Paraninfo
de nuevo, Z son dígitos de 0 a 9, e indican el porcen- las Z son dígitos de 0 a 9 e indican los porcentajes de
taje de C del acero multiplicado por 100. W, Mo, V y Co, en este orden.
85
Capítulo 12 Diagramas de equilibrio de interés tecnológico
(a) (b)
(c) (d)
(e) (f)
© Ediciones Paraninfo
Figura 1
86
La escala microscópica de los materiales Bloque 2
Además de los mencionados tratamientos isotérmicos cantidades de hasta el 12 %. La presencia de este ele-
son también comunes tratamientos termomecánicos como el mento hace descender notablemente el punto de fu-
ausforming o el isoforming (Figura 1e y f, respectivamen- sión de la aleación (gracias a la presencia de un punto
te), entre otros. En el ausforming se deforma plásticamente eutéctico en el diagrama Al-Si para una composición
la austenita inestable para posteriormente transformarla en del 12 % Si aproximadamente), por lo que se suelen
martensita. Con ello se consigue una martensita más fina, emplear como material de aporte para soldadura.
menos tetragonal, y se hace necesario un mejor tratamiento • Serie 5xxx: Contienen magnesio como aditivo princi-
de revenido, que da lugar a muy buenas propiedades mecáni- pal, aunque también tienen cantidades apreciables de
cas. Este tratamiento solo será posible en aceros con curvas manganeso. Son aleaciones que sin ser tratables térmi-
desplazadas a la derecha. Por su parte, el isoforming es un camente, cuentan con una buena resistencia mecánica.
tratamiento similar al anterior, pero en el que la deforma- Además, tienen una buena resistencia a la corrosión en
ción continúa hasta que la transformación de la austenita se ambientes marinos y se sueldan con relativa facilidad.
completa, obteniéndose una estructura con matriz ferrítica
• Serie 6xxx: Contienen silicio y magnesio en propor-
y cementita esferoidal. El resultado final es un material con
ciones tales que permitan que estas aleaciones sean
muy buena tenacidad.
tratables térmicamente. Son fácilmente conformables,
y tienen buena resistencia mecánica, (aunque menor
que la de las series 2xxx y 7xxx), y a la corrosión.
Nota 12.3 • Serie 7xxx: El zinc es el elemento presente en ma-
yor proporción, pudiendo contener además cantidades
Aleaciones de aluminio apreciables de cobre y magnesio, y pequeñas adicio-
nes de cromo y manganeso. Las aleaciones de esta fa-
La buena combinación de propiedades del aluminio puro ha milia son las que cuentan con una mayor resistencia
hecho que se exploren ampliamente las ventajas de alearlo mecánica, por lo que han sido ampliamente utilizadas
con otros elementos, desarrollándose multitud de aleaciones en aeronáutica.
que mejoran aún más sus propiedades y permiten ampliar Al igual que el aluminio puro, las aleaciones de aluminio
enormemente su campo de utilización. pueden endurecerse por deformación, siendo posible en al-
Describamos de modo somero las principales caracterís- gunas de ellas, como hemos indicado anteriormente, mejorar
ticas de las diferentes familias de aleaciones de aluminio, aún más sus propiedades mecánicas a través de tratamientos
conocidas en este campo con el nombre de series: térmicos. Estos tratamientos, descritos en el Apartado 12.3.1,
• Serie 1xxx: Esta familia recoge aleaciones con un con- y denominados de envejecimiento o maduración solo pueden
tenido de aluminio superior al 99 %. En realidad, más aplicarse a las aleaciones de las series 2xxx, 6xxx y 7xxx.
que aleaciones son aluminios de elevada pureza. Aun La relación entre el aluminio y la aeronáutica es tan es-
así, sus aplicaciones son amplias, fundamentalmente trecha que es difícil imaginar que se pudiese haber alcanzado
aprovechando su excelente resistencia a la corrosión y el desarrollo conseguido en esta última sin el uso de dicho
sus elevadas conductividades térmicas y eléctricas. Su material. A modo de ejemplo, en la Figura 1 se presenta la
principal inconveniente es la baja resistencia mecáni- distribución de materiales empleados en la construcción de
ca que presentan. la estructura del colosal avión de pasajeros Airbus A380.
• Serie 2xxx: El principal elemento de aleación de este
conjunto es el cobre, combinado con magnesio en
ciertas ocasiones. Para alcanzar toda su capacidad de
resistencia mecánica (su principal característica), es-
tas aleaciones han de ser tratadas térmicamente. Son
menos resistentes frente a la corrosión que el resto de
aleaciones de aluminio, siendo atacadas preferente-
mente por corrosión intergranular (Capítulo 23).
• Serie 3xxx: El manganeso es el elemento de aleación
mayoritario. Estas aleaciones tan solo tienen un 20 %
más de dureza que el aluminio puro, debido a que por-
© Ediciones Paraninfo
87
Capítulo 12 Diagramas de equilibrio de interés tecnológico
ciones la 2 024 (Al-Cu) y la 7 075 (Al-Zn). Ambas fueron ini- la mejoría de las propiedades y el carbono (bien es cierto que
cialmente desarrolladas en la década de los años 1940, pero ya en la segunda mitad del siglo XVIII los suecos Torbern
han sido mejoradas sucesivamente con nuevas versiones Olor Bergman, Carl Wilhelm Scheele y Sven Rinman, habían
como, por ejemplo, la 7 085. Junto a estas nuevas aleaciones descrito una supuesta relación entre el Fe y grafito para tratar
aparece el glare (GLAss REinforced), material híbrido com- de explicar la diferencia entre hierro, acero y fundiciones).
puesto de una aleación de aluminio y de resinas poliméricas Otros 25 años tuvieron que transcurrir hasta que el alemán
(usualmente epoxy) reforzadas con fibra de vidrio, que son Carl Johann Bernhard Karsten estableció la diferencia entre
laminados de manera conjunta formando multicapas; una el carbono y el grafito en los materiales férreos, estableciendo
disposición que le confiere alta resistencia al desgaste, al im- la posibilidad de que el carbono se presentara bajo la forma
pacto y a la corrosión. A diferencia de otros materiales híbri- de grafito, de carburos o en solución sólida.
dos, las piezas de este material pueden ser reparadas usando Desde finales del siglo XIX diversos autores se afanaron
las mismas técnicas empleadas para el aluminio. en explicar la interacción entre los mencionados elementos
No puede terminarse esta muy breve inmersión en las químicos. Fue precisamente para clarificar estas interaccio-
aleaciones de aluminio, sin mencionar las aleaciones de Al- nes para lo que comenzaron a utilizarse ciertos diagramas o
Li, desarrolladas a finales de la década de 1980 y que pre- dibujos, que constituyen los primeros esbozos del diagrama
sentan como novedad una muy apreciable disminución en Fe-C.
la densidad (2.54 g/cm3 frente a los 2.7 g/cm3 del aluminio Inicialmente se trató de explicar aspectos particulares de
puro), así como un aumento en su módulo elástico, con res- la relación entre Fe y C, como el estudio llevado a cabo en
pecto a las aleaciones de aluminio convencionales. Actual- 1868 por el ruso Dmitry Chernov, que fue el primero en cla-
mente se trabaja ya sobre la tercera generación de aleaciones rificar algo de vital importancia para futuras investigaciones:
Al-Li, superando las limitaciones iniciales de baja tenacidad la existencia de temperaturas críticas a las cuales se producían
y apostando por la incorporación de nuevos elementos de ciertas transformaciones de fase. Entre las transformaciones
aleación y tratamiento termomecánicos. Además, estas nue- que detectó está la que ahora llamamos transformación eu-
vas aleaciones pueden soldarse, lo que abre nuevas perspec- tectoide y la transformación de ferrita a austenita. También
tivas para su empleo en fuselajes de aviones. estudió con cierto detalle regiones reducidas del diagrama,
El comprensible conservadurismo de la industria aero- realizando procesos de carburación y analizando el conte-
náutica hace que los nuevos materiales desarrollados tarden nido de C en función de la temperatura (que aún no podía
años hasta que llegan (si lo hacen antes de ser desbancados ser medida con exactitud, lo que daba lugar a considerables
por otros) a las aeronaves. En los laboratorios de investiga- errores).
ción se sigue trabajando sobre estas nuevas aleaciones para Uno de los primeros estudios del diagrama en coorde-
asegurar que todas sus propiedades superan los rigurosos lí- nadas temperatura-composición (tal como ahora lo conoce-
mites técnicos y de seguridad aérea establecidos. mos) fue llevado a cabo por el alemán Mannesmann hacia
1879. Su trabajo delimitó de forma definitiva la zona ferríti-
ca del diagrama, como la mostrada en la Figura 1.
Adenda
Evolución histórica del diagrama
de equilibrio de los aceros
Es un hecho bien conocido desde hace muchos siglos que
ciertos procedimientos de fabricación (su orden y sus con-
diciones) son capaces de producir mejoras en las propieda-
des del hierro. Sin embargo, no fue hasta hace poco tiempo,
cuando se supo con certeza que ciertas mejoras eran debidas
al efecto del carbono.
Ya en 1722, el francés René Antoine Ferchault de Réau-
mur, al estudiar mediante microscopía las superficies de frac-
tura de ciertas piezas de acero, puso de manifiesto que es la
© Ediciones Paraninfo
88
La escala microscópica de los materiales Bloque 2
1886 y 1896, el inglés Sir William Chandler Roberts-Austen diagrama). Pero también estableció la línea E-H, para expli-
(en su honor se le da el nombre a la conocida austenita), tras car la formación de cementita en la región aBC-EH, donde
conseguir curvas de enfriamiento desde altas temperaturas, según él, el Fe reaccionaba con el grafito para dar lugar a car-
publicó en 1897 el primer diagrama que de algún modo pue- buro de hierro. No le faltaron detractores a esta conclusión,
de recordarnos al que hoy día conocemos (Figura 2). y en el mismo año 1900, Alfred Stansfield, además de clari-
En 1898, el alemán Hanns Jüptner Von Jonstorff publicó ficar ciertos puntos del diagrama, mostró su disconformidad
una nueva versión en la que discriminaba entre las distintas con el mecanismo de formación de la cementita para altos
fases de un modo más claro, y un año después, de nuevo contenidos de C defendido por Roozeboom.
Roberts-Austen logró completar su diagrama incluyendo las En 1904, Sir Henry Cort Harold Carpenter y B. F. E. Ke-
distintas fases. eling probaron experimentalmente la existencia de la línea
a-b, que previamente había asumido Roozeboom. En el mis-
mo año, el alemán Friedrich Emil Heyn logró explicar la ten-
dencia a la solidificación en condiciones metaestables para
bajos contenidos de C y en condiciones estables para altos
contenidos de C, estableciendo, por tanto, la existencia del
doble diagrama de Fe-C (Figura 4). Bastaron estos mismos
cuatro años para que el propio Roozeboom diese la razón a
Standsfield y retirase su visión sobre la formación del carbu-
ro de hierro, eliminando el grafito de la conflictiva región.
Figura 2
89
Capítulo 12 Diagramas de equilibrio de interés tecnológico
y F. Goerens definieron por primera vez la existencia de la En 1929 se reunieron muchos de los datos conocidos en
transformación peritéctica del diagrama (Figura 5), si bien la una publicación por Karl Daeves, y en 1932, Friedrich Kör-
identificación de la transformación se retrasaría hasta 1917 y ber y Willy Oelsen publicaron una versión basada en cálcu-
contó con la ayuda de Hurtler. los experimentales y termodinámicos.
En 1936, el estadounidense de origen ruso Samuel
Epstein parece demostrar fuera de toda duda la existencia
del doble diagrama metaestable y estable, si bien sigue sin
poderse cuantificar claramente la variación de uno a otro. La
zona de la transformación peritéctica es detallada en 1937
por Frank Adcock.
A partir de la década de 1950 puede decirse que el dia-
grama ya no guardaba grandes secretos, y los trabajos
subsiguientes se dirigieron a determinar cada vez más exac-
tamente las temperaturas, líneas y puntos del mismo, para lo
que nuevas técnicas experimentales entraron en juego. Pue-
de destacarse la publicación en 1955 de Mats Hillert, que
estableció una diferencia de 10 ºC entre las líneas eutécticas
del diagrama estable y metaestable, la de Theo Heumann y
Joseph Grosse-Wördermann en 1959, o la de M.G. Benz y
J.F. Elliott en 1961, que determinaron detalladamente, por
Figura 5
primera vez, las composiciones de los diversos puntos del
diagrama a las que actualmente estamos acostumbrados.
© Ediciones Paraninfo
90